Cantabria se encuentra en el norte de España, limitando con el mar Cantábrico, Asturias, León, Palencia, Burgos y el País Vasco. Su capital es Santander. Tiene un paisaje variado con la cordillera Cantábrica y los Picos de Europa, y su gente disfruta de la naturaleza a través de actividades como la pesca, caza y senderismo. Algunos lugares turísticos incluyen Santander, sus playas y pueblos como Santillana del Mar, San Vicente de la Barquera y Castro Urdial
Este río de 930 kilómetros, nace en Cantabria (Fontibre) pasa por las comunidades de Castilla y León, La Rioja, Navarra, Aragón y desemboca por Cataluña.
E l Palacio Real de la Magdalena es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad de Santander. Fué construido en 1908, por aportación popular de los cantabros y destinado a residencia para la familia real Española ( Alfonso XIII ), que disfrutó en Santander de los famosos baños de ola de las playas del Sardinero. A ctualmente es un importante atractivo turístico y lugar de recreo para los santanderinos. También alberga en él la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), donde todos los veranos acuden a su cita importantes personalidades, que imparten en sus aulas lecciones magistrales para alumnos venidos de todas las partes del mundo. Aprobado por unanimidad el manifiesto de Santander Capital Europea de la Cultura 2016
Visitas obligadas en la ciudad de Santander son las de la Iglesia del Cristo y la Catedral, de estilo gótico y asentada sobre las ruinas de un monasterio medieval del siglo XIII; la Biblioteca Menéndez Pelayo, cuyo origen está en los más de 40.000 volúmenes regalados a la ciudad por el insigne polígrafo santanderino Marcelino Menéndez y Pelayo; el Palacio Real de la Magdalena, antigua residencia veraniega de la familia real al inicio del presente siglo y actual sede de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP); el Museo Regional de Prehistoria y el Museo Marítimo del Cantábrico. La ciudad cuenta, también, con un parque y campo de golf, el de Mataleñas. Al otro lado de la Bahía, en Pedreña, a quince minutos de paseo en barco, se encuentra el Real Golf de Pedreña, en cuyos hoyos se forjó el mundialmente conocido Severiano Ballesteros. La oferta golfista se completa con el recinto situado en el Abra del Pas, a diez minutos de la ciudad, y en uno de los parajes más bellos del entorno santanderino. Un histórico establecimiento de juego, el Gran Casino de El Sardinero, y dos edificios emblemáticos de reciente construcción: el de la Asamblea Regional, rehabilitación del antiguo Hospital de San Rafael, y el Palacio de Festivales, diseñado por Sainz de Oíza y sede de las actividades del FIS, son buena muestra de como la arquitectura puede y debe servir para realzar una ciudad.
Playa del Sardinero I: Bandera Azul, 350 mts., urbana, paseo, ocupación alta, arena dorada, olas moderadas, SOS, Cruz Roja, Salvamento, policía local, kiosko Oficina Turismo, Parking, bus, WC, duchas, limpieza, papeleras, teléfono, sombrillas/hamacas, kiosko balneario, Puerto Deportivo de Santander. Playa del Sardinero II: Bandera Azul, 1.000 mts., urbana, paseo, ocupación alta, arena dorada, olas moderadas, SOS, Cruz Roja, Salvamento, policía local, Parking, bus, WC, duchas, limpieza, papeleras, teléfono, sombrillas/hamacas, kiosko balneario, acceso minusválidos, Club y Puerto Deportivo de Santander.
Playa de la Concha : 250 mts. Playa de la Magdalena: 900 mts Playa del Camello: Bandera Azul, 200 mts Playa de los Bikinis : 250 mts Playa de los Peligros: 200 mts
BalnearioEl Balneario de Puente Viesgo es uno de los más famosos de España y está a unos minutos andando desde nuestra casa. Recomendamos que disfruten del Templo del Agua. GolfCantabria, con Severiano Ballesteros como máximo representante, posee numerosos campos de Golf con maravillosas vistas donde poder disfrutar un bonito día. FútbolEl Racing de antander está completando unas temporadas magníficas estos últimos años, habiéndose clasificado para las semifinales de la Copa del Rey. FestivalesEl Palacio de Festivales ofrece espectáculos durante todo el año, destacando el Festival Internacional de Santander, uno de los festivales más famosos durante el verano. PescaEl Río Pas se encuentra a menos de diez minutos andando desde nuestra casa. Es uno de los ríos más importantes para la pesca del salmón y de la trucha. VelaSi lo que prefiere son los deportes náuticos no olvide la multitud de escuelas de vela, surf, windsurf que hay por toda la costa cántabra. CaballosMontar a caballo puede ser una experiencia maravillosa en Cantabria. Se pueden realizar paseos a caballo por diversos lugares. Así como aprender a montar en diferentes escuelas. KartingCantabria posee numerosos circuitos de kart, desde el circuito de Dani Sordo, hasta circuitos cubiertos como los cercanos de Renedo y Barros. RaftingEn Cantabria encontrarán multiples posibilidades para practicar deportes de montaña. ExtremeSi prefiere los deportes extremos, también es posible practicarlos en diversos lugares de Cantabria.
Ribadeo costa cantabrica En Alfoz de Lloredo destaca la localidad de Cigüenza, cerca de Novales, por su monumental iglesia, una de las edifi- caciones religiosas más espectaculares y menos conocidos de Cantabria. Es una de las obras cumbres del barroco en la región, mandada construir por un indiano del lugar, Antonio de Tagle Bracho, primer conde de Casa Tagle desde el Perú, en 1743. Excelente cúpula cen- tral sobre pechinas. Bóvedas góticas y evolucionadas sobre terceletes y combados. Algunos quieren ver en esta iglesia influencias de la arquitectura me- dicante peruana. El pueblo es un conjunto homogéneo y bien conservado de arquitectura montañesa, lo que le valió su declaración como conjunto histórico-artístico en 1979.
Es frecuente oír decir a quien ha regresado de un viaje por la cornisa cantábrica: "qué bien se come en el norte!"; y la ponderación generalmente supone dos cosas, que lo que se come es sabroso y que la cantidad es siempre abundante. Pero la afirmación es tanto más verdadera cuanto más se acerca a la cocina tradicional. Aunque a lo largo de los recorridos por la provincia ya se ha intentado advertir sobre cuáles son las especialidades gastronómicas de cada zona, haremos aquí una recapitulación general. Para ir ordenadamente, lo mejor es establecer seis apartados: guisos, pescados, carnes, quesos, dulces y bebidas. Entre los guisos, aunque el cocido montañés es sin duda el más popular, quizá se pueda establecer una diferencia entre los guisos marineros y los del interior. El cocido es el guiso del interior y sus principales componentes son la alubia y la berza, adornadas con carne de cerdo y morcilla de arroz; el componente vegetal puede tomarse como primer plato y los adornos como segundo; el consejo no es banal, pues un cocido montañés es mucho plato como para precisar algo más que el postre. Otro tanto cabe decir del cocido lebaniego, en el que la base de alubias se cambia por la de garbanzos. En cuanto a los guisos marineros, el más conocido es el que se hace a base de bonito, patatas, cebolla, pimiento y tomate, pudiendo llevar además guindilla, pimienta y vino blanco. Este plato, que es común a casi toda la zona costera, recibe diferentes nombres, siendo los más frecuentes el de sorropotún (en San Vicente de la Barquera) y marmite (en Santoña y Laredo). Otros guisos marineros que merecen ser citados son la merluza en salsa verde, los calamares encebollados o en su tinta, los bocartes y las almejas a la cazuela. En el capítulo de los pescados la variedad es enorme porque el Cantábrico puede no ofrecer cantidad, pero sí calidad y variedad. Las modalidades, cuando no se trata de guisos son limitadas, a la plancha, o rebozado y frito; y las mejores especies, la merluza, el rodaballo, el bocarte, la sardina, el bonito, el congrio y esas que genéricamente se denominan pescados de roca que, con frecuencia, son el fruto de la pesca con caña desde la orilla o de la pesca submarina. Algunas advertencias: aquí a los calamares fritos se les llama rabas; en Santoña se pueden comprar y comer las mejores anchoas de España; las sardinas asadas son una buena merienda-cena en muchos puertos de pescadores; y conviene saber que para degustar algunos de los mejores frutos del mar a veces no es necesario más lujo que una sencilla mesa de madera, que posiblemente hasta cojee, cubierta con un modesto mantel de papel Los ríos y las rías ofrecen buenas truchas, algunos salmones y las deliciosas angulas. Las truchas las ponen bien en muchos sitios, el salmón ya no tanto, y con la angula el único cuidado que hay que tener es el del precio. En el apartado de carnes, nos centraremos en aquéllas que puedan tener algo de peculiaridad regional. Si se puede no se debe dejar pasar la oportunidad de probar la sabrosísima carne de vaca tudanca, posiblemente lo mejor de la región. Como notas exóticas se recomienda el venado, el corzo y, para los más atrevidos, el jabalí; dichas especies se encuentran sobre todo en el valle de Cabuérniga y en Liébana. Si se tiene acceso al cerdo de la matanza casera no hay que negarse ni olvidar, para entenderse, que a este animal lo llaman en muchas zonas de Cantabria simplemente El cabrito y el cordero se encuentran con más facilidad y calidad en Liébana y en Campoo. En el capítulo de los quesos empezaremos por aquellos que disponen de su correspondiente denominación de origen. Queso de Cantabria: se produce en varios lugares a partir de leche de vaca y es suave y mantecoso; aquí lo llaman queso de nata. Queso genérico de Liébana: son quesos lebaniegos que se elaboran a partir de leche de oveja, vaca y cabra; hay tres variedades: Picón (el mejor es el de Tresviso), Ahumado (de Aliva) y el Quesuco (de Lebeña, por ejemplo). Los tres son quesos fuertes de sabor y de cuidado proceso de curación. Y sin denominación de origen, conviene probar el queso pasiego fresco que se elabora con leche de vaca en la zona de Pas. Le llega ahora el turno a los dulces y, naturalmente, hay que empezar por el sobao y la quesada. Cualquiera de ellos es delicioso y ambos son productos típicos del valle del Pas. Menos genuinamente cántabros son el arroz con leche, las natillas y la leche frita, pero hay muchos lugares donde estos postres son el complemento ideal de un buen cocido. Cantabria es tierra aficionada a la pastelería y en ella hay que destacar los hojaldres que adoptan distintas formas: pantortillas en Reinosa, corbatas en Unquera o sacristanes en Liérganes. Santander tiene magníficas pastelerías, pero seguramente las mejores de la provincia están en Torrelavega; su especialidad son las polkas, pero se recomienda probar un poco de todo. Y, por fin, la bebida o, si se prefiere, el orujo de Potes, que es la única que puede considerarse genuina de la región, pues ese vino que llaman tostadillo y que también es lebaniego no hay quien lo encuentre. El orujo es un aguardiente que hasta hace unos años se destilaba artesanalmente con alquitaras de cobre; tras la correspondiente prohibición, el orujo de Potes pasó a elaborarse industrialmente con todas ias garantías que la legislación europea exige y, de ese modo, el orujo de producción artesana triplicó su precio. Quiere decir esto que, aunque las alquitaras caseras están prohibidas, sigue habiéndolas. Aunque los entendidos dicen que es mejor el casero, el industrial es de buena calidad; en esto de las bebidas ya se sabe que siempre ha habido muchos mitos. Y, hablando de mitos, del orujo se dice que los dos sistemas que indican su bondad son el rosario y el aroma; el rosario es una cadena de burbujas que debe quedar flotando cuando se agita la botella, y lo del aroma se comprueba como si de perfume se tratara, teniendo en cuenta que, una vez evaporado, debe oler a pepita de uva no a alcohol.
Cantabria no es tierra de reputadas fiestas cargadas de tradición. No obstante, los cántabros tienen sus fiestas, su música y su danza a través de las cuales, con mayor o menor algarabía y, desde luego, de forma menos ostentosa que en otras partes, celebran cuanto tienen que celebrar. Si se buscan los orígenes del folclore o de las fiestas de Cantabria, no es posible remontarse hasta tiempos muy lejanos. Sin duda hubo una tradición, pero ésa en su mayor parte se perdió. Pero como un pueblo no puede sobrevivir sin fiestas, cuando se perdió una tradición se inventó otra nueva. Así, a Cantabria llegaron o quizá se recuperaron encierros, carnavales, desfiles de carrozas o esa popular y difundida costumbre de la fiesta gastronómica, cuyo remoto y olvidado origen podría estar en las cacerías de bisontes de los habitantes de Altamira. De todas formas, los cántabros hacen lo posible por mantener e incorporar cuanto ha llegado hasta nuestros días del folclore de esta tierra. De ese modo, en cualquier romería o celebración se pueden escuchar y ver los cantos y danzas que por su ritmo pueden ser a lo alto y a lo bajo o a lo ligero y a lo pesao, acompañados por el pandero y el bígaro o por el pito y el tamboril. Entre las danzas, algunas de ellas recuperadas en los años veinte por Matilde de la Torre, en Cabezón de la Sal, destacan la Baila de Ibio, danza guerrera de supuesto origen cántabro; la danza del Romance del Conde Lara, de aire cortesano; la danza de los arcos, de talante más campestre; o algunas otras, como el Pericote de Liébana. Aunque quizá lo más original del folclore de Cantabria sean los Picayos y las Marzas. Las danzas de los Picayos se acompañan o acompañaban de canciones de tema cambiante, que aludían a las necesidades o quejas del pueblo planteadas ante el patrono o patrona del lugar como petición para que fueran atendidas. Quizá una derivación de estas canciones sean las letras de los más actuales copleros, que no eluden ni las mofas ni el escarnio de personajes o instituciones. Las Marzas, por su parte, es una fiesta dedicada a la llegada de la primavera que ha mantenido viva su tradición en la zona de Reinosa y en el valle de Toranzo, con sus coplas en demanda de obsequios. Estas coplas se cantan, en algunos lugares la última noche de febrero, siendo el primer verso del romance marcero el que dice: "Marzo florido, seas bienvenido". Los días de fiesta son también ocasión propicia para los concursos de algunos deportes populares, tales como las regatas de traineras, el juego de los bolos o, de origen más reciente, las competiciones de arrastre de parejas de bueyes o vacas. Pero quizá la forma más popular de festejo sea la romería, entendida aquí como baile y merienda al aire libre, en la que no falta ni la orquesta, ni los puestos de chucherías y golosinas, así como el bar ambulante y el puesto de churros y patatas fritas.