F
¿Por qué este capítulo fue
ubicado en el centro de Levítico?
Día
de la
Expiación
Lv. 16
E
Lv. 10-15
D
Lv. 17-20
Lv. 1-7
B
A
Éxodo
Génesis
D’
Leyes sacerdotales
Lv. 8-10
C
E’
Leyes personales
Lv. 21-22
Leyes del Santuario
Levítico
C’
Lv. 23-27
Números
Deuteronomio
En el día de la Expiación se culmina el proceso de la eliminación del pecado.
B’
A’
1. Sacrificios diarios: Los pecados eran
TRANSFERIDOS al Santuario.
2. Día de la Expiación: Los pecados eran
ELIMINADOS del Santuario.
Ofrenda de purificación por el sacerdote:
El Sumo Sacerdote debía estar limpio para
realizar los ritos de purificación.
Ofrenda de purificación del macho cabrío
“por Jehová”: Con su sangre purificaba el
Santuario.
Rito de eliminación con el macho cabrío
“por Azazel”: Era enviado vivo al desierto
con los pecados de Israel.
Vamos a estudiar este rito a través de sus protagonistas:
El Sumo Sacerdote.
El macho cabrío “por Jehová”.
El macho cabrío “por Azazel”.
El pueblo.
“Hará la expiación el sacerdote que fuere ungido y consagrado para ser
sacerdote en lugar de su padre; y se vestirá las vestiduras de lino, las
vestiduras sagradas. Y hará la expiación por el santuario santo, y el
tabernáculo de reunión; también hará expiación por el altar, por los
sacerdotes y por todo el pueblo de la congregación” (Levítico 16:32-33)
El Sumo Sacerdote era el
mediador entre Dios y su pueblo.
Su primera función en el día de la
Expiación era la de ofrecer un
sacrificio por sí y por el cuerpo
sacerdotal. El MEDIADOR debía
estar libre de todo pecado.
“Porque no tenemos un sumo sacerdote
que no pueda compadecerse de
nuestras debilidades, sino uno que fue
tentado en todo según nuestra
semejanza, pero sin pecado” (Hebreos 4:15)
Jesucristo es nuestro Sumo
Sacerdote en el Santuario Celestial.
“Después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo,
y llevará la sangre detrás del velo adentro, y hará de la sangre como
hizo con la sangre del becerro, y la esparcirá sobre el propiciatorio y
delante del propiciatorio” (Levítico 16:15)
No había imposición de manos, ni
confesión de pecados, ni sangre colocada
sobre los cuernos del altar de los
holocaustos.
La sangre de este animal no estaba
contaminada por el pecado.
Esta sangre era introducida directamente
al Lugar Santísimo, ante el arca del pacto,
y esparcida sobre su tapa, el
propiciatorio.
De esta manera, la sangre no se usaba
aquí para perdonar el pecado, sino para
purificar el Santuario.
“Cuando hubiere acabado de expiar el santuario y el tabernáculo de
reunión y el altar, hará traer el macho cabrío vivo; y pondrá Aarón sus
dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo, y confesará sobre él
todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos
sus pecados, poniéndolos así sobre la cabeza del macho cabrío, y lo
enviará al desierto por mano de un hombre destinado para esto. Y aquel
macho cabrío llevará sobre sí todas las iniquidades de ellos a tierra
inhabitada; y dejará ir el macho cabrío por el desierto” (Levítico 16:20-22)
“Azazel” es un nombre usado para referirse al mismo
Satanás, que es el culpable de la aparición del pecado
en el Universo.
Cuando los pecados del pueblo eran confesados sobre la
cabeza de este macho cabrío, EL SANTUARIO Y EL
PUEBLO YA HABÍAN SIDO PURIFICADOS.
No hay aquí muerte expiatoria. Satanás es considerado
el culpable último de los pecados que ha incitado.
Como Amán fue ahorcado en la horca que preparó para
Mardoqueo, el gran acusador recibirá el castigo que
quería que recayese sobre los inocentes (aquellos que
han lavado sus pecados con la sangre del Cordero)
EL PUEBLO
“Y esto tendréis por estatuto perpetuo: En el mes séptimo, a los diez
días del mes, afligiréis vuestras almas, y ninguna obra haréis, ni el
natural ni el extranjero que mora entre vosotros” (Levítico 16:29)
¿Qué debían hacer los israelitas ese día y qué podemos aprender de ello?
Debían afligir sus almas (humillarse)
Debían abstenerse de trabajar.
Debían presentarse ante el Santuario
y seguir atentamente los ritos
realizados por el Sumo Sacerdote.
Si alguien en el antiguo Israel no
seguía estas instrucciones, había de
ser cortado y destruido (Lev. 23:30).
El Día de Expiación implicaba
realmente vida o muerte. Exigía de
los creyentes completa lealtad a Dios.
“Estamos viviendo ahora en el gran Día de la
Expiación. Cuando en el servicio típico el
sumo sacerdote hacia la expiación por Israel,
todos debían afligir sus almas por medio del
arrepentimiento de sus pecados y la
humillación ante el Señor, si no querían verse
separados del pueblo. De la misma manera,
todos los que desean que sus nombres sean
conservados en el libro de la vida, deben
ahora, en los pocos días que les quedan de
este tiempo de gracia, afligir sus almas ante
Dios con verdadero arrepentimiento y dolor
por sus pecados…
E.G.W. (Cristo en su santuario, cp. 9, pg. 122)
… Hay que escudriñar honda y sinceramente el
corazón. Hay que extirpar el espíritu liviano y
frívolo al que se entregan tantos cristianos de
profesión. Empeñada lucha espera a todos
aquellos que quieran subyugar las malas
inclinaciones que tratan de dominarlos. La obra
de preparación es una obra individual. No somos
salvados en grupos. La pureza y devoción de uno
no suplirá la falta de estas cualidades en otro. Si
bien todas las naciones deben pasar en juicio ante
Dios, sin embargo él examinará el caso de cada
individuo con un escrutinio tan estricto y
minucioso como si no hubiese otro ser en la Tierra.
Cada uno tiene que ser probado y encontrado sin
mancha, ni arruga, ni cosa semejante”
E.G.W. (Cristo en su santuario, cp. 9, pg. 122)