3. FUNCIONAMIENTO
El oído es el órgano encargado de la
audición y el equilibrio, su función es
convertir las vibraciones sonoras en
impulsos nerviosos. Consta de tres partes
distintas, cada una de ellas realiza una
función diferente:
Oído externo
Oído medio
Oído interno.
5. OÍDO EXTERNO
El oído externo está formado por la oreja y un canal
auditivo de, aproximadamente, 2 cm de largo. La
función de la oreja es proveer protección al oído
medio con el fin de prevenir cualquier daño al
tímpano. Además, canaliza las ondas sonoras que,
gracias a la longitud del canal auditivo, pueden ser
amplificadas hasta 3000 Hertz para llegar al tímpano
sin ninguna modificación. Cuando el sonido
atraviesa el oído externo, aún lo hace en forma de
ondas a presión o impulso, con regiones donde la
presión se ve alterada. No sucede sino hasta que el
sonido llega al tímpano que la energía de las ondas
mecánicas se convierte en vibraciones internas del
hueso.
6. Cerumen
El cerumen o cerilla es una
sustancia amarillenta y
cerosa secretada en el
conducto auditivo
humano y en el de
muchos otros mamíferos.
El cerumen juega un
importante papel en el
canal auditivo del ser
humano, ya que ayuda
en su limpieza y
lubricación, y también
proporciona protección
contra algunas bacterias,
hongos e insectos. El
exceso de cerumen o el
incrustamiento de éste
puede presionar el
tímpano u ocluir el
conducto auditivo
externo, además de
perjudicar el sentido del
oído.
8. OÍDO MEDIO
El oído medio es una cavidad llena de aire donde se
encuentra el tímpano y tres huesos pequeños
interconectados :
El martillo
El yunque
El estribo.
El tímpano es una membrana fuertemente estirada que vibra
cuando la presión de las ondas sonoras la alcanzan. Una
compresión fuerza al tímpano hacia adentro, mientras que
una refracción lo empuja hacia fuera, de esta manera, el
tímpano vibra a la misma frecuencia que la onda sonora
produciéndose el fenómeno de la acústica. Al estar
conectado al martillo, los movimientos del tímpano activan a
los tres huesillos para que se muevan a la misma frecuencia
que el sonido. A su vez, el estribo se encuentra conectado al
oído interno; y así, las vibraciones que llegan a este se
transmiten al fluido del oído medio donde se comprimen las
ondas sonoras.
10. OÍDO MEDIO
Los tres pequeños huesos actúan
como palancas para amplificar las
frecuencias de las ondas. Debido
a una ventaja mecánica, la forma
del estribo es más eficiente que la
del martillo. Inclusive es mejor que
la del tímpano ya que Desde que
la presión de la onda choca
contra la superficie plana del
tímpano, se concentra en las
pequeñas curvas del estribo, por
ello la fuerza del estribo al vibrar es
15 veces mayor que la del
tímpano. Esta característica realza
nuestra habilidad para oír aquellos
sonidos casi imperceptibles. La
cavidad del oído medio se
conecta a la boca por el Tubo de
Eustaquio. Esta conexión permite
igualar la presión dentro de las
distintas cavidades del oído.
Durante un resfriado, este tubo se
bloquea con mucosa y es incapaz
de equilibrar la presión;
generalmente esto provoca dolor
de oídos y otros malestares.
11. TROMPA DE
EUSTAQUIO La trompa de
Eustaquio es un
canal pequeño que
conecta el oído
medio con la parte
trasera de la nariz y
la parte superior de
la garganta
(nasofaringe). Su
propósito es igualar
la presión del aire en
el oído medio con la
presión fuera de
éste.
12. OÍDO INTERNO
El oído interno se encuentra alojado profundamente en el hueso
temporal y está formado por una serie de estructuras complejas
que se encargan de la audición y el equilibrio del ser humano.
La cóclea y los canales semicirculares constituyen el laberinto
óseo. Los tres canales semicirculares (posterior, superior y lateral)
intervienen en el equilibrio.
La cóclea es un tubo óseo con forma de caracol. El techo de la
cóclea está revestido por la membrana vestibular y el suelo por la
membrana basilar, en la cual descansa el órgano de Corti que es
el responsable de la audición.
Dentro del laberinto óseo se encuentra el laberinto membranoso
sumergido en un líquido llamado perilinfa. El laberinto membranoso
incluye utrículo, sáculo y canales semicirculares, conducto coclear
y órgano de Corti; contiene, además, un líquido llamado endolinfa.
Entre estos dos líquidos se establece un delicado equilibrio;
muchos trastornos del oído se deben a alteraciones de éste.
14. PROCESO AUDITIVO
En el oído interno existe una cavidad en forma de espiral, el
caracol auditivo o cóclea, separada del oído medio por la
ventana oval. El caracol se divide en dos membranas: la
membrana vestibular y la membrana basilar, divididas a su vez en
tres compartimentos llenos de líquido. Sobre las fibras del nervio
auditivo, que discurren a lo largo de la membrana basilar, se
asientan unas células ciliadas que constituyen los auténticos
receptores auditivos. La audición o sensación sonora se produce a
partir de una vibración. Cuando el pabellón auricular recoge las
ondas sonoras, estas se reflejan en sus pliegues y penetran en el
conducto auditivo externo hasta que chocan con el tímpano. Esta
membrana empieza a vibrar con una determinada frecuencia e
intensidad. La cadena de huesecillos del oído medio amplían este
movimiento vibratorio y lo transmitena la ventana oval, ya en el
oído interno. Aquí, la energía mecánica de las ondas sonoras se
transforma en energía eléctrica gracias a que las fibras del nervio
auditivo estimulan el órgano de Corti, ubicado en el caracol, y
transmiten la sensación auditiva al cerebro.
15. EL EQUILIBRIO
El sentido del equilibrio, o sea, aquellas sensaciones
que nos informan en todo momento de la posición
de nuestra cabeza con respecto al espacio
tridimensional en que nos movemos, reside en el
oído interno
El equilibrio dinámico, el que mantiene nuestro
cuerpo en los movimientos de giro y aceleración, es
posible gracias a los canales semicirculares del
aparato vestibular: el canal superior, el canal
posterior y el canal externo. En la ampolla o extremo
de cada canal se encuentra la cresta, provista de
finos cilios inervados por un nervio craneal.
16.
17. El movimiento del liquido que contienen los canales, la
endolinfa, empuja los cilios, cuya torsión representa el
estímulo eficaz para la creación del impulso nervioso. El
equilibrio estático, el que mantiene el cuerpo cuando
permanece quieto o se desplaza de forma rectilínea, se
controla desde el utrículo, una cámara del aparato vestibular.
En su interior se localiza la mácula, un conjunto de células
ciliadas, y pequeñas masas óseas o calcáreas llamadas
otolitos. Cuando se altera la posición del cuerpo respecto al
campo gravitatorio, los otolitos tuercen los cilios de las células
de la mácula, que inician la descarga de impulsos en las
neuronas vestibulares. Una prueba simple para comprobar el
correcto funcionamiento del mecanismo del equilibrio
consiste en permanecer de pie, con los ojos cerrados y los
pies juntos.
Si existe alguna deficiencia en los utrículos, el individuo
empieza a oscilar de un lado a otro y quizá acabe por caer.