2. Cerremos nuestros ojos en silencio. Guardemos un minuto de negrura por aquellos que nunca recibieron la luz en sus pupilas diminutas. Canto a los abortados de la tierra
3. Sus voces se apagaron y sus cuerpos quedaron fracturados como lunas en “capullos que la hoz dejó tendidos un otoño de madres vueltas tumbas”.
4. Guardemos un minuto de conciencia ante la resta que venció a la suma, ante la errata que hizo a la palabra desmoronarse en la traidora hondura.
5. Sean los abortados de la tierra rememorados cada noche oscura desde donde suplican a sus madres una razón para sus vidas truncas.
6. Hay un monte de alas arrancadas esperando por Dios, y hay una absurda auto consolación en la que mata, en la que al “sí” responde: ¡nunca!,¡nunca!.
7. ¿Quién aboga por las almitas frías que jamás estrenaron la dulzura materna, ni el encaje ni el elogio, que pudiendo ser mar, fueron espuma?
8. ¡Quiera Dios que este canto desgarrado logre prender la llama de una duda en alguna mujer donde la espiga está temblando dentro de su urna!