El documento describe el Circo Romano de Mérida, uno de los mayores edificios de espectáculos de la ciudad construido en el siglo I d.C. durante el imperio de Tiberio. Con más de 400 metros de longitud y 115 metros de anchura, el Circo podía albergar a 30.000 espectadores y contaba con una pista central y una espina decorada donde se realizaban carreras de cuadrigas. A día de hoy, el Circo de Mérida es el único que conserva toda su planta original, declarado Patrimonio de la Humanidad