Pertenecientes a distintos bloques, legisladores crearon un proyecto basado en el juicio de barrio Ituzaingó y una ordenanza de Monte Maíz. Acá los fundamentos.
Diputados impulsan una ley para "Zonas Libres de Fumigación"
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PROYECTO DE LEY
La Honorable Cámara de Diputados de la Nación,
SANCIONA CON FUERZA DE LEY:
LA CREACIÓN DE ZONAS LIBRES DE FUMIGACIÓN DE
GLIFOSATO
Artículo 1°.- Queda prohibida la aplicación terrestre de glifosato en áreas
localizadas dentro de los 500 metros del límite de los centros urbanos.
Artículo 2°.- Queda prohibida la aplicación aérea de glifosato en áreas
comprendidas en el radio de 1000 metros del límite de los centros urbanos.
Artículo 3º.- Los Estados Municipales deberán establecer una barrera forestal de
protección que evite el egreso de glifosato hacia los centros urbanos.
Artículo 4°.- Los productores quedan obligados a establecer una protección
forestal, como mínimo, en el área perimetral a los terrenos en los que se utilice
glifosato.
Artículo 5º.- La Autoridad de Aplicación de la presente Ley será el Ministerio de
Agroindustria de la Nación.
Artículo 6º.- La presente ley se reglamentará en el plazo de NOVENTA (90) días
a partir de su publicación.
Artículo 7º.- Comuníquese al Poder Ejecutivo nacional.-
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FUNDAMENTOS
Sr. Presidente:
El objetivo del presente proyecto es revertir el proceso de deforestación y desertificación
que existe en el país producto del modelo agrícola actual, así como regular el uso de
agroquímicos que este sistema demanda con el objetivo de proteger al ambiente, a la salud
humana, y paliar las consecuencias negativas que éste produce sobre el ambiente en
general.
Como consecuencia del modelo sojero que se instaló durante las últimas décadas en la
Argentina, más del 50% de la superficie agrícola de la Argentina se destina a cultivos
transgénicos. La expansión del monocultivo de soja obliga anualmente al desmonte de más
de 200 mil hectáreas de monte nativo, lo que provoca una intensa degradación de los
suelos con una pérdida de entre 19 y 30 toneladas de suelo en función del manejo, la
pendiente del suelo o el clima. Ello ha transformado lo que antes era enormes hábitat de
gran diversidad en terrenos baldíos saturados de agroquímicos, con plantas que sólo se
sostienen por la actuación humana, hasta el momento de la cosecha.
La desertificación y el desmonte surgidos como consecuencia del cambio de uso de suelo
para producción de soja, provocan, entre otros, desequilibrios en el sistema de absorción
de agua de la tierra. Una de las principales y más visibles consecuencias son las
inundaciones que están afectando gravemente a numerosas provincias del país.
Los impactos negativos de la deforestación se agravan además a partir del uso de
agroquímicos que impiden el crecimiento de cualquier clase de plantaciones distintas de
los transgénicos, que podrían absorber el agua en ausencia de los árboles talados.
Estudios científicos han demostrado, además, que el glifosato –herbicida más utilizado
para el cultivo de soja- quema toda planta que pueda competir con los transgénicos.
Asimismo, el uso reiterado de glifosato genera una capa impermeable sobre el suelo que
impide la filtración de agua, manteniendo un nivel de humedad de 60 cm.
Como resultado, se genera un escurrimiento del agua hacia los ríos, provocando su
desborde y acrecentando cada vez más la llanura de inundación. Esto también incrementa
la sequía y la pérdida de nutrientes del suelo que imposibilitarán el uso de la tierra para
otros cultivos.
Un nuevo fenómeno surgido en los últimos tiempos, derivado también de las inundaciones
y escurrimiento del agua por debajo de la tierra, es la aparición de nuevos ríos. Claros
ejemplos tienen lugar hoy en las provincias de Córdoba y de San Luis.
Más allá de los ciclos naturales del planeta, este desequilibrio fue producido esencialmente
por la actividad del hombre, y en consecuencia, deben tomarse medidas urgentes para
paliar los daños derivados de tal actividad.
Asimismo, consideramos de extrema necesidad regular también el uso del glifosato como
herbicida, teniendo en cuenta que numerosos estudios han demostrado sus efectos
negativos sobre la salud humana.
Es por ello que entiendo que la norma propuesta es un camino inicial para regular el
sistema agrícola actual a los efectos de proteger la salud humana y el ambiente, y a su vez
comprometer a los productores y gobernantes a revertir el proceso de deforestación y
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desertificación, con miras a lograr nuevamente el equilibro del sistema natural, a través del
mandato legal de cumplir con la obligación de forestar y la adopción de buenas prácticas
agrícolas en general.
Por todo lo expuesto anteriormente, solicito a mis pares el acompañamiento del presente
Proyecto de Ley.