La teoría keynesiana y su influencia en la política económica
1. UNIVERSIDAD LAS AMERICAS
LA ESCUELA KEYNESIANA
CURSO: ECONOMIA
PROFESOR : SANCHEZ HINOJOSA
ALUMNO: CHRISTIAN MULATILLO
2. INTRODUCCIÓN
La macroeconomía es la parte de la teoría económica que se encarga de
definir, medir y determinar los ingresos nacionales y sus variables. Es muy
importante conocer como influye el ingreso y la producción nacional con
fines de planeación por parte del sector público y privado para explicar
entonces como aumenta o desciende el nivel de la actividad económica.
JOHN MYNARD KEYNES. El economista más importante del siglo XX y
quizás el más influyente desde Adam Smith; creador de la teoría
económica, que reza "La ley natural es superior a la ley humana,
la economía esta regida por una mano invisible y el estado debe intervenir
en ella controlando y administrando a través de la inversión y el gasto
público pero al mismo tiempo sosteniendo el equilibrio natural conseguido
por cada individuo al buscar su Beneficio".
El desempleoocasiona a la sociedad un costo económico como social. El
costo económicocorrespondea todo lo que se deja de producir y que será
imposible de recuperar, esto no solo incluye los bienes que se pierden por
no producirlos sino también una cierta degradación del capital humano,
que resulta de la pérdida de destrezas y habilidades. Por otro lado, el costo
social abarca la pobreza y miseria humana las privaciones e inquietud
social y política que implica el desempleo en grandes escalas.
En las economías se presentan distintos problemas y desequilibrios
de carácter económico. La forma en que el gobierno busca solucionar
estos problemas es a través de la política económica, la cual consiste en
que el Gobierno emplea sus poderes legítimos manipulando diversos
instrumentos, con el fin de alcanzar objetivos socio-económicos
previamente establecidos.
3. Teoría Keynesiana
John Maynard Keynes (1883-1946), economista británico, sostenía ya en 1913 que
el liberalismo económico de corte clásico necesitaba adecuarse a las circunstancias
económicas y sociales del nuevo siglo.
Esa afirmación la sistematizaría en su obra “Teoría general sobre el empleo, el
interés y el dinero”, publicada en 1936. En ella analizaba las causas de la depresión
mundial y proponía una serie de recetas para solventarla. Aseguraba que el motor de
la economía habría de sustentarse en la adecuada relación entre la oferta y
el consumo, pues de ella dependían los beneficios empresariales y la inversión.
Surgimiento de la Teoría Keynesiana
Hacia principios de los años 30 del siglo pasado el mundo entraba en una crisis muy
profunda, los niveles de desempleo y marginación se extendieron por la debacle
conocida como la “Gran Depresión” que, iniciada en Estados Unidos, se dilató a todo
el mundo capitalista. Por aquel entonces reinaba en el mundo académico económico
las teorías de los denominados clásicos, expresión que Karl Marx usó para envolver
las ideas de economistas como Adam Smith y David Ricardo; a los que Keynes sumará
los nombres de John S. Mill, Francis Edgeworth, Alfred Marshall y Arthur Pigou.
Estos economistas pronto caen en descrédito puesto que se hace casi imposible
sostener dichas teorías ante la abrumadora realidad de la crisis de 1929.
Es en este contexto donde aparece en la escena de la teoría keynesiana. Keynes fue
un economista inglés que impuso una nueva forma de pensar la economía capitalista.
Realmente nació un paradigma diferente que dominó la escena político-económica
desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y hasta principios de los 70, período que
algunos llaman “la edad de oro del capitalismo”, pues la economía global experimentó
un crecimiento sin precedentes en la historia.
4. La obra cumbre de Keynes editada en 1936 titulada “The General Theory of
Employment, Interest and Money” constituye la esencia de su contribución a la teoría
económica en general y es donde a partir de la cual, junto con otros estudios previos,
se conforma lo que hoy conocemos como la macroeconomía.
Básicamente proponía lo siguiente:
Desarrollar una política de inversiones estatales en obras públicas (carreteras,
pantanos, etc.) que sirviese de estímulo a la iniciativa privada a través de la
demanda de cemento, hierro, componentes industriales, etc. La mano de obra
empleada en estas actividades aminoraría el desempleo, incrementaría la masa
de consumidores y estimularía la actividad económica .
Poner en circulación abundante dinero con el fin de estimular una
moderada inflación. El peligro de una alta tasa de inflación sería inexistente en
tanto el paro fuese elevado.
Incrementar los salarios. La reducción de los salarios como medida para
mantener el empleo (defendida por los economistas clásicos) fue refutada por
Keynes quien aseguraba que el empleo no dependía de los salarios sino
del consumo y la inversión. Una disminución de los sueldos de los
trabajadores provocaría un retraimiento que deprimiría el consumo y en
consecuencia, la producción.
Intervenir en todos los sectores económicos, regulando la fijación
de precios, salarios, mercado laboral, concediendo subvenciones a las
empresas, etc.
En suma:
Keynes abogó por el abandono de la ortodoxia del "laissez-faire" que había
guiado el capitalismo del siglo XIX y propuso un mayor protagonismo
del Estado en la vida social y económica. Fue precisamente lo que mediante
el New Deal puso en práctica en Estados Unidos el presidente F. D. Roosevelt a
partir de 1933.
5. RESUMEN DE LA “TEORÍA GENERAL”
Ayudados por el siguiente esquema tomado de Dillard (1962) podremos formarnos una
idea más acabada de la teoría general del empleo:
Ya dijimos que en la teoría keynesiana, la demanda agregada se compone de consumo
e inversión. A su vez, el consumo es función de las características psicológicas de una
sociedad que Keynes llamó pro pensión al consumo y del ingreso global o volumen de
la renta. El gasto en inversión juega un papel fundamental, pues la propensión al
consumo es bastante estable. Esta inversión depende de la tasa de interés y la eficacia
marginal del capital. A su vez, la tasa de interés es el premio por no atesorar dinero y
depende de la preferencia por liquidez del público y del volumen de dinero, este último
es controlable por la autoridad monetaria. Por otro lado, cabe destacar que la eficacia
marginal del capital, a la cual Keynes le atribuye importancia capital en la generación
de los ciclos, depende de la previsión de beneficios que es una variable inestable,
encontrándose influida por la confianza comercial, por el “animal spirit”.
6. Crisis de la Teoría Keynesiana y contribución neo-
keynesiana
Hacia principios de la década del 70 el mundo experimentó una nueva
crisis conocida como estanflación, es decir estancamiento del producto
conjuntamente con inflación de precios, que puso en tela de juicio e
hizo caer en descreimiento al paradigma de la teoría keynesiana. Las
ideas de política del gran economista del 30 resultaban en un embrollo
frente al gran problema económico mundial, llegando muchos a culpar
de tal crisis a las políticas inspiradas en las propuestas formuladas por
Keynes.
Se entendía, siguiendo el modelo keynesiano, que un exceso de
demanda efectiva podía provocar inflación y una demanda efectiva
deficiente el desempleo, pero no era considerada la posibilidad de
ocurrencia de ambos problemas a la vez.
Esto dio lugar, por un lado, al surgimiento a nuevas teorías que
atacaban los postulados keynesianos y, por otro, a principios de los
años 80 una nueva generación de economistas hiciera una revisión de
las ideas keynesianas originarias, sobre todo en el Instituto
Tecnológico de Masachusset (MIT) y en la universidad de Harvard, los
que pasaron a denominarse neo-keynesianos.
Entre sus ideas podemos destacar: Las explicaciones de fondo de las
causas por las cuales ocurre la rigidez de precios introduciendo la
competencia imperfecta en los mercados, por una parte. Y por otra la
enumeración de más factores que originan el ciclo económico como la
existencia de fallos de mercado, fricciones nominales en la demanda o
rigideces reales en los precios, además de reconocer que las
oscilaciones en la oferta monetaria provocan fluctuaciones y generan
ciclos, de forma que el dinero no es neutral.
7. Referencias
Dillard, D. (1962) “La Teoría Económica de John Maynard Keynes.” Traducción
Editorial Aguilar. Madrid.
Keynes, J. M. (1930) “Tratado del dinero.” Ediciones Aosta. Madrid. 1996
Keynes, J. M. (1936) “Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero.”
Traducción Fondo de Cultura Económica. México. 1943
1 Keynes (1936)
2 Keynes (1936)
3 Siguiendo a Keynes (1936) esto se logra porque al aumentar la cantidad de dinero,
éste se hace más abundante, lo cual hará disminuir la preferencia por atesorarlo, por lo
tanto debe disminuir el riesgo de perderlo, es decir, debe caer la tasa de interés que es
el premio por no atesorar dinero.
8. Teoría de Keynes y Europa
Dennis Meléndez Howell
Enfoques, El Financiero, 6 de junio de 2010
La Teoría Keynesiana ortodoxa plantea que las recesiones económicas se
originan en caídas en la demanda agregada. En ese sentido la receta para evitar
el desempleo, es que los gobiernos deben llenar el faltante de demanda con
aumentos en el gasto público.
Sin embargo, si la expansión de ese gasto se financia con emisión monetaria,
tarde o temprano, se producirá un cuadro de inflación.
En cuanto se reactiva la demanda privada y se suma a la expandida demanda
del Gobierno, ambas superan la oferta disponible de bienes y servicios,
especialmente, si las importaciones no crecen.
Según el modelo, en algún momento, los precios restaurarían el equilibrio,
evitándose, supuestamente, el desempleo, aunque sí habría deterioro en los
ingresos reales y en la distribución del ingreso.
A raíz de la más reciente crisis financiera del 2008-2009, muchos países
aplicaron, en mayor o menor grado, la receta keynesiana. Sin embargo, algunos,
los más propensos a gastar, pronto incurrieron en fuertes déficit fiscales.
En los países de la eurozona, virtualmente, la única forma de financiar déficit es
mediante expansión de deuda. En el afán de evadir los efectos reales de aquella
crisis financiera, en varias economías se fraguó una crisis propia, disparada por
enormes déficit y boyante endeudamiento.
Sin embargo, como la bandera mundial era prevenir los efectos reales de la
crisis, aún con la evidencia de que algunos estaban cayendo en sobre dosis, las
autoridades comunitarias hicieron la vista gorda, so pena de ser tachados de
neoliberales.
Como estos países carecen de la opción de atosigar sus economías con
excesos de emisión monetaria, pronto aparecieron signos de insolvencia en
varios de ellos.
Las alarmas financieras se activaron en las naciones europeas más fuertemente
posicionadas en títulos de deuda de esos países.
Con esa receta entonces, no se evitó ni el desempleo ni la inflación, pues estos
fenómenos surgen de la inflexibilidad de los mercados de trabajo y los excesos
monetarios.