El documento argumenta que la Biblia es la Palabra de Dios por varias razones: 1) Los escritores bíblicos hablaron sinceramente sobre sus propios errores y defectos, mostrando integridad; 2) Siempre le dieron crédito a Dios como el autor; 3) Es históricamente precisa y ha sido verificada por descubrimientos arqueológicos.