La inclusión es un verbo.

La inclusión
es un verbo

José María Olayo junio 2012 olayo.blogspot.com

Durante ya demasiado tiempo
venimos hablando de la integración
social de las personas con discapacidad
en forma de dogma, aunque la realidad
que viven dista mucho de lo que
apuntan esos principios grandilocuentes
vacíos de contenido …


… derechos universales, palabras
solemnes, intenciones que se las
lleva el viento muchas veces,
compromisos de papel recurrentes
en campañas electorales que no hacen
sino ahondar en la herida de la exclusión ...


… tantos años repitiendo los mismos
errores, pretendiendo cambiar las
actitudes sociales a través de leyes y
normativas, sin darnos cuenta de
que es justo al revés...


… todavía colean y se utilizan conceptos
peyorativos e insultantes, postulados
y paradigmas trasnochados que siguen
utilizando el paternalismo y la
conmiseración como hilo conductor
en las relaciones personales ...


… provocando sentimientos de
victivismo, actitudes de conformismo
y resignación, sensaciones de pena
y culpa, ahondando en la ideología
de la desconfianza y del miedo.


Las personas con discapacidad tienen,
en general, dos problemas comunes:
las dificultades derivadas de la propia
discapacidad en su forma de funcionar,
y aquellas otras, aún más graves,
inherentes a la falta de accesibilidad
del medio en el que viven ...


… un entorno muchas veces hostil,
cargado de barreras y obstáculos
que hacen muy difícil el normal
desenvolvimiento de la persona en
las actividades y oportunidades sociales.


Se habla de integrar a estas personas
en la sociedad, pero lo cierto es
que apenas dejamos espacios reales
para que puedan participar de
acuerdo con sus expectativas,
ilusiones y capacidades ...


… se nos llena la boca de bonitas
palabras acerca de estrategias y campañas
para lograr que todas las personas sean
capaces de integrarse en su medio social,
pero no llegamos a asumir que no
existen fórmulas mágicas para
llevarlo a cabo ...


.. nos hemos acostumbrado a que la
Integración sea un reto maravilloso
por el que luchar eternamente, sin
darnos cuenta de que las personas no
pueden vivir siempre esperando ese
“maná” social que difícilmente llegará ...


… sin reconocer que tropezamos
siempre en la misma piedra y avanzamos
a paso de tortuga en una cuestión
primordial y por la que perdemos toda
legitimidad para considerarnos miembros
de una sociedad decente y justa.


La integración no es un sustantivo,
es un verbo: significa participar, arriesgar,
compartir, formar parte de, fluir, desear.
La integración empieza por uno mismo,
y todo lo que necesitas ya está dentro
de ti, y también, en las personas que
te rodean y forman parte íntima
de tu biografía personal …


… la buena noticia es que lo que
necesitas ya lo tienes, solo tienes que
saber buscarlo y reconocerlo para poder
utilizarlo en tu propio beneficio; la rabia,
el miedo y la frustración no ayudan a
descubrir tus verdaderos talentos y
las herramientas que aún no has
descubierto en tu interior ...


… puedes dar mucho más de sí de lo que
crees, necesitas ampliar los perímetros
de tus sueños porque el futuro es más
grande que tus recuerdos y tu pasado;
estás indignado porque las barreras
que afrontas cada día son más grandes
que tus metas, pero solo te falta cambiar
esa indignación por compromisos ...


… para llegar un poco más lejos de ti,
y más cerca de los otros, aprender a
provocar la ternura, afrontar lo que
vales, descubrir y asumir que nadie
va a soñar por ti, que siempre estás a
un cuarto de hora de una emoción
intensa que te abrirá un poco
más la ventana de la esperanza.


La inclusión es un verbo que se conjuga
en tiempo pasado, presente y futuro; el
pasado te sirve para poner en valor el
presente y cada minuto que tienes la
oportunidad de reinventarte y cruzar
la frontera del atrevimiento y la rebeldía ...


.. no utilices nunca el pasado como
excusa ni como justificación, sino
como trampolín para encarar el
presente con entereza y perseverancia;
el tiempo que te queda vale más que
todo tu pasado y es una oportunidad
única para incrementar tu optimismo
y franquear tus limitaciones.


La inclusión en un verbo y tiene como
forma verbal fundamental el presente,
esa dimensión mágica en la que podemos
crecer, vibrar, acariciar y explorar afectos,
atreverse con lo inédito, desafiar las
leyes de la lógica social, cambiar
creencias y mudar miedos...


… solo en el presente sabemos que
estamos vivos, tenemos voluntad y
energía para encarar el futuro inmediato,
ese territorio que nos acecha de forma
intempestiva y recalcitrante; cada
instante del presente ya es futuro y,
a la vez, pasado, por eso no podemos
desperdiciar ni un segundo ...


.. gracias a la dimensión del presente
podemos tomar la iniciativa, ejecutar
los planes del pasado, dirigir esa mirada
de interés y curiosidad hacia lo que
nos atrae; huir de la tentación de
conformarnos con demasiado poco ...


… vivir entre dudas y esperanzas,
satisfacer expectativas, ver la luz
después del túnel, huir del paternalismo
y el permanente sentimiento de
autocomplacencia, discernir con claridad
entre lo eterno y lo inmediato.


La inclusión es un verbo y se conjuga,
también, en tiempo futuro, esa
dimensión que da sentido al presente
y ayuda a justificar nuestro pasado.
Sin futuro el presente huele a pasado
y éste adquiere una dimensión
que no le corresponde ni merece ...


… porque tenemos futuro sabemos que
no estamos solos y que merece la pena
compartir el presente que nos queda;
el futuro hay que ganárselo para superar
las inclemencias de la vida y no vivir ni
un solo minuto bajo la maldición
de las propias ilusiones y esperanzas ...


.. porque tienes futuro te has ganado
el derecho y la posibilidad de tener
sueños y oportunidades, saber de un
lugar y de una gente, llegar a la
imaginación sin límites a través
del propio deseo y talento.


… solo los que han muerto en vida
carecen de futuro, y tu estás vivito y
coleando, deseando arribar a la playa
de tus sueños de la mano de alguien,
al lado de otros, cerca de aquellos
que desean, como tú, dejar de ser
personas gastadas por la soledad.


La inclusión es un verbo y ni tu ni yo
nos hemos dado cuenta hasta ahora,
por eso necesitamos conjugarlo por
el bien de los dos; asumamos la
primera persona del presente indicativo
y digamos al unísono “yo incluyo”, ...


… es decir, asumo al otro, le
reconozco y acepto como uno más,
más allá de sus capacidades, defectos
y expectativas; en el proceso de
integrar uno se convierte en otro
y es capaz de valorar e interpretar
sus ilusiones y desempeños ...


… la inclusión no es una decisión
unilateral, ni una estrategia que va
en una sola dirección: es un proceso
de ida y vuelta en que ninguna
de las dos partes se siente inquilino
y en permanente actitud de gratitud ...


… exige respeto y compromiso y
permite a las dos partes reconocerse
como iguales en los derechos y
diferentes en las utopías; incluir exige
mejores prácticas y tirar de nuestro
mejor de los activos: la creatividad ...


.. seamos originales tu y yo y
empecemos a acortar las sombras
de las dudas, provoquemos la rebelión
del fondo contra las formas,
dejemos atrás el tiempo de las
lamentaciones e inculpaciones ...


… vaciemos la memoria de todas las
estaciones de paso, hagamos uso del
derecho a recomponer emociones,
anidar más en la presencia que en
la ausencia, recuperar lo común ...


… y defender con uñas y dientes
nuestro derecho a explotar nuestra
capacidad de dar lo mejor de
nosotros mismos.


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