El documento argumenta que la publicidad debería usarse no solo para promover productos sino también para promover la paz y la armonía entre países vecinos como Venezuela y Colombia. Plantea que la publicidad podría emplearse para proponer iniciativas de paz y demostrarle a los líderes políticos que es el pueblo, no los presidentes, quien logra el bienestar común. Finalmente, invita a reflexionar sobre si realmente damos a cada cosa el uso que se merece.