El sujeto poético en “la contadora”, de gabriela mistral y en “walking around , de pablo neruda
1. UNIVERSIDADE FEDERAL DE MINAS GERAIS
FACULDADE DE LETRAS
El sujeto poético en
La Contadora, de Gabriela Mistral,
y en Walking Around, de Pablo Neruda
Trabajo comparativo de la asignatura “Estudios Temáticos de Literaturas Hispánicas:
Premios Nóbel Hispanoamericanos”
Profesora: Sara Rojo
Luiza dos Santos Silveira
Belo Horizonte
Abril de 2016
1. Introducción
En este trabajo, propongo un análisis comparativo entre los poemas “La Contadora”,
del libro “Lagar II”, publicado póstumamente en 1991, en la sección “Locas Mujeres”, de
Gabriela Mistral; y “Walking Around”, del libro “Residencias en la Tierra II” (1935), de
Pablo Neruda, ambos escritores chilenos. Abordaré el tema del sujeto lírico: como se
2. manifiesta el yo, sus aspectos gramaticales, la descripción de sí y del entorno.
En ambos poemas, se trama una historia, en estilo narrativo al lado de Mistral, y más
descriptivo por Neruda. Por lo tanto, para expresar un suceso, es conveniente la existencia de
un sujeto que realiza las acciones de los verbos, que crea la ficción, por medio de la palabra -
sustantivos, adjetivos, adverbios, etc. -, en un universo poético. Es quien enreda, con la
presencia y los hechos practicados, todos los elementos exteriores a sí en el poema, por
medio de la construcción textual.
Sin embargo, no es el caso, aquí, de establecer una coincidencia entre el sujeto
poético y el autor de cada poema en análisis. No es mi intención tropezar en cuestiones de
identidad a un sujeto real en la escritura. A pesar de que sí, la literatura pueda ser una forma
de expresión y exteriorización de una línea de pensamiento de un sujeto existente, no
pretendo profundizar en los rasgos verosímiles del poemario. En total, me mantendré en el
ámbito del yo ficticio como máxima autoridad de dichas obras.
2. El aspecto gramatical
Para una apertura de la análisis, es pertinente evidenciar las referencias, en instancia
más superficial cuanto a la interpretación literaria, de la primera persona del discurso: el
pronombre personal yo, los verbos conjugados y el pronombre posesivo. De ese modo, es
posible identificar el sujeto poético en los textos, para luego, discernir de que tratan.
Empezando por “La Contadora”, hay la ocurrencia del pronombre personal yo tres
veces: en el v. 28 - y yo me rindo cuenta que cuenta. - ; en el v. 56 - el que yo tuve, todas
ellas -, y en v. 59 - Ahora yo, vuelta al Oriente. O sea, se nota marcadamente la presencia de
un sujeto poético. Además, los verbos conjugados en la 1ª persona del singular, con o sin el
acompañamiento del pronombre átono me: camino (v. 1), me vienen (v. 17), me dejan (v. 13),
me tejen (v. 16), me envuelven (v. 16), me rindo (v. 28), quedo (v. 29), me sueltan (v. 30), me
atrapan (v. 32), me hormiguean (v. 36), Tuve (v. 41 y 56), olvidé (v. 45), voy (v. 60), busco
(v. 65), presto (v. 67), doy (v. 67) y me la despierta (v. 68). Como también el pronombre
posesivo mi: mi cuerpo (v. 9), mi regazo (v. 10), mis faldas (v. 49), mi puerta (v. 54), mis
brazos (v. 58), mi lengua (v. 64), mi aliento (v. 67) y mi marcha (v. 67).
Por su vez, en “Walking Around”, el yo aparece una única vez, en en v. 40: “Yo paseo
3. con calma, con ojos, con zapatos”. Acá, acontece en el final, como la aparición casi material
del sujeto poético, acentuando su existencia que no se disminuye por haberse hallado apenas
en la desinencia número-personal en los verbos y en los pronombres. A saber, los verbos en
1ª persona del singular: me canso (v. 1, 9 y 11), entro (v. 2), me hace (v. 5), quiero (v. 6, 7 y
18), sería (v. 12, 15, 22 y 23), muriéndome (v. 25), me ve (v. 27), me empuja (v. 30), paseo
(v. 40), paso (v. 42) y cruzo (v. 42). Por último, el posesivo: mis pies (v. 9), mis uñas (v. 9),
mi pelo (v. 10), mi sombra (v. 10), para mí tantas desgracias (v. 22), mi cara de cárcel (v.
27).
2. La descripción de sí
En este momento, ya demonstrada la presencia del yo poético en los poemas, cabe
reflexionar sobre la semántica de los términos ya mencionados.
El sujeto en el poema de Mistral está explicitado en el título, así como su género: una
contadora. En la primera estrofa, su presencia es fuerte, pues mientras camina ella, “todas las
cosas de la Tierra” (v. 2) se levantan y se detienen para escucharla. Así sigue en las próximas
estrofas, aludiendo a su cualidad como mediadora de historias. Coge para sí las huellas de
cuentos de otras personas, de las que caminan - que viven, y que sus vidas se entrelazan -,
que “bajan por árboles/se trenzan y se destrenzan” (v. 14 y 15). Es a partir de esas marcas que
la contadora construye su papel de cuentista. Ella declara: “Historias corren mi cuerpo/o en
mi regazo ronronean/(...) Sin llamada se me vienen” (v. 9, 10 y 12). Quiere decir que no
desarrolla tal función por solo designación, pero que las historias también hacen parte de ella,
se mezclan con la propia memoria y ahora es todo parte de una misma cosa. No es apenas un
rollo a ser interpretado, sino el estado de ser una contadora.
Así como, por ejemplo, en la sexta estrofa, donde ella rinde cuenta de lo que va a
relatar, narraciones de “Mujeres que buscan hijos/perdidos que no regresan/(...) cada noche
piden historias.” (v. 23, 24 y 27). También“Las [historias] de niños” (v. 35),“van llegando las
de animales” (v. 33) y “los marineros” (v. 37). La idea es que su identidad se remonta en una
pila de situaciones que acaban por formar su propio cuerpo - “Cuando tomaba así mis brazos/
el que yo tuve, todas ellas” (v. 55 y 56). Igualmente lo presta, o mejor dicho, dispone de su
voz para que los cuentos se propaguen: “Le presto mi aliento, le doy mi marcha/por si al oírla
me la despierta” (v. 67 y 68).
4. Por otro lado, el sujeto poético en la obra en cuestión de Pablo Neruda se define como
hombre. Más bien, un hombre cansado de serlo. De sus aspectos físicos: “me canso de mis
pies y mis uñas/ y mi pelo y mi sombra./Sucede que me canso de ser hombre” (v. 9, 10 y 11 -
3ª estrofa). Es melancólico en la descripción de su entorno - a ser abordado mejor en el
próximo tópico. En contrapartida, el ambiente se combina con la persona, como en “El olor
de las peluquerías me hace llorar a gritos” (v. 5); es decir, lo sensitivo que el lugar le
despierta, le hace que se vuelva sentimental, por su vez, triste.
Posee un tono surrealista cuanto al delinear de su temperamiento, al detallar sus
quereres, en concreto: “Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,/sólo quiero no ver
establecimientos ni jardines”. (v. 6 y 7), “No quiero para mí tantas desgracias./No quiero
continuar de raíz y de tumba,/de subterráneo solo, de bodega con muertos” (v. 21, 22 y 23).
Ilustra mejor el aire pesaroso del hombre el verso 27: “cuando me ve llegar con mi cara de
cárcel”. Es la persona poética atrapada en una ciudad, en un lunes (lo menciona en el verso
26), con la percepción material de lo que encuentra allá, confundida con una crisis
existencial. Al fin y al cabo, en poema termina con no el sujeto realizando los hechos de un
verbo, sino objetos, “calzoncillos, toallas y camisas que lloran/lentas lágrimas sucias” (v. 44
y 45).
3. El entorno
Como dicho anteriormente, “La Contadora” es más narrativa - o sea, cuenta una
historia - que “Walking Aroud”, el cual describe al ambiente en que está ubicado el hombre
poético. De todos modos, la zona construída por esos sujetos es significativa para conseguir
visualizar la imagen total que el texto proporciona, con el escenario, las personas, de que
hablan, con quien hablan y los hechos realizados por todos.
La contadora, por donde camina, “todas las cosas de la Tierra” (v. 2) se levantan a
verla. Adelantando, el entorno es muy terreno, con elementos naturales y quienes en la Tierra
habitan. Ella exhibe caminos, rutas, árboles, el mar, bosques y piedras, ríos, el viento, lugares
eses donde ella recompiló las historias. Al fin del relato, ella se encuentra en el Oriente:
5. “Ahora yo, vuelta al Oriente,/se las voy dando por que recuerde” (v. 59 y 60), con un vigor
nostálgico al haber pasado por tantas veredas, con el status de sabia contadora.
“Walking Around”, en traducción libre, dando una vuelta, está lleno de imágenes
poéticas de esa vuelta que el hombre da por la ciudad imaginada en el poema. Hay muchos
verbos con la idea del caminar: “entro el nas sastrerías y el nos cines/marchito, impenetrable”
(v. 2), por ejemplo. Añade el estado apenado con el cual entra en tales lugares. Así como en
la 8ª estrofa, el verbo empujar en dirección a establecimientos que despiertan sensaciones
como humedad, espanto, olor ácido y encarcelamiento. En total, es sinestésico:
Y me empuja a ciertosrincones,a ciertas casa húmedas,
a hospitales donde os huesossalen por la ventada,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
Lo más surrealista del poema está en la estrofa siguiente, con solo imágenes que
generan los más distintos efectos, sobretodo, de perplejidad: “Hay pájaros de color de azufre
y horribles intestinos/colgando de las puertas de las casas que odio” (v. 34 y 35). Después de
todo, hombre se identifica, por primera vez, por Yo, en la última parte del texto. Sus pasos se
convierten en objetos, que lloran “lentas lágrimas sucias” (v. 45), concluyendo que ciudad y
persona se concretizan en una misma cosa.
4. Conclusión
En resumen, a pesar de distintas épocas en que los dos poemas fueron escritos, en
también diferentes locales, fue posible reunir coincidencias entre ambos, por haber una fuerte
persona poética, esta mediadora entre las historias que cuentan, de lo que dicen sobre sí, y del
entorno textual e imagético que elaboran.
5. Bibliografía
MISTRAL, Gabriela. La Contadora. In: Universidad de Chile. Disponible en:
[http://www.gabrielamistral.uchile.cl/poesia/lagarii/locasmujeres/contadora.html]. Acceso en:
12/04/2016.
NERUDA, Pablo. Walking Around. In: Universidad de Chile. Disponible en: