4° UNIDAD 2 SALUD,ALIMENTACIÓN Y DÍA DE LA MADRE 933623393 PROF YESSENIA CN.docx
Taller xv sociales
1. TALLER DE SOCIALES
GRADO SEXTO
(Semana del 03 al 14 de Agosto)
(Trabajo de Clase)
1- (Luegoderealizarlalecturadeltextoa continuaciónextraigatresconclusiones)
(Reflexión)
«POR TUS PALABRAS SE TE ABSOLVERÁ»
por Carlos Rey
Entre 1961 y 1962 fueron entrevistadas en Cuba, sobre el tema de la medicina popular, 309
personas en la provincia de Camagüey. Hubo diez de ellas que tuvieron algo que decir en
cuanto al Mal de boca. Estaban de acuerdo en que es una infección, como una caspa o costra
blanca que le sale en la boca a los niños pequeños. Héctor la describió como burbujitas
blancas que llenan la boca, y Bernardo como «una zurrapita que cubre completamente la piel
de la boca, con lengua y todo». Pero no estaban de acuerdo en cuanto a sus causas. «Lo
produce la leche que toman —dijo Aurora—. Al niño de pecho se lo da la madre, y a los
grandecitos la de vaca, que es la que toman. Es un mal de la digestión.» Guadalupe explicó
que es «que la leche contiene un ácido que quema la piel de la boca», y Ana, que «es una
infección que da la leche cuando la vaca ha comido alguna yerba mala». Clara Luz estaba
convencida de que sucede cuando un niño descuidadamente se mete en la boca un peine con
caspa. Basilia dijo que «proviene de mascar cáscara de plátano por algún descuido de la
madre», y Lucía, que «proviene de la dentición». Héctor afirmó que «se debe a que se malea la
constitución de la sangre». Y un campesino anónimo declaró que «proviene de que alguna
pelusita de caspa de una persona mayor va a parar a la boca de un niño y se la contagia,
porque... no es más que caspa en la boca».
En cuanto a la cura, sí que difieren los entrevistados. Todo depende del informante. «Se cura
facilito», untando en toda la parte afectada miel de Castilla, o resina de piñón de botija, o una
pastica que se hace con miel de abejas y bicarbonato de soda, o el zumo de un níspero
movido, mezclado con bicarbonato y azúcar, o zumo de hojas de llantén; o dándole de tomar al
niño ese mismo zumo o leche de vaca cortada; o lavándole la boca al niño con cocimiento de
yerba mora o de hojas de guayaba; o haciendo buches de cocimiento de la flor de la rosa
blanca, endulzado con miel de abejas y mezclado con un poquito de bicarbonato.1
Si hemos atendido a lo que dicen estos diez camagüeyanos en cuanto al Mal de boca físico,
con mayor razón debemos atender a lo que dice Dios en cuanto al Mal de boca espiritual.
«¿Cómo pueden ustedes que son malos decir algo bueno? —nos pregunta Jesucristo—. De la
abundancia del corazón habla la boca. El que es bueno, de la bondad que atesora en el
corazón saca el bien, pero el que es malo, de su maldad saca el mal. Pero yo les digo que en
el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado.
Porque por tus palabras se te absolverá, y por tus palabras se te condenará.»2 ¡Con esto Dios
nos da a entender que este mal es mucho más grave de lo que pensamos! Por lo tanto,
hagamos todo lo posible por evitar el Mal de boca espiritual y pidámosle más bien a Dios que
limpie toda la maldad de nuestro corazón, para que en el día del juicio nos absuelvan y no nos
condenen nuestras palabras.
2. 2- Traducir
Chaldea
The southern portion of Babylonia,
Lower Mesopotamia, lying chiefly
on the right bank of the
Euphrates, but commonly used of
the whole of the Mesopotamian
plain. The Hebrew name is
Kasdim, which is usually rendered
“Chaldeans” (Jer.
50:10; 51:24,35).
The country so named is a vast
plain formed by the deposits of the
Euphrates and the Tigris,
extending to about 400 miles
along the course of these rivers,
and about 100 miles in average
breadth. “In former days the vast
plains of Babylon were nourished
by a complicated system of canals
and water-courses, which spread
over the surface of the country
like a network. The wants of a
teeming population were supplied
by a rich soil, not less bountiful
than that on the banks of the
Egyptian Nile. Like islands rising
from a golden sea of waving corn
stood frequent groves of palm
trees and
pleasant gardens, affording to the
idler or traveller their grateful and
highly-valued shade. Crowds of
passengers hurried along the
dusty roads to and from the busy
city. The land was rich in corn and
wine.”
Recent discoveries, more
especially in Babylonia, have
thrown much light on the history
of the Hebrewpatriarchs, and have
illustrated or confirmed the Biblical
narrative in many points. The
ancestor of the Hebrew
people, Abram, was, we are told,
born at “Ur of the Chaldees.”
“Chaldees” is a mistranslation of
the Hebrew Kasdim, Kasdim being
the Old Testament name of the
Babylonians, while the Chaldees
were a tribe who lived on the
shores of the Persian Gulf, and did
not become a part of the
Babylonian population till the time
of Hezekiah. Ur was one of the
oldest and most famous of the
Babylonian cities. Its site is now
called Mugheir, or Mugayyar, on
the western bank of
the Euphrates, in Southern
Babylonia. About a century before
the birth of Abram it was ruled by
a powerful dynasty of kings. Their
3. conquests extended toElam on the
one side, and to the Lebanon on
the other. They were followed by a
dynasty of princes whose capital
was Babylon, and who seem to
have been of South Arabian origin.
The founder of the dynasty was
Sumu-abi (“Shem is my father”).
But soon afterwards Babylonia fell
under Elamite dominion.
The kings of Babylon were
compelled to acknowledge the
supremacy of Elam, and a rival
kingdom to that of Babylon, and
governed by Elamites, sprang up
at Larsa, not far from Ur, but on
the opposite bank of the river. In
the time of Abram the king of
Larsa was Eri-Aku, the son of an
Elamite prince, and Eri-Aku, as
has long been recognized, is the
Biblical “Arioch king of Ellasar”
(Genesis 14:1). The
contemporaneous king of Babylon
in the north, in the country termed
Shinar in Scripture, was Khammu-
rabi. (See BABYLON; ABRAHAM;
or AMRAPHEL.)
Principle 4:
We must individually receive Jesus
Christ as Savior and Lord; then we can
know and experience God's love and
plan for our lives.
We Must Receive Christ
"As many as received Him, to them He
gave the right to become children of
God, even to those who believe in His
name." 8
We Receive Christ Through Faith
"By grace you have been saved
through faith; and that not of
yourselves, it is the gift of God; not
as a result of works, that no one
should boast." 9
When We Receive Christ, We
Experience a New Birth
We Receive Christ by Personal
Invitation
4. 3. Babilonia1
EN UNA fértil llanura a unos 80 kilómetros (50 millas) de la actual Bagdad se erguía
antiguamente la impresionante ciudad de Babilonia. Parecía inexpugnable, rodeada como
estaba por descomunales muros dobles y un enorme foso. Era una de las ciudades más
grandes del mundo antiguo y se hizo célebre por sus majestuosos templos,
jardines colgantes y zigurats (torres templo). No es de extrañar que últimamente haya
recibido el calificativo de ciudad de maravillas.
Representación artística de la antigua ciudad de Babilonia
En la Biblia se la llamó “Señora de Reinos”, y fue la capital de la tercera potencia mundial
de la historia bíblica (Isaías 47:5). El Imperio babilónico, al igual que el egipcio y el asirio
que le precedieron, desempeñó un destacado papel en la historia bíblica. Esto nos permite
comparar lo que la Biblia dice sobre Babilonia con lo que dicen las fuentes profanas.
Historiafiable
El libro bíblico de Daniel habla de un rey de Babilonia llamado Belsasar (Daniel 5:1). Pero
tiempo atrás, algunas fuentes profanas afirmaban que Belsasar, aunque poderoso, nunca
fue rey. ¿Estaba equivocada la Biblia? Veamos. En las ruinas de la ciudad mesopotámica
de Ur se desenterraron unos cilindros de arcilla. En uno de ellos aparecía grabada en
escritura cuneiforme una oración del rey babilonio Nabonido en favor de su hijo, que en
parte decía: “Bel-sar-ussur [es decir, Belsasar], mi hijo mayor”. Hallazgos arqueológicos
posteriores confirmaron que Belsasar “actuó como regente durante más de la mitad del
reinado de su padre, durante cuyo tiempo era, en realidad [...], rey”, según comenta
elNuevo Diccionario Bíblico Certeza.
http://www.jw.org/es/publicaciones/revistas/g201101/babilonia-en-la-historia-b%C3%ADblica/
5. La historia también indica que Babilonia era una ciudad sumamente religiosa, donde la
astrología y la adivinación estaban muy extendidas. Por ejemplo, en Ezequiel 21:21leemos
que el rey de Babilonia recurrió a la adivinación para decidir si atacaría Jerusalén o no.
Dicho versículo añade que “mir[ó] en el hígado”. ¿Por qué? Porque los babilonios se valían
del hígado de animales sacrificados para buscar agüeros. El libro Mesopotamian
Astrology dice que en tan solo un yacimiento arqueológico de Babilonia se desenterraron
“32 modelos de hígado [en arcilla], todos grabados” con inscripciones de agüeros.
El arqueólogo Nelson Glueck, por su parte, dijo en cierta ocasión: “Llevo treinta años
excavando con la Biblia en una mano y la pala en otra, y en cuestión de perspectiva
histórica nunca he visto que la Biblia esté equivocada”.
“Llevo treinta años excavando [...], y en cuestión de perspectiva
histórica nunca he visto que la Biblia esté equivocada.” (Nelson
Glueck)
Profecía confiable
¿Cómo reaccionaría usted si alguien le dijera que una capital importante —como Pekín,
Moscú o Washington— va a quedar deshabitada y en ruinas? Seguramente no se lo
creería. Pues eso fue justo lo que se predijo de Babilonia. Con unos doscientos años de
antelación, alrededor del 732 antes de nuestra era, Jehová Dios inspiró al profeta hebreo
Isaías para que pusiera por escrito una profecía sobre la caída de la poderosa Babilonia.
Esta decía en parte: “Babilonia, la decoración de reinos, [...] tiene que llegar a ser como
cuando Dios derribó a Sodoma y Gomorra. Nunca será habitada, ni residirá por generación
tras generación” (Isaías 13:19, 20).
Pero ¿por qué predijo Dios la destrucción de Babilonia? En 607, el ejército babilonio
destruiría Jerusalén y se llevaría a los supervivientes a Babilonia, donde recibirían un trato
cruel (Salmo 137:8, 9). Dios predijo que su pueblo tendría que aguantar —
merecidamente— esa difícil situación durante setenta años, pero que después los liberaría
y los dejaría regresar a su tierra (Jeremías 25:11; 29:10).
La Palabra profética de Dios se cumplió. En el año 539, cuando los judíos estaban a punto
de terminar sus setenta años de exilio, la “inexpugnable” ciudad de Babilonia fue
conquistada por los medos y los persas. Con el tiempo, la ciudad quedó convertida en
un montón de ruinas, exactamente como estaba profetizado. Ningún ser humano podía
predecir algo semejante. La acción de profetizar, o predecir hechos futuros, distingue al
Autor de la Biblia —el Dios verdadero, Jehová— de cualquier otro dios (Isaías 46:9, 10).
SE LLAMARÍA CIRO
Una de las profecías más extraordinarias tocante a la caída de Babilonia es la que tiene
que ver con su conquistador, el rey Ciro de Persia. Casi dos siglos antes de que Ciro
subiera al poder, Jehová Dios predijo que el conquistador de Babilonia se llamaría Ciro.
Así fue como lo escribió Isaías por inspiración divina: “Esto es lo que ha dicho Jehová a su
ungido, a Ciro, a quien he asido de la diestra, para sojuzgar delante de él naciones, [...]
6. para abrir delante de él las puertas de dos hojas, de modo que las puertas mismas
no estén cerradas”. Dios también predijo que el río Éufrates se secaría (Isaías 45:1-
3; Jeremías 50:38).
Los historiadores griegos Heródoto y Jenofonte confirman el cumplimiento de esta
asombrosa profecía. Explican que Ciro hizo bajar las aguas desviando el río Éufrates.
Entonces el ejército de Ciro entró en la ciudad por sus puertas, que se habían quedado
abiertas. Tal como se había profetizado, la poderosa Babilonia cayó “de repente”, en una
sola noche (Jeremías 51:8).
Una esperanza en la que usted puede confiar
Y hay otra profecía cuyo sorprendente cumplimiento se está viendo en nuestros días. Esta
tiene que ver con el rey Nabucodonosor de Babilonia y un sueño que tuvo sobre una
imagen inmensa. El cuerpo de la imagen estaba dividido en cinco partes: la cabeza; los
pechos y los brazos; el vientre y los muslos; las piernas, y los pies. Cada parte tenía una
composición metálica diferente (Daniel 2:31-33). Las cinco partes representaban una
sucesión de reinos —o gobiernos— que empezó con Babilonia y que continúa hasta el día
de hoy con la potencia mundial angloamericana, la séptima de la historia bíblica (Daniel
2:36-41).
El profeta Daniel señaló que en la composición de los pies y los dedos de los pies de la
imagen había una diferencia notable. En lugar de ser de un metal puro, estaban hechos de
hierro mezclado con barro húmedo. Daniel le dio la siguiente explicación a
Nabucodonosor: “Como contemplaste hierro mezclado con barro húmedo, llegarán a estar
mezclados con la prole de la humanidad; pero no resultará que se mantengan pegados,
este a aquel, tal como el hierro no se mezcla con barro moldeado” (Daniel 2:43). Y es
cierto, la mezcla de hierro y barro resulta frágil: los dos materiales no se “mant[ienen]
pegados”. ¡Qué bien le encaja esta descripción al mundo políticamente dividido en el que
vivimos!
Daniel también reveló otro importante dato. En el sueño, el rey Nabucodonosor vio una
piedra cortada de una montaña que “dio contra la imagen en sus pies de hierro y de barro
moldeado, y los trituró” (Daniel 2:34). ¿A qué se refieren esas palabras? Daniel mismo lo
explicó: “En los días de aquellos reyes [durante el tiempo de la última potencia mundial] el
Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo
no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él
mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos” (Daniel 2:44). Esta profecía señaló a un Reino
muy diferente de los gobiernos que el hombre conoce. Su Rey es Jesucristo, el Mesías.
Y como se ha indicado previamente en esta serie de artículos, este Rey aplastará a
Satanás y a todos sus seguidores —tanto humanos como espirituales—, logrando con ello
que impere la paz y la armonía en todo el universo (1 Corintios 15:25).
7. BABILONIA LA GRANDE
El libro bíblico de Revelación (Apocalipsis) menciona a una ramera simbólica llamada
“Babilonia la Grande” (Revelación 17:5). Todo apunta a que esa prostituta simboliza una
entidad religiosa.
La antigua Babilonia era una ciudad sumamente religiosa, con más de cincuenta templos
dedicados a diversas deidades. Los babilonios adoraban trinidades de dioses y creían que
el hombre tenía un alma inmortal que en el momento de la muerte descendía a un oscuro
mundo de ultratumba. Allí continuaba su existencia “en las tinieblas y en la melancolía de
la otra vida”, como lo describe la obra Las grandes religiones.
Esas doctrinas acabaron diseminándose por todo el mundo. Tanto es así que hoy día
siguen enseñándolas, igual o con algunas modificaciones, las religiones de la cristiandad.
Todas esas religiones, en conjunto, constituyen una parte muy destacada de la entidad
religiosa mundial denominada en la Biblia “Babilonia la Grande”.