1. Los exploradores
Caso: Mientras un grupo de exploradores se internaban en el corazón de una
montaña, hubo una avalancha, los exploradores quedaron irremediablemente
atrapados y se dirigieron a la entrada obstruida esperando alguna señal de
rescate. Los exploradores llevaban escasas provisiones y la caverna no tenia
sustancia animal o vegetal que pudiesen consumir. Entre sus pocas posesiones
dentro de la caverna, los exploradores tenían un equipo de emergencia para
mantener comunicación con los rescatistas. Al comienzo del rescato, se les
informo que el rescate concluiría en 23 días, sin embargo, en el día 11 hubo otra
avalancha en la que 4 rescatistas voluntarios murieron lo que causaría que los
días para concluir el rescate aumentaran a 32, siempre y cuando no hubiese
nuevas avalanchas. En el día 25, los exploradores pidieron hablar con un medico,
al comunicarse, los exploradores preguntaros si era posible sobrevivir otros doce
días con las provisiones que les quedaban. La opinión del médico fue: “en su
estado actual, es muy poco probable” a continuación, los exploradores
preguntaron si sería posible sobrevivir si se comían a uno de ellos, el médico no
contesto. Hicieron la misma pregunta a un policía y a un sacerdote, obteniendo la
misma respuesta. Después de esto, se corto la comunicación con los exploradores
atribuida a las baterías agotadas de su equipo de comunicación. Mientras tanto,
dentro de la cueva, Marco, uno de los exploradores, tras haberse tomado la
decisión grupal de comerse a alguno de sus compañeros, sugirió usar dados para
determinar quien tenía que morir. Tras concluir el juego, el mismo Marco perdió,
por lo que fue asesinado por sus compañeros. En el día 32, ya concluido el
rescate, los rescatistas, notaron que faltaba uno de los exploradores, horrorizados
le comunicaron esto a las autoridades. Tras haber sido dados de alta en el
hospital, los exploradores son arrestados bajo el cargo de homicidio y condenados
a la pena de muerte. El caso llega a las manos del prestigiado juez Winston y la
misma pregunta se repite dentro de su mente constantemente, ¿Realmente deben
de ser condenados a la pena de muerte?
A favor de los exploradores:
Los exploradores no se encontraban en un estado civil, sino en un estado
de naturaleza.
Lo que hicieron fue hecho en cumplimiento de un contrato social aceptado
por todos.
Al estar en un estado de naturaleza, los exploradores se encontraban en un
estado sin gobierno, por lo cual su ley era procedida por sus propias
nociones de lo que es correcto o no, al estar todos de acuerdo, el homicidio
fue legalmente aceptable debido a sus condiciones.
No hay premisa legalmente aceptable en este caso pues la ley no tenia
manera de estar presente en la cueva que ya no contaba como parte de la
civilización.
2. Remontándose a la antigüedad, el hombre puede violar la letra de la ley sin
violar la ley misma.
Según su acuerdo, el derecho de los contratos es más fundamental que el
del homicidio y una vez concertado debe de ser irrevocable y si se intenta
revocar, la otra parte puede tomar la ley a su conveniencia.
Está en juego 4 vidas que lucharon por sobrevivir y que ya han sufrido
grandes tormentos y humillaciones.
En contra de los exploradores:
Legalmente, quien intencionalmente le quita la vida a otro, es un homicida.
Al regresar a la civilización, los exploradores ya son vulnerables a las leyes,
ya que ya no se encuentran en un estado de naturaleza.
Actuaron intencionalmente, con deliberación y tiempo para reflexionar sobre
la ética de su decisión, por lo que estaban conscientes de lo que hacían.
Como juez, debe de seguir las leyes, y según las leyes, estos hombres son
culpables.
Solución:
Podemos estar seguros de que su decisión ante la alternativa de vivir o perecer no
estará controlada por el contenido de nuestra código penal. Por ende, se hace
claro que la ley no es aplicable al presente caso. Por ello, concluyo que cualquiera
sea el punto de vista desde el cual se encare este caso, los acusados son
inocentes y que la sentencia debe ser revocada.
Autores: Miguel Enrigue, Juan Daniel Cornú, Arturo Gutierrez, Gerardo Pérez y
Roberto Navarro.