Este documento proporciona una guía sobre los principios y prácticas de la agricultura ecológica. Explica que la agricultura ecológica busca cultivar de manera sostenible maximizando los recursos naturales y minimizando el uso de productos químicos y transgénicos. Detalla las técnicas de esta agricultura como el uso de abonos orgánicos, la rotación de cultivos y la prevención de plagas a través de la biodiversidad para lograr suelos fértiles y alimentos saludables
2. Agricultura ecológica.
La agricultura ecológica es un sistema para cultivar
una explotación agrícola autónoma basada en la
utilización óptima de los recursos naturales, sin
emplear productos químicos de síntesis,
u organismos genéticamente modificados (OGMs) -
ni para abono ni para combatir las plagas, logrando
de esta forma obtener alimentos orgánicos a la vez
que se conserva la fertilidad de la tierra y se respeta
el medio ambiente. Todo ello de manera sostenible y
equilibrada.
Los principales objetivos de la agricultura orgánica
son la obtención de alimentos saludables, de mayor
calidad nutritiva, sin la presencia de sustancias
de síntesis química y obtenidos mediante
procedimientos sustentables.
3. Este tipo de agricultura es un sistema global de gestión de la
producción, que incrementa y realza la salud de los agrosistemas,
inclusive la diversidad biológica, los ciclos biológicos y la
actividad biológica del suelo. Esto se consigue aplicando, siempre
que sea posible, métodos agronómicos, biológicos y mecánicos,
en contraposición a la utilización de materiales sintéticos para
desempeñar cualquier función específica del sistema. Esta forma
de producción, además de contemplar el aspecto ecológico,
incluye en su filosofía el mejoramiento de las condiciones de vida
de sus practicantes, de tal forma que su objetivo se apega a lograr
la sustentabilidad integral del sistema de producción agrícola; o
sea, constituirse como un agrosistema social, ecológico y
económicamente sustentable.
4. El cultivo ecológico debe estar basado en métodos preventivos,
potenciando el buen desarrollo de las plantas y por tanto su resistencia
natural a plagas y enfermedades. Debe potenciarse al máximo la
prevención mediante unas adecuadas prácticas de cultivo que aseguren
el buen desarrollo de las plantas y, por tanto, que éstas sean más
resistentes. Las especies autóctonas y un abonado adecuado hacen las
plantas más resistentes.
Evitando el cultivo de una única especie, al diversificar las especies
plantadas se dificulta la aparición de plagas, utilizando para ello una
adecuada rotación y asociación en los campos.
El abonado debe ser equilibrado, para obtener plantas fuertes y se
utilizarán variedades adaptadas a la zona.
Es aconsejable promover el desarrollo de la fauna auxiliar autóctona,
mediante el uso de setos y la suelta de insectos útiles
(parásitos o depredadores), como los parasitoides del pulgón.
En última instancia se podrán utilizar diferentes productos de origen
natural, como las piretrinas que se obtiene de las flores secas del
crisantemo que son unas bacterias aerobias que atacan
predominantemente a los insectos dañinos.
5. La fertilización del terreno dedicado a la agricultura ecológica es
uno de los pilares de esta forma de cultivo. Es muy práctico que
el fertilizante sea de producción propia, uno de los más utilizados
es la producción de compost.
En la agricultura ecológica no se pretende nutrir directamente la
planta, sino estimular el conjunto, es decir el suelo y la planta,
manteniendo o mejorando la fertilidad del suelo «favoreciendo el
complejo arcillo-húmico y el desarrollo de
los microorganismos del suelo».
La materia orgánica es la base de la fertilización, aunque también
se pueden utilizar como fertilizantes el abonado en verde que
consiste en cultivar y enterrar una planta, para que al
descomponerse se convierta en abono, especialmente
utilizando leguminosas, éstas enriquecen el suelo especialmente
en nitrógeno gracias a bacterias que viven en sus raíces y que
fijan el nitrógeno atmosférico, y que la planta al ser enterrada
cede al suelo en forma de abono.
6. No apelmaza el suelo al pasar por el suelo, lo que comúnmente
ocurre al trabajar la tierra con maquinaria y que obliga a realizar
cada cierto tiempo un trabajo más profundo.
Al cortar la hierba y dejarla como acolchado se producen varias
mejoras, por un lado el sol no seca el terreno conservando la
humedad y por otro lado sirve de protección a
los microorganismos y demás organismos.
Por otro lado, las plantas adventicias, o también «malas hierbas»,
sirven de huésped a los insectos útiles, absorben el nitrógeno que
de otra forma se perdería al evaporarse a la atmósfera y que luego
vuelven a ceder al suelo al convertirse en compost. Y si la planta
tiene raíces profundas como la alfalfa, lo que come la vaca,
entonces extrae nutrientes que de otra forma resultan inaccesibles
para otras plantas con sistemas radiculares menos capaces de
profundizar. Para evitar que el campo se llene de adventicias, se
realizan rotaciones de cultivo con falsas siembras y programas de
abonado equilibrado.
7. Contrariamente a lo que se cree, mantener el suelo cubierto,
ayuda a conservarlo mejorando el aprovechamiento del agua y
los nutrientes. Se emplearán cubiertas vegetales vivas, acolchado,
etc.
Los abonos minerales que se pueden utilizar son los procedentes
de fuentes naturales que hayan sido extraídos por procesos
físicos.
8. Realizar más rápido los trabajos
en el campo, tanto de siembra,
recolección como los tratamientos.
Eliminar la competencia que
provocan las adventicias.
El transporte de las producciones
desde el mismo campo a su
destino.