2. DIARIO DEL SUR ha estado muy cerca de la problemática que representa en estos momentos en Pasto el elevado número de pandillas que operan en los diferentes sectores de la capital de Nariño.Se habla de unas quinientas de esas organizaciones, tal como lo hemos venido denunciando en recientes publicaciones, lo que se constituye en una bomba de tiempo para la ciudad.Aunque las mismas autoridades y algunos presidentes de juntas de acción comunal trataron de refutar, "por exageradas", las informaciones suministradas por DIARIO DEL SUR, al final tuvieron que reconocer que el problema es mayúsculo. Tanto así, que las denuncias del periódico fueron tomadas como base para que el Concejo de Pasto fuera escenario de un debate donde se puso de manifiesto la gravedad de una situación que no es de ahora, sino que se ha incubado de tiempo atrás.
3. Hablar de quinientas pandillas en Pasto -cifra que se dice queda corta-, es afirmar que la mayoría de los barrios está azotada por un flagelo que le ha traído múltiples dolores de cabeza a las principales ciudades del país. Pero las estadísticas y las quejas que todos los días recibimos en torno a las actividades de estos grupos juveniles nos confirman que el asunto es bastante delicado.Naturalmente que la marginalidad y la pobreza son la causa principal para que con el paso del tiempo la ciudad de Pasto se haya convertido en el campo abonado para el surgimiento de las denominadas pandillas. Las investigaciones al respecto muestran que un alto porcentaje de los niños y adolescentes que hoy conforman esos grupos provienen de hogares en extrema situación de vulnerabilidad, con marcadas necesidades básicas y episodios de desprotección y maltrato infantil. Pero inquieta conocer que hoy por hoy no se puede clasificar a las pandillas juveniles de Pasto solo en el renglón de las clases más populares, puesto que las investigaciones demuestran que el problema se vive también en sectores de estratos altos, donde muchachos provenientes de familias acomodadas también integran estos grupos, con idénticas características de violencia. Pandillas en pasto
4. No podemos pecar de injustos al no reconocer que las autoridades locales sí se han preocupado por esta problemática. Programas como el de la "Rumba Sana", que desarrolla el Departamento de Policía Nariño, constituyen un buen ejemplo del interés de enfrentar esta anómala situación, al igual que la realización de torneos de fútbol entre pandillas. En nuestro concepto estas iniciativas son un saludable acercamiento, pero la envergadura de lo que está pasando requiere muchas más acciones. En las pandillas juveniles de Pasto hay involucrados miles de jóvenes, algunos desde los siete años de edad, los que se encuentran en terrible peligro de arruinar sus vidas o sucumbir en aras de las ilícitas actividades que suelen ser el común denominador de estos grupos, lo que no se debe permitir bajo ningún punto de vista. Antes que pensar en acciones represivas se debe pensar que se trata de muchachos que pueden y necesitan ser salvados, puesto que su permanencia en las llamadas pandillas no es otra cosa que estar recorriendo el camino sin regreso hacia el infierno.
5. Los antecedentes de otras ciudades como Cali y Medellín, afectadas por graves casos de pandillismo, muestran que los mejores resultados para enfrentar el problema se han alcanzado con la puesta en marcha de importantes programas sociales de asesoramiento y ayuda, tal como sucedió en su oportunidad en la ciudad de Cali. Ante la gravedad de las cosas, con seguridad muchos piensan que es la represión la que debe primar en el tópico que estamos tocando. Pero nosotros insistimos, y las autoridades así lo están comprobando, que por las buenas las cosas parecen salir mucho mejor. Lo importante en estos momentos es no bajar la guardia en ningún momento, porque el objetivo es derrotar un problema que azota no solamente a las comunidades, sino a sus mismos integrantes, condenados a engrosar las huestes de la delincuencia si no se les tiende una mano.
6. Pandillas atemorizan a habitantes de Tamasagra en Pasto Pandillas juveniles, con integrantes que apenas llegan a los 16 años de edad, se ‘robarían’ la tranquilidad de los habitantes del barrio Tamasagra, occidente de Pasto, para quienes el Centro de Atención Inmediata, CAI, permanece pintado en la pared o, peor aún, es invisible. Esta fue la denuncia de los habitantes del barrio Tamasagra, quienes por miedo a represalias pidieron reserva de sus nombres. Explicaron que en las noches grupos de este sector de la ciudad se enfrentan con pandillas de barrios aledaños, peleas que incluso han dejado a adolescentes muertos. Para la comunidad los índices de inseguridad se disparan porque estas pandillas vengan la muerte de su compañero muerto y esto se convierte en un círculo vicioso, el cual las autoridades no han podido comprobar.
7. En la Comuna 10 de Pasto, enfrentamiento armado entre pandillas deja tres muertos Desde hace más de un mes los habitantes de la comuna 10 de Pasto, especialmente los residentes en los Barrios, Bella Vista, Niño Jesús de Praga y San Albano vienen denunciando enfrentamientos a bala protagonizados por pandillas de delincuentes comunes que se han tomado el control de la zona ante la mirara inerme de las autoridades respectivas. En las últimas horas los moradores del barrio San Albano, vecino al Niño Jesús de Praga, vivieron momentos de angustia cuando jóvenes entre los 14 y los 25 años de edad, se tranzaron en una batalla utilizando armas de fuego que fueron esgrimidas sin temor alguno disparando indiscriminadamente en medio de la comunidad que a gritos reclamaba la pronta acción de la fuerza pública. Las pugnas se presentan en estos momentos entre pandillas de los barrios Niño Jesús de Praga y Marquetalia, todo por cuenta del narcotráfico y la delincuencia común que se han apoderado de la zona sin respetar ni Dios ni Ley. Esta balacera ocurrida a plena luz del día, cobró la vida de tres jóvenes al tiempo que un número indeterminado fueron reportados como heridos y trasladados a varios centros asistenciales de la ciudad de Pasto.
8. Las amas de casa, no pueden salir a realizar sus actividades como la compra de pan en una tienda ante el temor de caer en el fuego cruzado provocado por las encarnizadas rencillas que ya completan más de seis meses sin que las autoridades locales hayan tomado cartas en el asunto.Desde la comuna 10 sus dirigentes, elevaron un comunicado donde le preguntan al alcalde de Pasto, Eduardo Alvarado Santander, al Secretario de gobierno del municipio de Pasto, y al Comandante de la policía, a quienes tienen como misión fundamental velar por la tranquilidad ciudadana, acerca de las acciones que se requieren de manera urgente ante la delicada situación que vive ese populoso sector.En la misiva los portavoces locales advierten que de no adoptarse correctivos inmediatos la situación amenazan con desbordarse como en la comuna 13 de Medellín donde los violentos se imponen por encima de la Ley.