1) El conflicto por Wirikuta exhibe una discusión entre una valoración económica centrada en el dinero frente a identidades colectivas que apelan a valoraciones metafísicas y ecológicas.
2) El discurso del progreso y desarrollo de las mineras presenta lagunas teóricas que es necesario evidenciar para elegir un marco de valoración informado.
3) La valoración monetaria no puede considerarse universal ni superior a otras, ya que implicaría establecer un precio a la identidad de un pueblo o
1. @manuel3108 Wirikuta no se vende
Manuel A. Espinosa
En una entrega anterior, discutimos que el conflicto por Wirikuta en San Luis Potosí,
México, en donde mineras trasnacionales han obtenido concesiones para la explotación
de oro, plata y otros materiales, exhibe -entre otros temas- la discusión relacionada con
los marcos de valoración. Por un lado, el mundo occidental con una valoración centrada
en el dinero y el cálculo contable con fines pecuniarios; y por otro, identidades colectivas
que apelan a una valoración metafísica (lo sacro) y ecológica (la naturaleza).
El discurso del progreso y del desarrollo, bajo una supuesta argumentación científica,
presenta una serie de lagunas teóricas y metodológicas que es necesario evidenciar, con
la finalidad de construirnos una opinión pública informada al respecto y elegir un marco de
valoración específico.
La ciencia, como invento Ilustrado, se refiere a aquéllos saberes y conocimientos
sistemáticos que permiten la explicación fehaciente de un fenómeno particular observable.
Esta noción de ciencia fue construida sociohistóricamente durante el Siglo XVIII, con la
finalidad contraponer ese tipo de conocimientos a aquéllos que emanaban de la
Metafísica y de la Teología.
La Metafísica y la Teología, daban cuenta de porqué existía una nobleza monárquica que
dominaba a los plebeyos y siervos (europeos, indios y luego americanos): designio divino
y sangre noble.
Es de esta forma que surge la ciencia, como aquél tipo de explicaciones originadas en la
razón, y que -al paso de los años- fue incorporando el lenguaje matemático como
herramienta de argumentación.
En ese momento, fines del Siglo XIX con Descartes, se erige la ciencia como aquél tipo
de conocimientos superiores -a los metafísicos y teológicos- por ser de origen racional y
estar expresados en un lenguaje universal de tipo matemático y positivo.
Este racionalismo ilustrado, tuvo dos concretizaciones históricas: el estado moderno y el
capitalismo, usando a la matemática como herramienta de argumentación, como
1
2. @manuel3108
expresión sintética de la realidad y como forma de acceder a la verdad, por encima de
cualquier otro tipo de saber no matemático 1.
En definitiva, la ciencia no es más que otra forma de conocimientos y saberes para cierto
tipo de fenómenos y realidades que se erige como superior y universal con fines políticos:
derrocar a una monarquía y el mercantilismo, como justificación de la apropiación
nobiliaria de la riqueza, para implantar el capitalismo (cual forma civil de distribución de la
riqueza).
El capitalismo europeo y norteamericano, incorporó el lenguaje matemático en su ciencia
económica para explicar la riqueza de las naciones, el progreso científico y tecnológico,
etcétera, y de esa forma se estableció la ciencia económica como marco de valoración
universal y superior, por encima de otras formas de valoración.
El marco de valoración económico que argumentan los Gobiernos Federal de México y de
los Estados de Jalisco, San Luis Potosí, Durango, Zacatecas y Nayarit, no es sino una
forma de encubrir el beneficio asimétrico que le han concedido a las empresas mineras
trasnacionales como First Majestic Silver y Minera Golondrina bajo un discurso
matemático sesgado en perjuicio de los mexicanos, en lo general, y de las comunidades
wixaritari, en lo particular.
El argumento de recaudación de impuestos, derrama económica y generación de empleos
(matemáticamente calculados), sólo muestra una parte de la verdad del tema. La otra, es
que serán los accionistas de las mineras y especuladores del mercado bursátil, quienes
se beneficiarán de la explotación, destrucción y contaminación de Wirikuta, al ser ellos los
que dispondrán de las utilidades generadas por la venta de los materiales extraídos.
El marco de valoración metafísico wixaritari que argumenta que Wirikuta es tierra sagrada,
es equiparable al de la economía neoclásica, igualmente metafísica.
La economía neoclásica, asume una serie de simplificaciones de la realidad, entre las que
destaca que las personas (o entidades) siempre se encuentran buscando su máximo
beneficio personal y toman decisiones con base en criterios racionales con arreglo a fines.
Así, la noción de que esa búsqueda de maximizar el beneficio individual se traduce en el
justo equilibrio del beneficio colectivo, el progreso.
Esta forma para explicar el beneficio colectivo, el progreso, a partir de una maximización
del beneficio individual -asumiendo una serie de simplificaciones y premisas sobre la
conducta y toma de decisiones de los seres humanos- no es sino una forma de
aproximarse a la realidad e intentar construir racionalmente una explicación con
postulados a-priori...exactamente igual que las explicaciones metafísicas.
1 Aquí entró en discusión si las Ciencias Sociales eran o no realmente ciencia.
2
3. @manuel3108
Finalmente, la valoración que hacen las contabilidades capitalistas sobre el daño
ecológico, es nulo; al considerar que la contaminación y daños al ecosistema y
biodiversidad son externalidades; o sea, los impactos ambientales no influyen en la
formación de precios en un mercado de libre intercambio, en tanto flora y fauna no
pueden expresar su desacuerdo (o acuerdo) en términos de oferta y demanda.
Las finanzas occidentales, que conforman el mainstream de la racionalidad de las mineras
y de los funcionarios gubernamentales involucrados en el caso de Wirikuta, se han
autoconstituido como único marco de valoración bajo una pretendida argumentación
científica y racional por encima de la ¨irracionalidad¨ de las explicaciones sacras wixaritari,
consideradas implícitamente anacrónicas y retrógradas.
Por otro lado, las consideraciones ecológicas o externalidades medioambientales,
valoradas desde una lógica monetarista y económica, son genuinamente una muestra del
enanismo mental de empresarios y funcionarios que suponen que el dinero permitirá
reparar daños a la biodiversidad, descontaminar el agua y reparar el paisaje mediante un
desarrollo tecnológico inexistente y claramente inviable.
En una biogeografía limitada y frágil de la que las sociedades humanas nos hemos
apropiado bajo un optimismo tecnológico artificializador, reducir el consumo de materiales
y energía (y de deposición de desechos) es fundamental para revertir los desequilibrios
climáticos y biológicos en que pusimos al planeta.
En este sentido, conservar Wirikuta bajo el argumento metafísico de ser tierra sagrada; en
realidad tiene encriptada una serie de verdades ecológicas, sociológicas y biológicas que
se erigen por encima de una valoración crematística como la que pretende justificar el
proyecto minero.
El dinero no es sino un lenguaje de valoración metafísico que, en particular, atiende al
cambio e intercambio de bienes o servicios de creación humana, con fines de
acumulación de beneficios bajo el supuesto de que existen bienes de sustitución que
pueden ser adquiridos o fabricados con las riquezas generadas en los intercambios
previos.
Por todo lo anterior, la valoración monetaria, no puede ser considerada ni como universal
ni por encima de otros lenguajes de valoración; porque implica establecer un precio en
dinero a la identidad de un pueblo, a la biodiversidad, o a la vida espiritual de una
persona, cuando ninguno es susceptible de mercantilizarse, ni se encuentra en los
ámbitos de los valores de uso o cambio, ni son de manufactura humana.
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