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Dr. Tomás Aguilar
LOS CAMINOS DEL CHE
A María Antonia que pregunta ¿Quien es el Che?
Autor: Dr Tomas Aguilar
Levantamiento del texto: Ing Henry López
Diseño de Portada: Ing Luis Vásquez
Diagramación: Miguel Cumbe T.
Ediciones: Hombre Nuevo
Cuenca, Octubre 8/2002
LOS CAMINOS DEL CHE
“Que vachache, está ahí aunque no lo
quieran/está en la noche, está en la leche/en cada
coche y en cada bache y cada boche/está, le
largarán los perros y lo mismo estará/aunque lo
acechen, lo buscarán troche y moche/y en todo el
que se agrande y se repeche/él estará, me
cachendió”
(Julio Cortázar: “Último round”)
“Al Che que sabía y nos enseñó como se hacen
los hombres”
(Leon Felipe)
LOS NOMBRES DEL CHE
“Tu nombre, CHE, Cabalga por América
Con fuerza telúrica y colérica
Tu nombre, Che, tu nombre guerrillero”
(Fermin Carlos Díaz)
El 14 de julio de 1928 nace en Rosario, República
de Argentina, Ernesto Guevara de la Serna y
empieza a dar los primeros pasos, para conocer
“Nuestra América” desde su optimismo y su
esperanza “ con una voluntad-como el mismo
dirá-que he pulido con delectación de artista”. El
Che recorrerá los pasajes de ternura, al borde de
los abismos, acosado por el asma, pero contando
todas las estrellas y “haciendo camino al andar”
como en la canción de Joan Manuel Serrat.
Ernesto Guevara dejará el corazón a su paso y
esa huella indeleble habria de perdurar en las
selvas, pampas y montañas de las Patrias, de las
suertes, de los destinos, de las muertes, de los
pueblos y de los hombres que aprendamos a
quererlo desde su histórica altura y más allá de la
memoria.
Nuestro, le decian fraternamente Manuel Agustin
Aguirre; Artista, le designo sabiamente Fidel;
Ramón, era su nombre de combate en la guerrilla
de Bolivia; como Tatú que es Tres, era conocido
en las selvas del Congo; San Ernesto de la
Higuera, le llamaron los campesinos bolivianos: Mi
Sangre, lo dirían los guajiros cubanos; Condotiere
del siglo XX, se definió el mismo; Comandante
Guevara, Guerrillero Heróico, Che de América,
Ernesto Che Guevara, o simplemente El Che, le
nombramos todos aunque todavía sintamos
verguenza al teclear las tres letras mundiales de
su nombre, para decirlo desde la nostalgia de
Mario Benedetti en su poema “ Consternados,
rabiosos”.
Cuando era niño sus familiares le apodaban
cariñoamente Te té y el firmaba sus cartas que
enviaba a su tía Beatriz con una doble T (TT) que
evocaba su inocencia.
Muchos años mas tarde, recuerda Emilio Swin
Quezada, lo seguia haciendo para impedir que los
servicios de inteligencia de Batista lo identificara
como el culpable de los sueños. En esos tiempos
las agencias de calumnias del imperialismo
norteamericano por medio del servil gobierno de
Batista, con el inútil afán de desprestigiar al héroe
que empezaba a tomarse por asalto el corazón de
los cubanos, lo calificaban como “bandido
argentino”, “asesino profesional”, “sanguinario
comunista”, “aventurero internacional”. Despues
de su muerte han pretendido asesinarlo muchas
veces buscando convertirlo en mito, el leyenda,
en afiche de consumo. Y siempre, temerosos de
su sombra y su fantasma, han buscado que
desaparezca de todos los espacios; “ Que su
amigo Fidel mandó que lo mataran, que lo
asesinaron en Santo Domingo o en Guatemala,
que lo desvanecieron sin dejar rastro”, difundirían
sus inverosímiles calumnias los imperialistas
antes de poder asesinarl0 finalmente el Bolivia.
“Hola Saturno, tenemos a Papá” trasmitirá su
mensaje cifrado el capitán Prado, cuando lo
capturan con graves heridas en la quebrada de
Yuro; “Saluden a Papá” dispondrá su muerte en la
Higuera el General Ovando; de modo que los
serviles del imperio le llamaron con el tierno
nombre con el que Ernesto Guevara se despide
de sus hijos, al salir de Cuba. “... Hasta siempre
hijitos, espero verlos todavía. Un beso grandote y
un abrazo de papá”.
Sin embargo, Ernesto Guevara “volviendo al
camino, con su adarga al brazo” sobrevivía a la
muerte y a la ingratitud de la desmemoria. Asi se
observa hasta la Victoria Siempre, porque como
lo dice Fidel “Del Che no se podrá hablar nunca
en pasado”. Es el Pelao de los amigos argentinos
de su adolescencia que lo apodaban de este
modo porque llevaba el pelo muy corto; es Luis en
el cuento “Reunión” de Cortázar, es el Ernestico
de su padre Ernesto Guevara Linch, es Fernando
Sacamuelas como se llamaba el mismo en la
guerrilla boliviana por sus frecuentes extracciones
dentales que realiza, es el Fuser de su amigo
Alberto Granados, es el Che Guevara de todos, a
quien lo querian con nombre y apellido/pero el se
volvio nombre de pila/ y se fundió en nosotros, lo
apunta y lo preserva el poeta cubano Rogelio
Nogueras.
Es Ernesto Guevara, el cubano, el argentino, el
latino Americano, el universal “Che” a quien
contemplamos “tomando el rábano por el rábano/
y una montaña de ardor por las raíces” en la
alergia del recuerdo de Nicolás Guillen.
Con el profundo amor de mujer comprometida
con la vida, Teresa Suarez Rey, maternal y
poéticamente, resuelve la misteriosa ternura de
los nombres del Che cuando dice:
“Las tres letras de tu nombre pequeño/ llenan
todo una página/ las dibujó la mano de mi hijo/
que hoy aprende a escribir / mañana, cuando
sepa tu historia/, sabrá también porqué se llama
Ernesto/”.
ERNESTO GUEVARA DECIDE SU DESTINO
“Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo que
el revolucionario verdadero está guiado por
grandes sentimientos” (Ernesto Guevara)
Aquel estudiante de medicina que al final de la
década del 40 recorría su patria en una bicicleta
reforzada con motor cuchiolo y cuya fotografía
aparecía en la revista El Grafico como propaganda
de tales motores; ese muchacho de pésimo oído
musical que cantaba desafinadamente el tango y
apenas le daba importancia al baile pero sabía
reír; aquel viajero de la ternura que en el
leprocomio de San Pablo en la Amazonía peruana
compartía el pan y las pequeñas alegrías con los
leprosos; el joven extraordinario que había sido
declarado por el ejército argentino
completamente inepto para la vida militar; ese
deportista que cruzaba a nado el Amazonas y
que jugó fútbol como guardameta del equipo
Sporting de Leticia y Rugbi en la segunda del Club
Atlético Atalaya de Buenos Aires, y que en
muchas ocasiones tenía que salir de la cancha
para aplicarse un vaporizador contra el asma;
aquel poeta que amaba con inmensa la vida a
pesar del aire que le faltaba en sus pulmones y
gustaba de los perros vagabundos, las mariposas
de colores, el canto del sinsonte y los versos de
Baudelaire, ese universitario que aprobó en
menos de un año doce asignaturas para
graduarse de médico; ese médico que habría
descubierto, había percibido, había asimilado en
sus viajes de estudiante todo el dolor de nuestra
América, habría de escoger un día, entre un
trabajo seguro en Cabo Blanco, Venezuela, lugar
en el que le esperaba su amigo Alberto Granados
y, un destino incierto, complicado, profundo,
infinito; y entonces ese poeta aventurero elegiría
el infinito y gracias a esa luminosa y libertadora
elección, los soñadores del mundo contaríamos
para siempre con el ejemplo del Che de América.
EL CHE: DESDE CUBA PARA EL MUNDO.
“Donde comienza Ché tu nombre”
(Roberto Rodríguez)
Ernesto Guevara empezó a ser guerrillero sin
dejar de ser médico en Guatemala donde a finales
de 1953, conspira con el grupo comunista PGT,
Será el médico de los sindicatos; el que ayudaba
a ayudar, el que no dejaba que maten los sueños,
el fotógrafo ambulante de las calles, porque
también el raro y comedido extranjero será el
amigo, el hombre de consultas, el pana de
muchos de los esperanzados guatemaltecos.
Simpatizante y defensor del gobierno progresista
de Arbenz, se involucrará con todos los riesgos y
las ganas en esas propuestas y será testigo en el
54 de la caída , del gobierno guatemalteco
propiciada por el imperialismo yanqui. Después se
trasladará a México con la intención de ser
cronista de los juegos panamericanos; y en la
inmensa capital, este argentino de residencia
ilegal hará amistad con “unos cubanos” “cierta
noche de julio o agosto de 1955 cuando
conocimos al Che” según relata Fidel Castro.
Ernesto Guevara con más precisión en los
recuerdos, les dirá en su carta de despedida:
“Fidel: Me acuerdo en esta hora de muchas cosas,
de cuando te conocí en casa de María Antonia, de
cuando me propusiste venir, de toda la tensión de
los preparativos…” A Alberto Granados le
escribirá, acariciando los presagios que “había
encontrado en México un cubano que, creía en la
revolución armada.”
A finales de noviembre de 1956 el Che,
integrando la heroica tripulación del Granma
viajará a Cuba con otros 82 soñadores de los
cuales apenas doce sobrevivirán a la “sorpresa de
Alegría de Pio” luego del desembarco el 2 de
diciembre de 1956:
“Tenía adelante una mochila llena de
medicamentos y una caja de balas, las dos eran
de mucho peso para transportarlas juntas; tomé
la caja de balas dejando la mochila para cruzar el
claro que me separaba de las cañas” contará el
Che en “Pasajes de la guerra revolucionaria” con
lo que otra vez el médico ha optado por su
destino de soldado. Entonces vivirá los
inolvidables e intensos días de Sierra Maestra y
pasará tres infinitos años de combate, en la
Planta, en la Palma Mocha, en Remedios, en el
Hombrito, en el Pino de Agua, Mar Verde, Minas
de Frio, las Mercedes, en el cuartel de Uvero; en
la toma de Villas. Finalmente, tras múltiples
hazañas, “La Guerrilla Suicida” del Comandante
Ernesto Guevara ingresará victoriosa en Santa
Clara el 1 de Enero de 1959.
Tras el triunfo revolucionario el Che aparecerá en
todas partes y será de todos; Presidente del
Banco Nacional de Cuba, Ministro de industrias;
defensor de la soberanía cubana y de los
derechos de los pueblos en Punta del Este,
Uruguay. Viajero de la solidaridad internacional en
África y en Asía; combatiente de Angola; heroico
luchador de las utopías en Bolivia.
“Hago formal renuncia de mis cargos a la
Dirección del Partido, de mi puesto de Ministro, de
mi grado de Comandante, de mi condición de
Cubano…” le dirá a Fidel en la carta de
despedida. El Che renuncia a las glorias del poder
en 1965 y lo hace para continuar su lucha por la
libertad en otras partes del mundo; sentía otra
vez “bajo sus talones el costillar de Rocinante” el
anuncio, realizado en la ONU en diciembre de
1964, de que estaría dispuesto a entregar la vida,
es singularmente admirable y ejemplar:
“Soy cubano y también soy argentino y me siento
tan patriota de Latinoamérica, de cualquier país
de Latinoamérica, como el que más y en el
momento en el que fuera necesario, estaría
dispuesto a entregar mi vida por la liberación de
cualquiera de los países Latinoamericanos, sin
pedirle nada a nadie”
El Che de los “prontos” como lo decían los
campesinos cubanos por la inmediatez y lo
improvisto de sus respuestas y acciones; el
Comandante Guevara, el compañero Che, hará de
todo por su Cuba liberada; alfabetizador, dentista,
guerrillero, médico, amigo, cortador de caña,
renunciara a todo para darse a todos. Dejará el
amor en Cuba; allá quedarían siempre
aguardándolo, su mujer Aleida March y sus cuatro
hijos; “a Aleida la conoció en las selvas del
Escambray y se casó después cuando triunfó la
revolución cubana” recuerda Alberto Castellanos,
lugarteniente suyo que también cuenta que
conservaba el pantalón y la camisa con los que se
casó el Che pero que la camisa, su madre la había
enviado entre los donativos del pueblo cubano, al
Viet Nam.
Ernesto “Che” Guevara; cubano, argentino,
boliviano, africano, latinoamericano
internacionalista, sacrificará una vez mas el amor
por el amor. Nunca mas se lo vería por las calles
cubanas con su perro Muralla, ni sus hijos
sentirían su ternura infinita y sus caricias; ni
Haydee Santa María compartiría con el un mate y
un cigarro mientras hablaban bajo la sombra de
un árbol de la revolución, de Fidel, de las
ocurrencias del entrañable Camilo Cien Fuegos,
del internacionalismo, de Viet Nam; ningún otro
compañero suyo como Ricardo Martínez volvería a
gritarle fraternalmente desde su libertad y su
alegría de cubano en medio de embajadores y
diplomáticos “coño Che” . En Cuba quedaría lo
mejor de su recuerdo; “que si me llegara la hora
definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento
será para este pueblo y especialmente para ti”
concluye su hermosísima carta a Fidel.
¡EL CHE SI, EL IMPERIO NO¡
“Además qué podemos decir los poetas ahora que
las manos del Che tocaron la esperanza”.
(Jesús Cos Caussé)
James Deean, el atormentado actor
norteamericano, cuya imagen se convertiría en
símbolo de la sociedad y el desconcierto de “este
maravilloso pueblo enfermo” que era y todavía
es, el pueblo norteamericano, se había suicidado,
al final de los años 50 sin encontrar nunca
respuestas a su “Rebelión sin causa” ; en cambio,
en Latinoamérica una rebelde juventud con causa
reinaugurada la esperanza, Fidel, Camilo, Raúl, El
Che, habrían mostrado en camino de la
subversión acusando con su ejemplo al estúpido y
resignado silencio de los hombres viejos “ ¡Cuba
si, y Yanquis no¡”, era el grito de la América
nueva contra la vieja y prostituida América de
mentira.
La Revolución Cubana sorprendió dormido al
monstruo imperialista, no obstante el poderoso
engendro, al despertar reunió todos sus rencores,
sus esfuerzos y sus miedos para devolver los
golpes en contra de la historia. A comienzos de su
gestión en 1961, el presidente imperialista Jhon F
Kenedy había anunciado: “Estados Unidos
prefiere mantener en América Latina regímenes
democráticos decentes, pero ante el peligro que
llegue al poder Castro, siempre apoyaríamos un
Trujillo” El sanguinario dictador de la República de
Santo Domingo que vistió de terror y corrupción
asta su muerte, era el modelo a ser reeditado
para gobernar los países del sur de Rio Bravo,
conforme lo expresaba el primer marido de
Jacqueline Onasis; años antes Franklin Roosevelt
con apropiado cinismo decía; “Somosa podrá ser
un hijo de puta pero es nuestro hijo de puta”. Y en
los años 60, en contra del Che, de Fidel, en contra
del sueño Cubano, se reprodujeron tales hijos
fecundados por el imperio. Tiempo de los Gorilas
y las grotescas dictaduras militares apoyadas con
amargas doctrinas antidemocráticas con la de la
seguridad nacional; tiempos de sobresalto que
sumirían a la América Latina en la larga pesadilla
que ocuparía las décadas de los 60 y 70. Los
desafíos de la imaginación, del buen humor, de la
alegría, contrastaban con los esquemas fríos del
horror, generados desde el imperio.
El presidente Kennedy y la alianza para el
Progreso apretaban con sus asquerosos dedos de
mito la garganta de los pueblos del denominado
tercer mundo; recetas de infelicidad y miseria
llegaban traídas por “esos buenos muchachos”
voluntarios de los cuerpos de la paz;
excepcionalmente, algunos se escapaban del
control del sistema adoptando nuestros sueños
pero, los más se encargaban de entregar entre
leche en polvo y alimentos esterilizados, las
admoniciones del imperio. Nunca más en
Latinoamérica se repetiría la experiencia cubana;
nunca mas un hombre de las dimensiones de
Ernesto Che Guevara comandaría la guerrilla en
ninguno de nuestros pueblos. Eso pretendían los
gringos de Wall Street. Sin embargo, los mágicos
años 60 pondrían a prueba el corazón de los seres
que, para decirlo con palabras de Howard Fast:
“… se mirarían unos a otros, con el aire culpable y
avergonzado de los hombres que sueñan por un
momento con lo imposible y se atreven a creer en
él”.
Acaso a partir de la Revolución Cubana, del Che y
de Fidel, los seres nuevos del tercer mundo
reivindicarían su “derecho a soñar sueños que se
desensueñen” como proclama Eduardo Galeano;
porque es bueno repetirnos con José Santos
Chocano “ no te des por vencido ni aun vencido”;
de modo que es preciso volver a soñar que otro
Che de América luchan por la dignidad humana
esta hora de tantas decepciones.
EL CHE INICIOS DE LOS 60
“¿Por qué gritan ahora los estudiantes? …contra
los gringos, porque Fidel Castro les ganó a los
Americanos en Bahía de Cochinos, porque
mataron a Carley Cheesman o al negro Lumumba,
que se yo…”
(Hablamos Bolívar, Eliécer Cárdenas)
Comenzaban los 60, Casius Clay maravilla en los
juegos olímpicos de Roma; Quino enseñaba a
hablar a Mafalda; los stalinistas usurpando el
nombre de Socialismo levantan el Muro de Berlín;
García Márquez se metía en los recovecos de lo
que mas tarde sería “Cien años de Soledad”;
Patricio Lumumba, el líder negro, era asesinado
en el Congo. El foco guerrillero alumbraba los
sueños de libertad en las selvas y montañas
latinoamericanas que podrían convertirse en “dos,
tres, muchos Viet Nam”. La revolución cubana
demostraba al mundo que se podía revolucionar
lo imposible. Eran los días en que la imaginación,
en un proceso continuo, abría las puertas para
que lo posible revolucionara lo imposible; los
hippies pretendían revolucionar el amor que
nunca dejaría de ser revolucionario pero les
asesinaban la ternura ofreciéndoles las drogas de
los paraísos artificiales; los Beatles
revolucionaban la música pero les transformaban
en leyendas de publicidad; los soviéticos y los
yanquis se preparaban a revolucionar el espacio
después de la hazaña del cosmonauta ruso Yuri
Gagarin pero, al paso de los años convertirían ese
misterio en infinita zona de conquista, en
prolongación inverosímil de la guerra fría, llamada
la guerra de las galaxias. Cuba se transformaba
desafiando al imperio, para dejar de ser “su salón
de juego”, su “prostíbulo”, su “playa de
diversiones”, y convertirse en símbolo de libertad
y la dignidad humana, El Che Guevara, entonces,
presidente del Banco Nacional Cubano, hilvanaba
sus proyectos de solidaridad internacional;
soñaba en Angola, en Bolivia, en Argentina;
pensaba darse en todas las patrias. Se lo miró a
inicios de los 60 “entrar, de pie por las canciones
de los pueblos”.
El Che que tenía “un indio degollado en la
mirada” (1) “entraba como jamás tan vivo / en
espejo del hombre convertido/” (2) para ser por
siempre el Che de América, el hombre nuevo,
ejemplo de los hombres y los niños “sin una sola
mancha en su conducta” (3).
Omar Perdomo.
(1)Félix Pita Rodríguez.
(2)Fidel Castro.
LA DÉCADA DE LOS 60 EN LA ESPERANZA DEL
CHE
“Volveremos a las montañas. ¡Victoria o muerte¡”
(Inti Peredo)
La década del 60 esta repleta de sueños
guerrilleros. La fe, el optimismo, las iras, el coraje
y la alegría de los habitantes del tercer mundo
tienen color verde olivo. La conciencia de las
desigualdades, de la opresión, del despojo
imperialista se profundiza, crece, conmueve, hace
mas anchos los caminos de la imaginación luego
de la revolución cubana; “mira que bajitas son las
estrellas de ese pueblo”, diría un niño cubano que
nacía a la revolución, cuando por primera vez
observó el alumbrado eléctrico “¿Qué es el
subdesarrollo? Un enano de cabeza enorme y
tórax henchido…”, había expresado el
comandante Guevara; y frente al subdesarrollo y
con ejemplo de los barbudos de Sierra Maestra se
produce el apogeo del movimiento guerrillero en
América Latina; En Colombia, Guatemala,
Venezuela, Brasil, Perú, Argentina, Paraguay y
Uruguay surgen movimientos guerrilleros o se
fortalecen los ya existentes. Los inverosímiles
Tupamaros asombraban al mundo con su técnica,
con su ingenio, sus golpes de audacia, las FARC
liberaban esperanzas y proclamaba Repúblicas.
En Venezuela era el MIRC; en Argentina el Ejército
Revolucionario del Pueblo, Raúl Sendic en el
Uruguay; Américo Martín y Douglas Bravo en
Venezuela; Fabio Vásquez y Marulanda en
Colombia; Hugo Blanco en Perú; Yon Sosa y Cesar
Montes en Guatemala, son algunos de los jefes
guerrilleros que se introducen en los insomnios y
en los delirios de infame esplendor de los
imperialistas para convertir sus sueños en
pesadillas.
Esos líderes debieron tener algo del Che y es
seguro que intentaban seguir sus huellas. Sin
embargo, el gobierno de Estados Unidos y sus
guardianes, los “pequeños seres en el poder” le
rendían “un bárbaro culto a la muerte”. Se
organizaban masacres en Panamá y Guatemala;
el terrorismo de derecha lanzaba bombas a los
templos para responsabilizar de sus actos a los
hombres de izquierda; se asesinaban niños y
mendigos; se esterilizaban a las mujeres; se
desarrollaban campañas de desinformación y
desesperanza “no permitiremos otra Cuba” fue el
eslogan del presidente de los Estados Unidos en
la década de los 60; de Kennedy (asesinado en
1963), de Jhonson, de Nixon. El imperialismo,
como siempre, estaba dispuesto a todo para
defender sus mezquinos intereses.
En 1964, con el asesoramiento de la CIA, los
militares dan el golpe contra el gobierno
progresista de Joao Goluart en el Brasil; en 1965,
los marines norteamericanos invaden Santo
Domingo; en México, al borde de la olimpiada del
68 son asesinados, en la plaza de Tlatelco… “400
camaradas/, por esos valientes soldados / que
mataban por la espalda/”…”/ que amarán a sus
mujeres con manos ensangrentadas”, como dice
la canción que los evoca, jefes guerrilleros como
el cura Camilo Torres en Colombia. Turcios en
Lima en Guatemala, Patricio Ojeda en Venezuela
caían en la lucha revolucionaria. Era la década en
que los pueblos debían de decidirse entre la
cooperación con el imperialismo o la revolución.
Sin embargo, los gobiernos traicionando a los
pueblos decidirán, por la cooperación más
perversa y servil.
Son los años de fantasía; “los hombres y los
artistas que crecieron en la década de los 60
elevaban hasta su mas alto grado de libertad de
crear”. En Cuba la única experiencia de sus
artistas era “la revolución que no era un mito sino
la razón de ser de la vida cotidiana”.
También fueron los largos días de la amenaza
atómica sobre la libertad, especialmente en Cuba.
La primavera de plaga era aplastada por los
ataques del stalinismo soviético; Argelia
alcanzaba su independencia; Guinea Portuguesa y
Angola luchaban por la suya; las divergencias
sino-soviéticas confundían a los comunistas del
mundo y perjudicaban a l movimiento
revolucionario; los astronautas yanquis llegaban a
la luna, desde donde podían apreciar mas
fácilmente “las riquezas de las que se
apoderarían a ningún precio” Claslus Clay era
despojado del titulo mundial de boxeo por
“negarse a matar a sus hermanos amarillos en
Viet Nam”, Salvador Allende, el obstinado
candidato a la Presidencia de Chile (tan
bellamente tenaz que anunciaba que su lápida
diría “Aquí yace Salvador Allende futuro
Presidente de Chile”) proponía una vía distinta al
Socialismo; Angela Davis y el poder negro
anunciaban las absurdas desigualdades del
racismo, los estudiantes latinoamericanos
dominaban las calles diciéndole “no” al imperio y
a la tristeza.
La década de los 60 esta llena de desafíos de la
imaginación y también de amargas respuestas.
Revisionismo, aventurerismo, dogmatismo,
apartheid, sionismo, no alineados, vaticano II,
hongo atómico, maoísmo, foquismo, palestina,
Laos, internacionalismo, eran palabras que
llenaban el lenguaje cotidiano de aquellos días; se
sobreentiende claro, que la revolución cubana,
Fidel y el ejemplo de Guevara ocupan los sueños
de todos o casi todos, incluso las fantasías de
horror de sus enemigos. En mayo del 68, los
estudiantes franceses grababan en los muros
consignas del Che, cuya imagen publica se
difundió especialmente con la famosa fotografía,
de Alberto Korda, que muestra al guerrillero,
cubierto con la boina y su uniforme verde olivo.
Los estudiantes franceses hacían la revolución de
la imaginación contra el absurdo: “Lenin
despierta, el mundo esta loco” escribían sobre
paredes; “debajo de los adoquines están las
playas” señalaban. Y Ernesto, el Che Guevara,
muerto en octubre de 1967, siete meses antes del
Mayo francés, nos enseñaban a todos que no es
imposible vencer a la muerte y que él, incluso
muerto, nunca dejaría de combatir “hasta la
victoria siempre”…, “el equivocado aventurero e
idealista Guevara” –bajo la concepción de los
amargos – nos señalaba a todos los luminosos
caminos del futuro.
EL CHE EN NOSOTROS
“No nos dejes caer en la tentación de olvidar o
vender este pasado o arrendar una sola hectárea
de su olvido”
(Mario Benedetti)
Un día de octubre de 1953, en Guayaquil Ernesto
Guevara que para sobrevivir y llegar a Venezuela
vendía cadenitas doradas en las calles del puerto
es invitado, por el abogado Ricardo Rojo,
compatriota suyo a proseguir viaje a Guatemala
país en el que a decir de Rojo se desarrolla, una
“verdadera revolución social”. La histórica
decisión de Guevara d seguir hacia Guatemala lo
llevará al encuentro con su destino. El Che estuvo
entre nosotros y continúa con nosotros.
No solamente porque haya caminado nuestras
calles o porque en la revista “verde olivo” de Abril
de 1961 haya denunciado; “la infamia cometida
contra Ecuador en su disputa contra el Perú”
como la expresión de la competencia entre los
grandes consorcios monopolistas del mundo; o,
porque también en nuestro país haya calado los
sueños guerrilleros- por allí se sabe de cierto
simulacro de movimiento guerrillero que abortó
en el Toachi. Tal vez un colegial de entonces
recuerda entres sus nostalgias que por haber
revelado, su inagotable admiración por el Che
Guevara fue expulsado de su colegio religioso de
nuestra ciudad – ni porque desde los lejanos
tiempos de la adolescencia lo hallábamos llevado
en la casaca y el corazón. El Che sigue entre
nosotros sobre todo porque gracias a la historia
continua golpeándonos con su ejemplo 35 años
después de su muerte, frente a la miseria, frente
a la corrupción del sistema capitalista, la única
posibilidad de redención humana es la lucha que
rescate su estilo, su forma de ser humano A pesar
del síndrome de las “ilusiones perdidas”; a pesar
de la profunda crisis que sacude a la izquierda, a
pesar de todos los izquierdistas arrepentidos que
le hacen coro a los que dicen que se quedó a tras
la lucha de clases y las ideologías, y que, con el
derrumbe del Socialismo en Europa no queda
nada por hacer en tanto retoña el racismo y el
Nazismo, nosotros seguimos soñando los sueños
del Che. No importa la nostalgia. En el octubre
triste de su muerte, en medio de las canciones de
Leonardo Fabio y los Iracundos, de Leo Dan o
Palito Ortega lo nombramos permanentemente,
se cantaban sus paisajes guerrilleros, aprendimos
con él a “odiar con amor revolucionario” al
gobierno norteamericano y a la Burguesía criolla,
a los prepotentes y a los serviles; cierto
“aprendimos a quererlo…”.
Mientras algunos nos atormentábamos con las
novelas de Dostoyevski o pretendíamos
“entender” “El retorno de los brujos”; mientras
sentíamos la poesía de Pablo Neruda, o
descubríamos a Cesar Vallejo o nos
deslumbrábamos con nuestro Cesar Dávila
(muerto en el mismo año del guerrillero heroico)
conocíamos cada día algo del comandante
Ernesto Guevara; lo encontrábamos en su diario
en Bolivia, en el cuento Reunión de Cortazar y
hasta lo comprábamos como artículo de consumo
en los mercados del capitalismo. Tomábamos algo
suyo con la intensión de que nos perteneciera
para siempre; seguimos su estrella y los caminos
de la guerrilla en Bolivia; Mario Monje y el partido
Comunista lo traicionaban; Regis Debray caía
prisionero, Joaquín, Juan Pablo Chang, Tanía la
Guerrera, Coco Peredo morían en combate; el
imperialista cerraba sus cercos sobre el Che…
entonces si apenas si los niños, los adolecentes y
los hombres puros de esos años sospechaban que
algún rato serían arrastrados por las dudas, por
las perezas, por las cómodas y oscuras
resignaciones.
Queríamos creer que “solo la verdad es
revolucionaria” y en medio de tanta mentira
pretendíamos acercarnos a la verdad del Che
Guevara, aunque, en esos años-finales de los 60-
y ahora también lamentarnos, lamentemos que
todos-digámoslo con las palabras de Jorge Enrique
Adoum, “Entre Marx y una mujer desnuda”
“hayamos en cierta medida sido cómplices de su
muerte y de la muerte de centenares de
guerrilleros cuyo nombre hemos ignorado u
olvidado y en ese mismo momento ya hemos
olvidado nuestra culpa”.
CHE EN TODAS PARTES
“Te llevamos cada día Ministro cada día soldado,
cada día gente llana y difícil cada día y puro como
un niño como un hombre puro…”
(Nicolás Guillen)
“¿Che donde te puedo escribir? Me dirás que a
cualquier parte…”.
Haydee Santamaría inicia así, su conmovedora
carta al Comandante Guevara al conocer que el
artista de la revolución ha caído en combate
frente a su ejército de liberación internacional, en
la quebrada de Yuro, a ocho kilómetros de la
Higuera, en la Provincia de Santa Cruz, Bolivia, el
ocho de Octubre de 1967, año el Viet Nam
Heroico. Haydee tenía razón, el Che estaba en
todas partes: “En el indio hecho de sueño y cobre.
Y en el negro / revuelto en espumosa
muchedumbre/”, dice el poeta cubano Nicolás
Guillen. Su ejemplo había penetrado en los más
puros corazones latinoamericanos. Los
universitarios argentinos querían repetir su viaje a
pie hasta México; las madres cubanas le ponían a
sus hijos su nombre universal, Ernesto; los
jóvenes querían ser como él.
Nunca la frase de José Martí: “Hay hombres que
hasta después de muertos dan luz a la aurora”
apareció tan trasparente, tan cierta, tan
proféticamente dedicada a una persona; Al
Comandante Guevara. Por eso también en Cuba
treinta y cinco años después de su desaparición
física, el che brilla intensamente “entre la ira y la
esperanza” de los pueblos y de los hombres del
tercer mundo (tal vez de este modo lo había
concebido Agustín Cueva). Es que a “pesar de los
pesares”; a pesar que existan hombres que
“tienen huellas que borrar, un pasado que
expirar; las mentiras que dijeron, las verdades
que callaron” como señala Eduardo Galeano; a
pesar de esos amargos que despertaron
arrepentidos de haber admirado alguna vez al
Che Guevara y al Comandante Fidel Castro, a la
revolución cubana y al Socialismo y que más
tarde o más temprano se volvieron cínicos
defensores del sistema de explotación donde se
desenvuelven excelentemente bien y hasta hacen
cuenta, de lo que perdieron, de lo que dejaron de
ganar (en dinero, claro que en dinero y en
confort), a pesar de ellos y contra lo que ellos
desearían es menester anunciarles que siempre
queda un espacio de esperanza para sustituir el
desencanto de la absurda resaca que padecen;
habría que repetir con los poetas cubanos Alberto
Echeverría y Ernesto Agüero que “desde que
crecen los niños/queriendo ser como el Che/” es
posible salvarse. Y Bien incluso para aquellos
desertores cabe todavía el inmenso ejemplo del
heroico guerrillero que desvanecerá el pesimismo,
la soledad, la angustia de los ideólogos del
desamor por que ha pesar de los años perdidos
todavía es posible crecer hasta el inmenso Che
nuestro de cada día…
“Buena parte del Che Guevara, pienso, esa
misteriosa energía que va mucho mas allá de su
muerte y de sus errores, viene de un echo muy
simple; él fue un raro tipo que decía lo que
pensaba y que hacía lo que decía”
(Eduardo Galeano:”El libro de los abrazos)
ERNESTO GUEVARA DECIDE SU DESTINO
“Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo que
el revolucionario verdadero está guiado por
grandes sentimientos” (Ernesto Guevara)
Aquel estudiante de medicina que al final de la
década del 40 recorría su patria en una bicicleta
reforzada con motor cuchiolo y cuya fotografía
aparecía en la revista El Grafico como propaganda
de tales motores; ese muchacho de pésimo oído
musical que cantaba desafinadamente el tango y
apenas le daba importancia al baile pero sabía
reír; aquel viajero de la ternura que en el
leprocomio de San Pablo en la Amazonía peruana
compartía el pan y las pequeñas alegrías con los
leprosos; el joven extraordinario que había sido
declarado por el ejército argentino
completamente inepto para la vida militar; ese
deportista que cruzaba a nado el Amazonas y
que jugó fútbol como guardameta del equipo
Sporting de Leticia y Rugbi en la segunda del Club
Atlético Atalaya de Buenos Aires, y que en
muchas ocasiones tenía que salir de la cancha
para aplicarse un vaporizador contra el asma;
aquel poeta que amaba con inmensa la vida a
pesar del aire que le faltaba en sus pulmones y
gustaba de los perros vagabundos, las mariposas
de colores, el canto del sinsonte y los versos de
Baudelaire, ese universitario que aprobó en
menos de un año doce asignaturas para
graduarse de médico; ese médico que habría
descubierto, había percibido, había asimilado en
sus viajes de estudiante todo el dolor de nuestra
América, habría de escoger un día, entre un
trabajo seguro en Cabo Blanco, Venezuela, lugar
en el que le esperaba su amigo Alberto Granados
y, un destino incierto, complicado, profundo,
infinito; y entonces ese poeta aventurero elegiría
el infinito y gracias a esa luminosa y libertadora
elección, los soñadores del mundo contaríamos
para siempre con el ejemplo del Che de América.
EL CHE: DESDE CUBA PARA EL MUNDO.
“Donde comienza Ché tu nombre”
(Roberto Rodríguez)
Ernesto Guevara empezó a ser guerrillero sin
dejar de ser médico en Guatemala donde a finales
de 1953, conspira con el grupo comunista PGT,
Será el médico de los sindicatos; el que ayudaba
a ayudar, el que no dejaba que maten los sueños,
el fotógrafo ambulante de las calles, porque
también el raro y comedido extranjero será el
amigo, el hombre de consultas, el pana de
muchos de los esperanzados guatemaltecos.
Simpatizante y defensor del gobierno progresista
de Arbenz, se involucrará con todos los riesgos y
las ganas en esas propuestas y será testigo en el
54 de la caída , del gobierno guatemalteco
propiciada por el imperialismo yanqui. Después se
trasladará a México con la intención de ser
cronista de los juegos panamericanos; y en la
inmensa capital, este argentino de residencia
ilegal hará amistad con “unos cubanos” “cierta
noche de julio o agosto de 1955 cuando
conocimos al Che” según relata Fidel Castro.
Ernesto Guevara con más precisión en los
recuerdos, les dirá en su carta de despedida:
“Fidel: Me acuerdo en esta hora de muchas cosas,
de cuando te conocí en casa de María Antonia, de
cuando me propusiste venir, de toda la tensión de
los preparativos…” A Alberto Granados le
escribirá, acariciando los presagios que “había
encontrado en México un cubano que, creía en la
revolución armada.”
A finales de noviembre de 1956 el Che,
integrando la heroica tripulación del Granma
viajará a Cuba con otros 82 soñadores de los
cuales apenas doce sobrevivirán a la “sorpresa de
Alegría de Pio” luego del desembarco el 2 de
diciembre de 1956:
“Tenía adelante una mochila llena de
medicamentos y una caja de balas, las dos eran
de mucho peso para transportarlas juntas; tomé
la caja de balas dejando la mochila para cruzar el
claro que me separaba de las cañas” contará el
Che en “Pasajes de la guerra revolucionaria” con
lo que otra vez el médico ha optado por su
destino de soldado. Entonces vivirá los
inolvidables e intensos días de Sierra Maestra y
pasará tres infinitos años de combate, en la
Planta, en la Palma Mocha, en Remedios, en el
Hombrito, en el Pino de Agua, Mar Verde, Minas
de Frio, las Mercedes, en el cuartel de Uvero; en
la toma de Villas. Finalmente, tras múltiples
hazañas, “La Guerrilla Suicida” del Comandante
Ernesto Guevara ingresará victoriosa en Santa
Clara el 1 de Enero de 1959.
Tras el triunfo revolucionario el Che aparecerá en
todas partes y será de todos; Presidente del
Banco Nacional de Cuba, Ministro de industrias;
defensor de la soberanía cubana y de los
derechos de los pueblos en Punta del Este,
Uruguay. Viajero de la solidaridad internacional en
África y en Asía; combatiente de Angola; heroico
luchador de las utopías en Bolivia.
“Hago formal renuncia de mis cargos a la
Dirección del Partido, de mi puesto de Ministro, de
mi grado de Comandante, de mi condición de
Cubano…” le dirá a Fidel en la carta de
despedida. El Che renuncia a las glorias del poder
en 1965 y lo hace para continuar su lucha por la
libertad en otras partes del mundo; sentía otra
vez “bajo sus talones el costillar de Rocinante” el
anuncio, realizado en la ONU en diciembre de
1964, de que estaría dispuesto a entregar la vida,
es singularmente admirable y ejemplar:
“Soy cubano y también soy argentino y me siento
tan patriota de Latinoamérica, de cualquier país
de Latinoamérica, como el que más y en el
momento en el que fuera necesario, estaría
dispuesto a entregar mi vida por la liberación de
cualquiera de los países Latinoamericanos, sin
pedirle nada a nadie”
El Che de los “prontos” como lo decían los
campesinos cubanos por la inmediatez y lo
improvisto de sus respuestas y acciones; el
Comandante Guevara, el compañero Che, hará de
todo por su Cuba liberada; alfabetizador, dentista,
guerrillero, médico, amigo, cortador de caña,
renunciara a todo para darse a todos. Dejará el
amor en Cuba; allá quedarían siempre
aguardándolo, su mujer Aleida March y sus cuatro
hijos; “a Aleida la conoció en las selvas del
Escambray y se casó después cuando triunfó la
revolución cubana” recuerda Alberto Castellanos,
lugarteniente suyo que también cuenta que
conservaba el pantalón y la camisa con los que se
casó el Che pero que la camisa, su madre la había
enviado entre los donativos del pueblo cubano, al
Viet Nam.
Ernesto “Che” Guevara; cubano, argentino,
boliviano, africano, latinoamericano
internacionalista, sacrificará una vez mas el amor
por el amor. Nunca mas se lo vería por las calles
cubanas con su perro Muralla, ni sus hijos
sentirían su ternura infinita y sus caricias; ni
Haydee Santa María compartiría con el un mate y
un cigarro mientras hablaban bajo la sombra de
un árbol de la revolución, de Fidel, de las
ocurrencias del entrañable Camilo Cien Fuegos,
del internacionalismo, de Viet Nam; ningún otro
compañero suyo como Ricardo Martínez volvería a
gritarle fraternalmente desde su libertad y su
alegría de cubano en medio de embajadores y
diplomáticos “coño Che” . En Cuba quedaría lo
mejor de su recuerdo; “que si me llegara la hora
definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento
será para este pueblo y especialmente para ti”
concluye su hermosísima carta a Fidel.
CUENCA-ECUADOR (OCTUBRE-2012)
Posdata: Libro redactado e impreso por el Partido
Socialista Educatoriano del Azuay, como manera
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  • 1.
  • 2. Dr. Tomás Aguilar LOS CAMINOS DEL CHE A María Antonia que pregunta ¿Quien es el Che? Autor: Dr Tomas Aguilar Levantamiento del texto: Ing Henry López Diseño de Portada: Ing Luis Vásquez Diagramación: Miguel Cumbe T. Ediciones: Hombre Nuevo Cuenca, Octubre 8/2002
  • 3. LOS CAMINOS DEL CHE “Que vachache, está ahí aunque no lo quieran/está en la noche, está en la leche/en cada coche y en cada bache y cada boche/está, le largarán los perros y lo mismo estará/aunque lo acechen, lo buscarán troche y moche/y en todo el que se agrande y se repeche/él estará, me cachendió” (Julio Cortázar: “Último round”)
  • 4. “Al Che que sabía y nos enseñó como se hacen los hombres” (Leon Felipe) LOS NOMBRES DEL CHE “Tu nombre, CHE, Cabalga por América Con fuerza telúrica y colérica Tu nombre, Che, tu nombre guerrillero” (Fermin Carlos Díaz)
  • 5. El 14 de julio de 1928 nace en Rosario, República de Argentina, Ernesto Guevara de la Serna y empieza a dar los primeros pasos, para conocer “Nuestra América” desde su optimismo y su esperanza “ con una voluntad-como el mismo dirá-que he pulido con delectación de artista”. El Che recorrerá los pasajes de ternura, al borde de los abismos, acosado por el asma, pero contando todas las estrellas y “haciendo camino al andar” como en la canción de Joan Manuel Serrat. Ernesto Guevara dejará el corazón a su paso y esa huella indeleble habria de perdurar en las selvas, pampas y montañas de las Patrias, de las suertes, de los destinos, de las muertes, de los pueblos y de los hombres que aprendamos a quererlo desde su histórica altura y más allá de la memoria. Nuestro, le decian fraternamente Manuel Agustin Aguirre; Artista, le designo sabiamente Fidel; Ramón, era su nombre de combate en la guerrilla de Bolivia; como Tatú que es Tres, era conocido en las selvas del Congo; San Ernesto de la Higuera, le llamaron los campesinos bolivianos: Mi Sangre, lo dirían los guajiros cubanos; Condotiere del siglo XX, se definió el mismo; Comandante
  • 6. Guevara, Guerrillero Heróico, Che de América, Ernesto Che Guevara, o simplemente El Che, le nombramos todos aunque todavía sintamos verguenza al teclear las tres letras mundiales de su nombre, para decirlo desde la nostalgia de Mario Benedetti en su poema “ Consternados, rabiosos”. Cuando era niño sus familiares le apodaban cariñoamente Te té y el firmaba sus cartas que enviaba a su tía Beatriz con una doble T (TT) que evocaba su inocencia. Muchos años mas tarde, recuerda Emilio Swin Quezada, lo seguia haciendo para impedir que los servicios de inteligencia de Batista lo identificara como el culpable de los sueños. En esos tiempos las agencias de calumnias del imperialismo norteamericano por medio del servil gobierno de Batista, con el inútil afán de desprestigiar al héroe que empezaba a tomarse por asalto el corazón de los cubanos, lo calificaban como “bandido argentino”, “asesino profesional”, “sanguinario comunista”, “aventurero internacional”. Despues de su muerte han pretendido asesinarlo muchas veces buscando convertirlo en mito, el leyenda, en afiche de consumo. Y siempre, temerosos de su sombra y su fantasma, han buscado que
  • 7. desaparezca de todos los espacios; “ Que su amigo Fidel mandó que lo mataran, que lo asesinaron en Santo Domingo o en Guatemala, que lo desvanecieron sin dejar rastro”, difundirían sus inverosímiles calumnias los imperialistas antes de poder asesinarl0 finalmente el Bolivia. “Hola Saturno, tenemos a Papá” trasmitirá su mensaje cifrado el capitán Prado, cuando lo capturan con graves heridas en la quebrada de Yuro; “Saluden a Papá” dispondrá su muerte en la Higuera el General Ovando; de modo que los serviles del imperio le llamaron con el tierno nombre con el que Ernesto Guevara se despide de sus hijos, al salir de Cuba. “... Hasta siempre hijitos, espero verlos todavía. Un beso grandote y un abrazo de papá”. Sin embargo, Ernesto Guevara “volviendo al camino, con su adarga al brazo” sobrevivía a la muerte y a la ingratitud de la desmemoria. Asi se observa hasta la Victoria Siempre, porque como lo dice Fidel “Del Che no se podrá hablar nunca en pasado”. Es el Pelao de los amigos argentinos de su adolescencia que lo apodaban de este modo porque llevaba el pelo muy corto; es Luis en el cuento “Reunión” de Cortázar, es el Ernestico de su padre Ernesto Guevara Linch, es Fernando Sacamuelas como se llamaba el mismo en la guerrilla boliviana por sus frecuentes extracciones
  • 8. dentales que realiza, es el Fuser de su amigo Alberto Granados, es el Che Guevara de todos, a quien lo querian con nombre y apellido/pero el se volvio nombre de pila/ y se fundió en nosotros, lo apunta y lo preserva el poeta cubano Rogelio Nogueras. Es Ernesto Guevara, el cubano, el argentino, el latino Americano, el universal “Che” a quien contemplamos “tomando el rábano por el rábano/ y una montaña de ardor por las raíces” en la alergia del recuerdo de Nicolás Guillen. Con el profundo amor de mujer comprometida con la vida, Teresa Suarez Rey, maternal y poéticamente, resuelve la misteriosa ternura de los nombres del Che cuando dice: “Las tres letras de tu nombre pequeño/ llenan todo una página/ las dibujó la mano de mi hijo/ que hoy aprende a escribir / mañana, cuando sepa tu historia/, sabrá también porqué se llama Ernesto/”.
  • 9. ERNESTO GUEVARA DECIDE SU DESTINO “Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos” (Ernesto Guevara) Aquel estudiante de medicina que al final de la década del 40 recorría su patria en una bicicleta reforzada con motor cuchiolo y cuya fotografía aparecía en la revista El Grafico como propaganda de tales motores; ese muchacho de pésimo oído musical que cantaba desafinadamente el tango y apenas le daba importancia al baile pero sabía reír; aquel viajero de la ternura que en el leprocomio de San Pablo en la Amazonía peruana compartía el pan y las pequeñas alegrías con los leprosos; el joven extraordinario que había sido declarado por el ejército argentino completamente inepto para la vida militar; ese deportista que cruzaba a nado el Amazonas y que jugó fútbol como guardameta del equipo Sporting de Leticia y Rugbi en la segunda del Club Atlético Atalaya de Buenos Aires, y que en muchas ocasiones tenía que salir de la cancha para aplicarse un vaporizador contra el asma; aquel poeta que amaba con inmensa la vida a pesar del aire que le faltaba en sus pulmones y gustaba de los perros vagabundos, las mariposas
  • 10. de colores, el canto del sinsonte y los versos de Baudelaire, ese universitario que aprobó en menos de un año doce asignaturas para graduarse de médico; ese médico que habría descubierto, había percibido, había asimilado en sus viajes de estudiante todo el dolor de nuestra América, habría de escoger un día, entre un trabajo seguro en Cabo Blanco, Venezuela, lugar en el que le esperaba su amigo Alberto Granados y, un destino incierto, complicado, profundo, infinito; y entonces ese poeta aventurero elegiría el infinito y gracias a esa luminosa y libertadora elección, los soñadores del mundo contaríamos para siempre con el ejemplo del Che de América.
  • 11. EL CHE: DESDE CUBA PARA EL MUNDO. “Donde comienza Ché tu nombre” (Roberto Rodríguez) Ernesto Guevara empezó a ser guerrillero sin dejar de ser médico en Guatemala donde a finales de 1953, conspira con el grupo comunista PGT, Será el médico de los sindicatos; el que ayudaba a ayudar, el que no dejaba que maten los sueños, el fotógrafo ambulante de las calles, porque también el raro y comedido extranjero será el amigo, el hombre de consultas, el pana de muchos de los esperanzados guatemaltecos. Simpatizante y defensor del gobierno progresista de Arbenz, se involucrará con todos los riesgos y las ganas en esas propuestas y será testigo en el 54 de la caída , del gobierno guatemalteco propiciada por el imperialismo yanqui. Después se trasladará a México con la intención de ser cronista de los juegos panamericanos; y en la inmensa capital, este argentino de residencia ilegal hará amistad con “unos cubanos” “cierta noche de julio o agosto de 1955 cuando
  • 12. conocimos al Che” según relata Fidel Castro. Ernesto Guevara con más precisión en los recuerdos, les dirá en su carta de despedida: “Fidel: Me acuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos…” A Alberto Granados le escribirá, acariciando los presagios que “había encontrado en México un cubano que, creía en la revolución armada.” A finales de noviembre de 1956 el Che, integrando la heroica tripulación del Granma viajará a Cuba con otros 82 soñadores de los cuales apenas doce sobrevivirán a la “sorpresa de Alegría de Pio” luego del desembarco el 2 de diciembre de 1956: “Tenía adelante una mochila llena de medicamentos y una caja de balas, las dos eran de mucho peso para transportarlas juntas; tomé la caja de balas dejando la mochila para cruzar el claro que me separaba de las cañas” contará el Che en “Pasajes de la guerra revolucionaria” con lo que otra vez el médico ha optado por su destino de soldado. Entonces vivirá los
  • 13. inolvidables e intensos días de Sierra Maestra y pasará tres infinitos años de combate, en la Planta, en la Palma Mocha, en Remedios, en el Hombrito, en el Pino de Agua, Mar Verde, Minas de Frio, las Mercedes, en el cuartel de Uvero; en la toma de Villas. Finalmente, tras múltiples hazañas, “La Guerrilla Suicida” del Comandante Ernesto Guevara ingresará victoriosa en Santa Clara el 1 de Enero de 1959. Tras el triunfo revolucionario el Che aparecerá en todas partes y será de todos; Presidente del Banco Nacional de Cuba, Ministro de industrias; defensor de la soberanía cubana y de los derechos de los pueblos en Punta del Este, Uruguay. Viajero de la solidaridad internacional en África y en Asía; combatiente de Angola; heroico luchador de las utopías en Bolivia. “Hago formal renuncia de mis cargos a la Dirección del Partido, de mi puesto de Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de Cubano…” le dirá a Fidel en la carta de despedida. El Che renuncia a las glorias del poder en 1965 y lo hace para continuar su lucha por la libertad en otras partes del mundo; sentía otra vez “bajo sus talones el costillar de Rocinante” el anuncio, realizado en la ONU en diciembre de
  • 14. 1964, de que estaría dispuesto a entregar la vida, es singularmente admirable y ejemplar: “Soy cubano y también soy argentino y me siento tan patriota de Latinoamérica, de cualquier país de Latinoamérica, como el que más y en el momento en el que fuera necesario, estaría dispuesto a entregar mi vida por la liberación de cualquiera de los países Latinoamericanos, sin pedirle nada a nadie” El Che de los “prontos” como lo decían los campesinos cubanos por la inmediatez y lo improvisto de sus respuestas y acciones; el Comandante Guevara, el compañero Che, hará de todo por su Cuba liberada; alfabetizador, dentista, guerrillero, médico, amigo, cortador de caña, renunciara a todo para darse a todos. Dejará el amor en Cuba; allá quedarían siempre aguardándolo, su mujer Aleida March y sus cuatro hijos; “a Aleida la conoció en las selvas del Escambray y se casó después cuando triunfó la revolución cubana” recuerda Alberto Castellanos, lugarteniente suyo que también cuenta que conservaba el pantalón y la camisa con los que se casó el Che pero que la camisa, su madre la había enviado entre los donativos del pueblo cubano, al Viet Nam.
  • 15. Ernesto “Che” Guevara; cubano, argentino, boliviano, africano, latinoamericano internacionalista, sacrificará una vez mas el amor por el amor. Nunca mas se lo vería por las calles cubanas con su perro Muralla, ni sus hijos sentirían su ternura infinita y sus caricias; ni Haydee Santa María compartiría con el un mate y un cigarro mientras hablaban bajo la sombra de un árbol de la revolución, de Fidel, de las ocurrencias del entrañable Camilo Cien Fuegos, del internacionalismo, de Viet Nam; ningún otro compañero suyo como Ricardo Martínez volvería a gritarle fraternalmente desde su libertad y su alegría de cubano en medio de embajadores y diplomáticos “coño Che” . En Cuba quedaría lo mejor de su recuerdo; “que si me llegara la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti” concluye su hermosísima carta a Fidel.
  • 16. ¡EL CHE SI, EL IMPERIO NO¡ “Además qué podemos decir los poetas ahora que las manos del Che tocaron la esperanza”. (Jesús Cos Caussé) James Deean, el atormentado actor norteamericano, cuya imagen se convertiría en símbolo de la sociedad y el desconcierto de “este maravilloso pueblo enfermo” que era y todavía es, el pueblo norteamericano, se había suicidado, al final de los años 50 sin encontrar nunca respuestas a su “Rebelión sin causa” ; en cambio, en Latinoamérica una rebelde juventud con causa reinaugurada la esperanza, Fidel, Camilo, Raúl, El Che, habrían mostrado en camino de la subversión acusando con su ejemplo al estúpido y resignado silencio de los hombres viejos “ ¡Cuba si, y Yanquis no¡”, era el grito de la América nueva contra la vieja y prostituida América de mentira. La Revolución Cubana sorprendió dormido al monstruo imperialista, no obstante el poderoso engendro, al despertar reunió todos sus rencores,
  • 17. sus esfuerzos y sus miedos para devolver los golpes en contra de la historia. A comienzos de su gestión en 1961, el presidente imperialista Jhon F Kenedy había anunciado: “Estados Unidos prefiere mantener en América Latina regímenes democráticos decentes, pero ante el peligro que llegue al poder Castro, siempre apoyaríamos un Trujillo” El sanguinario dictador de la República de Santo Domingo que vistió de terror y corrupción asta su muerte, era el modelo a ser reeditado para gobernar los países del sur de Rio Bravo, conforme lo expresaba el primer marido de Jacqueline Onasis; años antes Franklin Roosevelt con apropiado cinismo decía; “Somosa podrá ser un hijo de puta pero es nuestro hijo de puta”. Y en los años 60, en contra del Che, de Fidel, en contra del sueño Cubano, se reprodujeron tales hijos fecundados por el imperio. Tiempo de los Gorilas y las grotescas dictaduras militares apoyadas con amargas doctrinas antidemocráticas con la de la seguridad nacional; tiempos de sobresalto que sumirían a la América Latina en la larga pesadilla que ocuparía las décadas de los 60 y 70. Los desafíos de la imaginación, del buen humor, de la alegría, contrastaban con los esquemas fríos del horror, generados desde el imperio.
  • 18. El presidente Kennedy y la alianza para el Progreso apretaban con sus asquerosos dedos de mito la garganta de los pueblos del denominado tercer mundo; recetas de infelicidad y miseria llegaban traídas por “esos buenos muchachos” voluntarios de los cuerpos de la paz; excepcionalmente, algunos se escapaban del control del sistema adoptando nuestros sueños pero, los más se encargaban de entregar entre leche en polvo y alimentos esterilizados, las admoniciones del imperio. Nunca más en Latinoamérica se repetiría la experiencia cubana; nunca mas un hombre de las dimensiones de Ernesto Che Guevara comandaría la guerrilla en ninguno de nuestros pueblos. Eso pretendían los gringos de Wall Street. Sin embargo, los mágicos años 60 pondrían a prueba el corazón de los seres que, para decirlo con palabras de Howard Fast: “… se mirarían unos a otros, con el aire culpable y avergonzado de los hombres que sueñan por un momento con lo imposible y se atreven a creer en él”. Acaso a partir de la Revolución Cubana, del Che y de Fidel, los seres nuevos del tercer mundo reivindicarían su “derecho a soñar sueños que se desensueñen” como proclama Eduardo Galeano;
  • 19. porque es bueno repetirnos con José Santos Chocano “ no te des por vencido ni aun vencido”; de modo que es preciso volver a soñar que otro Che de América luchan por la dignidad humana esta hora de tantas decepciones.
  • 20. EL CHE INICIOS DE LOS 60 “¿Por qué gritan ahora los estudiantes? …contra los gringos, porque Fidel Castro les ganó a los Americanos en Bahía de Cochinos, porque mataron a Carley Cheesman o al negro Lumumba, que se yo…” (Hablamos Bolívar, Eliécer Cárdenas) Comenzaban los 60, Casius Clay maravilla en los juegos olímpicos de Roma; Quino enseñaba a hablar a Mafalda; los stalinistas usurpando el nombre de Socialismo levantan el Muro de Berlín; García Márquez se metía en los recovecos de lo que mas tarde sería “Cien años de Soledad”; Patricio Lumumba, el líder negro, era asesinado en el Congo. El foco guerrillero alumbraba los sueños de libertad en las selvas y montañas latinoamericanas que podrían convertirse en “dos, tres, muchos Viet Nam”. La revolución cubana demostraba al mundo que se podía revolucionar lo imposible. Eran los días en que la imaginación, en un proceso continuo, abría las puertas para
  • 21. que lo posible revolucionara lo imposible; los hippies pretendían revolucionar el amor que nunca dejaría de ser revolucionario pero les asesinaban la ternura ofreciéndoles las drogas de los paraísos artificiales; los Beatles revolucionaban la música pero les transformaban en leyendas de publicidad; los soviéticos y los yanquis se preparaban a revolucionar el espacio después de la hazaña del cosmonauta ruso Yuri Gagarin pero, al paso de los años convertirían ese misterio en infinita zona de conquista, en prolongación inverosímil de la guerra fría, llamada la guerra de las galaxias. Cuba se transformaba desafiando al imperio, para dejar de ser “su salón de juego”, su “prostíbulo”, su “playa de diversiones”, y convertirse en símbolo de libertad y la dignidad humana, El Che Guevara, entonces, presidente del Banco Nacional Cubano, hilvanaba sus proyectos de solidaridad internacional; soñaba en Angola, en Bolivia, en Argentina; pensaba darse en todas las patrias. Se lo miró a inicios de los 60 “entrar, de pie por las canciones de los pueblos”. El Che que tenía “un indio degollado en la mirada” (1) “entraba como jamás tan vivo / en espejo del hombre convertido/” (2) para ser por siempre el Che de América, el hombre nuevo,
  • 22. ejemplo de los hombres y los niños “sin una sola mancha en su conducta” (3). Omar Perdomo. (1)Félix Pita Rodríguez. (2)Fidel Castro.
  • 23. LA DÉCADA DE LOS 60 EN LA ESPERANZA DEL CHE “Volveremos a las montañas. ¡Victoria o muerte¡” (Inti Peredo) La década del 60 esta repleta de sueños guerrilleros. La fe, el optimismo, las iras, el coraje y la alegría de los habitantes del tercer mundo tienen color verde olivo. La conciencia de las desigualdades, de la opresión, del despojo imperialista se profundiza, crece, conmueve, hace mas anchos los caminos de la imaginación luego de la revolución cubana; “mira que bajitas son las estrellas de ese pueblo”, diría un niño cubano que nacía a la revolución, cuando por primera vez observó el alumbrado eléctrico “¿Qué es el subdesarrollo? Un enano de cabeza enorme y tórax henchido…”, había expresado el comandante Guevara; y frente al subdesarrollo y con ejemplo de los barbudos de Sierra Maestra se produce el apogeo del movimiento guerrillero en América Latina; En Colombia, Guatemala, Venezuela, Brasil, Perú, Argentina, Paraguay y Uruguay surgen movimientos guerrilleros o se
  • 24. fortalecen los ya existentes. Los inverosímiles Tupamaros asombraban al mundo con su técnica, con su ingenio, sus golpes de audacia, las FARC liberaban esperanzas y proclamaba Repúblicas. En Venezuela era el MIRC; en Argentina el Ejército Revolucionario del Pueblo, Raúl Sendic en el Uruguay; Américo Martín y Douglas Bravo en Venezuela; Fabio Vásquez y Marulanda en Colombia; Hugo Blanco en Perú; Yon Sosa y Cesar Montes en Guatemala, son algunos de los jefes guerrilleros que se introducen en los insomnios y en los delirios de infame esplendor de los imperialistas para convertir sus sueños en pesadillas. Esos líderes debieron tener algo del Che y es seguro que intentaban seguir sus huellas. Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos y sus guardianes, los “pequeños seres en el poder” le rendían “un bárbaro culto a la muerte”. Se organizaban masacres en Panamá y Guatemala; el terrorismo de derecha lanzaba bombas a los templos para responsabilizar de sus actos a los hombres de izquierda; se asesinaban niños y mendigos; se esterilizaban a las mujeres; se desarrollaban campañas de desinformación y desesperanza “no permitiremos otra Cuba” fue el eslogan del presidente de los Estados Unidos en la década de los 60; de Kennedy (asesinado en
  • 25. 1963), de Jhonson, de Nixon. El imperialismo, como siempre, estaba dispuesto a todo para defender sus mezquinos intereses. En 1964, con el asesoramiento de la CIA, los militares dan el golpe contra el gobierno progresista de Joao Goluart en el Brasil; en 1965, los marines norteamericanos invaden Santo Domingo; en México, al borde de la olimpiada del 68 son asesinados, en la plaza de Tlatelco… “400 camaradas/, por esos valientes soldados / que mataban por la espalda/”…”/ que amarán a sus mujeres con manos ensangrentadas”, como dice la canción que los evoca, jefes guerrilleros como el cura Camilo Torres en Colombia. Turcios en Lima en Guatemala, Patricio Ojeda en Venezuela caían en la lucha revolucionaria. Era la década en que los pueblos debían de decidirse entre la cooperación con el imperialismo o la revolución. Sin embargo, los gobiernos traicionando a los pueblos decidirán, por la cooperación más perversa y servil. Son los años de fantasía; “los hombres y los artistas que crecieron en la década de los 60 elevaban hasta su mas alto grado de libertad de crear”. En Cuba la única experiencia de sus
  • 26. artistas era “la revolución que no era un mito sino la razón de ser de la vida cotidiana”. También fueron los largos días de la amenaza atómica sobre la libertad, especialmente en Cuba. La primavera de plaga era aplastada por los ataques del stalinismo soviético; Argelia alcanzaba su independencia; Guinea Portuguesa y Angola luchaban por la suya; las divergencias sino-soviéticas confundían a los comunistas del mundo y perjudicaban a l movimiento revolucionario; los astronautas yanquis llegaban a la luna, desde donde podían apreciar mas fácilmente “las riquezas de las que se apoderarían a ningún precio” Claslus Clay era despojado del titulo mundial de boxeo por “negarse a matar a sus hermanos amarillos en Viet Nam”, Salvador Allende, el obstinado candidato a la Presidencia de Chile (tan bellamente tenaz que anunciaba que su lápida diría “Aquí yace Salvador Allende futuro Presidente de Chile”) proponía una vía distinta al Socialismo; Angela Davis y el poder negro anunciaban las absurdas desigualdades del racismo, los estudiantes latinoamericanos dominaban las calles diciéndole “no” al imperio y a la tristeza.
  • 27. La década de los 60 esta llena de desafíos de la imaginación y también de amargas respuestas. Revisionismo, aventurerismo, dogmatismo, apartheid, sionismo, no alineados, vaticano II, hongo atómico, maoísmo, foquismo, palestina, Laos, internacionalismo, eran palabras que llenaban el lenguaje cotidiano de aquellos días; se sobreentiende claro, que la revolución cubana, Fidel y el ejemplo de Guevara ocupan los sueños de todos o casi todos, incluso las fantasías de horror de sus enemigos. En mayo del 68, los estudiantes franceses grababan en los muros consignas del Che, cuya imagen publica se difundió especialmente con la famosa fotografía, de Alberto Korda, que muestra al guerrillero, cubierto con la boina y su uniforme verde olivo. Los estudiantes franceses hacían la revolución de la imaginación contra el absurdo: “Lenin despierta, el mundo esta loco” escribían sobre paredes; “debajo de los adoquines están las playas” señalaban. Y Ernesto, el Che Guevara, muerto en octubre de 1967, siete meses antes del Mayo francés, nos enseñaban a todos que no es imposible vencer a la muerte y que él, incluso muerto, nunca dejaría de combatir “hasta la victoria siempre”…, “el equivocado aventurero e idealista Guevara” –bajo la concepción de los amargos – nos señalaba a todos los luminosos caminos del futuro.
  • 28. EL CHE EN NOSOTROS “No nos dejes caer en la tentación de olvidar o vender este pasado o arrendar una sola hectárea de su olvido” (Mario Benedetti) Un día de octubre de 1953, en Guayaquil Ernesto Guevara que para sobrevivir y llegar a Venezuela vendía cadenitas doradas en las calles del puerto es invitado, por el abogado Ricardo Rojo, compatriota suyo a proseguir viaje a Guatemala país en el que a decir de Rojo se desarrolla, una “verdadera revolución social”. La histórica decisión de Guevara d seguir hacia Guatemala lo llevará al encuentro con su destino. El Che estuvo entre nosotros y continúa con nosotros. No solamente porque haya caminado nuestras calles o porque en la revista “verde olivo” de Abril de 1961 haya denunciado; “la infamia cometida contra Ecuador en su disputa contra el Perú” como la expresión de la competencia entre los grandes consorcios monopolistas del mundo; o, porque también en nuestro país haya calado los sueños guerrilleros- por allí se sabe de cierto simulacro de movimiento guerrillero que abortó
  • 29. en el Toachi. Tal vez un colegial de entonces recuerda entres sus nostalgias que por haber revelado, su inagotable admiración por el Che Guevara fue expulsado de su colegio religioso de nuestra ciudad – ni porque desde los lejanos tiempos de la adolescencia lo hallábamos llevado en la casaca y el corazón. El Che sigue entre nosotros sobre todo porque gracias a la historia continua golpeándonos con su ejemplo 35 años después de su muerte, frente a la miseria, frente a la corrupción del sistema capitalista, la única posibilidad de redención humana es la lucha que rescate su estilo, su forma de ser humano A pesar del síndrome de las “ilusiones perdidas”; a pesar de la profunda crisis que sacude a la izquierda, a pesar de todos los izquierdistas arrepentidos que le hacen coro a los que dicen que se quedó a tras la lucha de clases y las ideologías, y que, con el derrumbe del Socialismo en Europa no queda nada por hacer en tanto retoña el racismo y el Nazismo, nosotros seguimos soñando los sueños del Che. No importa la nostalgia. En el octubre triste de su muerte, en medio de las canciones de Leonardo Fabio y los Iracundos, de Leo Dan o Palito Ortega lo nombramos permanentemente, se cantaban sus paisajes guerrilleros, aprendimos con él a “odiar con amor revolucionario” al gobierno norteamericano y a la Burguesía criolla, a los prepotentes y a los serviles; cierto “aprendimos a quererlo…”.
  • 30. Mientras algunos nos atormentábamos con las novelas de Dostoyevski o pretendíamos “entender” “El retorno de los brujos”; mientras sentíamos la poesía de Pablo Neruda, o descubríamos a Cesar Vallejo o nos deslumbrábamos con nuestro Cesar Dávila (muerto en el mismo año del guerrillero heroico) conocíamos cada día algo del comandante Ernesto Guevara; lo encontrábamos en su diario en Bolivia, en el cuento Reunión de Cortazar y hasta lo comprábamos como artículo de consumo en los mercados del capitalismo. Tomábamos algo suyo con la intensión de que nos perteneciera para siempre; seguimos su estrella y los caminos de la guerrilla en Bolivia; Mario Monje y el partido Comunista lo traicionaban; Regis Debray caía prisionero, Joaquín, Juan Pablo Chang, Tanía la Guerrera, Coco Peredo morían en combate; el imperialista cerraba sus cercos sobre el Che… entonces si apenas si los niños, los adolecentes y los hombres puros de esos años sospechaban que algún rato serían arrastrados por las dudas, por las perezas, por las cómodas y oscuras resignaciones. Queríamos creer que “solo la verdad es revolucionaria” y en medio de tanta mentira pretendíamos acercarnos a la verdad del Che Guevara, aunque, en esos años-finales de los 60-
  • 31. y ahora también lamentarnos, lamentemos que todos-digámoslo con las palabras de Jorge Enrique Adoum, “Entre Marx y una mujer desnuda” “hayamos en cierta medida sido cómplices de su muerte y de la muerte de centenares de guerrilleros cuyo nombre hemos ignorado u olvidado y en ese mismo momento ya hemos olvidado nuestra culpa”.
  • 32. CHE EN TODAS PARTES “Te llevamos cada día Ministro cada día soldado, cada día gente llana y difícil cada día y puro como un niño como un hombre puro…” (Nicolás Guillen) “¿Che donde te puedo escribir? Me dirás que a cualquier parte…”. Haydee Santamaría inicia así, su conmovedora carta al Comandante Guevara al conocer que el artista de la revolución ha caído en combate frente a su ejército de liberación internacional, en la quebrada de Yuro, a ocho kilómetros de la Higuera, en la Provincia de Santa Cruz, Bolivia, el ocho de Octubre de 1967, año el Viet Nam Heroico. Haydee tenía razón, el Che estaba en todas partes: “En el indio hecho de sueño y cobre. Y en el negro / revuelto en espumosa muchedumbre/”, dice el poeta cubano Nicolás Guillen. Su ejemplo había penetrado en los más puros corazones latinoamericanos. Los universitarios argentinos querían repetir su viaje a pie hasta México; las madres cubanas le ponían a
  • 33. sus hijos su nombre universal, Ernesto; los jóvenes querían ser como él. Nunca la frase de José Martí: “Hay hombres que hasta después de muertos dan luz a la aurora” apareció tan trasparente, tan cierta, tan proféticamente dedicada a una persona; Al Comandante Guevara. Por eso también en Cuba treinta y cinco años después de su desaparición física, el che brilla intensamente “entre la ira y la esperanza” de los pueblos y de los hombres del tercer mundo (tal vez de este modo lo había concebido Agustín Cueva). Es que a “pesar de los pesares”; a pesar que existan hombres que “tienen huellas que borrar, un pasado que expirar; las mentiras que dijeron, las verdades que callaron” como señala Eduardo Galeano; a pesar de esos amargos que despertaron arrepentidos de haber admirado alguna vez al Che Guevara y al Comandante Fidel Castro, a la revolución cubana y al Socialismo y que más tarde o más temprano se volvieron cínicos defensores del sistema de explotación donde se desenvuelven excelentemente bien y hasta hacen cuenta, de lo que perdieron, de lo que dejaron de ganar (en dinero, claro que en dinero y en confort), a pesar de ellos y contra lo que ellos desearían es menester anunciarles que siempre queda un espacio de esperanza para sustituir el
  • 34. desencanto de la absurda resaca que padecen; habría que repetir con los poetas cubanos Alberto Echeverría y Ernesto Agüero que “desde que crecen los niños/queriendo ser como el Che/” es posible salvarse. Y Bien incluso para aquellos desertores cabe todavía el inmenso ejemplo del heroico guerrillero que desvanecerá el pesimismo, la soledad, la angustia de los ideólogos del desamor por que ha pesar de los años perdidos todavía es posible crecer hasta el inmenso Che nuestro de cada día… “Buena parte del Che Guevara, pienso, esa misteriosa energía que va mucho mas allá de su muerte y de sus errores, viene de un echo muy simple; él fue un raro tipo que decía lo que pensaba y que hacía lo que decía” (Eduardo Galeano:”El libro de los abrazos)
  • 35. ERNESTO GUEVARA DECIDE SU DESTINO “Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos” (Ernesto Guevara) Aquel estudiante de medicina que al final de la década del 40 recorría su patria en una bicicleta reforzada con motor cuchiolo y cuya fotografía aparecía en la revista El Grafico como propaganda de tales motores; ese muchacho de pésimo oído musical que cantaba desafinadamente el tango y apenas le daba importancia al baile pero sabía reír; aquel viajero de la ternura que en el leprocomio de San Pablo en la Amazonía peruana compartía el pan y las pequeñas alegrías con los leprosos; el joven extraordinario que había sido declarado por el ejército argentino completamente inepto para la vida militar; ese deportista que cruzaba a nado el Amazonas y que jugó fútbol como guardameta del equipo Sporting de Leticia y Rugbi en la segunda del Club Atlético Atalaya de Buenos Aires, y que en muchas ocasiones tenía que salir de la cancha para aplicarse un vaporizador contra el asma; aquel poeta que amaba con inmensa la vida a pesar del aire que le faltaba en sus pulmones y
  • 36. gustaba de los perros vagabundos, las mariposas de colores, el canto del sinsonte y los versos de Baudelaire, ese universitario que aprobó en menos de un año doce asignaturas para graduarse de médico; ese médico que habría descubierto, había percibido, había asimilado en sus viajes de estudiante todo el dolor de nuestra América, habría de escoger un día, entre un trabajo seguro en Cabo Blanco, Venezuela, lugar en el que le esperaba su amigo Alberto Granados y, un destino incierto, complicado, profundo, infinito; y entonces ese poeta aventurero elegiría el infinito y gracias a esa luminosa y libertadora elección, los soñadores del mundo contaríamos para siempre con el ejemplo del Che de América.
  • 37. EL CHE: DESDE CUBA PARA EL MUNDO. “Donde comienza Ché tu nombre” (Roberto Rodríguez) Ernesto Guevara empezó a ser guerrillero sin dejar de ser médico en Guatemala donde a finales de 1953, conspira con el grupo comunista PGT, Será el médico de los sindicatos; el que ayudaba a ayudar, el que no dejaba que maten los sueños, el fotógrafo ambulante de las calles, porque también el raro y comedido extranjero será el amigo, el hombre de consultas, el pana de muchos de los esperanzados guatemaltecos. Simpatizante y defensor del gobierno progresista de Arbenz, se involucrará con todos los riesgos y las ganas en esas propuestas y será testigo en el 54 de la caída , del gobierno guatemalteco propiciada por el imperialismo yanqui. Después se trasladará a México con la intención de ser cronista de los juegos panamericanos; y en la inmensa capital, este argentino de residencia ilegal hará amistad con “unos cubanos” “cierta noche de julio o agosto de 1955 cuando
  • 38. conocimos al Che” según relata Fidel Castro. Ernesto Guevara con más precisión en los recuerdos, les dirá en su carta de despedida: “Fidel: Me acuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos…” A Alberto Granados le escribirá, acariciando los presagios que “había encontrado en México un cubano que, creía en la revolución armada.” A finales de noviembre de 1956 el Che, integrando la heroica tripulación del Granma viajará a Cuba con otros 82 soñadores de los cuales apenas doce sobrevivirán a la “sorpresa de Alegría de Pio” luego del desembarco el 2 de diciembre de 1956: “Tenía adelante una mochila llena de medicamentos y una caja de balas, las dos eran de mucho peso para transportarlas juntas; tomé la caja de balas dejando la mochila para cruzar el claro que me separaba de las cañas” contará el Che en “Pasajes de la guerra revolucionaria” con lo que otra vez el médico ha optado por su destino de soldado. Entonces vivirá los
  • 39. inolvidables e intensos días de Sierra Maestra y pasará tres infinitos años de combate, en la Planta, en la Palma Mocha, en Remedios, en el Hombrito, en el Pino de Agua, Mar Verde, Minas de Frio, las Mercedes, en el cuartel de Uvero; en la toma de Villas. Finalmente, tras múltiples hazañas, “La Guerrilla Suicida” del Comandante Ernesto Guevara ingresará victoriosa en Santa Clara el 1 de Enero de 1959. Tras el triunfo revolucionario el Che aparecerá en todas partes y será de todos; Presidente del Banco Nacional de Cuba, Ministro de industrias; defensor de la soberanía cubana y de los derechos de los pueblos en Punta del Este, Uruguay. Viajero de la solidaridad internacional en África y en Asía; combatiente de Angola; heroico luchador de las utopías en Bolivia. “Hago formal renuncia de mis cargos a la Dirección del Partido, de mi puesto de Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de Cubano…” le dirá a Fidel en la carta de despedida. El Che renuncia a las glorias del poder en 1965 y lo hace para continuar su lucha por la libertad en otras partes del mundo; sentía otra vez “bajo sus talones el costillar de Rocinante” el anuncio, realizado en la ONU en diciembre de
  • 40. 1964, de que estaría dispuesto a entregar la vida, es singularmente admirable y ejemplar: “Soy cubano y también soy argentino y me siento tan patriota de Latinoamérica, de cualquier país de Latinoamérica, como el que más y en el momento en el que fuera necesario, estaría dispuesto a entregar mi vida por la liberación de cualquiera de los países Latinoamericanos, sin pedirle nada a nadie” El Che de los “prontos” como lo decían los campesinos cubanos por la inmediatez y lo improvisto de sus respuestas y acciones; el Comandante Guevara, el compañero Che, hará de todo por su Cuba liberada; alfabetizador, dentista, guerrillero, médico, amigo, cortador de caña, renunciara a todo para darse a todos. Dejará el amor en Cuba; allá quedarían siempre aguardándolo, su mujer Aleida March y sus cuatro hijos; “a Aleida la conoció en las selvas del Escambray y se casó después cuando triunfó la revolución cubana” recuerda Alberto Castellanos, lugarteniente suyo que también cuenta que conservaba el pantalón y la camisa con los que se casó el Che pero que la camisa, su madre la había enviado entre los donativos del pueblo cubano, al Viet Nam.
  • 41. Ernesto “Che” Guevara; cubano, argentino, boliviano, africano, latinoamericano internacionalista, sacrificará una vez mas el amor por el amor. Nunca mas se lo vería por las calles cubanas con su perro Muralla, ni sus hijos sentirían su ternura infinita y sus caricias; ni Haydee Santa María compartiría con el un mate y un cigarro mientras hablaban bajo la sombra de un árbol de la revolución, de Fidel, de las ocurrencias del entrañable Camilo Cien Fuegos, del internacionalismo, de Viet Nam; ningún otro compañero suyo como Ricardo Martínez volvería a gritarle fraternalmente desde su libertad y su alegría de cubano en medio de embajadores y diplomáticos “coño Che” . En Cuba quedaría lo mejor de su recuerdo; “que si me llegara la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti” concluye su hermosísima carta a Fidel. CUENCA-ECUADOR (OCTUBRE-2012) Posdata: Libro redactado e impreso por el Partido Socialista Educatoriano del Azuay, como manera de formación política para la Juventud Socialista.