Desde principios del Siglo XX, el uso de los nebulizadores estaba exclusivamente circunscripto a ámbitos médicos y hospitalarios. Las personas con problemas respiratorios debían concurrir a un consultorio o un Hospital para usarlos. En el inicio del uso doméstico, el nebulizador era un aparato grande y ruidoso por el compresor de aire, con caños que se proyectaban hacia la cara, como conectando físicamente al usuario con el nuevo mundo tecnológico. Ante esta irrupción en el hogar, se generó cierta resistencia, pero con el tiempo fue aceptado, liberando una importante carga de pacientes de Hospitales y Salas de Salud. La finalidad primordial del nebulizador, es sacar a la persona de un ataque de asma. Por lo que en primera instancia la función de utilidad debe ser óptima.