1. 2.4 Conceptualización y tipos de maltrato infantil.
Es importante identificar qué es el maltrato infantil, cómo se ejerce y más trascendental darnos cuenta cómo las
personas adultas podemos estar maltratando a las niñas, niños y adolescentes, sobre todo en las escuelas, para
promover espacios en donde el aprendizaje se dé en ambientes de respeto a sus derechos.
La violencia a este sector de la población no es algo reciente. Desde tiempos inmemoriales se le ha hecho padecer
todas las formas de violencia, el infanticidio y el abandono era una práctica ampliamente aceptada en las culturas
antiguas y prehistóricas sobre todo cuando no cumplían las expectativas sociales esperadas. En 1868 el síndrome
del niño golpeado fue descrito por el médico francés Ambrosie Tardieu, por primera vez luego de realizar las
autopsias de 32 niños golpeados y quemados. Casi un siglo después en 1962, en Estados Unidos a partir de la
observación y atención a niñas y niños por eventos que involucraban fracturas óseas y hematomas (chichones) en la
cabeza se creó la expresión síndrome del niño golpeado con base en las características clínicas presentadas. Este
concepto fue ampliado al indicar que niños y niñas podían ser violentados no sólo en forma física sino también
emocionalmente o por negligencia, de modo que se sustituyó el término golpeado por el de maltratado; desde
entonces se han publicado una serie de artículos sobre este concepto (Santana, Sánchez, y Herrera, 1998).
¿Entonces qué es el maltrato infantil?
Diferentes organismos internacionales se han dado a la tarea de conceptualizar el maltrato infantil. La Organización
de las Naciones Unidas (ONU) lo define como toda forma de violencia, perjuicio o abuso físico y mental, descuido o
trato negligente, malos tratos o explotación, mientras que el niño se encuentra bajo la custodia de sus padres, de un
tutor o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo.
El Fondo Internacional de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) entiende a los menores víctimas de
maltrato y el abandono como aquel segmento de la población conformado por niños, niñas y jóvenes hasta los 18
años que “sufren ocasional o habitualmente actos de violencia física, sexual o emocional, sea en el grupo familiar o
en las instituciones sociales”. El maltrato puede ser ejecutado por omisión, supresión o transgresión de los derechos
individuales y colectivos e incluye el abandono completo o parcial.
Es fundamental considerar que la Convención de los Derechos del Niño define la violencia como: “Toda forma de
perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluído el abuso
sexual” y, la Organización Mundial de la Salud (OMS) de una manera amplia la refiere como “el uso deliberado de
la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un
grupo o comunidad, que cause o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daños
psicológicos, trastornos del desarrollo o privaciones. Cubre también una amplia gama de actos que van más
allá del acto físico para incluir las amenazas e intimidaciones”.
En México el Sistema de Protección y Desarrollo Integral de la Familia (DIF) se refiere al maltrato en un sentido
más amplio, involucrando no solo la violencia física, sexual o psícológica, sino también la falta de atención a
sus necesidades vitales como alimentación, salud, higiene y otras más.
El maltrato infantil tiene que ver con:
Ø La existencia de una persona que ejerce violencia con la intencionalidad de provocar un
daño (aunque a veces lo justifique).
Ø El maltrato se puede dar bajo la custodia de cualquier persona que tenga a su cargo al
niño, la niña o al adolescente.
Ø Puede ocurrir en el hogar y en cualquier otro sitio, incluso en la escuela.
Ø Provoca un daño que no solo se circunscribe al cuerpo, también incluye el daño
psicológico, emocional o sexual.
2. No se tienen datos precisos del número de casos de maltrato infantil. Los que se han registrado son aquellos que
llegan a conocimiento de las autoridades por denuncias y son los más severos; sin embargo, la mayor parte no son
notificados, y quedan, por tanto, fuera de los registros. En el ámbito educativo sucede algo semejante, por múltiples
razones se desconoce el número de casos que se presentan en las escuelas, entre ellas está el validar acciones
disciplinarias maltratadoras.
Tipos de maltrato infantil
El maltrato contra niñas, niños y adolescentes no es un hecho aislado, es un proceso que viene determinado por la
interacción de múltiples factores: sociales, familiares y personales; su clasificación sólo implica establecer el
problema emergente o más relevante que afecta a la niña, el niño o adolescente, pero no se debe olvidar la
existencia de variadas causas.
Hay que distinguir que las definiciones de cada tipo de maltrato varían dependiendo de si han sido elaboradas desde
el campo jurídico, en el cual lo que intentan es identificar y castigar al agresor, o desde el campo de la salud, en cuyo
caso se busca brindar atención a las víctimas. Generalmente, estas últimas son más amplias que las primeras, pues
facilitan el diseño de medidas de prevención, no solo en el ámbito de salud, sino también en el ámbito educativo.
Las siguientes tablas muestran el tipo de maltrato de acuerdo a:
a) Autores y autoras del maltrato
Tipo de maltrato Rasgos
Familiar
Familiares del menor. (Padre, madre, abuelos, abuelas, tíos, tías, primos, primas,
hermanos o hermanas mayores, Pareja de la madre o padre, hermanastros o
hermanastras)
Extra familiar
No son familiares y no tienen cercanía aparente (amistades, familiares en segundo
o tercer grado, vecinos o vecinas, docentes, personas que prestan servicios a la
familia)
Institucional
Provocado por las instituciones públicas, bien sean sanitarias, educativas,
laborales, judiciales, de atención social o de otro tipo.
Social
Cuando no hay una persona concreta o responsable del maltrato, pero hay una
serie de circunstancias externas en la vida de las familias que imposibilitan una
atención o un cuidado adecuado de niños, niñas o adolescentes.
b) Según el tipo de maltrato y los rasgos específicos que pueden identificarse en niñas, niños y adolescentes:
Tipo de maltrato Rasgos
Físico
Toda acción de carácter
físico voluntariamente
realizada que provoque o
pueda provocar lesiones
físicas a niñas, niños y
adolescentes.
Puede ser el más fácil de detectar y, por tanto, el que más se identifica, es
cualquier intervención no accidental, que provoque daño físico o enfermedad en
niños o niñas o le coloquen en situación de grave riesgo de padecerlo. Las
formas de presentación del maltrato físico pueden ser: lesiones en la piel, óseas,
asfixia mecánica, intoxicaciones y síndrome de Münchausen por poder (el padre
o la madre induce en la niña o el niño síntomas reales o aparentes de una
enfermedad), alimentación deficiente, uso inadecuado de ropa, empujones,
jalones de cabello, etc.
3. Tipo de maltrato Rasgos
Psicológico
Toda acción o actitud
hacia niños, niñas o
adolescentes que
provoquen o puedan
provocar en él daños
emocionales
Afecta sus necesidades según los diferentes estadios evolutivos y características
de la niña, el niño o adolescente. Ejemplos: falta de reconocimiento, de afecto,
gritos, insultos, menospreciar, sobreproteger, solicitar tareas no acordes a su
edad. Todas las formas de maltrato tienen repercusiones sobre el área
psicológica-emocional en la niñez.
El maltrato psicológico tiende a imponerse en las escuelas, se puede expresar de
maneras “sutiles” y dañinas que pueden pasar desapercibidas como forma de
“presionar para lograr el aprendizaje” o “lograr una conducta adecuada”, este
tipo de agresión es más difícil de erradicar y deja secuelas tan graves como las
del castigo físico. Prácticas como el comparar a niños y niñas al ser ubicados por
filas en el salón o por grupos destinados a “los que tienen un menor rendimiento
escolar”, convirtiéndose en un acto de discriminación. Otros ejemplos son: tachar
las hojas de los cuadernos (además con color rojo), tratar de corregir conductas
disruptivas del alumnado utilizando el micrófono frente a toda la escuela, etc.
Negligencia
Dejar o abstenerse de
atender a las necesidades
de niños, niñas o
adolescentes y a los
deberes de guarda y
protección o cuidado
inadecuado.
El máximo grado, es el descuido y/o abandono que tiene repercusiones
psicológicas y corporales, e incluso provoca situaciones de emergencia
específica en niños, niñas y adolescentes. Ejemplos de este maltrato son:
ignorar problemas de salud, necesidades de alimentación, vestido, higiene,
educación, recreación o socialización, falta de supervisión en horarios en los que
está a cargo de una persona adulta.
Sexual
Cualquier comportamiento
en el que una persona de
menor edad es utilizada
por una adulta como
medio para obtener o no
estimulación o gratificación
sexual mediante el
ejercicio de poder.
El abuso sexual es una de las formas más frecuentes de maltrato infantil, para la
Organización Panamericana de la Salud incluye cualquier conducta sexual
directa (penetración oral, anal, vaginal, masturbación y sexo oral, tocamientos o
manoseos en los órganos sexuales proposiciones sexuales y explotación sexual
comercial) o indirecta (mostrar el cuerpo desnudo, pedirle que desnude su cuerpo
para verle, mostrar material sexualmente explícito, exponerle a presenciar actos
sexuales, utilizar imágenes de niñas, niños o adolescentes en material
sexualmente explícito por la vía del internet, videos o cualquier otro tipo de
medios; presenciar espectáculos de índole sexual donde participan niñas, niños y
adolescentes, tráfico de personas menores de edad con fines sexuales, ser
intermediarios en el comercio sexual de niños, niñas y adolescentes, etc.)
cometida por una persona adulta contra una persona de menor edad, la misma
puede darse en contra de la voluntad del niño o la niña, o bien, por medio de la
coerción, el chantaje y la manipulación.
4. Tipo de maltrato Rasgos
Institucional
Es el derivado de
cualquier legislación,
programa,
procedimiento,
actuación u omisión de
los poderes públicos
que comporte abuso,
negligencia, detrimento
de la salud, la
seguridad, el estado
emocional, el bienestar
físico, la correcta
maduración o que viole
los derechos básicos de
las niñas y los niños.
Negar o condicionar el acceso a los servicios de salud, interrogatorios y pruebas
médicas insistentes ante la incredulidad del maltrato, negar la inscripción o el
ingreso a la escuela por “falta de documentación”, sacar al alumnado del salón,
negar el recreo, permitir el uso de alcohol y drogas dentro de la institución,
condicionar el acceso a la escuela al pago de cuotas, uniforme, etc.
Explotación laboral
Es la forma de maltrato
en la que se utiliza a la
niñez para obtener
beneficio económico o
personal.
Implica explotación económica o el desempeño de cualquier trabajo, pudiendo
ser nocivos para la salud, el aprovechamiento escolar, y el desarrollo integral de
niñas, niños o adolescentes. Ejemplo: Cargar garrafones con agua, realizar
labores domésticas, cuidado y atención de otros miembros de la familia,
asistencia a personal de la institución, comercialización de productos en la vía
pública o dentro de los centros escolares, etc.
Abuso pedagógico
Es la forma de maltrato
en la que la persona
adulta exige la
participación de niñas,
niños o adolescentes en
actividades curriculares
o extracurriculares, sin
que en estas exista
interés de la persona de
menor edad, limitando
su derecho al descanso,
el juego, y la recreación
voluntariamente elegida.
El niño, la niña o adolescente vive abuso pedagógico por las exigencias
académicas o la obligación de tomar clases extra, limitando el tiempo de reposo y
juego necesarios para su desarrollo, con el deseo de la persona adulta de que
tenga una formación académica, artística o deportiva en un ambiente
progresivamente competitivo; teniendo como consecuencia un grave estrés
personal.
Para erradicar el maltrato en las escuelas es fundamental reconocer que en ocasiones podemos estar
violentando al alumnado con el afán de “corregir” ciertos comportamientos o “favorecer” el aprendizaje;
sin embargo, es necesario aprender a aplicar la disciplina sin transgredir sus derechos.
5. 2.5 Motivos del maltrato infantil y características de quien genera la violencia.
El castigo corporal impartido a niñas, niños y adolescentes tanto en la familia como en las escuelas se consideraba
como un derecho de corrección y tenía aceptación social (DIF, 1998). Actualmente esas acciones en teoría, aplican
al maltratador sanciones a partir del reconocimiento de que el niño, niña o adolescente es una persona con derechos
y no una propiedad; madres, padres, el personal que labora en centros escolares y autoridades no son dueños de
la niñez, sin embargo se siguen presentando un gran número de casos y muchos de éstos no se denuncian.
Las vías de la represión y la descalificación en las escuelas se mantienen vigentes, mientras que las alternativas
centradas en el respeto de la dignidad y los derechos de niños, niñas y adolescentes se encuentran ante múltiples
dificultades para imponerse como nuevo modelo. El arraigo cultural del castigo físico se encarnó en el macabro
refrán que reza: “La letra con sangre entra”, y en innumerables casos se amparó con la aprobación de madres,
padres o tutores. Sin embargo, el respaldo social a las prácticas violentas contra niños, niñas y adolescentes
muestra una tendencia a la disminución, aún y cuando existe una gran carencia de datos fiables, actualizados,
desagregados y comparables que permitan conocer con certeza la magnitud y consecuencias que tienen la violencia
contra niñas, niños y adolescentes.
La Secretaría de Salud en el 2010 refirió que la OMS calculó que anualmente alrededor de 73 millones de niños y
150 millones de niñas menores de 18 años viven algún tipo de violencia sexual en el mundo y que más de un 20%
de las personas adultas ha experimentado algún tipo de abuso, una problemática que se ha encontrado es el
ocultamiento aunado al silencio social que se sigue manteniendo a pesar de que se incrementan los casos; así
mismo en el boletín refiere que en México en el 2003 el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática
(INEGI) reportó 27,301 niñas y niños maltratados; 1255 de los cuales correspondieron a abuso sexual con una tasa
de 4.6%.
Al respecto la Comisión Nacional de los Derechos Humanos observa la gravedad de la violencia sexual, de enero del
2000 a agosto del 2014 recibió 190 quejas, en las cuales señaló como autoridad responsable a la Secretaría de
Educación Pública y a Secretarías de Educación de diversas entidades federativas, destacando que, en los últimos
cuatro años, esto es del 2011 a 2014, se presentaron más de la mitad del total de las quejas interpuestas, haciendo
énfasis que entre 2013 y 2014 fueron 82. Las secretarías de gobierno de los estados y la Secretaría de Educación
Pública reportan que en el Distrito Federal se identificaron 546 casos por violencia sexual escolar de un registro total
en el país de 1,997 (CNDH, 2014).
Las niñas, los niños y adolescentes con discapacidad, son un grupo que vive maltrato con mayor frecuencia, es un
fenómeno que se presenta tanto en países industrializados como en vías de desarrollo, el hecho de que el maltrato
ocurra dentro de ámbitos muy delimitados como en la familia, la escuela o las instituciones médicas asistenciales y,
contra un grupo aparentemente minoritario, dificulta el conocimiento de la realidad; las principales formas de maltrato
son las relcionadas con la nutrición, golpes, quemaduras, mutilaciones y asesinatos; abuso sexual, rechazo,
discriminación, segregación y explotación laboral.
La violencia contra niños, niñas y adolescentes es el resultado de múltiples factores sociales,
económicos, culturales, políticos y ambientales que se manifiestan a nivel individual, familiar, y
comunitario. Al presentarse en las escuelas, refleja el hecho de lo que se vive fuera de ella y, a su vez,
denota las limitaciones de los sistemas educativos para funcionar como referentes de respeto y solución
pacífica de conflictos.
6. Causas del maltrato
Pero ¿por qué aún y cuando existen derechos de protección a la niñez se sigue ejerciendo el maltrato?
La aceptación social de la violencia es también un factor importante: tanto las niñas y los niños como las y los
agresores pueden aceptar el maltrato, la disciplina ejercida mediante castigos físicos y humillantes, intimidación y
acoso sexual con frecuencia se percibe como algo “normal”, especialmente cuando pareciera que no produce daños
físicos visibles o duraderos; la falta de una prohibición legal explícita del castigo corporal es muestra de ello y más
cuando no deja huella visible. La violencia pasa desapercibida también porque no existen vías seguras o fiables para
que la niñez y las personas adultas la denuncien. Mucha gente no confía en la policía, los servicios sociales u otras
autoridades; en otros, sobre todo en zonas rurales, no hay autoridades accesibles a las que se pueda acudir, en los
casos en que se recopilan datos, no se recogen siempre de forma completa, coherente o transparente, y otras
ocasiones solo quedan archivados (Pinheiro, 2006).
Un estudio realizado en América Latina mostró que existe una tendencia a la disminución del castigo físico sobre
todo en centros escolares, sin embargo se observó tendencia al aumento de los maltratos psicológicos. Aventurando
una explicación, parecería que el malestar y la rabia que se deposita en la víctima, al no poder manifestarse con
golpes, se canaliza a través de comportamientos hirientes, aunque en el maltrato físico y psicológico media el poder
que supuestamente educa y disciplina a niños, niñas y adolescentes. La convicción de que es importante maltratar
para educar se muestra como una prioridad en los procesos escolares.
Encuestas aplicadas a niñas y niños muestran que ellos mismos creen que el castigo físico es una forma válida y
necesaria para imponer disciplina y además que “se lo merecen porque se portan mal”.
La justificación del maltrato a la niñez proviene de una compleja interacción de normas sociales y culturales, y
creencias falsas como:
• Las niñas y los niños nacen “malos” o “malignos” y necesitan corrección.
• Que las niñas y los niños les pertenecen a las madres y los padres.
• El castigo físico fortalece el carácter.
• Es importante que los niños y las niñas sean obedientes y respeten a las personas adultas.
• La creencia generalizada entre personas adultas de que el castigo físico que les dieron en la niñez no tiene
ningún efecto.
También existen ideas que validan las acciones maltratadoras; algunos ejemplos son:
Ø Ideología de la desigualdad. Niñas, niños y adolescentes son tan inferiores como las mujeres, como alguien
distinto a la raza blanca o a los estereotipos o ideales de ser mujer y hombre. “morenito”, “gordita”,
“chaparro”, etc.
Ø Los aspectos relacionados con la violencia de género considerada como un fenómeno que reproduce uno
de los mecanismos de naturalización de la violencia. “Pareces nena”, “vieja el último”, etc.
Ø Se tiene la idea de que son seres incompletos. “Les falta madurar”, “ahora que crezcas entenderás”, “los
adultos sabemos lo que es bueno para los niños”, etc.
Ø La enseñanza aún se basa en la amenaza del maltrato. “Si sigues molestando a tus compañeras te voy a
bajar calificación y además voy a mandar llamar a tus papás”, “si corren se van a caer”, etc.
Ø Se responsabiliza al alumnado de ser violentado. “Si traes la falda corta te van a faltar al respeto”, “no seas
tonto, no te dejes”, etc.
7. Ø En el caso específico de niñas y niños con algún déficit, una discapacidad o con determinados tipos de
personalidad y conducta (por ejemplo niñas o niños desafiantes, con hiperactividad o dominantes) el
maltrato ocurre cuando éstos dejan de cumplir con las expectativas afectivas, de aprendizaje escolar, de
utilidad económica o herencia social y cultural. Asegurar que “no puede”, “nunca va a aprender a hablar” o
“no puede manejar su conducta sexual”.
Ø La exposición a la violencia en los medios de comunicación es tomada como “normal y aceptable”. En series
de televisión los “héroes” utilizan la violencia para hacer justicia; incluso en los noticiarios.
Características de la persona que maltrata.
Los datos recopilados por la OMS indican que si bien en algunos casos los episodios de violencia son inesperados y
aislados, la mayoría de los actos violentos que viven las niñas, niños y adolescentes los perpetran personas adultas,
que forman parte de sus vidas, como padres, madres, pareja de alguno de ellos, hermanas, hermanos, familiares,
docentes y personal que labora en las escuelas, etc. (Pinheiro, 2006, p.10).
Cuando se reconoce a los padres y las madres como aquellos que deben amar, proteger, orientar y apoyar a sus
hijas e hijos en sus posibilidades de desarrollo, resulta difícil entender por qué el maltrato infantil es un problema tan
generalizado; los padres y las madres que maltratan son personas diversas, pertenecen a todas las clases sociales,
tienen distintos grados de educación y un muy bajo porcentaje presenta algún tipo de enfermedad mental, es decir,
no existe un perfil típico de estos progenitores, sin embargo, diversos estudios han establecido que un buen
número de padres y madres que maltratan a sus hijos fueron maltratados de una u otra forma en su infancia. Lo
mismo pasa con el personal que interactúa con el alumnado, pues también muchos de ellos o ellas tuvieron,
viven o vivieron experiencias de maltrato.
Además de aspectos culturales existen situaciones personales que influyen para que las personas adultas ejerzan
acciones de maltrato en niñas, niños y adolescentes, tanto en el ámbito familiar, escolar y comunitario que de
ninguna manera justifican el maltrato:
• Tensión emocional diaria (stress)
• Frustración, no cumplir con metas personales o su proyecto de vida
• Necesidad irracional de ejercer poder. La diferencia con el otro lo coloca en una situación de ventaja. El
hombre hacia la mujer, padre y madre hacia las hijas e hijos, personal que trabaja en la escuela hacia el
alumnado…
• Tensión en el trabajo
• Falta de dinero para cubrir las necesidades primarias (alimentación, vestido, educación, vivienda…)
• Problemas con la pareja que se resuelven con violencia
• Experiencias de maltrato vividas por la persona adulta en el presente o en el pasado
• Enfermedades o cansancio acumulado
• Posiblemente fue víctima de maltrato en su infancia
• Desconocer formas no violentas para resolver conflictos
• Dificultad para manejar sus emociones, sobre todo el enojo
La persona que maltrata no tiene un tipo específico, puede tener diferentes perfiles y sus motivos no se
asocian simplemente con la crueldad, la ira o un concepto exacerbado de disciplina, ni con el estado
general de violencia que se viva en una sociedad.
8. 2.6 Importancia de la detección del maltrato
La detección implica un conjunto de procedimientos dirigidos hacia el análisis de las dimensiones reales del
problema, en un contexto y en una población específica, consiste en reconocer o identificar una posible situación de
maltrato infantil, es la primera condición para poder intervenir en estos casos y posibilitar así la ayuda a la familia y al
niño, niña o adolescente, ya que, como resulta evidente, si no detectamos el maltrato, difícilmente podremos actuar
sobre las causas que dieron lugar a este y proteger al menor. Debe ser lo más tempranamente posible para evitar la
gravedad de consecuencias para la niñez e incrementar las posibilidades de éxito de la intervención, tratar las
secuelas, prevenir la repetición, etc.
Una de las principales labores de detección consiste en identificar rápidamente los factores individuales, familiares,
del contexto y la cultura de las comunidades educativas y sus entornos, para visualizar los valores de protección y
respeto de los derechos de la niñez o por el contrario la validación del uso de la violencia como parte de las medidas
de disciplina que pueden favorecer que la población infantil esté en riesgo o sea sujeto de maltrato y/o abuso sexual.
En muchos casos de maltrato y/o abuso sexual una niña o un niño teme hablar de lo que le pasa, piensa que nadie
le creerá o incluso no se da cuenta de la situación de maltrato, está confuso, es engañado o amenazado, y por ello
no revela el hecho, además puede presentar sentimientos de culpa, vergüenza, miedo al agresor o agresora, a las
consecuencias o a que lo separen de sus seres queridos, incluyendo docentes, compañeros o compañeras.
Factores que dificultan la detección del maltrato
Existen casos de maltrato de la niñez en que es difícil la detección y ni siquiera se puede sospechar; sin embargo,
también existen factores que dificultan su reconocimiento:
Ø La ausencia de una definición omnicomprensiva, que permita reconocerlo sin grandes dificultades. El maltrato es
violencia, algunas personas creen que el maltrato no produce “tanto daño”; sin embargo, toda la violencia causa
daño, no hay violencia chica o grande, poca o mucha, la violencia daña y las consecuencias dependerán de las
características individuales de cada niño, niña o adolescente.
Ø Dificultad de diferenciarlos en muchos casos de las lesiones producidas de forma accidental. El maltrato es
intencional no accidental.
Ø El desconocimiento del tema.
Ø Criterios personales que pueden justificarse como parte de costumbres sociales, culturales o religiosas, como
medida disciplinaria y no verlo como maltrato.
La detección e intervención tempranas puede:
ü Ayudar a reducir al mínimo la recurrencia del maltrato
ü Permitir que se aparte al niño, niña o adolescente de quien lo maltrata
ü Evita interacción de la persona que presuntamente maltrata con numerosos niños, niñas y
adolescentes
ü Realización de un reporte a tiempo
ü Reducir sus consecuencias:
• Impacto en su salud integral, incluyendo la emocional
• Daño a la autoestima
• Interferencia en su desempeño escolar y en las relaciones sociales
9. Dado la amplitud del maltrato infantil es muy probable que tú como parte del personal que labora en los centros
escolares, en la interacción que tienes de manera cotidiana con el alumnado, sin saberlo, estés interactuando con
numerosos niños, niñas y adolescentes que han sido maltratados, vivan eventos de abuso sexual o que estén en
riesgo de vivirlo. Por ello es necesario conocer los indicadores físicos, psicológicos y comportamentales de posibles
casos de maltrato y/o abuso sexual infantil, que seas consciente de las señales de alerta y de las consecuencias
para, que de manera inmediata, se tomen las medidas de salvaguarda y se dé la atención pertinente en tu escuela.
Para reflexionar
En pleno siglo XXI el maltrato infantil se sigue ejerciendo y puede provocar en el niño, la niña, y
adolescente una mayor susceptibilidad a tener problemas sociales, emocionales y cognitivos
durante toda la vida; mostrar comportamientos perjudiciales para la salud, como por ejemplo el
abuso de sustancias adictivas, afectaciones en su salud mental, iniciar su actividad sexual sin
protección en los primeros años de su adolescencia, involucrarse en relaciones de pareja en donde
se ejerza la violencia y, cometer actos violentos o delictivos. Desde tu función puedes detectar,
reportar y generar actitudes en contra del maltrato para favorecer que el alumnado logre concluir
efectivamente su Educación Básica y continúe con su proyecto de vida.