2. Recuerda:
- No supone una ruptura, sino una evolución.
Influencias:
- Superación culta de la lírica renacentista, aunque pervive
la canción petrarquista y el platonismo.
- Gusto por la lírica popular: romances y letrillas.
Generaciones:
- Nacidos hacia 1560: Góngora, Lope, los Argensola.
- Nacidos hacia 1580: Quevedo, Villamediana, Carrillo y
Sotomayor.
- Nacidos hacia 1600: Calderón, Bocángel.
3. Época de crisis: contrastes
Mentalidad
Fiesta, sensualidad y evasión
Imitatio > inventio
Pesimismo
Obsesión por la fugacidad
del tiempo
Influencia de Demócrito,
Heráclito, Epicuro
Actitud ante la
realidad y temas
Embellecimiento:
superación culta del
Renacimiento, aunque el
platonismo pervive
Degradación: tratamiento
burlesco del mito y satírico
de la realidad
Estilo
Gracián : “Acto del
entendimiento que exprime
la correspondencia que se
halla entre los objetos”
(conceptismo) + profusión
de referencias cultas
(culteranismo) = dificultad
para descifrar el mensaje
aumenta su efecto
Gusto por lo popular
(romances, letrillas)
6. Noche, fabricadora de embelecos,
loca, imaginativa, quimerista,
que muestras al que en ti su bien conquista
los montes llanos y los mares secos;
habitadora de celebros huecos,
mecánica, filósofa, alquimista,
encubridora vil, lince sin vista,
espantadiza de tus mismos ecos:
la sombra, el miedo, el mal se te atribuya,
solícita, poeta, enferma, fría,
manos del bravo y pies del fugitivo.
Que vele o duerma, media vida es tuya:
si velo, te lo pago con el día,
y si duermo, no siento lo que vivo.
7.
8. Luis de Góngora y Argote (1561-1627)
Nació en Córdoba de una familia noble, acaso de conversos. Se educó en la casa
paterna y, después, estudió cánones en Salamanca. Fue racionero de la catedral de
Córdoba en 1585, herencia que recibió de su tío, y viajó por Madrid, Valladolid y
Cuenca. Es posible que dedicara parte de su juventud a aventuras amorosas de tono
menor y otras diversiones, como el juego, a juzgar por la amonestación que, en 1588,
recibe del obispo.
Desde 1580 comienza a escribir poesías: sonetos, romances, letrillas..., de muy
diferentes temas. Fue amigo de Paravicino, Villamediana y Pedro de Valencia, por lo
cual, influyó en la predicación religiosa. En 1609 lo encontramos en una breve visita
por Madrid, de la que debió recoger enemistades y desengaños. Vuelto a Córdoba,
entre 1612 y 1614, escribe el Polifemo y las Soledades, sus obras más conocidas. De
aquí su enfrentamiento más directo con Quevedo y Lope de Vega.
En Madrid, en 1617 fracasó en sus aspiraciones cortesanas, pero, tras ganar una
capellanía en Palacio, se ordena sacerdote e intenta proteger a sus familiares con
cargos parecidos. Arruinado y enfermo, logró la protección de su familia en Córdoba,
en 1626, donde muere un año después. Despreciada por críticos como Menéndez
Pelayo, su poesía fue revalorizada por la generación poética de 1927.
9. Mientras por competir con tu cabello,
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lilio bello;
mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano;
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello:
goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no solo en plata o vïola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
10.
11. "¡Ah de la vida!"... ¿Nadie me responde?
¡Aquí de los antaños que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
las Horas mi locura las esconde.
¡Que sin poder saber cómo ni a dónde
la salud y la edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.
Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto:
soy un fue, y un será, y un es cansado.
En el hoy y mañana y ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto.
12. Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso linsojera;
mas no de esotra parte en la ribera
dejará la memoria en donde ardía;
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.
Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejarán, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrán sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.
13. Madre, yo al oro me humillo;
él es mi amante y mi amado,
pues de puro enamorado,
de continuo anda amarillo;
que pues doblón o sencillo,
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero
es don, don, dodon, din, don es don
dinero.
Nace en las Indias honrado,
donde el mundo le acompaña,
viene a morir en España
y es en Génova enterrado;
y pues quien le trae al lado
es hermoso, aunque sea fiero,
poderoso caballero
es don, don, dodon, din, don es don
dinero.
Es galán, y es como un oro:
tiene quebrado el color;
persona de gran valor,
tan cristiano como moro;
pues que da y quita el decoro
y quebranta cualquier fuero,
poderoso caballero
es don, don, dodon, din, don es don
dinero.
Son sus padres principales,
y es de nobles descendiente,
porque en las venas de Oriente
todas las sangres son reales;
y, pues es quien hace iguales
al duque y al ganadero,
poderoso caballero
es don, don, dodon, din, don es
don dinero.
Por importar en los tratos
y dar tan buenos consejos
en las casas de los viejos
gatos le guardan de gatos;
y, pues rompe él recatos
y ablanda al juez más severo,
poderoso caballero
es don, don, dodon, din, don es
don dinero.
Nunca vi damas ingratas
a su gusto y afición,
que a las caras de un doblón
hacen sus caras baratas;
y, pues hace las bravatas
desde su bolsa de cuero,
poderoso caballero
es don, don, dodon, din, don es
don dinero.
15. Estas que fueron pompa y alegría
despertando al albor de la mañana,
a la tarde serán lástima vana
durmiendo en brazos de la noche fría.
Este matiz que al cielo desafía,
iris listado de oro, nieve y grana,
será escarmiento de la vida humana:
¡tanto se emprende en término de un día!
A florecer las rosas madrugaron,
y para envejecerse florecieron:
cuna y sepulcro en un botón hallaron.
Tales los hombres sus fortunas vieron:
en un día nacieron y espiraron;
que, pasados los siglos, horas fueron.
17. En que satisfaga un recelo con la retórica del llanto
Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba.
Y Amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía,
pues entre el llanto que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.
Baste ya de rigores, mi bien, baste,
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu quietud contraste
con sombras necias, con indicios vanos:
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.
18. Al que ingrato me deja, busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata;
maltrato a quien mi amor busca constante.
Al que trato de amor, hallo diamante,
y soy diamante al que de amor me trata;
triunfante quiero ver al que me mata
y mato al que me quiere ver triunfante.
Si a éste pago, padece mi deseo;
si ruego a aquel, mi pundonor enojo:
de entrambos modos infeliz me veo.
Pero yo, por mejor partido, escojo
de quien no quiero ser violento empleo,
que, de quien no me quiere, vil despojo.
19. Sobre una alfombra que imitara en vano
el tirio sus matices (si bien era
de cuantas sedas ya hiló, gusano,
y, artífice, tejió la Primavera)
reclinados, al mirto más lozano,
una y otra lasciva, si ligera,
paloma se caló, cuyos gemidos
–trompas de amor– alteran sus oídos.
El ronco arrullo al joven solicita;
mas, con desvíos Galatea suaves,
a su audacia los términos limita,
y el aplauso al concento de las aves.
Entre las ondas y la fruta, imita
Acis al siempre ayuno en penas graves:
que, en tanta gloria, infierno son no breve,
fugitivo cristal, pomos de nieve.
Góngora: Fábula de Polifemo y Galatea
20. Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.
Salíme al campo: vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados,
que con sombras hurtó su luz al día.
Entré en mi casa: vi que amancillada
de anciana habitación era despojos;
mi báculo, más corvo y menos fuerte;
vencida de la edad sentí mi espada.
Y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.
21. Prisión del nácar era articulado
de mi firmeza un émulo luciente
un dïamante, ingenïosamente
en oro también él aprisionado.
Clori, pues, que su dedo apremïado
de metal, aun precioso, no consiente,
gallarda un día, sobre impacïente,
lo redimió del vínculo dorado.
Mas, ay, que insidïoso latón breve
en los cristales de su bella mano
sacrílego divina sangre bebe:
púrpura ilustró menos indïano
marfil; invidïosa, sobre nieve
claveles deshojó la Aurora en vano.
22. Esos cabellos en tu frente enjertos
(por más que disimules y los rices)
en otros cuerpos dejan las raíces,
y por ventura en otros cuerpos muertos.
¿Por qué pueblas, o Gala, los desiertos
de la Libia? ¿Por qué con tus barnices
ofendes nuestros ojos y narices,
cual si viesen sepulcros descubiertos?
Que aunque vuelvas a ser la que solías,
no puedes competir con Galatea;
oye, verás si la ventaja es poca:
en ti son años lo que en ella días;
está en duda si el tiempo la hará fea,
y está en verdad que nunca la hará loca.
Lupercio Leonardo de Argensola
Soneto a un hombre pequeño: don
Francisco de Arévalo
Mirando con antojos tu estatura,
con antojos de verla me he quedado,
y por verte, Felicio, levantado,
saber quisiera levantar figura.
Lástima tengo al alma que, en clausura,
la trae penando cuerpo tan menguado.
Átomo racional, polvo animado,
instante humano, breve abreviatura.
Di si eres voz, pues nadie determina
dónde a la vista estás, tan escondido
que la más perspicaz no te termina,
o cómo te concedes al oído.
En tanto que la duda se examina,
un sentido desmiente a otro sentido.
Catalina Clara Ramírez de Guzmán
23. Ciego que apuntas y atinas, caduco, dios y rapaz
vendado que me has vendido y niño mayor de
edad
con el alma de tu madre que murió siendo
inmortal
de envidia de mi señora que no me persigas
más
que no me persigas más
Déjame en paz amor tirano, déjame en paz
Amadores desdichados que seguís milicia tal
decidme que buena guía podéis de un ciego
sacar
de un pájaro qué firmeza qué esperanza de un
rapaz
qué galardón de un desnudo de un tirano qué
piedad
de un tirano qué piedad
Déjame en paz amor tirano, déjame en paz
Diez años desperdicié los mejores de mi edad
en ser labrador de amor a costa de mi caudal,
como aré sembré y cogí, aré un alterado mar,
sembré una estéril arena ,cogí vergüenza y
afán,
cogí vergüenza y afán
Déjame en paz amor tirano, déjame en paz
Amadores desdichados que seguís milicia tal
decidme que buena guía podéis de un ciego
sacar
de un pájaro qué firmeza qué esperanza de un
rapaz
qué galardón de un desnudo de un tirano qué
piedad
de un tirano qué piedad
Déjame en paz amor tirano, déjame en paz
24. Ya besando unas manos cristalinas,
ya anudándome a un blanco y liso cuello,
ya esparciendo por él aquel cabello
que Amor sacó entre el oro de sus minas,
ya quebrando en aquellas perlas finas
palabras dulces mil sin merecello,
ya cogiendo de cada labio bello
purpúreas rosas sin temor de espinas,
estaba, oh claro sol invidïoso,
cuando tu luz, hiriéndome los ojos,
mató mi gloria y acabó mi suerte.
Si el cielo ya no es menos poderoso,
porque no den los tuyos más enojos,
rayos como a tu hijo, te den muerte.
25. Ven, Himeneo, donde, entre arreboles
de honesto rosicler, previene el día
–aurora de sus ojos soberanos–
virgen tan bella, que hacer podría
tórrida la Noruega con dos soles,
y blanca la Etiopia con dos manos.
Claveles del abril, rubíes tempranos,
cuantos engasta el oro del cabello,
cuantas –del uno ya y del otro cuello
cadenas– la concordia engarza rosas,
de sus mejillas, siempre vergonzosas,
purpúreo son trofeo.
Ven, Himeneo, ven; ven, Himeneo.
26. Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una alquitara medio viva ,
érase un peje espada mal barbado;
era un reloj de sol mal encarado,
érase un elefante boca arriba,
érase una nariz sayón y escriba ,
era Ovidio Nasón mal narigado.
Érase el espolón de una galera,
érase una pirámide de Egito,
las doce Tribus de narices era;
érase un naricísimo infinito,
frisón archinariz, caratulera,
sabañón garrafal, morado y frito.
27. Duélete de esa puente, Manzanares;
mira que dice por ahí la gente
que no eres río para media puente,
y que ella es puente para muchos mares.
Hoy, arrogante, te ha brotado a pares
húmedas crestas tu soberbia frente,
y ayer me dijo humilde tu corriente
que eran un marzo los caniculares.
Por el alma de aquel que ha pretendido
con cuatro onzas de agua de chicoria
purgar la villa y darte lo purgado,
me di ¿cómo has menguado y has crecido?
¿cómo ayer te vi en pena, y hoy en gloria?
-Bebióme un asno ayer, y hoy me ha meado.