El documento resume la trama de la novela "Crónica de una muerte anunciada" de Gabriel García Márquez. Narra los eventos que llevaron al asesinato de Santiago Nasar a manos de los hermanos Vicario. Estos mataron a Santiago para vengar el supuesto deshonor de su hermana Ángela, quien fue devuelta por su esposo Bayardo San Román luego de la boda al descubrir que no era virgen. Muchas personas en el pueblo sabían de la intención de los hermanos Vicario de matar a Santiago
1. TRABAJO DE RECUPERACIÓN DE ESPAÑOL
PRESENTADO A:
Beatriz mercado
PRESENTADO POR:
María angélica gulfo Martínez
GRADO:
9°a
23/MARZO/2012
(CHIGORODÓ – ANT)
2012
2. Crónica de una muerte anunciada
I
El día que iban a matar a Santiago Nasar, se levantó a las 5:30 de la
mañana, después de haber asistido el día anterior a la boda de
Ángela Vicario. Se dirigía al puerto para recibir al obispo que venía
en barco a darle la bendición al pueblo. Santiago era el hijo único
de un matrimonio por conveniencia, era rico, su padre era árabe,
tenía una hacienda y le gustaban las armas, mientras que su madre
era sensible y sólo amaba a su hijo.
Esa mañana, Santiago sentía un dolor de cabeza y había tenido
sueños extraños la noche anterior, pero ni él ni su madre, Plácida
Linero, previeron el peligro que le esperaba. Salió vestido de lino
blanco después de haber desayunado. Victoria Guzmán, la cocinera,
estaba enterada de que iban a matar a Santiago, pero no le dijeron
nada porque en el fondo, Victoria Guzmán deseaba que lo mataran.
En el suelo, había una carta de advertencia para Santiago en donde
le especificaban quiénes lo matarían, por qué razones y a qué hora
lo harían, pero cuando Santiago salió, ni él ni nadie la vio hasta
después del asesinato.
3. Santiago Nasar salió por la puerta principal y se dirigió rumbo al
puerto. Al pasar cerca de la tienda de Clotilde Armenta, Pedro y
Pablo Vicario, gemelos de 24 años, ya estaban esperando a
Santiago para matarlo, sin embargo, Clotilde les pidió que dejaran
sus asuntos para después por respeto al obispo.
El obispo no bajó del barco y desde allí dio la bendición. Santiago se
sentía decepcionado, pues esperaba besarle la mano. De regreso se
encontró con Margot, la hermana del narrador, quien invitó a
Santiago a la casa a desayunar, pero éste prometió regresar en
cuanto se cambiara de vestimenta. Muchos de los que estaban en
el puerto sabían que a Santiago Nasar lo iban a matar. Don Lázaro
Aponte, alcalde municipal, creyó que ya no corría ningún peligro,
asimismo, el padre Carmen Amador. Cuando Margot caminaba
rumbo a su casa, se enteró del escándalo que circulaba: la hermosa
Ángela Vicario, que se había casado el día anterior, había sido
devuelta a casa de sus padres porque el esposo encontró que no
era virgen. Nadie podía explicarle cómo fue que el pobre Santiago
Nasar terminó comprometido en semejante enredo, pero sí sabía
con seguridad que los hermanos de Ángela lo estaban esperando
para matarlo. Margot le contó a su madre la posible tragedia y ella
Salió rápidamente para avisarle a Plácida acerca de los intentos de
asesinato contra su hijo, sin embargo, cuando iba en la calle, le
dijeron que ya era muy tarde, Santiago ya había sido asesinado.
II
Bayardo San Román, el hombre que devolvió a la esposa, había
venido por primera vez en agosto del año anterior: seis meses
antes de la boda. Andaba por los 30 años, era muy rico, tenía los
ojos dorados, de cintura angosta y parecía un hombre triste. Nadie
supo nunca a qué vino realmente, se decía que andaba de pueblo
en pueblo buscando novia para casarse. La noche en que llegó dio a
entender en el cine que era ingeniero de trenes y habló de la
4. urgencia de construir un ferrocarril. Nunca se estableció muy bien
cómo se conocieron él y Ángela, pero supuestamente un día
Bayardo vio a Ángela caminar por la calle junto con su madre y dijo
que se casaría con ella, posteriormente, hubo una feria en donde se
subastaron varias cosas y Ángela era quien cantaba las cifras.
Bayardo compró todos los artículos de la rifa y en especial el orto
fónico, la cual envió a casa de Ángela envuelta y adornada para
regalo por su cumpleaños.
Ángela Vicario era la hija menor de una familia de recursos escasos.
Su padre, Poncio Vicario, era ciego y orfebre de pobres. Purísima
del Carmen, su madre, había sido maestra de escuela hasta que se
casó. Las dos hijas mayores de Pura se habían casado muy tarde y
una hija intermedia falleció de fiebres crepusculares.
Ángela era la más bella de las cuatro, pero tenía un aire
desamparado y una pobreza de espíritu que le aguardaban un
porvenir incierto.
Al muy poco tiempo, Bayardo San Román le propuso matrimonio a
Ángela. Ella no estaba muy convencida de convertirse en su esposa,
pero él había atrapado con sus encantos a la familia Vicario y
además representaba una gran bendición, tomando en cuenta el
estatus social de la familia. La madre de Ángela pidió que Bayardo
San Román acreditara su identidad, pues hasta entonces nadie
sabía quién era. Bayardo trajo a su familia para ponerle fin a las
distintas conjeturas y chismes que circulaban en el pueblo acerca
de su identidad. Eran cuatro: la madre, Alberta Simonds, una
mulata grande de Curazao que hablaba el castellano mezclado con
el papiamento; las hermanas, acabadas de florecer, parecían dos
potrancas sin sosiego y el padre, la carta grande: el general
Petronio San Román, héroe de las guerras civiles del siglo anterior y
una de las glorias mayores del régimen conservador por haber
puesto en fuga al coronel Aureliano Buendía en el desastre de
Tucurinca.
5. El día de la boda se fijó pronto y hubiera sido antes de no ser por el
luto que guardaban los Vicario. Ésta se iba a celebrar en casa de la
familia Vicario, la cual requería de remodelaciones para la cantidad
de invitados, incluso Bayardo alquiló las casas de los vecinos para
que tuvieran más espacio para el baile. Asimismo, ya estaba
dispuesto el nuevo hogar de la pareja, una casa en la colina que
pertenecía al viudo Xius y era la casa más bonita del pueblo, pues
desde allí se veía el paraíso sin límites de las ciénagas cubiertas de
anémonas moradas, y en los días claros de verano se alcanzaba a
ver el horizonte nítido del Caribe y los trasatlánticos de turistas de
Cartagena de Indias.
Nadie hubiera pensado que Ángela Vicario no fuera virgen, dado
que nadie le había conocido ningún novio anterior y había crecido
junto con sus hermanas bajo el rigor de una madre de hierro. Ella
quería suicidarse pero a falta de valor resolvió contarle a su madre,
quien le aseguró que casi todas las mujeres perdían la virginidad en
accidentes de la infancia y que habían trucos para engañar al
marido con la reposición de otra sábana que pudiera exhibir en su
primera mañana de recién casada, la sábana de hilo con la mancha
de honor. Ángela se casó con esa ilusión y Bayardo San Román
debió casarse con la ilusión de comprar la felicidad con el peso
descomunal de su poder y fortuna, pues cuanto más aumentaban
los planes de la fiesta, más ideas de delirio se le ocurrían para
hacerla más grande. El general Petronio San Román y su familia
llegaron en un buque de ceremonias del Congreso Nacional, junto
con varias personalidades distinguidas y muchos regalos. Al novio le
regalaron un automóvil convertible con su nombre grabado en
letras góticas y a la novia le regalaron un estuche de cubiertos de
oro puro.
El acto final terminó a las seis de la tarde, cuando se despidieron los
invitados de honor y el buque se fue con las luces encendidas,
dejando un reguero de valses de pianola. Los recién casados
aparecieron poco después en el automóvil descubierto y después
6. de festejar un rato, Bayardo ordenó que siguieran bailando por
cuenta suya y se llevó a la esposa aterrorizada para la casa de sus
sueños donde el viudo Xius había sido feliz. La parranda pública se
dispersó en fragmentos hasta la media noche. Santiago Nasar,
quien gustaba de hacer cálculos sobre los gastos de la fiesta, estuvo
festejando y bebiendo con el narrador, Enrique, Cristo Bedoya e
incluso con los hermanos Vicario 5 horas antes de que lo mataran.
Por la madrugada, Bayardo San Román entregó a su suegra a
Ángela Vicario, sin pronunciar una sola palabra, posteriormente se
despidió de Pura con un beso en la mejilla.
Pura Vicario golpeó con mucha rabia a su hija y cuando los gemelos
volvieron a casa, un poco antes de las tres de mañana, escucharon
la sentencia que Ángela hacía en contra de Santiago Nasar, el que
supuestamente la despojó de su virginidad.
III
El abogado de los Vicario sustentó la tesis del homicidio en legítima
defensa del honor, que fue admitida por el tribunal de conciencia, y
los gemelos declararon al final del juicio que lo hubieran hecho mil
veces más por los mismos motivos. Los gemelos se rindieron ante
su iglesia pocos minutos después del crimen. Ambos estaban
exhaustos por el trabajo bárbaro de la muerte, y tenían la ropa y los
brazos empapados.
Habían empezado a buscar a Santiago Nasar en la casa de María
Alejandrina Cervantes, pero de haber sido cierto, jamás hubieran
vuelto a salir de allí, pues María Alejandrina, quien llevaba un
negocio de casa de citas con mulatas, le tenía un profundo respeto
a Santiago, quien en su adolescencia estuvo enamorado de ella
hasta que su padre descubrió el amorío. Por consiguiente, los
gemelos fueron a esperarlo en la casa de Clotilde Armenta.
Nunca hubo una muerte más anunciada. Después de que la
hermana les reveló el nombre, los gemelos Vicario pasaron por el
7. depósito de la pocilga, donde guardaban sus cuchillos para
descuartizar cerdos, y escogieron los dos mejores que tenían. Los
envolvieron en un trapo y se fueron a afilarlos en el mercado de
carnes. Faustino Santos, un carnicero amigo, los vio entrar a las
3:20 y mientras los gemelos afilaban sus cuchillos anunciaron que
iban a matar a Santiago. Nadie les hizo caso porque pensaban que
estaban borrachos, pero Faustino percibió una luz de verdad en la
amenaza de Pablo Vicario y le comunicó lo ocurrido a un agente de
la policía que pasó a comprar una libra de hígado para el desayuno
del alcalde. El agente se llamaba Leandro Pornoy, quien fue a la
tienda de Clotilde Armenta cuando los gemelos estaban sentados
esperando.
Clotilde Armenta tenía una tienda que vendía leche al amanecer y
víveres durante el día, y se transformaba en cantina desde las seis
de la tarde. Esa mañana, Clotilde estaba levantada más temprano
porque quería terminar de vender la leche antes de que llegara el
obispo.
Los hermanos Vicario entraron a las 4:10 y éstos anunciaron, que
andaban buscando a Santiago Nasar para matarlo. El agente
Leandro Pornoy, que iba por la leche del alcalde, comprendió las
intenciones de los hermanos y le avisó al coronel Lázaro Aponte.
Éste se dirigió a casa de Clotilde y sólo les confiscó los cuchillos a los
hermanos. Clotilde estaba desilusionada, pues esperaba que
arrestaran a los gemelos hasta esclarecer la verdad del conflicto.
Los hermanos Vicario habían contado sus propósitos a más de doce
personas que fueron a comprar leche, y éstas lo habían divulgado
por todas partes antes de las seis. A Clotilde le parecía imposible
que no se supiera nada en la casa Santiago así que le mandó un
recado urgente a Victoria Guzmán, la criada de Santiago, para
alertar a Santiago del peligro. Clotilde no había acabado de vender
la leche cuando volvieron los hermanos Vicario con otros dos
cuchillos envueltos en periódicos.
8. Faustino Santos no pudo entender por qué habían vuelto los
gemelos a afilar sus cuchillos, y al oírlos gritar que iban a sacarle las
tripas a Santiago, creyeron que estaban borrachos y exagerando,
sin embargo, Clotilde notó que los gemelos llevaban la misma
determinación de antes para matar a Santiago.
Pedro Vicario, según declaración propia, fue el que tomó la
determinación de matar a Santiago Nasar, y al principio su hermano
no hizo más que seguirlo. Pero también fue él quien pareció dar por
cumplido el compromiso cuando los desarmó el alcalde, y entonces
fue Pablo Vicario quien asumió el mando.
Cuando los gemelos salieron de la porqueriza con los otros
cuchillos, fueron a casa de Prudencia Cotes, la novia de Pablo
Vicario. Prudencia ya sabía cuáles eran las intenciones de los
hermanos y jamás se hubiera casado con Pablo si éste no hubiera
cumplido como hombre. Prudencia Cotes se quedó esperando en la
cocina hasta que los vio salir, y siguió esperando durante tres años
hasta que Pablo Vicario salió de la cárcel y fue su esposo de toda la
vida. De allí, los gemelos fueron a la tienda de Clotilde para esperar
a su víctima. Santiago Nasar entró a su casa a las 4:20 después de
haber estado, primero en la fiesta, después, junto con Luis Enrique,
el narrador y Bedoya, fue a casa de los novios para reventar
petardos en honor a los novios y finalmente estuvo en casa de
María Alejandrina hasta pasadas las tres. Luis Enrique, por su parte,
llegó muy borracho a su casa y se quedó dormido en el baño,
mientras que el narrador permaneció en casa de María Alejandrina.
A las 5:30, Victoria Guzmán despertó a Santiago para ir a recibir al
obispo, pero no le dijo nada con respecto al mensaje que habían
enviado. Por otra parte, Luis Enrique había visto a los gemelos
antes de regresar a casa, pero estaba tan borracho que no recuerda
lo que le dijeron ni lo que él contestó. A la mañana siguiente, oyó
sin despertar los primeros bramidos del buque del obispo. Después
se durmió a fondo, rendido por la parranda y lo despertó un grito
9. histérico de su hermana Margot que decía que habían matado a
Santiago.
IV
Los estragos de los cuchillos fueron apenas un principio de la
autopsia inclemente que el padre Carmen Amador se vio obligado a
hacerle a Santiago Nasar por ausencia del doctor Dionisio Iguarán.
Siete de las numerosas heridas eran mortales. Lo habían herido en
el páncreas, el pulmón, el hígado, los brazos, la mano, etc. La
autopsia se realizó dentro de una escuela pública del pueblo.
Entre tanto, los hermanos Vicario estaban encerrados en la cárcel,
sin poder conciliar el sueño porque todo su cuerpo y sus ropas olían
a Santiago, de hecho, todo el pueblo olía a Santiago Nasar.
Pensaban que querrían matarlos en venganza a su acto. El temor de
los gemelos respondía al estado de ánimo de la calle.
El coronel Aponte interrogó a la comunidad árabe para ver si tenían
planeado tomar represalias en contra de los Vicario, pero dicha
comunidad sólo sufría su pérdida.
La familia Vicario se fue completa del pueblo, hasta las hijas
mayores con sus maridos, por iniciativa del coronel Aponte. Se
fueron a Manaure sin que nadie se diera cuenta, cerca de Riohacha,
donde estaban presos los gemelos. Allá fue Prudencia Cotes a
casarse con Pablo Vicario cuando éste quedó absuelto. Pedro
Vicario, sin amor ni empleo, se reintegró 3 años después a las
Fuerzas Armadas, mereció la insignia de sargento primero.
Para la inmensa mayoría, sólo hubo una víctima: Bayardo San
Román, quien después de haber regresado a Ángela, bebió tanto en
la colina de Xius que lo encontraron en estado de urgencia por
intoxicación etílica. La madre de Bayardo y sus hermanas fueron a
acompañarlo en la pena. Después se marcharon del pueblo y tanto
la casa en la colina como el coche convertible, se desintegraron con
el paso de los años.
10. Después de 23 años, el narrador vio a Ángela Vicario en la terraza
de una casa. Ella nunca hizo ningún misterio de su desventura y la
contaba a quien le preguntara con sus pormenores a excepción del
secreto que nunca se pudo aclarar: quién fue, cómo y cuándo el
verdadero causante de su perjuicio, pues nadie creyó que en
realidad hubiera sido Santiago Nasar, quien era demasiado altivo
para fijarse en ella. Ángela contó que siempre se quedó grabada en
su memoria la imagen de Bayardo y si lloraba o sentía pena, era por
él. Ángela lo vio un día salir de un hotel, pero él no la vio. Nació
todo de nuevo y ella se volvió loca de remate por él. A partir de
entonces comenzó a escribirle, poco a poco las cartas se hicieron
semanales, pero no había respuesta alguna. A Ángela le bastaba
saber que él las estaba recibiendo, pero era como escribirle a nadie.
Una madrugada, por el año décimo, la despertó la certidumbre de
que él estaba desnudo en su cama. Ángela le escribió entonces una
carta febril de 20 pliegos en la que soltó sin pudor las verdades
amargas que llevaba podridas en el corazón desde su noche
funesta. Pero no hubo respuesta y a partir de entonces ya no era
consciente de lo que escribía a ciencia cierta, pero lo siguió
haciendo por 17 años.
Un medio día de agosto, mientras Ángela bordaba con sus amigas,
Bayardo San Román, más gordo y viejo, apareció con una maleta
con ropa para quedarse y otra maleta igual con casi dos mil cartas
que ella le había escrito, ordenadas por fechas, en paquetes cosidos
con cintas de colores y todas sin abrir.
V
La impresión general era que Santiago Nasar murió sin entender su
muerte. Después de que le prometió a Margot que iría a desayunar,
Cristo Bedoya se lo llevó del brazo por el muelle. Yamil Shaium, un
árabe comerciante, fue el único que salió a esperar a Santiago para
prevenirlo en cuanto escuchó el rumor. Cristo Bedoya, después de
11. despedirse de Santiago, se dirigió a Yamil y apenas escuchó la
información, salió corriendo de la tienda en busca de Santiago. Le
pareció imposible que hubiera llegado a su casa en tan poco
tiempo, pero de todos modos entró a preguntar por él, lo buscó en
su habitación y tomó la pistola de Santiago para dársela en caso de
necesitarla. Se encontró con Plácida Linero, pero no se atrevió a
decirle acerca de la amenaza de los Vicario y sin más explicaciones
se marchó a buscarlo. En la plaza se encontró con el padre Amador,
pero no le pareció que pudiera hacer por Santiago Nasar nada
distinto de salvarle el alma. Iba otra vez hacia el puerto cuando
escuchó que lo llamaban los gemelos desde la tienda de Clotilde,
así que Cristo Bedoya les dijo que tuvieran cuidado porque Santiago
estaba armado. En la puerta del Club Social, Bedoya se encontró
con el coronel Lázaro Aponte y le contó lo que acababa de ocurrir
en la tienda de Clotilde. Aponte prometió ocuparse del caso, pero
primero entró al Club Social para confirmar una cita de dominó y
cuando volvió a salir ya estaba consumado el crimen. Cristo Bedoya
cometió entonces su único error mortal: pensó que Santiago Nasar
había resuelto a última hora desayunar en casa de Margot y fue a
buscarlo allá. Al doblar la última esquina, reconoció de espaldas a la
madre de Margot, pero ella, envuelta en lágrimas, le dijo que ya lo
habían matado.
Mientras Cristo Bedoya lo buscaba, Santiago Nasar había entrado
en la casa de Flora Miguel, su novia y futura esposa para la próxima
víspera de Navidad. Flora Miguel despertó aquel lunes con los
primeros bramidos del buque del obispo y poco después se enteró
que los gemelos Vicario estaban esperando a Santiago para
matarlo. Santiago acababa de dejar a Cristo Bedoya en la tienda de
Yamil Shaium y cuando entró a ver a su novia ella le aventó el cofre
con las cartas de amor que le había escrito y le deseó que lo
mataran. El padre de Flora Miguel le explicó a Santiago que los
gemelos lo querían matar y que podía ocultarse allí o llevarse una
escopeta para defenderse. Santiago salió rápidamente de allí y fue
12. rumbo a su casa. Al dirigirse a su casa, lo vieron los hermanos y
Clotilde le gritó a Santiago que corriera para salvarse. Cinco
minutos antes, en la cocina, Victoria Guzmán le había contado a
Plácida Linero lo que todo el mundo sabía. En la sala, donde estaba
trapeando Divina Flor, la hija de Victoria Guzmán, vio a Santiago
Nasar entrar por la puerta de la plaza. Placida Linero vio entonces el
papel con la advertencia en el suelo, pero no pensó en recogerlo. A
través de la puerta vio a los Vicario que venían corriendo hacia la
casa con los cuchillos desnudos. Desde el lugar en que ella se
encontraba, podía verlos a ellos, pero no alcanzaba a ver a su hijo
que corría desde el otro ángulo hacia la puerta, y como pensó que
él ya estaba dentro y que los gemelos querían meterse para
matarlo dentro de la casa, corrió hacia la puerta y la cerró de un
golpe. Estaba pasando la tranca cuando oyó los gritos de su hijo y
los puñetazos de terror en la puerta, pero creyó que él estaba
arriba insultando a los hermanos Vicario desde el balcón de su
dormitorio y subió a ayudarlo.
Santiago necesitaba apenas unos minutos para entrar cuando se
cerró la puerta. Los gemelos lo apuñalaban varias veces y
esperaban que se derribara, pero éste no caía y según los
hermanos, parecía que se estaba riendo. Cuando creyeron que ya lo
habían matado se fueron corriendo hacia la iglesia. Santiago se
levantó, sosteniéndose las entrañas, y trató de entrar por la puerta
de la cocina, atravesó la casa de unos vecinos desconcertados por
el bullicio y el aspecto de Santiago, y en cuanto entró a su casa,
murió.
PERSONAJES
SANTIAGO NASAR: Personaje principal. Joven hombre de un
pueblo en el Caribe, heredero de una finca y fortuna. Es asesinado
por los gemelos Vicario. Creyente católico, gusta de la pachanga.
Nunca supo que lo iban a matar hasta minutos antes de que
ocurriera.
13. ÁNGELA VICARIO: Personaje principal. Joven mujer que se casa
con Bayardo San Román pero es regresada a su familia cuando su
esposo se da cuenta de que no era virgen. Ángela era la más bella
de cuatro hermanas, pero tenía un aire desamparado y una
pobreza de espíritu cuando era joven. Cuando es más grande, es
persistente al tratar de recuperar a su marido con las cartas que
envió por 17 años y cuenta con descaro y desmesura su desventura
pasada.
BAYARDO SAN ROMÁN: Personaje secundario. Joven de familia
rica que va al pueblo a buscar mujer para casarse. Es de mirada
triste y muy orgulloso.
PABLO Y PEDRO VICARIO: Personajes secundarios. Asesinan a
Santiago Nasar para salvar el honor de su hermana. Son religiosos,
moralistas y gustan de la pachanga.
PLÁCIDA LINERO: madre de Santiago nasar
VICTORIA GUZMÁN: cocinera de la casa de Santiago nasar
DON LÁZARO APONTE: alcalde del pueblo
PONCIO VICARIO: padre de Ángela vicario