40 mat 08.01-17

Fabiana Tejeda
Fabiana TejedaMAMA, ESPOSA Y AMIGA :) à AMA DE CASA POR AHORA :)
1 
Mateo 8:1-17 
By Chuck Smith 
Estamos nuevamente con ustedes amigos, para seguir estudiando el 
evangelio de Mateo. Si ya encontró el texto de este día le pido que mantenga 
abierta su Biblia en ese lugar. 
Nosotros encontramos el Sermón del Monte en Mateo 5, 6 y 7. Y en el 
capítulo 8 comienza diciendo: 
“Cuando descendió Jesús del monte…” (Mateo 8:1), 
Habiendo proclamado el Reino de Dios y las condiciones del Reino, 
aquellas que se encuentran dentro este reino, descendiendo de la montaña, El 
comenzó a mostrar las actividades del Reino de Dios, de cómo será durante la 
era del reino. 
Leemos en Isaías capítulo 35 acerca de la era del reino, y allí declara 
como el sordo oirá, el mudo cantará alabanzas, el ciego verá la gloria de Dios y 
el cojo saltará de alegría. Todo el reino es un reino de restauración. Si usted 
observa el mundo de hoy, usted no puede ver la intención divina de Dios que El 
tuvo cuando creó al mundo. Cuando usted mira al hombre a su alrededor, usted 
no ve la intención de Dios cuando El dijo, “Hagamos al hombre a nuestra imagen 
y semejanza” porque nosotros miramos a nuestro alrededor a este mundo en 
decadencia y vemos al hombre decadente y no podemos entender en lo que 
vemos, el plan original de Dios, y por esto muchas personas se confunden 
acerca de Dios. 
¿Cómo un Dios de amor puede permitir las cosas que están sucediendo 
en nuestro mundo de hoy? Pero en realidad, el mundo que usted ve, es el 
mundo que está en rebelión contra la ley de Dios, en rebelión contra el reino de 
Dios, y es un mundo que dice, “Nosotros no tendremos a este hombre para que 
gobierne sobre nosotros”. Usted ve un mundo de hombres que piensan que
saben mejor que Dios cómo gobernarse a ellos mismos. Y así es que 
observamos el trágico producto del hombre rechazando el reino de Dios sobre 
sus vidas. Pero cuando vino Jesús, declaró nuevamente los aspectos gloriosos 
del reino, y ahora El comienza a demostrar un adelanto de lo que será en el 
reino. 
2 
“Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha 
gente.” (Mateo 8:1). 
Cuando El fue a la montaña, solo sus discípulos fueron con El “Y abriendo 
su boca les enseñaba diciendo…” El Sermón del Monte no fue para las 
multitudes; fue para esos pocos íntimos, fue para los discípulos. No hay al 
presente una aplicación mundialmente amplia para el Sermón de la Montaña; si 
la habrá en la era del reino. Pero hay una aplicación definida entre quienes ya 
son ciudadanos de Su reino. En otras palabras, hay una aplicación para 
nosotros porque somos parte de Su reino pues nosotros ya hemos doblado 
nuestras rodillas ante el Rey. 
Pero volviendo nuevamente a nuestra lectura de este día, leemos que 
habiendo descendido del monte, las multitudes le rodearon y le siguieron. 
“Y he aquí vino un leproso y se postró ante él…” 
(Mateo 8:2), 
En ese tiempo no había cura para la lepra. Ahora tenemos medicinas con 
las que se puede detener la lepra; aún no puede curarse, pero sí puede 
detenerse. Ahora la llaman la enfermedad de Hansen, para de esta forma 
alejarse del estigma de la lepra. Pero la palabra “lepra” aún provoca una clase 
de reacción, horror y miedo. Así que ya no la llaman lepra sino enfermedad de 
Hansen, así nombrada por el Dr. Hansen que fue el primero en aislar el bacilo 
de la lepra.
3 
Así que el hombre de nuestro texto era un alguien que había sido 
discriminado por la sociedad. Un leproso debía gritar, "Impuro! Impuro!" para que 
las personas no se le acercaran demasiado. Pero leemos: 
“…y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes 
limpiarme.” (Mateo 8:2). 
De alguna manera reconociendo el poder del Rey, dijo “si quieres, puedes 
limpiarme.” 
“Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé 
limpio. Y al instante su lepra desapareció” (Mateo 8:3). 
Aquí hay algo interesante. Número uno, había quienes se quejaban de 
que Jesús violaba la ley porque era ilegal tocar a un leproso. Y eso es verdad. Si 
usted tocaba a un leproso usted quedaba, ceremonialmente, impuro. Usted no 
podía entonces, entrar al templo de Dios. Sería como haber tocado a un muerto. 
Hasta que usted, primeramente, hubiera pasado por el baño ceremonial y otras 
cosas usted sería impuro. Pero lo que hizo Jesús no fue una violación horrible 
de la ley, el asunto es que cuando Jesús lo tocó, él ya no tenía lepra, así que allí 
hay también una cuestión de argumento. 
Pero lo interesante para mi es, “Si quieres”, y la respuesta de Jesús fue 
“Quiero”. Hay algunas personas hoy que no aprueban nuestra oración, “Señor, si 
es Tu voluntad, que así sea”. Yo no encuentro ningún problema con esa oración. 
De hecho, creo que cometemos un grave error al asumir que siempre sabemos 
cuál es la voluntad de Dios. Y asumir que Dios va a sanar en cada caso, 
realmente no es bíblico. Evidentemente con el apóstol Pablo, la voluntad de Dios 
no era sanarlo de ese aguijón en su carne, un ministro de Satanás lo estaba 
golpeando (abofeteando), tres veces oró Pablo pidiendo acerca de esto y 
finalmente el Señor le dijo, “Pablo, bástate mi gracia”.
4 
Y así, cuando yo me presento a Dios con mis propias necesidades físicas, 
yo no lo veo como falta de fe. Solo lo veo como algo muy sabio y un acto de 
tremenda fe y completo compromiso de mi mismo con Dios al decir, “Señor, Tu 
voluntad sea hecha”. Yo he tenido momentos duros con algunas personas que 
se oponen a esto. Yo no tengo temor de la voluntad de Dios. De hecho, yo si 
tengo miedo de algo, y ello es, de cualquier otra cosa que no sea la voluntad de 
Dios para mí. Realmente yo no quiero salir de la voluntad de Dios. Y Pablo el 
apóstol dijo, “Es mi deseo que como siempre, ahora también será magnificado 
Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.” Mi mayor preocupación es que 
Cristo sea glorificado. 
Yo creo que tal vez en la mayoría de los casos el Señor responda, 
“Quiero, sé limpio”. Pero tal vez El no lo haga y debo estar dispuesto a aceptar 
cualquiera sea Su respuesta. Habiéndome encomendado completamente en 
Sus manos, si El dice, “Quiero, sé limpio”, alabo al Señor. Pero si El dice, “Esto 
es para la gloria de Dios para que usted pueda crecer realmente en su propio 
caminar y relación con Dios, llegando a confiar totalmente en El. Hay áreas que 
Yo quiero revelarle y glorias que quiero traer a su vida, y para que usted no sea 
exaltado debido a la gloria que voy a traer sobre usted, es realmente necesario 
que usted experimente esta debilidad en su carne para recordar constantemente 
su naturaleza humana porque yo voy a llevarle hacia una dimensión y hacia un 
reino que es justo, más allá”. Yo digo, “Bien, alabado sea el Señor. Su voluntad 
sea hecha”. Y no encuentro ningún problema con eso. 
Pero Jesús le dijo al leproso, “Quiero, sé limpio”. E inmediatamente su 
lepra fue sanada. Ahora Jesús le manda a él que, 
“Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda 
que ordenó Moisés, para testimonio a ellos”. (Mateo 8:4). 
Es interesante para mi que, incluso en la ley de Moisés, había provisión 
para la cura de una enfermedad incurable. Y en la ley de Moisés se declara, 
“Esta será la ley para el leproso cuando se limpiare”. Así que Dios hizo provisión
en la Ley para El hacer una obra que es contraria a la naturaleza; o sea sanar la 
lepra. E incluso en la ley, Dios hizo provisión para el leproso en el día de su 
sanidad por el obrar milagroso de Dios en su vida. Y en el día de su limpieza el 
debía ir y llevar dos palomas. Y una debía morir, su sangre puesta en un 
recipiente, y la otra, la que quedaba viva, debía ser sumergida en la sangre y 
luego debían soltarla para que se fuera volando. Y el leproso debía pasar por 
esta ceremonia de limpieza (purificación), pero es una ceremonia hermosa, al 
saber que se recibe una nueva libertad en la vida que usted tiene, cuando Dios 
ha manifestado Su poder milagroso en su vida. 
5 
Así que el Señor dice, Ve y sigue la ley. Ve al sacerdote y pasa por el 
ritual. Deja que el sacerdote te examine, permanece en esta casa durante siete 
días, que te examine nuevamente, y luego proclama que has sido limpiado, y 
después trae la ofrenda. El Señor le dijo que fuera y cumpliera con la ley. 
Ahora leemos el verso 5 de Mateo capítulo 8: 
“Entrando Jesús en Capernaum…” (Mateo 8:5), 
Capernaum es llamada más tarde Su ciudad. Jesús tuvo su centro de 
operaciones en Capernaúm sobre la Mar de Galilea. Yo puedo entender el por 
qué. ¡Qué lugar hermoso! Yo amo Capernaum desde el punto de vista estético. 
Me gusta mucho el agua y el cielo azul y todo el entorno. Es realmente un lugar 
hermoso. Y puedo entender porqué Jesús se acuarteló allí en Capernaum. 
El estaba entrando en Capernaum, y 
“…vino a él un centurión, rogándole…” (Mateo 8:5), 
Un centurión era un soldado romano. La primera persona que Jesús 
ministró era una leproso, un hombre que estaba fuera de la sociedad, 
discriminado por su enfermedad. La segunda persona que El ministra es un 
Gentil, es decir alguien que no es judío, uno quien estaba fuera del pacto con 
Israel, un centurión Romano que vino a El, rogándole,
6 
“…diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, 
paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le 
sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que 
entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará” 
(Mateo 8:6-8). 
Observe ahora, el entendimiento de la autoridad, que tenía este 
Centurión, pues él dijo: 
“Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo 
mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y 
viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.” (Mateo 8:9). 
Yo comprendo que cosa es la autoridad, Señor. Yo soy un hombre bajo 
autoridad y tengo soldados bajo mis órdenes. Yo comprendo la autoridad; hay 
una cadena de orden en la autoridad. Yo estoy bajo autoridad y tengo hombres 
debajo de mi. Ningún hombre que no es gobernado él mismo, no puede 
gobernar debidamente. Si hay un hombre que no tiene el sentido de “Yo estoy 
bajo autoridad”, un hombre que no tiene ese concepto, entonces usted tiene una 
situación trágica y tendrá tiranía, yo tengo que estar bajo esa autoridad de Dios. 
Ningún hombre puede realmente gobernar si no está él mismo bajo autoridad y 
comprende el principio de autoridad. 
“Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes 
soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto,
y lo hace. Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la 
palabra, y mi criado sanará. “ 
7 
“Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De 
cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.” 
(Mate 8:10). 
Nunca conocí a un israelita con tanta fé… aquí tenemos a una persona 
que viene del reino gentil, uno que viene del imperio romano, él está fuera del 
pacto de Israel, pero aquí él está mostrando una tremenda fe en Jesucristo. 
“Señor, Tú no tienes que venir, solo dí la palabra. Yo se de que se trata la 
autoridad. Tu solo debes decirlo”. Y Jesús prosiguió para predecir el trabajo 
glorioso del Espíritu de Dios entre los Gentiles. 
“Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán 
con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos;” (Mateo 8:11). 
El oriente y el occidente se refieren a las naciones gentiles. Muchos 
saldrán de los gentiles, y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob. Es 
interesante que cuando pienso acerca del cielo, generalmente pienso en Pablo y 
Juan y muchos de los personajes del Nuevo Testamento. Realmente nunca 
pensé mucho en sentarme con Abraham, Isaac y Jacob. De hecho pienso que 
será una gran emoción, pero hay tantos que estarán allí. Pienso en David, sera 
grandioso estar con él. Elías y Eliseo, me gustan esos personajes. Pero el reino 
de los cielos estará integrado, dijo Jesús, por muchos Gentiles también. Leemos 
ahora en el verso 12: 
“mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de 
afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.” (Mateo 8:12). 
A causa del rechazo de los Judíos hacia Jesucristo, las gloriosas buenas 
nuevas de Dios serán llevadas al mundo de los gentiles y muchos saldrán de 
ese mundo gentil y serán parte del glorioso reino de Dios, considerando que los
niños del reino, la cimiente natural de Abraham, debido a su rechazo del Mesías, 
no entrarán en el reino. 
“Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado 
fue sanado en aquella misma hora.” (Mateo 8:13). 
8 
El próximo milagro de Jesús fue realizado sobre una mujer, que en esa 
cultura tan particular no era respetada y estimada como lo es hoy. En esa época 
cuando una mujer estaba embarazada, al momento de dar a luz, todos se 
reunían en su casa y preparaban una gran fiesta y celebración. Y si la partera 
salía y decía “Es un varón”, todos comenzaban a celebrar y tener una gran 
fiesta. Pero si la partera salía y decía, “Es una niña”, todos recogían sus cosas y 
se iban a sus casas. 
La primera persona que Jesús tocó fue un leproso, un discriminado por la 
sociedad. La segunda persona fue un Gentil, separado del pacto. La tercera 
persona es una mujer, que era subestimada. Jesús nunca subestimó a nadie, ni 
excluyó a nadie. El reino no excluye a nadie. 
Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste 
postrada en cama, con fiebre. Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y 
ella se levantó, y les servía. (Mateo 8:14-15). 
“Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra 
echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese 
lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras 
enfermedades, y llevó nuestras dolencias”. (Mateo 8:16-17). 
En cuanto al capítulo 53 de Isaías, cuando él está profetizando acerca del 
siervo de Dios, el Mesías, él dice, “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, 
molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su 
llaga fuimos nosotros curados”, y existen aquellos estudiosos de la Biblia hoy en 
día que quieren hacer que esto encaje solo para la sanidad espiritual, pero
realmente, el comentario más acertado no siempre es el de aquellos que se 
declaran a sí mismos estudiosos de la Biblia. El mejor comentario que usted 
tiene del Antiguo Testamento, es el inspirado en el Nuevo Testamento. Y aquí 
Mateo, escribiendo por la inspiración del Espíritu Santo, declara acerca de la 
sanidad física sobre todas estas personas que fueron traídas a Jesús y también 
cuando El estaba en la casa de Pedro en la tarde, y cuando Jesús los sanó a 
todos ellos, lo que Jesús estaba haciendo era que la profecía de Isaías se 
cumpliera. Así que Mateo toma la profecía de Isaías para incluir tanto sanidad 
física como sanidad espiritual. 
9

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  • 1. 1 Mateo 8:1-17 By Chuck Smith Estamos nuevamente con ustedes amigos, para seguir estudiando el evangelio de Mateo. Si ya encontró el texto de este día le pido que mantenga abierta su Biblia en ese lugar. Nosotros encontramos el Sermón del Monte en Mateo 5, 6 y 7. Y en el capítulo 8 comienza diciendo: “Cuando descendió Jesús del monte…” (Mateo 8:1), Habiendo proclamado el Reino de Dios y las condiciones del Reino, aquellas que se encuentran dentro este reino, descendiendo de la montaña, El comenzó a mostrar las actividades del Reino de Dios, de cómo será durante la era del reino. Leemos en Isaías capítulo 35 acerca de la era del reino, y allí declara como el sordo oirá, el mudo cantará alabanzas, el ciego verá la gloria de Dios y el cojo saltará de alegría. Todo el reino es un reino de restauración. Si usted observa el mundo de hoy, usted no puede ver la intención divina de Dios que El tuvo cuando creó al mundo. Cuando usted mira al hombre a su alrededor, usted no ve la intención de Dios cuando El dijo, “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” porque nosotros miramos a nuestro alrededor a este mundo en decadencia y vemos al hombre decadente y no podemos entender en lo que vemos, el plan original de Dios, y por esto muchas personas se confunden acerca de Dios. ¿Cómo un Dios de amor puede permitir las cosas que están sucediendo en nuestro mundo de hoy? Pero en realidad, el mundo que usted ve, es el mundo que está en rebelión contra la ley de Dios, en rebelión contra el reino de Dios, y es un mundo que dice, “Nosotros no tendremos a este hombre para que gobierne sobre nosotros”. Usted ve un mundo de hombres que piensan que
  • 2. saben mejor que Dios cómo gobernarse a ellos mismos. Y así es que observamos el trágico producto del hombre rechazando el reino de Dios sobre sus vidas. Pero cuando vino Jesús, declaró nuevamente los aspectos gloriosos del reino, y ahora El comienza a demostrar un adelanto de lo que será en el reino. 2 “Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente.” (Mateo 8:1). Cuando El fue a la montaña, solo sus discípulos fueron con El “Y abriendo su boca les enseñaba diciendo…” El Sermón del Monte no fue para las multitudes; fue para esos pocos íntimos, fue para los discípulos. No hay al presente una aplicación mundialmente amplia para el Sermón de la Montaña; si la habrá en la era del reino. Pero hay una aplicación definida entre quienes ya son ciudadanos de Su reino. En otras palabras, hay una aplicación para nosotros porque somos parte de Su reino pues nosotros ya hemos doblado nuestras rodillas ante el Rey. Pero volviendo nuevamente a nuestra lectura de este día, leemos que habiendo descendido del monte, las multitudes le rodearon y le siguieron. “Y he aquí vino un leproso y se postró ante él…” (Mateo 8:2), En ese tiempo no había cura para la lepra. Ahora tenemos medicinas con las que se puede detener la lepra; aún no puede curarse, pero sí puede detenerse. Ahora la llaman la enfermedad de Hansen, para de esta forma alejarse del estigma de la lepra. Pero la palabra “lepra” aún provoca una clase de reacción, horror y miedo. Así que ya no la llaman lepra sino enfermedad de Hansen, así nombrada por el Dr. Hansen que fue el primero en aislar el bacilo de la lepra.
  • 3. 3 Así que el hombre de nuestro texto era un alguien que había sido discriminado por la sociedad. Un leproso debía gritar, "Impuro! Impuro!" para que las personas no se le acercaran demasiado. Pero leemos: “…y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.” (Mateo 8:2). De alguna manera reconociendo el poder del Rey, dijo “si quieres, puedes limpiarme.” “Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció” (Mateo 8:3). Aquí hay algo interesante. Número uno, había quienes se quejaban de que Jesús violaba la ley porque era ilegal tocar a un leproso. Y eso es verdad. Si usted tocaba a un leproso usted quedaba, ceremonialmente, impuro. Usted no podía entonces, entrar al templo de Dios. Sería como haber tocado a un muerto. Hasta que usted, primeramente, hubiera pasado por el baño ceremonial y otras cosas usted sería impuro. Pero lo que hizo Jesús no fue una violación horrible de la ley, el asunto es que cuando Jesús lo tocó, él ya no tenía lepra, así que allí hay también una cuestión de argumento. Pero lo interesante para mi es, “Si quieres”, y la respuesta de Jesús fue “Quiero”. Hay algunas personas hoy que no aprueban nuestra oración, “Señor, si es Tu voluntad, que así sea”. Yo no encuentro ningún problema con esa oración. De hecho, creo que cometemos un grave error al asumir que siempre sabemos cuál es la voluntad de Dios. Y asumir que Dios va a sanar en cada caso, realmente no es bíblico. Evidentemente con el apóstol Pablo, la voluntad de Dios no era sanarlo de ese aguijón en su carne, un ministro de Satanás lo estaba golpeando (abofeteando), tres veces oró Pablo pidiendo acerca de esto y finalmente el Señor le dijo, “Pablo, bástate mi gracia”.
  • 4. 4 Y así, cuando yo me presento a Dios con mis propias necesidades físicas, yo no lo veo como falta de fe. Solo lo veo como algo muy sabio y un acto de tremenda fe y completo compromiso de mi mismo con Dios al decir, “Señor, Tu voluntad sea hecha”. Yo he tenido momentos duros con algunas personas que se oponen a esto. Yo no tengo temor de la voluntad de Dios. De hecho, yo si tengo miedo de algo, y ello es, de cualquier otra cosa que no sea la voluntad de Dios para mí. Realmente yo no quiero salir de la voluntad de Dios. Y Pablo el apóstol dijo, “Es mi deseo que como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.” Mi mayor preocupación es que Cristo sea glorificado. Yo creo que tal vez en la mayoría de los casos el Señor responda, “Quiero, sé limpio”. Pero tal vez El no lo haga y debo estar dispuesto a aceptar cualquiera sea Su respuesta. Habiéndome encomendado completamente en Sus manos, si El dice, “Quiero, sé limpio”, alabo al Señor. Pero si El dice, “Esto es para la gloria de Dios para que usted pueda crecer realmente en su propio caminar y relación con Dios, llegando a confiar totalmente en El. Hay áreas que Yo quiero revelarle y glorias que quiero traer a su vida, y para que usted no sea exaltado debido a la gloria que voy a traer sobre usted, es realmente necesario que usted experimente esta debilidad en su carne para recordar constantemente su naturaleza humana porque yo voy a llevarle hacia una dimensión y hacia un reino que es justo, más allá”. Yo digo, “Bien, alabado sea el Señor. Su voluntad sea hecha”. Y no encuentro ningún problema con eso. Pero Jesús le dijo al leproso, “Quiero, sé limpio”. E inmediatamente su lepra fue sanada. Ahora Jesús le manda a él que, “Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos”. (Mateo 8:4). Es interesante para mi que, incluso en la ley de Moisés, había provisión para la cura de una enfermedad incurable. Y en la ley de Moisés se declara, “Esta será la ley para el leproso cuando se limpiare”. Así que Dios hizo provisión
  • 5. en la Ley para El hacer una obra que es contraria a la naturaleza; o sea sanar la lepra. E incluso en la ley, Dios hizo provisión para el leproso en el día de su sanidad por el obrar milagroso de Dios en su vida. Y en el día de su limpieza el debía ir y llevar dos palomas. Y una debía morir, su sangre puesta en un recipiente, y la otra, la que quedaba viva, debía ser sumergida en la sangre y luego debían soltarla para que se fuera volando. Y el leproso debía pasar por esta ceremonia de limpieza (purificación), pero es una ceremonia hermosa, al saber que se recibe una nueva libertad en la vida que usted tiene, cuando Dios ha manifestado Su poder milagroso en su vida. 5 Así que el Señor dice, Ve y sigue la ley. Ve al sacerdote y pasa por el ritual. Deja que el sacerdote te examine, permanece en esta casa durante siete días, que te examine nuevamente, y luego proclama que has sido limpiado, y después trae la ofrenda. El Señor le dijo que fuera y cumpliera con la ley. Ahora leemos el verso 5 de Mateo capítulo 8: “Entrando Jesús en Capernaum…” (Mateo 8:5), Capernaum es llamada más tarde Su ciudad. Jesús tuvo su centro de operaciones en Capernaúm sobre la Mar de Galilea. Yo puedo entender el por qué. ¡Qué lugar hermoso! Yo amo Capernaum desde el punto de vista estético. Me gusta mucho el agua y el cielo azul y todo el entorno. Es realmente un lugar hermoso. Y puedo entender porqué Jesús se acuarteló allí en Capernaum. El estaba entrando en Capernaum, y “…vino a él un centurión, rogándole…” (Mateo 8:5), Un centurión era un soldado romano. La primera persona que Jesús ministró era una leproso, un hombre que estaba fuera de la sociedad, discriminado por su enfermedad. La segunda persona que El ministra es un Gentil, es decir alguien que no es judío, uno quien estaba fuera del pacto con Israel, un centurión Romano que vino a El, rogándole,
  • 6. 6 “…diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará” (Mateo 8:6-8). Observe ahora, el entendimiento de la autoridad, que tenía este Centurión, pues él dijo: “Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace.” (Mateo 8:9). Yo comprendo que cosa es la autoridad, Señor. Yo soy un hombre bajo autoridad y tengo soldados bajo mis órdenes. Yo comprendo la autoridad; hay una cadena de orden en la autoridad. Yo estoy bajo autoridad y tengo hombres debajo de mi. Ningún hombre que no es gobernado él mismo, no puede gobernar debidamente. Si hay un hombre que no tiene el sentido de “Yo estoy bajo autoridad”, un hombre que no tiene ese concepto, entonces usted tiene una situación trágica y tendrá tiranía, yo tengo que estar bajo esa autoridad de Dios. Ningún hombre puede realmente gobernar si no está él mismo bajo autoridad y comprende el principio de autoridad. “Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto,
  • 7. y lo hace. Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. “ 7 “Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe.” (Mate 8:10). Nunca conocí a un israelita con tanta fé… aquí tenemos a una persona que viene del reino gentil, uno que viene del imperio romano, él está fuera del pacto de Israel, pero aquí él está mostrando una tremenda fe en Jesucristo. “Señor, Tú no tienes que venir, solo dí la palabra. Yo se de que se trata la autoridad. Tu solo debes decirlo”. Y Jesús prosiguió para predecir el trabajo glorioso del Espíritu de Dios entre los Gentiles. “Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos;” (Mateo 8:11). El oriente y el occidente se refieren a las naciones gentiles. Muchos saldrán de los gentiles, y se sentarán con Abraham, Isaac y Jacob. Es interesante que cuando pienso acerca del cielo, generalmente pienso en Pablo y Juan y muchos de los personajes del Nuevo Testamento. Realmente nunca pensé mucho en sentarme con Abraham, Isaac y Jacob. De hecho pienso que será una gran emoción, pero hay tantos que estarán allí. Pienso en David, sera grandioso estar con él. Elías y Eliseo, me gustan esos personajes. Pero el reino de los cielos estará integrado, dijo Jesús, por muchos Gentiles también. Leemos ahora en el verso 12: “mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.” (Mateo 8:12). A causa del rechazo de los Judíos hacia Jesucristo, las gloriosas buenas nuevas de Dios serán llevadas al mundo de los gentiles y muchos saldrán de ese mundo gentil y serán parte del glorioso reino de Dios, considerando que los
  • 8. niños del reino, la cimiente natural de Abraham, debido a su rechazo del Mesías, no entrarán en el reino. “Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora.” (Mateo 8:13). 8 El próximo milagro de Jesús fue realizado sobre una mujer, que en esa cultura tan particular no era respetada y estimada como lo es hoy. En esa época cuando una mujer estaba embarazada, al momento de dar a luz, todos se reunían en su casa y preparaban una gran fiesta y celebración. Y si la partera salía y decía “Es un varón”, todos comenzaban a celebrar y tener una gran fiesta. Pero si la partera salía y decía, “Es una niña”, todos recogían sus cosas y se iban a sus casas. La primera persona que Jesús tocó fue un leproso, un discriminado por la sociedad. La segunda persona fue un Gentil, separado del pacto. La tercera persona es una mujer, que era subestimada. Jesús nunca subestimó a nadie, ni excluyó a nadie. El reino no excluye a nadie. Vino Jesús a casa de Pedro, y vio a la suegra de éste postrada en cama, con fiebre. Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servía. (Mateo 8:14-15). “Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos; para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias”. (Mateo 8:16-17). En cuanto al capítulo 53 de Isaías, cuando él está profetizando acerca del siervo de Dios, el Mesías, él dice, “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”, y existen aquellos estudiosos de la Biblia hoy en día que quieren hacer que esto encaje solo para la sanidad espiritual, pero
  • 9. realmente, el comentario más acertado no siempre es el de aquellos que se declaran a sí mismos estudiosos de la Biblia. El mejor comentario que usted tiene del Antiguo Testamento, es el inspirado en el Nuevo Testamento. Y aquí Mateo, escribiendo por la inspiración del Espíritu Santo, declara acerca de la sanidad física sobre todas estas personas que fueron traídas a Jesús y también cuando El estaba en la casa de Pedro en la tarde, y cuando Jesús los sanó a todos ellos, lo que Jesús estaba haciendo era que la profecía de Isaías se cumpliera. Así que Mateo toma la profecía de Isaías para incluir tanto sanidad física como sanidad espiritual. 9