El autor reflexiona sobre la despoblación de su pueblo, Pozo Alcón, y la resignación de sus habitantes a dejar que muera. A pesar de que la Sierra y el pantano cercanos ofrecen oportunidades para cultivar y atraer turismo, nadie ha hecho nada para aprovecharlos y transformar la economía local. El autor cuestiona por qué los residentes están tan resignados cuando no han agotado todas las posibilidades para cambiar el futuro del pueblo.
PROPUESTAS Y RECOMENDACIONES PARA UN NUEVO TRATO ENTRE EL ESTADO, LOS PUEBLOS...
Reflexiones junto a la fuente taza, mayo 2018
1. REFLEXIONES JUNTO A LA
FUENTE TAZA
…resignados, ¿por qué?
En más de una ocasión, hemos hablado de “sentimientos y afectos” como
elementos que, de alguna manera, hacían regresar a su pueblo a muchos
poceños que, desde hace más de sesenta años y sin solución de continuidad,
nos vienen abandonando. Días atrás, me encontré con un buen amigo que
hace más de treinta años nos dejó y vino para despedirse de una parte muy
importante de sus afectos. Tras los saludos de rigor e interesarnos por nuestras
respectivas familias me pregunta: ¿y tú, dónde vives?. Pues aquí, en nuestro
pueblo, le respondí… y me dice “creía que, una vez jubilado, te habrías
marchado a Granada u otro sitio, lejos de este pueblo que cada día va a menos
y que no ofrece ningún aliciente para vivir en él”. Es posible que tengas razón,
que nuestro pueblo sea aburrido, que lo es; que va cada día a menos, que
también; que no ofrece ningún aliciente para quedarse, cierto. Entonces le
espeté: Pues mira, salgo a la terraza de mi casa, giro la cabeza a la derecha,
hacia el norte y aparece la Sierra
del Pozo, nuestra Sierra, y doy
rienda suelta a la imaginación y
pienso en las muchas
oportunidades que nos ofrece y que
me he “atrevido a sugerir”, sin
lograr interesar a nadie… Cada
mañana, en mis caminatas diarias,
a la ida, veo como los olivos –
árboles agradecidos donde los
haya- responden a los cuidados que
les prestan sus propietarios y
pienso… ¡qué cantidad y variedad de productos se podrían cultivar entre las
claras de las hileras, aprovechando las magnificas infraestructuras de regadío!
A la vuelta, durante todo el recorrido,
tengo frente a mí la Sierra y pienso…
en ese gran bulevar, desde el Km. 1
de la A-326 (carretera de la Bolera)
hasta el Km. 7, junto a Arroyo Seco, e
imagino el Pantano casi en la “puerta
de casa” y los grandes beneficios que
esa circunstancia nos puede
proporcionar… Y como no podía ser de
otra manera, pienso en esas viviendas
2. del poblado de Confederación y en la casa de Medio Ambiente que, de manera
inexorable serán víctimas de la piqueta, habiendo desaprovechado la ocasión
de convertirlas en alojamientos rurales y favorecer la creación de puestos de
trabajo… Sí, amigo, como ves hay “alicientes” para quedarse, siempre que
estemos convencidos de que realmente existen y que estemos dispuestos a
colaborar en la transformación de este pueblo que, desde hace mucho tiempo,
vive instalado en el “pesimismo y la resignación”, esperando que se cumpla el
diagnóstico de aquellos que afirman que… “ la España rural se muere” y que
sólo falta la firma del certificado de defunción.
Muchas veces me pregunto: resignados, ¿por qué?, ¿acaso hemos agotado
todas las posibilidades de transformar Pozo Alcón?, para que podamos decir…
”lo hemos intentado de mil formas diferentes, pero esto no tiene solución”.
Hasta el día de hoy, no se ha hecho nada. Nadie se ha planteado el asunto más
allá de las charlas de bar, bodas, bautizos y comuniones… ni Ayuntamiento, ni
partidos políticos, Comunidad de Regantes, Cooperativa, Empresarios… Sí,
amigo, quienes os fuisteis cada vez tenéis menos “pretextos” para venir,
aunque sólo sea de visita. Los afectos: hijos, nietos y algún biznieto están junto
a vosotros y los que dejasteis aquí, cada vez son menos. El hilo de los
sentimientos que nos unen cada vez es más delgado, más frágil, casi
imperceptible.
Pozo Alcón, mayo de 2018
Francisco Quiñones Martínez