1. El Príncipe es un libro de poca extensión pero extremadamente conceptual. Es un tratado de
ciencias políticas y el tema central es el poder. Cómo obtenerlo, cosa complicada, y cómo
mantenerlo, algo mucho más difícil con seguridad. Sus razonamientos se basan en
innumerables ejemplos históricos, que a cada paso surgen en el libro.
De Maquiavelo suele criticarse su falta de moralidad y ética. Este es un error importante.
Maquiavelo hace su análisis sin importar si está bien o mal. No es la idea, la idea es
contestar la pregunta cómo llego al poder y cómo lo mantengo. Él, basado en la historia y
un análisis de la misma, marca cómo hacerlo. Él da una visión objetiva, como lo hace la
ciencia. Describe y analiza. La pregunta no es si está bien o mal, la pregunta es cómo, y eso
es lo que responde.
Es un pequeño libro que trata sobre el poder: cómo alcanzarlo y conservarlo. Dentro de su
contexto histórico se refiere a los principados, que son el tema de la primera parte del libro.
En la segunda habla de la conducta de los príncipes y cómo deben comportarse para tener
resultados exitosos. Pero no hay que perder de vista que el tema central es el poder, por lo
que prácticamente todo lo que se dice es extrapolable a un plano más amplio.
Para Maquiavelo los principados pueden ser antiguos (o heredados), nuevos o mixtos. Estos
últimos son los que surgen por anexiones, por ejemplo debidos a matrimonios. Las
características de cada uno de ellos requieren diferentes formas de mantener el poder, y son
acechados por amenazas distintas.
Para que un principado sea exitoso requiere de dos puntos claves: leyes y armas. Sólo estas
últimas garantizan el cumplimiento de las primeras. Sin embargo, la fuerza de las armas no
puede estar en manos de mercenarios, ya que su conducta es muy variable y no es en
absoluto segura. Por lo tanto, el ejército tiene que estar en manos de miembros de ese
principado. La motivación es diferente así como los resultados.
Los principados nuevos son motivo de un análisis más extenso. Se pueden obtener de dos
formas: por virtud o por fortuna. El primer caso se refiere a la fuerza y requiere de la misma
para mantenerse. Dice algo muy interesante: “Todos los profetas armados han vencido,
desarmados se han arruinado”. El pueblo es extremadamente variable en cuanto a sus
deseos y las armas son buenas para convencerlos.
2. Los adquiridos por fortuna se refiere a los que se obtienen con fuerzas ajenas. Son difíciles
de conservar pero no imposible si se entiende a tiempo la necesidad de tener fuerzas
propias. Pone un ejemplo: César Borgia, que llegó al poder por su padre, el papa Alejandro
VI. Sin embargo, el uso de la fuerza y una gran astucia lo hicieron exitoso.
Análisis II
Es un pequeño libro lleno de conceptos en el que se toma a la política como ciencia, con
técnicas propias, independiente de la moral. Este es tal vez el aspecto que resulta más
confuso en una lectura superficial. No es que un político tenga que ser inmoral, la política
como ciencia es independiente de la moral. Él hace un análisis objetivo desprovisto de
consideraciones morales o éticas, ya que ese es otro tema.
Una de las bases de esta ciencia política es el conocimiento histórico, ya que la naturaleza
humana es bastante poco variable en ese sentido. Esto no contradice la idea de que los
hombres, a su vez son muy volubles. Son relativamente fáciles de convencer pero es más
difícil mantenerlos convencidos, para poner un ejemplo que siempre destaca. Este tipo de
conducta, con estas variaciones predecibles, es lo que es permanente.
Algo muy importante para obtener y conservar el poder es ser realista. Conocer la realidad
y adaptarse a ella permite detectar los problemas en etapas iniciales. Esto habilita
soluciones simples, cuando el problema aún no tiene suficiente entidad. Sin embargo, una
de las características fundamentales de los hombres, es que se dejan llevar por las
apariencias.Dice que los hombres juzgan más por los ojos que por las manos (realidad).
Tener este punto muy claro ayuda mucho al poderoso.
A pesar de que casi todos los conceptos de Maquiavelo sobre el poder y la naturaleza
humana, que de eso se trata, son muy actuales, algunos no lo son tanto. Por ejemplo, da una
importancia clave al poder militar y casi ninguna a la economía.
ANALISIS III
venimos analizando algunos de los aspectos más destacables de esta obra, la más conocida
de Nicolás Maquiavelo. El autor, basado en múltiples ejemplos históricos analiza cuáles
son las formas de llegar al poder, y sobre todo cómo conservarlo (este es el aspecto más
complicado para Maquiavelo). Veremos hoy la postura del autor sobre una de las formas de
llegar al poder, que son las crueldades.
En primer lugar diferencia dos tipos de crueldades: las buenas y las malas. Pero aquí
destaca algo muy importante, cuando dice buenas o malas no lo hace en un sentido moral,
sino en un sentido pragmático. De hecho, textualmente cuando las diferencia dice “si a lo
3. malo se le puede llamar bueno”. Las buenas crueldades son las que sirven para llegar al
objetivo, y las malas son las que tendrán consecuencias contrarias al objetivo.
Según su análisis, las buenas crueldades (por lo tanto las que son útiles) se deben aplicar al
inicio del proceso de la toma de poder, deben ser muy bien planificadas y tienen que ser
muy breves en el tiempo. Toda la violencia necesaria y las ofensas, tienen que aplicarse de
una sola vez y solo en cantidad necesaria.
Porque si se comete el error de aplicar malas crueldades, es decir, si se actúa con timidez en
este sentido, al inicio, las consecuencias son negativas. Actuar así tendría como
consecuencia que las crueldades se prolonguen en el tiempo, ya que surgen conspiradores,
lo que es altamente poco recomendable. Hay que determinar bien cuáles son los individuos
que pueden ser un peligro. En otra de sus obras dice algo muy interesante: “A los hombres
poderosos o no hay que tocarlos, o si se los toca hay que matarlos”.
Si bien las crueldades deben aplicarse en un período muy breve para dañar menos, lo
contrario ocurre con los favores.Estos tienen que ser prodigados de a poco, para poder ser
saboreados, según su propia expresión
Es un pequeño libro que trata sobre el poder y la política. Basado en la historia, su punto de
vista sobre la naturaleza humana es tan crudo como acertado en muchos de los aspectos, a
pesar que nos cuesta un poco reconocerlo.
Tal vez la frase más comentada, y en realidad no es textualmente así, es que todos los
medios son buenos si el fin es bueno. La tan mentada el fin justifica los medios se refiere a
una visión completamente pragmática que lo caracteriza. Cuando dice bueno no lo hace
desde un punto de vista moral sino refiriéndose a la eficiencia.
La poca importancia que da a los aspectos económicos y la gran importancia a la fuerza,
son tal vez las diferenciasfundamentales con la actualidad. Más que convencer y mantener
convencido al pueblo con la fuerza, actualmente el punto sería lo económico.
Pero todo lo referido a la apariencia, a la que Maquiavelo concede enorme importancia, es
completamente aplicable y aplicado al día de hoy. No hay político que no tenga un equipo
de asesores de imagen. Cada palabra, cada tono, color de vestimenta y hasta la forma de
moverse; son resultados de estudios con el fin de proyectar una imagen. Mover las manos
de tal forma para parecer seguro, no cruzar los brazos para no mostrarse a la defensiva; son
sólo algunos ejemplos que cualquier político conoce a la perfección.
Recomiendo fuertemente la lectura de este libro, cuya cantidad y calidad de ejemplos
históricos son muy interesantes en sí mismos, más allá del valor de la obra que nos guste o
no, nos refleja bastante bien.
4. El Príncipe de Nicólas Maquiavelo
Maquiavelo es uno de los contados autores que ha recibido uno de los mayores honores que
se pueden brindar: junto a Kafka, Sade, Sacher-Masoch y unos pocos más, su nombre se ha
convertido en un adjetivo. Decimos “maquiavélico” cuando nos referimos a una jugada o
movimiento, sobre todo en la política, llena de inteligencia, pero también de cierta
maldad.Lo maquiavélico es amoral, cruel y tiránico. Algo que no debería extrañar si se
considera que Napoleón, Stalin y Mussolini eran fans del autor de El Príncipe.
El Príncipe, como lo hemos entendido, es una suerte de manual de uso para tiranos, escrito
por Maquiavelo para que el déspota florentino Lorenzo de Medici se hiciera, si cabía, más
poderoso y miserable. Indica cómo preservarse en el poder, que es mejor ser temido que
amado, que la política no tiene nada que ver con la moral y que la deshonestidad paga
siempre que sepas mentir acerca de lo deshonesto que eres.
Maquiavelo, pues, es tan brillante como irresponsable, pues enseña a los poderosos a tratar
a sus pueblos como si fueran juegos de vídeo.
Pero, en realidad, Maquiavelo es todo lo opuesto, y su El Príncipe, también.
Contra la lectura de quienes creen que Maquivaleo escribió con El Príncipe una guía para
justificar y eternizar a los catetos en el poder, está lo que realmente escribió. Y su intención
era todo lo opuesto.
Lejos de ser un consejero de mafiosos o déspotas, Maquiavelo fue un pensador que hizo
todo lo posible por instaurar la idea de una República libre. Entonces, si era un tipo tan
estupendo, ¿porqué su libro se lee en sentido opuesto? En primer lugar, porque es corto. En
segundo, porque es un libro que enfurece a quien lo lee. En tercero, porque muy pocos lo
leen en contexto.
Y es que El Príncipe es una carta dedicada a la familia Medici, el grupo en el poder cuando
el libro fue publicado, y que se encargó de amenazar, perseguir, golpear y torturar en
persona al pensador florentino, por sus pensamientos en favor de la libertad, la democracía
y la justicia republicana. El Príncipe fue escrito en el exilio. El original está en una un tanto
ilegible caligrafía, debido a que Maquiavelo tenía ambos brazos rotos.
Lo que nos obliga, aquí y ahora y siempre, a leer El Príncipe como una obra sarcástica, que
se vale de la ironía para decir lo opuesto a lo que pregona.
5. Y los tiranos, hay que decirlo, nunca han sido buenos lectores…