Reflexión en torno a las concepciones curriculares tecnico
RELATORÍA
REFLEXIÓN EN TORNO A LA CONCEPCION TÉCNICA DEL CURRÍCULO
LEIDY LOAIZA
NANCY PEREZ
LORENA VALENCIA
PRESENTADO A
PROFESOR
GERMÁN LÓPEZ NOREÑA
ASIGNATURA CURRÍCULO
UNIVERSIDAD SANTIAGO DE CALI,
SECCIONAL PALMIRA
LICENCIATURA EN PREESCOLAR
VII SEMESTRE
PALMIRA
2015
RELATORÍA
REFLEXIÓN EN TORNO A LA CONCEPCION TÉCNICA DEL CURRÍCULO
En esta concepción del currículo, se hace énfasis en la teoría, la cual fue durante un
largo tiempo e incluso aun, el punto de partida en el proceso didáctico, es decir, el de la
enseñanza, en los diseños curriculares y en el aprendizaje de los discentes.
Resaltando el hecho de que estas concepciones curriculares técnicos se dividen en
dos, la del currículo academicista y la tecnológico-positivista, en las cuales la concepción
académica curricular nos muestra los contenidos como eje principal, cuya interiorización
genera un hombre culto. Por cierto. Errónea concepción del currículo por parte de la gran
mayoría de los maestros en el mundo, en el que se asume lo curricular meramente desde lo
instrumental, dejándose de lado los aspectos que subyacen en la instancia curricular; pue se
conocido que en el imaginario de formación del educando direccionado por un modelo
pedagógico está mediado el cómo –el currículo- por fundamentos antropológicos,
filosóficos, axiológicos, etc.
En este sentido, es así como actualmente la mayoría de las instituciones siguen esta
concepción académica curricular, tornándose los contenidos como lo básico de la
enseñanza, tales como el aprendizaje de “hipótesis, teorías, leyes, etc…”, sin embargo, la
didáctica entendida como la manera lúdica de transmitir capacidades y valores a los
estudiantes que se maneja en esta concepción se deja a criterio del profesor.
Ahora bien, si partimos de la base que para esta concepción los conocimientos son
permanentes y esenciales, también es cierto que esta transmisión de conocimientos debe ser
dada mediante disciplinas como historia, geografía, física, entre otras. “Según (Antúnez
1995), se valora el conocimiento en función del cual actúan alumnos y maestros
mitificando la ciencia y la cientificidad”.
Esta concepción académica también se visualiza como un modelo tradicional por
tener como eje principal el aprendizaje de los contenidos y por poseer dos gran versiones
que se conocen como ESCUELA CLÁSICA la cual centra su enseñanza en las formas de
saber y la ESCUELA ACTIVA basada en métodos como formas de hacer. De la escuela
Nueva recurriendo a los aportes de algunos investigadores, López Noreña (págs., 35 y 36)
escribe que:
La Escuela Nueva fue un movimiento educativo tan interesante como a la vez
complejo y amplio, desarrollado a partir de las décadas finales del siglo XIX e inicios
del segundo milenio, esparcido sobre todo en Europa y Norteamérica.
No obstante poder ser tomado sus orígenes a fechas anteriores a 1889, esta fecha es
considerada como la de su gestación con la creación de la famosa escuela inglesa de
Abbostholme11, a la que siguieron la de Bedales de la misma nacionalidad, la
francesa de les Roches y los alemanes “Hogares del Campo”. De igual manera se dio
una seguidilla de fundación de escuelas que se promulgaron como nuevas, en las que
se dieron similitudes y a la vez contradicciones entre ellas, en los aspectos
conceptúales y de operatividad.
De los principios básicos, entre otros, compartidos por estas escuelas en el marco de
la Escuela Nueva se destacan dos: el paidocentrismo y la búsqueda de la educación
integral –términos de suma vigencia en la actualidad.
El paidocentrismo se direccionaba hacia el niño como el centro del proceso de la
enseñanza y el aprendizaje. Desde esta óptica el profesor se convierte en el apoyo
principal del estudiante en el anterior proceso; es decir, debiéndose enfocar el maestro
en lograr una buena orientación y motivación en sus estudiantes hacia el logro
cognitivo, en detrimento de la errónea instrumentalización de quien enseña como
mero transmisor de conocimiento. Idea de tipo rousseauniana, la que fue ampliamente
compartida en el movimiento.
La educación integral, se enarbola como una de las banderas centrales de la Escuela
Nueva: “Otra idea estrechamente ligada a la anterior sería la de educación integral,
según la cual el proceso educativo debería dirigirse a todas las dimensiones de la
persona y no sólo a su intelecto. Ese principio estaría en la base de la importancia
concedida al arte, a la educación física, al desarrollo afectivo a los trabajos
manuales en el currículo. El niño debía “aprender haciendo”, lo que implicaba una
actitud activa. La insistencia en ese principio contribuyó a que muchas escuelas
adquirieran precisamente la denominación de “escuelas activas”” (Tiana Ferrer;
Pág. 44).
Los profesores, desde esta perspectiva, realizarían actividades en el aula enseñando
contenidos y formas de saber siendo así estos modelos aún vigentes en la sociedad en que
vivimos, y esto desde la concepción de que que la teoría es muy importante en el proceso
de enseñanza- aprendizaje y en el desarrollo de dichas acciones.
La segunda concepción es la TECNOLOGICA POSITIVISTA O CONDUCTISTA la
cual se identifica por 3 elementos principales; “Programar, Realizar y Evaluar”
evidenciándola como una actividad técnica.
El proceso de enseñanza-aprendizaje se da por asociación de elementos que luego
constituirán un todo, algo parecido o similar al modelo conductista, siendo este opaco, es
más, su aprendizaje está basado en el estímulo y la respuesta, los cuales son explícitos y
transparentes.
Veamos entonces un breve recorrido de algunas corrientes que tiene esta concepción
tecnológica conductista:
a- EL CURRÍCULO COMO SISTEMA TECNOLÓGICO DE PRODUCCION: La
producción se da con un sistema estructurado de objetivos generales, específicos
y operativos, utilizando las actividades como medios para conseguir los
objetivos operativos evidenciándose en conductas observables, medibles y
cuantificables.
b- EL CURRICULO COMO PLAN DE INSTRUCCIÓN: Se basa en el plan de
aula o aprendizaje con objetivos, contenidos, actividades y estrategias de
evaluación. En los años 70s y 80s se utilizó en Iberoamérica el modelo de
programación clásica y en otros países se utilizaba por módulos.
c- EL CURRICULO COMO CONJUNTO DE EXPERIENCIAS Y
APRENDIZAJES: La visión de este currículo es más amplia ya que supone una
evolución conductista y considera además las experiencias no planificadas
formales y no formales explícitamente. “según (Wheeler 1976) nos muestra
unos pasos para secuenciar el currículo”: fines, metas, objetivos y evaluación.
Este modelo se fundamenta en 2 componentes:
1- La racionalidad es empirista, positivista, instrumental, burocrática y
científica..
2- Los valores no son ciencia, sino que son prescritos e imperantes.
3- Los maestros son consumidores y aplicadores de programas oficiales y la
teoría curricular es externa a la escuela.
4- Los materiales curriculares son aprobados por la administración educativa,
aunque algunas veces son elaborados por expertos externos de la escuela.
5- El objeto del maestro es enseñar como transmitir información elaborada y
dosificada para ser aprendida e interiorizada.
6- La evaluación se basa en los contenidos, mediante métodos cuantitativos y
eficaces.
Para finalizar se puede evidenciar que estas dos concepciones tienen gran influencia en la
orientación del currículo de hoy en día en las instituciones educativas, ya que van muy
ligadas al tipo de aprendizaje que se pretende enseñar y más si ve el currículo como aquel
conjunto de criterios, estrategias y contenidos que se debe enseñar dentro de los planes de
estudio planteados por dicha entidad logrando hacer hincapié en la teoría como base para
alcanzar el conocimiento.
Pero sin duda para propuestas como por ejemplo lo que Morín et al (2003) ha Llamado la
Educación Planetaria para el siglo XXI, esta concepción curricular tan arraigada en la
educación actual se queda corta; en verdad la propuesta educativa del pensador francés
plantea un reto de innovación curricular que cómo planteó Delors et al (1996) movilice y
dinamice el logro de las competencias hacia una efectiva y asertiva integralidad en los
educandos, es decir las del Saber saber, Saber hacer, Saber estar y el Saber ser.
BIBLIOGRAFIA
Delors, J. y Otros. (1996). La educación encierra un tesoro. Madrid: Santillana. Ediciones
UNESCO.
López Noreña, G. (2011). Apuntes sobre la Pedagogía Critica: su Emergencia, Desarrollo
y Rol en la Posmodernidad, Vol. I. Universidad de Málaga España. Disponible en:
http://www.eumed.net/libros-gratis/2011c/989/.
Morin, Edgar et al. (2003). Educar en la era planetaria. Gedisa. Barcelona.
Tiana Ferrer, Alejandro. Principios De Adhesión y Fines De La Liga Internacional De
La Educación Nueva. En: Revista Transatlántica De Educación. Volumen V, Sala De
Maquinas.