1. La Justicia de Dios
Habacuc 1:1-4
I. En estos versículos, el profeta Habacuc cuestiona a Dios. Y
esto mismo se debe a una razón fundamental: La aparente
prosperidad de los hombres impíos.
A. La maldad y la violencia abundaban en el mundo que
rodeaba al profeta Habacuc.
1. Jeremías, en su momento, también había realizado la
misma pregunta: ¿Por qué los malos prosperan?,
Jeremías 12:1-4.
2. Sin embargo, esta cuestión no se limita
exclusivamente a un asunto temporal; Job, el
patriarca, también la realizó en sus propios días, Job
21:7-15.
3. Asaf, el salmista, también se hacía la misma pregunta,
Salmo 73:2-5.
B. Como vemos, esta pregunta es hecha a Dios varias
veces a lo largo de toda la Escritura. El hombre en dado
momento se pregunta: “¿Por qué prosperan los hombres
malos?”.
Sin embargo, la cuestión no solo tiene que ver con la
pregunta misma, sino con la reacción que ella genera
en el ser humano. Cuando el hombre ve que el impío
prospera, se cuestiona sobre Dios mismo, sobre el interés
de El por la justicia y equidad en el mundo.
2. 1. Ese parecía ser la conclusión de Jeremías,
Lamentaciones 3:6-9.
2. Job declara que Dios no estaba escuchando a su
situación, Job 30:16-21.
3. David también parecía desesperarse, Salmo 22:1-2, y
estas palabras son citadas por el mismo Señor en la
cruz del calvario, Mateo 27:46.
II. Sin embargo, Dios no se había olvidado de la humanidad,
ni de sus hijos, ni se hacía el de la vista gorda frente al malo
y su “aparente” prosperidad.
Después de hacer su pregunta, Dios mismo manifiesta a
Habacuc sus planes, Habacuc 1:5-11.
A. Lo que Dios le dice a Habacuc es muy terrible. El enviaría
a Israel un perverso enemigo para destruirlo.
B. Dios dice a Habacuc que si por un lado él estaba
rodeado de destrucción y violencia (1.3), El mismo
traería solución a esta situación con muchísima más
destrucción y violencia (1.5).
C. Sin embargo, cuando Habacuc escucha la respuesta
divina, ni la esperaba, ni le conforta, Habacuc 1.12-17.
1. Notemos que al principio Habacuc estaba
inconforme por la “aparente” apatía divina; ahora,
está inconforme por la “dureza” del juicio divino.
2. Si antes Habacuc apelaba al cuestionamiento y al
juicio divino, ahora apelaba a la misericordia y la
bondad del Señor.
3. III. ¿Acaso esta situación es diferente en nuestros días?
A. Mucha gente está sufriendo por las injusticias y la
violencia de este mundo perverso e inicuo. Diariamente
las páginas de los periódicos, el dial de nuestros radios o
la transmisión de los noticieros, se llenan con noticias
terribles y sorprendentes.
1. ¿Ha escuchado el clamor por justicia en nuestro país?
2. ¿Ha escuchado como muchos dicen que Dios se ha
olvidado de nosotros?
3. ¿Dónde está Dios en estos días? ¿Por qué Dios
permite estas cosas?
B. Sin embargo, los mismos que claman por justicia,
aquellos que lamentan la maldad de este mundo y se
cuestionan sobre la aparente permisión de Dios, son
quienes dicen que un Dios tan bueno no puede mandar
a nadie al infierno.
1. Por un lado, a muchos no les gusta lo que ven en el
mundo; pero tampoco les gusta lo que dice la biblia.
2. Para muchos Dios es un ser indiferente; pero entonces,
cuando se revela Dios por la palabra, entonces es un
ser inconcebible.
3. A estos, no les gusta ver la violencia e injusticia de
este mundo, pero tampoco les gusta el juicio y justicia
divina.
4. C. Pero aunque no le guste a la gente, ellos deber saber
por un lado de la justicia de Dios, pero también debe
saber de la misericordia de Dios, Romanos. 11.22.
1. Este mundo es perverso, injusto y violento, por lo cual
muchos sufren.
2. Pero es peor el sufrimiento eterno, la justicia divina, la
ira de Dios.
3. Pero si el impío recibirá su justa retribución, también la
recibirá el justo, Gálatas 6.7-10.
IV. Volviendo al libro del profeta Habacuc, podemos observar
que en el capítulo dos, Dios nuevamente responde al
profeta. Por un lado, Dios ratifica su sentencia para con
Israel; pero por otro lado, Dios también hace evidente su
paciencia, Habacuc, 2.2-4.
1. En el resto del capítulo 2, Dios revela una serie de ayes
que se asocian con aquellos que hacen iniquidad; cf.
2.6, 9, 12, 15, 19. No hay duda que el malo recibirá
conforme a la maldad que haya cultivado (Justicia
Divina).
2. ¿Sería justo que el hombre impío, que engrosó sus bienes
saqueando a su prójimo, que llenó su casa con el
producto de su codicia, que se engrandeció con
prevaricación; recibirá un especial favor del Señor?
3. La respuesta de Habacuc es notable pero también
ejemplar, Habacuc 2:20.
a. Habacuc obtuvo respuesta de Dios, y fue una
respuesta terrible, Hab. 3.2.
5. b. Job preguntó a Dios y también obtuvo una respuesta
similar a la de Habacuc, Job 40:1-5.
c. Así también Dios respondió a Jeremías (Jer. 12); a
David, y todos los que a Dios preguntan tendrán
respuesta.
• Sin embargo, es notable que la respuesta de Dios
no siempre complace al hombre.
• Lo mejor es poner la confianza en el Señor, así lo
reconoció Habacuc, Job, Jeremías, y el rey David
(Sal. 37. 1-7).
• Si Habacuc, Job, Jeremías y David llegaron a la
conclusión de depender de Dios y obedecer a su
palabra, hoy en día, en medio de un mundo tan
violento e injusto, debemos también guardar
silencio y esperar en el Señor, quien finalmente
dará recompensa justa a todos.