7. Era la noche de Halloween y como es costumbre, los niños
salieron a pedir sus golosinas.
Al llegar a una casa en la que se decía
habitaban fantasmas, todos quisieron pasar de
largo, bueno, todos menos tres amiguitos que dándoselas
de valientes se atrevieron a golpear.
Luego de esperar unos minutos, ante el asombro de los
chicos, la puerta se abrió muy lentamente...
Apareció una anciana, de esas a quienes no se puede
adivinar su edad, ya que pareciesen tener todos los años
del mundo.
La viejecita los invitó a pasar, ante lo cual los tres
amiguitos luego de dudar unos segundos, aceptaron.
Los otros niños huyeron del lugar, mientras la viejecita con
mirada triste los observaba con sus ojillos blanqueados por
las cataratas que en ella resultaban realmente
escalofriantes.
8. Luego de adentrarse en la antigua casona, la anciana pidió
a los tres amiguitos que se sentaran a la mesa y procedió
a traer unas bandejas llenas de golosinas.
Ella les relató que sus hijos y su esposo habían fallecido
algunos años atrás y que desde entonces la gente había
hecho correr el rumor acerca de los fantasmas que allí
habitaban, pero que eso no era verdad y que la pena y el
dolor habían hecho de ella una persona solitaria y aislada.
Estaban escuchando el relato de la mujer cuando sus
miradas se fijaron en unas sombras que a través de los
cristales de un ventanal que daba a un patio interior se
movían sombras que a la luz tenue de la vela, que estaba
sobre la mesa, semejaban monstruos.
9. Muy asustados, cogieron presurosos las golosinas y sin
siquiera agradecer, salieron de la casa dejando a la
ancianita sola y mucho más triste.
Al día siguiente relataron a sus madres, vecinas entre sí,
lo ocurrido en la vieja casona. Ellas les reprendieron por
haber entrado, sabiendo las cosas horribles que se decían
de aquel lugar, sin embargo, algo las movió a dirigirse a
verificar si la anciana había tenido malas intenciones con
sus hijos.
Llamaron insistentemente a la puerta, pero nadie salía a
abrir, entonces alarmadas, pidieron permiso en la casa
vecina y pasaron a la propiedad por el patio trasero,
donde colgaban de viejos cordeles, algunas prendas de
ropa que al parecer habían sido lavadas y tendidas por la
vieja mujer.
10. Llamaron insistentemente a la puerta, pero nadie salía a
abrir.
Alarmadas, pidieron permiso en la casa vecina y pasaron a
la propiedad por el patio trasero, donde colgaban de
viejos cordeles, algunas prendas de ropa que al parecer
habían sido lavadas y tendidas por la vieja mujer.
Adentráronse en la casona y al llegar al
comedor, encontraron a la ancianita, sola y
triste, mirando antiguas fotografías de su esposo e hijos
fallecidos.
Las mujeres, compadeciéndose de ella, la llevaron a un
hospital para luego cogerla en la casa de uno de los
muchachos, en donde al fin llegó el día en que fue
a reunirse con su antigua familia.
11. Hoy que nuevamente es Halloween, otros muchachos
pasarán frente a la vieja casona, medio destruida por el
paso de los años, pero en esta ocasión nadie los invitará
a pasar, ni les regalará golosinas, porque ahora sí en ella
existen... FANTASMAS.
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