1. JORGE LUIS BORGES
Jorge Francisco Isidoro Luis Borges (Buenos Aires, 24 de agosto de 1899-Ginebra, 14 de junio de
1986) fue un escritor argentino, uno de los autores más destacados de la literatura del siglo XX.
Publicó ensayos breves, cuentos y poemas. Su obra, fundamental en la literatura y el
pensamiento universales, y objeto de minuciosos análisis y múltiples interpretaciones, trasciende
cualquier clasificación y excluye todo tipo de dogmatismo
Es considerado uno de los eruditos más reconocidos del siglo XX. Ontologías fantásticas,
genealogías sincrónicas, gramáticas utópicas, geografías novelescas, múltiples historias
universales, bestiarios lógicos, éticas narrativas, matemáticas imaginarias, dramas teológicos,
invenciones geométricas y recuerdos inventados son parte del inmenso paisaje que las obras de
Borges ofrecen tanto a los estudiosos como al lector casual. Y sobre todas las cosas, la filosofía,
concebida como perplejidad, el pensamiento como conjetura, y la poesía, la forma suprema de la
racionalidad. Siendo un literato puro pero, paradójicamente, preferido por los semióticos,
matemáticos, filólogos, filósofos y mitólogos, Borges ofrece —a través de la perfección de su
lenguaje, de sus conocimientos, del universalismo de sus ideas, de la originalidad de sus
ficciones y de la belleza de su poesía— una obra que hace honor a la lengua española y la mente
universal.
Ciego desde los 55 años, personaje polémico, con posturas políticas que le impidieron ganar el
Premio Nobel de Literatura4 5 al que fue candidato durante casi treinta años.
Borges consideraba que había heredado dos tradiciones de sus antepasados: una militar y
otra literaria.
Jorge Luis Borges recordaba con estas palabras a su padre: «Él me reveló el poder de la
poesía: el hecho de que las palabras sean no sólo un medio de comunicación sino símbolos
mágicos y música».
La relación de Borges con la literatura comenzó a muy temprana edad, siendo que a los
cuatro años ya sabía leer y escribir. Diría, ya con 71 años de edad, que "Si tuviera que
señalar el hecho capital de mi vida, diría la biblioteca de mi padre. En realidad, creo no haber
salido nunca de esa biblioteca. Es como si todavía la estuviera viendo...todavía recuerdo con
nitidez los grabados en acero de la Chambers's Encyclopaedia y de la Británica."
Participó en el ULTRAÍSMO1, y lo llevó hasta argentina.
empezó a especular por escrito sobre la narrativa fantástica o mágica, hasta el punto de
producir durante dos décadas —desde 1930 a 1950— algunas de las más extraordinarias
ficciones del siglo XX: Historia universal de la infamia, Ficciones, El Aleph, entre otros.
Borges metafísico que especuló sobre el tiempo y el espacio y lo infinito, la vida y la muerte y
si hay destino para el hombre; al Borges que hace alardes de erudición y que ya pergeña sus
celebérrimos textos trampa: comentarios exhaustivos, por ejemplo, de libros que no existen, o
relatos que juntan y mezclan lo real con lo ficticio. También se percibe un cambio en materia
de estilo, una labor de poda en las prosas y los metros, que pasan a ser más clásicos, más
nítidos, más sencillos.
Detestaba el sentimentalismo en la literatura, podía ser profundamente sentimental en la vida.
En 1949 se editó su célebre obra narrativa El Aleph, libro de género fantástico y que para la
crítica es casi unánimemente su mejor colección de relatos. reeditado por el autor en 1974.
1 El ultraísmo es un movimiento literario nacido en España en 1918, con la declarada intención de enfrentarse al
modernismo, que había dominado la poesía en lengua española desde fines del siglo XIX.
2. Así como los cuentos de Ficciones revelan mundos enteros que son imposibles, los cuentos
de El Aleph revelan grietas en la lógica de la realidad, muestran con irrealidad secreta y
oculta, que aunque es más visible en cuentos como El Zahir, La escritura del Dios o El Aleph,
también está presente, de una forma más sutil en otros realmente más realistas como Emma
Zunz y El muerto.
Borges tuvo que convertirse por necesidad en conferencista itinerante por diversas provincias
argentinas y Uruguay. Para ello, debió superar su tartamudez y su timidez con ayuda médica.
La necesidad también lo llevó a iniciarse en la tarea docente como profesor de literatura
inglesa en el Instituto Libre de Segunda Enseñanza y, más tarde, en la Universidad Católica.
El haber sido nombrado director de la Biblioteca Nacional y, en el mismo año, comprender la
profundización de su ceguera fue percibido por Borges como una contradicción del destino. Él
mismo lo relató en una conferencia dos décadas más tarde: «Poco a poco fui comprendiendo
la extraña ironía de los hechos. Yo siempre me había imaginado el Paraíso bajo la especie de
una biblioteca. Ahí estaba yo. Era, de algún modo, el centro de novecientos mil volúmenes en
diversos idiomas. Comprobé que apenas podía descifrar las carátulas y los lomos.
LOS CUENTOS: Al igual que su coetáneo Vladimir Nabokov y el un poco más viejo James
Joyce, Borges combinaba el interés por su tierra natal con intereses mucho más amplios.
También compartía su multilingüismo y su gusto por jugar con el lenguaje, pero a diferencia
de Nabokov y Joyce, quienes con el paso del tiempo se dieron a la creación de obras más
extensas, Borges nunca escribió una novela. A quienes le reprocharon esa falta, Borges
respondía que sus preferencias estaban con el cuento, que es un género esencial, y no con la
novela que obliga al relleno. De los autores que han intentado ambos géneros prefería,
generalmente, sus cuentos. De Franz Kafka, por ejemplo, él aseguraba que eran mejores sus
narraciones breves que El proceso. En el prólogo de Ficciones afirmó que era un «desvarío
laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros; el de explayar en 500 páginas una
idea cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos»
FILOSOFÍA: Borges mantuvo una relación sumamente original con la filosofía. Prueba de ello
son las incontables menciones filosóficas presentes en su obra ensayística y literaria, así
como también su influencia sobre importantes filósofos y pensadores contemporáneos, como
Michel Foucault, Ilya Prigogine, Richard Rorty, Umberto Eco y Fernando Savater. Sin ser
propiamente filósofo Borges era, no obstante, un ávido lector de filosofía. Uno de los
elementos originales de su abordaje es que en sus textos las ideas filosóficas aparecen de
forma tal que producen en los lectores su vivencia antes que su conceptualización. Borges
rescata ciertas ideas y las representa en clave literaria, destacando lo que éstas tienen de
vívido y de maravilloso, apelando a la intuición del lector antes que a su captación conceptual
o argumentativa. Las ideas así presentadas son comprendidas en toda su fuerza expresiva.
Para generar este efecto, uno de sus procedimientos consiste en asumir las premisas propias
de un determinado sistema filosófico y recrear el universo tal como sus partidarios lo
perciben.
Así, Borges afirma encontrar en su obra una tendencia consistente en «estimar las ideas
religiosas o filosóficas por su valor estético y aún por lo que encierran de singular y de
maravilloso». Su esteticismo posiblemente sea una de las claves de la aparente adscripción
de Borges hacia filosofías contradictorias, lo que generó discusiones en torno de su propia
posición filosófica. También en varias ocasiones destacó su escepticismo con respecto a las
posibilidades de la filosofía: «No hay ejercicio intelectual que no sea finalmente inútil. Una
doctrina filosófica es al principio una descripción verosímil del universo; giran los años y es un
mero capítulo —cuando no un párrafo o un nombre— de la historia de la filosofía».
3. RELIGIÓN: Durante toda su vida, Borges no profesó religión alguna y se declaró algunas
veces agnóstico y otras ateo.77 Sin embargo, por expreso pedido de su madre -católica
devota- Borges rezaba un padrenuestro y un avemaría antes de irse a dormir,78 y en su lecho
de muerte recibió la asistencia de un sacerdote católico.79 En 1978, en una entrevista del
periodista peruano César Hildebrandt, Borges afirma tener la certeza de que Dios no
existe.80
-LA COSMOVISIÓN DE BORGES
Hay un trasfondo filosófico en todos ellos que se refleja en su concepción peculiar del tiempo, el
espacio, la muerte, el infinito, la existencia humana y el mundo.
Borges toma el mundo existente y real como si fuera una alucinación o una idealización dentro de
la cual vivimos, sin darnos cuenta. La muerte es para él la clave de la vida y cada uno tiene su
vida personal. El destino humano es incomprensible para el ser humano, y la vida se repite con
nosotros simétricamente, es un inexplicable laberinto de destinos: el destino es como otra
persona que llevamos dentro de nosotros mismos. El tiempo es un eterno retorno, un regreso
hacia el infinito que se repite constantemente. Borges, debe toda esta concepción a su constante
lectura de los filósofos.
-TÉCNICA Y ESTILO
Aunque Borges se inició poéticamente con temas de repercusión popular, como la ciudad de
Bs.As., sus calles, patios, compadritos, etc.; parece haber renunciado a esta modalidad ya que
sus cuentos son materia literaria para otro tipo de público. Se requiere una erudición particular
para poder entender a fondo el simbolismo de ellos, y esta erudición no siempre está al alcance
de todos.
Los géneros preferidos del escritor fueron el cuento fantástico, de contenido metafísico
desarrollado dentro de una estructura algo parecida a la del relato policial, el tiempo y lo
intemporal, la paradoja, la naturaleza, etc. Sus cuentos como sus relatos y sus poesías, son de
una arquitectura estructural muy bien pensada, lógicamente desarrollados, y escritos con una
economía de recursos certeramente planeada. Nada sobra en ellos, pero nada falta. Escribe lo
estrictamente necesario para decir lo que tiene que narrar, y no se excede en ningún momento.
Su estilo es otra de la novedades. Se ha dicho que sus ensayos y sus cuentos constituyen una
serie de problemas literarios y filosóficos que , introduce con brevedad y resuelve con gracia y
elegancia.
EL ALEPH:
La obra está compuesta por diecisiete cuentos:
"El inmortal", sobre la inmortalidad según la Ilíada.
"El muerto", historia de Benjamín Otálora, personaje ambicioso que huye de su país y se
dirige a Uruguay con una carta de presentación para Azevedo Bandeira, el jefe de una banda
de ladrones y criminales.
"Los teólogos", "un sueño más bien melancólico sobre la identidad personal" (Borges,
Postfacio de 'El Aleph').
"Historia del guerrero y la cautiva". Dos caras de una misma moneda. Uno viene de lo salvaje
hacia la civilización; la otra, desde la civilización hacia la barbarie. Se realiza un cambio de
4. identidad. El guerrero queda impresionado con la civilización romana, y siente que pertenece
a aquella. La abuela de Borges quiere rescatar a la india, pero ella la rechaza. Se espanta, no
puede creerlo; pero cuando su marido muere, ella se siente identificada. Cuando la india toma
la sangre caliente de la oveja que otro acababa de degollar, es cuando termina de demostrar
que nunca dejará de ser india, más allá de su lugar de nacimiento.
"Biografía de Tadeo Isidoro Cruz (1829 – 1874 )", el sargento Cruz del Martín Fierro.
"Emma Zunz", el sufrimiento ante la noticia del fallecimiento de su padre y la perpetración de
una venganza.
"La casa de Asterión", el hijo de la reina encerrado en un laberinto.
"La otra muerte", una carta, una noticia, y el impulso de encontrar la verdad.
"Deutsches requiem", la historia de un alto dirigente nazi que va a ser fusilado por sus
crímenes.
"La busca de Averroes", a partir de Aristóteles de Estagira.
"El Zahir", la perdición de los hombres...
"La escritura del Dios", la decisión de un hombre cautivo.
"Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto", una historia contada en Cornwall una tarde de
verano.
"Los dos reyes y los dos laberintos", la rivalidad de dos reyes y la competencia por el poder.
La espera, un hombre atormentado por su pasado.
El hombre en el umbral, un juez inglés tratando de poner orden en conflictos indios.
El Aleph. El Aleph narra el descubrimiento del personaje Borges de un objeto de objetos en la
casa de su antigua amada Beatriz Viterbo. Esta esfera de dos a tres centímetros de diámetro
en el sótano de una vieja casa en la calle Garay, Buenos Aires, es el espejo y centro de todas
las cosas, en el cual todo confluye y se refleja, a la vez y sin sobreposición. La cantidad de
alusiones es innúmerable; bien podría ser el propio universo, como lo dice el narrador, pero
también alude a la biblioteca, y, se dice, de forma irónica al Canto General de Neruda.
Además recuerda, tanto en Carlos Argentino Daneri y en Beatriz Viterbo como en el descenso
al sótano, a la Divina Comedia de Dante.