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  1. 1. REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL DE LOS LLANOS CENTRALES “RÓMULO GALLEGOS” DECANATO DE POSTGRADO DOCTORADO EN CIENCIAS DE LA EDUCACION EXIGENCIAS PARA UNA ENSEÑANZA ACERTADA Autor: Roberto Zamora H. Mediador: Dr. Freddy Nieves Sequera SAN JUAN DE LOS MORROS, DICIEMBRE DE 2007
  2. 2. 2 INDICE GENERAL INTRODUCCION ………………………………………………… 3 Algunas Reflexiones sobre la Ética del Educador ………………….. El Aprendizaje y la Enseñanza ……………………………………... Exigencias para una Enseñanza Acertada (Inicio) …………… El significado de la Enseñanza ……………………………………... Exigencias para una Enseñanza Acertada (Continuación) …… La enseñanza como práctica exclusivamente humana ……………... Exigencias para una Enseñanza Acertada (Final) ……………. CONCLUSIONES ………………………………………………….. MATERIALES DE REFERENCIA ………………………………... 4 5 7 13 14 21 21 31 34
  3. 3. 3 INTRODUCCION El mejoramiento del proceso de enseñanza aprendizaje, exige mucho más que la permanente preparación del docente desde el punto de vista científico. Efectivamente, al considerar a la educación como un proceso estrictamente humano, es necesario abordar además de la transferencia de saberes, una serie de aspectos vinculados con la actuación del educador y que requieren más que su conocimiento, su comprensión y su práctica. En ese sentido, el estudio de las exigencias para lograr una enseñanza acertada, comprende el tratamiento de algunas cualidades que debe desarrollar el docente, dentro de las cuales destacan el rigor metódico, enseñar con el ejemplo, propiciar una relación dialógica con los alumnos, el respeto de la autonomía del ser de los estudiantes como expresión ética, el estímulo de la curiosidad ingenua hacia un nivel epistemológico, la concepción de la enseñanza que trasciende la simple transferencia de conocimientos, entre otras. Por ello, a través de la siguiente investigación documental se plantea tanto la revisión como el análisis de esos requisitos para que la práctica educativa sea acertada, partiendo del binomio docencia-discencia, pasando por el verdadero significado de la enseñanza, hasta llegar al estudio de ésta como una especificada humana. Finalmente, se ofrecen algunas consideraciones concluyentes en el intento de mostrar una visión particular del material consultado, así como facilitar al lector la comprensión sobre el tema desarrollado.
  4. 4. 4 ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LA ÉTICA DEL EDUCADOR Una de las condiciones inherentes e indiscutiblemente indispensables a la naturaleza y convivencia de los seres humanos se encuentra representada en lo que Freire (1997) ha llamado la “ética universal del ser humano” (p.19). De allí que, para el autor arriba citado, tal condición se evidencia en conductas ajustadas a la moral, no discriminatorias, la responsabilidad en las acciones y opiniones, entre otras. Empero, el comportamiento ético del ser humano, no significa en modo alguno asumir actitudes pervertidas que confunden la pureza con el puritanismo o la moral con un moralismo hipócrita; ya que “al sujeto ético no le es posible vivir sin estar permanentemente expuesto a la transgresión de la ética” (Freire, 1997, p. 19). Sin embargo, esta exposición a violentar la ética no es un derecho y en consecuencia, debe constituir solo una posibilidad contra la cual se debe luchar incansablemente Así pues, resulta imposible, verbigracia en el ámbito educativo, que el educador, cuya función formadora trasciende el adiestramiento de sus alumnos en el desempeño de destrezas, pueda escapar de la rigurosidad ética, en razón de tratarse de una necesidad intrínseca a la práctica educativa. En tal sentido, para un educador la ética universal implica por ejemplo, al expresar acuerdo o desacuerdo con una opinión o tendencia asumida por un autor determinado, una posición razonada y crítica pero con respeto y lealtad, libre de mentiras producto de su malestar personal o antipatía, es decir, que el docente debe exhibir una conducta en la cual se identifica un vínculo indisoluble entre su preparación científica y su rectitud ética. Además, la ética del educador conlleva un sentido de responsabilidad de su rol que surge como producto de su presencia en el mundo, en el cual si bien es cierto se trata de un ser condicionado por variables de índole genética, cultural y social, no significa que su futuro sea determinado e inexorable y que frente a él y la realidad social, nada se puede hacer.
  5. 5. 5 Por el contrario, en mi opinión, debe asumirse la concepción de un docente que entiende y así lo transmite a sus alumnos, la posibilidad de actuar y modificar la realidad educativa, trascendiendo el adiestramiento técnico hacia una auténtica formación de un hombre provisto de ética universal. EL APRENDIZAJE Y LA ENSEÑANZA De acuerdo con Freire (1997), a pesar que no existe enseñanza sin aprendizaje y viceversa, el acto de aprender surgió antes que el enseñar, pues fue solo a través del aprendizaje social, que hombres y mujeres descubrieron no solo la importancia de la enseñanza, sino también la necesidad de buscar diferentes formas o métodos de enseñar. En efecto, a partir de la afirmación anterior se desprende una percepción compleja de la realidad educativa enunciada sistemáticamente en las expresiones recursivas: a) “no hay docencia sin discencia”, b) “quien forma se forma y re-forma al formar y quien es formado se forma y forma al ser formado”, c) “quien enseña aprende al enseñar y quien aprende enseña al aprender” (p. 25). Así, en atención a estos postulados, no puede admitirse una enseñanza que no permite posteriormente al educando, recrear o rehacer aquello que le fue enseñado, pues tal situación conlleva a pensar que lo enseñado no fue realmente aprendido por el alumno, en razón que “enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades de su producción o de su construcción” (Freire, 1997, p. 24). No obstante, una enseñanza acertada requiere de un educador problematizador que insiste en desarrollar en sus alumnos la comparación, repetición, comprobación, la duda rebelde, la curiosidad, entre otras condiciones. Ciertamente, la primera de las vertientes anteriores, se identifica con la llamada Educación Bancaria, que según Calzadilla y Cortes (2007), es aquella
  6. 6. 6 en que la enseñanza en la cual “la contradicción oprimido-opresor es mantenida y estimulada ya que no existe liberación superadora posible. El educando es solo un objeto en el proceso y padece de manera pasiva la acción de su educador” (p. 145). Recipiente Asistencialismo Adaptación Antidialógico del Educando Por el contrario, la segunda tendencia se refiere a la Educación Problematizadora, definida como aquella que: Permite al educando y al educador la participación activa en el proceso de educarse partiendo del diálogo de saberes donde están presentes la reflexión y la acción como elementos que permitirán a los educandos el descubrimiento y estudio de la realidad, como investigadores críticos en diálogo con el educador o la educadora, quien a su vez es un investigador crítico. (Calzadilla y Cortes, 2007, p.p 145-146) Conocimiento Hombres en relación Reflexión, descubrimiento de la realidad al mundo Educador Sujeto Activo Educando Objeto Pasivo Depósito/Donación Conocimiento Ignorancia Educador Educando Se educan mutuamente Diálogo
  7. 7. 7 Por las razones que preceden, en opinión de quien expone, desde el punto de vista del aprendizaje, es necesario permitir al alumno la construcción o producción de los conocimientos, mientras que en lo atinente a la enseñanza, se requiere más que un transmisor de saberes (enseñanza bancaria), un docente que además de permitir la posibilidad de construcción de conocimientos por parte de sus alumnos, estimule impetuosa y permanentemente la curiosidad crítica y la duda de éstos (enseñanza problematizadora). Exigencias para una Enseñanza Acertada (Inicio) Para Freire (1997), el logro de una enseñanza acertada, implica el cumplimiento de una serie de exigencias para una práctica educativa-crítica: Rigor Metódico Esta exigencia inicial, implica que la necesaria aproximación de los estudiantes a los objetos cognoscibles, presupone un rigor metódico que trasciende el tratamiento superficial del objeto o del contenido, en busca de un aprendizaje crítico. No obstante, cumplir con tal exigencia solo es posible desde la perspectiva de Freire (1997) a través de la docencia-discencia creadora, instigadora, inquieta, rigurosamente curiosa, humilde y persistente, permitiendo así que los educandos se vayan “transformando en sujetos reales de la construcción y de la reconstrucción del saber enseñado, al lado del educador, igualmente sujeto del proceso” (p. 28). En consecuencia, se trata de un educador que no se limita a enseñar contenidos de un programa en forma mecánicamente memorizadora, sino que por el contrario se esmera en enseñar a pensar acertadamente. Empero, únicamente puede enseñar a pensar acertadamente, quien piensa acertadamente, por lo que el docente requiere ubicarse siempre al lado de la pureza, pero lejos de los llamados demonios del puritanismo y sus nefastas
  8. 8. 8 consecuencias, las cuales son descritas por Castillo (2006) en los siguientes términos: 1. El puritano se centra en sí mismo, en su lucha interior y en su anhelo de purificación, para conseguir la paz que proporciona la pureza inmaculada del alma que no se deja contaminar por lo sensual. 2. El puritano antepone la pureza a las relaciones con los demás. De forma que, si para asegurar su fidelidad a las costumbres puras, es necesario denunciar, humillar o hundir a un semejante, el buen puritano no duda en hacerlo. 3. El puritanismo desarrolla enormemente todo lo que se relaciona con la castidad, al tiempo que inhibe la preocupación por la justicia y el sufrimiento en el mundo. De lo anterior se desprende que un docente puritano, centrado en su obsesión y lucha interior por la purificación, antepone su anhelo personal de pureza a las esenciales relaciones con sus estudiantes dentro del proceso de enseñanza. Además, el pensar acertadamente como requisito de una enseñanza acertada supone no solo proporcionar al educando las experiencias que le permitan conocer que está en el mundo y con el mundo, sino de su posibilidad de conocer el mundo e intervenir significativamente en él, lo cual abarca no solo la enseñanza y aprendizaje del conocimiento que ya existe sino que abarca la producción del conocimiento que no existe aún. Investigación Esta segunda exigencia posee importancia cardinal tanto para lograr un docente capaz de pensar acertadamente como para la enseñanza misma en sentido amplio.
  9. 9. 9 Así pues, el hecho de considerar la indagación y búsqueda como parte de la naturaleza de la práctica docente, exige un educador que por ser docente se perciba a sí mismo como investigador. De allí que, Freire (1997) expresa a través de una tetralogía recursiva el estrecho vínculo entre enseñanza e investigación: 1. Mientras enseño continúo buscando, indagando. 2. Enseño porque busco, porque indagué, porque indago y me indago. 3. Investigo para comprobar, comprobando intervengo, interviniendo educo y me educo. 4. Investigo para conocer lo que aún no conozco y comunicar o anunciar la novedad. Sin embargo, al decir del autor arriba citado, pensar acertadamente requiere de la evolución de la curiosidad, la cual es en principio ingenua y que posteriormente se hace cada vez más metódicamente rigurosa hasta llegar a la “curiosidad epistemológica” (p. 31). Respeto por los Alumnos La enseñanza acertada debe llevar implícito un escrupuloso respeto por los saberes que poseen los estudiantes, además de motivarlos a la búsqueda de las relaciones que dichos saberes guardan con los contenidos a desarrollar. Asimismo, es necesario propiciar la discusión de los vínculos entre los conocimientos curriculares fundamentales para los alumnos y la experiencia social que los mismos poseen. No obstante, en mi humilde criterio, debo disentir del planteamiento que al respecto expresa Freire (1997) al señalar el deber de respetar los saberes con que llegan los educandos, “sobre todo los de las clases populares” (p. 31) puesto que tal conducta a favor de algunos, además de estar reñida con la ética, conduciría a una inaceptable discriminación, que en Venezuela conculcaría el derecho de igualdad y no discriminación contemplado en el
  10. 10. 10 artículo 21 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999). Crítica La curiosidad, representa un aspecto fundamental a desarrollar en los alumnos para lograr una enseñanza acertada. Sin embargo, debe tratarse de una curiosidad que transita de la ingenuidad a la criticidad hasta configurarse como una curiosidad epistemológica, sin la cual no existiría la creatividad y que se orienta hacia la indagación y búsqueda necesarias para la construcción y reconstrucción del conocimiento. Ahora bien, en razón que dicho tránsito de la curiosidad ingenua a la epistemológica, insatisfecha e indócil no se produce en forma automática, es deber del educador problematizador, propiciar un ambiente favorable para su desarrollo como vía para enfrentar la irracionalidad que pueda generarse dentro de una sociedad global altamente tecnificada. Estética y Ética De acuerdo con las ideas de Freire (1997), solo es posible transitar de la curiosidad ingenua a la crítica en busca de una enseñanza acertada, al actuar ajustados a la belleza y a la decencia, pues no se puede concebir un pensamiento acertado al margen de los principios éticos y estéticos. En efecto, el carácter formador como elemento fundamentalmente humano de la práctica educativa, podrá alcanzarse únicamente por medio de un proceso educativo que va más allá del adiestramiento técnico, configurando una enseñanza eminentemente ética e impregnada de belleza, en razón que “educar, es sustantivamente, formar” (Freire, 1997, p. 35).
  11. 11. 11 Identidad entre las Palabras y el Ejemplo El pensamiento acertado, como fundamento de una enseñanza acertada, exige identidad entre lo que se dice y lo que se hace (coherencia), pues pensar acertadamente es hacer acertadamente. Por ejemplo, de nada valdría que un docente se esmere en la enseñanza de las normas fundamentales del tránsito terrestre, como parte de la formación ciudadana, si al conducir su vehículo vulnera flagrantemente las disposiciones legales sobre la materia. En este caso, jamás podría llegar a considerarse como una enseñanza acertada, en virtud que la práctica lejos de ratificarla la desdice. Riesgo, asunción de lo nuevo y no discriminación En realidad se trata de tres exigencias de la enseñanza acertada. En primer lugar, un docente comprometido con dicho propósito no se entumece alrededor de un paradigma; por el contrario debe tomar el riesgo que caracteriza el dilema entre asumir lo nuevo o conservar lo viejo. No obstante, lo nuevo no puede ser admitido por el solo hecho de su novedad y desechando lo viejo solo en razón de su cronología, ya que éste último continúa siendo nuevo, en tanto conserve su validez o “encarna una tradición o marca una presencia en el tiempo” (Freire, 1997, p. 37). Asimismo, enseñar acertadamente requiere desprenderse de cualquier rastro de conductas discriminatorias fundadas en raza, sexo, condición social, religión u otras, pues con ellas se atenta contra el carácter democrático de la enseñanza y la sustantividad del ser humano. Reflexión Crítica sobre la Práctica En una practica docente acertada, el hacer, como expresión inequívoca de la práctica, exige una reflexión crítica, es decir, requiere pensar dialécticamente entre el hacer y el pensar sobre el hacer, debido a que lo
  12. 12. 12 contrario deviene en un saber hecho de experiencia, carente del rigor metódico necesario para desarrollar la curiosidad epistemológica de los estudiantes. Efectivamente, en opinión de quien expone, solo al pensar en forma crítica sobre la práctica de la enseñanza de hoy o la de ayer, podrá ser mejorada la práctica de mañana, porque al percibir y asumir las razones que explican tales enseñanzas, se abre una posibilidad cierta de cambiarlas para mejorarlas. Reconocimiento y asunción de la identidad cultural Para lograr una enseñanza acertada se requiere por una parte, que el docente respete y reconozca la identidad cultural de los estudiantes como miembro de la sociedad y por la otra, que el educando pueda asumirse a si mismo entendiendo que tal asunción no significa en modo alguno la exclusión de los otros. Por ello, un docente problematizador orientado hacia una enseñanza acertada, a través de la curiosidad epistemológica, debe propiciar las condiciones para que sus alumnos experimenten entre sí y conjuntamente con él, más allá del adiestramiento pragmático, las vivencias que les permitan asumirse a si mismos. Ciertamente, asumirse a si mismo exige una constante estimulación del docente, verbigracia el simple gesto a través del cual el profesor deja ver al alumno su satisfacción por las asignaciones cumplidas y que generalmente puede pasar inadvertido para el docente, pero que en el alumno tuvo notable significación, contribuyendo a desarrollar la confianza en si mismo. Sin embargo, es necesario destacar que en el gesto afectuoso el docente expresa su comprensión respecto del “valor de los sentimientos, de las emociones, del deseo, de la inseguridad que debe ser superada por la seguridad, del miedo que, al ser educado, va generando valor” (Freire, 1997, p. 46).
  13. 13. 13 En resumen, es criterio de quien expone, que a través de las primeras nueve exigencias para una enseñanza acertada, Freire, hace referencia a una serie de principios que el docente debe cumplir en la práctica educativa en el marco complejo del binomio docencia-discencia con miras a llevar a los educandos desde su curiosidad ingenua, por medio de la investigación con rigor metódico y reflexión critica, hacia una curiosidad epistemológica, actuando siempre con estricto apego a la ética, respetando a los alumnos, sin discriminación alguna y enseñándolos a través del ejemplo. EL SIGNIFICADO DE LA ENSEÑANZA La creación de un ambiente favorable para la producción o construcción del conocimiento por parte de los alumnos, constituye la tarea indispensable del docente que aprecia con claridad que su labor va más allá de transferir conocimientos. En ese sentido, el discurso que alude a la teoría debe manifestarse a través del ejemplo concreto o práctico de dicha teoría, pues ambas, teoría y práctica, deben marchar tan estrechamente unidas que aparecen como indisolubles. Sin embargo, solo es posible confeccionar el discurso que involucra teoría y práctica como fundamento para que los estudiantes construyan su conocimiento cuando se piensa de manera acertada, por lo que el educador debe estar consciente de que se trata de una tarea difícil, entre otras por las razones siguientes: 1. Por la necesidad que el docente tiene de auto-observarse permanentemente para garantizar el distanciamiento de actitudes que involucren posiciones simplistas, incoherentes y facilistas. 2. Por la importancia que tiene para el docente evadir la rabia que puede conllevar a una forma de pensar equivocada y falsa, manifestada en la
  14. 14. 14 exteriorización de una aparente superioridad al criticar la incompetencia absoluta de otros. 3. Porque requiere de una cualidad esencial como es la humildad que permite al docente reconocer y anunciar sus propias fallas. 4. Porque no puede pensarse y mucho menos enseñarse acertadamente si no existe, como se dijo antes, el rigor metódico que oriente hacia el desarrollo de la curiosidad epistemológica. En ese sentido, es mi criterio que la difícil tarea de pensar de manera acertada como vía para lograr una enseñanza cuyo significado trascienda la simple transmisión de conocimientos, exige un docente capaz de auto- observarse, humilde, con rigor metódico y que evade los sentimientos que, como en el caso de la rabia, pueden hacerlo pensar equivocadamente. Exigencias para una Enseñanza Acertada (Continuación) Atendiendo a la consideración que la enseñanza excede la transmisión de conocimientos y hace referencia a su necesaria producción o construcción por los alumnos, Freire (1997) formuló un segundo grupo de nueve (09) exigencias para una enseñanza acertada: Conciencia del Inacabamiento Este requisito de la enseñanza acertada, progresista, implica que el docente problematizador debe asumir en principio plena conciencia, que en razón del inacabamiento o inconclusión del ser humano, su actitud hacia la enseñanza debe ser la de un aventurero que responsablemente se abre al cambio y acepta lo diferente. En términos semejantes, Arrien (2006) expresa que el derecho a una buena educación es inherente al despliegue natural del hombre y que va perfeccionando su vigencia y realización, por lo que “esta especie de inacabamiento o perfectibilidad propias del ser humano y fundamento de su
  15. 15. 15 educabilidad, hace del derecho a la educación una realidad apuntando siempre a algo más” (p.1). Reconocimiento de ser condicionado En íntima relación con la exigencia anterior, en mi opinión, el reconocimiento que educador y educandos deben hacer por tratarse de sujetos condicionados, surge del hecho de asumirse como seres inacabados, pero que, en razón de la conciencia de tal carácter y que su presencia en el mundo lejos de implicar una simple adaptación constituye una auténtica inserción en él, entienden que existe la posibilidad de superar lo que podría llamarse la situación actual de inacabamiento. Al respecto, Freire (1997) señala que “la conciencia del mundo y la conciencia de sí como ser inacabado inscriben necesariamente al ser conciente de su inconclusión en un permanente movimiento de búsqueda” (p. 57) Efectivamente, tanto la conciencia de ser inacabado, como el reconocimiento de la inconclusión como parte de la naturaleza de la vida misma y fundamento del carácter permanente de la educación, determinan que docentes y estudiantes se insertan necesariamente en un continuo proceso social de búsqueda, en el que al percibirse más como sujetos que como puros objetos, desarrollarán sustancialmente su capacidad de enseñar y de aprender. Por consiguiente, un educador que limita la curiosidad de sus estudiantes y limita su libertad y la capacidad para aventurarse, deviene en un ser lamentable que lejos de formar, persigue la domesticación de sus alumnos. Respeto a la Autonomía del ser del Educando Esta exigencia supone en principio el deber de respeto del docente para sí mismo y que se extiende a sus alumnos, no como un favor, sino como un verdadero imperativo ético, pero que resulta injustamente transgredido, al decir de Freire (1997) en las siguientes situaciones:
  16. 16. 16 1. Por menosprecio a la curiosidad del alumno, así como de otras importantes manifestaciones de su personalidad como su gusto estético, inquietud y lenguaje. 2. Por tratamiento del alumno con ironía, dirigido a minimizarlo ante cualquier indicio de rebeldía. 3. Por eludir el deber: a) De poner límites a la libertad de los alumnos; y b) De enseñar y presenciar respetuosamente la experiencia formadora de sus estudiantes. De allí que, en opinión de quien expone, al cumplir con la exigencia de respeto a la autonomía del ser de sus alumnos, el docente debe ser cuidadoso y distanciarse de dos extremos representados por el autoritarismo que tiende a ahogar la curiosidad y libertad de sus estudiantes, así como por el profesor permisivo que no asume su rol formador. Buen Juicio La autoevaluación que debe realizar de manera permanente el docente respecto de su práctica educativa como vía para perfilar una enseñanza acertada, tiene como fundamento el buen juicio que permite, lejos de asumir un formalismo insensible al requerir de los alumnos el cumplimiento de sus asignaciones, ejercer la autoridad para cumplir con su deber, evidenciada en la toma de decisiones, orientación de actividades y tareas. En tal sentido, es indispensable distinguir en la labor docente la autoridad del autoritarismo, así como la libertad del libertinaje. Sin embargo, para desarrollar el buen juicio se requiere una buena dosis de curiosidad eficaz puesta en práctica a través de la indagación metódica, comparativa, dubitativa y crítica; buen juicio que si bien es cierto no indica con precisión cual es el problema, orienta al docente respecto que resulta evidente que existe “algo que necesita ser sabido” (Freire, 1997, p. 62).
  17. 17. 17 Humildad, Tolerancia y Lucha Estos requerimientos para una enseñanza acertada se vinculan estrechamente con la disposición progresista y la ética del docente. En efecto, la lucha en referencia tiene que ver con la necesaria reivindicación de la labor educativa desde un punto de vista integral de la dignidad docente (tan importante como el respeto a los estudiantes) en el cual destaca el aspecto económico dirigido a hacer menos inmorales los salarios de los educadores (Freire, 1997), pues más que un derecho, luchar en este sentido constituye un deber que no admite temor ni excusas. Por otra parte, en relación con la necesidad de humildad, los educadores deben alejarse de actitudes arrogantes, así como comprender y asumir el papel de la ignorancia (de la cual no escapan) en la búsqueda del conocimiento. Finalmente, respecto de la tolerancia, una enseñanza acertada exige de los docentes, respetar los saberes de los alumnos, además de asumirlos con amor y compromiso por la propia labor docente. Aprehensión de la Realidad A partir de la afirmación que supone la capacidad de aprender como requisito para la enseñanza, se evidencia la necesidad del desarrollo de la habilidad de aprehender la sustantividad del objeto aprendido. Así pues, el estimular la curiosidad de los estudiantes hasta hacerla epistemológica permite no solo la percepción de las cosas tal cual son, sino que facilita el logro de un conocimiento cabal de las mismas, que hace posible la transformación y re-creación de la realidad, trascendiendo como antes se dijo el simple adiestramiento. Por ello, una enseñanza errada en la que el docente se limita a transferir conocimientos y en que el alumno cumple dócilmente con su rol de paciente y
  18. 18. 18 recipiendario, repitiendo obedientemente la lección dada, generando un mal aprendizaje, puede ser reconstruida a través de una practica educativa acertada en la que profesores y estudiantes llegan a ser capaces de aprehender por interacción de dos sujetos; “uno que al enseñar, aprende, otro que, al aprender, enseña” (Freire, 1997). Alegría y Esperanza Ambas, constituyen dos requerimientos de una enseñanza acertada, entendidas como parte del clima o atmósfera favorable que el profesor debe contribuir a generar, siempre a favor de sus alumnos. Al respecto, la alegría de acuerdo con De Leo (2006), puede ser definida como “la complacencia del corazón en un bien al que se siente como verdaderamente propio” (p. 1). De allí que, en criterio del mismo autor: El que ejerce la sublime profesión de la enseñanza debe comprender que la tristeza y el aburrimiento hielan y ahogan las mentes: las reconcentran en sí mismas, matan el gusto por el trabajo, paralizan las mejores actividades, retardan y malogran el nacimiento de los más vigorosos talentos. Mientras que, por el contrario, la alegría, la verdadera alegría, hace florecer, provoca y mantiene la rectitud, el equilibrio y la confianza. Es auxiliar y aliado del educador en la difícil tarea de preparar hombres dignos y valiosos para la sociedad. (p.1) Es por ello, que la enseñanza es concebida según esta tendencia, como un arte dirigido a despertar la curiosidad de los jóvenes y esta solo puede desarrollarse en espíritus felices, por lo que el docente debe inspirar a sus alumnos el gusto, el amor, el placer por el estudio, por medio de la variedad e ingeniosidad de los métodos que emplea, creando un clima de cordialidad en el aula que sin duda redundará en una enseñanza acertada. Por otra parte, en relación con la esperanza, Freire (1997) argumenta que se trata de una especia de ímpetu posible y necesario que forma parte de la
  19. 19. 19 naturaleza humana, ingrediente esencial a través del cual docentes y alumnos aprenden juntos, por lo que representaría una contradicción que un educador progresista que percibe y está consciente de su inacabamiento como ser humano, participando en una constante búsqueda, sin temor a la novedad no esté críticamente esperanzado y que por el contrario se sumerja en la desesperanza. En resumen, considero que un ambiente para la enseñanza en que el docente no muestra ni propicia la alegría, así como la práctica docente que no refleja la búsqueda e indagación fundamentada en la esperanza que no admite un futuro inexorable, no solo afecta la posibilidad de alcanzar una enseñanza acertada, sino que atenta contra la naturaleza humana. Convicción de que el cambio es posible Según este requisito de la enseñanza acertada, cambiar es difícil pero posible, de allí que el docente debe percibir el futuro como un problema, más no como algo inexorable, pues docentes y estudiantes, lejos de ser neutrales son tanto objetos como sujetos de la historia y por lo tanto al insertarse en el mundo, experimentan el poder de decisión, elección e intervención en la realidad. Efectivamente por ejemplo, un acontecimiento futuro e incierto como un evento sísmico, si bien no puede ser eliminado, es posible disminuir los daños que puede causar, gracias a toda la ingeniería desarrollada por el hombre para enfrentarlos. Curiosidad De acuerdo con Freire (1997), al pensar en una enseñanza acertada el docente debe asumir la curiosidad como su piedra fundamental. Además, según el criterio del mismo autor la curiosidad debe considerarse como un derecho de la persona por el cual es un deber luchar.
  20. 20. 20 En ese orden de ideas, es el ejercicio de la curiosidad el que permite la construcción o producción del conocimiento del objeto para su conocimiento cabal, haciéndose más críticamente curiosa y más metódicamente perseguidora del objeto estudiado. Para ello, la curiosidad espontánea “convoca a la imaginación, a la intuición, a las emociones, a la capacidad de conjeturar, de comparar …”, (Freire, 1997, p. 85) avanzando hacia la curiosidad epistemológica. Por ejemplo, un estímulo representado por un ruido, puede propiciar una respuesta curiosa que abarca: a) Observar de donde viene, b) Agudizar el oído, c) Compararlo con otros ruidos antes percibidos, d) Admitir y eliminar hipótesis respecto al origen del ruido. No obstante, en criterio de quien comenta, asumir la necesidad de desarrollo de la curiosidad que avanza hacia su carácter epistemológico no implica que el docente deba descuidar el desarrollo de los contenidos abordados en los momentos explicativos y narrativos de las sesiones de clases con sus estudiantes. Finalmente, cabe destacar que un educador progresista debe entender que sin una curiosidad cada vez más epistemológica, que inquieta y orienta la búsqueda no es posible ni enseñar ni aprender. LA ENSEÑANZA COMO PRÁCTICA EXCLUSIVAMENTE HUMANA La concepción del fenómeno educativo como una especificidad humana, involucra, según el criterio de Freire (1997) un nuevo grupo de nueve (9) saberes o exigencias de una enseñanza acertada.
  21. 21. 21 Exigencias para una Enseñanza Acertada (Final) Seguridad, Competencia Profesional y Generosidad Uno de los elementos esenciales para alcanzar un equilibrio que permita percibir la autoridad del docente sin menoscabar la libertad de los alumnos, es la seguridad de dicha autoridad. En ese sentido, la aludida seguridad se manifiesta a través de indicadores como la firmeza de actuación, de decisión, de respeto de las libertades, de discusión, de autoexamen, entre otras. Por otra parte, la competencia profesional de los educadores implica la necesidad de estudiar y prepararse seriamente con carácter científico, pues si bien es cierto que el éxito de la enseñanza no depende exclusivamente de la preparación científica del docente, la incompetencia profesional descalifica su autoridad y en consecuencia lo hace inseguro al enfrentar su labor de enseñanza. Por último, la enseñanza acertada exige también una buena dosis de generosidad, de humildad y justicia dentro de un clima de respeto que facilita la asunción ética tanto de la autoridad docente como de la libertad de los educandos. En efecto, la actitud arrogante y mezquina del docente conduce a nefastas consecuencias: a) Minimiza la tarea formadora de la autoridad, b) Niega no solo la generosidad sino también la humildad, c) Extermina la creatividad de los alumnos. Compromiso Esta importante exigencia, hace referencia más que al compromiso de preparación constante del docente, a la conjugación de algunos factores dentro de los cuales destacan: 1. Búsqueda de la aproximación a la equivalencia entre el dicho y el hecho.
  22. 22. 22 2. Asumir la ignorancia ante lo desconocido. Sin embargo, el docente debe progresar en su exhaustiva preparación, para que sin necesidad de mentir, pueda dar respuesta satisfactoria a las inquietudes de los alumnos y no limitarse a responder nuevamente: no sé. 3. Manifestar en todo momento a los alumnos el compromiso ético evidenciado al expresarles las capacidades docentes para el análisis, comparación, evaluación, decisión, ruptura, de hacer justicia, de no mentir, entre otras. Al respecto, en mi opinión, el compromiso en referencia a pesar de ser integral, exige que en razón de la permanente preparación académica del docente, la regla general sea la respuesta satisfactoria de la curiosidad del estudiante y solo como excepción se asuma la manifestación de la ignorancia respecto a la pregunta. Comprender que la Educación es una forma de intervención en el mundo Esta exigencia de una enseñanza acertada, resulta de concebir a la Educación como una experiencia específicamente humana que trasciende el conocimiento de los contenidos de un programa. Ciertamente, la posibilidad de que tanto educadores como estudiantes intervengan efectivamente en el mundo, implica que los actores del proceso de enseñanza-aprendizaje no pueden caracterizarse por la neutralidad ante la realidad, muy por el contrario, deben asumir el futuro como problemático pero modificable, en oposición a quienes lo asumen como algo inexorable. Libertad y Autoridad Entre ambos requisitos para una enseñanza acertada, debe evidenciarse un perfecto equilibrio, pues no existe autoridad sin libertad ni libertad sin autoridad.
  23. 23. 23 Sin embargo, en razón de la dificultad de lograr ese equilibrio, el docente debe estar atento al ejercicio de su autoridad para no transformarla en autoritarismo, sin que la falta de aquella a favor de la libertad se haga cómplice del libertinaje en los estudiantes. De allí que, según Freire (1997), la relación entre autoridad y libertad, habida cuenta del respeto que debe prevalecer entre ambas para evitar rupturas que devienen en la hipertrofia de una u otra, representa para el educador un vínculo que genera tensión y contradicción, ya que en ocasiones, cuando el docente se desvía hacia comportamientos autoritarios malinterpreta la libertad como manifestaciones espontáneas de los alumnos, mientras que si la conducta es libertina, juzga como autoritaria cualquier expresión legítima de autoridad. En tal sentido, la libertad debe ser asumida de manera ética en su justa medida, ya que “la libertad sin límite es tan negativa como la libertad asfixiada o castrada” (Freire, 1997, p. 101). Por ello, al asumirse críticamente los límites de la libertad, se incrementa la autoridad para luchar por la libertad. En el mismo orden de ideas, una de las manifestaciones más relevantes del ejercicio legítimo de la libertad, está representada por el derecho a tomar decisiones como requisito esencial para la autonomía. No obstante, debido a que el ejercicio del derecho a decidir conlleva una serie de efectos esperados, poco esperados e inesperados, la decisión debe constituirse en un proceso responsable que permite asumir éticamente sus consecuencias. Así, aprendiendo a decidir tomando decisiones, se construirá paulatinamente la autonomía, pues nadie es autónomo primero para luego decidir. En consecuencia, es mi criterio que, una enseñanza acertada, requiere generar un clima de respeto al ejercicio legítimo de la autoridad docente, sin menoscabo de la libertad como fundamento para la toma de decisiones de
  24. 24. 24 manera ética y responsable que conduzca hacia la construcción de la autonomía de los alumnos. Toma Consciente de Decisiones El derecho a tomar decisiones como parte del ejercicio de la libertad, tiene como fundamento la concepción de la educación como especificidad humana a través de la cual el hombre interviene en el mundo. Sin embargo, en mi opinión, debe tratarse de decisiones conscientes en cuanto al acto deliberado, verbigracia, de respeto y estimulo de la libertad de los alumnos, para la formación de su autonomía; así como la imposibilidad de asumir una posición de neutralidad que se aleja de una intervención efectiva en el mundo, pues si bien es cierto que desde su cátedra el docente no puede transformar el mundo, puede llevar a la convicción de sus estudiantes que es posible cambiar. Saber Escuchar Uno de los importantes requisitos para lograr una enseñanza acertada está representado por el saber escuchar. En efecto, un educador democrático y progresista actúa en la comunicación con sus alumnos horizontalmente y no desde arriba, pues es escuchando como puede aprender a hablar con ellos, lo cual se constituye a su vez en exigencia para una relación dialógica entre docente y discente. En ese sentido, Freire (1997) plantea una serie de orientaciones para el reconocimiento del docente que sabe escuchar, recogidas en lo que puede llamarse el “Decálogo de quien sabe escuchar”: 1. Quien escucha debe tener la capacidad de controlar no solo la necesidad de decir su palabra sino el gusto de expresarla. 2. Quien tiene algo que decir tiene tanto el derecho como el deber de decirlo.
  25. 25. 25 3. Quién tiene algo que decir debe saber que no es el único que tiene algo que decir. 4. Lo que alguien tiene que decir, por importante que sea, no es la verdad esperada por todos. 5. Quien tiene algo que decir debe motivar a quien escucha para que responda. 6. Quien aprende a hablar escuchando experimenta el silencio intermitente de quien hablando calla para escuchar a quien, silencioso y no silenciado habla. 7. Quien escucha a sus alumnos en sus dudas, sus temores y su incompetencia provisional lejos de hablar a ellos aprende a hablar con ellos. 8. Quien escucha no disminuye en nada su capacidad de ejercer el derecho de disentir, de oponerse o asumir una posición. 9. Quien escucha debe tener la virtud de aceptar y respetar las diferencias. 10. Quien escucha debe admitir el discurso producto de una estructura de pensamiento diferente a la suya. Así pues, un docente que enseña acertadamente no solo se esfuerza por describir claramente la sustantividad del contenido para que sea grabado por el alumno, sino que lo incita para que a través de los materiales suministrados y orientaciones sugeridas, construya la comprensión del objeto en lugar de recibirla íntegramente del educador. Ciertamente, en mi criterio, correlativamente al deber del docente de saber escuchar, surge para los alumnos el derecho a ser oídos en su curiosidad y sus dudas como única vía para materializar la relación dialógica necesaria para una enseñanza acertada.
  26. 26. 26 Reconocer que la Educación es Ideológica Uno de los saberes indispensables para el docente progresista es el reconocimiento del carácter ideológico de la práctica educativa, a través de la cual se pretende encubrir la verdad de los hechos, opacando la realidad e inficionando a los educadores de miopía y sordera que facilite la aceptación de una determinada situación o modelo y en consecuencia de su sometimiento a él. De allí que, el docente para una enseñanza acertada debe “estar consciente del poder del discurso ideológico, comenzando por el que proclama la muerte de las ideologías” (Freire, 1997, p. 126), en razón de la naturaleza ideológica del propio discurso que habla de la muerte de las mismas. En efecto, el discurso ideológico constituye un constante peligro que trata de aletargar la mente del docente, generar una confusión de la curiosidad y distorsionar la percepción de los hechos y acontecimientos, persiguiendo como fin su sometimiento. Disponibilidad para el Diálogo Para los educadores progresistas resulta esencial mostrar evidencias de su disponibilidad para el diálogo. Empero, ésta exige una disponibilidad para la realidad como requisito para construir su seguridad, pues según Freire (1997), “es imposible vivir la disponibilidad para la realidad sin seguridad” (p. 129). No obstante, se trata de una seguridad con fundamento en que se conocen algunas cosas así como se ignoran otras; que se puede conocer mejor lo que ya se sabe y conocer lo que aún se ignora; que la inconclusión e ignorancia asumidas abre el camino para el conocimiento y lo dispone curiosamente hacia la vida; que el desconocer algo lejos de avergonzar, facilita el aprendizaje. Por ello, solo los docentes revestidos de seguridad y de disponibilidad para la realidad estarán en capacidad de manifestar la disponibilidad para una
  27. 27. 27 relación dialógica con sus alumnos, como exigencia para enseñar acertadamente. Al respecto Pacca, Lopes y Villani (2000), expresan que la competencia dialógica del docente, fundamental para el proceso de enseñanza aprendizaje se refiere a la “capacidad de establecer y conducir una interacción personal con sus alumnos, llevándolos a envolverse en el proceso de aprendizaje y a una posición personal autónoma frente al conocimiento científico” (p. 2). Por su parte, Castellano (2006) manifiesta que es necesario entender el proceso de aprendizaje como “una relación dialógica, en la cual ambas partes aprenden permanentemente mediante un encuentro de saberes entre profesores y estudiantes, de los estudiantes entre sí, de los profesores entre sí y de todos con el contexto (p.4). Además, dentro de las características más resaltantes de este tipo de relación para la enseñanza, al decir de la autora arriba citada, se encuentran: 1. Es una relación no autoritaria ni jerárquica, mediante la cual se muestran experiencias, habilidades, actitudes, aptitudes y niveles de conocimientos diferentes, todos con apreciable valor para fines educativos. 2. La pluralidad de dimensiones se valora como interacción cultural basada en el reconocimiento de las diferencias, como fundamento para la no exclusión. 3. Los sujetos de la relación se conciben como seres capaces de transformarse permanentemente en ella y mediante el encuentro interactivo con sus entornos. 4. Se reconoce que es posible tener una relación distinta con el saber, que no sea instrumental ni externa, y que permita darle sentido de formación integral a los procesos de pensamiento, habla y acción. 5. Se desarrolla durante el encuentro entre las partes, capacidades para escuchar, conversar, expresarse en forma oral, escrita y gestual, hacerse
  28. 28. 28 preguntas, reflexionar, repensar y en síntesis aprender a aprender y desaprender. 6. Este proceso interactivo requiere reconocer que todos tenemos el intelecto necesario para aprender a lo largo de la vida, y ese potencial radica en la creatividad, que es uno de los pilares básicos de cualquier práctica que se precie de ser innovadora y transformadora, pues la creatividad es la dimensión que ayuda a hacernos y rehacernos como sujetos en el contacto y el encuentro con los otros, no se refiere solamente a la vida individual, sino a la comunitaria. Efectivamente, es mi opinión, que muchas de las exigencias estudiadas a lo largo del presente informe, convergen en el requisito de que se materialice, (para la enseñanza acertada) una relación dialógica que permita llegar más allá de la simple transferencia de conocimientos sobre los contenidos de un programa de estudio, verbigracia el saber escuchar, el respeto por la autonomía del ser de los alumnos y sus saberes, humildad y tolerancia, entre otras. Querer Bien a los Educandos La concepción de la Educación como práctica específica del ser humano, conduce a que los docentes deben querer bien tanto a los educandos como a la práctica educativa en la cual se desenvuelven, sin ningún temor a expresar tales sentimientos de afecto. En ese sentido, es necesario aclarar que la afectividad no puede ser excluida de la cognoscibilidad, pero tampoco puede asumirse que los afectos conlleven una transgresión a la ética perturbando el ejercicio de la autoridad docente, por el cariño experimentado por uno u otro alumno. Por consiguiente, en el criterio de Freire (1997) la enseñanza sin alegría y sin querer bien a los alumnos, como manifestaciones de la llamada vocación, suprimiendo sentimientos, emociones y deseos; pierde todo sentido y se transformaría en una experiencia fría, carente de alma.
  29. 29. 29 Finalmente, debo señalar que suscribo plenamente la afirmación, según la cual no se es mejor docente por la severidad mostrada en su clase, ni por la complacencia y falta de autoridad, ni por la excelencia evidenciada de su enseñanza vertical; por el contrario ser un docente acertado depende de la disponibilidad para generar una relación dialógica a través de la cual en el ejercicio legítimo de la autoridad y respetando la libertad de los estudiantes, como requisitos para la propia construcción de su conocimiento en una enseñanza caracterizada por la horizontalidad de la comunicación docente- alumno. Además, como colofón del estudio, se ofrece en la siguiente figura una representación de la complejidad de las exigencias para una enseñanza acertada, tomando como referencia el trabajo de Freire sobre “Pedagogía de la Autonomía” en el marco de la docencia-discencia, el significado de la enseñanza y el carácter específicamente humano de ésta.
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  31. 31. 31 CONCLUSIONES Luego de culminar el estudio relativo a las exigencias para una enseñanza acertada, resulta pertinente formular las siguientes afirmaciones: 1. Es necesario asumir la concepción de un docente que entiende y así lo transmite a sus alumnos, la posibilidad de actuar y modificar la realidad educativa, trascendiendo el adiestramiento técnico hacia una auténtica formación de un hombre provisto de ética universal. 2. Desde el punto de vista del aprendizaje, es necesario permitir al alumno la construcción o producción de los conocimientos, mientras que en lo atinente a la enseñanza, se requiere más que un transmisor de saberes (enseñanza bancaria), un docente que además de permitir la posibilidad de construcción de conocimientos por parte de sus alumnos, estimule impetuosa y permanentemente la curiosidad crítica y la duda de éstos (enseñanza problematizadora). 3. Pensar acertadamente como requisito de una enseñanza acertada supone no solo proporcionar al educando las experiencias que le permitan conocer que está en el mundo y con el mundo, sino de su posibilidad de conocer el mundo e intervenir significativamente en él, lo cual abarca no solo la enseñanza y aprendizaje del conocimiento que ya existe sino la producción del conocimiento que no existe aún. 4. Parece imprudente admitir el planteamiento de Freire según el cual deben respetarse los saberes con que llegan los educandos, “sobre todo los de las clases populares”, puesto que tal conducta a favor de algunos, además de estar reñida con la ética, conduciría a una inaceptable discriminación, que en Venezuela conculcaría el derecho de igualdad y no discriminación
  32. 32. 32 contemplado en el artículo 21 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999). 5. El pensamiento acertado, como fundamento de una enseñanza acertada, exige identidad entre lo que se dice y lo que se hace (coherencia), pues pensar acertadamente es hacer acertadamente. 6. Solo al pensar en forma crítica sobre la práctica de la enseñanza de hoy o la de ayer, podrá ser mejorada la práctica de mañana, porque al percibir y asumir las razones que explican tales enseñanzas, se abre una posibilidad cierta de cambiarlas para mejorarlas. 7. La difícil tarea de pensar de manera acertada como vía para lograr una enseñanza cuyo significado trascienda la simple transmisión de conocimientos, exige un docente capaz de auto-observarse, humilde, con rigor metódico y que evade los sentimientos que pueden hacerlo pensar equivocadamente. 8. Asumir la necesidad de desarrollo de la curiosidad que avanza hacia su carácter epistemológico no implica que el docente deba descuidar el desarrollo de los contenidos abordados en los momentos explicativos y narrativos de las sesiones de clases con sus estudiantes. 9. El reconocimiento que educador y educandos deben hacer por tratarse de sujetos condicionados, surge del hecho de asumirse como seres inacabados, pero que, en razón de la conciencia de tal carácter y que su presencia en el mundo lejos de implicar una simple adaptación constituye una auténtica inserción en él, entienden que existe la posibilidad de superar lo que podría llamarse la situación actual de inacabamiento. 10. Al cumplir con la exigencia de respeto a la autonomía del ser de sus alumnos, el docente debe ser cuidadoso de distanciarse de dos extremos representados por el autoritarismo que tiende a ahogar la curiosidad y libertad de sus estudiantes, así como por el profesor permisivo que no asume su rol formador.
  33. 33. 33 11. Un ambiente para la enseñanza en que el docente no muestra ni propicia la alegría, así como la práctica docente que no refleja la búsqueda e indagación fundamentada en la esperanza que no admite un futuro inexorable, no solo afecta la posibilidad de alcanzar una enseñanza acertada, sino que atenta contra la naturaleza humana. 12. La regla general debe ser la respuesta satisfactoria de la curiosidad del estudiante y solo como excepción, la manifestación de la ignorancia respecto a la pregunta. 13. Es necesario generar un clima de respeto al ejercicio legítimo de la autoridad docente, sin menoscabo de la libertad como fundamento para la toma de decisiones de manera ética y responsable que conduzca hacia la construcción de la autonomía de los alumnos. 14. Correlativamente al deber del docente de saber escuchar, surge para los alumnos el derecho a ser oídos en su curiosidad y sus dudas como única vía para materializar la relación dialógica necesaria para una enseñanza acertada. 15. Es necesario materializar, (para la enseñanza acertada) una relación dialógica que permita llegar más allá de la simple transferencia de conocimientos sobre los contenidos de un programa de estudio, verbigracia el saber escuchar, el respeto por la autonomía del ser de los alumnos y sus saberes, humildad y tolerancia, entre otras. 16. No se es mejor docente por la severidad mostrada en su clase, ni por la complacencia y falta de autoridad, ni por la excelencia evidenciada de su enseñanza vertical; por el contrario ser un docente acertado depende de la disponibilidad para generar una relación dialógica a través de la cual en el ejercicio legítimo de la autoridad y respetando la libertad de los estudiantes, como requisitos para la propia construcción de su conocimiento en una enseñanza caracterizada por la horizontalidad de la comunicación docente- alumno.
  34. 34. 34 MATERIALES DE REFERENCIA Arrien, J. (2006). El Derecho a la Buena Educación. [Documento en Línea]. Disponible:http://impreso.elnuevodiario.com.ni/2006/04/09/opinion [Consulta: 2007, Noviembre 26] Calzadilla, J., y Cortes, C. (2007).Robinson y Freire, Hacia la Educación Popular. Caracas: Fundayacucho Castellano, M. (2006). Masificación Vs. Calidad en la Formación Universitaria. [Documento en Línea]. Disponible: http://www.sadpro.ucv.ve/Ponencias/maria-eguilda.pdf [Consulta: 2007, Diciembre 01] Castillo (2006). Los Demonios del Puritanismo. [Documento en Línea]. Disponible: http://www.atrio.org/?p=73 [Consulta: 2007, Noviembre 20] Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. (1999). Gaceta Oficial, Extraordinario 36.860, Diciembre 30 de 1999. De Leo, H. (2006). Alegría y Educación. [Documento en Línea]. Disponible: http://www.talentosparalavida.com. [Consulta: 2007, Diciembre 03] Freire, P. (1997). Pedagogía de la Autonomía. Buenos Aires: Editorial Siglo Veintiuno. Pacca, J., Lopes, A., y Villani. A. (2000). La Competencia Dialógica del Profesor de Ciencias en Brasil. [Documento en Línea]. Disponible: http://www.raco.cat/index.php/Ensenanza/article/viewFile/21642/21475 [Consulta: 2007, Noviembre 18]

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