El documento resume los últimos días de vida de Ernesto "Che" Guevara y los eventos que llevaron a su muerte a manos del ejército boliviano en 1967. Describe las difíciles condiciones del viaje de la guerrilla y cómo fueron detectados por un espía, lo que dio inicio a un enfrentamiento armado. A pesar de la valiente resistencia, la mayoría de los combatientes fueron asesinados, incluyendo al Che, quien fue herido y ejecutado después por orden directa del gobierno de Estados Unidos. Su legado
6. Barrientos, Douglas Henderson, el embajador norteamericano, y sus más cercanos colaboradores, compartieron estos puntos de vista. La reunión terminó pasados unos minutos de la medianoche. En la mañana del día 9, un agente de la CIA de origen cubano, Félix Ismael Rodríguez Mendigutía, que se hacía llamar Félix Ramos, quien había instalado en La Higuera una pequeña planta para comunicarse con su agencia, recibía un mensaje cifrado que contenía el código establecido para atentar contra la vida del Che. Este individuo había insultado e intentado maltratar al Guerrillero Heroico, quien lo calificó de traidor y mercenario, y había empleado también la violencia contra el Chino para obligarlo a hablar, sin conseguirlo. Durante la noche anterior varios soldados se habían emborrachado y amenazaron con matar al Che, entre ellos Mario Terán y Bernardino Huanca. Como en ese momento las instrucciones eran mantenerlo con vida, fue necesario reforzar su custodia. Según la misma fuente, aproximadamente a las 11:00 horas del 9 de octubre llegó Zenteno Anaya acompañado de Ayoroa, a quienes el agente de la CIA les trasmitió la decisión final de eliminar al Che, además les aclaró que gustosamente cumpliría la orden de dispararle. "Zenteno Anaya le pidió a Félix Ramos que se ocupara de ejecutar la orden, que si él deseaba hacerlo, que lo hiciera. Sin embargo, el agente de la CIA finalmente decidió, en compañía de Sélich y Ayoroa, buscar entre los soldados cuáles querían ofrecerse para cumplirla.
7. "Nuevamente los oficiales bolivianos y el agente de la CIA compulsaron a Mario Terán para que disparara. A los periodistas les contó que él cerró los ojos y disparó, después hicieron lo mismo el resto de los presentes. Ya habían pasado unos diez minutos aproximadamente de la una de la tarde el día 9 de octubre de l967. El agente de la CIA Félix Ramos disparó también sobre el cuerpo del Che. Cometido el crimen Zenteno Anaya regresó a Valle Grande.". El crimen estremeció al mundo. El ejemplo de su vida se impuso sobre la desaparición física del hombre, y en los más diversos y apartados rincones del planeta se levantaron voces de condena al asesinato y de admiración hacia aquel que durante toda su existencia había sabido acompañar la prédica con la acción. En vano sus enemigos ideológicos de entonces y de hoy han tratado de escamotearle a la humanidad el legado guevariano. "El Che no sobrevivió a sus ideas -señaló Fidel- pero supo fecundarlas con su sangre", y ese pensamiento encontró oídos receptivos que lo han mantenido y lo mantendrán vivo, como él quiso: Hasta la victoria. (Trabajadores) La Habana, 08 de octubre del 2003 Aceptaron Mario Terán, Carlos Pérez Panoso y Bernardino Huanca, los tres entrenados por asesores norteamericanos. "En entrevistas de prensa Mario Terán declaró que cuando entró al aula ayudó al Che a ponerse de pie; que estaba sentado en uno de los bancos rústicos de la escuela y aunque sabía que iba a morir se mantenía sereno. Terán afirmó que él se sintió impresionado, no podía disparar porque sus manos le temblaban. Dijo que los ojos del Che le brillaban intensamente, que lo vio grande, muy grande y que venía hacia él; sintió miedo y se le nubló la vista, al mismo tiempo que escuchaba como le gritaban: "¡Dispara cojudo, dispara!" A Terán le volvieron a dar bebidas alcohólicas, pero aún así no podía disparar.
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9. ¡HASTA LA VICTORIA, SIEMPRE! Si queremos expresar cómo aspiramos que sean nuestros combatientes revolucionarios, nuestros militantes, nuestros hombres… debemos decirles sin vacilación de ninguna índole que sean ¡como el Che!. Si queremos expresar cómo queremos que sean los hombres de las futuras generaciones, debemos decir que sean ¡como el Che!. Si queremos decir cómo queremos que se eduquen nuestros niños podemos decir sin vacilación que queremos que se eduquen ¡en el espíritu del Che!. Si queremos un modelo de hombre, un modelo de hombre que no pertenece a este tiempo, un modelo de hombre que pertenece a los tiempos futuros, de corazón digo que ese modelo sin una sóla mancha en su conducta, sin una sola mancha en su actitud, sin una sóla mancha en su actuación, ese modelo ¡es el Che!. Si queremos saber cómo deseamos que sean nuestros hijos debemos decir con todo el corazón: ¡queremos que sean como el Che!. Octubre de 1967 - Discurso de Fidel Castro tras enterarse de la muerte de Ernesto “Che” Guevara.