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            CEB CONTINENTAL



                 Número especial – Enero 20013:
              Artículos y Testimonios




Publicación periódica de las Comunidades Eclesiales de Base del Continente Americano
Contenido REVISTA CEB



PRESENTACIÓN

INTRODUCCIÓN

PROCLAMA DEL ENCUENTRO.

ARTICULOS:

  1. Significado de la celebración del Encuentro en Centroamérica. – María Elena
      Sanabria
  2. Una radiografía de los participantes – Socorro Martínez Maqueo, rscj
  3. La inseguridad, rasgo esencial de la migración. - P. Ismael Moreno, S.J.
  4. Las CEBs: Paradigma de la inculturación al de la interculturalidad. - Fr. Jit Manuel
      Castillo
  5. Somos comunidad porque Dios es comunidad. Metáforas para un modelo eclesial
      comunitario y en equidad. – Aleyda Gómez
  6. Jóvenes CEBs a nivel continental. - Natalie Parra Coloma
  7. El ministerio de los profesionales en las CEBs. - Ana Laura Vulcano
  8. El ministerio sacerdotal en las CEBs.- P. Juan Carlos Palacios
  9. ¡Ecología en las CEBs, CEBs en la ecología! - Liz Maria da Silva Marques
  10. El oficio divino en las CEBs de Brasil. - Mercedes de Budallés Diez
  11. Articulación continental de las CEBs. – P. Benedito Ferraro
  12. Las CEBs: la mejor síntesis entre el Vaticano II y la Teología latinoamericana de la
      liberación. - Sergio Ricardo Coutinho
  13. Amenazas y formas de diluir las CEBs. – P. José Marins y Teolide Trevisan



TESTIMONIOS:

  1. Venidos para bien, para tramar el Reino de Dios. Edwin Miguel López González –
     El Salvador.
  2. Trabajando por y con el mismo sentir. Fany Mercedes Feliz - República
     Dominicana.
  3. Luchar juntos por la justicia y la paz. Hno. Francisco Ixtapa – Guatemala.
  4. Evangelio Vivo. Gustavo Ramos García – El Salvador.
  5. A ejemplo de las primeras Comunidades Cristianas. Hna. Lidia Mendoza Pérez -
     Bolivia.
  6. Gotitas del Reino. Iturbide González – Panamá.
7. La acción profética de las comunidades ha construido su identidad. Hna. Leonízia
   Izabel da Silva – Brasil.
   A atuação profética das comunidades tem sua identidade construída. Hna.
   Leonízia Izabel da Silva – Brasil.
8. Las CEBs son expresión del proyecto comunitario de Jesús. Izalene Tiener –
   Brasil
   As CEBs são expressão do projeto comunitário de Jesus. Izalene Tiene – Brasil.
9. Un grito de Fe y Esperanza. José Rafael Alarcón – Venezuela.
10. Compartiendo con alegría lo vivido. Kora Martínez – Nicaragua.
11. “Iglesia” en primera persona. P. Mario Gazzola – Uruguay.
12. Todo el apoyo de un continente. Melecio Figueroa – México.
13. Capacidad de sanar los dolores del pueblo. Myrian Oyarzun – Uruguay.
14. La comunidad ha sido fundante en mi forma de ver el mundo. Natalie Parra
    Coloma – Chile.
15. Las CEBs de Haití, están presentes en América. Hna. Neuza Maria Lovis, ICM –
    Haití.
   As CEB no Haiti estão presente na América. Irmã Neuza Maria Lovis, ICM – Haití.
16. Han sobrevivido con valentía. María Eugenia Morales – Colombia.
17. Poder construir un mundo más inclusivo. Nicolás Valente – Argentina.
18. “Las CEBs no mueren, cada día resucitan”. María Olimpia Lara - Honduras.
19. CEBs, Savia nueva para la Iglesia. P. Héctor Donoso Lecaros - Chile
20. De fuentes o manantiales a ríos a mares. Estela Padilla – Filipinas.
   From SPRINGS to RIVERS to SEAS. Estela Padilla. Philippines.
21. Un movimiento del Espíritu encarnado en la realidad de hoy. Jenny Carolina
    Wilder. – Estados Unidos. Pertenece a la Iglesia “United Church of Christ”.
Presentación


Esta publicación está dedicada a compartir y difundir diversas reflexiones en relación al IX
Encuentro Latinoamericano y Caribeño de CEBs, celebrado en San Pedro Sula,
Honduras, del 16 al 21 de junio de 2012, no sólo a las comunidades del Continente, sino
también a la Iglesia y sociedad en general.

Las CEBs, desde 1980, realizan cada cuatro años encuentros a nivel latinoamericano y
caribeño, con el fin de percibir el proceso continental, profundizar sobre aspectos de su
misión, compartir y celebrar la vida, así como para asumir compromisos concretos
derivados de la lectura de la realidad y de los procesos de las CEBs. Participan las
delegaciones de cada país, conformadas por laicos y laicas, religiosas y religiosos,
presbíteros y obispos. Además, invitados de otras iglesias y continentes.

Este IX Encuentro de CEBs, es el primero que se realiza en la región Centroamericana y
el trabajo estuvo orientado a: Compartir, evaluar, proyectar y celebrar el proceso de
relanzamiento de las Comunidades Eclesiales de Base en el continente para continuar
sembrando semillas y frutos de nueva sociedad e iglesia, como signos del Reino.
Participaron 174 personas de 19 países del continente y una delegada de la región de
Asia.

En esta publicación encontraremos dos secciones: la primera, ARTÍCULOS, orientada a la
reflexión y profundización de temas abordados durante el encuentro, sobre los cuales
volvemos con el afán de fundamentar y analizar nuevos elementos. La segunda sección,
TESTIMONIOS, donde encontramos la vivencia de algunos de los participantes y en
ambos, la memoria del paso de Dios, que confirma este modo de ser Iglesia.
Introducción


Los encuentros latinoamericanos y caribeños de las CEBs son un espacio privilegiado
para compartir y celebrar realidades, experiencias y logros, así como para articular
procesos regionales. Un aporte fundamental para el caminar de las CEBs es el colocar los
temas y acentos fundamentales para la misión en el hoy de la historia, que son del interés
de las comunidades, con una perspectiva que supera la visión local y que permite
visualizarlos en un contexto mucho más amplio.

Los artículos que se presentan en este número están dedicados a retomar las temáticas
del IX Encuentro Latinoamericano y Caribeño de CEBs.

María Elena Sanabria, enlace nacional de El Salvador, nos revela las implicaciones que
tuvieron como región sede del encuentro, primordialmente en lo que se refiere al avance
en su proceso de articulación regional y el Significado del Encuentro en Centroamérica
“ de reencuentro con aquellas personas y experiencias que mantenemos esa vivencia
de CEBs, con un modelo de vida que entreteje la fe y la vida, preocupadas por los
distintos acontecimientos socio económico políticos y encarnando el Evangelio en esta
realidad, siendo siempre el centro de nuestra mística la construcción del Reino de Dios y
estando animados por el testimonio de los mártires”.

Socorro Martínez M., responsable del equipo de servicio continental, asesora de CEBs
nos muestra Una radiografía de las Comunidades Eclesiales de Base desde el
encuentro continental en Honduras 2012, que reunió a delegados de CEBs de todas
partes del Continente. La diversidad de culturas, edades, servicios y realidades hizo que
la experiencia de hermandad se enriqueciera y se fortaleciera la identidad comunitaria.

Detenemos la mirada en el país anfitrión del encuentro. Para ello, el P. Ismael Moreno,
S.J., Director de Radio Progreso en Honduras, despliega un aspecto de suma importancia
de la realidad hondureña, con su artículo La inseguridad, rasgo esencial de la
Migración. El fenómeno de la migración es un asunto que resulta de la inseguridad
humana y, como resultado, de ausencia de políticas públicas que den seguridad a los
ciudadanos. Si bien se aborda desde las peculiaridades locales, nos abre a lo que parece
ser una de las principales problemáticas del mundo globalizado.

Otros aspectos que permiten hablar de un cambio de época son aquellos que caracterizan
a nuestra sociedad actual: ser postmoderna, plural, multicultural y multiétnica. Fr. Jit
Manuel Castillo, Asesor de CEBs República Dominicana, sugiere en su artículo Las
CEBs: Paradigma de la inculturación al de la interculturalidad, que nuestras CEBs
pasen de la inculturación a una propuesta evangelizadora intercultural, con el propósito de
colocarnos a la altura de nuestro tiempo.

Actualmente las reivindicaciones de género en todos los espacios de la sociedad se
hacen presentes, Aleyda Gómez, Asesora CEBs Colombia, y Coordinadora de la escuela
virtual Oscar Arnulfo Romero de las CEBs Continental, nos brinda en su artículo Somos
comunidad porque Dios es comunidad. Metáforas para un modelo eclesial
comunitario y en equidad, un acercamiento y reflexión sobre este tema y nos recuerda
que “ en Dios no hay jerarquías, ni subordinaciones, ni exclusiones, sino honda
alteridad; es por eso que podemos apostarle nosotros y nosotras a ser comunidades de
personas en equidad de género, en comunión de vida, en relaciones alternativas a un
mundo patriarcal, machista o sexista que establece un orden social y eclesial desigual con
seres de primera y seres de segunda”.

El Encuentro contó con una significativa participación de jóvenes en CEBs, Natalie Parra
Coloma, animadora juvenil parroquial y parte del Equipo de formación de la Vicaría Zona
Sur, Santiago, Chile, nos introduce a la experiencia de Jóvenes CEBs a nivel
continental: “ nos desafiamos para construir juntos y juntas la Iglesia latinoamericana,
de la mano de quienes han marcado rutas en los años anteriores. Mamamos, como nos
dirán nuestros hermanos y hermanas argentinas, de su experiencia para revitalizar e
impulsar nuestro caminar”.

Al interior de las comunidades hay personas que son profesionistas, que cuentan con
estudios en diversas disciplinas, Ana Laura Vulcano, abogada de profesión, Delegada
diocesana de CEBs del Sur de Mar del Plata y delegada al Equipo Nacional de CEBs, nos
atestigua cómo ejercer su ministerio en el artículo: El ministerio de los profesionales en
las CEBs, nos exterioriza su aprendizaje: “ tejiendo nuestros saberes con otros y otras,
nos ubicamos de otra manera, nos permite descubrir inmensas riquezas en aquellos que
no pasaron por los claustros, pero que nos enriquecen enormemente, haciendo entre
todos y todas una construcción colectiva de conocimiento”.

El servicio y testimonio de los sacerdotes es muy apreciado en la vida de la comunidad, el
P. Juan Carlos Palacios, de la Diócesis de San Pedro Apóstol, en Paraguay y asesor de
CEBs, plasma en su artículo El ministerio sacerdotal en las CEBs algunas reflexiones
desde su experiencia como sacerdote en y con las CEBs: Hoy en nuestras comunidades
es necesario el testimonio sencillo pero decidido de los sacerdotes y obispos.
Necesitamos vivir y testimoniar: desprendimiento y solidaridad, pasión por los derechos
humanos, por la verdad y la libertad, compromiso firme con la justicia y la liberación de
toda esclavitud y discriminación social, cultural y religiosa”.

La situación de emergencia ecológica por la que atraviesa el planeta como consecuencia
del modelo dominante de producción y consumo, nos incumbe resolverla a todos sin
excepción. Liz Maria da Silva Marques, de la articulación de CEBs de Sao Paulo y
miembro del equipo Ampliada Nacional de CEBs Brasil, en su artículo ¡Ecología en las
CEBs, CEBs en la ecología! expone esta problemática y los compromisos que como
CEBs asumimos, teniendo en cuenta que “Los límites de la TIERRA son los límites de la
VIDA. Los límites de la VIDA son los límites de la TIERRA”.

Mercedes de Budallés Diez, asesora nacional CEBs Brasil, comparte una forma de
oración que ha sido adaptada a las comunidades, El oficio Divino en las CEBs de
Brasil. Esta experiencia es un ejemplo de la profundidad y creatividad de las oraciones de
las CEBs, que surgen como parte de un proceso de inculturación y adaptación a la
oración de los pobres y donde confirman el compromiso con el Dios de la vida.

El P. Benedito Ferraro, asesor del Equipo Ampliada Nacional de las CEBs de Brasil y
parte del grupo de Asesores de la Articulación Continental de CEBs, en su artículo
presenta y fundamenta el servicio de Articulación Continental de las CEBs. En su
aporte, ubica a la articulación como “ una responsabilidad conjunta (co-responsabilidad)
que complementa las iglesias locales dentro de la más grande de un país o un continente,
en relación con el Reino de Dios, a la misión que atraviesa los espacios cerrados por la
estructura oficial de la Iglesia”. Al mismo tiempo, valora el desempeño de la Articulación
Continental de las CEBs como efectivo y sólido, en comunión con las articulaciones
regionales y locales y manifiesta la relación de acogida respetuosa con las Iglesias de
África, Asia y Europa.

En el artículo de Sergio Ricardo Coutinho, presidente del Centro de Estudios de Historia
de la Iglesia en América Latina (CEHILA-Brasil) y asesor de la Comisión Episcopal
Pastoral para el Laicado de la Conferencia Nacional de los Obispos del Brasil (CNBB),
Las CEBs: la mejor síntesis entre el Vaticano II y la Teología latinoamericana de la
liberación, el autor realiza un recorrido por las experiencias eclesiales que en el
continente han prevalecido, caracterizadas por una intensa práctica popular del
catolicismo, viendo en ellas el antecedente de las CEBs y de los elementos
fundamentales para la futura sistematización de la Teología de la Liberación.

El equipo itinerante P. José Marins y Teolide Trevisan de Brasil, que cuentan con años de
experiencia e itinerancia misionera en el servicio de formación a las CEBs en el continente
americano y más allá de éste, nos presenta las Amenazas y las formas de diluir a las
CEBs, que constantemente viven las comunidades. “Es decisivo evaluar si las amenazas
e intentos de diluirlas están debilitando su voz profética y responsabilidad de ser célula
inicial de estructuración eclesial, señal y primicia del Reino”.


Iniciamos este número compartiendo la Proclama del encuentro en la que están la
mística vivida y los compromisos adquiridos.
Proclama del IX Encuentro Latinoamericano y Caribeño de
CEBs. Del 16 al 21 de junio del 2012.
San Pedro Sula, Honduras

             “De lo más profundo de todo aquel que crea en mí brotarán ríos de agua viva”
                                                                                (Jn. 7,38)


En el contexto del 50 aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, de los 44 años de la 2ª
conferencia Episcopal latinoamericana de Medellín, los 180 participantes en el IX
Encuentro Latinoamericano y Caribeño de las Comunidades Eclesiales de Base, desde
San Pedro Sula, Honduras enviamos un saludo fraterno a las hermanas y hermanos de
los 17 países de América Latina y del Caribe, de EEUU y Filipinas, representados en este
Encuentro.

Con gran preocupación constatamos, una vez más, que en nuestros países continúa
dominando el sistema neoliberal autoritario que expande la criminalidad, la desigualdad
económica y social, destruyendo la vida de millones de personas y la creación; que son
países productores y consumidores de droga, en los que el crimen organizado crea
inseguridad creciente y ha llegado a controlar territorios. Viven el problema de la
migración. Hay un deterioro creciente del medio ambiente, por la explotación irracional de
los recursos naturales. Sin embargo, los movimientos sociales emergentes y en algunos
lugares, la misma sociedad civil están presionando para que esta situación cambie y
crean propuestas alternativas.

Ante esta realidad de muerte, nos anima la esperanza, en una sociedad que defienda y
promueva la vida digna y que ya se hace realidad en hechos pequeños o grandes
articulados. Jesús es el Agua que se convierte en nuestro interior en un manantial de
Agua viva (Cf. Jn4, 14). Las Comunidades Eclesiales de Base son así fuente de la cual
brota Agua viva. Ellas como el Agua, dan vida, son fuente de energía para enfrentar las
dificultades que se presentan en el cumplimiento de la tarea de contribuir para que el
Reino de Dios acontezca ya desde este mundo, ellas, como el agua, son discretas, no se
hacen notar, pero están presentes, acumulan fuerza y ellas purifican.

Ellas tienen su raíz en Jesús, el Evangelio de la vida. Como El, viven y sienten el dolor de
los empobrecidos; como él anuncian la buena nueva a los pobres, la liberación a los
oprimidos, dan luz a los ciegos, y anuncian el año de Gracia del Señor (Cf. Lc. 4, 18-19).
Como él, las CEBs sanan a los enfermos, hacen caminar a los paralíticos, hacen oír el
clamor de los pobres, resucitan a los que tienen muerta la esperanza (Cf. Mt.9, 35-36).

Ellas unen la fe con la vida, porque son lugar de encuentro con Dios y con los hermanos
y hermanas, de encuentro con el perdón de Dios y donde se comparte el Pan de la
Palabra, de la Eucaristía y el pan que nos hermana; en ellas se vive y profundiza la
espiritualidad de Jesús y su propuesta de su Reino y la mística. Buscan incidir en la
economía del mercado total con la gratuidad, en la exclusión con la proximidad y en la
corrupción con la ética de la honestidad y del servicio.
Ellas son expresión del proyecto comunitario de Jesús, que se esfuerzan por vivir su
identidad de Iglesia, ahí donde el Pueblo se juega la vida. Son Comunidades ecológicas,
que por ser comunidad y por tener hambre de Pan y no de Oro, se esfuerzan por convertir
este modelo de desarrollo basado en el hambre de oro, de explotación de la persona
humana y de la naturaleza, en un modelo fundado en la dignidad de la persona y en el
amor.

El relanzamiento que iniciamos en el VIII Encuentro en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia,
ha tenido resultados positivos en la formación, en la articulación, en la reanimación de las
Comunidades de Base, que se habían perdido o estaban en las catacumbas, y en la
apertura y participación en luchas y movimientos sociales.

La presencia y participación de los jóvenes en este IX Encuentro ha sido muy significativa
y esperanzadora, y son una interpelación a nuestro caminar. De igual forma, la
participación de calidad y más propositiva de la mujer ha sido notable. Nuestra
espiritualidad se enriqueció con los momentos de oración, enraizada en la pluriculturalidad
de nuestros pueblos, que nos coloca ante el desafío de una propuesta evangelizadora
intercultural.

Asumimos en este Encuentro los compromisos de:
   1. Fortalecer y consolidar los logros alcanzados por el relanzamiento de las CEBs.
   2. Acompañar los procesos de CEBs de manera estratégica, haciendo uso de los
      más diversos medios tecnológicos y presenciales, para una mejor proyección e
      incidencia.
   3. Asumir nuestro ser ecológico como tarea prioritaria, conscientes de su
      conflictividad y la conversión que implica.
   4. Continuar fortaleciendo la pertenencia de los jóvenes a esta manera de ser iglesia
      y que ella sea el espacio para alimentar su fe y compromiso, su creatividad y
      expresiones propias.
   5. Ante el cierre de fronteras a los migrantes, la violencia y discriminación y la
      violación de sus derechos humanos más fundamentales, queremos ser solidarios
      con ellos siendo comunidades que incluyen, apoyan y denuncian los atropellos a
      que son expuestos.

 Queremos terminar esta proclama rogando al Padre-Madre de todos y todas, a Jesús, el
           fundamento de nuestras Iglesias, y al Espíritu, nuestra fortaleza:

                            Padre, no queremos que el viento
                          sople más fuerte en nuestras casas y
                             apague la vela de la esperanza
                           en un futuro cada vez más incierto;
               queremos el fuego fuerte de tu Espíritu, que siempre venza.
                      No queremos seguir trabajando de sol a sol,
                     para que el amo se quede con nuestro sudor,
              con nuestra comida, con nuestro dinero, con nuestro esfuerzo.
                     Queremos dignidad para luchar por lo nuestro.
Seguiremos clamando que Tú ves
             el sufrimiento de tus hijos e hijas y que has bajado para liberarlos.

                         Tu cuerpo, nuestro cuerpo, Señor Jesús,
                      ha de tener los ojos profundos, imperturbables,
serenos, acusadores y consoladores de Oscar Romero y las hermanas Maryknoll: Dorothy
               Kazel, Jean Donovan, Carla Piette, Ita Ford y Maura Clarke.
                                Tu cuerpo, nuestro cuerpo,
                    hade ser radicalmente fiel como Francisco de Asís
             y las hermanas Alice Domon, Léonie Duquet y Yolanda Cerón.
                                 Tu cuerpo nuestro cuerpo,
                             pretende ser incansable y fuerte,
           como lo fue fray Bartolomé de Las Casas y Margarita María Alves.
                                 Tu cuerpo, nuestro cuerpo
                     ha de ser cercano como lo fue con los indígenas,
                   Mons. Leónidas Proaño y la hermana María Correa.
                                Tu cuerpo, nuestro cuerpo,
                           Ha de exhalar el hambre de verdad,
                    que desprendía Mons. Gerardi y Marianela García
                                Tu cuerpo, nuestro cuerpo,
                      ha de ser testimonio firme y consecuente como
              Lo fue el obispo Angelelli y la hermana Silvia Maribel Arriola1.

                 Señora de la esperanza, sostén el ritmo de nuestra espera
                  en el Reino que ya despunta en nuestra América Latina.

                                                              LOS PARTICIPANTES AL
                                            IX ENCUENTRO LATINOAMERICANO DE CEBS.


Oscar Romero: Su fidelidad insobornable al evangelio le llevó a una muerte martirial el 24 de marzo
de 1980, arzobispo de San Salvador, El Salvador, profeta y mártir.

Las hermanas Maryknoll: Dorothy Kazel, Jean Donovan, Carla Piette, Ita Ford y Maura Clarke.
Secuestro, violación y asesinato de tres religiosas y una seglar en El Salvador: el 2 de diciembre
de 1980.

Francisco de Asís De ser hijo de un rico comerciante de la ciudad en su juventud, pasó a vivir bajo
la más estricta pobreza y observancia de los Evangelios. Su vida religiosa fue austera y simple, por
lo que animaba a sus seguidores a hacerlo de igual manera. Muere el 3 de octubre de 1226.


Alice Domon, Léonie Duquet: Religiosas, y sus compañeras, mártires de la solidaridad con los
familiares de desaparecidos políticos en Argentina. Detenidas y asesinadas el 8 de diciembre de
1977.


1
 RODRIGUEZ MARTIN J. R. Cuerpo humano, Lectura martirial de 1 Cor 12,12.
www.servicioskoinonia/org/martirologio/textos/cuerpo.htm
Yolanda Cerón: Muere asesinada el 19 de septiembre de 2001. Religiosa de la Congregación de la
Compañía de María, acompañaba a comunidades indígenas y afrocolombianas y realizaba una
labor de denuncia permanente sobre la grave situación de los derechos humanos de la región,
comprometida por la paz y la justicia en Colombia.


Fray Bartolomé de las Casas: muere el 17 de julio de 1566, fue un fraile dominico español,
cronista, teólogo, obispo de Chiapas, México, filósofo, jurista y apologista de los indígenas. Le fue
otorgado el título de "Protector de los indios".

Margarita María Alves: muere asesinada el 12 de agosto de 1983, presidenta del Sindicato Rural
de Alagoa Gande, Paraíba, Brasil, mártir de la lucha por la tierra.

Mons. Leónidas Proaño: Muere el 31 de agosto de 1988, «obispo de los indios», en Riobamba,
Ecuador.

María Correa: muere el 30 de Mayo de 1994 Religiosa, hermana de los indígenas mby'a, y profeta
de la denuncia en su tierra paraguaya

Mons. Gerardi: Obispo guatemalteco, asesinado el 26 de abril de 1998, el símbolo de la
conflictividad que conlleva la lucha por la pervivencia de la memoria de los genocidios

Marianela García Villas: muere el 14 de marzo de 1983 asesinada junto con veintinueve
campesinos y campesinas en Guazapa. Abogada de los pobres, fundadora de la Comisión de
DDHH de El Salvador, mártir de la justicia.

Obispo Enrique Angelelli: Obispo de La Rioja, mártir, asesinado con un accidente provocado el 4
de agosto de 1976. Comprometido con la causa de los pobres.

Silvia Maribel Arriola: Enfermera, primera religiosa mártir en un frente de combate, acompañando al
pueblo salvadoreño. Es asesinada el 17 de Enero de 1981.
ARTICULOS
Significado de la celebración del Encuentro en Centroamérica

                                                                      María Elena Sanabria
                                                          Enlace Nacional CEBs El Salvador
                                                                                El Salvador


Centroamérica, el subcontinente que conecta con América del Norte y América del Sur, es
considerada como una de las zonas más violentas del mundo, donde los países de la
región son víctimas de la actividad ilícita como el narcotráfico, las maras y pandillas.

Sin embargo, frente a lo que en los medios de comunicación de la burocracia privada se
dice con mayor énfasis sobre Centro América, también vemos una región rica en
“experiencia de Dios”, caracterizada por grandes valores e ideales, luchas y esperanzas
inquebrantables de hombres y mujeres que trabajan desde: las CEBs, el movimiento
popular, las cooperativas, el movimiento estudiantil universitario, los grupos de mujeres,
la defensa de nuestra madre tierra y muchos otros, con una mística heredada por héroes
y mártires que animan el proyecto de levantar vida y esperanza por los caminos de Centro
América como Monseñor Romero, Monseñor Gerardi, Héctor Gallego, César Augusto
Sandino, otros y otras, cuyos testimonios de vida, nos ratifican que otro mundo es posible
y cuyo ejemplo sigue siendo semilla de nuevos y comprometidos cristianos.

Es por lo anteriormente señalado que desde el 2008 durante el VIII Encuentro
Latinoamericano y Caribeño de CEBs realizado en Santa Cruz, Bolivia se pusieron los
ojos en Centro América para realizar el IX Encuentro en Honduras; la alegría, el
entusiasmo, los retos, las reflexiones y los desafíos marcaron nuestro caminar
centroamericano hacia el 2012.

El desafío era asumir como Centro América un encuentro que brinda cada cuatro años la
posibilidad de hermanarnos continentalmente, de sentirnos una Patria Grande, más allá
de las fronteras y tener como referente nuestras culturas. Por eso, la preparación
significaría para Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Honduras y Panamá,
primordialmente un proceso de Articulación Regional.

Proceso de Articulación Latinoamericana.
Por tal razón, del 08 al 11 de julio de 2010, realizamos en Tocoa, Trujillo, Honduras
nuestro II Encuentro Regional Centroamericano de CEBs con el tema: Relanzamiento y
Articulación de las Comunidades Eclesiales de Base, para proteger, cuidar y luchar
por una vida digna, y con el lema: Por el clamor de nuestros pueblos nos relanzamos
hacia un nuevo Pentecostés. Todo esto con la finalidad de fortalecer la articulación a
nivel de Centro América desde nuestra identidad y espiritualidad, conocer solidariamente
la situación de las comunidades de Honduras a un año del golpe de estado y prepararnos
con las condiciones necesarias para el Encuentro Latinoamericano y Caribeño.

Fueron cuatro días que, ante la crisis que genera la realidad de nuestros países,
compartir experiencias, reflexionar y definir como centroamericanos de CEBs las bases,
desde los valores del Reino para la transformación a una vida más digna, unificar y
fortalecer los diferentes esfuerzos existentes para dar respuestas concretas a los
clamores de nuestros pueblos. Visión que nos acompañaría como Región hacia el 2013,
cuando realicemos en Guatemala nuestro III Encuentro Regional Centroamericano de
CEBs.

Pero antes, tendríamos el desafío de organizar logísticamente el Encuentro
Latinoamericano, lo que implicaba suscitar las condiciones que garantizaran local
adecuado, hospedaje, comida, buses, aeropuerto, comisiones, para el aproximado de 200
participantes de América Latina y El Caribe. Ciertamente que todo lo práctico recaía sobre
la sede de Honduras, pero como países hermanos queríamos integrarnos a toda la
preparación, por lo que los diferentes enlaces y/o articuladores de país mantuvimos
comunicación vía e-mail, conferencias vía skype y dos reuniones anuales: el 19 de enero
de 2011 y el 18 de enero de 2012, en la Casa de la Juventud en Managua, Nicaragua
para vivir y compartir nuestros esfuerzos de CEBs y discutir los avances, compromisos y
acuerdos que teníamos como Centro América de cara al IX Encuentro en coordinación
con Socorro Martínez.

En este sentido, el primer sentir de estar reuniones anuales regionales, ha sido el
compartir como hermanos y hermanas fortalezas, avances y limitantes en nuestro caminar
como CEBs, y como irnos acompañando y motivando como región: recoger, inspirar y dar.

Una segunda idea era preparar la logística para el IX Encuentro Latinoamericano y
Caribeño de CEBs, teniendo como primer acuerdo -desde la misma imposibilidad que
como países tenemos económicamente- autofinanciar como Centro América el Encuentro,
a lo que se sumaría un costo por inscripción de cada participante.

A nivel regional el mayor aporte económico fue asumido por Honduras, con aportes
mínimos pero no menos importantes, de Guatemala, Nicaragua, El Salvador y Panamá,
donde las CEBs de forma creativa recolectaron recursos dentro de sus comunidades para
que entre todos y todas fuéramos construyendo el IX Encuentro Latinoamericano,
garantizando a la vez la movilización y participación de sus respectivas delegaciones.

Este ejercicio nos ha llevado a no perder de vista la autonomía financiera que como CEBs
vamos teniendo o debemos tener para el desarrollo de nuestros encuentros y/o
actividades; ha sido un avance significativo para generar mayor autonomía y fuerza.

Sin haberlo propuesto, con los pre encuentros centroamericanos, estábamos gestando un
proceso de “Articulación Regional” motivándonos con el Relanzamiento, y fortaleciendo la
comunicación y el intercambio de experiencias, no solo a través de los encuentros
anuales de los enlaces antes mencionados, sino también a partir de la presencia de
delegaciones de los países centroamericanos en los encuentros nacionales organizados
también por Guatemala y Nicaragua. Sin embargo, aún nos falta la incorporación de
Costa Rica, con intentos anteriores de contactos fallidos, pero que aún continuamos
buscando.

De esta manera, llegábamos al IX Encuentro, con una participación aproximada de 80
participantes por la región. Ya se imaginarán lo que significaron en algunos momentos las
reuniones como Centro América, sin embargo, la cantidad no opacó el espíritu del re
encuentro, del compartir, del reflexionar y vivir juntos la experiencia de iglesia sencilla.

Ratificamos nuestras coincidencias esperanzadoras y enriquecedoras como países de la
región: memoria martirial, diversidad cultural, espíritu de lucha, de resistencia frente a los
megaproyectos de muerte (minería, represas ), de movernos en minoría, de reproyectar
continuamente las formas de vivir el Reino de Dios, aquí y ahora, de lucha por la
liberación de las potencialidades de la vida, de entretejido con la iglesia de América
Latina; pero también encontramos coincidencias que nos duelen como la desigualdad
social, los índices de criminalidad más altos de la historia, la crisis climática, la migración,
las drogas, el proceso de militarización en la región.. Toda una realidad que necesita de la
lucha activa de cada uno de nosotros y nosotras con los valores e ideales de Jesús, de
ser esa presencia de Jesús hoy.

Ha significado para Centro América reencontrarnos con experiencias, con hombres y
mujeres que mantenemos una vivencia de CEBs, con un modelo de vida que entreteje la
fe y la vida, preocupadas por los distintos acontecimientos socio económico políticos y
encarnando el evangelio en esta realidad, siendo siempre el centro de nuestra mística la
construcción del Reino de Dios.

Cierro este compartir de lo que ha significado el IX Encuentro Latinoamericano y Caribeño
de CEBs en Centro América, con la canción creada por un animador de la CEBs Pueblo
de Dios en Camino de El Salvador:

                                             Encuentro

Venimos a tu encuentro en ésta tierra de historia pintada por Misquitos, Lencas y
Tolupanes; Garifunas y Chortis, Payas y Tawahcas, que se unen a nosotros como hilos
de una hamaca.

Coro:
Se alegra la orquídea que expande sus olores; recibe a nuestra gente con sus bellos
colores.
Se escucha al Guacamayo que canta en la sierra, se escucha a Lempira: bienvenidos a
ésta tierra.

Venimos con abrazos como el sol de un mañana, se estrecha la cultura de nuestra Pacha
Mama.
No existen las fronteras somos un solo pueblo. Que hoy se une con sus manos, con
rumbo a un mundo nuevo.

Somos comunidades conscientes de la historia, camina con nosotros Jesús en la
memoria. En nuestro compromiso marchamos firmemente, la sangre de los mártires aquí
se hace presente.

Se une nuestra sangre, igual nuestras visiones, llenamos la vasija para nuestras misiones.
Creemos que mañana continuara la historia, sembrando la semilla no muere la memoria.
Una Radiografía de las Comunidades Eclesiales de Base desde
el Encuentro Continental en Honduras 2012

                                                             Socorro Martínez Maqueo, rscj
                                              Responsable del equipo de servicio continental,
                                                                          Asesora de CEBs

Del 16 al 21 de junio celebramos el IX Encuentro Continental de las Comunidades
Eclesiales de Base, dato ya en sí significativo porque desde 1984 se han realizado cada
cuatro años, de forma ininterrumpida. Esto nos dice que hay una fuerte motivación para
ahorrar, prepararse, elegir a sus delegaciones y movilizarse para intercambiar, celebrar,
relacionarse, aprender, analizar juntos y tomar acuerdos para continuar el proceso; es un
signo inequívoco de que esta manera de ser iglesia ¡está viva!

Nos encontramos en Honduras, región Centroamérica
Por vez primera el Encuentro Continental se realizó en un país centroamericano, hecho
que refleja que las CEB siguen firmes en ser pobres y estar comprometidas con su causa
porque si bien en todos los países hay dificultades esta región está sacudida por la
violencia y la impunidad. Algunos rasgos tomados de la exposición del Padre Melo:
    • Índices de criminalidad más altos de la historia.
    • Desigualdad social, concentración de riquezas, drogas y armas.
    • Países productores, de tránsito y consumidores de drogas.
    • Guerras civiles dejaron las condiciones para la violencia criminal organizada.
    • Corredor migratorio más importante del mundo.

No se trata ahora de hacer un análisis de la realidad sino de ubicar el lugar donde se
desarrolló el encuentro. Sin desconocer este contexto tuvimos oportunidad, como parte
del programa de salir a visitar cuatro lugares y experiencias y así pudimos ver la “otra
cara” la de su gente alegre y acogedora, luchadora, joven;               seguramente es
representativa de la mayoría de la población pero ésta difícilmente aparece en los medios
de comunicación.

Es ahí en estos contextos de cizaña y trigo en las periferias y en las poblaciones rurales
pobres en donde surgen y se desarrollan las CEB, creando espacios de vida digna.

Lo intergeneracional
Pareciera que hoy los jóvenes y mayores no fueran en nada compatibles por sus
intereses tan diferentes en este mundo que hoy corre a una velocidad antes no
experimentada, suscitando cambios vertiginosos; sin embargo resultó muy estimulante el
intercambio entre las diversas generaciones que conforman esta expresión eclesial. La
fuerza movilizadora del Reino de Dios unifica el caminar; sus actividades, expresiones,
símbolos, retos son muy diferentes pero la mirada está fija en lo mismo: el proyecto de
Jesús-el Reino. El grueso de los asistentes dio un promedio de 46 años, mientras que el
de los jóvenes presentes (considerando a los menores de 30 años) dio un promedio de 25
años. Los mismos jóvenes pidieron y valoraron el ser parte de un único proceso, y, si
bien, en ocasiones tener espacios propios, no desligarlos del proceso general junto con
los adultos. Lo lindo es que entre las diferentes generaciones desde 82 años (una
persona en el encuentro hasta una de 19) formamos y vivimos la comunidad.
Sin duda, seguimos teniendo el reto de rejuvenecer a las CEB y es parte del
relanzamiento de las mismas. Tenemos una franja minoritaria de entre 10 a 12% de
jóvenes (no adolescentes) que tiene un aporte significativo y dinamizador.

Experiencia de caminar en CEB
Tuvimos la bendición de que el Equipo Marins, gran impulsor de este modelo de iglesia
estuviera presente, así como muchos otros que tienen una larga trayectoria y
compromiso; también estuvieron aquellos que llevan un número considerablemente
menor y que van renovando los procesos en sus países y fortalecen así lo continental.

El siguiente cuadro está incompleto porque participamos 174 y aquí únicamente aparecen
152; esto se debe a que ya no pudimos registrar a los que se inscribieron tarde, pero de
cualquier manera es bastante indicativo.

                       Años en CEB            Número de Participantes
                      De 3 a 10 años                      51
                      De 11 a 15 años                     19
                        De 16 a 20                        27
                        De 21 a 25                        14
                       De 26 y más                        41


Como se puede observar entre los más recientes de 3 a 10 años y los más antiguos son
los que ocupan el mayor número de delegados equilibrando y nutriéndose unos de otros,
desde los primeros pasos hasta un camino recorrido lleno de experiencia. Podemos
observar que hay una consistente representación entre los 11 a 20 años.

También tuvimos en cuenta la equidad de género y participaron 98 varones y 76 mujeres.
Es un dato a tener en cuenta pues si bien no es demasiada la diferencia es de tomar en
cuenta que las comunidades de base están en un 70% conformada por mujeres y sigue
siendo una realidad que en los eventos suele haber un mayor número de varones.

Diversidad de saberes
En las CEB se da un auténtico compartir de saberes; de acuerdo a la educación popular
todos tenemos saberes, muy diferentes unos de otros y nos enriquecemos mutuamente al
ponerlos en común.           Mucho puede saber académicamente un catedrático pero
difícilmente le dará cátedra a un experimentado agricultor. En el encuentro esto se hizo
evidente y así sucede en la vida de las CEB a lo largo y ancho del continente. Tuvimos:
       Amas de casa, párrocos, abogadas, docentes y profesores de distintos niveles y
       materias, diseñador gráfico, pastoralistas, trabajadores sociales, asistente
       financiero, técnica en educación popular, misioneros/as, teólogos/as, administrador
       de empresa de economía solidaria, agricultores, empleado en librería comunitaria,
       comunicadores populares, enfermera, mecánico soldador, estudiantes, técnico
       bilingüe, profesor en alfarería, periodista, operario de máquina de calzado,
       comerciante, técnico en teología, perito mercantil, contadora, secretaria bilingüe,
       mecánico industrial, pedagoga, educadora social, organizadora comunitaria,
       masajista, filósofo, entre otros.
Contamos los saberes propios del oficio de cada uno y aquellos adquiridos en las CEB y
mencionamos algunos:

Animación
 - Equipos Nacionales de Animación
 - Animador Zonal
 - Coordinadores de Parroquia e interparroquial;
 - Representantes ante el Consejo Parroquial Equipo Pastoral de la Parroquia
 - Coordinador de la formación de laicos en la diócesis
 - Coordinador del equipo nacional de jóvenes en CEB
 - Coordinación de la mesa de pastoral –Nicaragua
 - Animación a través del canto; Enseñanza de la guitarra básica; del deporte
 - Elaboración de temas de formación;
 - Animador del equipo de pastoral bíblica con los celebradores de la Palabra
 - Animación de las CEB en diferentes diócesis del Estado (Estados Unidos)
 - Animadora del grupo base
 - Equipo de liturgia
 - Párrocos
 - Catequistas
 - Misioneros/as; Equipo misionero de relanzamiento

Articulación
 - Articuladores regionales del continente
 - Articuladores de cada país de la Articulación Continental
 - Articuladores nacionales
 - Coordinadores regionales en su país
 - Contacto o enlace de los jóvenes de CEB en su país
 - Articulación de las comunidades a nivel parroquial
 - Secretario ejecutivo de coordinación nacional desde noviembre 2011.
 - Secretaria General de la Oficina de CEBs Guatemala Coordinadora del Equipo
     Facilitador de Formación Nacional

Formación y Capacitación:
Escuela bíblica
 - Coordinadores de la escuela bíblica Mons. E. Angelelli
 - Creación de las Escuelas Bíblicas para la formación permanente.
 - Coordinación escuela virtual Mons. Romero
 - Tutores virtuales de la escuela Mons. Oscar A. Romero
 - Formación y acompañamiento a las parroquias en CEB
 - Equipo de formación de las comunidades
 - Formación de Animadores –animadoras
 - Formación de iniciación a nuevos jóvenes
 - Animador y facilitador en la escuela de formación
 - Formador de Animadores
 - Acompañante a nivel nacional, facilitador, productor de materiales escritos y
    audiovisuales.
 - Coordinadora nacional de la formación

Asesores/as:
 - Asesores diocesanos y regionales, arquidiocesano
-       Asesores de equipos regionales y nacionales
 -       Asesora Continental por el Cono Sur para los Jóvenes
 -       Representante del Vicariato
 -       Asesores de la articulación continental
 -       Responsable de la Secretaría Nacional de CEB
 -       Responsable de consultoría y asesoría hacia el 13 intereclesial de Brasil
 -       Acompañamiento a las comunidades en parroquia, sectores, región
 -       Equipo de reflexión departamento de comunidades Vicaria Zona oeste del
         Arzobispado de Santiago,
 -       Coanimador regional de Bogotá, asesoro lo atinente a la formulación de proyectos
         orientados a procesos formativos, de intervención comunitaria y productiva.
 -       Participo como representante legal de la Asociación de las CEBs, en Neiva.
 -       Elaboración de cartillas y materiales para las reuniones de las CEBs.

           Social
     -     Presidenta de la organización de la Feria campesina, salida desde las CEBs.
     -     Participación en el Equipo Operativo de APAC (Economía Solidaria de APAC).
     -      Obras sociales que van encaminadas a ayudar a los más pobres y marginados
           por la sociedad.
     -     Trabajo de Medio Ambiente; Organización Comunitaria.
     -     Coord. Comité de Becas de la CEB Monseñor Romero, Jardines de Colón.
     -     Programa radial.
     -     Integrante y Coordinación del Equipo Nacional de Ecología en CEBs.
     -     Equipo de mujeres en CEB.
     -     Animadora Diocesana, Animadora de Base, Comité Diocesano en defensa del Rio
           Verde (COPUDEVER), Consejo De Pueblos Unidos En Defensa Del Rio Verde.
           Consejo de pastoral Diocesano y Parroquial.
     -     Animador Diocesano e integrante de la comisión de organizaciones básicas.
     -     Promotora de salud en la medicina tradicional y alternativa.
     -     Encargada de un grupo de medicina natural en mi comunidad.
     -     Proyecto ollas.
     -     Miembro del equipo animador y coordinadora del proyecto natras (niños-niñas
           trabajadoras) animadora-educadora social.

Esta amplia gama de servicios es en vista a alentar, articular, organizar, fundamentar,
evaluar y proyectar los procesos de CEB.

Por tratarse de un encuentro continental la mayoría de los delegados/as están en un
servicio amplio en sus países ya sea en equipos parroquiales, diocesanos, regionales,
nacionales y algunos continentales.

Sabemos que las CEB unen fe y vida por lo que queda la pregunta de por qué no
aparecen suficientes servicios en vista de lo social, quizás se deba a que no hubo una
pregunta explícita al respecto, pero de cualquier manera en esta radiografía es una
ausencia a tomar en cuenta.

Jerarquía que camina con su pueblo – presbíteros y obispos
La tarea de animación se ejerce en todos los niveles y es llevada a cabo por laicos y
laicas que fieles al Espíritu forman parte de la comunidad y van animando a las
comunidades. El rol del sacerdote como animador de la comunidad sigue siendo
significativo. En esta ocasión estuvieron presentes 37 sacerdotes y apenas 9 religiosas.
Esto también es indicativo de lo que puede ser un signo de los tiempos, la rápida
disminución de la vida religiosa femenina y también el haber dejado la labor pastoral en
las parroquias.

Una notable ausencia es la de los pastores. El pueblo de Dios se siente reconfortado y
acompañado con su presencia pero de tiempo completo únicamente estuvo el obispo
Dom Giovane de Brasil. Hubo presencia de obispos de Honduras en diferentes
momentos. Uno se hace la pregunta sobre lo que han escrito y declarado, lo más reciente
en la conferencia de Aparecida. Recordamos el párrafo que fue borrado pero que quedó
en el corazón y mente “queremos decididamente acompañar a las CEB ” ¿será que
solamente se borró del documento o también de su compromiso?

Invitados
La presencia de Estela Padilla de Filipinas ensancha la radiografía y evidencia el que las
CEBs están en otros continentes y cómo se teje la articulación más allá de lo propio.

Asesores
Los asesores/as que caminan con el pueblo de Dios en esta expresión eclesial prestan
con generosidad sus talentos y saberes, sea preparando el análisis de la realidad,
iluminación sobre algún tema, trayendo de manera sistematizada los avances y
preocupaciones del caminar en sus países y reflexionando sobre el conjunto de las CEBs
en el continente.

Las CEBs cuentan también con la asesoría de especialistas que con mucho gusto
colaboran en temáticas específicas; en esta ocasión sobre la ecología con el aporte de
Horacio Machado (Lachito).

Celebrar la vida
A las CEBs les gusta celebrar la vida con sus alegrías, dificultades, sinsabores y ponerla
delante de Dios con diferentes símbolos, cantos, expresiones que evidencian el manantial
que las mantiene vivas y que bajo el soplo del Espíritu siguen adelante. Esto fue
ampliamente demostrado y vivido durante el Encuentro y es alimento para continuar el
camino en la vida cotidiana.

La radiografía desde el Encuentro celebrado en Honduras manifiesta su potencial, su
riqueza, su diversidad y también ausencias, límites, y desafíos.
La inseguridad, rasgo esencial de la Migración

                                                                         P. Ismael Moreno sj
                                                                  Director de Radio Progreso
                                                                                   Honduras


Las políticas públicas que tienen que ver con la seguridad y la migración para los países
de tránsito y destino de nuestros migrantes, no tienen como punto de partida primordial la
protección, los derechos humanos y la dignidad de los migrantes. Al contrario, las políticas
de seguridad se definen a partir de los intereses de seguridad de los Estados y de los
sectores económicos y políticos de poder, y lo hacen ante todo para proteger sus
intereses frente a quienes representan una amenaza, entre ellos los migrantes o los
potenciales migrantes. Por lo tanto, las políticas de seguridad en lo fundamental, se
elaboran desde fuera de los migrantes, sin los migrantes y en la mayoría de las veces en
contra de los migrantes.

Las políticas de seguridad, que se definen sobre la base de entender que los migrantes
son una amenaza, tampoco son coherentes con las legislaciones nacionales, porque en
los hechos las políticas públicas tienden a priorizar los factores coercitivos por encima de
los de protección de los derechos y la vida de los migrantes, lo que contradice el Estado
de Derecho para el cual la persona y su bienestar es formalmente su fin supremo.

Las políticas de seguridad, en lugar de salvaguardar la vida y la integridad de los
migrantes, son una carga más de inseguridad en el camino y drama de los migrantes. La
persona que emigra se sitúa en una conceptualización de discriminación, dentro de un
conglomerado que se define desde una “igualdad para abajo”. Una población hundida en
la inequidad económica, social y política, busca el camino de la migración como un modo
de salir de su círculo infernal de empobrecimiento y discriminación. El migrante procede
de un ambiente en donde ya ha sido víctima de las políticas de seguridad del Estado.

El joven que decide emigrar ya ha enfrentado a una policía, a unas autoridades y a una
institucionalidad que lo ha maltratado y lo ha discriminado por el hecho de vivir en un
barrio marginal, por ser joven desempleado, por reunirse y organizarse en una pandilla
juvenil o por el hecho de vestirse rompiendo con el standard establecido. La inseguridad
en el camino o cuando ya está en el lugar de destino, es la prolongación de la inseguridad
que le ha tocado vivir por pertenecer al conglomerado que se define por “la igualdad hacia
abajo”, como expresión de la inequidad económica, social y cultural. Cuanto menos
oportunidades, y cuanto más inseguridad existe en la sociedad, más condiciones se dan
para el aumento del fenómeno migratorio, y cuanto más aumente el fenómeno migratorio
más coercitivas y discriminatorias serán las políticas de seguridad.

En el caso hondureño, y siguiendo un estudio que realizó el Equipo de Reflexión,
Investigación y Comunicación (ERIC-SJ) de los jesuitas de Honduras en la zona del Valle
de Sula, en la costa del atlántico hondureño, la mayoría de los que emigran hacia Estados
unidos lo hacen a través de modalidades irregulares, constituyéndose cuando logran
llegar a su destino, en población primordialmente “indocumentada”. En nuestra zona de
estudio, cerca del cincuenta por ciento de los hogares están afectados por esta modalidad
de migración irregular. Por su parte, los rangos de edad en el fenómeno migratorio en
esta misma zona oscilan entre los 18 y los 49 años, y la banda más ancha de esta edad,
se sitúa entre los 18 y los 29 años, lo que indica no sólo un drenaje constante hacia el
extranjero de la población económicamente activa, sino la fuerza laboral más joven, con
las consecuencias que para la economía nacional representa para el futuro.

El fenómeno de la migración, en el caso hondureño, articula tres factores que
ensamblados expresan el detonante para que el fenómeno en lugar de disminuir aumente:
1) El creciente empobrecimiento de la población como expresión dialéctica de la alta y
creciente acumulación de riqueza, en el marco de la inequidad económica sistémica, y
que se acrecienta con la ausencia de políticas públicas que activen el agro, implementen
un sistema educativo extensivo y de calidad y fomenten la producción nacional. Cada año
se incorporan al mercado laboral un promedio de cien mil personas como población
económicamente activa, y el mercado laboral apenas tiene capacidad para absorber a
diez mil trabajadores. 2) Erosión del tejido social y político, el cual se expresa en los altos
niveles de corrupción, la pérdida de credibilidad en la política y en los políticos, la
debilidad institucional unida a la politización partidaria de las instituciones públicas y a la
ausencia y descrédito de los organismos responsables de la aplicación de la justicia. 3) El
deterioro del ambiente y depredación de los recursos naturales, lo que unido a los dos
anteriores convierte a amplias capas de poblaciones urbanas y rurales en damnificadas y
con un creciente proceso de pérdida de calidad de sus niveles de vida y de sobrevivencia.

En el caso hondureño, el fenómeno de la migración masiva y creciente arranca en la
década de los noventa, justo cuando se experimenta una profunda articulación de estos
tres factores anotados: La puesta en marcha de los programas de ajuste estructural de la
economía que trajo consigo un creciente desempleo juvenil, llegando al final del siglo
pasado a más de un millón de personas afectadas directamente por la falta de un trabajo
y salario digno; una dinámica de corrupción pública impactante, especialmente en las
instituciones responsables de la justicia, y finalmente el huracán Mitch, con las
consecuencias suficientemente estudiadas y conocidas en relación con la explosión del
fenómeno migratorio.

Estos factores están empujando y expulsando a la población económicamente activa
hacia el exterior, fundamentalmente hacia los Estados Unidos. De manera que una vez
que un miembro del núcleo familiar emigra y lograr llegar y colocarse en el país de
destino, se genera una reacción en cadena, que implica que otros miembros de la misma
familia siguen los pasos del primero, hasta convertirse en una telaraña de verdaderas y
bien imbricadas redes familiares.

El perfil educacional de nuestros emigrantes corresponde al de un trabajador o
trabajadora no calificada, y aunque la minoría de los que emigran son analfabetos –
apenas un dos por ciento del universo que emigra—el grueso de los que cruzan las
fronteras se sitúan entre aquellos que apenas lograron culminar con los estudios
primarios. Esto significa que quien emigra no accede a empleos y a salarios de calidad, a
lo que también contribuye su situación de “indocumentado” en un país extranjero.

Quienes se logran situar en un empleo como trabajador o trabajadora no calificada
garantiza el envío de las remesas que en el caso hondureño se constituye en el principal
rubro de ingreso de divisas al país, y la principal fuente de captación de dinero para los
comerciantes y banqueros del país. En el caso de nuestra zona de estudio, las remesas
se usan para satisfacer necesidades básicas, lo que define al fenómeno migratorio como
emigración de supervivencia, que se convierte en alternativa inevitable para la juventud
desempleada.
La población sujeto del fenómeno migratorio se sitúa en un contexto de escaso o casi nulo
acceso a la justicia y a los diversos derechos humanos. La experiencia de la justicia,
normalmente es aquella que se aplica en contra de los pobres. La gente se suma al
camino de la migración hacia el exterior, especialmente hacia los Estados Unidos, porque
en su ambiente de origen, su vida es de creciente inseguridad, y porque se siente
condenada a vivir en igualdad de condiciones con muchísima más gente, pero para abajo.
El destino es hacia abajo. La migración es oportunidad para lograr salir de ese círculo
vicioso de hundimiento.

En el caso hondureño, la presión hacia la migración hacia el exterior se agudizó a partir
del golpe de Estado ocurrido el 28 de junio de 2009. Si ya los indocumentados
hondureños ocupaban uno de los primeros lugares en los Estados Unidos, así como entre
los deportados, con la creciente inestabilidad política y la crisis económica que se
profundizó en Honduras, esta situación empeoró. Una de las casa de atención al migrante
en el Estado de Veracruz, México, reporta que de cada cien migrantes que cruzan
siguiendo la ruta del tren, al menos 70 son hondureños menores de 30 años, y estas
cifras se han disparado justamente a partir del segundo semestre del año 2009, y se
corresponde con la población juvenil que no tiene capacidad para pagar un coyote o
pollero.

El fenómeno de la migración es un asunto que resulta de la inseguridad humana, y como
resultado de ausencia de políticas públicas que den seguridad a los ciudadanos. Si en
Honduras lo que define a la sociedad hondureña en este período es la inseguridad y la
inestabilidad, el fenómeno de la migración, especialmente juvenil, seguirá siendo una
dramática y creciente realidad. Buscando salir de la inseguridad, la migración los arroja a
un mundo todavía de mayor inseguridad. Y en este terreno, nuestros estados protegerán,
ante todo, a los sectores que primordialmente representan, y seguirán viendo por ello, a
los migrantes como amenaza de la que hay que protegerse. La inseguridad es entonces
el principal rasgo que caracteriza a la población emigrante, acrecentada con las políticas
de seguridad que implementan nuestros Estados.

Esperar que la seguridad de los migrantes cambiará drásticamente en el tránsito a su
destino final, sin que se transformen las condiciones de discriminación y de inseguridad
en el lugar expulsor de migrantes, es una esperanza sin fundamento, que a lo sumo se
expresará en paliativos, porque la inseguridad de los migrantes es un asunto sistémico.
En el caso hondureño, la demanda de seguridad para los migrantes en su tránsito hacia el
lugar de destino, hemos de unirla a la demanda por la institucionalidad que proponga
políticas públicas que hagan frente al modelo productor de inequidad y discriminación,
buscando romper ese círculo de “igualarnos hacia abajo”. En definitiva, la relación
armónica y complementaria entre seguridad y migración, comenzarán a ser posibles
cuando ataquemos los patrones económicos, sociales, institucionales, políticos y
culturales productores de la migración como fenómeno negativo y amenazador para la
vida del propio migrante y para nuestras sociedades.
Las CEBs: Paradigma de la inculturación al de la
interculturalidad

                                                                                       Fr. Jit Manuel Castillo
                                                                                               Asesor de CEB
                                                                                      República Dominicana


Descrita como un túnel, un mundo líquido, roto y desbocado, nuestra actual sociedad se
caracteriza por ser postmoderna, plural y multiétnica. Con razón podemos hablar de un
cambio epocal, una transformación de nuestra forma de comprender el mundo, la
trascendencia y a nosotros mismos. Dado que no ha de haber un divorcio entre
paradigma teológico y cambios culturales, sugerimos que nuestras Comunidades
Eclesiales de Base pasen de la inculturación a una propuesta evangelizadora intercultural,
con el propósito de colocarnos a la altura de nuestro tiempo.

              Sólo la interculturalidad tiene chance de ofrecer las herramientas y forjar la mentalidad
                  necesaria para que se pueda inventar un nuevo modo de ser iglesia en la realidad
                 contemporánea y para que la evangelización pueda realizarse como un proceso de
                                                                                                      2
                                                                             configuración en Cristo.


1.      INTRODUCCIÓN

El epígrafe con que iniciamos este artículo revela la profundidad de su planteamiento:
Apuntalar el paradigma intercultural con su alto potencial liberador como una gran
oportunidad para las CEBs en esta coyuntura histórica y mostrar que éstas, por su
naturaleza y aspiración a un nuevo modo de ser iglesia, son un lugar privilegiado dónde
éste puede encarnarse.

Personalmente, el tema de la interculturalidad me interesa por la particular relación que se
da entre República Dominicana y Haití y porque es una bella manera de retomar el sueño
caribeño y latinoamericano, que posibilita formas inéditas de relacionamientos, además de
abrirnos horizontes para repensar nuestro continente en el marco de la geopolítica
mundial.

Mientras trabajaba esta temática, tuve como paño de fondo la Canción con todos, que
compusieran Cesar Isella y Armando Tejada Gómez, magistralmente interpretada por
Mercedes Sosa y tantos otros artistas latinoamericanos, que se ha convertido en un
himno continental y de la humanidad.3



2
  Carmem Lussi, Mobilidade humana e evangelização: contribuições a partir do contexto brasileiro, en Delir
Brunelli y Sinivaldo S. Tavares (Orgs), Evangelização e interculturalidade, Vozes, Petrópolis 2010, p. 27.
3
  Salgo a caminar/ por la cintura cósmica del sur/ piso en la región/ más vegetal del tiempo y de la luz/ siento
al caminar/ toda la piel de América en mi piel/ y anda en mi sangre un río/ que libera en mi voz/ su caudal./
Sol de alto Perú/ rostro Bolivia, estaño y soledad/ un verde Brasil besa a mi Chile/ cobre y mineral/ subo
desde el sur/ hacia la entraña América y total/ pura raíz de un grito/ destinado a crecer/ y a estallar./ Todas
las voces, todas/ todas las manos, todas/ toda la sangre puede/ ser canción en el viento./ Canta conmigo,
canta/ hermano americano/ libera tu esperanza/ con un grito en la voz!
Con este trabajo me uno al clamor de tantos hombres y mujeres del mundo entero, que
aspiran a un canto en el que las voces de todos los pueblos, de todas las personas y de
todas las creaturas entonen el polifónico himno para el que fueron convocadas a la
existencia. Es mi forma de contribuir para que la historia del ser humano sea menos
uniforme y vaya adquiriendo “el carácter de una orquesta sinfónica en que la pluralidad de
voces es el secreto del milagro de la armonía.”4

Más allá de mis motivaciones personales, son muchas las situaciones que hacen de la
interculturalidad una urgencia. De acuerdo con Dina V. Picotti, tanto en las sociedades
contemporáneas en general como en América Latina en particular, el desafío que se
presenta a esta época globalizada y postmoderna se da en la relación ‘civilización’-
culturas.5

Este tema se hace necesario en el contexto de una Iglesia que da signos visibles de
involución y romanización, en un esfuerzo por replegarse en el pasado para volver a la
cristiandad, que aunque indeseable, va ganando fuerza en los grupos conservadores, que
son los que hoy están más fortalecidos.

En América Latina, cobra una gran vitalidad, dada las demandas de los grupos indígenas
y afrodescendientes que se resisten a entregar sus tradiciones milenarias en manos de
una globalización hegemogenizadora y luchan por ser reconocidos.6

En nuestro tiempo se aventuran nuevas cruzadas de los valores de la “democracia, la
libertad y la verdad”,7 que auguran una guerra de civilizaciones entre Oriente y Occidente
por motivos culturales y religiosos. Los mesianismos, fundamentalismos y terrorismos se
levantan con fuerza. Por lo que conviene fundamentar una práctica evangelizadora que se
escape a estos peligros, atreviéndose a soñar nuevos derroteros posibles, abriendo
camino por veredas que incluso podrían parecernos peligrosas.

Nuestro tema está dividido en cuatro apartados: en el primero, veremos el mundo
postmoderno, plural y multiétnico en que vivimos; en el segundo, trataremos el desafío de
pasar del paradigma evangelizador de la inculturación al de la interculturalidad; en el
tercero, señalaremos las principales características de una evangelización intercultural; y
finalmente, concluiremos con lo que supone para las CEBs el giro intercultural de su
propuesta evangelizadora.


    2. UN MUNDO POSTMODERNO, PLURAL Y MULTIÉTNICO



4
  Raúl Fornet-Betancourt, Transformación Intercultural de la Filosofía, Desclée de Brouwer, Bilbao 2001, p.
60.
5
  Cf. Dina V. Picotti, Diálogo y poder en la cultura latinoamericana. El desafío intercultural, en Raúl Fornet-
Betancourt (Ed), Cultura y Poder. Interacción y asimetría entre las culturas en el contexto de la
globalización. Documentación del IV Congreso Internacional de Filosofía Intercultural, Deslcée de Brouwer,
Bilbao 2003, p. 277.
6
  Cfr. Juan Blanco, Aportes de Fornet-Betancourt en el debate sobre la interculturalidad, disponible en:
[http://serrbal.pntic.mec.es/AParteRei]
7
  Cf. Gonzalo Gamio Gehri, La ilusión del destino. Identidades y conflictos en un mundo postmoderno, en
Paginas, 216, vol XXXIV (diciembre -2009) 30-31.
Cambiar el mundo no basta. Nosotros lo hacemos de cualquier manera. Y, en gran
            medida, ese cambio acontece hasta sin nuestra colaboración. Nuestra tarea es también
               interpretarlo. Y eso precisamente para cambiar el cambio. A fin de que el mundo no
                                                                                                 8
              continúe cambiando sin nosotros. Y, al final, no cambie para un mundo sin nosotros.

La época en que vivimos está marcada por procesos de individuación, por nuevas
subjetividades en una cultura somática, por la revolución tecno-científica e informática, por
la globalización y por el neoliberalismo. Cinco fenómenos emblemáticos, que apuntalan
un cambio de paradigma, del patrón de nuestra macro comprensión del universo, de Dios
y de nosotros mismos (teoría de Thomas Kuhn), el paso de la modernidad a la
posmodernidad o a la hipermodernidad, dependiendo de la forma en que valoremos su
relación con la época precedente.9

Autores tan diversos como Paul Ricoeur, Jacques Derridá, Paula Sibilia y Néstor García
Canclini,10 reconocen la importancia de las metáforas para describir el mundo en el que
vivimos. Se habla de un túnel, de un mundo roto y desbocado y de una sociedad líquida.
Cuatro metáforas que nos permiten evocar grandes verdades sin absolutizarlas y entrar
en el presente con profundidad: con lo que tiene de sombra y de límite, pero también con
lo que tiene de promesa y posibilidad transformadora.

Nos preguntamos ¿cómo pensar a Dios en medio del túnel en que vivimos?, ¿cómo
hablar en un mundo roto?, ¿cómo reflexionar sobre nosotros mismos si vivimos
desbocados? y ¿cómo predicar a Jesús en una sociedad líquida? Podemos confirmar
lo que reza la famosa frase de Juan Pablo II: “nosotros no vivimos en una época de
cambios, sino en un cambio de época” y sus más profundas repercusiones se dan en el
ámbito de la cultura (DA 44, 51). En una perspectiva intercultural, las características más
relevantes de la postmodernidad son la pluralidad y la emergencia del grito étnico.

La pluralidad ya no es una cosa lejana, que hemos de reconocer entre continentes y
naciones, sino que se nos ha hecho tan cotidiana, que hemos de vivirla al interior de
nuestros países, comunidades y familias. En esta pluralidad, el fenómeno migratorio
mundial, junto a otros componentes, tiene un peso mayúsculo. Hoy por hoy ha alcanzado
niveles inimaginados y genera una reconfiguración de las identidades y las relaciones
étnicas a nivel internacional y al interior de los países.11

Lo más novedoso del mundo plural de nuestros días, es que no se trata sólo de
presencias diversas conviviendo en un mismo espacio, lo cual más o menos siempre
hemos tenido, ni de que esto se haya intensificado, sino de que los territorios dejaron de
estar marcados por una cultura, una tradición religiosa o unas determinadas creencias.

En América Latina se está dando una reconfiguración religiosa, cultural y social, que
genera un contexto muy interesante en términos de pluralidad. Ya no podemos hablar de
8
   G. Anders, L´uomo è antiquato, citado por Umberto Galimberti, Psiche e techne. O homem na idade da
técnica, Paulus, São Paulo 2006, p. 599.
9
  Cf. Jean-François Lyotard, A condição Pós-Moderna, José Olympio, Rio de Janeiro 1998, p. 28, 69-74.
10
   Cf. Néstor García Canclini, La globalización imaginada, Paidós, Buenos Aires 2008, p. 57-58.
11
   Cf. Carmem Lussi, Mobilidade humana e evangelização: contribuições a partir do contexto brasileiro, en
Op. Cit., p. 21. Según esta autora, el tema migratorio es un signo de los tiempos del momento presente, y ha
de ser valorado como un lugar teológico que cuestiona nuestras comunidades cristianas y la cualidad de sus
relaciones, nuestros planes pastorales y nuestra concepción de parroquia.
un continente abrumadoramente católico, al menos como antes se pensaba:12 “En la
realidad actual, caracterizada por la gran rapidez de las comunicaciones, por la movilidad
cultural e interdependencia, el pluralismo religioso emerge como un dato experiencial
común a todos.”13

La otra cara del pluralismo actual es el fundamentalismo, que viene a ser algo así como
una reacción desesperada ante la pluralidad.14 Con todo, hoy valoramos la diversidad de
otra manera. No sólo nos sabemos llamados a la tolerancia y la aceptación del otro que
es distinto, sino también a la convivencia y a la interrelación.15

Todo esto, coloca el cristianismo en una nueva situación: ¿Cómo pasar de la valoración
de la pluralidad como amenaza o resultado de las limitaciones humanas, a entenderla
como expresión del misterio multiforme de Dios, que se sigue revelando aquí y ahora,
más allá de las instituciones religiosas? La actitud de Jesús nos constituye en una religión
dialogante, que más que la adhesión, busca la justicia, la paz y el amor.

En lo que respecta al mundo multiétnico, América Latina siempre ha convivido con la
diversidad. Al punto de que se habla de nosotros como un palimpsesto de culturas, una
amalgama multiforme y pluriforme con varias capas, a veces interpuestas, pocas veces
bien integradas:
        La población indígena en América Latina representa el 10% (40 millones) del total de la
        región, mientras la de origen africano el 30% (150 millones) [ ] Los migrantes europeos y
        asiáticos confirman cada vez más la riqueza cultural que entreteje la realidad
        latinoamericana [ ] No hay una identidad latinoamericana, sino múltiples identidades,
                                                                           16
        étnicas, nacionales, de género, etc., contenidas en dicho espacio.

Realidad, reconocida por el Documento de Aparecida, cuando afirma que nuestro
continente es un espacio multiétnico, donde cohabitan diversas culturas: las indígenas, las
afroamericanas, las mestizas, las campesinas, las urbanas y las suburbanas y la de los
tantos emigrantes europeos que se establecieron en nuestra región (Cf. DA 56): “Estas
culturas son dinámicas y están en intercambio permanente entre sí y con las diferentes
propuestas culturales” (DA 57).

Entre nosotros, crece el reclamo para que se reconozcan a los diferentes, desde el punto
de vista social, ideológico, cultural, étnico y religioso, y para que se reduzcan las
desigualdades.17 Por todos lados se escucha el grito de los más diversos grupos que se

12
   Cristián Parker Gumucio, ¿América Latina ya no es católica? Pluralismo cultural y religioso creciente en
América Latina Hoy, Universidad de Salamanca, España 2005, p.35.
13
   FaustinoTeixeira, Novos paradigmas resultantes do diálogo inter-religioso, en Márcio Fabri dos Anjos
(Org), Teologia e novos paradigmas, Loyola, 1996, p. 105.
14
   Cf. Walter Fernandes, La globalización y la ética de una cultura única, en Raúl-Fornet Betancourt (Ed),
Culturas y poder…, Op. Cit., p. 43-49.
15
   Marcelo Barros, Moradas do vento nos caminhos humanos. Para uma teologia da hierodiversidade, en
Concilium 319 (2007) 56.
16
   Gabriela Zengarini, Tender puentes: misión desde la interculturalidad, en Nuevo Mundo 11 (2009) 43-44.
Las cifras entre paréntesis están tomadas de otra fuente: Cf. Jonas Zoninsein, O caso econômico para
combater a exclusão racial e étnica, en Mayra Buvinic, Jacqueline Mazza e Ruthanne Deutsch (Eds), Inclusão
social e desenvolvimento econômico na América Latina, Campus, Rio de Janeiro 2005, p. 41.
17
   Cf. Néstor García Canclini, Diferentes, desiguales y desconectados. Mapas de la interculturalidad, Gedisa,
Barcelona 2004, p. 115.
resisten a ser anulados. Entre nosotros, la cuestión étnica se está tornando también una
discusión política. Las categorías étnicas surgen con fuerza para reivindicar la diversidad
y reclamar reconocimiento: “En este rico contexto multiétnico, la interculturalidad, quiere
iluminar nuevas relaciones interétnicas. Por lo que es muy actual, pertinente y de gran
trascendencia.”18

Esta realidad lanza un serio desafío al cristianismo y a la evangelización. El de su
transformación, que bien podríamos indicar como un cambio de paradigma: el paso de la
inculturación a la interculturalidad.


3.  DE UNA EVANGELIZACION INCULTURADA A UNA EVANGELIZACIÓN
INTERCULTURAL

         América Latina está conformada por países multiétnicos y pluriculturales, atravesados por
          procesos de globalización y postmodernidad, sin haber superado totalmente las secuelas
                   del pasado colonial (desprecio, racismo, marginación). Hacer misión y reflexión
                                                                                                  19
                           misionológica en este contexto exige una transformación intercultural.

La relación intercultural en América Latina está hipotecada por el pasado colonial, por las
estructuras históricas de dominación y por la cultura hegemónica del pensamiento único.
Es prerrequisito el fortalecimiento de las culturas a nivel personal y grupal, de modo que
una auténtica valoración de lo propio permita una relación con los otros en condición de
igualdad. Para ello, la evangelización ha de ser liberada de su encierro en una tradición
prepotente y de los dogmas del eurocentrismo para tornarla interdisciplinar y
transdisciplinar, polilógica, plurivisional y polifónica.

A continuación mostramos cómo el magisterio latinoamericano está pasando de la
inculturación a la interculturalidad y cómo se está dando este mismo proceso desde otra
perspectiva, que puede ser muy iluminadora para las CEBs.

a.     De la inculturación a la interculturalidad en el magisterio latinoamericano:
Si nos fijamos en el binomio evangelio-cultura a partir del Vaticano II se aprecian
resistencias, retrocesos y avances, que nos llevan a concluir que la Iglesia parece percibir
el cambio cultural que vivimos, aunque no tanto la transformación de su
conceptualización, lo que dificulta la transformación intercultural de su propuesta
evangelizadora.

El paradigma de la inculturación constituyó un paso significativo hacia actitudes y
prácticas de evangelización más liberadoras, pero infelizmente se vio afectado por los
documentos eclesiales posteriores a la Catechesis Tradendae, que priorizan la
romanización del catolicismo.

Consideramos que la Evangelii Nuntiandi de Pablo VI es un documento paradigmático en
la relación evangelio y cultura. Nos advierte sobre el peligro de una evangelización que no
toque las raíces profundas de las culturas: “importa evangelizar -no de una manera
decorativa, como un barniz superficial, sino de manera vital, en profundidad y hasta sus

18
   Cf. Juan Blanco, Aportes de Fornet-Betancourt en el debate sobre la interculturalidad, consultado el 5 de
julio de 2011 en: [http://serrbal.pntic.mec.es/AParteRei]
19
   Cf. Gabriela Zengarini, Tender puentes: misión desde la interculturalidad, en Op. Cit., p. 51.
mismas raíces- la cultura y las culturas del hombre en el sentido rico y amplio que tienen
sus términos en la Gaudium et Spes” (EN 19-20). Con ello, sienta las bases para superar
el paradigma de una misión como adaptación y acomodación del Evangelio para avanzar
hacia la contextualización e indigenización, como primer esbozo de una misión
inculturada, aunque todavía no con todo lo que ésta implica.

En 1979, Juan Pablo II asumió el término inculturación en su magisterio pontificio, en una
alocución a los miembros de la Pontificia Comisión Bíblica, reconociendo que era un
neologismo, que expresaba muy bien el misterio de la encarnación.20 Poco tiempo
después, lo retomó en la Exhortación Apostólica Catechesi Tradendae, con palabras
valientes y proféticas, al decir que la Iglesia se sabe llamada a llevar la fuerza del
evangelio al corazón de las culturas, lo que implica conocer sus componentes esenciales,
aprender sus expresiones más significativas, respetar sus valores y riquezas propias (CT
53). En sintonía con este documento, el texto del Sínodo Extraordinario de 1985, dirá que:
“la inculturación es diversa de una simple adaptación exterior: ella significa una íntima
transformación de los auténticos valores culturales por su integración en el cristianismo y
un enraizamiento del cristianismo en las diversas culturas humanas”.21

En la Redemptoris Missio de 1990, se inicia un retroceso en su planteamiento. El acento
está en los excesos que habría que evitar. Es sintomática su insistencia en que no se
puede comprometer la especificidad e integridad de la fe, a la que se refiere como
depósito, así como su imposición del criterio: en comunión con la Iglesia universal,
además del de la compatibilidad con el evangelio (RM 53). Estos mismos criterios se
repetirán, aunque con otras palabras, en la Eclessia en África (1995), donde se indica que
no se debe quebrar ni el derecho divino ni la disciplina de la Iglesia (EAf 78); en la
Eclessia en América (1999), que muestra la ruptura entre evangelio y cultura con mayor
dramatismo; y en la Dominus Iesus (2000), que identifica la Iglesia universal con los
dicasterios romanos e interpreta la comunión como un acatar lo que viene de Roma. 22

En lo que respecta al magisterio de la Iglesia Latinoamericana, ni las Conferencias de Río
de Janeiro ni la de Medellín se ocupan de la inculturación del evangelio. Es en Puebla,
cuando ésta se rescata. Con el magisterio general de la Iglesia proclamado en la
Evangelii Nuntiandi, dirá que la inculturación no es una evangelización decorativa y
superficial de las culturas, sino que ha de penetrar hasta sus raíces (DP 388). La
encarnación de Jesucristo es su fundamento teológico (DP 394). Valora una nueva
sensibilidad cultural, en sintonía con la época emergente a partir de una concepción
dinámica de la cultura (DP 393). Afirma que entre nosotros estaban presentes las
simientes del Verbo antes de venir los misioneros (DP 401). Lo que busca la
evangelización es que las culturas se renueven, eleven y perfeccionen por la presencia
viva del Resucitado (DP 407).

La inculturación tendrá su más clara expresión teológica en el documento de Santo
Domingo. Temática, que es quizás el punto más novedoso de esta conferencia. Quiere
ser respuesta a la cultura de la imagen en que nos encontramos, para que el mensaje
evangélico sea expresión de Cristo. Relaciona evangelización, inculturación y promoción
humana, como los elementos inherentes de toda propuesta evangelizadora (SD 13cd),

20
   Cf. Mario da França Miranda, Inculturação da fé. Uma abordagem teológica, Loyola, São Paulo 2001, p.
30.
21
   Ibíd., p. 31.
22
   Cf. Faustino Teixeira, Inculturação da fé e pluralismo religioso, Op. Cit., p. 85-86.
rescatando una visión integral (SD 243). En sintonía con este presupuesto, se invita a los
misioneros a descubrir en las diferentes culturas y sociedades, los muchos valores del
Reino que ya están presentes antes del anuncio explícito del evangelio (Cf. SD 244-245).
La evangelización inculturada es la alternativa que se propone para la abrumadora
transformación cultural experimentada por América Latina (SD 230).

A diferencia de los anteriores documentos, que responsabilizaban a la curia romana de
este proceso, aquí se encarga fundamentalmente a las Iglesias particulares, como una
exigencia de la naturaleza misma de la propuesta evangelizadora (SD 55d). Ésta ha de
darse en todas las áreas de la vida humana (SD 256), y en todos los tipos de culturas: las
tradicionales y las más secularizadas, las indígenas y las afroamericanas (SD 30). Para
que dicho proceso ocurra, hemos de reservar un lugar privilegiado a la religiosidad
popular (Cf. SD 36). La preocupación no es tanto por lo que hay que evitar o por los
excesos, sino por la tarea pendiente, que toca todas las instancias de la vida eclesial: sus
estructuras, su organización ministerial, la liturgia, etc. (SD 43, 53, 248).

En el documento de Aparecida, la inculturación aparece nuevamente en un tono de
advertencia, y se entiende más que todo como la traducción de los textos litúrgicos y de la
Biblia a las lenguas vernáculas. Con lo que se reduce considerablemente su
interpretación (DA 94). Con clara referencias al discurso inaugural del papa Benedicto
XVI, el texto afirma algo que nos parece una manipulación del proceso de evangelización-
colonización que sufrieron nuestros pueblos cuando habla de la “acogida del evangelio”
por parte de los pueblos originarios y de los esclavos africanos (DA 4).

Como en muchos otros casos, se observa una Iglesia que es muy crítica con el mundo,
más no tanto al interior de sí misma. Juzga los procesos de imposición de una cultura
homogeneizante, la neoliberal globalizada, pero no dice nada del vínculo que se da entre
evangelización y la cultura occidental, que han de asumir los pueblos por ella misionados:
“Se verifica a nivel masivo una especie de nueva colonización cultural por la imposición de
culturas artificiales, despreciando las culturas locales y con tendencias a imponer una
cultura homogeneizadora en todos los sectores” (DA 46).

El texto de Aparecida, ve con buenos ojos los esfuerzos de inculturación litúrgica, que han
rescatado la dimensión más festiva de la fe cristiana, centrada en el misterio pascual, y el
crecimiento de una religiosidad popular, en la que se valora cada vez más la eucaristía y
la devoción mariana (Cf. DA 101). El documento nos advierte, que en la cultura actual
aparecen luces y sombras. Por un lado, es promotora de un pluralismo cultural y religioso,
que es positivo; mientras que por el otro, propaga una cultura globalizada, que erige el
individualismo como característica dominante, responsable por el relativismo ético y por la
crisis de la familia (DA 479). Compete a la Iglesia el papel de reorientar a sus fieles sobre
esta ambigüedad de la cultura actual (Cf. DA 480), porque es en ella donde hemos de
inculturar el evangelio (DA 479).

En la conferencia de Aparecida es donde la Iglesia latinoamericana aventura sus primeros
pasos en dirección a la interculturalidad, afianzada en las tímidas propuestas del actual
papa y su predecesor y en el reconocimiento de los indígenas y afroamericanos que se
inició en el documento de Santo Domingo. Ya, en el discurso inaugural, Benedicto XVI,
luego de una amonestación para que los pueblos latinoamericanos “no vuelvan atrás,” en
el sentido de retomar las religiones originarias, afirma que las culturas auténticas no están
encerradas en sí mismas, ni petrificadas en un determinado tiempo de la historia, sino que
buscan el encuentro con otras culturas, por lo cual han de abrirse al diálogo intercultural.23
La pena es que una frase tan actual, esté en el marco de una visión que a nuestro modo
de ver, contradice la relación intercultural y resta importancia a la que ha de darse entre
los pueblos originarios y el catolicismo.

El Documento de Aparecida, valora los afrodescendientes, que con sus luchas por la
recuperación de las identidades, de los derechos ciudadanos y contra el racismo,
constituyen una fuerza viva y son sujetos constructores de una nueva historia para
América Latina y el Caribe (Cf. DA 97). Constata que la exclusión social, económica,
política y cultural del continente tienen un fuerte tinte étnico, que los invisibiliza (Cf. DA 89-
90). Lo que exige que se potencien relaciones interculturales para una auténtica
reconfiguración de nuestra identidad: “De ese modo, descolonizar las mentes, el
conocimiento, recuperar la memoria histórica, fortalecer los espacios y relacionamientos
interculturales, son condiciones para la afirmación plena de la ciudadanía de estos
pueblos” (DA 96).

Esta conciencia es el punto de partida para un avance eclesial hacia la interculturalidad,
aunque no se escapan las advertencias, que evidencian una preocupación por controlar
este proceso:
        Como Iglesia que asume la causa de los pobres, estimulamos la participación de los
        indígenas y afroamericanos en la vida eclesial. Vemos con esperanza el proceso de
        interculturación discernido a la luz del magisterio. [ ] Nuestro servicio pastoral a la vida
        plena de los pueblos indígenas exige que anunciemos a Jesucristo y la Buena Nueva del
        Reino de Dios, denunciando las situaciones de pecado, las estructuras de muerte, la
        violencia y las injusticias internas y externas y fomentemos el diálogo intercultural,
        interreligioso y ecuménico (DA 94-95).

Como se ve, tanto Benedicto XVI como el magisterio latinoamericano empiezan a hablar
de la interculturalidad con mucha timidez y ambigüedad. Su posición no brota de un
radicalizar la inculturación. Sugieren el diálogo intercultural y no relaciones interculturales,
que interpretan en un sentido distinto a su trayectoria histórica. Así planteada,
sospechamos de esta propuesta, sin desistir de una auténtica transformación intercultural
de la evangelización, como la que proponemos a continuación.

b.      De la inculturación a la interculturalidad en la perspectiva de las CEBs:
La propuesta intercultural mantiene los mejores presupuestos de la teología de la
liberación, como se muestra en su crítica al multiculturalismo así como su replanteamiento
de las relaciones primer mundo/tercer mundo y norte/sur, desenmascarando el reverso de
la globalización, con énfasis en el problema del subdesarrollo y de las desigualdades
sociales.24

Entre los autores que ayudan a la construcción de este nuevo paradigma filosófico,
destaca la figura de Betancourt como uno de sus fundadores, además de darle cuerpo a
su conceptucalización. Este autor inicia su camino hacia la propuesta intercultural por el
carácter problemático de la categoría de inculturación, que se mantiene en una
perspectiva neocolonialista frente al necesario giro que exige la nueva constelación de
saberes y culturas que determinan nuestro mundo.

23
   Cf. Documento de Aparecida, Paulinas, São Paulo 2007, Discurso inaugurar del papa Benedicto XVI, p.
250.
24
   Cf. Edward Demenchonok, Diálogo intercultural y las controversias de la globalización, en Raúl Fornet-
Betancourt (Ed), Cultura y Poder. Op. Cit., p. 93-96.
Esta propuesta es una seria crítica a las políticas económicas excluyentes del
neoliberalismo, como reclamo del derecho de los pueblos a un mundo propio y a
desarrollarse a partir de sus posibilidades, valores y metas. Se considera que toda cultura
es una visión del mundo que tiene algo que decir a todos. Por lo que una propuesta
civilizatoria que se precie de seria, ha de tomar en cuenta la diversidad cultural, la
“pluralidad de visiones de mundo”, que se ha de articular interculturalmente.

Para Raúl Fornet-Betancourt, la interculturalidad más que una posición teórica o un
diálogo, es fundamentalmente una disposición, una experiencia y una actitud, que pone
de manifiesto que los seres humanos estamos interrelacionados y que somos diversos.
Esto supone un reaprendizaje relacional de nuestras propias referencias identitarias:
        interculturalidad quiere designar más bien aquella postura o disposición por la que el ser
        humano se capacita para [ ] y habitúa para vivir “sus” referencias identitarias en relación
                                                                                      25
        con los llamados “otros”, es decir, compartiéndolas en convivencia con ellos.

Para una transformación intercultural de la evangelización, es necesario superar el
paradigma misionero de la inculturación. Esto no significa un mero cambio de nombre,
sino una reedición del cristianismo que nos llegó occidentalizado. La inculturación ya no
responde al nuevo contexto ni tienen validez los principios y categorías antropológicas en
los que fue pensado. Hoy no sólo nos confrontamos con el dilema del colonialismo y la
necesidad de afirmar la diversidad cultural, sino que estamos frente a la urgencia de una
interrelación entre las culturas. Son muchos los autores que en una perspectiva liberadora
apuntan la necesidad de esta transformación. A continuación presentamos lo que al
respecto nos sugieren José Comblin, David J. Bosch, Luis Mujica Bermúdez, Johann
Baptist Metz y Raúl Fornet-Betancourt, por su vínculo con la teología de la liberación y
desde ella con la propuesta de las CEBs.

Para José Comblin, la inculturación parece ser un concepto muy ambiguo, usado lo
mismo por el papa, los conservadores, los progresistas, los teólogos de la liberación, los
romanos. Para él, esconde la nostalgia de la sociedad de cristiandad, en la que los
pueblos, más que al evangelio de Cristo, se convertían a la cultura helenística
occidental.26

David J. Bosch, aunque valora positivamente la inculturación, reconoce que también tiene
sus limitaciones, y que éstas no son superficiales. Para él, el evangelio no se debe
equiparar con las culturas, que no se han de destruir, pero tampoco absolutizar. La
inculturación esconde la idea de que la que se dio en Occidente no necesita renovarse,
aprisionando el evangelio en la cultura occidental, con todos los conflictos que esto trae
para su implementación.27

Luis Mujica Bermúdez,28 desenmascara las artimañas de la aculturación y la inculturación,
considerados axiomas inmutables, pero que esconden presupuestos implícitos, que
deben ser revisados: En la aculturación, el interventor se considera a sí mismo como
poseedor de la cultura y al otro como bárbaro, hombre natural, inferior o indio, que debe
25
   Raúl Fornet-Betancourt, Crítica intercultural de la filosofía latinoamericana actual, Op. Cit., p. 14-15.
26
   Cf. José Comblin, As aporias da inculturação, en Revista Eclesiástica Brasileira, 223 (1996) 671.
27
   Cf. David J. Bosch, Missão transformadora, mudança de paradigma na Teologia da Missão, Op. Cit., p.
543-544.
28
    Cf. Luis Mujica Bermúdez, Aculturación, inculturación e interculturalidad: Los supuestos en las
relaciones entre “unos” y “otros” Op. Cit. p. 55-61.
ser civilizado y exterminado si no se deja civilizar. La inculturación, supone un avance
significativo, pero el deseo de dominación persiste, aunque de forma menos obvia. La
relación sigue siendo asimétrica y el otro siempre será visto como un mejor de edad,
marginado o pobre, que necesita de la tutela del que ya ha madurado.

Para Johann Baptist Metz, la inculturación, en su identificación con la encarnación,
encierra un peligro teológico: “la idea de un cristianismo puro y desnudo que se iría
colocando distintos atuendos culturales sobre una identidad preestablecida al margen de
toda cultura histórica”.29 Lo cual nos impide dejar de ser una iglesia monocéntrica para
convertirnos en una iglesia policéntrica.

Raúl Fornet-Betancourt, nos dirá que si el cristianismo quiere estar a la altura de nuestra
época: tiene que tomar en serio el diálogo con la diversidad cultural y tiene que pasar del
paradigma de la inculturación al de la interculturalidad, como criterio orientador de su
misión.30 Según su opinión, siete son las razones que justifican este pasaje:31 La primera,
es que la inculturación todavía se maneja mediante una lógica sumamente agresiva: la
tradicional militancia misionera occidental. La segunda, es la objeción a la
instrumentalización de la pluralidad cultural, colocada al servicio de la “misión”. La
tercera, es que al hablar de encarnar la fe cristiana en las diversas culturas, supone una
visión metacultural o transcultural del mensaje cristiano. La cuarta, que brota de ésta, es
el peligro de la absolutización de la propia tradición y la relativización de las demás en
aras a esta idea de un núcleo transcultural. La quinta, es la cantidad de dogmas, que se
convierten en un peso que dificulta el diálogo con otras tradiciones religiosas y culturales.
La sexta, es la invitación a pasar del proceso encarnatorio del cristianismo, a uno de
interrelación, verdadero desafío que nos plantean la interreligiosidad y la interculturalidad.
La última, es que se acredita en un núcleo transcultural y en una visión estática de la
cultura, nacidos del peso de la formación eurocéntrica del cristianismo, que nos lleva a
confundir momentos específicos de su configuración con aquello que es universalizable.

En esta perspectiva, la interculturalidad viene a ser la consecuencia lógica y la
radicalización evangélica de la inculturación. El paso de una a otra ha de realizarse en
constante tensión dialéctica, como dos momentos indispensables de un solo proceso:
primero, el agente evangelizador ha de inculturarse; y segundo, abrirse a la experiencia
de una relación intercultural. Esto es muy propio del cristianismo: por su insustituible
identidad encarnada y su necesaria reencarnación en otras culturas, que ha de darse en
el diálogo de los sujetos que se mutuo enriquecen en el encuentro y la relación.

Para ello tenemos la tarea de repensar y reformular los objetivos y los métodos de la
misión cristiana. Lo cual inicia con la resignificación y reformulación de su lenguaje,
muchas veces arcaico y hermético. Como misión e interculturalidad no cuadran, por ser
contradictorios y mutuo excluyentes, este cambio pasa necesariamente por la sustitución
del concepto misión por el de evangelización. Con ello, conseguiríamos superar una
misión ligada a la conquista y expansión colonial de Occidente, mantener la identidad
originaria de este término, vinculado a la teología de la Trinidad y recuperar la

29
   Johann Baptist Metz, Hacia una Iglesia universal culturalmente policéntrica. La Iglesia Católica en La
actualidad, en Selecciones de Teología, 117 (1991) 65.
30
   Raúl Fornet-Batancourt, De la inculturación a la interculturalidad, en Juan José Tamayo y Raúl Fornet-
Batancourt (Eds), Interculturalidad, diálogo interreligioso y liberación, I simposio Internacional de Teología
intercultural e Interreligiosa de la liberación, Verbo Divino, Navarra 2005, p. 48-49.
31
   Raúl Fornet-Batancourt, De la inculturación a la interculturalidad, en Op. Cit., p. 48-54.
evangelización en el sentido amplio de la eclesiología del Concilio Ecuménico Vaticano II,
cuyas raíces bíblicas y teológicas, entendidas a la luz del actual contexto, constituyen un
horizonte para el callejón sin salida en el que nos encontramos.


4.         CARACTERÍSTICAS DE UNA EVANGELIZACIÓN INTERCULTURAL

                 Asumir la diversidad cultural, que es un imperativo del momento, envuelve superar los
               discursos que pretenden uniformar la cultura, con enfoques basados en modelos únicos
                                                                                             (DA 59).

En este apartado nos disponemos a delinear las principales características de una
evangelización intercultural para mostrar su sintonía con la propuesta liberadora de las
CEBs.

Con la Evangelii Nuntiandi, rescatamos que evangelizar es la razón de ser de la iglesia,
su gracia y su vocación más originaria, su identidad más profunda (EN 14). Es una tarea
compleja, rica y dinámica, que no se reduce al anuncio de Cristo, a la predicación, al
bautismo, la catequesis ni a los sacramentos (EN 17), que busca impactar todas las
dimensiones de la vida humana (EN 18), hasta entrar en las raíces de las personas y las
culturas, penetrando sus criterios de juicio, sus valores, sus centros de interés, sus líneas
de pensamiento, sus fuentes inspiradoras y sus modelos de vida (EN 19). Para ello, el
testimonio juega un papel importantísimo, como comprensión y acogida, comunión de
vida y destino con la humanidad (EN 21).

La evangelización es más que proselitismo, que la predicación de la segunda venida de
Jesús, que una proclamación verbal y que la extensión de la Iglesia. Ella es un convite
personal y contextual, es lucha por la justicia, que brota de la gratuidad de Dios, el sumo
bien y el amor total, en quien coinciden libertad y necesidad, gratuidad y obligación como
necesidad de gratuidad. Esto, porque aspira a la glorificación de Dios y la del pobre y a la
redención de las injusticias.

En la línea de la educación liberadora de Paulo Freire, no debemos evangelizar con los
métodos pedagógicos que llevan a la opresión. Ésta no es el acto de depositar, narrar,
transferir o transmitir conocimiento, doctrinas y valores, sino de establecer una relación
dialógica entre “evangelizando” y “evangelizador” (ambos sujetos), diciendo su propia
palabra. Nadie evangeliza a nadie y nadie se evangeliza solo, sino que todos juntos nos
mutuoevangelizamos. Por eso, no acontece de la noche a la mañana, sino que implica un
proceso que dura toda la vida; la nuestra y la de las comunidades humanas con las que
entramos en contacto.32

Evangelizar es compartir herramientas para juntos interpretar mejor el mundo,
sabiéndonos religados y mutuo implicados en la tarea de hacer la vida más plenamente
humana para todos y todas, incluida la propia creación. Para que esto se dé hace falta
una gran apertura de las culturas que entran en diálogo. “De quien emite el mensaje”, se
requiere la capacidad de reconocer que en el “otro” viven elementos que explican mejor el
cristianismo que en su cultura. “De quien lo recibe”, también ha de existir la disponibilidad
para ver que ese mensaje que se “trae”, sobre todo con el testimonio, contiene elementos
que elevarían su cultura.

32
     Paulo Freire, Pedagogia do oprimido, Paz e Terra, Rio de Janeiro 1987.
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Revista CEB_ enero 2013

  • 1. R E V I S T A CEB CONTINENTAL Número especial – Enero 20013: Artículos y Testimonios Publicación periódica de las Comunidades Eclesiales de Base del Continente Americano
  • 2. Contenido REVISTA CEB PRESENTACIÓN INTRODUCCIÓN PROCLAMA DEL ENCUENTRO. ARTICULOS: 1. Significado de la celebración del Encuentro en Centroamérica. – María Elena Sanabria 2. Una radiografía de los participantes – Socorro Martínez Maqueo, rscj 3. La inseguridad, rasgo esencial de la migración. - P. Ismael Moreno, S.J. 4. Las CEBs: Paradigma de la inculturación al de la interculturalidad. - Fr. Jit Manuel Castillo 5. Somos comunidad porque Dios es comunidad. Metáforas para un modelo eclesial comunitario y en equidad. – Aleyda Gómez 6. Jóvenes CEBs a nivel continental. - Natalie Parra Coloma 7. El ministerio de los profesionales en las CEBs. - Ana Laura Vulcano 8. El ministerio sacerdotal en las CEBs.- P. Juan Carlos Palacios 9. ¡Ecología en las CEBs, CEBs en la ecología! - Liz Maria da Silva Marques 10. El oficio divino en las CEBs de Brasil. - Mercedes de Budallés Diez 11. Articulación continental de las CEBs. – P. Benedito Ferraro 12. Las CEBs: la mejor síntesis entre el Vaticano II y la Teología latinoamericana de la liberación. - Sergio Ricardo Coutinho 13. Amenazas y formas de diluir las CEBs. – P. José Marins y Teolide Trevisan TESTIMONIOS: 1. Venidos para bien, para tramar el Reino de Dios. Edwin Miguel López González – El Salvador. 2. Trabajando por y con el mismo sentir. Fany Mercedes Feliz - República Dominicana. 3. Luchar juntos por la justicia y la paz. Hno. Francisco Ixtapa – Guatemala. 4. Evangelio Vivo. Gustavo Ramos García – El Salvador. 5. A ejemplo de las primeras Comunidades Cristianas. Hna. Lidia Mendoza Pérez - Bolivia. 6. Gotitas del Reino. Iturbide González – Panamá.
  • 3. 7. La acción profética de las comunidades ha construido su identidad. Hna. Leonízia Izabel da Silva – Brasil. A atuação profética das comunidades tem sua identidade construída. Hna. Leonízia Izabel da Silva – Brasil. 8. Las CEBs son expresión del proyecto comunitario de Jesús. Izalene Tiener – Brasil As CEBs são expressão do projeto comunitário de Jesus. Izalene Tiene – Brasil. 9. Un grito de Fe y Esperanza. José Rafael Alarcón – Venezuela. 10. Compartiendo con alegría lo vivido. Kora Martínez – Nicaragua. 11. “Iglesia” en primera persona. P. Mario Gazzola – Uruguay. 12. Todo el apoyo de un continente. Melecio Figueroa – México. 13. Capacidad de sanar los dolores del pueblo. Myrian Oyarzun – Uruguay. 14. La comunidad ha sido fundante en mi forma de ver el mundo. Natalie Parra Coloma – Chile. 15. Las CEBs de Haití, están presentes en América. Hna. Neuza Maria Lovis, ICM – Haití. As CEB no Haiti estão presente na América. Irmã Neuza Maria Lovis, ICM – Haití. 16. Han sobrevivido con valentía. María Eugenia Morales – Colombia. 17. Poder construir un mundo más inclusivo. Nicolás Valente – Argentina. 18. “Las CEBs no mueren, cada día resucitan”. María Olimpia Lara - Honduras. 19. CEBs, Savia nueva para la Iglesia. P. Héctor Donoso Lecaros - Chile 20. De fuentes o manantiales a ríos a mares. Estela Padilla – Filipinas. From SPRINGS to RIVERS to SEAS. Estela Padilla. Philippines. 21. Un movimiento del Espíritu encarnado en la realidad de hoy. Jenny Carolina Wilder. – Estados Unidos. Pertenece a la Iglesia “United Church of Christ”.
  • 4. Presentación Esta publicación está dedicada a compartir y difundir diversas reflexiones en relación al IX Encuentro Latinoamericano y Caribeño de CEBs, celebrado en San Pedro Sula, Honduras, del 16 al 21 de junio de 2012, no sólo a las comunidades del Continente, sino también a la Iglesia y sociedad en general. Las CEBs, desde 1980, realizan cada cuatro años encuentros a nivel latinoamericano y caribeño, con el fin de percibir el proceso continental, profundizar sobre aspectos de su misión, compartir y celebrar la vida, así como para asumir compromisos concretos derivados de la lectura de la realidad y de los procesos de las CEBs. Participan las delegaciones de cada país, conformadas por laicos y laicas, religiosas y religiosos, presbíteros y obispos. Además, invitados de otras iglesias y continentes. Este IX Encuentro de CEBs, es el primero que se realiza en la región Centroamericana y el trabajo estuvo orientado a: Compartir, evaluar, proyectar y celebrar el proceso de relanzamiento de las Comunidades Eclesiales de Base en el continente para continuar sembrando semillas y frutos de nueva sociedad e iglesia, como signos del Reino. Participaron 174 personas de 19 países del continente y una delegada de la región de Asia. En esta publicación encontraremos dos secciones: la primera, ARTÍCULOS, orientada a la reflexión y profundización de temas abordados durante el encuentro, sobre los cuales volvemos con el afán de fundamentar y analizar nuevos elementos. La segunda sección, TESTIMONIOS, donde encontramos la vivencia de algunos de los participantes y en ambos, la memoria del paso de Dios, que confirma este modo de ser Iglesia.
  • 5. Introducción Los encuentros latinoamericanos y caribeños de las CEBs son un espacio privilegiado para compartir y celebrar realidades, experiencias y logros, así como para articular procesos regionales. Un aporte fundamental para el caminar de las CEBs es el colocar los temas y acentos fundamentales para la misión en el hoy de la historia, que son del interés de las comunidades, con una perspectiva que supera la visión local y que permite visualizarlos en un contexto mucho más amplio. Los artículos que se presentan en este número están dedicados a retomar las temáticas del IX Encuentro Latinoamericano y Caribeño de CEBs. María Elena Sanabria, enlace nacional de El Salvador, nos revela las implicaciones que tuvieron como región sede del encuentro, primordialmente en lo que se refiere al avance en su proceso de articulación regional y el Significado del Encuentro en Centroamérica “ de reencuentro con aquellas personas y experiencias que mantenemos esa vivencia de CEBs, con un modelo de vida que entreteje la fe y la vida, preocupadas por los distintos acontecimientos socio económico políticos y encarnando el Evangelio en esta realidad, siendo siempre el centro de nuestra mística la construcción del Reino de Dios y estando animados por el testimonio de los mártires”. Socorro Martínez M., responsable del equipo de servicio continental, asesora de CEBs nos muestra Una radiografía de las Comunidades Eclesiales de Base desde el encuentro continental en Honduras 2012, que reunió a delegados de CEBs de todas partes del Continente. La diversidad de culturas, edades, servicios y realidades hizo que la experiencia de hermandad se enriqueciera y se fortaleciera la identidad comunitaria. Detenemos la mirada en el país anfitrión del encuentro. Para ello, el P. Ismael Moreno, S.J., Director de Radio Progreso en Honduras, despliega un aspecto de suma importancia de la realidad hondureña, con su artículo La inseguridad, rasgo esencial de la Migración. El fenómeno de la migración es un asunto que resulta de la inseguridad humana y, como resultado, de ausencia de políticas públicas que den seguridad a los ciudadanos. Si bien se aborda desde las peculiaridades locales, nos abre a lo que parece ser una de las principales problemáticas del mundo globalizado. Otros aspectos que permiten hablar de un cambio de época son aquellos que caracterizan a nuestra sociedad actual: ser postmoderna, plural, multicultural y multiétnica. Fr. Jit Manuel Castillo, Asesor de CEBs República Dominicana, sugiere en su artículo Las CEBs: Paradigma de la inculturación al de la interculturalidad, que nuestras CEBs pasen de la inculturación a una propuesta evangelizadora intercultural, con el propósito de colocarnos a la altura de nuestro tiempo. Actualmente las reivindicaciones de género en todos los espacios de la sociedad se hacen presentes, Aleyda Gómez, Asesora CEBs Colombia, y Coordinadora de la escuela virtual Oscar Arnulfo Romero de las CEBs Continental, nos brinda en su artículo Somos comunidad porque Dios es comunidad. Metáforas para un modelo eclesial comunitario y en equidad, un acercamiento y reflexión sobre este tema y nos recuerda que “ en Dios no hay jerarquías, ni subordinaciones, ni exclusiones, sino honda
  • 6. alteridad; es por eso que podemos apostarle nosotros y nosotras a ser comunidades de personas en equidad de género, en comunión de vida, en relaciones alternativas a un mundo patriarcal, machista o sexista que establece un orden social y eclesial desigual con seres de primera y seres de segunda”. El Encuentro contó con una significativa participación de jóvenes en CEBs, Natalie Parra Coloma, animadora juvenil parroquial y parte del Equipo de formación de la Vicaría Zona Sur, Santiago, Chile, nos introduce a la experiencia de Jóvenes CEBs a nivel continental: “ nos desafiamos para construir juntos y juntas la Iglesia latinoamericana, de la mano de quienes han marcado rutas en los años anteriores. Mamamos, como nos dirán nuestros hermanos y hermanas argentinas, de su experiencia para revitalizar e impulsar nuestro caminar”. Al interior de las comunidades hay personas que son profesionistas, que cuentan con estudios en diversas disciplinas, Ana Laura Vulcano, abogada de profesión, Delegada diocesana de CEBs del Sur de Mar del Plata y delegada al Equipo Nacional de CEBs, nos atestigua cómo ejercer su ministerio en el artículo: El ministerio de los profesionales en las CEBs, nos exterioriza su aprendizaje: “ tejiendo nuestros saberes con otros y otras, nos ubicamos de otra manera, nos permite descubrir inmensas riquezas en aquellos que no pasaron por los claustros, pero que nos enriquecen enormemente, haciendo entre todos y todas una construcción colectiva de conocimiento”. El servicio y testimonio de los sacerdotes es muy apreciado en la vida de la comunidad, el P. Juan Carlos Palacios, de la Diócesis de San Pedro Apóstol, en Paraguay y asesor de CEBs, plasma en su artículo El ministerio sacerdotal en las CEBs algunas reflexiones desde su experiencia como sacerdote en y con las CEBs: Hoy en nuestras comunidades es necesario el testimonio sencillo pero decidido de los sacerdotes y obispos. Necesitamos vivir y testimoniar: desprendimiento y solidaridad, pasión por los derechos humanos, por la verdad y la libertad, compromiso firme con la justicia y la liberación de toda esclavitud y discriminación social, cultural y religiosa”. La situación de emergencia ecológica por la que atraviesa el planeta como consecuencia del modelo dominante de producción y consumo, nos incumbe resolverla a todos sin excepción. Liz Maria da Silva Marques, de la articulación de CEBs de Sao Paulo y miembro del equipo Ampliada Nacional de CEBs Brasil, en su artículo ¡Ecología en las CEBs, CEBs en la ecología! expone esta problemática y los compromisos que como CEBs asumimos, teniendo en cuenta que “Los límites de la TIERRA son los límites de la VIDA. Los límites de la VIDA son los límites de la TIERRA”. Mercedes de Budallés Diez, asesora nacional CEBs Brasil, comparte una forma de oración que ha sido adaptada a las comunidades, El oficio Divino en las CEBs de Brasil. Esta experiencia es un ejemplo de la profundidad y creatividad de las oraciones de las CEBs, que surgen como parte de un proceso de inculturación y adaptación a la oración de los pobres y donde confirman el compromiso con el Dios de la vida. El P. Benedito Ferraro, asesor del Equipo Ampliada Nacional de las CEBs de Brasil y parte del grupo de Asesores de la Articulación Continental de CEBs, en su artículo presenta y fundamenta el servicio de Articulación Continental de las CEBs. En su aporte, ubica a la articulación como “ una responsabilidad conjunta (co-responsabilidad) que complementa las iglesias locales dentro de la más grande de un país o un continente, en relación con el Reino de Dios, a la misión que atraviesa los espacios cerrados por la
  • 7. estructura oficial de la Iglesia”. Al mismo tiempo, valora el desempeño de la Articulación Continental de las CEBs como efectivo y sólido, en comunión con las articulaciones regionales y locales y manifiesta la relación de acogida respetuosa con las Iglesias de África, Asia y Europa. En el artículo de Sergio Ricardo Coutinho, presidente del Centro de Estudios de Historia de la Iglesia en América Latina (CEHILA-Brasil) y asesor de la Comisión Episcopal Pastoral para el Laicado de la Conferencia Nacional de los Obispos del Brasil (CNBB), Las CEBs: la mejor síntesis entre el Vaticano II y la Teología latinoamericana de la liberación, el autor realiza un recorrido por las experiencias eclesiales que en el continente han prevalecido, caracterizadas por una intensa práctica popular del catolicismo, viendo en ellas el antecedente de las CEBs y de los elementos fundamentales para la futura sistematización de la Teología de la Liberación. El equipo itinerante P. José Marins y Teolide Trevisan de Brasil, que cuentan con años de experiencia e itinerancia misionera en el servicio de formación a las CEBs en el continente americano y más allá de éste, nos presenta las Amenazas y las formas de diluir a las CEBs, que constantemente viven las comunidades. “Es decisivo evaluar si las amenazas e intentos de diluirlas están debilitando su voz profética y responsabilidad de ser célula inicial de estructuración eclesial, señal y primicia del Reino”. Iniciamos este número compartiendo la Proclama del encuentro en la que están la mística vivida y los compromisos adquiridos.
  • 8. Proclama del IX Encuentro Latinoamericano y Caribeño de CEBs. Del 16 al 21 de junio del 2012. San Pedro Sula, Honduras “De lo más profundo de todo aquel que crea en mí brotarán ríos de agua viva” (Jn. 7,38) En el contexto del 50 aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, de los 44 años de la 2ª conferencia Episcopal latinoamericana de Medellín, los 180 participantes en el IX Encuentro Latinoamericano y Caribeño de las Comunidades Eclesiales de Base, desde San Pedro Sula, Honduras enviamos un saludo fraterno a las hermanas y hermanos de los 17 países de América Latina y del Caribe, de EEUU y Filipinas, representados en este Encuentro. Con gran preocupación constatamos, una vez más, que en nuestros países continúa dominando el sistema neoliberal autoritario que expande la criminalidad, la desigualdad económica y social, destruyendo la vida de millones de personas y la creación; que son países productores y consumidores de droga, en los que el crimen organizado crea inseguridad creciente y ha llegado a controlar territorios. Viven el problema de la migración. Hay un deterioro creciente del medio ambiente, por la explotación irracional de los recursos naturales. Sin embargo, los movimientos sociales emergentes y en algunos lugares, la misma sociedad civil están presionando para que esta situación cambie y crean propuestas alternativas. Ante esta realidad de muerte, nos anima la esperanza, en una sociedad que defienda y promueva la vida digna y que ya se hace realidad en hechos pequeños o grandes articulados. Jesús es el Agua que se convierte en nuestro interior en un manantial de Agua viva (Cf. Jn4, 14). Las Comunidades Eclesiales de Base son así fuente de la cual brota Agua viva. Ellas como el Agua, dan vida, son fuente de energía para enfrentar las dificultades que se presentan en el cumplimiento de la tarea de contribuir para que el Reino de Dios acontezca ya desde este mundo, ellas, como el agua, son discretas, no se hacen notar, pero están presentes, acumulan fuerza y ellas purifican. Ellas tienen su raíz en Jesús, el Evangelio de la vida. Como El, viven y sienten el dolor de los empobrecidos; como él anuncian la buena nueva a los pobres, la liberación a los oprimidos, dan luz a los ciegos, y anuncian el año de Gracia del Señor (Cf. Lc. 4, 18-19). Como él, las CEBs sanan a los enfermos, hacen caminar a los paralíticos, hacen oír el clamor de los pobres, resucitan a los que tienen muerta la esperanza (Cf. Mt.9, 35-36). Ellas unen la fe con la vida, porque son lugar de encuentro con Dios y con los hermanos y hermanas, de encuentro con el perdón de Dios y donde se comparte el Pan de la Palabra, de la Eucaristía y el pan que nos hermana; en ellas se vive y profundiza la espiritualidad de Jesús y su propuesta de su Reino y la mística. Buscan incidir en la economía del mercado total con la gratuidad, en la exclusión con la proximidad y en la corrupción con la ética de la honestidad y del servicio.
  • 9. Ellas son expresión del proyecto comunitario de Jesús, que se esfuerzan por vivir su identidad de Iglesia, ahí donde el Pueblo se juega la vida. Son Comunidades ecológicas, que por ser comunidad y por tener hambre de Pan y no de Oro, se esfuerzan por convertir este modelo de desarrollo basado en el hambre de oro, de explotación de la persona humana y de la naturaleza, en un modelo fundado en la dignidad de la persona y en el amor. El relanzamiento que iniciamos en el VIII Encuentro en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, ha tenido resultados positivos en la formación, en la articulación, en la reanimación de las Comunidades de Base, que se habían perdido o estaban en las catacumbas, y en la apertura y participación en luchas y movimientos sociales. La presencia y participación de los jóvenes en este IX Encuentro ha sido muy significativa y esperanzadora, y son una interpelación a nuestro caminar. De igual forma, la participación de calidad y más propositiva de la mujer ha sido notable. Nuestra espiritualidad se enriqueció con los momentos de oración, enraizada en la pluriculturalidad de nuestros pueblos, que nos coloca ante el desafío de una propuesta evangelizadora intercultural. Asumimos en este Encuentro los compromisos de: 1. Fortalecer y consolidar los logros alcanzados por el relanzamiento de las CEBs. 2. Acompañar los procesos de CEBs de manera estratégica, haciendo uso de los más diversos medios tecnológicos y presenciales, para una mejor proyección e incidencia. 3. Asumir nuestro ser ecológico como tarea prioritaria, conscientes de su conflictividad y la conversión que implica. 4. Continuar fortaleciendo la pertenencia de los jóvenes a esta manera de ser iglesia y que ella sea el espacio para alimentar su fe y compromiso, su creatividad y expresiones propias. 5. Ante el cierre de fronteras a los migrantes, la violencia y discriminación y la violación de sus derechos humanos más fundamentales, queremos ser solidarios con ellos siendo comunidades que incluyen, apoyan y denuncian los atropellos a que son expuestos. Queremos terminar esta proclama rogando al Padre-Madre de todos y todas, a Jesús, el fundamento de nuestras Iglesias, y al Espíritu, nuestra fortaleza: Padre, no queremos que el viento sople más fuerte en nuestras casas y apague la vela de la esperanza en un futuro cada vez más incierto; queremos el fuego fuerte de tu Espíritu, que siempre venza. No queremos seguir trabajando de sol a sol, para que el amo se quede con nuestro sudor, con nuestra comida, con nuestro dinero, con nuestro esfuerzo. Queremos dignidad para luchar por lo nuestro.
  • 10. Seguiremos clamando que Tú ves el sufrimiento de tus hijos e hijas y que has bajado para liberarlos. Tu cuerpo, nuestro cuerpo, Señor Jesús, ha de tener los ojos profundos, imperturbables, serenos, acusadores y consoladores de Oscar Romero y las hermanas Maryknoll: Dorothy Kazel, Jean Donovan, Carla Piette, Ita Ford y Maura Clarke. Tu cuerpo, nuestro cuerpo, hade ser radicalmente fiel como Francisco de Asís y las hermanas Alice Domon, Léonie Duquet y Yolanda Cerón. Tu cuerpo nuestro cuerpo, pretende ser incansable y fuerte, como lo fue fray Bartolomé de Las Casas y Margarita María Alves. Tu cuerpo, nuestro cuerpo ha de ser cercano como lo fue con los indígenas, Mons. Leónidas Proaño y la hermana María Correa. Tu cuerpo, nuestro cuerpo, Ha de exhalar el hambre de verdad, que desprendía Mons. Gerardi y Marianela García Tu cuerpo, nuestro cuerpo, ha de ser testimonio firme y consecuente como Lo fue el obispo Angelelli y la hermana Silvia Maribel Arriola1. Señora de la esperanza, sostén el ritmo de nuestra espera en el Reino que ya despunta en nuestra América Latina. LOS PARTICIPANTES AL IX ENCUENTRO LATINOAMERICANO DE CEBS. Oscar Romero: Su fidelidad insobornable al evangelio le llevó a una muerte martirial el 24 de marzo de 1980, arzobispo de San Salvador, El Salvador, profeta y mártir. Las hermanas Maryknoll: Dorothy Kazel, Jean Donovan, Carla Piette, Ita Ford y Maura Clarke. Secuestro, violación y asesinato de tres religiosas y una seglar en El Salvador: el 2 de diciembre de 1980. Francisco de Asís De ser hijo de un rico comerciante de la ciudad en su juventud, pasó a vivir bajo la más estricta pobreza y observancia de los Evangelios. Su vida religiosa fue austera y simple, por lo que animaba a sus seguidores a hacerlo de igual manera. Muere el 3 de octubre de 1226. Alice Domon, Léonie Duquet: Religiosas, y sus compañeras, mártires de la solidaridad con los familiares de desaparecidos políticos en Argentina. Detenidas y asesinadas el 8 de diciembre de 1977. 1 RODRIGUEZ MARTIN J. R. Cuerpo humano, Lectura martirial de 1 Cor 12,12. www.servicioskoinonia/org/martirologio/textos/cuerpo.htm
  • 11. Yolanda Cerón: Muere asesinada el 19 de septiembre de 2001. Religiosa de la Congregación de la Compañía de María, acompañaba a comunidades indígenas y afrocolombianas y realizaba una labor de denuncia permanente sobre la grave situación de los derechos humanos de la región, comprometida por la paz y la justicia en Colombia. Fray Bartolomé de las Casas: muere el 17 de julio de 1566, fue un fraile dominico español, cronista, teólogo, obispo de Chiapas, México, filósofo, jurista y apologista de los indígenas. Le fue otorgado el título de "Protector de los indios". Margarita María Alves: muere asesinada el 12 de agosto de 1983, presidenta del Sindicato Rural de Alagoa Gande, Paraíba, Brasil, mártir de la lucha por la tierra. Mons. Leónidas Proaño: Muere el 31 de agosto de 1988, «obispo de los indios», en Riobamba, Ecuador. María Correa: muere el 30 de Mayo de 1994 Religiosa, hermana de los indígenas mby'a, y profeta de la denuncia en su tierra paraguaya Mons. Gerardi: Obispo guatemalteco, asesinado el 26 de abril de 1998, el símbolo de la conflictividad que conlleva la lucha por la pervivencia de la memoria de los genocidios Marianela García Villas: muere el 14 de marzo de 1983 asesinada junto con veintinueve campesinos y campesinas en Guazapa. Abogada de los pobres, fundadora de la Comisión de DDHH de El Salvador, mártir de la justicia. Obispo Enrique Angelelli: Obispo de La Rioja, mártir, asesinado con un accidente provocado el 4 de agosto de 1976. Comprometido con la causa de los pobres. Silvia Maribel Arriola: Enfermera, primera religiosa mártir en un frente de combate, acompañando al pueblo salvadoreño. Es asesinada el 17 de Enero de 1981.
  • 13. Significado de la celebración del Encuentro en Centroamérica María Elena Sanabria Enlace Nacional CEBs El Salvador El Salvador Centroamérica, el subcontinente que conecta con América del Norte y América del Sur, es considerada como una de las zonas más violentas del mundo, donde los países de la región son víctimas de la actividad ilícita como el narcotráfico, las maras y pandillas. Sin embargo, frente a lo que en los medios de comunicación de la burocracia privada se dice con mayor énfasis sobre Centro América, también vemos una región rica en “experiencia de Dios”, caracterizada por grandes valores e ideales, luchas y esperanzas inquebrantables de hombres y mujeres que trabajan desde: las CEBs, el movimiento popular, las cooperativas, el movimiento estudiantil universitario, los grupos de mujeres, la defensa de nuestra madre tierra y muchos otros, con una mística heredada por héroes y mártires que animan el proyecto de levantar vida y esperanza por los caminos de Centro América como Monseñor Romero, Monseñor Gerardi, Héctor Gallego, César Augusto Sandino, otros y otras, cuyos testimonios de vida, nos ratifican que otro mundo es posible y cuyo ejemplo sigue siendo semilla de nuevos y comprometidos cristianos. Es por lo anteriormente señalado que desde el 2008 durante el VIII Encuentro Latinoamericano y Caribeño de CEBs realizado en Santa Cruz, Bolivia se pusieron los ojos en Centro América para realizar el IX Encuentro en Honduras; la alegría, el entusiasmo, los retos, las reflexiones y los desafíos marcaron nuestro caminar centroamericano hacia el 2012. El desafío era asumir como Centro América un encuentro que brinda cada cuatro años la posibilidad de hermanarnos continentalmente, de sentirnos una Patria Grande, más allá de las fronteras y tener como referente nuestras culturas. Por eso, la preparación significaría para Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Honduras y Panamá, primordialmente un proceso de Articulación Regional. Proceso de Articulación Latinoamericana. Por tal razón, del 08 al 11 de julio de 2010, realizamos en Tocoa, Trujillo, Honduras nuestro II Encuentro Regional Centroamericano de CEBs con el tema: Relanzamiento y Articulación de las Comunidades Eclesiales de Base, para proteger, cuidar y luchar por una vida digna, y con el lema: Por el clamor de nuestros pueblos nos relanzamos hacia un nuevo Pentecostés. Todo esto con la finalidad de fortalecer la articulación a nivel de Centro América desde nuestra identidad y espiritualidad, conocer solidariamente la situación de las comunidades de Honduras a un año del golpe de estado y prepararnos con las condiciones necesarias para el Encuentro Latinoamericano y Caribeño. Fueron cuatro días que, ante la crisis que genera la realidad de nuestros países, compartir experiencias, reflexionar y definir como centroamericanos de CEBs las bases, desde los valores del Reino para la transformación a una vida más digna, unificar y fortalecer los diferentes esfuerzos existentes para dar respuestas concretas a los clamores de nuestros pueblos. Visión que nos acompañaría como Región hacia el 2013,
  • 14. cuando realicemos en Guatemala nuestro III Encuentro Regional Centroamericano de CEBs. Pero antes, tendríamos el desafío de organizar logísticamente el Encuentro Latinoamericano, lo que implicaba suscitar las condiciones que garantizaran local adecuado, hospedaje, comida, buses, aeropuerto, comisiones, para el aproximado de 200 participantes de América Latina y El Caribe. Ciertamente que todo lo práctico recaía sobre la sede de Honduras, pero como países hermanos queríamos integrarnos a toda la preparación, por lo que los diferentes enlaces y/o articuladores de país mantuvimos comunicación vía e-mail, conferencias vía skype y dos reuniones anuales: el 19 de enero de 2011 y el 18 de enero de 2012, en la Casa de la Juventud en Managua, Nicaragua para vivir y compartir nuestros esfuerzos de CEBs y discutir los avances, compromisos y acuerdos que teníamos como Centro América de cara al IX Encuentro en coordinación con Socorro Martínez. En este sentido, el primer sentir de estar reuniones anuales regionales, ha sido el compartir como hermanos y hermanas fortalezas, avances y limitantes en nuestro caminar como CEBs, y como irnos acompañando y motivando como región: recoger, inspirar y dar. Una segunda idea era preparar la logística para el IX Encuentro Latinoamericano y Caribeño de CEBs, teniendo como primer acuerdo -desde la misma imposibilidad que como países tenemos económicamente- autofinanciar como Centro América el Encuentro, a lo que se sumaría un costo por inscripción de cada participante. A nivel regional el mayor aporte económico fue asumido por Honduras, con aportes mínimos pero no menos importantes, de Guatemala, Nicaragua, El Salvador y Panamá, donde las CEBs de forma creativa recolectaron recursos dentro de sus comunidades para que entre todos y todas fuéramos construyendo el IX Encuentro Latinoamericano, garantizando a la vez la movilización y participación de sus respectivas delegaciones. Este ejercicio nos ha llevado a no perder de vista la autonomía financiera que como CEBs vamos teniendo o debemos tener para el desarrollo de nuestros encuentros y/o actividades; ha sido un avance significativo para generar mayor autonomía y fuerza. Sin haberlo propuesto, con los pre encuentros centroamericanos, estábamos gestando un proceso de “Articulación Regional” motivándonos con el Relanzamiento, y fortaleciendo la comunicación y el intercambio de experiencias, no solo a través de los encuentros anuales de los enlaces antes mencionados, sino también a partir de la presencia de delegaciones de los países centroamericanos en los encuentros nacionales organizados también por Guatemala y Nicaragua. Sin embargo, aún nos falta la incorporación de Costa Rica, con intentos anteriores de contactos fallidos, pero que aún continuamos buscando. De esta manera, llegábamos al IX Encuentro, con una participación aproximada de 80 participantes por la región. Ya se imaginarán lo que significaron en algunos momentos las reuniones como Centro América, sin embargo, la cantidad no opacó el espíritu del re encuentro, del compartir, del reflexionar y vivir juntos la experiencia de iglesia sencilla. Ratificamos nuestras coincidencias esperanzadoras y enriquecedoras como países de la región: memoria martirial, diversidad cultural, espíritu de lucha, de resistencia frente a los megaproyectos de muerte (minería, represas ), de movernos en minoría, de reproyectar
  • 15. continuamente las formas de vivir el Reino de Dios, aquí y ahora, de lucha por la liberación de las potencialidades de la vida, de entretejido con la iglesia de América Latina; pero también encontramos coincidencias que nos duelen como la desigualdad social, los índices de criminalidad más altos de la historia, la crisis climática, la migración, las drogas, el proceso de militarización en la región.. Toda una realidad que necesita de la lucha activa de cada uno de nosotros y nosotras con los valores e ideales de Jesús, de ser esa presencia de Jesús hoy. Ha significado para Centro América reencontrarnos con experiencias, con hombres y mujeres que mantenemos una vivencia de CEBs, con un modelo de vida que entreteje la fe y la vida, preocupadas por los distintos acontecimientos socio económico políticos y encarnando el evangelio en esta realidad, siendo siempre el centro de nuestra mística la construcción del Reino de Dios. Cierro este compartir de lo que ha significado el IX Encuentro Latinoamericano y Caribeño de CEBs en Centro América, con la canción creada por un animador de la CEBs Pueblo de Dios en Camino de El Salvador: Encuentro Venimos a tu encuentro en ésta tierra de historia pintada por Misquitos, Lencas y Tolupanes; Garifunas y Chortis, Payas y Tawahcas, que se unen a nosotros como hilos de una hamaca. Coro: Se alegra la orquídea que expande sus olores; recibe a nuestra gente con sus bellos colores. Se escucha al Guacamayo que canta en la sierra, se escucha a Lempira: bienvenidos a ésta tierra. Venimos con abrazos como el sol de un mañana, se estrecha la cultura de nuestra Pacha Mama. No existen las fronteras somos un solo pueblo. Que hoy se une con sus manos, con rumbo a un mundo nuevo. Somos comunidades conscientes de la historia, camina con nosotros Jesús en la memoria. En nuestro compromiso marchamos firmemente, la sangre de los mártires aquí se hace presente. Se une nuestra sangre, igual nuestras visiones, llenamos la vasija para nuestras misiones. Creemos que mañana continuara la historia, sembrando la semilla no muere la memoria.
  • 16. Una Radiografía de las Comunidades Eclesiales de Base desde el Encuentro Continental en Honduras 2012 Socorro Martínez Maqueo, rscj Responsable del equipo de servicio continental, Asesora de CEBs Del 16 al 21 de junio celebramos el IX Encuentro Continental de las Comunidades Eclesiales de Base, dato ya en sí significativo porque desde 1984 se han realizado cada cuatro años, de forma ininterrumpida. Esto nos dice que hay una fuerte motivación para ahorrar, prepararse, elegir a sus delegaciones y movilizarse para intercambiar, celebrar, relacionarse, aprender, analizar juntos y tomar acuerdos para continuar el proceso; es un signo inequívoco de que esta manera de ser iglesia ¡está viva! Nos encontramos en Honduras, región Centroamérica Por vez primera el Encuentro Continental se realizó en un país centroamericano, hecho que refleja que las CEB siguen firmes en ser pobres y estar comprometidas con su causa porque si bien en todos los países hay dificultades esta región está sacudida por la violencia y la impunidad. Algunos rasgos tomados de la exposición del Padre Melo: • Índices de criminalidad más altos de la historia. • Desigualdad social, concentración de riquezas, drogas y armas. • Países productores, de tránsito y consumidores de drogas. • Guerras civiles dejaron las condiciones para la violencia criminal organizada. • Corredor migratorio más importante del mundo. No se trata ahora de hacer un análisis de la realidad sino de ubicar el lugar donde se desarrolló el encuentro. Sin desconocer este contexto tuvimos oportunidad, como parte del programa de salir a visitar cuatro lugares y experiencias y así pudimos ver la “otra cara” la de su gente alegre y acogedora, luchadora, joven; seguramente es representativa de la mayoría de la población pero ésta difícilmente aparece en los medios de comunicación. Es ahí en estos contextos de cizaña y trigo en las periferias y en las poblaciones rurales pobres en donde surgen y se desarrollan las CEB, creando espacios de vida digna. Lo intergeneracional Pareciera que hoy los jóvenes y mayores no fueran en nada compatibles por sus intereses tan diferentes en este mundo que hoy corre a una velocidad antes no experimentada, suscitando cambios vertiginosos; sin embargo resultó muy estimulante el intercambio entre las diversas generaciones que conforman esta expresión eclesial. La fuerza movilizadora del Reino de Dios unifica el caminar; sus actividades, expresiones, símbolos, retos son muy diferentes pero la mirada está fija en lo mismo: el proyecto de Jesús-el Reino. El grueso de los asistentes dio un promedio de 46 años, mientras que el de los jóvenes presentes (considerando a los menores de 30 años) dio un promedio de 25 años. Los mismos jóvenes pidieron y valoraron el ser parte de un único proceso, y, si bien, en ocasiones tener espacios propios, no desligarlos del proceso general junto con los adultos. Lo lindo es que entre las diferentes generaciones desde 82 años (una persona en el encuentro hasta una de 19) formamos y vivimos la comunidad.
  • 17. Sin duda, seguimos teniendo el reto de rejuvenecer a las CEB y es parte del relanzamiento de las mismas. Tenemos una franja minoritaria de entre 10 a 12% de jóvenes (no adolescentes) que tiene un aporte significativo y dinamizador. Experiencia de caminar en CEB Tuvimos la bendición de que el Equipo Marins, gran impulsor de este modelo de iglesia estuviera presente, así como muchos otros que tienen una larga trayectoria y compromiso; también estuvieron aquellos que llevan un número considerablemente menor y que van renovando los procesos en sus países y fortalecen así lo continental. El siguiente cuadro está incompleto porque participamos 174 y aquí únicamente aparecen 152; esto se debe a que ya no pudimos registrar a los que se inscribieron tarde, pero de cualquier manera es bastante indicativo. Años en CEB Número de Participantes De 3 a 10 años 51 De 11 a 15 años 19 De 16 a 20 27 De 21 a 25 14 De 26 y más 41 Como se puede observar entre los más recientes de 3 a 10 años y los más antiguos son los que ocupan el mayor número de delegados equilibrando y nutriéndose unos de otros, desde los primeros pasos hasta un camino recorrido lleno de experiencia. Podemos observar que hay una consistente representación entre los 11 a 20 años. También tuvimos en cuenta la equidad de género y participaron 98 varones y 76 mujeres. Es un dato a tener en cuenta pues si bien no es demasiada la diferencia es de tomar en cuenta que las comunidades de base están en un 70% conformada por mujeres y sigue siendo una realidad que en los eventos suele haber un mayor número de varones. Diversidad de saberes En las CEB se da un auténtico compartir de saberes; de acuerdo a la educación popular todos tenemos saberes, muy diferentes unos de otros y nos enriquecemos mutuamente al ponerlos en común. Mucho puede saber académicamente un catedrático pero difícilmente le dará cátedra a un experimentado agricultor. En el encuentro esto se hizo evidente y así sucede en la vida de las CEB a lo largo y ancho del continente. Tuvimos: Amas de casa, párrocos, abogadas, docentes y profesores de distintos niveles y materias, diseñador gráfico, pastoralistas, trabajadores sociales, asistente financiero, técnica en educación popular, misioneros/as, teólogos/as, administrador de empresa de economía solidaria, agricultores, empleado en librería comunitaria, comunicadores populares, enfermera, mecánico soldador, estudiantes, técnico bilingüe, profesor en alfarería, periodista, operario de máquina de calzado, comerciante, técnico en teología, perito mercantil, contadora, secretaria bilingüe, mecánico industrial, pedagoga, educadora social, organizadora comunitaria, masajista, filósofo, entre otros.
  • 18. Contamos los saberes propios del oficio de cada uno y aquellos adquiridos en las CEB y mencionamos algunos: Animación - Equipos Nacionales de Animación - Animador Zonal - Coordinadores de Parroquia e interparroquial; - Representantes ante el Consejo Parroquial Equipo Pastoral de la Parroquia - Coordinador de la formación de laicos en la diócesis - Coordinador del equipo nacional de jóvenes en CEB - Coordinación de la mesa de pastoral –Nicaragua - Animación a través del canto; Enseñanza de la guitarra básica; del deporte - Elaboración de temas de formación; - Animador del equipo de pastoral bíblica con los celebradores de la Palabra - Animación de las CEB en diferentes diócesis del Estado (Estados Unidos) - Animadora del grupo base - Equipo de liturgia - Párrocos - Catequistas - Misioneros/as; Equipo misionero de relanzamiento Articulación - Articuladores regionales del continente - Articuladores de cada país de la Articulación Continental - Articuladores nacionales - Coordinadores regionales en su país - Contacto o enlace de los jóvenes de CEB en su país - Articulación de las comunidades a nivel parroquial - Secretario ejecutivo de coordinación nacional desde noviembre 2011. - Secretaria General de la Oficina de CEBs Guatemala Coordinadora del Equipo Facilitador de Formación Nacional Formación y Capacitación: Escuela bíblica - Coordinadores de la escuela bíblica Mons. E. Angelelli - Creación de las Escuelas Bíblicas para la formación permanente. - Coordinación escuela virtual Mons. Romero - Tutores virtuales de la escuela Mons. Oscar A. Romero - Formación y acompañamiento a las parroquias en CEB - Equipo de formación de las comunidades - Formación de Animadores –animadoras - Formación de iniciación a nuevos jóvenes - Animador y facilitador en la escuela de formación - Formador de Animadores - Acompañante a nivel nacional, facilitador, productor de materiales escritos y audiovisuales. - Coordinadora nacional de la formación Asesores/as: - Asesores diocesanos y regionales, arquidiocesano
  • 19. - Asesores de equipos regionales y nacionales - Asesora Continental por el Cono Sur para los Jóvenes - Representante del Vicariato - Asesores de la articulación continental - Responsable de la Secretaría Nacional de CEB - Responsable de consultoría y asesoría hacia el 13 intereclesial de Brasil - Acompañamiento a las comunidades en parroquia, sectores, región - Equipo de reflexión departamento de comunidades Vicaria Zona oeste del Arzobispado de Santiago, - Coanimador regional de Bogotá, asesoro lo atinente a la formulación de proyectos orientados a procesos formativos, de intervención comunitaria y productiva. - Participo como representante legal de la Asociación de las CEBs, en Neiva. - Elaboración de cartillas y materiales para las reuniones de las CEBs. Social - Presidenta de la organización de la Feria campesina, salida desde las CEBs. - Participación en el Equipo Operativo de APAC (Economía Solidaria de APAC). - Obras sociales que van encaminadas a ayudar a los más pobres y marginados por la sociedad. - Trabajo de Medio Ambiente; Organización Comunitaria. - Coord. Comité de Becas de la CEB Monseñor Romero, Jardines de Colón. - Programa radial. - Integrante y Coordinación del Equipo Nacional de Ecología en CEBs. - Equipo de mujeres en CEB. - Animadora Diocesana, Animadora de Base, Comité Diocesano en defensa del Rio Verde (COPUDEVER), Consejo De Pueblos Unidos En Defensa Del Rio Verde. Consejo de pastoral Diocesano y Parroquial. - Animador Diocesano e integrante de la comisión de organizaciones básicas. - Promotora de salud en la medicina tradicional y alternativa. - Encargada de un grupo de medicina natural en mi comunidad. - Proyecto ollas. - Miembro del equipo animador y coordinadora del proyecto natras (niños-niñas trabajadoras) animadora-educadora social. Esta amplia gama de servicios es en vista a alentar, articular, organizar, fundamentar, evaluar y proyectar los procesos de CEB. Por tratarse de un encuentro continental la mayoría de los delegados/as están en un servicio amplio en sus países ya sea en equipos parroquiales, diocesanos, regionales, nacionales y algunos continentales. Sabemos que las CEB unen fe y vida por lo que queda la pregunta de por qué no aparecen suficientes servicios en vista de lo social, quizás se deba a que no hubo una pregunta explícita al respecto, pero de cualquier manera en esta radiografía es una ausencia a tomar en cuenta. Jerarquía que camina con su pueblo – presbíteros y obispos La tarea de animación se ejerce en todos los niveles y es llevada a cabo por laicos y laicas que fieles al Espíritu forman parte de la comunidad y van animando a las comunidades. El rol del sacerdote como animador de la comunidad sigue siendo significativo. En esta ocasión estuvieron presentes 37 sacerdotes y apenas 9 religiosas.
  • 20. Esto también es indicativo de lo que puede ser un signo de los tiempos, la rápida disminución de la vida religiosa femenina y también el haber dejado la labor pastoral en las parroquias. Una notable ausencia es la de los pastores. El pueblo de Dios se siente reconfortado y acompañado con su presencia pero de tiempo completo únicamente estuvo el obispo Dom Giovane de Brasil. Hubo presencia de obispos de Honduras en diferentes momentos. Uno se hace la pregunta sobre lo que han escrito y declarado, lo más reciente en la conferencia de Aparecida. Recordamos el párrafo que fue borrado pero que quedó en el corazón y mente “queremos decididamente acompañar a las CEB ” ¿será que solamente se borró del documento o también de su compromiso? Invitados La presencia de Estela Padilla de Filipinas ensancha la radiografía y evidencia el que las CEBs están en otros continentes y cómo se teje la articulación más allá de lo propio. Asesores Los asesores/as que caminan con el pueblo de Dios en esta expresión eclesial prestan con generosidad sus talentos y saberes, sea preparando el análisis de la realidad, iluminación sobre algún tema, trayendo de manera sistematizada los avances y preocupaciones del caminar en sus países y reflexionando sobre el conjunto de las CEBs en el continente. Las CEBs cuentan también con la asesoría de especialistas que con mucho gusto colaboran en temáticas específicas; en esta ocasión sobre la ecología con el aporte de Horacio Machado (Lachito). Celebrar la vida A las CEBs les gusta celebrar la vida con sus alegrías, dificultades, sinsabores y ponerla delante de Dios con diferentes símbolos, cantos, expresiones que evidencian el manantial que las mantiene vivas y que bajo el soplo del Espíritu siguen adelante. Esto fue ampliamente demostrado y vivido durante el Encuentro y es alimento para continuar el camino en la vida cotidiana. La radiografía desde el Encuentro celebrado en Honduras manifiesta su potencial, su riqueza, su diversidad y también ausencias, límites, y desafíos.
  • 21. La inseguridad, rasgo esencial de la Migración P. Ismael Moreno sj Director de Radio Progreso Honduras Las políticas públicas que tienen que ver con la seguridad y la migración para los países de tránsito y destino de nuestros migrantes, no tienen como punto de partida primordial la protección, los derechos humanos y la dignidad de los migrantes. Al contrario, las políticas de seguridad se definen a partir de los intereses de seguridad de los Estados y de los sectores económicos y políticos de poder, y lo hacen ante todo para proteger sus intereses frente a quienes representan una amenaza, entre ellos los migrantes o los potenciales migrantes. Por lo tanto, las políticas de seguridad en lo fundamental, se elaboran desde fuera de los migrantes, sin los migrantes y en la mayoría de las veces en contra de los migrantes. Las políticas de seguridad, que se definen sobre la base de entender que los migrantes son una amenaza, tampoco son coherentes con las legislaciones nacionales, porque en los hechos las políticas públicas tienden a priorizar los factores coercitivos por encima de los de protección de los derechos y la vida de los migrantes, lo que contradice el Estado de Derecho para el cual la persona y su bienestar es formalmente su fin supremo. Las políticas de seguridad, en lugar de salvaguardar la vida y la integridad de los migrantes, son una carga más de inseguridad en el camino y drama de los migrantes. La persona que emigra se sitúa en una conceptualización de discriminación, dentro de un conglomerado que se define desde una “igualdad para abajo”. Una población hundida en la inequidad económica, social y política, busca el camino de la migración como un modo de salir de su círculo infernal de empobrecimiento y discriminación. El migrante procede de un ambiente en donde ya ha sido víctima de las políticas de seguridad del Estado. El joven que decide emigrar ya ha enfrentado a una policía, a unas autoridades y a una institucionalidad que lo ha maltratado y lo ha discriminado por el hecho de vivir en un barrio marginal, por ser joven desempleado, por reunirse y organizarse en una pandilla juvenil o por el hecho de vestirse rompiendo con el standard establecido. La inseguridad en el camino o cuando ya está en el lugar de destino, es la prolongación de la inseguridad que le ha tocado vivir por pertenecer al conglomerado que se define por “la igualdad hacia abajo”, como expresión de la inequidad económica, social y cultural. Cuanto menos oportunidades, y cuanto más inseguridad existe en la sociedad, más condiciones se dan para el aumento del fenómeno migratorio, y cuanto más aumente el fenómeno migratorio más coercitivas y discriminatorias serán las políticas de seguridad. En el caso hondureño, y siguiendo un estudio que realizó el Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC-SJ) de los jesuitas de Honduras en la zona del Valle de Sula, en la costa del atlántico hondureño, la mayoría de los que emigran hacia Estados unidos lo hacen a través de modalidades irregulares, constituyéndose cuando logran llegar a su destino, en población primordialmente “indocumentada”. En nuestra zona de estudio, cerca del cincuenta por ciento de los hogares están afectados por esta modalidad de migración irregular. Por su parte, los rangos de edad en el fenómeno migratorio en esta misma zona oscilan entre los 18 y los 49 años, y la banda más ancha de esta edad,
  • 22. se sitúa entre los 18 y los 29 años, lo que indica no sólo un drenaje constante hacia el extranjero de la población económicamente activa, sino la fuerza laboral más joven, con las consecuencias que para la economía nacional representa para el futuro. El fenómeno de la migración, en el caso hondureño, articula tres factores que ensamblados expresan el detonante para que el fenómeno en lugar de disminuir aumente: 1) El creciente empobrecimiento de la población como expresión dialéctica de la alta y creciente acumulación de riqueza, en el marco de la inequidad económica sistémica, y que se acrecienta con la ausencia de políticas públicas que activen el agro, implementen un sistema educativo extensivo y de calidad y fomenten la producción nacional. Cada año se incorporan al mercado laboral un promedio de cien mil personas como población económicamente activa, y el mercado laboral apenas tiene capacidad para absorber a diez mil trabajadores. 2) Erosión del tejido social y político, el cual se expresa en los altos niveles de corrupción, la pérdida de credibilidad en la política y en los políticos, la debilidad institucional unida a la politización partidaria de las instituciones públicas y a la ausencia y descrédito de los organismos responsables de la aplicación de la justicia. 3) El deterioro del ambiente y depredación de los recursos naturales, lo que unido a los dos anteriores convierte a amplias capas de poblaciones urbanas y rurales en damnificadas y con un creciente proceso de pérdida de calidad de sus niveles de vida y de sobrevivencia. En el caso hondureño, el fenómeno de la migración masiva y creciente arranca en la década de los noventa, justo cuando se experimenta una profunda articulación de estos tres factores anotados: La puesta en marcha de los programas de ajuste estructural de la economía que trajo consigo un creciente desempleo juvenil, llegando al final del siglo pasado a más de un millón de personas afectadas directamente por la falta de un trabajo y salario digno; una dinámica de corrupción pública impactante, especialmente en las instituciones responsables de la justicia, y finalmente el huracán Mitch, con las consecuencias suficientemente estudiadas y conocidas en relación con la explosión del fenómeno migratorio. Estos factores están empujando y expulsando a la población económicamente activa hacia el exterior, fundamentalmente hacia los Estados Unidos. De manera que una vez que un miembro del núcleo familiar emigra y lograr llegar y colocarse en el país de destino, se genera una reacción en cadena, que implica que otros miembros de la misma familia siguen los pasos del primero, hasta convertirse en una telaraña de verdaderas y bien imbricadas redes familiares. El perfil educacional de nuestros emigrantes corresponde al de un trabajador o trabajadora no calificada, y aunque la minoría de los que emigran son analfabetos – apenas un dos por ciento del universo que emigra—el grueso de los que cruzan las fronteras se sitúan entre aquellos que apenas lograron culminar con los estudios primarios. Esto significa que quien emigra no accede a empleos y a salarios de calidad, a lo que también contribuye su situación de “indocumentado” en un país extranjero. Quienes se logran situar en un empleo como trabajador o trabajadora no calificada garantiza el envío de las remesas que en el caso hondureño se constituye en el principal rubro de ingreso de divisas al país, y la principal fuente de captación de dinero para los comerciantes y banqueros del país. En el caso de nuestra zona de estudio, las remesas se usan para satisfacer necesidades básicas, lo que define al fenómeno migratorio como emigración de supervivencia, que se convierte en alternativa inevitable para la juventud desempleada.
  • 23. La población sujeto del fenómeno migratorio se sitúa en un contexto de escaso o casi nulo acceso a la justicia y a los diversos derechos humanos. La experiencia de la justicia, normalmente es aquella que se aplica en contra de los pobres. La gente se suma al camino de la migración hacia el exterior, especialmente hacia los Estados Unidos, porque en su ambiente de origen, su vida es de creciente inseguridad, y porque se siente condenada a vivir en igualdad de condiciones con muchísima más gente, pero para abajo. El destino es hacia abajo. La migración es oportunidad para lograr salir de ese círculo vicioso de hundimiento. En el caso hondureño, la presión hacia la migración hacia el exterior se agudizó a partir del golpe de Estado ocurrido el 28 de junio de 2009. Si ya los indocumentados hondureños ocupaban uno de los primeros lugares en los Estados Unidos, así como entre los deportados, con la creciente inestabilidad política y la crisis económica que se profundizó en Honduras, esta situación empeoró. Una de las casa de atención al migrante en el Estado de Veracruz, México, reporta que de cada cien migrantes que cruzan siguiendo la ruta del tren, al menos 70 son hondureños menores de 30 años, y estas cifras se han disparado justamente a partir del segundo semestre del año 2009, y se corresponde con la población juvenil que no tiene capacidad para pagar un coyote o pollero. El fenómeno de la migración es un asunto que resulta de la inseguridad humana, y como resultado de ausencia de políticas públicas que den seguridad a los ciudadanos. Si en Honduras lo que define a la sociedad hondureña en este período es la inseguridad y la inestabilidad, el fenómeno de la migración, especialmente juvenil, seguirá siendo una dramática y creciente realidad. Buscando salir de la inseguridad, la migración los arroja a un mundo todavía de mayor inseguridad. Y en este terreno, nuestros estados protegerán, ante todo, a los sectores que primordialmente representan, y seguirán viendo por ello, a los migrantes como amenaza de la que hay que protegerse. La inseguridad es entonces el principal rasgo que caracteriza a la población emigrante, acrecentada con las políticas de seguridad que implementan nuestros Estados. Esperar que la seguridad de los migrantes cambiará drásticamente en el tránsito a su destino final, sin que se transformen las condiciones de discriminación y de inseguridad en el lugar expulsor de migrantes, es una esperanza sin fundamento, que a lo sumo se expresará en paliativos, porque la inseguridad de los migrantes es un asunto sistémico. En el caso hondureño, la demanda de seguridad para los migrantes en su tránsito hacia el lugar de destino, hemos de unirla a la demanda por la institucionalidad que proponga políticas públicas que hagan frente al modelo productor de inequidad y discriminación, buscando romper ese círculo de “igualarnos hacia abajo”. En definitiva, la relación armónica y complementaria entre seguridad y migración, comenzarán a ser posibles cuando ataquemos los patrones económicos, sociales, institucionales, políticos y culturales productores de la migración como fenómeno negativo y amenazador para la vida del propio migrante y para nuestras sociedades.
  • 24. Las CEBs: Paradigma de la inculturación al de la interculturalidad Fr. Jit Manuel Castillo Asesor de CEB República Dominicana Descrita como un túnel, un mundo líquido, roto y desbocado, nuestra actual sociedad se caracteriza por ser postmoderna, plural y multiétnica. Con razón podemos hablar de un cambio epocal, una transformación de nuestra forma de comprender el mundo, la trascendencia y a nosotros mismos. Dado que no ha de haber un divorcio entre paradigma teológico y cambios culturales, sugerimos que nuestras Comunidades Eclesiales de Base pasen de la inculturación a una propuesta evangelizadora intercultural, con el propósito de colocarnos a la altura de nuestro tiempo. Sólo la interculturalidad tiene chance de ofrecer las herramientas y forjar la mentalidad necesaria para que se pueda inventar un nuevo modo de ser iglesia en la realidad contemporánea y para que la evangelización pueda realizarse como un proceso de 2 configuración en Cristo. 1. INTRODUCCIÓN El epígrafe con que iniciamos este artículo revela la profundidad de su planteamiento: Apuntalar el paradigma intercultural con su alto potencial liberador como una gran oportunidad para las CEBs en esta coyuntura histórica y mostrar que éstas, por su naturaleza y aspiración a un nuevo modo de ser iglesia, son un lugar privilegiado dónde éste puede encarnarse. Personalmente, el tema de la interculturalidad me interesa por la particular relación que se da entre República Dominicana y Haití y porque es una bella manera de retomar el sueño caribeño y latinoamericano, que posibilita formas inéditas de relacionamientos, además de abrirnos horizontes para repensar nuestro continente en el marco de la geopolítica mundial. Mientras trabajaba esta temática, tuve como paño de fondo la Canción con todos, que compusieran Cesar Isella y Armando Tejada Gómez, magistralmente interpretada por Mercedes Sosa y tantos otros artistas latinoamericanos, que se ha convertido en un himno continental y de la humanidad.3 2 Carmem Lussi, Mobilidade humana e evangelização: contribuições a partir do contexto brasileiro, en Delir Brunelli y Sinivaldo S. Tavares (Orgs), Evangelização e interculturalidade, Vozes, Petrópolis 2010, p. 27. 3 Salgo a caminar/ por la cintura cósmica del sur/ piso en la región/ más vegetal del tiempo y de la luz/ siento al caminar/ toda la piel de América en mi piel/ y anda en mi sangre un río/ que libera en mi voz/ su caudal./ Sol de alto Perú/ rostro Bolivia, estaño y soledad/ un verde Brasil besa a mi Chile/ cobre y mineral/ subo desde el sur/ hacia la entraña América y total/ pura raíz de un grito/ destinado a crecer/ y a estallar./ Todas las voces, todas/ todas las manos, todas/ toda la sangre puede/ ser canción en el viento./ Canta conmigo, canta/ hermano americano/ libera tu esperanza/ con un grito en la voz!
  • 25. Con este trabajo me uno al clamor de tantos hombres y mujeres del mundo entero, que aspiran a un canto en el que las voces de todos los pueblos, de todas las personas y de todas las creaturas entonen el polifónico himno para el que fueron convocadas a la existencia. Es mi forma de contribuir para que la historia del ser humano sea menos uniforme y vaya adquiriendo “el carácter de una orquesta sinfónica en que la pluralidad de voces es el secreto del milagro de la armonía.”4 Más allá de mis motivaciones personales, son muchas las situaciones que hacen de la interculturalidad una urgencia. De acuerdo con Dina V. Picotti, tanto en las sociedades contemporáneas en general como en América Latina en particular, el desafío que se presenta a esta época globalizada y postmoderna se da en la relación ‘civilización’- culturas.5 Este tema se hace necesario en el contexto de una Iglesia que da signos visibles de involución y romanización, en un esfuerzo por replegarse en el pasado para volver a la cristiandad, que aunque indeseable, va ganando fuerza en los grupos conservadores, que son los que hoy están más fortalecidos. En América Latina, cobra una gran vitalidad, dada las demandas de los grupos indígenas y afrodescendientes que se resisten a entregar sus tradiciones milenarias en manos de una globalización hegemogenizadora y luchan por ser reconocidos.6 En nuestro tiempo se aventuran nuevas cruzadas de los valores de la “democracia, la libertad y la verdad”,7 que auguran una guerra de civilizaciones entre Oriente y Occidente por motivos culturales y religiosos. Los mesianismos, fundamentalismos y terrorismos se levantan con fuerza. Por lo que conviene fundamentar una práctica evangelizadora que se escape a estos peligros, atreviéndose a soñar nuevos derroteros posibles, abriendo camino por veredas que incluso podrían parecernos peligrosas. Nuestro tema está dividido en cuatro apartados: en el primero, veremos el mundo postmoderno, plural y multiétnico en que vivimos; en el segundo, trataremos el desafío de pasar del paradigma evangelizador de la inculturación al de la interculturalidad; en el tercero, señalaremos las principales características de una evangelización intercultural; y finalmente, concluiremos con lo que supone para las CEBs el giro intercultural de su propuesta evangelizadora. 2. UN MUNDO POSTMODERNO, PLURAL Y MULTIÉTNICO 4 Raúl Fornet-Betancourt, Transformación Intercultural de la Filosofía, Desclée de Brouwer, Bilbao 2001, p. 60. 5 Cf. Dina V. Picotti, Diálogo y poder en la cultura latinoamericana. El desafío intercultural, en Raúl Fornet- Betancourt (Ed), Cultura y Poder. Interacción y asimetría entre las culturas en el contexto de la globalización. Documentación del IV Congreso Internacional de Filosofía Intercultural, Deslcée de Brouwer, Bilbao 2003, p. 277. 6 Cfr. Juan Blanco, Aportes de Fornet-Betancourt en el debate sobre la interculturalidad, disponible en: [http://serrbal.pntic.mec.es/AParteRei] 7 Cf. Gonzalo Gamio Gehri, La ilusión del destino. Identidades y conflictos en un mundo postmoderno, en Paginas, 216, vol XXXIV (diciembre -2009) 30-31.
  • 26. Cambiar el mundo no basta. Nosotros lo hacemos de cualquier manera. Y, en gran medida, ese cambio acontece hasta sin nuestra colaboración. Nuestra tarea es también interpretarlo. Y eso precisamente para cambiar el cambio. A fin de que el mundo no 8 continúe cambiando sin nosotros. Y, al final, no cambie para un mundo sin nosotros. La época en que vivimos está marcada por procesos de individuación, por nuevas subjetividades en una cultura somática, por la revolución tecno-científica e informática, por la globalización y por el neoliberalismo. Cinco fenómenos emblemáticos, que apuntalan un cambio de paradigma, del patrón de nuestra macro comprensión del universo, de Dios y de nosotros mismos (teoría de Thomas Kuhn), el paso de la modernidad a la posmodernidad o a la hipermodernidad, dependiendo de la forma en que valoremos su relación con la época precedente.9 Autores tan diversos como Paul Ricoeur, Jacques Derridá, Paula Sibilia y Néstor García Canclini,10 reconocen la importancia de las metáforas para describir el mundo en el que vivimos. Se habla de un túnel, de un mundo roto y desbocado y de una sociedad líquida. Cuatro metáforas que nos permiten evocar grandes verdades sin absolutizarlas y entrar en el presente con profundidad: con lo que tiene de sombra y de límite, pero también con lo que tiene de promesa y posibilidad transformadora. Nos preguntamos ¿cómo pensar a Dios en medio del túnel en que vivimos?, ¿cómo hablar en un mundo roto?, ¿cómo reflexionar sobre nosotros mismos si vivimos desbocados? y ¿cómo predicar a Jesús en una sociedad líquida? Podemos confirmar lo que reza la famosa frase de Juan Pablo II: “nosotros no vivimos en una época de cambios, sino en un cambio de época” y sus más profundas repercusiones se dan en el ámbito de la cultura (DA 44, 51). En una perspectiva intercultural, las características más relevantes de la postmodernidad son la pluralidad y la emergencia del grito étnico. La pluralidad ya no es una cosa lejana, que hemos de reconocer entre continentes y naciones, sino que se nos ha hecho tan cotidiana, que hemos de vivirla al interior de nuestros países, comunidades y familias. En esta pluralidad, el fenómeno migratorio mundial, junto a otros componentes, tiene un peso mayúsculo. Hoy por hoy ha alcanzado niveles inimaginados y genera una reconfiguración de las identidades y las relaciones étnicas a nivel internacional y al interior de los países.11 Lo más novedoso del mundo plural de nuestros días, es que no se trata sólo de presencias diversas conviviendo en un mismo espacio, lo cual más o menos siempre hemos tenido, ni de que esto se haya intensificado, sino de que los territorios dejaron de estar marcados por una cultura, una tradición religiosa o unas determinadas creencias. En América Latina se está dando una reconfiguración religiosa, cultural y social, que genera un contexto muy interesante en términos de pluralidad. Ya no podemos hablar de 8 G. Anders, L´uomo è antiquato, citado por Umberto Galimberti, Psiche e techne. O homem na idade da técnica, Paulus, São Paulo 2006, p. 599. 9 Cf. Jean-François Lyotard, A condição Pós-Moderna, José Olympio, Rio de Janeiro 1998, p. 28, 69-74. 10 Cf. Néstor García Canclini, La globalización imaginada, Paidós, Buenos Aires 2008, p. 57-58. 11 Cf. Carmem Lussi, Mobilidade humana e evangelização: contribuições a partir do contexto brasileiro, en Op. Cit., p. 21. Según esta autora, el tema migratorio es un signo de los tiempos del momento presente, y ha de ser valorado como un lugar teológico que cuestiona nuestras comunidades cristianas y la cualidad de sus relaciones, nuestros planes pastorales y nuestra concepción de parroquia.
  • 27. un continente abrumadoramente católico, al menos como antes se pensaba:12 “En la realidad actual, caracterizada por la gran rapidez de las comunicaciones, por la movilidad cultural e interdependencia, el pluralismo religioso emerge como un dato experiencial común a todos.”13 La otra cara del pluralismo actual es el fundamentalismo, que viene a ser algo así como una reacción desesperada ante la pluralidad.14 Con todo, hoy valoramos la diversidad de otra manera. No sólo nos sabemos llamados a la tolerancia y la aceptación del otro que es distinto, sino también a la convivencia y a la interrelación.15 Todo esto, coloca el cristianismo en una nueva situación: ¿Cómo pasar de la valoración de la pluralidad como amenaza o resultado de las limitaciones humanas, a entenderla como expresión del misterio multiforme de Dios, que se sigue revelando aquí y ahora, más allá de las instituciones religiosas? La actitud de Jesús nos constituye en una religión dialogante, que más que la adhesión, busca la justicia, la paz y el amor. En lo que respecta al mundo multiétnico, América Latina siempre ha convivido con la diversidad. Al punto de que se habla de nosotros como un palimpsesto de culturas, una amalgama multiforme y pluriforme con varias capas, a veces interpuestas, pocas veces bien integradas: La población indígena en América Latina representa el 10% (40 millones) del total de la región, mientras la de origen africano el 30% (150 millones) [ ] Los migrantes europeos y asiáticos confirman cada vez más la riqueza cultural que entreteje la realidad latinoamericana [ ] No hay una identidad latinoamericana, sino múltiples identidades, 16 étnicas, nacionales, de género, etc., contenidas en dicho espacio. Realidad, reconocida por el Documento de Aparecida, cuando afirma que nuestro continente es un espacio multiétnico, donde cohabitan diversas culturas: las indígenas, las afroamericanas, las mestizas, las campesinas, las urbanas y las suburbanas y la de los tantos emigrantes europeos que se establecieron en nuestra región (Cf. DA 56): “Estas culturas son dinámicas y están en intercambio permanente entre sí y con las diferentes propuestas culturales” (DA 57). Entre nosotros, crece el reclamo para que se reconozcan a los diferentes, desde el punto de vista social, ideológico, cultural, étnico y religioso, y para que se reduzcan las desigualdades.17 Por todos lados se escucha el grito de los más diversos grupos que se 12 Cristián Parker Gumucio, ¿América Latina ya no es católica? Pluralismo cultural y religioso creciente en América Latina Hoy, Universidad de Salamanca, España 2005, p.35. 13 FaustinoTeixeira, Novos paradigmas resultantes do diálogo inter-religioso, en Márcio Fabri dos Anjos (Org), Teologia e novos paradigmas, Loyola, 1996, p. 105. 14 Cf. Walter Fernandes, La globalización y la ética de una cultura única, en Raúl-Fornet Betancourt (Ed), Culturas y poder…, Op. Cit., p. 43-49. 15 Marcelo Barros, Moradas do vento nos caminhos humanos. Para uma teologia da hierodiversidade, en Concilium 319 (2007) 56. 16 Gabriela Zengarini, Tender puentes: misión desde la interculturalidad, en Nuevo Mundo 11 (2009) 43-44. Las cifras entre paréntesis están tomadas de otra fuente: Cf. Jonas Zoninsein, O caso econômico para combater a exclusão racial e étnica, en Mayra Buvinic, Jacqueline Mazza e Ruthanne Deutsch (Eds), Inclusão social e desenvolvimento econômico na América Latina, Campus, Rio de Janeiro 2005, p. 41. 17 Cf. Néstor García Canclini, Diferentes, desiguales y desconectados. Mapas de la interculturalidad, Gedisa, Barcelona 2004, p. 115.
  • 28. resisten a ser anulados. Entre nosotros, la cuestión étnica se está tornando también una discusión política. Las categorías étnicas surgen con fuerza para reivindicar la diversidad y reclamar reconocimiento: “En este rico contexto multiétnico, la interculturalidad, quiere iluminar nuevas relaciones interétnicas. Por lo que es muy actual, pertinente y de gran trascendencia.”18 Esta realidad lanza un serio desafío al cristianismo y a la evangelización. El de su transformación, que bien podríamos indicar como un cambio de paradigma: el paso de la inculturación a la interculturalidad. 3. DE UNA EVANGELIZACION INCULTURADA A UNA EVANGELIZACIÓN INTERCULTURAL América Latina está conformada por países multiétnicos y pluriculturales, atravesados por procesos de globalización y postmodernidad, sin haber superado totalmente las secuelas del pasado colonial (desprecio, racismo, marginación). Hacer misión y reflexión 19 misionológica en este contexto exige una transformación intercultural. La relación intercultural en América Latina está hipotecada por el pasado colonial, por las estructuras históricas de dominación y por la cultura hegemónica del pensamiento único. Es prerrequisito el fortalecimiento de las culturas a nivel personal y grupal, de modo que una auténtica valoración de lo propio permita una relación con los otros en condición de igualdad. Para ello, la evangelización ha de ser liberada de su encierro en una tradición prepotente y de los dogmas del eurocentrismo para tornarla interdisciplinar y transdisciplinar, polilógica, plurivisional y polifónica. A continuación mostramos cómo el magisterio latinoamericano está pasando de la inculturación a la interculturalidad y cómo se está dando este mismo proceso desde otra perspectiva, que puede ser muy iluminadora para las CEBs. a. De la inculturación a la interculturalidad en el magisterio latinoamericano: Si nos fijamos en el binomio evangelio-cultura a partir del Vaticano II se aprecian resistencias, retrocesos y avances, que nos llevan a concluir que la Iglesia parece percibir el cambio cultural que vivimos, aunque no tanto la transformación de su conceptualización, lo que dificulta la transformación intercultural de su propuesta evangelizadora. El paradigma de la inculturación constituyó un paso significativo hacia actitudes y prácticas de evangelización más liberadoras, pero infelizmente se vio afectado por los documentos eclesiales posteriores a la Catechesis Tradendae, que priorizan la romanización del catolicismo. Consideramos que la Evangelii Nuntiandi de Pablo VI es un documento paradigmático en la relación evangelio y cultura. Nos advierte sobre el peligro de una evangelización que no toque las raíces profundas de las culturas: “importa evangelizar -no de una manera decorativa, como un barniz superficial, sino de manera vital, en profundidad y hasta sus 18 Cf. Juan Blanco, Aportes de Fornet-Betancourt en el debate sobre la interculturalidad, consultado el 5 de julio de 2011 en: [http://serrbal.pntic.mec.es/AParteRei] 19 Cf. Gabriela Zengarini, Tender puentes: misión desde la interculturalidad, en Op. Cit., p. 51.
  • 29. mismas raíces- la cultura y las culturas del hombre en el sentido rico y amplio que tienen sus términos en la Gaudium et Spes” (EN 19-20). Con ello, sienta las bases para superar el paradigma de una misión como adaptación y acomodación del Evangelio para avanzar hacia la contextualización e indigenización, como primer esbozo de una misión inculturada, aunque todavía no con todo lo que ésta implica. En 1979, Juan Pablo II asumió el término inculturación en su magisterio pontificio, en una alocución a los miembros de la Pontificia Comisión Bíblica, reconociendo que era un neologismo, que expresaba muy bien el misterio de la encarnación.20 Poco tiempo después, lo retomó en la Exhortación Apostólica Catechesi Tradendae, con palabras valientes y proféticas, al decir que la Iglesia se sabe llamada a llevar la fuerza del evangelio al corazón de las culturas, lo que implica conocer sus componentes esenciales, aprender sus expresiones más significativas, respetar sus valores y riquezas propias (CT 53). En sintonía con este documento, el texto del Sínodo Extraordinario de 1985, dirá que: “la inculturación es diversa de una simple adaptación exterior: ella significa una íntima transformación de los auténticos valores culturales por su integración en el cristianismo y un enraizamiento del cristianismo en las diversas culturas humanas”.21 En la Redemptoris Missio de 1990, se inicia un retroceso en su planteamiento. El acento está en los excesos que habría que evitar. Es sintomática su insistencia en que no se puede comprometer la especificidad e integridad de la fe, a la que se refiere como depósito, así como su imposición del criterio: en comunión con la Iglesia universal, además del de la compatibilidad con el evangelio (RM 53). Estos mismos criterios se repetirán, aunque con otras palabras, en la Eclessia en África (1995), donde se indica que no se debe quebrar ni el derecho divino ni la disciplina de la Iglesia (EAf 78); en la Eclessia en América (1999), que muestra la ruptura entre evangelio y cultura con mayor dramatismo; y en la Dominus Iesus (2000), que identifica la Iglesia universal con los dicasterios romanos e interpreta la comunión como un acatar lo que viene de Roma. 22 En lo que respecta al magisterio de la Iglesia Latinoamericana, ni las Conferencias de Río de Janeiro ni la de Medellín se ocupan de la inculturación del evangelio. Es en Puebla, cuando ésta se rescata. Con el magisterio general de la Iglesia proclamado en la Evangelii Nuntiandi, dirá que la inculturación no es una evangelización decorativa y superficial de las culturas, sino que ha de penetrar hasta sus raíces (DP 388). La encarnación de Jesucristo es su fundamento teológico (DP 394). Valora una nueva sensibilidad cultural, en sintonía con la época emergente a partir de una concepción dinámica de la cultura (DP 393). Afirma que entre nosotros estaban presentes las simientes del Verbo antes de venir los misioneros (DP 401). Lo que busca la evangelización es que las culturas se renueven, eleven y perfeccionen por la presencia viva del Resucitado (DP 407). La inculturación tendrá su más clara expresión teológica en el documento de Santo Domingo. Temática, que es quizás el punto más novedoso de esta conferencia. Quiere ser respuesta a la cultura de la imagen en que nos encontramos, para que el mensaje evangélico sea expresión de Cristo. Relaciona evangelización, inculturación y promoción humana, como los elementos inherentes de toda propuesta evangelizadora (SD 13cd), 20 Cf. Mario da França Miranda, Inculturação da fé. Uma abordagem teológica, Loyola, São Paulo 2001, p. 30. 21 Ibíd., p. 31. 22 Cf. Faustino Teixeira, Inculturação da fé e pluralismo religioso, Op. Cit., p. 85-86.
  • 30. rescatando una visión integral (SD 243). En sintonía con este presupuesto, se invita a los misioneros a descubrir en las diferentes culturas y sociedades, los muchos valores del Reino que ya están presentes antes del anuncio explícito del evangelio (Cf. SD 244-245). La evangelización inculturada es la alternativa que se propone para la abrumadora transformación cultural experimentada por América Latina (SD 230). A diferencia de los anteriores documentos, que responsabilizaban a la curia romana de este proceso, aquí se encarga fundamentalmente a las Iglesias particulares, como una exigencia de la naturaleza misma de la propuesta evangelizadora (SD 55d). Ésta ha de darse en todas las áreas de la vida humana (SD 256), y en todos los tipos de culturas: las tradicionales y las más secularizadas, las indígenas y las afroamericanas (SD 30). Para que dicho proceso ocurra, hemos de reservar un lugar privilegiado a la religiosidad popular (Cf. SD 36). La preocupación no es tanto por lo que hay que evitar o por los excesos, sino por la tarea pendiente, que toca todas las instancias de la vida eclesial: sus estructuras, su organización ministerial, la liturgia, etc. (SD 43, 53, 248). En el documento de Aparecida, la inculturación aparece nuevamente en un tono de advertencia, y se entiende más que todo como la traducción de los textos litúrgicos y de la Biblia a las lenguas vernáculas. Con lo que se reduce considerablemente su interpretación (DA 94). Con clara referencias al discurso inaugural del papa Benedicto XVI, el texto afirma algo que nos parece una manipulación del proceso de evangelización- colonización que sufrieron nuestros pueblos cuando habla de la “acogida del evangelio” por parte de los pueblos originarios y de los esclavos africanos (DA 4). Como en muchos otros casos, se observa una Iglesia que es muy crítica con el mundo, más no tanto al interior de sí misma. Juzga los procesos de imposición de una cultura homogeneizante, la neoliberal globalizada, pero no dice nada del vínculo que se da entre evangelización y la cultura occidental, que han de asumir los pueblos por ella misionados: “Se verifica a nivel masivo una especie de nueva colonización cultural por la imposición de culturas artificiales, despreciando las culturas locales y con tendencias a imponer una cultura homogeneizadora en todos los sectores” (DA 46). El texto de Aparecida, ve con buenos ojos los esfuerzos de inculturación litúrgica, que han rescatado la dimensión más festiva de la fe cristiana, centrada en el misterio pascual, y el crecimiento de una religiosidad popular, en la que se valora cada vez más la eucaristía y la devoción mariana (Cf. DA 101). El documento nos advierte, que en la cultura actual aparecen luces y sombras. Por un lado, es promotora de un pluralismo cultural y religioso, que es positivo; mientras que por el otro, propaga una cultura globalizada, que erige el individualismo como característica dominante, responsable por el relativismo ético y por la crisis de la familia (DA 479). Compete a la Iglesia el papel de reorientar a sus fieles sobre esta ambigüedad de la cultura actual (Cf. DA 480), porque es en ella donde hemos de inculturar el evangelio (DA 479). En la conferencia de Aparecida es donde la Iglesia latinoamericana aventura sus primeros pasos en dirección a la interculturalidad, afianzada en las tímidas propuestas del actual papa y su predecesor y en el reconocimiento de los indígenas y afroamericanos que se inició en el documento de Santo Domingo. Ya, en el discurso inaugural, Benedicto XVI, luego de una amonestación para que los pueblos latinoamericanos “no vuelvan atrás,” en el sentido de retomar las religiones originarias, afirma que las culturas auténticas no están encerradas en sí mismas, ni petrificadas en un determinado tiempo de la historia, sino que
  • 31. buscan el encuentro con otras culturas, por lo cual han de abrirse al diálogo intercultural.23 La pena es que una frase tan actual, esté en el marco de una visión que a nuestro modo de ver, contradice la relación intercultural y resta importancia a la que ha de darse entre los pueblos originarios y el catolicismo. El Documento de Aparecida, valora los afrodescendientes, que con sus luchas por la recuperación de las identidades, de los derechos ciudadanos y contra el racismo, constituyen una fuerza viva y son sujetos constructores de una nueva historia para América Latina y el Caribe (Cf. DA 97). Constata que la exclusión social, económica, política y cultural del continente tienen un fuerte tinte étnico, que los invisibiliza (Cf. DA 89- 90). Lo que exige que se potencien relaciones interculturales para una auténtica reconfiguración de nuestra identidad: “De ese modo, descolonizar las mentes, el conocimiento, recuperar la memoria histórica, fortalecer los espacios y relacionamientos interculturales, son condiciones para la afirmación plena de la ciudadanía de estos pueblos” (DA 96). Esta conciencia es el punto de partida para un avance eclesial hacia la interculturalidad, aunque no se escapan las advertencias, que evidencian una preocupación por controlar este proceso: Como Iglesia que asume la causa de los pobres, estimulamos la participación de los indígenas y afroamericanos en la vida eclesial. Vemos con esperanza el proceso de interculturación discernido a la luz del magisterio. [ ] Nuestro servicio pastoral a la vida plena de los pueblos indígenas exige que anunciemos a Jesucristo y la Buena Nueva del Reino de Dios, denunciando las situaciones de pecado, las estructuras de muerte, la violencia y las injusticias internas y externas y fomentemos el diálogo intercultural, interreligioso y ecuménico (DA 94-95). Como se ve, tanto Benedicto XVI como el magisterio latinoamericano empiezan a hablar de la interculturalidad con mucha timidez y ambigüedad. Su posición no brota de un radicalizar la inculturación. Sugieren el diálogo intercultural y no relaciones interculturales, que interpretan en un sentido distinto a su trayectoria histórica. Así planteada, sospechamos de esta propuesta, sin desistir de una auténtica transformación intercultural de la evangelización, como la que proponemos a continuación. b. De la inculturación a la interculturalidad en la perspectiva de las CEBs: La propuesta intercultural mantiene los mejores presupuestos de la teología de la liberación, como se muestra en su crítica al multiculturalismo así como su replanteamiento de las relaciones primer mundo/tercer mundo y norte/sur, desenmascarando el reverso de la globalización, con énfasis en el problema del subdesarrollo y de las desigualdades sociales.24 Entre los autores que ayudan a la construcción de este nuevo paradigma filosófico, destaca la figura de Betancourt como uno de sus fundadores, además de darle cuerpo a su conceptucalización. Este autor inicia su camino hacia la propuesta intercultural por el carácter problemático de la categoría de inculturación, que se mantiene en una perspectiva neocolonialista frente al necesario giro que exige la nueva constelación de saberes y culturas que determinan nuestro mundo. 23 Cf. Documento de Aparecida, Paulinas, São Paulo 2007, Discurso inaugurar del papa Benedicto XVI, p. 250. 24 Cf. Edward Demenchonok, Diálogo intercultural y las controversias de la globalización, en Raúl Fornet- Betancourt (Ed), Cultura y Poder. Op. Cit., p. 93-96.
  • 32. Esta propuesta es una seria crítica a las políticas económicas excluyentes del neoliberalismo, como reclamo del derecho de los pueblos a un mundo propio y a desarrollarse a partir de sus posibilidades, valores y metas. Se considera que toda cultura es una visión del mundo que tiene algo que decir a todos. Por lo que una propuesta civilizatoria que se precie de seria, ha de tomar en cuenta la diversidad cultural, la “pluralidad de visiones de mundo”, que se ha de articular interculturalmente. Para Raúl Fornet-Betancourt, la interculturalidad más que una posición teórica o un diálogo, es fundamentalmente una disposición, una experiencia y una actitud, que pone de manifiesto que los seres humanos estamos interrelacionados y que somos diversos. Esto supone un reaprendizaje relacional de nuestras propias referencias identitarias: interculturalidad quiere designar más bien aquella postura o disposición por la que el ser humano se capacita para [ ] y habitúa para vivir “sus” referencias identitarias en relación 25 con los llamados “otros”, es decir, compartiéndolas en convivencia con ellos. Para una transformación intercultural de la evangelización, es necesario superar el paradigma misionero de la inculturación. Esto no significa un mero cambio de nombre, sino una reedición del cristianismo que nos llegó occidentalizado. La inculturación ya no responde al nuevo contexto ni tienen validez los principios y categorías antropológicas en los que fue pensado. Hoy no sólo nos confrontamos con el dilema del colonialismo y la necesidad de afirmar la diversidad cultural, sino que estamos frente a la urgencia de una interrelación entre las culturas. Son muchos los autores que en una perspectiva liberadora apuntan la necesidad de esta transformación. A continuación presentamos lo que al respecto nos sugieren José Comblin, David J. Bosch, Luis Mujica Bermúdez, Johann Baptist Metz y Raúl Fornet-Betancourt, por su vínculo con la teología de la liberación y desde ella con la propuesta de las CEBs. Para José Comblin, la inculturación parece ser un concepto muy ambiguo, usado lo mismo por el papa, los conservadores, los progresistas, los teólogos de la liberación, los romanos. Para él, esconde la nostalgia de la sociedad de cristiandad, en la que los pueblos, más que al evangelio de Cristo, se convertían a la cultura helenística occidental.26 David J. Bosch, aunque valora positivamente la inculturación, reconoce que también tiene sus limitaciones, y que éstas no son superficiales. Para él, el evangelio no se debe equiparar con las culturas, que no se han de destruir, pero tampoco absolutizar. La inculturación esconde la idea de que la que se dio en Occidente no necesita renovarse, aprisionando el evangelio en la cultura occidental, con todos los conflictos que esto trae para su implementación.27 Luis Mujica Bermúdez,28 desenmascara las artimañas de la aculturación y la inculturación, considerados axiomas inmutables, pero que esconden presupuestos implícitos, que deben ser revisados: En la aculturación, el interventor se considera a sí mismo como poseedor de la cultura y al otro como bárbaro, hombre natural, inferior o indio, que debe 25 Raúl Fornet-Betancourt, Crítica intercultural de la filosofía latinoamericana actual, Op. Cit., p. 14-15. 26 Cf. José Comblin, As aporias da inculturação, en Revista Eclesiástica Brasileira, 223 (1996) 671. 27 Cf. David J. Bosch, Missão transformadora, mudança de paradigma na Teologia da Missão, Op. Cit., p. 543-544. 28 Cf. Luis Mujica Bermúdez, Aculturación, inculturación e interculturalidad: Los supuestos en las relaciones entre “unos” y “otros” Op. Cit. p. 55-61.
  • 33. ser civilizado y exterminado si no se deja civilizar. La inculturación, supone un avance significativo, pero el deseo de dominación persiste, aunque de forma menos obvia. La relación sigue siendo asimétrica y el otro siempre será visto como un mejor de edad, marginado o pobre, que necesita de la tutela del que ya ha madurado. Para Johann Baptist Metz, la inculturación, en su identificación con la encarnación, encierra un peligro teológico: “la idea de un cristianismo puro y desnudo que se iría colocando distintos atuendos culturales sobre una identidad preestablecida al margen de toda cultura histórica”.29 Lo cual nos impide dejar de ser una iglesia monocéntrica para convertirnos en una iglesia policéntrica. Raúl Fornet-Betancourt, nos dirá que si el cristianismo quiere estar a la altura de nuestra época: tiene que tomar en serio el diálogo con la diversidad cultural y tiene que pasar del paradigma de la inculturación al de la interculturalidad, como criterio orientador de su misión.30 Según su opinión, siete son las razones que justifican este pasaje:31 La primera, es que la inculturación todavía se maneja mediante una lógica sumamente agresiva: la tradicional militancia misionera occidental. La segunda, es la objeción a la instrumentalización de la pluralidad cultural, colocada al servicio de la “misión”. La tercera, es que al hablar de encarnar la fe cristiana en las diversas culturas, supone una visión metacultural o transcultural del mensaje cristiano. La cuarta, que brota de ésta, es el peligro de la absolutización de la propia tradición y la relativización de las demás en aras a esta idea de un núcleo transcultural. La quinta, es la cantidad de dogmas, que se convierten en un peso que dificulta el diálogo con otras tradiciones religiosas y culturales. La sexta, es la invitación a pasar del proceso encarnatorio del cristianismo, a uno de interrelación, verdadero desafío que nos plantean la interreligiosidad y la interculturalidad. La última, es que se acredita en un núcleo transcultural y en una visión estática de la cultura, nacidos del peso de la formación eurocéntrica del cristianismo, que nos lleva a confundir momentos específicos de su configuración con aquello que es universalizable. En esta perspectiva, la interculturalidad viene a ser la consecuencia lógica y la radicalización evangélica de la inculturación. El paso de una a otra ha de realizarse en constante tensión dialéctica, como dos momentos indispensables de un solo proceso: primero, el agente evangelizador ha de inculturarse; y segundo, abrirse a la experiencia de una relación intercultural. Esto es muy propio del cristianismo: por su insustituible identidad encarnada y su necesaria reencarnación en otras culturas, que ha de darse en el diálogo de los sujetos que se mutuo enriquecen en el encuentro y la relación. Para ello tenemos la tarea de repensar y reformular los objetivos y los métodos de la misión cristiana. Lo cual inicia con la resignificación y reformulación de su lenguaje, muchas veces arcaico y hermético. Como misión e interculturalidad no cuadran, por ser contradictorios y mutuo excluyentes, este cambio pasa necesariamente por la sustitución del concepto misión por el de evangelización. Con ello, conseguiríamos superar una misión ligada a la conquista y expansión colonial de Occidente, mantener la identidad originaria de este término, vinculado a la teología de la Trinidad y recuperar la 29 Johann Baptist Metz, Hacia una Iglesia universal culturalmente policéntrica. La Iglesia Católica en La actualidad, en Selecciones de Teología, 117 (1991) 65. 30 Raúl Fornet-Batancourt, De la inculturación a la interculturalidad, en Juan José Tamayo y Raúl Fornet- Batancourt (Eds), Interculturalidad, diálogo interreligioso y liberación, I simposio Internacional de Teología intercultural e Interreligiosa de la liberación, Verbo Divino, Navarra 2005, p. 48-49. 31 Raúl Fornet-Batancourt, De la inculturación a la interculturalidad, en Op. Cit., p. 48-54.
  • 34. evangelización en el sentido amplio de la eclesiología del Concilio Ecuménico Vaticano II, cuyas raíces bíblicas y teológicas, entendidas a la luz del actual contexto, constituyen un horizonte para el callejón sin salida en el que nos encontramos. 4. CARACTERÍSTICAS DE UNA EVANGELIZACIÓN INTERCULTURAL Asumir la diversidad cultural, que es un imperativo del momento, envuelve superar los discursos que pretenden uniformar la cultura, con enfoques basados en modelos únicos (DA 59). En este apartado nos disponemos a delinear las principales características de una evangelización intercultural para mostrar su sintonía con la propuesta liberadora de las CEBs. Con la Evangelii Nuntiandi, rescatamos que evangelizar es la razón de ser de la iglesia, su gracia y su vocación más originaria, su identidad más profunda (EN 14). Es una tarea compleja, rica y dinámica, que no se reduce al anuncio de Cristo, a la predicación, al bautismo, la catequesis ni a los sacramentos (EN 17), que busca impactar todas las dimensiones de la vida humana (EN 18), hasta entrar en las raíces de las personas y las culturas, penetrando sus criterios de juicio, sus valores, sus centros de interés, sus líneas de pensamiento, sus fuentes inspiradoras y sus modelos de vida (EN 19). Para ello, el testimonio juega un papel importantísimo, como comprensión y acogida, comunión de vida y destino con la humanidad (EN 21). La evangelización es más que proselitismo, que la predicación de la segunda venida de Jesús, que una proclamación verbal y que la extensión de la Iglesia. Ella es un convite personal y contextual, es lucha por la justicia, que brota de la gratuidad de Dios, el sumo bien y el amor total, en quien coinciden libertad y necesidad, gratuidad y obligación como necesidad de gratuidad. Esto, porque aspira a la glorificación de Dios y la del pobre y a la redención de las injusticias. En la línea de la educación liberadora de Paulo Freire, no debemos evangelizar con los métodos pedagógicos que llevan a la opresión. Ésta no es el acto de depositar, narrar, transferir o transmitir conocimiento, doctrinas y valores, sino de establecer una relación dialógica entre “evangelizando” y “evangelizador” (ambos sujetos), diciendo su propia palabra. Nadie evangeliza a nadie y nadie se evangeliza solo, sino que todos juntos nos mutuoevangelizamos. Por eso, no acontece de la noche a la mañana, sino que implica un proceso que dura toda la vida; la nuestra y la de las comunidades humanas con las que entramos en contacto.32 Evangelizar es compartir herramientas para juntos interpretar mejor el mundo, sabiéndonos religados y mutuo implicados en la tarea de hacer la vida más plenamente humana para todos y todas, incluida la propia creación. Para que esto se dé hace falta una gran apertura de las culturas que entran en diálogo. “De quien emite el mensaje”, se requiere la capacidad de reconocer que en el “otro” viven elementos que explican mejor el cristianismo que en su cultura. “De quien lo recibe”, también ha de existir la disponibilidad para ver que ese mensaje que se “trae”, sobre todo con el testimonio, contiene elementos que elevarían su cultura. 32 Paulo Freire, Pedagogia do oprimido, Paz e Terra, Rio de Janeiro 1987.