1. Cuentos quieres se de muchos, cuentos luces, cuentos bravos, existen cuentos orientales que le gusta a la gente, pues bien si esos prefieres , pues as colmado tu afán, pues un cuento musulmán, de una linda persa, y me lo a contado un persa, que a venido de Ispahán. MI CUENTO PERSA
2. Enfermo del corazón, un monarca de oriente, congrego inmediatamente, al sabios del soberano, para que adivinaran en el arcano, como viejo sabedor, cual era el problema de su mal, el sabio salio miro las estrellas y supo conocer en ellas el problema de su mal, Ho rey tu estas muriendo de amor,
3. El rey mando los cuitas del soberano, a buscarlas en las jóvenes, de la comarca que su poderío abarca, que entre tanta mujer, De su legión la que curaría su mal,
4. Ahí reunidas todas, el rey camina lentamente observando, las bellezas de su reino, ahí había rostros luces rostros bravos unas bellas adornadas con diademas en la frente con hermosísimos pendientes y valiosas arracadas.
5. El rey ve una linda persa, que al verla ella baja la vista, el alma del rey conquista, y le dice, serás mi esposa.
6. Feliz, diría la princesa endina, pues no fue asi, ella estaba enamorada de balsarak el rabí, oyó ella cantar al rabí y de sus labios de rubí, echo un suspiro temblante, que balsarak fue el amante de la celestial Cuvi.
7. por eso ella pasa el tiempo quejosa y quejosa por su interior batalla, pensando en el amor del rabí, pues balsarak tiene una gutla , en verdad gutla dulsisima que canta cuando canta a la verdad,
8. Del rey la cólera estalla y lleno de nobles pregunta, mujer dime si amas a otro farras, Ho rey de mi destino es la ley yo no puedo amarte Ho rey, por que amo a balsarak.
9. El rey envuelto en cólera grita sufre y se acongoja, esa noche llamo a los cuitas del soberano, a planear la venganza en que pensó.
10. Otro dia de parte del rey , ella recibió un bonito, emblema que le envió desde Persia con filigranas preciosas, abrió ella la presta furiosa, y echo un grito entre si,
11. Pues estaba ahí la cabeza del rabí, lípido y ensangrentada, medio desnuda y ya muerta, y ella besaba la horrible yerta, cabeza de balsarak.
12. El rey se puso a pensar en lo que la pasión es, y al poco tiempo después, se volvió a enfermar. Autor, Heliodoro Castro R