Una iglesia fuerte se caracteriza por dedicarse continuamente a la oración y a la fe. La oración era una prioridad para la iglesia primitiva según se describe en Hechos, y una iglesia fuerte reconoce el poder y la importancia vital de la oración. Asimismo, la fe es esencial para agradar a Dios y se nutre a través de la lectura de Su Palabra. Por lo tanto, tanto la oración como la fe son fundamentales para el fortalecimiento de una iglesia.