Roma, octubre misionero 2017.
Querida Misionera,
Desde la Inspectoría “Santa Teresita” de Manaus (Brasil), donde me encuentro en este tiempo para
la Visita Canónica, he pensado que sería una gran alegría comunicarme contigo para desearte un
fructuoso mes misionero y una buena preparación para vivir la experiencia de la gran Expedición
Misionera el próximo 14 de Noviembre!
Tu vida de entrega, tu presencia misionera, tu SÍ generoso, renovado cada día, es para mí una
preciosa ocasión de agradecimiento a Dios y de oración por ti. El Señor te conceda ser cada vez
más, una expresión visible de su amor cargado de ternura y de bondad hacia la gente que encuentras
cada día, porque en ella encuentras el rostro de Jesús.
El mensaje del Papa para la 91ava
Jornada Misionera Mundial de este año tiene como tema: La
misión en el corazón de la fe cristiana.
En ella el Papa afirma: «La Iglesia es misionera por naturaleza; si no lo fuera, no sería ya la
Iglesia de Cristo, sino una asociación entre muchas otras, que muy pronto terminaría al cumplir su
propio fin y desaparecería. Por eso, estamos invitados a hacernos algunas preguntas que tocan
nuestra propia identidad cristiana y nuestra responsabilidad como creyentes. ¿Cuál es el fundamento
de la misión? ¿Cuál es el corazón de la misión? ¿Cuáles son las actitudes vitales de la misión?
La misión de la Iglesia está animada por una espiritualidad de continuo éxodo. La misión de la
Iglesia estimula una actitud de continua peregrinación a través de los distintos desiertos de la
vida, a través de las distintas experiencias de hambre y sed de verdad y de justicia.
Los jóvenes son la esperanza de la misión. La persona de Jesús y la buena noticia que Él
proclama continúan fascinando a muchos jóvenes. Son muchos los jóvenes que ofrecen su ayuda
solidaria de frente a los males del mundo y emprenden varias formas de militancia y voluntariado
[...]. ¡Qué bello que los jóvenes sean “viajeros de la fe”, felices de llevar a Jesús en cada calle, en
cada plaza, en todos los ángulos de la tierra!»
He querido retomar estos elementos del Mensaje del Papa porque nos ayudan a reavivar el fuego
misionero y a vivir nuestra misión en sintonía con la Iglesia en camino hacia el Sínodo con los
jóvenes y en sintonía con el Instituto “ampliando la mirada y el corazón” hacia las periferias
existenciales y geográficas de los niños y de los jóvenes presentes hoy en todos los Continentes, en
búsqueda de sentido para su vida, de acogida, de amor verdadero, como el del Buen Pastor.
¡Querida, estamos viviendo un año maravilloso! Estamos a un paso para entrar en la barca de la
Gran Expedición del 140o
de la primera partida misionera. Esto es para cada FMA y,
especialmente para ti, motivo de alegría, de júbilo, de ¡Magnificat al Señor!
Te invito a retomar la Cronhistoria (volumen II) y releer la parte donde se cuenta que, unos días
antes de la partida para América, el 9 de noviembre 1877, sor Angela Vallese recibió la bendición
del Santo Padre en Roma, adonde había llegado con Madre Mazzarello, sor Juana Borgna y un
grupo de misioneros salesianos guiados por Don Juan Cagliero.
Querida, recordemos la consigna de Pío IX a las primeras misioneras de ser «como las grandes
conchas de las fuentes, que reciben el agua y la derraman en favor de todos: es decir, conchas de
virtud y de sabiduría para el bien de sus semejantes». Después, el Papa colocando las manos sobre
la cabeza de las misioneras agregó: «¡Dios os bendiga, a fin de que podáis hacer mucho, mucho
bien!».
Es una gracia haber sido escogida para recibir y derramar el agua del Carisma, de la Palabra, del
PAN de VIDA, a las nuevas generaciones, de manera especial a los pobres y a los excluidos.
Tu mi querida hermana, has sido escogida porque el Señor te ha mirado con amor y te ha elegido
para ser una de sus especiales colaboradoras para actuar Su proyecto de salvación.
Te animo a cultivar siempre más un CORAZÓN ABIERTO, DISPONIBLE, GRATUITO, para
ser un instrumento «profético» en las manos del Señor y ser mediación para que llegue el toque del
amor de Dios al corazón de toda persona. Por tanto, te sugiero que pronuncies a cada momento:
«¡HEME AQUÍ SEÑOR!». Un HEME AQUÍ que se transforme en un HIMNO a la vida en
misión: «Heme aquí, Señor, vengo a ti Dios mío, plasma mi corazón y de ti viviré. Si tú lo
quieres Señor mándame y tu nombre anunciaré. Seré como tú me quieras, iré donde Tú me
envíes».
Querida, disfruta plenamente la alegría y la gracia de ser parte viva de la GRAN EXPEDICIÓN
del 140avo
de la primera partida misionera, llevando en el corazón la llamada a ser Misionera de paz,
de esperanza, de vida para las nuevas generaciones.
El Señor te bendiga para que puedas continuar siendo portadora de las bendiciones de Dios a la
comunidad y a las personas que encuentras en todo momento. La Virgen del Niño que sonríe sea tu
tierna Madre en el camino, para que puedas continuar sembrando paz, reconciliación, esperanza,
gestos fraternos de humanidad. ¡Dios te bendiga y te proteja siempre!
Te acompaño con mi oración cotidiana y agradezco al Señor por tu vida misionera. Pido a María
que te estreche bajo su manto protector en todo momento.
Permanezcamos siempre en comunión. Con tanto afecto, un fuerte abrazo.
Consejera para las Misiones