La vida es un conflicto continuo. El conflicto es la vida misma: conflictos con proveedores, con clientes, con partners, con las administraciones, con la pareja, con la familia no con los amigos. Si en tu vida no hay conflictos es que no tienes vida y vives aislado de todo contacto con la humanidad. Pero lo malo no es el conflicto, sino su mala gestión.
[artículo de Francisco Alcaide en el nº 115 de Executive Excellence, septiembre 2014]
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NIKE, EMPRESA NIKE Y SU ESTUDIO EN BASE A LA MATRIZ BCG
No conviertas un desacuerdo en una discusión
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No conviertas un
desacuerdo en
una discusión
La vida es un conflicto continuo. El conflicto es la vida mis-
ma: conflictos con proveedores, con clientes, con part-
ners, con las administraciones, con la pareja, con la familia
o con los amigos. Si en tu vida no hay conflictos es que no
tienes vida y vives aislado de todo contacto con la humanidad.
Esta historia lo refleja así:
«Un anciano fallece, llega al cielo y se encuentra con San Pe-
dro que le dice:
– Te has portado muy bien, como premio puedes pedir lo que
quieras.
El anciano, tras una pausa, responde que le encantaría ha-
cerle una pregunta a Dios. Se le concede el deseo, se presen-
ta ante él y le lanza la siguiente cuestión:
– ¿Algún día se acabarán los conflictos entre los hombres?
Y Dios responde:
– Tengo buenas y malas noticias para esa pregunta. ¿Por cuál
quieres que empiece?
El anciano le invita a empezar por la buena. Y Dios concluye:
– La buena noticia es que algún día se acabarán los conflic-
tos. La mala es que no será durante mi existencia».
Sin embargo, un conflicto no tiene por qué ser per se algo ne-
gativo. Un conflicto es, en realidad, un punto en el que existe
alguna diferencia, y por tanto, también una ocasión de cre-
cer si se gestiona adecuadamente, una oportunidad de salir
fortalecido si se encauza de la manera correcta. El conflicto
permite conocernos a nosotros mismos y a los demás; des-
cubrir otros ángulos y puntos de vista, y por supuesto, madu-
rar como profesionales y personas.
El problema, a menudo, es que los conflictos se gestionan
muy mal. Ante un conflicto, la parte más débil suele huir o
ceder, y eso siembra resquemores que acaban floreciendo
con el tiempo de manera más cruda. En otras ocasiones,
cuando las dos partes son ʻgallos de peleaʼ, se intenta ver
quién es más, y eso también suele acabar mal.
La experiencia demuestra que a menudo los conflictos no
se gestionan buscando el win–win, sino quedar por encima y
llevar razón. Para algunos, lo mejor de ganar es que hay otro
que pierde. Desde luego, eso es un grave error. Ya Daniel Go-
leman, autor de Inteligencia Emocional, advirtió que «el éxito
de una pareja está en cómo llegar a un acuerdo sobre cómo
estar en desacuerdo». Porque el conflicto siempre va unido a
otro aspecto esencial para la vida y la empresa: saber nego-
ciar. Siempre que existe un conflicto hay que intentar llegar a
un acuerdo, y para ello la herramienta de la que nos valemos
es la negociación.
Apuntamos algunas breves ideas para aprender a gestionar
conflictos:
1. El desacuerdo es lo normal. Acéptalo. El conflicto no es
una lucha ni una batalla. Cada persona ve las cosas desde
su atalaya como resultado de su sistema de creencias fruto
de su pasado, vivencias y experiencias. No conviertas un
desacuerdo (conflicto) en una discusión (guerra).
2. Nunca actúes a la defensiva. Nuestra primera evaluación
suele ser siempre de juicio, no de comprensión. Ser cons-
ciente de ello permite gestionarlo. Aprender a escuchar
sin emitir de inmediato juicios es lo primero para solventar
conflictos.
3. Si tu carácter te puede, estás perdido. Los ʻcalentonesʼ
casi nunca conducen a nada. Además, para compensar la
salida de tono, suelen hacerse concesiones a posteriori
que nos dejan en desventaja. Actuar con calma amansa a
las fieras.
4. No interrumpas al interlocutor. Dale a la otra parte la
oportunidad de hablar sin cortar la conversación. Él tam-
bién tiene su propia opinión. No te resistas, ni te defiendas,
ni discutas. Eso solo levanta barreras a la comunicación.
5. Busca puntos en común. Siempre existen. Una vez escu-
chada la otra parte, antes que nada, expón las áreas en las
que se está de acuerdo. En contadas ocasiones, las cosas
son de color blanco o negro. Halla las áreas de coinciden-
cia que facilitan seguir avanzando.
6. El orgullo déjalo en casa. No hay nada peor que tomar de-
cisiones basadas en factores personales. Hundirse con tal
de hundir al contrario. Si en algún punto te has equivocado,
admítelo. Eso desarma las ganas de pelear y muestra una
actitud constructiva para construir.
7. Piensa y estudia las ideas de las otras personas. Y hazlo
en serio, a lo mejor la otra parte puede tener razón en al-
gunos de sus argumentos. Escuchar es estar dispuesto a
cambiar de opinión.
8. No te precipites al tomar acción. Y así podrás pensar con
calma y en frío el problema. La distancia permite ver las
cosas de otra manera. Estar demasiado a la batalla nubla
el juicio. Es bueno tomarse tiempo para el análisis. La cla-
ridad la da la distancia.
9. No se trata de ganar o perder. Eso forma parte de los jue-
gos deportivos, no de los conflictos. Resolver un conflicto
rara vez tiene que ver con quién tiene razón, y mucho con
reconocer y apreciar las diferencias para avanzar.
10. La actitud es esencial. Actitud es predisposición, y los
conflictos se solucionan cuando hay voluntad por solucio-
narlos. Por ello es fundamental tener espíritu de colabo-
ración.
Benjamin Franklin (1706–1790), que tenía mucha mano iz-
quierda en asuntos diplomáticos, decía en cierta ocasión: «Si
discute usted, y pelea y contradice, puede lograr a veces un
triunfo; pero será un triunfo vacío, porque jamás obtendrá
la buena voluntad del contrincante». También Woodrow Wil-
son (1856–1924), quien fuese Presidente de Estados Unidos,
afirmaba: «Si vienes hacia mí con los puños cerrados creo
poder prometerte que los míos se cerrarán más rápido que
los tuyos; pero si vienes a mí y me dices, sentémonos y con-
versemos, y si estamos en desacuerdo, comprendamos por
qué estamos en desacuerdo y en qué lo estamos, llegaremos
a advertir que al fin y al cabo no nos hallamos tan lejos el
uno del otro, que los puntos en que diferimos son pocos y los
puntos en que convenimos son muchos, y que si tenemos la
paciencia y la franqueza y el deseo necesario para ponernos
de acuerdo, a ello llegaremos».
Tu capacidad de aprender es tu activo más valioso, y la mejor
forma de aprender es ‘aprendiendo de los mejores’, de aque-
llos que ya han llegado donde tú también quieres llegar.
Aprendiendo de los mejores (Alienta) –ya en
su 5ª edición, nominado al Premio Knows-
quare 2013 al mejor libro de empresa y tra-
ducido al chino en 2014– recoge las claves del
éxito de más de 50 conocidas personalidades
a nivel internacional –diez por cada una de
ellas– con el correspondiente análisis por
parte del autor en torno a cinco temas: Desa-
rrollo Personal, Emprendimiento, Liderazgo
y Management, Libertad Financiera y Espiritualidad.
En la obra se puede aprender de la sabiduría de empresarios
(Amancio Ortega o Richard Branson), directivos (Jack Welch
o Bill Gates), speakers (Anthony Robbins o Brian Tracy), ex-
pertos inversores (Robert Kiyosaki o Warren Buffet) o figuras
que han dejado huella en la historia (Nelson Mandela o la
Madre Teresa de Calcuta), entre otros muchos.
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Hay gente que piensa
que lo mejor de ganar
es que otro pierde
Acepta el desacuerdo,
es lo normal. Lo
importante es la
voluntad por llegar a
un acuerdo
Opinión de expertos / Francisco Alcaide Hernández, experto en management y desarrollo personal.
Autor de Aprendiendo de los mejores (Alienta, 2013) www.franciscoalcaide.com | www.aprendiendodelosmejores.es | @falcaide