La antropología filosófica estudia filosóficamente al ser humano y sus manifestaciones como el conocimiento, los juicios de valor y la libertad. Surge a mediados del siglo XIX como una crítica al idealismo y dualismo cartesiano, concibiendo al hombre como una unidad física y psíquica. Existen diferentes enfoques sobre la naturaleza del hombre, como el naturalismo que no ve diferencias esenciales con los animales, y el esencialismo que sostiene que el hombre se distingue por su capacidad de razonar
2. ANTROPOLOGIA FILOSOFICA
La antropología filosófica (del griego άνθρωπος, ánthropos, 'hombre', y λόγος, logos, 'razonamiento' o 'discurso') se
puede entender de varias maneras. Una sería el estudio filosófico del ser humano elaborado a lo largo de los siglos y
actualmente, objeto de atención de los filósofos. Otra manera de entender la expresión sería más restringida, y se
aplicaría a un movimiento o escuela de pensamiento fundada en Alemania en los años 1920 y 1930, de filósofos,
antropólogos y sociólogos. Este movimiento tuvo una influencia decisiva en el panorama intelectual alemán del siglo
XX.
El tema general u objeto material de la antropología filosófica es el fenómeno humano, es decir, la serie de
manifestaciones que atestiguan la presencia del hombre. Interesan especialmente aquellas manifestaciones que
entrañan un cierto enigma o paradoja, tales como el fenómeno del conocimiento científico, de los juicios de valor, de
la libertad, de la comunicación interpersonal y de la religión. Su objeto formal (aspecto o ángulo especial que escoge
la ciencia para estudiar el objeto material) reside en las características humanas que posibilitan dicho fenómeno. La
psicología y la historia, por ejemplo, coinciden en el objeto material de la Antropología filosófica, pero no en su objeto
formal.1
La antropología filosófica marca un punto de inflexión en la filosofía por medio de la crítica del idealismo y del
dualismo cartesiano, con una concepción del hombre como una unidad física y psíquica. Fue también una respuesta
a la teoría del historicismo alemán.
La base de su planteamiento consistía en utilizar las enseñanzas de las ciencias naturales (como la biología,
zoología, etología, paleoantropología, etc.) y las ciencias humanas para tratar de identificar las características de la
especie humana y su posición específica en el mundo y el entorno natural.
3. ORIGENES
Los problemas que ocupan a la antropología filosófica se han venido planteando a lo largo de la historia, pero la
disciplina como tal nace a mediados del siglo XIX.
En la Edad Antigua diversos autores ofrecieron reflexiones filosóficas sobre el hombre. Como síntesis de sus ideas
podemos evocar a algunos de ellos. Sócrates, quien propone una mirada reflexiva sobre sí mismo; Platón, quien
sostuvo que el hombre tiene un alma unida a un cuerpo y necesita mover a ambos simultáneamente (Timeo), si bien
el alma tiene el primado sobre el cuerpo (Fedón, República). Aristóteles en cambio, sostuvo que el hombre es una
sustancia compuesta de cuerpo y alma.
En la Edad Media reinó un periodo teocéntrico, en el que todo giraba en torno al concepto de Dios. Al hombre se le
interpreta por su relación con Dios, visto como un ser creado por Dios a su imagen y semejanza (posesión de
inteligencia y capacidad de amar). El hombre es considerado un compuesto de cuerpo y alma, y ésta es considerada
algo de naturaleza espiritual, libre e inmortal. San Agustín se apoya en un argumento platónico y dice respecto a
Platón: «Nadie como Platón se ha acercado tanto a nosotros»[cita requerida]. Aparece, por tanto, la idea de salvación
eterna, ésta vida es un tránsito; un camino para conseguir la vida eterna por medio de la virtud, que consiste en
obedecer los mandamientos de la ley de Dios y conduce a la felicidad de la salvación eterna; la vida sólo tiene
sentido como camino de salvación. Lo contrario sería la condena eterna.
4. EL PROBLEMA DE LA NATURALEZA DEL
HOMBRE
Naturalismo o monismo antropológico: Según esta tesis, no hay una diferencia esencial entre el hombre y el animal,
sino diferencias de grado, de modo que la vida superior del hombre resulta ser una forma más desarrollada,
perfeccionada o evolucionada de la serie animal. Las formas más altas de la vida humana (pensamiento, lenguaje,
arte, etc.) no son más que las resultantes genéticas de procesos inherentes a las manifestaciones más elementales.
Las dos variantes de esta teoría son la concepción mecánico-formal, y la concepción vitalista. La primera tiene dos
variedades: el materialismo, que reduce los fenómenos vitales y psíquicos a fenómenos físicos-químicos; y el
sensualismo, que considera que todas las formas de fenómenos psíquicos son formas más complejas de los datos
sensibles. La segunda explica al hombre en su integridad por la vida: el hombre se convierte en el último producto de
la evolución vital. Esta concepción se diversifica según qué se considere como decisivo en la variedad de los
impulsos vitales. Algunos le dieron importancia a los impulsos nutritivos, otros a los impulsos de poder y otros a los
impulsos sexuales.
Esencialismo o dualismo: Esta tesis afirma que el hombre se distingue esencialmente, y no puramente de grado, de
los demás seres vivos pues en él hay un principio que le pertenece en exclusividad y que entraña la posibilidad de
una separación radical entre el hombre y el animal. El principio que diferencia al hombre puede concebirse de
distintas maneras: según el hombre es el que razona al animal, en cambio el animal por no tener raciocinio no puede
razonar al hombre.
Hermenéutica: El hombre no es algo que viene dado «esencialmente», sino que se configura a través de sus relatos,
mitos, narraciones, saberes, creencias, construcciones culturales. En todo esto tiene una importancia capital el
lenguaje, que le brinda la posibilidad de expresión y de «sentido», pero también le muestra sus límites.