Todas las áreas de una organización deben alinear sus planes y acciones para buscar y mantener la rentabilidad que garantice su permanencia en el mercado. Las formas de hacerlo van desde crecer orgánicamente hasta adaptar y seguir métodos de trabajo que aumenten la eficiencia por la vía de reducir sus pérdidas, siendo estas últimas las que más fuerza están adquiriendo en el mundo empresarial para aprovechar toda su capacidad y sus recursos, buscando a su vez diferenciarse de la competencia con productos y/o servicios novedosos, eficientes, racionales y “ecoamigables”. Todo lo anterior sólo es posible con personal altamente competente y una cultura organizacional, que entre otras cosas, quiera aprender de los errores y vea a éstos como fuentes de crecimiento. Las pérdidas son problemas a identificar y superar, estudiando sus relaciones y orígenes para eliminarlos de raíz. De ahí que aprender de los problemas para no repetirlos, este proceso de aprender de los errores y capitalizarlos para que no vuelvan a ocurrir, e inclusive llegar a extrapolar soluciones a sistemas o equipos similares, se conoce como Gestión del Conocimiento.