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Dossier genero utpba
2
Secretaria General:
Lidia Fagale
Producción:
Leticia Amato
Sebastian Bramante
Beatriz Chisleanschi
Patricia D´auria
Emiliano Etrea
Mariela Lobo
Anahí Más
Sergio Torres
Diseño:
Julio Albornoz
Agradecemos a Gus, Maicas,
Pati y Pipi Spósito por
su colaboración.
Despenalización del aborto 4
Entrevista a Ana María Ramb 12
Maternidad 20
Entrevista a Cristina Caiati 24
Mujer objeto 30
Entrevista a Luisa Valenzuela 36
Salarios 40
Violencia de género 44
Entrevista Luisa Valmaggia 54
Encuesta de género:
Análisis de los resultados 61
S U M A R I O
E Q U I P O
Introducción
3
La perspectiva de género para mirar, reflexionar y
comprender nuestras realidades ha sido sustancial en
el último período tanto en nuestro país, Argentina,
como en el resto de América Latina y el Caribe.
Este modo de pensarnos no ha dejado de aportar
nuevas categorías de análisis, logrando visibilizar
relaciones de poder, estereotipos varios, el entramado,
en definitiva, de una cultura que se presenta como
“natural”.
Mucho hemos aportado en el plano jurídico, pero
desplazar el entramado cultural sigue siendo una
batalla diaria.
En este dossier, se compilan las preguntas que aún
están pendientes de ser respondidas en la práctica
concreta de la vida; se reflejan, también, experiencias
de quiénes en la órbita laboral han atravesado por
obstáculos aún vigentes.
Avances y retrocesos, ambivalencias y confirmaciones.
En definitiva relaciones de poder que generan un en-
tramado que no escapará ya a la visión crítica de esta
perspectiva, la de género y que hoy nos reúne en este
material a manera de dialogo y en la búsqueda
irrenunciable de consolidar y buscar nuevas y renova-
das alternativas.
Lidia Fagale
Secretaria General de la Utpba
Mayo de 2013
4
Mientras niñas, adolescentes y mujeres mueren o quedan con se-
cuelas psicológicas y/o físicas producto de abortos hechos a la
sombra de un sistema de salud que prevenga que éste no pase y
de un Estado que se responsabilice de ser el eslabón fundamental
para evitar que esto continúe sucediendo, hay leyes que se siguen
ignorando. No hay educación sexual en las aulas ni se hace exten-
sivo el uso de la ley de ligadura de trompas y vasectomía; tampoco
se cumple con la ley de protección integral de las mujeres, donde
uno de sus artículos clama: “El derecho de las mujeres a vivir una
vida sin violencia”. Vivir sin violencia debería ser: educación para
decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no
morir. Como bien lo definió la Campaña Nacional por el Derecho al
Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
La misma Ley, en otro de sus artículos, clama que se garanticen
los derechos de las mujeres a la salud, la educación, la integridad
física, psicológica, sexual, decidir sobre la vida reproductiva, nú-
mero de embarazos y cuándo tenerlos; todos derechos que se ven
vulnerados y negados, y su incumplimiento recae en los sectores
más desprotegidos de la sociedad. Los mismos sectores que son
estigmatizados por tener muchxs hijxs o, en su defecto, por decidir
no tenerlos.
Aunque el hecho punitivo que implica un aborto no sirve para evi-
tar su ejecución y en los hechos hay muy pocos casos judicializa-
dos, esto no excluye que se encuentre penalizado y que se realice
en la clandestinidad. El proyecto de la Campaña Nacional por el
Derecho al Aborto, supone no sólo la legalización -que el aborto
voluntario sea atendido en hospitales públicos y obras sociales-
sino también su despenalización, que implica la eliminación de los
artículos que penalizan el aborto.
Es fundamental entender el rol que juegan los centros de salud,
hospitales, ginecólogxs y demás encargadxs de la salud en hacer
llegar los métodos anticonceptivos a toda la población. Nunca hay
Si la interrupción
voluntaria del
embarazo
fuera legal...
5
Adriana Vega
Estoy totalmente de acuerdo, por varias razones, una por
la libertad original de la mujer o por no estar preparada
para ser madre y dos, abandono del varón que es ineludi-
ble para la crianza y porque la prohibición afecta la vida
de la madre humilde sin médico confiable.
Bettina Castro
Es imperiosa la legalización del aborto, una razón macro
es porque cualquier sociedad que se considere moderna,
inclusiva y de vanguardia en un nuevo siglo donde se van
consolidando derechos inimaginables debe respetar los
derechos de todos y todas.
Es triste que se mantengan en este tema discusiones de-
cimonónicas, hipócritas, machistas y opresivas. Usar el
cuerpo de la mujer como campo de batalla donde li-
brar cruzadas religiosas o pujas de intereses ajenos
que no contemplen el derecho de ser mujeres li-
bres para tomar las decisiones que creamos que
podamos sostener ante nosotras, es realmente in-
comprensible.
Por Analía Daniela López (*)
AbortoLegal
6
que perder de vista la pata económica que significa la realización
de un aborto; hay que preguntarse por qué estos sectores implica-
dos son los que fervientemente en lo público rechazan el aborto a
través de la objeción de conciencia y en lo privado lo realizan. Ade-
más, de repensar que estas áreas son las encargadas de la distri-
bución de los insumos como el DIU, pastillas anticonceptivas o
preservativos, recursos fundamentales para prevenir un embarazo.
En una entrevista brindada a Página 12 el ex ministro de Salud
Ginés González García decía sobre el aborto: “representa la princi-
pal causa de mortalidad materna. Existiendo una cantidad tre-
menda de abortos, de los cuales cerca de 85 mil por año terminan
internándose en hospitales públicos”. Las mujeres siguen pade-
ciendo el maltrato público y privado, hecho que se refleja cuando
se acude a un hospital público con signos de haberse realizado un
aborto. El trato que se les dispensa y la humillación son parte del
engranaje del sistema que las culpabiliza por haber llegado a ese
estado y no haberse “hecho cargo” de esa maternidad: son atendi-
das por residentes de primer año, los anestesistas se demoran en
llegar, se les realiza legrados sin anestesia... El sistema de salud
como juez y parte del castigo.
Hasta el presente ni la condena moral, religiosa o punitiva han evi-
tado que una mujer que este decidida a realizar una interrupción
voluntaria de su embarazo, no se la realice. A pesar de esto, existe
un pensamiento muy anclado en el sistema patriarcal que asume
que a una mujer se le despiertan los mal llamados “instintos ma-
ternales” una vez que queda embarazada, vinculación que se hace
de lo femenino con lo animal-natural. Entender que esto no es así,
implica una deconstrucción del sistema androcéntrico, patriarcal,
económico, cultural y religioso que nos subyuga.
Porque si la interrupción voluntaria del embarazo fuera legal se
terminaría con un negocio impune que beneficia a unxs y que
mata a niñas, adolescentes y mujeres, y a su vez se respetaría el
libre derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo. Por eso,
que el aborto sea legal sigue siendo una deuda pendiente que nos
debemos como sociedad.
Hay tres casos donde el aborto se encuentra contemplado en
nuestra legislación, Art. 86 del Código Penal: Si existe peligro
para la vida, la salud y en casos de violación.
La corte Suprema de Justicia se vió obligada a dictaminar sobre
este artículo para poner fin a una seguidilla de judicializaciones
que obstaculizaban la concreción de los Abortos No Punibles
(ANP) y dejaban un amplio margen de acción a grupos que se au-
todenominan “pro vida”. Sin embargo, ni el Código Penal ni lo re-
suelto por la Corte Suprema parecen ser suficientes para hacer
cumplir la Ley.
(*) Coordinadora de Revista Furias.
7
Emilia Mariam
En la Argentina mueren por año 400 mujeres por aborto
clandestino. Esto es un problema de salud pública, que
además atenta contra el derecho de todas las mujeres a
decidir sobre nuestros cuerpos. Por eso es necesario que
mantengamos en agenda la urgencia de que el Congreso
trate el proyecto presentado por la Campaña Nacional
por el Aborto Legal seguro y gratuito, que permanece ca-
joneado. En nuestras coberturas recuperaremos la idea
que se haga afectivo el lema educación sexual para deci-
dir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal, seguro
y gratuito para no morir.
Gabriela Carlson
El aborto inseguro y clandestino se lleva la vida de más
de cien mujeres al año en nuestro país. Guiadas por la
desesperación soportan prácticas terribles y muchas
mueren por infecciones avanzadas. La mayoría son mal-
tratadas, desvalorizadas, violentadas y juzgadas.
Y como en tantos otros temas, el rol histórico de los me-
dios ha sido fundamental en la producción -y desplaza-
miento- de sentidos y en la construcción de un imaginario
social que aún hoy sigue sosteniendo el orden patriarcal.
Es necesario entonces, informar seriamente, dejando el
miedo y la hipocresía de lado, y aportar verdaderos datos
científicos que pongan luz a este tema para que por fin se
promulgue una ley que contemple la realidad vigente y
así se salde una de las grandes deudas pendientes de
nuestra democracia en materia de Derechos Humanos,
salud y autodeterminación.
En este contexto, el debate sobre la despenalización ¿es
moral o debiera pensarse en políticas de salud pública
serias y honestas con lo que acontece?
Graciela Greco
Cuando una música clerical da asueto en las Escuelas Pú-
blicas laicas en mi Buenos Aires, voy a hablar sobre el
aborto,teniendo en cuenta mis pasos primarios y secun-
darios por la educación católica.
La adolescencia, el trabajo en las villas, los fogones, gui-
tarreada, novio y relación sexual oculta desembocó en un
embarazo no deseado y no sabiendo qué hacer, ni a quién
recurrir. Hablo del miedo a morir al realizarme un aborto
a los 16 años cuando asistí con mi novio a un sucucho
sin ningún tipo de seguridad sanitaria, ni profesional.
Estoy a favor del aborto legal, seguro y gratuito en todas
las instituciones hospitalarias públicas del país. Pues
desde mi aborto en 1966 hasta la fecha miles de mujeres
murieron. Solo en el año 2012 más 500.000 mujeres se
realizaron abortos clandestinos mientras que diputados y
senadores dilatan desde el año 2010 el tratamiento y la
aprobación de una ley. Canjean muerte por costo polí-
tico, vaya saber ante quien. Ante las mujeres y sobre todo
más pobres, seguro que no.
8 9
Las mujeres no estamos detrás
de un gran hombre,
caminamos a la par
El rol de las religiones y los derechos de la mujer,
una pugna que lleva más de dos mil años.
Por Mónica Papaianni (*)
Ya los sacerdotes hebreos en
El Antiguo Testamento plas-
maron leyes para obtener el
dominio sobre el género feme-
nino a través de “un dios invisi-
ble” que hasta podía quitar la vida de
no ser acatadas las reglas allí enumeradas. Pasa-
ron dos milenios y un poco más y aún seguimos
luchando por ejercer nuestros derechos natura-
les.
En este contexto, podemos disparar un tema con-
trovertido y ríspido a la vez, como lo es, sin lugar
a dudas, el aborto. De este surgen dos posicio-
nes antagónicas para el debate: No punible o
clandestino, olvidando la principal posición y de
la que nadie habla: el rol de los varones en esta
cuestión que es el derecho a la vida y que no
puede ser gestada de otra manera que en comu-
nión. Por lo tanto, deslindar la responsabilidad
solamente al género femenino en cuanto a tomar
decisiones nos vuelve a las reglas del Antiguo
Testamento.
Una posición protagonista amerita a que se ela-
boren campañas dirigidas a los hombres, de nivel
anticonceptivo y que acompañen al cuidado de la
mujer y a su salud física, porque convengamos
que, no punible o clandestino, legal o ilegal, el
cuerpo lo pone la mujer para una acción quirúr-
gica que pude dejar huellas psicofísicas. Estas
campañas deben contemplar también educar
para un cambio real de cultura, que eche por tie-
rra el ancestral predominio machista y de carác-
ter de igualdad en todos los órdenes a la mujer
con respecto al hombre.
(*) Periodista
Nadia Mansilla
Inequidad salarial y laboral; mandatos morales; sobre-
carga de responsabilidades en el cuidado de niños, ancia-
nos y enfermos; cultura machocrática; proxenetismo. De
todas las deudas que restan hacia una real igualdad de
género, la más fácil de saldar es la de la salud. La mayor,
en un contexto que así lo permite, sería, sin lugar a
dudas, la despenalización del aborto. Urgente y necesa-
ria, marcaría el fin de una era hipócrita y desigual, no
sólo en cuanto al género sino también en términos socia-
les.
María José Colombo
Antes no se podía hablar del aborto, era mala palabra.
Hoy es un debate necesario en nuestra sociedad y cuanto
más esté en boca de las mujeres, más personas van a co-
nocer y poder formar una opinión. Si se calla la sociedad
miles de mujeres pobres morirán a causa de abortos mal
practicados. Cuidemos nuestra salud hablando y discu-
tiendo para así poder salvar vidas.
Nora Trumper (*)
En principio adhiero plenamente a la consigna de los or-
ganismos y las personas que estamos a favor de la legali-
zación del aborto: "Educación sexual para decidir.
Anticonceptivos para no abortar. Aborto legal para no
morir."
Condenar y penalizar el aborto es violar un derecho hu-
mano y ético de las mujeres. Hoy el tema está instalado
en la sociedad y movilizado en forma "clandestina", por-
que los legisladores no asumen la responsabilidad polí-
tica y social que significa debatir el tema en el Congreso
de la Nación y sancionar la ley. Hay que bregar por un Es-
tado laico, por el desapego de los prejuicios y el no ejerci-
cio de una falsa moral de los dirigentes. Su
responsabilidad política es no darle la espalda a las miles
de mujeres que mueren anualmente por abortos clandes-
tinos.
(*) Productora Periodística (Programas de A24,
Canal Telemax y radio Argentina)
10 11
Patricia Cirigliano
Por confesión respeto la vida humana desde la concepción. Siempre tra-
bajé con Matronatación (el método que he creado) con futuras madres y
niños muy pequeños, es un tema muy sensible para mí.
Comprendo la problemática adulta, tantas veces dolorosa pero abogo por
el pequeño inocente que duerme confiado en el nido uterino de la madre.
Adela Pereyra
De poder elegir nadie lo elegiría. Nadie decide porque sí pasar por una
operación de riñón o de páncreas, nadie. Pero si una mujer decide termi-
nar con un embarazo es porque, de seguro con mucha angustia, no ve
otra opción: porque es muy joven o porque no es el momento indicado…
Hoy sucede que miles de mujeres abortan por determinación propia, el
problema no está en el aborto en sí, sino en que quienes tienen plata lo
hacen sin poner en riesgo su vida y quienes carecen de recursos sí.
Por eso es imprescindible “educación sexual para decidir, anticonceptivos
para no abortar y aborto legal para no morir”.
Graciela Ríos
La legalización del aborto es un tema pendiente y sumamente necesario
en nuestro país. Los sectores que históricamente se han opuesto a que
haya una ley donde el aborto sea legal son quienes, con hipocresía,
plantean un falso debate sobre la concepción de la vida. Ellos siempre
cuentan con los recursos económicos para abortar en clínicas con alta
tecnología y atención profesional que, aun en un marco de total ilegali-
dad, confirman que tal práctica médica es segura.
Resulta necesario que las compañeras, en especial las mujeres pobres,
cuenten con todas las garantías legales y la seguridad en la atención
médica, en los casos de embarazos no deseados. La situación actual
que penaliza el aborto no terapéutico lo clandestiniza y explica en gran
medida las cifras de muertes maternas evitables, que se cuentan por
miles como consecuencia directa de las complicaciones del aborto reali-
zado en condiciones de riesgo e inseguridad. Como también el caso de
las niñas madres muchas de ellas abusadas, a veces, en su mismo en-
torno familiar.
Cecilia Serna
A pesar de lo controvertido del tema he decidido dar mi humilde opinión
al respecto, si bien considero sagrada la vida, hay que pensar que tam-
bién es sagrada la vida de la mujer, psíquica y físicamente.
Quien no haya pasado por la experiencia de una violación no entenderá lo
que significa obligar a una mujer a llevar en el vientre durante nueve
meses el recuerdo de tan dolorosa experiencia con la premisa de que
pueda darlo en adopción.
Es complejo que otra persona decida por nosotras, llámese juez, médico
o clero cuales serían las justificaciones para eliminar una vida. Creo que
la tarea es sembrar conciencia, educación, información y métodos anti-
conceptivos al alcance de todos, por el embarazo no deseado y las enfer-
medades que nos acosan hoy. El resto debe quedar en la decisión sagrada
de cada mujer.
PATI
12
Desmitificando esa frase histórica “detrás de cada gran hom-
bre hay una gran mujer”, en estos días da vuelta otra “detrás
de cada revolucionario no hay nadie, pues su compañera ca-
mina a su lado, nunca atrás”. Esa es Ana María Ramb, mili-
tante, revolucionaria, luchadora, una gran mujer de esas que
siempre están –y estuvieron- al lado en la pelea por la dignidad
de la vida.
Ana María, escritora, periodista, editora, docente, traductora,
ganadora de importantes distinciones por su carrera literaria,
despertó a edad muy temprana al mundo de las reivindicacio-
nes y de la solidaridad de clase. Hoy participa en el “Comité Ar-
gentino por la Libertad de los Cinco” y sigue tan activa como
ayer, como siempre.
¿Cuándo y cómo empezaste a sentir que eras una militante?
La militancia tanto como trabajadora como por la equidad de
género la comencé cuando era una adolescente. A los 17 años
por razones familiares tuve que dejar la escuela normal y em-
pezar a trabajar, perdí la calificación de 10 absoluto que tenía,
pero para mi fue la apertura más soñada de otro mundo, del
mundo del trabajo, de las reivindicaciones, de la solidaridad y
ahí forjé mi identidad como trabajadora y por consiguiente, mi
elección de clase. Si bien algunas pautas heredadas familiar-
13
“Supe de las enormes
capacidades que tiene el ser
humano aún en los peores
momentos de su vida”
Entrevista a Ana María Ramb
utpba
A.M.R.
14
mente no me servían en esa nueva etapa, en cuestión de gé-
nero mi madre fue una adelantada y una maestra porque me
inculcó la necesidad de que la mujer fuera autónoma económi-
camente y que no renunciara a su trabajo ni a su carrera. Tam-
bién me enseñó a respetar todas las ideologías y religiones,
pero no me inculcó ninguna, y me transfirió un modelo de
mujer que no está basado en la maternidad sino un modelo in-
tegral de persona, de ser humano.
Ingresar al mundo del trabajo no te impidió continuar con tus es-
tudios.
Si, y una vez que me recibí empecé a trabajar como maestra y
en esas escalas de interinatos y suplencias, recalé en la Secre-
taría del Menor. Fui maestra durante 10 años en una Escuela
Hogar donde asistían chicos que, o no tenían familia, o la so-
ciedad los había puesto en la calle. Allí aprendí de mis alumnos
unas pautas de vida y de lealtad muy valiosas y supe de las
enormes capacidades que tiene el ser humano aún en los peo-
res momentos de su vida.
Como docente, a los 26 años era secretaria de Relaciones La-
borales de ADOMI (Asociación Docentes de la Minoridad) con-
ducida generalmente por gente de origen socialista. Ahí conocí
a Edmundo Guibourg, pero también a docentes comunistas
como Tito Armas o Adriana Viola y trabajé con ellos mucho
tiempo. A fines de los años 60, principios de los 70 empecé a
desempeñarme en el turno opuesto, como traductora de edito-
rial Temporada. Ahí me di cuenta que había una contradicción,
todos los empleados estaban bajo el régimen de empleados de
comercio. Era una patronal pionera en la instalación del trabajo
por contrato o basura. Algunas compañeras me informaron que
existía la APBA (Asociación de Prensa de Buenos Aires) que en
ese momento estaba dirigida por Enrique Tortosa, Sergio Pe-
ralta y Antonio Tarsitani, y bajo su consejo hice una labor muy
minuciosa y semi-secreta en el seno de la empresa. Fui afi-
liando a todos los compañeros a la APBA, nos presentamos
15
ante el Ministerio de Trabajo y tuvieron que reconocer el encua-
dre, pasamos entonces de ser empleados de comercio a la
APBA.
Comenzaban tiempos difíciles para la militancia
Eran tiempos de la Triple A. En el año 1975 entraron a mi de-
partamento en el que no había nadie. Se llevaron todo lo poco
valioso que tenía, evidentemente buscaban algún papel pero yo
no tenía nada de nada, ni del sindicato, ni nada. Esa misma
tarde y en el mismo piso entraron en la casa de una amiga mía
cuyo hijo militaba en la JUP (Juventud Universitaria Peronista).
Mi amiga no quiso hacer la denuncia, yo fui a hacerla –cuenta
con cara de ilusa- El comisario me dijo “por su bien no le voy a
tomar la denuncia y le voy a dar un consejo, no vaya a su casa
por mucho tiempo”. Les pedí a mi madre y mi hijo que no vol-
vieran y yo estuve durmiendo en muchas casas durante ese ve-
rano. El 25 de marzo de 1976 me llama quien yo había dejado
a cargo para que reciba mi correspondencia y me dice que
llegó un telegrama cuyo texto era “queda exonerada por reali-
zar actividades subversivas y pro-cubanas en la empresa (Tem-
porada)”. No volví al trabajo nunca más pero con las
indicaciones de los compañeros respondo el telegrama y les
inicio juicio por despido. A la par intento ir a ver a los compa-
ñeros delegados de otros medios, el primero fue el Negro (Héc-
tor) Demarchi de El Cronista, cuando pregunto por él un
compañero en voz baja me dice, “se lo chuparon”, era la pri-
mera vez que yo oía ese término. Pero en ese momento pensé
que lo habían detenido, todos pensamos eso inicialmente. Voy
a La Razón y el delegado se había tomado un avión a España y
así todos. En marzo de ese año la Liga de los Derechos del
Hombre asume mi defensa. En mayo abro el diario y me en-
cuentro que habían allanado el estudio del abogado que llevaba
mi causa acusado de preparar documentación falsa para sacar
subversivos al exterior. Pero quien en ese momento era dele-
gado de La Prensa había conseguido dos testigos a mi favor
utpba
A.M.R.
utpba
A.M.R.
Eran tiempos de la Triple A.
En el año 1975 entraron a mi
departamento en el que no había
nadie. Se llevaron todo lo poco
valioso que tenía, evidentemente
buscaban algún papel pero yo no
tenía nada de nada, ni del
sindicato, ni nada.
La época de Alfonsín (Raúl),
fue un reverdecer del feminismo
pero acotado a un grupo
restringido, era la lucha
por la patria potestad
que fue durísima.
16
(ninguno de mis compañeros podía serlo porque los compro-
metía) y pude llegar a un arreglo que me permitió poder vivir.
Se me acusaba de agente cubana.
Y mientras tanto continuabas en tu tarea docente...
Efectivamente, continúo con el trabajo en el Hogar y organizo la
Cooperadora con los comerciantes de la localidad de Lomas de
Mirador (*”). Quien me ayudó fue mi compañero, la pareja real,
auténtica de mi vida. Él militaba en el Partido Comunista y fue
quien me enseñó formas de seguridad y cómo moverme. Yo
abría y cerraba la escuelita, cerré un día a las 21 hs. La ave-
nida Provincias Unidas (Ruta 3) estaba totalmente sin luz, es-
peré durante una hora el colectivo 55 que no venía y de pronto
aparece un jeep y se sube a la vereda para atropellarme. Yo no
fui siempre gorda, en es época era flaca y veloz, hago una espe-
cie de vertiginoso zigzag y me tiro en un ligustro, arrastrán-
dome llego hasta la escuelita y entro sin encender la luz. Allí
no había teléfono y no tenía como avisarle a mi marido. Me
tiré sobre una colchoneta de gimnasia, me relajé, pero no
dormí. A la mañana siguiente mi marido haciéndose pasar por
un vendedor de libros me viene a buscar y con la excusa del al-
muerzo salí de la escuela y nunca más volví, ni siquiera a bus-
car mi guardapolvo. Mandé renuncia por telegrama
colacionado. En el momento en que me tiré por el ligustro se
me produce un esguince, fue un dolor muy fuerte, cuando lle-
gué a casa no quise recibir ayuda ni ver a un médico porque es-
taba aterrada, con el tiempo se me jodió el tobillo este (hoy
Ana requiere de un bastón para caminar).
Habías perdido los dos trabajos
Estaba sin trabajo y con la necesidad de pasarle dinero a mi
mamá y mi marido, que había tenido otro matrimonio, a sus
hijos. La hija de mi marido que trabajaba en Editorial Abril, me
presenta allí diciendo que no tenía experiencia laboral. Hice
17
una prueba e ingresé directamente. Después de un tiempo pasé
a Revista Claudia cuyo director era de la Fede (Federación Juve-
nil Comunista) y el clima era más tranquilo. Claudia siempre
fue diferente de las demás revistas femeninas y tuve que hacer
notas por ejemplo sobre violencia familiar y demostrar que no
estaba restringida a las clases menos pudientes sino que se
daba en todas las clases o sobre la patria potestad, ahí tuvimos
problemas con la iglesia que mandaban cartas. También con
los compañeros tomamos tres días Editorial Abril en Paseo
Colón. Como castigo me pasaron a la revista de noticias 7 Días
y ahí hice la primera nota sobre Palestina y nos echaron al jefe
y a mi.
¿De qué año estamos hablando?
Era el año 1987, año en que también fallece mi marido. Había
tenido problemas en el trabajo y cuando llega a casa se me cae
en los brazos con un ACV y muere –relata con los ojos llenos de
lágrimas. Era muy duro volver a casa y no tener a mi compa-
ñero. Fue una época muy difícil. Trabajé tres días en Editorial
Perfil pero era una máquina de picar carne. Hacía colaboracio-
nes y notas para mis compañeras cuando se iban de vacacio-
nes. Paralelamente también participaba y llegué a dirigir Aquí
Nosotras, la revista de la UMA (Unión de Mujeres de la Argen-
tina), colaboré en el Periódico Barrial Afiche, di talleres que me
salvaron bastante económicamente hasta que salió la pensión
de mi marido y me pude jubilar en la Caja de Periodistas a los
55 años.
La facultad me ayudó mucho, yo estudié para editora pero tam-
bién hice las tres cuarta partes de la Carrera de Letras.
¿Cómo eran las luchas por la equidad de género cuando vos em-
pezaste y ahora? ¿Notás cambios?
La época de Alfonsín (Raúl), fue un reverdecer del feminismo
pero acotado a un grupo restringido, era la lucha por la patria
utpba
A.M.R.
utpba
A.M.R.
utpba
A.M.R.
utpba
A.M.R.
Por mi condición de mujer tuve
un jefe en Claudia que siempre
tropezaba con mis partes curvilí-
neas. Yo en esa época usaba
tacos finos y cuando él cometía
esos acosos casualmente le daba
un pisotón, pero no había posibili-
dad de hacer una denuncia
18
potestad que fue durísima. En cambio ahora la conciencia de
género ha entrado en la subjetividad de la mujer y sabe de las
conquistas logradas y de las que aún faltan por conquistar. Por
ejemplo tengo entendido que la figura de femicidio no se ins-
taló en la letra de la ley, la Trata también es otro de los temas
candentes si bien hay avances en la legislación. Y en la situa-
ción laboral lo que preocupa muchísimo es el empleo joven.
Creo que los jóvenes son más explotados que cuando yo inicié
mi carrera laboral.
En la época de la dictadura hubo una pérdida de derechos para
todos los trabajadores pero aún más para la mujer.
¿Pasaste situaciones de acoso?
Por mi condición de mujer tuve un jefe en Claudia que siempre
tropezaba con mis partes curvilíneas. Yo en esa época usaba
tacos finos y cuando él cometía esos acosos casualmente le
daba un pisotón, pero no había posibilidad de hacer una de-
nuncia en ese momento porque la desestimaban los jefes, no
había amparo legal y siempre estaba la velada sospecha de que
una lo hubiese promovido.
¿Sufriste la presencia machista en el gremio?
En el gremio fui una de las primeras delegadas mujeres y me
tocó cuando estaba en Temporada participar como invitada en
una de las reuniones de paritarias, no como Nora Lafon, por
quien me saco el sombrero, que tuvo que prepararse mucho
para discutir con la inescrupulosidad de los empresarios. La
mayoría éramos mujeres y a la lucha que le siguió al tema del
encuadre fue por la guardería o ley de jardines maternales -mal
llamados maternales porque los hijos también lo son de un
padre- que aún está sin reglamentar.
Respecto a tu pregunta te diría que no, siempre que había
algún despido yo estaba ahí, por eso no llegué a ser promovida
19
como Secretaria de Redacción. Inclusive algunos compañeros
de Editorial Abril me habían invitado a estar en la nueva comi-
sión interna pero mi marido me dijo saliste de dos, y no me
metí.
¿Te arrepentís de algo en tu historia de militancia?
No, las elecciones que hice fueron a conciencia y con pleno co-
nocimiento.
(**) Partido de la Matanza. Zona Oeste del Gran Buenos Aires
(*) Periodistautpba
A.M.R.
utpba
A.M.R.
utpba
A.M.R.
GUS
20
El pedido es que escriba sobre “mujer y maternidad”.
Llevo un libro escrito sobre el tema y cada día se van escri-
biendo nuevas páginas invisibles en el cotidiano con mis dos
hijos, con mi pareja, con los mandatos de los que todavía, -y a
pesar que para muchas mujeres soy casi revolucionaria por tra-
bajar, viajar, tener un compañero que está muy presente en la
crianza- están vigentes. Demasiado para mi gusto.
El “mes de la mujer” es también el de comienzo de clases,
vuelta de las vacaciones, comienzo de año. ¿Cómo hacer para
no olvidarte de comprar el libro de matemáticas o las hojas
cuadriculadas tamaño A4? El día previo a comenzar las clases,
siempre es un estrés. A la noche, me di cuenta que me había
olvidado de comprar un cuaderno. Mi hijo mayor se puso a llo-
rar porque lo iban a retar por no llevar cosas. Yo, a pesar de
que ya está en sexto grado, y de que me desgañité tratando de
llegar con todo lo necesario, mientras trabajaba, organizaba ac-
tividades en torno al 8 de marzo, mientras soy feminista, me
cuestioné el no haber podido, el haberme olvidado, el haberme
dejado estar para a último momento repasar si estaba todo en
orden.
Por eso es que digo que los mandatos de la maternidad natural
y divina -estado que supuestamente todas las mujeres desea-
mos naturalmente-, siguen teniendo sus músculos tensos, lis-
tos para reaccionar cuando menos lo imaginamos; sobre todo
ahí, en el mundo privado, íntimo, pero tan político, cuando to-
davía nos preguntamos en silencio (si es que tenemos la suerte
de no tener a alguien que nos lo recuerde) si estamos haciendo
las cosas bien.
Mis hijos saben que su mamá es una defensora de los derechos
de las mujeres y este tópico es casi un punto de chiste en la fa-
milia.
-Ya está la feminista- me dicen cuando empiezo hablar sobre el
tema. Y entonces me pregunto, esta vez en el sentido que sí me
importa, si estaré haciendo las cosas bien. También cuando es-
21
cucho que el mayor le dice al más chico:
-Marica, dejá de llorar.
Dudas. La maternidad es una serie de incógnitas todavía.
¿Cómo serán esos hijos varones que estoy criando cuando
sean adultos? ¿Querrán una mujer abnegada esperándolos con
la comidita en casa? O habré logrado (con la ayuda de los
avances del colectivo de mujeres y feminista, cómo obviarlo)
que consideren a sus parejas como pares.
Hay algo que me ilumina. Mientas escribo, mi hijo está co-
miendo brownies. Es un fanático de los cuadraditos de choco-
late. Pero no solo le gusta comerlos. Le encanta prepararlos él
solo. Los últimos días, tarde por medio, agarra la caja que ya
me hizo comprar en el supermercado y sigue las instruccio-
nes hasta lograr los tan deseados brownies.
Ese gesto me enorgullece. Es un nene, será un varón adulto
dentro de poco, y es muy natural para él ponerse a cocinar
cuando tiene ganas de comer algo. Lo personal es político
¿se acuerdan?
(*) Periodista, escritora. Autora del libro “Y un día me convertí en esa
madre que aborrecía” (Capital Intelectual). Actualmente es directora de
la Comisión de Mujer, Infancia, Adolescencia y Juventud
de la Legislatura porteña.
María Marta Susperregui (*)
¿Cuál es la edad para hacer lo que
nos gusta?
¿Por qué nos posterga-
mos?
¿Adónde esta el secreto?
Lo importante es darnos
la oportunidad para tras-
cender,
Sí. Mi vida encontró mo-
tivo fue cantar, el cantar me ar-
monizó.
Espero que cada uno de ustedes encuentren
algo para ¡vivir felices!
(*) Productora Periodística (Programas de A24,
Canal Telemax y radio Argentina)
“Mujer y
maternidad”
Por Sonia Santoro*Sermadre
• Reconocer en padres e hijos a los verdaderos protagonistas.
• No intervenir o interferir rutinariamente en este proceso natural, no habiendo una si-
tuación de riesgo evidente.
• Reconocer y respetar las necesidades individuales de cada mujer/pareja y el modo en
que desean transcurrir esta experiencia (en una institución o en su domicilio).
• Respetar la intimidad del entorno durante el parto y el nacimiento.
• Favorecer la libertad de posición y movimiento de la mujer durante todo el trabajo de
parto (parto en cuclillas, en el agua, semisentada, o como desee).
• Promover el vínculo personalizado entre la pareja y el equipo de asistencia profesional.
• Respetar la necesidad de elección de la mujer de las personas que la acompañarán en
el parto (familia, pareja, amigos, etc.)
• Cuidar el vínculo inmediato de la madre con el recién nacido, evitando someter al niño
a cualquier maniobra de resucitación o exámenes innecesarios.
Ley de Parto Humanizado. Nro 25.929
“Derechos de Padres e Hijos durante el Proceso de Nacimiento”
ARTICULO 1 Garantiza
• Su vigencia en el ámbito público como privado de la atención de la salud en el país.
• Las obras sociales regidas por leyes nacionales y las entidades de medicina prepaga
deberán brindar obligatoriamente las prestaciones establecidas en esta ley, las que que-
dan incorporadas al Programa Médico Obligatorio.
ARTICULO 2 Toda mujer, en relación con el embarazo, el trabajo de parto, el parto y el pos-
tparto, tiene derecho:
• A ser informada sobre las distintas intervenciones médicas, de manera que pueda
optar libremente.
• A ser tratada con respeto, de modo personalizado y que se garantice su intimidad.
• A ser considerada, como una persona sana, de modo que sea protagonista de su pro-
pio parto.
• Al parto natural, respetuoso de los tiempos biológico y psicológico, evitando prácticas
invasivas.
• A ser informada sobre la evolución de su parto, el estado de su hijo o hija.
• A no ser sometida a ningún examen o intervención cuyo propósito sea de investigación,
salvo consentimiento por escrito.
• A estar acompañada por una persona de su confianza y elección.
• A tener a su lado a su hijo o hija durante la permanencia en el establecimiento sanita-
rio.
•A ser informada, desde el embarazo, sobre los beneficios de la lactancia materna y re-
cibir apoyo para amamantar.
ARTICULO 3
Toda persona recién nacida tiene derecho:
¿QUÉ SIGNIFICA
PARTO HUMANIZADO?
• A ser tratada en forma respetuosa y digna.
• A su inequívoca identificación.
• A no ser objeto de investigación o docencia, salvo
consentimiento escrito de sus representantes legales.
• A la internación conjunta con su madre en
sala.
• A que sus padres reciban asesoramiento e
sobre los cuidados para su desarrollo y su
plan de vacunación.
ARTÍCULO 4
El padre y la madre de
la persona recién na-
cida en situación de
riesgo tienen derecho:
• A recibir información comprensible y
suficiente sobre la evolución de la
salud de su hijo o hija.
• A tener acceso continuado a su
hijo o hija mientras la situación
clínica lo permita.
• A prestar su consentimiento
por escrito para cuantos exáme-
nes o intervenciones se quiera
someter al niño o niña con
fines de investigación, bajo
protocolo del Comité de Bioé-
tica.
• A que se facilite la lactancia
materna de la persona recién
nacida.
• A recibir asesoramiento
sobre los cuidados especiales
del niño o niña.
ARTICULO 5
• El incumplimiento de las
obligaciones emergentes
de la presente ley por
parte de las obras sociales
y entidades de medicina
prepaga, como así también
el incumplimiento por parte
de los profesionales de la
salud y sus colaboradores, y
de las instituciones en que
estos presten servicios, será con-
siderado falta grave a los fines san-
cionatorios, sin perjuicio de la
responsabilidad civil o penal que pu-
diere corresponder.
22 23
24 25
Sencilla, simple, consecuente y fiel a sus ideas e ideales. Así
es Cristina Caiati. Trabajó en el Informativo de Radio Belgrano
desde que comenzó en los años ochenta hasta el año pasado
que se tomó como ella dice “su primer año sabático”, antesala
de la jubilación que la encontró desprevenida el año pasado.
También el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales) la re-
tuvo en su staff durante muchos años.
En un bar de Avenida de Mayo, Cristina nos cuenta sus comien-
zos en el periodismo y opina acerca de cómo las mujeres fui-
mos ganando terreno en un lugar esencialmente cooptado por
los varones.
¿Cuándo empezaste a trabajar en prensa?
Soy egresada de la Escuela Superior de Periodismo de la Uni-
versidad Nacional de la Plata (después fue universidad) y me
recibí el 30 de marzo de 1976, seis días después del Golpe de
Estado, pero con anterioridad había hecho algunas cosas suel-
tas en la ciudad de Miramar. Apenas finalicé los estudios, hice
los trámites para obtener el título y me corrí de ese ámbito. A
esa altura algunos profesores y compañeros míos ya estaban
desaparecidos y me quedé en el molde hasta el ´77 que me fui
a Bolivia con mi compañero de ese momento que estudiaba ar-
quitectura. Mi primer trabajo allí fue en “Radio Continental” de
la ciudad de La Paz cuyo slogan era: “La voz de los trabajado-
“El hecho de que
tengamos una secretaria
General en prensa habla
de un gran avance”
Entrevista a Cristina Caiati
utpba
M.C.C.
La mujer tiene bastante para dar
y además hemos sido más
persistentes y más
consecuentes. Nos plantamos
en un lugar, decimos no nos
sacan y no nos sacan.
27
peñó tareas allí. Esto fue en diciembre de 1980, cuatro años
más tarde tuve la posibilidad de ingresar en Radio Belgrano
donde trabajé hasta que me jubilé.
¿Observás que se produjeron cambios respecto a las condicio-
nes laborales de la mujer en prensa, desde tus inicios a la actua-
lidad?
A mí me parece que se ha avanzado muchísimo en ese sentido.
El hecho de que tengamos una secretaria General en prensa
habla de ese gran avance. Yo viví la época en que la UTPBA
(Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires) era la Aso-
ciación de Prensa de Buenos Aires (APBA), cuando se formó
UTPBA, después de una lucha muy interesante, se fueron mar-
cando pautas también en torno a las condiciones laborales de
las mujeres.
También por fuera del gremio, las mujeres hemos hecho avan-
ces significativos en todas las áreas laborales y prensa no
podía quedar atrás, por el nivel de compromiso social y político
que tiene la profesión, por lo menos la que yo conocía.
¿Y en el ámbito laboral puntual?
Tal vez alguna resistencia de los compañeros de radio, pero no
tanto tampoco. La mujer tiene bastante para dar y además
hemos sido más persistentes y más consecuentes. Nos planta-
mos en un lugar, decimos no nos sacan y no nos sacan.
¿Respecto a Bolivia, notaste diferencias con Buenos Aires?
En el informativo de Radio Continental de La Paz éramos bas-
tante mujeres, si no recuerdo mal éramos mayoría. Y las muje-
res salíamos a la calle. Yo no he vivido esa diferencia, tal vez
porque me he movido en un ámbito de clase media pues si
bien a la radio la mantenían los trabajadores fabriles, el infor-
mativo era muy intelectual y muy preparado, tenías que saber
mucho para estar allí.
26
res fabriles en Bolivia”, la segunda radio de los trabajadores en
ese momento, la primera era la de los mineros. Comencé tra-
bajando gratis el primer mes donde mis compañeros juntaron
plata y me la dieron para que yo pueda sobrevivir y estuve en el
informativo hasta que ingresé a trabajar en el Congreso de la
Nación de Bolivia. Era un desafío muy grande para mí porque
me tenía que poner a estudiar toda la historia de Bolivia que
era bastante dinámica. Me quedé allí con ellos y a la par tra-
bajé también en “Radio Chiclana” y como correctora en el dia-
rio “Hoy” de la Paz hasta que se produjo el golpe de estado de
García Meza (Luis) y comenzó una persecución. Éramos mu-
chos los argentinos que estábamos allí y se estaba organizando
el Comité de Apoyo Solidario a los Argentinos, el cual integré.
Viví algunas cosas duras como la caída de Lidia Gueiler Tejada
(presidenta constitucional interina, prima de Luis García Meza)
hasta el golpe de estado de García Meza en el que decidí volver,
ya separada de mi compañero.
Cuando llegué a Buenos Aires, me presenté a Familiares (de
Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas) recomen-
dada por un periodista muy amigo de los hijos de Cata Guag-
nini. Me refiero a Andrés Solís Rada, que fue el primer
Ministro de Hidrocarburo en la presidencia de Evo Morales. Fui
a verla a Cata para ver si podía trabajar en alguna parte y ella
me respondió: “si querés hacer prensa, nena, yo te recomiendo
que hagas espectáculo o moda porque si hacés lo que hacías
con él, seguramente no vas a poder.” Si bien me fui medio mo-
lesta, no con ella sino con la realidad, volví a verla y en un mo-
mento que estábamos charlando sonó el teléfono y era Emilio
Mignone (fundador del CELS) quien le pedía si sabía de alguien
que escribiera rápido en la máquina de escribir, pues había que
redactar informes de Derechos Humanos. Cata me miró, tapó
el teléfono y me preguntó “¿sabés escribir a máquina?”. Yo era
egresada de (Academias) Pitman por lo que me presenté y allí
empecé haciendo un hábeas corpus por detenidos presos polí-
ticos. Mignone me preguntó si me interesaba trabajar en el
CELS y quedé, siendo la primer persona rentada que desem-
utpba
M.C.C.
utpba
M.C.C.
utpba
M.C.C.
2928
¿Fuiste delegada en Radio Belgrano durante muchos años, para
un gremio machista ¿cómo resultó esa tarea siendo mujer?
Me eligieron mis compañeros y en nuestro gremio se respeta la
elección. Durante un tiempo dejé de ser delegada por elección
mía, pero cuando decidí retomar esa función, me volvieron a
elegir. Creo que mis compañeros vieron en mi una actitud con-
secuente, nunca negocié con ninguna patronal que pasó por
Belgrano por detrás de ellos.
¿Cómo es para una mujer tan activa como vos, estar jubilada?
Yo trato de convencerme que no estoy jubilada, sino que estoy
en un año sabático. Para mi es muy dura la jubilación porque
pasé de una actividad intensiva a no hacer nada. Pero no es
una cuestión de planes, es otra etapa. Hay tiempos que antes
no había, tiempo para salir, tomar un helado, para leer, para es-
cribir y hay que encaminarse. La clave está en saber como
admnistrarlo, y en eso estoy.
(*) Periodista
utpba
M.C.C.
utpba
M.C.C.
Me eligieron mis compañeros y
en nuestro gremio se respeta la
elección. Durante un tiempo dejé
de ser delegada por elección
mía, pero cuando decidí retomar
esa función, me volvieron
a elegir.
MAICAS + SPÓSITO
Por Cristina Rodríguez (*)
3130
En la publicidad mediática, la ima-
gen de la mujer expresa claramente
dos vertientes que la muestran, por
un lado, en la función exclusiva de
amas de casa-madres y por el otro,
se vende un feminismo que la con-
vierte en objeto sexual, reprodu-
ciendo estereotipos de género que
logran despersonalizarla. En ambos
roles se valora como principal carac-
terística su cuerpo, se crea una ima-
gen de mujer que no es real,
estereotipada en el solo objetivo de
vender.
Las consecuencias de esta falacia
publicitaria son muchas, donde pre-
valece el deseo subliminal de la
eterna juventud y belleza, que lleva a
la mujer a infravalorarse en la lucha
con su propio cuerpo, al no verse
identificada con la imagen que la pu-
blicidad le vende.
Hay una violencia comunicacional vinculante con la mujer perfecta
que todo lo puede y que a la vez debe ser símbolo sexual, que ter-
mina siendo una agresividad a la dignidad femenina.
La creatividad publicitaria de los medios se basa en técnicas psi-
cológicas que generan una dependencia con lo que ofrecen y en
este contexto la mujer es vulnerable porque con esa imagen de
La mujer como
objeto en los
medios
masivos de
comunicación
Yolanda Gómez
La mujer ha sido desvalorizada durante siglos. Los medios de comuni-
cación, quienes en general son machistas, contribuyen a forjar ciertos
estereotipos que no coinciden plenamente con la realidad. Así como
también históricamente se han atribuido características al género mas-
culino consideradas como superiores o sobrevaloradas en comparación
a las asignadas al género femenino.
Objetadas
Francia Fernández
A pesar de que en las últimas décadas las mujeres han conquistado es-
pacios como nunca antes, sus cuerpos son blancos de la mirada frívola
que la sociedad les impone. En los medios se las exhibe de forma gro-
tesca, casi como parte del decorado, mientras que en la publicidad sue-
len figuran por "partes”. El mercado plantea el cuerpo como un
producto de consumo, y en este marco siniestro, la mujer se desvive por
estar delgada, eternamente joven y adscrita a modelos estereotipados
de belleza. El cuerpo femenino está diseñado para muchas cosas boni-
tas, como albergar y dar una nueva vida. Equiparar el valor de una
mujer a su imagen es privarla de las cualidades que la hacen completa
como ser humano. Y, probablemente, también de su alegría.
3332
salud-belleza-éxito, consume y financia su propia discrimina-
ción.
Dentro de la discriminación de género que transmiten los me-
dios, también está presente la de raza y condición social ya
que la mujer perfecta que se muestra corresponde al tipo de fí-
sico exuberante, alta, delgada, blanca, rubia, con aptitud de se-
guridad y éxito, siempre vinculada a los espacios
socioeconómicos altos, situando la imagen de la mujer de es-
tratos socioeconómicos bajos, generalmente vinculada al rol
del hogar y de menos valor.
Esa imagen de perfección que nos muestra la publicidad me-
diática crea necesidades a veces inalcanzables, para las que el
mercado siempre tiene la solución, sin mediar el interés por
evitar los desordenes en la salud, como es el caso de la bulimia
y la anorexia, resultantes de una pérdida de identidad.
Las mujeres no queremos estar en el imaginario social como
objeto y mercancía, nuestro cuerpo no es un producto o una
propiedad con la consecuencia de los atributos de uso, goce y
usufructo. Pedimos no ser incluidas en la transculturización,
arma ideológica utilizada para imponer un modelo de vida. No
somos un envase de productos rentables que sojuzgan nuestra
condición de género que además, conllevan al impacto repro-
ductor de la violencia.
La revolución política se nutre de la revolución cultural.
(*) Escritora-Periodista-Directora de Memoriafertil Periódico Digital.
BRINDO POR LAS ELLAS…
Por Karina Solano (*)
Comencé a trabajar en radio a fines de los ’80, con 18 años. La frase de
bienvenida de mis compañeros fue: las buenas productoras, tienen
buen culo y saben cebar mate. ¡Ok! Yo regresaba de un curso de pro-
ducción radial en Ecuador orientado a la perspectiva de género, pero
en los medios locales, nadie decía argentinas y argentinos y mis jefes
creían que el feminismo espantaba audiencias.
Años más tarde entré a la televisión, con jefas sin pareja adictas al tra-
bajo. Señoras con poder
que lo que menos defendían
eran los derechos de la mujer y gastaban
gran parte de la energía en sostenerse en
sus cargos.
Contra el modelo visible, fui madre durante
mi carrera de productora. Con la panza ya
deshinchada y las tetas llenas de leche,
comprobé que compañeros varones, luego
de operarse los meniscos por ejemplo, re-
cuperaban su puesto sin chistar. Yo volví de
parir y -como en el juego de la oca- las dos
veces perdí mi función y regresé al punto
de partida.
Con niños en edad escolar volví a la radio.
Entraba a las 7 de la mañana y en partes
iguales compartía el sueldo con Mirta, la
niñera. Las reuniones de producción empe-
zaban temprano, menos martes y jueves.
Esos días, mi jefe –separado- llevaba a la
nena a la escuela. La producción: un caos.
La frase: “qué buen padre este tipo”.
Cuando este tipo cambió de trabajo, me
propusieron reemplazarlo por un poquito
más de sueldo. “¿Cómo un poquito más?
Lo mismo que él o nada”. No les quedó
otra.
Yo compartía mis broncas de género con
una colega que ejercía una gerencia de
facto en otra radio. Como era mina, le ba-
jaron el cargo (y el sueldo, claro). Sin ge-
rente formal, ella tenía el puesto más alto
como coordinadora de noticias.
La vida creyó compensarme años atrás
como productora general de otra emisora.
En los medios ya se hablaba de la perspec-
tiva de género y propuse una hora diaria con ese enfoque. Un compañero se
rió: ¿una hora por día? No la llenás. Yo me preguntaba en qué tupper vivía el
flaco, si sabía de la Dillon, de las 12 o de la Carbajal. Pero mi jefe –víctima de
muchas hermanas mujeres, o permeable a las necesidades sociales, o cabeza
abierta, no sé- entendió de qué iba la idea. El programa lleva un año en el
aire, premiado junto a otros tantos y buenos que se ocupan del tema; y con-
ducido por esa clase de minas tan claras y responsables en la misión de des-
armar este juego de poder que envuelve a hombres y mujeres, que nadie se
hubiera animado a decirles lo del mate y el culo, 25 años atrás. ¡Salud!
(*) Productora de radio y televisión, investigadora periodística,
guionista y docente de televisión y comunicación audiovisual.
3534
Marcela Cardozo
Increíblemente estamos en el Siglo XXI y algunas mujeres
seguimos luchando por la reivindicación de nuestros de-
rechos. En éste caso me refiero específicamente al punto
de vista mediático, solemos observar cotidianamente en
publicidades donde se la humilla con una liviandad como
si estaría naturalizado que no "es inteligente", por ejem-
plo publicidades como de agua mineral donde ella suele
gritar un texto determinado sobre el tema pero sin sen-
tido, o se las relaciona como un objeto de decoración li-
vianas de ropa en avisos de autos. Lo grave del
bombardeo con estos avisos que llegan a los hogares a
través de la televisión o por internet, es que son las mis-
mas mujeres que asimilan con naturalidad y fomentan
esta imagen lamentable de ellas mismas, en este mundo
machista, en lugar de reflexionar y cortar con esta injusti-
cia permitida todavía hoy en día.
Mariana San Román
En los últimos tiempos la imagen de la mujer se ha des-
valorizado, debido al uso indebido del cuerpo femenino,
como objeto sexual u objeto llamador de las miradas
para canalizar la venta de productos diversos. Muchas
veces este uso lo hace la misma mujer y otras por los me-
dios de prensa o publicidad.
Esto es, sin dudas, un paradigma generador de una inusi-
tada violencia hacia la mujer y su imagen que debemos
revertir en favor de nuestro género. Somos nosotras las
que debemos dejar de exponernos de manera indiscrimi-
nada, las que debemos cuidar nuestra imagen, nuestra
esencia y de esa manera resaltar nuestros valores.
Soraya Mangia
La cosificación de la mujer está marcada a fuego por la
mirada patriarcal hegemónica que difunden los medios
masivos de comunicación. Generar conciencia a través
del debate, visibilizar, en la diversidad, nuestras necesida-
des y derechos promoviendo la igualdad de género, es la
gran tarea a llevar a cabo como trabajadoras de prensa
para derribar los estereotipos femeninos impuestos y le-
gitimar los lugares conquistados.
Mabel Traberg
Estamos incluidas en el contexto socio-económico, político
y cultural creando imágenes preeminentes y afectando los
procesos de cambio.
Los mensajes publicitarios en su mecanismo de persua-
sión, utilizan a las mujeres como objetos sexuales y decora-
tivos.
Las argentinas, frente al prejuicio y una tradición heredada
continuamos luchando para ser reconocidas y obtener dig-
nidad.
Se lograron avances en lo profesional y público pero nos
preguntamos: ¿la sociedad tiene verdadera conciencia del
cambio de rol de la mujer?
3736
“Las mujeres quedamos entonces relegadas a la cara desconocida
del hito, la aún sin nombre, como la cara que nunca vemos de la
luna. El hombre se atribuyó el lado seguro, la cara ‘civilizada’,
donde cada cosa y cada sentimiento y cada comportamiento tiene
su propio y preciso vocablo que lo define”.
SOCIOS | 15 DE SEPTIEMBRE DE 2006
Este párrafo, tomado del libro Peligrosas Palabras, presenta a
la escritora argentina Luisa Valenzuela, que también ejerció el
periodismo en el diario La Nación y en la revista Crisis. Con
una vasta producción literaria, el Observatorio de Medios-
UTPBA intentó ingresar a su pequeño-gran mundo a través de
esta entrevista.
- Si partimos de la idea de que el sistema se ha encargado de ro-
barnos las palabras, las cuales debemos resignificar y reinventar
permanentemente, ¿cómo considera que participa esta situación
en la apropiación femenina del propio lenguaje? ¿Podemos ha-
blar de una doble apropiación, como explotadas y como muje-
res?
Podemos, perfectamente, por eso es tan fascinante la aventura
de partir de semejante convicción para escribir nuestros textos.
Creo que más que inventar las palabras, o hasta resignificarlas
-dos propuestas valiosas, sin duda- lo que personalmente
“Todo, por desgracia,
tiene que ver con las
relaciones de poder”
Entrevista a Luisa Valenzuela (*)
utpba
M.C.C.
39
cia de lenguaje sino una distinta aproximación a la lengua, aun-
que muchas de mis colegas responden a la diferencia aun sin
reconocerlo. Pienso en Carmen Boullosa, la autora mexicana,
por ejemplo.
- ¿La censura está presente en la producción literaria, siempre
es consciente o por represiones internas o existe una censura de
otro orden?
Creo sí en una forma del decir que no sea directa, burdamente
explícita. No hay nada peor en literatura que la intencionalidad
a ultranza. Ahora bien, existe la censura externa que condena
los textos o se niega a publicarlos, y esa otra cara de la misma
moneda que sería la autocensura; en ambos casos creo que se
trata de situaciones nefastas que hay que evitar.
- ¿Las diferencias de género tienen que ver con las relaciones de
poder? ¿Y el lenguaje?
Todo, por desgracia, tiene que ver con las relaciones de poder.
Pero se trata sobre todo del uso que se le da, tanto a las dife-
rencias de género como al lenguaje. No son intrínsecas al
hecho en sí, son construcciones que desde la cultura domi-
nante -masculina, de raza blanca, de buen poder adquisitivo-
fueron impuestas a lo largo de los siglos para conservar la ma-
nija.
- Desde el campo comunicacional hablamos de comunicación al-
ternativa o contrahegemónica, en tanto construcción de una co-
municación que responda a los intereses del campo social y
rompa con el discurso único, ¿existe una literatura de estas ca-
racterísticas?
Por supuesto. De una forma u otra, escrita por hombres o mu-
jeres, la buena literatura siempre se ha enfrentado con los po-
deres dominantes y hegemónicos, aun en autores como Ezra
Pound o Louis Ferdinand Celine que acataron la ideología fas-
cista, dominante y hegemónica a ultranza.
(*) Entrevista realizada por el Observatorio de Medios Político,
Social y Cultural-UTPBA en el marco del Seminario “Objetadas”.
38
busco es, de alguna manera, tomar las palabras por el rabo,
ponerlas a trabajar desde sus connotaciones menos obvias, ex-
primirlas hasta arrancarles el jugo más oculto.
Pero claro, éstas son ideas teóricas. Después, al escribir, dicho
mecanismo se va afilando de a poco y se hace lo que se puede,
dejando, eso sí, que las palabras se expresen a través del filtro
de nuestra propia ubicación dentro de ese territorio común que
es el lenguaje.
- Si según su definición y experiencia, el lenguaje es sexo y la pa-
labra cuerpo, ¿nos encontramos frente a la presencia de pala-
bras gordas, flacas, anoréxicas o bulímicas?
Me gusta como lo planteás. Son entes vivos, las palabras, ¿no
es cierto? Por eso, muchas veces se nos escurren entre los
dedos y acaban significando algo distinto de lo que esperamos
de ellas. Cosa que yo, en general, agradezco, porque el texto
entonces cobra dimensiones que me sorprenden y me llevan a
zonas desconocidas por mí.
Y muchas veces las palabras gordas muestran su perfil más
delgado y nada podemos hacer para volver a engrosarlas, so
pena de falsear el texto.
- ¿El pasaje del lenguaje falócrata a un lenguaje según nuestras
propias necesidades, tiene que ver con una ruptura de una lógica
y un orden impuesto? ¿Es un proceso consciente y masivo o in-
consciente e individual?
Es un proceso, sin duda. A la vez, según creo, individual y ma-
sivo, consciente e inconsciente. La crítica feminista, por su-
puesto, lo ha encarado en forma bien específica desde distintos
ángulos. En lo que a autoras se refiere muchas como yo lo ha-
cemos de manera espontánea y después nos ponemos a refle-
xionar al respecto.
Otras se niegan a reconocer eso que yo no llamaría una diferen-
Todo, por desgracia, tiene que ver con las
relaciones de poder. Pero se trata sobre
todo del uso que se le da, tanto a las
diferencias de género como al lenguaje.
No son intrínsecas al hecho en sí, son
construcciones que desde la cultura
dominante -masculina, de raza blanca, de
buen poder adquisitivo-fueron impuestas a
lo largo de los siglos para conservar
la manija.
utpba
M.C.C.
utpba
M.C.C.
utpba
M.C.C.
utpba
M.C.C.
utpba
M.C.C.
4140
Pese a los avances indiscutibles en nuestro país de reformas le-
gales que intentan reparar la discriminación cultural y econó-
mica –laboral de las mujeres, persisten claras desventajas
cuando revisamos algunas prácticas de las empresas periodís-
ticas que – a veces más visibles, otras no tanto- limitan el des-
arrollo profesional de muchas compañeras o el acceso a
determinadas calificaciones laborales, a pesar de constatarse
en los últimos años el creciente número de mujeres ejerciendo
el periodismo con niveles de formación por encima de la
media de los varones que desarrollan idénticas tareas. Así
como es verificable cotidianamente, conductas discriminato-
rias de lxs colegas quiénes reproducen lógicas de exclusión en
su ámbito laboral.
Estas viejas injusticias- que se reproducen en el conjunto de la
sociedad - alcanzan niveles importantes de exclusión cuando
hacemos referencia a realidades no heterosexuales, sujeta al lí-
mite que intenta imponer la lógica de la heteronorma, es decir,
como si lo “heterosexual” fuera una obligación natural y esta
suerte de imperativo cultural deviene en la creación de persis-
tentes zonas de exclusión y discriminación dentro del mercado
laboral en general y, en particular en el interior de las empre-
sas periodísticas como dentro de los grupos de trabajo.
Incluso, la propia Organización Internacional del Trabajo, la
OIT, se refiere a nuevas formas de discriminación basadas en la
identidad sexual y ratifica la discriminación por orientación se-
xual e identidad de género, verificando que la igualdad en el
trabajo es un objetivo pendiente que aún debe cumplirse. En su
artículo 157, la OIT expresa que los empleados y las emplea-
das pueden sufrir discriminación en el lugar de trabajo si
consta o se sospecha que son parte de la comunidad LGTTBIQ
(Lesbianas, Gay, Travestis, Transexuales, Bisexuales, Intersex y
Queer)
En el gremio de prensa, las periodistas no escapan a estas for-
mas de exclusión. En ese sentido, la Unión de Trabajadores de
Prensa de Buenos Aires, más
allá de las prácticas no discri-
minatorias y de la inclusión
que ha fomentado a lo largo
de los años, protegiendo los
derechos de las trabajadoras
mujeres y de aquellas que lo
hacen desde distintas identi-
dades sexuales, ha conside-
rado pertinente incluir la
perspectiva de género en la
discusión paritaria actual por-
que si bien se trata de con-
templar los derechos
salariales y condiciones de
trabajo del conjunto de los
trabajadores y trabajadoras
de prensa, estas nuevas y re-
novadas formas de exclusión
persisten a veces en formas más visibles y otras no tanto.
Nuestro gremio de prensa refleja los avances y retrocesos del
conjunto social y es tarea nuestra reforzar las políticas labora-
les y culturales que pulvericen de una vez por todas estas for-
mas de discriminación que limitan el acceso pleno a derechos
laborales y, por ende, a la calidad de vida de decenas de com-
pañeras y compañeros.
Hay mucho por recorrer y no debe quedar apenas esta inicia-
tiva como una propuesta “de moda”. Nuestras afiliadas y afilia-
dos merecen ser nombrados en cada discusión donde se juega
la vida misma.
Para viejas injusticias, nuevas alternativas
Por una discusión con
perspectiva de género
en cada paritaria
Por Lidia Fagale
Secretaria General de la Unión de Trabajadores
de Prensa de Buenos Aires.
Nuestro gremio de prensa refleja los
avances y retrocesos del conjunto
social y es tarea nuestra reforzar las
políticas laborales y culturales que
pulvericen de una vez por todas estas
formas de discriminación que limitan
el acceso pleno a derechos laborales
y, por ende, a la calidad de vida de de-
cenas de compañeras y compañeros.
Salarios
4342
Diana Malizia
Desigualdades
Sería necio de mi parte desconocer que tenemos como presi-
denta a una mujer y que lentamente se abren más espacios
para nosotras. Igual hablo desde mi experiencia personal. Em-
pecé a trabajar en redacciones a la edad de 19 años y pasé
por diferentes revistas femeninas. Lo curioso es que en todas
siempre el director era un hombre. Luego estuve en diarios y
editoriales donde en el mismo puesto, el salario de la mujer
siempre era menor que el del hombre. Creo que hoy, en el
siglo XXI las diferencias salariales entre sexos continúan y que
es necesario tener en cuenta cuestiones ligadas al género a la
hora de negociar los convenios colectivos de trabajo.
Diana Malizia, Editora en Sol90 y autora de libros infantiles en Cuentos de
Seis Patas.
Patricia Cirigliano
Discriminación
Desde 1959 trabajé en periodismo y aún ahora lo hago. Cola-
boré con medios gráficos y televisivos y luego por Internet. Es-
cribí sobre educación en distintos niveles, familia, salud,
psicología, comunicación y vida cotidiana.
Siempre fui bien considerada. Me he sentido absolutamente res-
petada en la libertad de mis ideas y en mi condición de mujer
aunque compartí con mayoría de colegas varones, grandes
maestros del periodismo que me enseñaron delicada y amable-
mente.
Desde los editores a los compañeros, el camino fue exigente
pero igual para todos. Se discutía sin censura. Las opiniones
opuestas se consideraban.
Hice amigas y amigos duraderos. Tiempos diferentes
La periodista Nora Lafon fue la primera mujer en
integrar una Comisión Paritaria.
En la foto sacada el Día del Periodista del 2012, se la observa sa-
ludando a Lidia Fagale, secretaria General de UTPBA quien le en-
tregó una distinción en nombre de la organización.
María del Carmen Menéndez
Ante los efectos de la globalización, la reestructuración en la
economía y el empleo femenino, es preciso reconocer que las
políticas globales marcan aún más las diferencias entre hom-
bres y mujeres. Esta "flexibilidad" en la ley de contratos desfa-
vorece mucho a las mujeres, ya que cuando consiguen una
tarea remunerativa, generalmente es a través de consultoras
eventuales, y entonces, a la incertidumbre laboral se le suma
el hecho que debe ocuparse también del rol de madre. La
falta de apoyo moral del sistema laboral genera una pérdida
de confianza en sí misma, que se manifiesta en una "bajo au-
toestima" la cual repercute en la salud. GUS
45
propusieron un sistema de retiro voluntario, la mujer no aceptó
y fue éste el desencadenante para que sus superiores adopta-
ran una actitud de acoso laboral, presiones para que renun-
ciara, trabas para ascender y hasta descalificaciones a través
de diferentes apodos.
En el año 2009, producto de estas presiones la demandante
sufrió un ataque de pánico seguido de un cuadro de estrés que
la obligó a una licencia psiquiátrica. A su regreso la empresa
le comunicó la decisión del despido sin causa.
44
La semana pasada dos fallos han puesto en escena, una vez
más, situaciones de violencia de la que somos víctimas las
mujeres, física en un caso, laboral en el otro.
La primera de ellas refiere a las “hermanas Jara”, donde des-
pués de dos años de prisión, el Tribunal Oral en lo Criminal 2
de Mercedes condenó a Ailén y Marina Jara por homicidio sim-
ple en grado de tentativa y solicitó un pena de 5 años y 6
meses de prisión.
Si bien Ailén y Marina Jara fueron liberadas por haber cum-
plido la pena en la cárcel de Los Hornos, donde estuvieron de-
tenidas desde febrero de 2011 cuando hirieron en la localidad
bonaerense de Paso del Rey a un hombre que quiso abusar de
una de ellas, estamos en presencia de un fallo inaudito y de
neto corte sexista que culpabiliza a la víctima y deja libre a
quien fue acusado por abuso y acoso sexual.
La otra sentencia, promovida por la Sala I de la Cámara Labo-
ral y amparada en la Ley nacional 26.485 y en las convenciones
y pactos internacionales con rango constitucional, condena al
diario La Nación a indemnizar con $ 583.821,18 a una emple-
ada del área contable por haber sido sometida a “violencia de
género y acoso moral padecido en el trabajo” según consta en
el fallo de primera instancia.
La damnificada ingresó en el año 1995 a la empresa y desde el
2005 hasta el año 2009, en que fue despedida, se desempeñó
como ejecutiva de cuentas en el Sector Comercial del Suple-
mento Campo. Cuando en el año 2008, los directivos del diario
Tres mujeres.
Dos fallos.
Por Beatriz Chisleanschi (*)
ViolenciadeGénero
47
255 mujeres fueron asesinadas en
Argentina por la violencia o la justi-
cia había dictaminado la exclusión
del hogar. Los datos corresponden
al relevamiento de los feminicidios
46
Mabel Bianco presidenta de FEIM (Fundación para Estudio e In-
vestigación de la Mujer) señaló apenas conocido el fallo sobre
las hermanas Jara que: “a quienes trabajamos en temas de vio-
lencia nos cuesta entender que la justicia siga actuando bajo el
prejuicio de que las mujeres somos las responsables de las vio-
laciones o abusos. Para esta justicia los hombres son víctimas
inocentes, como si fueran animales que no pueden reprimirse
ante una mujer bonita”.
En tanto, la jueza Gabriela Alejandra Vázquez que intervino en
el caso de la ex empleada del diario La Nación, declaró al pe-
riódico Tiempo Argentino: “Uno habla de violencia de género y
tiende a pensar en su expresión física, pero nuestro derecho
tiene una concepción amplia del fenómeno. En estos casos ade-
más rige el principio de la prueba dinámica: basta que la ac-
tora proporcione indicios serios de haber sufrido
discriminación, para que el empleador deba demostrar que
actuó con legitimidad”.
Ambos casos, si bien de distinta raigambre y con diferente re-
sultado, remite a otros muchos donde no sólo se juega la con-
dición de mujer, sino también la clase social a la que esa mujer
pertenece. Lo que evidencia, una vez más, que la desigualdad
de género que aún persiste a pesar de la profunda lucha que
llevan adelante las mujeres en el mundo, se imbrica en los pro-
blemas de injusticia e inequidad que atraviesa la humanidad en
su conjunto.
Observar la realidad desde una perspectiva de género no es
algo que debe quedar librada a la suerte del o la camarista o
del juez o jueza de turno, sino que deberían implementarse po-
líticas para que esta perspectiva se universalice a la hora de
dictaminar justicia.
*Secretaria de Asuntos Profesionales-UTPBA. Periodista
Las cifras de
la violencia
machista
Por Sandra Chaher
49
de vincular el caso a menos que se haga una investigación
sobre el mismo. Las mujeres que integran el Observatorio Mari-
sel Zambrano detallan cuántas de estas muertes aún no son re-
levadas como violencia de género: las que ingresaron a los
hospitales con evidencias de violencia sexista pero en el parte
de defunción figura, entre otras causales posibles, “paro car-
diorrespiratorio”; las que se suicidan luego de padecer durante
años situaciones de violencia; las que están desaparecidas por
razones posiblemente vinculadas a la violencia, entre otras.
En el informe Femicide: a global problem -publicado en el
2011- que relevó todas las muertes de mujeres ocurridas en un
país como feminicidios –una estadística incorrecta pero la más
aproximada que poseemos para unificar los datos mundiales
sobre el tema-, Argentina no aparece mencionada entre 25 paí-
ses considerados. Sin embargo, en el informe realizado en el
2010 por el Centro Reina Sofía de España, antecesor de Femi-
cide: a global problem en la tarea de recopilación de estas es-
tadísticas, nuestro país ocupaba el puesto 17 entre 45 países
relevados: por debajo de todos los de nuestro continente. Lo
cual significa que si bien el problema del feminicidio en Argen-
tina no es tan acuciante como en El Salvador, Colombia, Hon-
duras o Guatemala –los países de la región que en ambos
informes ocupan los primeros puestos-, debería ser tomado en
cuenta sobre todo porque se trata de muertes evitables si se
trabaja en el contexto social y cultural de prevención.
¿Cómo somos asesinadas las mujeres?
El relevamiento del Observatorio Marisel Zambrano evidencia
en Argentina los patrones que se repiten en el resto del mundo:
las mujeres somos asesinadas mayormente a manos de nues-
tras parejas o ex parejas en el marco de viviendas. Es decir, la
seguridad de las mujeres no está puesta en juego sobre todo
en la calle –donde si bien somos víctimas de violaciones, la
mayor parte de los incidentes delictivos tienen que ver con ata-
ques a la propiedad privada y pueden, en principio, ser perpe-
48
aparecidos en los medios de comunicación durante el año
2012, que realiza cada año el Observatorio Marisel Zambrano
de la Asociación Civil la Casa del Encuentro, y que acaban de
ser difundidos.
COMUNICAR IGUALDAD- Desde hace cuatro años, las únicas
estadísticas de feminicidios que poseemos en Argentina –basa-
das en medios de comunicación y provenientes de una organi-
zación de la sociedad civil- hablan de aproximadamente 260
mujeres y niñas asesinadas en el marco de la violencia ma-
chista, directamente a manos de varones o por cruzarse en la
línea de fuego.
Se trata, como la mortalidad de mujeres gestantes (mortalidad
materna), de muertes evitables, que podrían no suceder si no
hubiera una cultura que apaña el derecho de propiedad del
varón sobre la mujer a tal punto de sentirse dueño de su vida.
Estas muertes no suceden porque a un hombre se le fue la
mano en una escena de celos, estaba exageradamente alcoholi-
zado o había tenido en su trabajo los disgustos suficientes
como para explotar en un ataque de cólera. Suceden porque en
esas situaciones límites, que todas las personas atravesamos,
esos varones sintieron que tenían derecho a descargar su furia
con esas mujeres. Que la vida de ellas les pertenecía, y que la
sociedad en cierta forma sería condescendiente con esa con-
ducta. Que hay canciones que hablan del deseo de asesinar a
una mujer cuando dejar de ser dócil; películas que relatan en
tono de comedia estos asesinatos; artículos periodísticos que
parecen instructivos sobre cómo cometer los crímenes; una jus-
ticia que puede llegar a ser particularmente ciega frente a
estos casos; un vecindario y una familia que justificarán la bar-
barie.
Esta indolencia frente a la violencia de género se llevó en Ar-
gentina 231 mujeres y niñas en el 2009; 260, en el 2010; 282
en el 2011; y acaba de llevarse 255 el año pasado. Y sólo ha-
blamos de quienes aparecen en los medios de comunicación.
Es probable que haya muchos más casos que no llegan a los
medios y muchas muertes cuyo origen es la violencia de género
pero por la forma en que se produce la muerte no hay forma
255 feminicidos en
argentina en 2012 17 En 2010 nuestro país ocupaba el puesto 17 entre
45 países relevados: por debajo de todos los de
nuestro continente.
5150
trados tanto sobre mujeres como sobre varones- sino dentro de los
hogares y, al revés que los robos donde solemos no conocer a quie-
nes nos atacan, a nosotras nos matan las personas más cercanas.
Según el Observatorio, el 63% de los varones feminicidas durante el
año 2012 fueron esposos, parejas, novios o amantes o ex-esposos,
ex-parejas, ex-novios o ex-amantes. Y un 58% de los feminicidios se
produjo dentro de la casa de la víctima o de la que compartía con el
feminicida. Esto amerita repensar las políticas públicas de seguri-
dad con enfoque de género. Si bien el Estado avanza en algunos
aspectos en este tema, aún los medios siguen pensando la inseguri-
dad de la población como un tema vinculado principalmente a los
ataques a la propiedad privada, y mucho menos al riesgo en el que
estamos por compartir la vida con varones quizá violentos.
La forma del feminicidio también se mantiene constante en los últi-
mos años. Si bien las armas de fuego son la principal herramienta
que se usa, siguen las armas blancas y las propias manos, que son
los recursos con los que un posible femincida suele contar dentro
del hogar. La incineración, que se había disparado como método
durante el 2011 -luego del feminicidio de Wanda Taddei, Fátima
Catán y otros similares en el 2010-, ascendiendo casi un 6% du-
rante ese año, volvió a descender en el 2012, aunque no a los valo-
res que tenía antes del caso Taddei.
Políticas públicas
Otro dato relevante es que en el 13% de los casos, las mujeres ase-
sinadas habían realizado denuncias previas por maltrato y en otro
6% la justicia había dictaminado la exclusión del hogar. O sea, que
casi en el 20% de los feminicidios, el Estado había sido alertado de
la existencia de una situación de riesgo para las mujeres. Sin em-
bargo, los feminicidios ocurrieron.
Entre los reclamos del informe, el diseño de políticas públicas y la
necesidad de un rol más destacado del Estado tienen un papel fun-
damental. Si bien Argentina tiene una nueva Ley de Violencia de Gé-
nero desde el año 2009 –La Ley 26485 de Protección Integral para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en
los Ambitos en que Desarrollen sus Relaciones Interpersonales- ,
aún no fue aprobado por el Consejo Nacional de las Mujeres el Plan
correspondiente de implementación de la misma y los recursos con
63% de los varones feminicidas durante el año 2012
fueron esposos, parejas, novios o amantes o
ex-esposos, ex-parejas, ex-novios o ex-amantes.
que cuenta ese organismo son muy limitados. Durante el año
2012, organizaciones de mujeres de todo el país se declararon
en alerta frente a la violencia de género frente a la inacción del
Estado –tanto del Poder Ejecutivo como el Judicial-. La res-
puesta del Poder Ejecutivo fue anunciar hacia fines de año algu-
nas medidas como un registro nacional de denuncias, la creación
de una línea telefónica de tres dígitos para atención de casos y la
apertura de una oficina pública de patrocinio gratuito en la Ciu-
dad de Buenos Aires. La oficina ya está en funcionamiento y las
otras dos disposiciones están aún en proceso. A su vez, el Minis-
terio Público Fiscal – a partir de una iniciativa de la nueva procu-
radora Alejandra Gils Carbó- creó el Programa de Políticas de
Género. Si bien son avances, aún queda mucho por hacer.
Niñas y niños víctimasde la violencia machista
Un aspecto de la violencia de género sobre el que las organiza-
ciones de mujeres vienen alertando en los últimos años es qué
sucede con las niñas y niños que presencian estas situaciones y
que, por tanto, también son víctimas de esta problemática. En el
caso de los feminicidios está situación empeora porque pasan a
ser huérfanos/as. De acuerdo al relevamiento 2012, 248 niñas y
niños perdieron a sus madres. Y lo mismo sucedió con 64 muje-
res y varones ya adultos. A la
vez, otras 45 personas –de las
cuales por el reporte periodís-
tico no podía identificarse ni el
sexo ni la edad- también queda-
ron huérfanas. En total, suman
357 personas que perdieron a
sus madres, lo que da un pro-
medio de 1,4 personas huérfa-
nas por cada feminicidio.
-Fuente:
http://www.comunicarigualdad.com.ar
13% de los casos, las mujeresasesinadas habían realizado
denuncias previas por maltrato y en otro 6% la
justicia había dictaminado la exclusión del hogar.
Cuando se aborda el tema de la violencia de género la mayoría
lo circunscribe al ámbito familiar o social más cercano, sin em-
bargo es indudable que las violaciones al respecto también se
ejercen desde el poder o el Estado.
Por esa razón quiero mencionar particularmente las vejaciones
sufridas por las mujeres palestinas, discriminadas religiosas,
políticas y culturalmente por el Estado de Israel, ocupante de
los territorios palestinos.
Las mujeres enfrentan allí una situación singular con respecto a
la violencia a que son sometidas, tanto en la vida cotidiana
como las que, por razones políticas, están recluidas en cárceles
israelíes.
Según los especialistas "La situación, condición y violaciones
que enfrentan las mujeres en las cárceles de Israel debe ser
abordado desde una perspectiva de género" considerando los
problemas físicos y psicológicos que enfrentan, la negligencia
en la asistencia médica y la falta de servicios médicos especia-
lizados en prevención y tratamiento de enfermedades propias
del género.
Las presas se encuentran encarceladas en presidios situados
fuera de los territorios ocupados (Cisjordania y Franja de Gaza),
en celdas infestadas de insectos, roedores, y olores nauseabun-
dos por el desborde de aguas residuales. Son decenas las mu-
jeres sin juicio, con el único pretexto de proteger la seguridad
del estado de Israel.
Las prisioneras políticas palestinas recluidas en Neve Terza a la
espera de juicio comparten la sección de mujeres asignada a
personas que cometieron delitos penales, en clara violación de
la Regla 85 del estándar mínimo de Naciones Unidas para el
tratamiento de prisioneros, que dice: "Los acusados serán man-
tenidos separados de los reclusos condenados". Esta situación
permite agresiones físicas y verbales de parte de los presos is-
raelíes.
(*) Periodista y escritora
La violencia ejercida
por un estado opresor
Por Elisa Mata (*)
52 53
5554
Llegó al encuentro atareada. La entrevista que pretendía ser
distendida, y lo fue gracias a la enorme generosidad de Luisa
Valmaggia que dejó su propia tensión de lado por unos minu-
tos, se encontró atravesada por la situación de violencia laboral
que atravesaba en esos momentos. El programa radial “¿Qué
pretende usted de mí?” que conducía todas las mañanas por
Radio América junto a Jorge Halperín y que había sido pre-
miado meses antes por ASFCA se quedaba sin espacio y ella se
encontraba a la espera de una respuesta por parte de la radio,
respuesta que, quince días después sabemos que no llegó y el
programa fue levantado.
Con una carrera de 36 años donde suma experiencia en radio y
televisión, Valmaggia se destaca por su enorme calidez y por
su compromiso con la profesión y sus ideas. Los miércoles con-
duce por CN23 “Juego de Damas" un programa con perspectiva
de género para analizar la actualidad nacional con y desde la
voz y la mirada de las mujeres. Y mientras tanto, ella y sus fie-
les oyentes esperan volver a escucharla por algún dial.
¿Cómo se te ocurrió ser periodista, cuántos años llevas de profe-
sión?
Estoy convencida de que las casualidades no existen, existen
las causalidades. Tengo un antepasado que fue jefe de editores
y de redacción y presidente de ADEPA, Juan Valmaggia que si
bien era un pariente lejano, evidentemente algo andaba dando
vueltas por ahí. Mi padre también ejerció el periodismo y yo
“La opinión de
la mujer sigue
estando devaluada”
Entrevista a Luisa Valmaggia
utpba
M.C.C.
57
taba claro que eran peligrosos, que habían destituido un go-
bierno elegido democráticamente, eso sí, pero no era conciente
de las atrocidades que estaban cometiendo. Fue la profesión
que me fui abriendo la cabeza.
¿Sufriste algún tipo de acoso por tu condición de mujer?
En ese momento yo cubría la información, la conferencia de
prensa. Eso sí, la radio me cubrió mucho. Siempre cuento
como salí espantada el día que fui a entrevistar al General Lla-
mas. En la radio me pidieron que le haga una entrevista para
hacer un cuadro de situación, y la verdad que cuando salí de
ahí lejos de llevarme un cuadro de situación, me llevé a un tipo
que quería tocarme las piernas. Cuando llegué a la radio y
conté lo sucedido, los directivos me dijeron “no vuelvas nunca
más a ese despacho”, tuvieron una actitud de cuidado y protec-
ción. Pero a la par por ahí te decían: no te damos viáticos total
te van a invitar a comer, cosas de ese estilo. A un hombre
jamás le dirían una cosa así. Son cosas muy terribles que me
quedaron grabadas.
¿Notás que en ese sentido la situación se ha ido modificando?
No sé porque yo hace mucho que me independicé en el trabajo.
Pero sí te puedo comentar lo que me pasa cuando voy a nego-
ciar algún espacio. En general la tendencia es que me ofrecen o
menor caché o precios más altos para comprar un espacio. En
eso sí tengo claridad porque veo después lo que pasa con mis
colegas hombres. Es por esto que a las negociaciones voy con
mi marido, entonces ahí evitan hacerme un ofrecimiento menor
e impide que se me diga cualquier ganzada. De todas maneras
como hay un largo camino y trayectoria encontré espacios para
conducir yo misma, pero creo que siempre hay un poquito
menos que si fuese un varón.
Y en cuanto a la incursión de la mujer en prensa ¿percibís dife-
56
que tenía vocación para ser bióloga, pero serias dificultades
con las matemáticas, reprobé Análisis I y Análisis II y entonces
para no perder el año decidí hacer una carrera corta y me en-
ganché en el Círculo de la Prensa. Yo siempre escribí, cosa que
ahora he perdido, pues una vez que egresé del Círculo todo mi
trabajo lo desarrollé en radio y televisión. En mis genes había
mucho de escritura, de lectura, mi madre nos leía a mi her-
mana y a mi muchísimo. Todo me fue llevando, y una vez que
arranqué nunca paré. Tuve la suerte de comenzar a trabajar en
Radio Rivadavia cursando el segundo año de la carrera. Radio
Rivadavia en esa época, estoy hablando del año 1978, era “la”
radio y para mí fue como la universidad de la calle del perio-
dismo. Una vez que ingresé mi apasionamiento por ese mundo
fue creciendo, porque todos los lugares donde estuve acredi-
tada eran lugares de centralidad: la Casa de Gobierno, la Can-
cillería. Fue un camino de ida. Cuando me preguntan, siempre
digo que no podría haber hecho otra cosa que no sea esta.
Para mí el periodismo es vital, es como el oxígeno, tiene que
ver con quién soy. Tengo muy mezclado quién soy y la profe-
sión.
¿Cómo fue para una mujer trabajar en prensa durante esos años?
Rivadavia era una radio muy machista, con mucho deporte, era
la época de José María Muñoz 1
. Había mujeres trabajando
como secretarias pero no haciendo periodismo. Yo tuve suerte
porque venía con un apellido de trayectoria, pero no resultó
nada sencillo. Por un lado había que protegerme porque era
mujer y además joven, pero al mismo tiempo había que sa-
carme de la redacción y mandarme a un ministerio. Al primero
que me mandaron fue al Ministerio de Educación que era “un
lugar para la mujer”. Después como vieron que era muy res-
ponsable me mandaron a Casa de Gobierno. En ese momento,
la verdad, yo no tenía dimensión de lo que pasaba. Vivía bas-
tante en una burbuja. A medida que se acercaba la democracia
ahí tomé verdadera cuenta de lo que realmente sucedía. Es-
utpba
M.C.C.
utpba
M.C.C.
utpba
M.C.C.
Rivadavia era una radio muy ma-
chista, con mucho deporte, era la
época de José María Muñoz . Había
mujeres trabajando como
secretarias pero no haciendo perio-
dismo. Yo tuve suerte porque venía
con un apellido de trayectoria, pero
no resultó nada sencillo.
1. José María Muñoz: relator de fútbol, conductor durante cuarenta años del
clásico programa “La Oral Deportiva”.
59
Sí, sigue pesando mucho, inclusive cuando les marcás límites
no les gusta, pero es un trabajo que hay que hacer y no hay
que abandonar. Hay una estructura que ya está armada y que
cuesta mucho desarmar.
¿Con lo cual, pareciera que estamos a años luz de lograr instalar
una comunicación no sexista?
No, desde que arranqué hace 35 años la verdad es que se ha
avanzado muchísimo, era impensado hablar de “las” y “los” o
intentar transmitir una imagen de mujer no estereotipada. Por
lo menos ahora sabemos que se puede hacer de otra manera,
que hay que hacerlo de otra manera. Antes ni nos planteába-
mos eso. Igual falta, falta que pongan mujeres que no se fijen
tanto en lo estético, porque la verdad es que los varones no se
fijan en lo estético, eso hay que erradicarlo. Lo importante es el
contenido, la sustancia.
¿Sufriste actos de violencia a lo largo de tu carrera profesional?
Siento violencia cuando voy a negociar un espacio, por eso voy
con mi marido. Cuando te desplazan de un programa exitoso y
sentís que no importa si lo haces bien o mal, es violencia. Si te
sacan del aire sin explicaciones, es violencia. Si llamas a la ge-
rencia del medio en la que trabajas y no te atienden, eso es vio-
lencia. A la hora de conseguir auspicios para sostener los
programas también ahí hay una clara discriminación. La pala-
bra de los conductores varones tiene mayor peso, por tanto tie-
nen mayor acompañamiento y pueden sostener mejor sus
espacios. Eso también es discriminación y violencia. Sí creo
que sigue existiendo todavía mucha violencia.
Incrementada cuando se trata de una mujer
Sí, si. Claramente
Te dicen que la mujer reclama pelear de igual a igual y lo hace-
58
rencias respecto a tus comienzos?
Si porque hay muchas más mujeres, no sé si hay más proporción
de mujeres trabajando pero ves más firmas de mujeres, hay más
movileras, más redactoras. Sí creo que hay una diferencia. Estoy
pensando en un diario como La Nación, que le dan mucha impor-
tancia a las columnistas femeninas, se observa una valoración
mayor y tienen un lugar más destacado.
Las mujeres somos muy buenas trabajadoras y responsables pero
difícilmente vamos a llegar a cargos de dirección, creo que ese es
un camino que nos resta recorrer.
Algo de esto se observa en la conducción de programas en los hora-
rios centrales
En mi caso, conduzco mi programa que es un proyecto que banco
yo, pero en mi equipo todos son hombres, la única mujer soy yo y
no está hecho adrede porque he trabajado con mujeres y nos lleva-
mos muy bien. Pero cuesta, la verdad es que somos pocas muje-
res en esos lugares de conducción, yo pienso que la opinión de la
mujer, a juicio de algunos sigue estando devaluada. Siempre que
hay que buscar una opinión de economía, política, ciencia, etc., se
buscan tipos, hay algunas mujeres, pero la mayoría son ellos, su
palabra tienen mayor fuerza. Si uno piensa en la vida universita-
ria, hay más mujeres que se reciben que varones, sin embargo en
las especificidades hay mayoría de hombres opinando.
Un fenómeno actual es la incursión de la mujer periodista en el ám-
bito deportivo.
Hay más sí, pero cuesta mucho. Me parece que a la mujer toda-
vía se la sigue poniendo como soporte del hombre y a los hom-
bres les cuesta bastante complementar el trabajo con una mujer,
no así al revés.
La tradición machista del gremio sigue pesando
utpba
M.C.C.
utpba
M.C.C.
utpba
M.C.C.
utpba
M.C.C.
utpba
M.C.C.
utpba
M.C.C.
utpba
Las mujeres somos muy buenas
trabajadoras y responsables pero
difícilmente vamos a llegar a car-
gos de dirección, creo que ese es
un camino que nos resta recorrer.
6160
mos, pero la reacciones de quienes están encima no son de
igual a igual cuando se trata de una mujer. Es una lucha des-
igual.
¿Te parece que incluir la perspectiva de género en la discusión
paritaria colaboraría?
Me parece que sería sumamente interesante porque seguro que
ayuda a visibilizar mucho más. UTPBA tiene un slogan, que es
mucho más que eso, que dice “En la lucha de ideas, las ideas
que no se conocen no luchan”, por eso me parece muy impor-
tante incluir la perspectiva de género a la hora de discutir pari-
tarias. Porque una cosa es hablarlo y hacerlo visible y otra es
llevarlo a la práctica y eso es lo que más cuesta.
M.C.C.
utpba
M.C.C.
UTPBA tiene un slogan, que es
mucho más que eso, que dice “En
la lucha de ideas,las ideas que no
se conocen no luchan”, por eso me
parece muy importante incluir la
perspectiva de género a la hora de
discutir paritarias.
La Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA)
realizó una encuesta que permitió indagar en torno a las condi-
ciones laborales de las mujeres, si han sufrido algún tipo de
violencia y si consideran que los medios de comunicación están
atravesados por una concepción machista.
Quinientas mujeres, periodistas, comunicadoras sociales y tra-
bajadoras de prensa, respondieron a esta encuesta que arroja
resultados altamente preocupantes.
Un 51% de las encuestadas afirmó haber tenido experiencias
violentas en su vida, siendo la psicológica -con un 53%- la más
sufrida, seguida por la sexual con un 19%, la simbólica con un
16% y la económica con un 12%.
La discriminación en el ámbito laboral parece que no es algo
que la mayoría de las mujeres vivan, pero eso no quita que ac-
tualmente continúe siendo una problemática presente ya que
un 42% se ha sentido excluida por ser mujer (*) y un 45% han
manifestado cobrar menor salario por igual trabajo que sus
compañeros varones.
Con un sí rotundo el 79% contestó que los medios masivos de
comunicación son machistas, tanto por su vocabulario sexista y
misóginos, como por la exposición que hacen de los cuerpos de
las mujeres y la subestimación permanente a sus capacidades
intelectuales y laborales.
Una encuesta que arroja datos y números, pero que son mucho
más que eso, son mujeres de carne y hueso víctimas de una
disputa de poder que aún hoy, y a pesar de los avances en esta
materia, se juega en el seno de la sociedad.
(*) Recomendamos sobre este punto leer en este mismo dos-
sier la nota “Tres mujeres. Dos fallos”
Encuesta sobre
violencia de género
y comunicación sexista
VIOLENCIA 1
¿Has sufrido algún tipo de violencia?
49%NO 51%SI
6362
VIOLENCIA 2
DISCRIMINACION LABORAL
VIOLENCIA 2
Tipos de violencia
53%Psicológica
19%Sexual 19%Simbólica 16%Económica 0%física
¿Te has sentido discriminada
en el ámbito laboral?
58%NO 42%SI
DISCRIMINACION SALARIAL
¿Has sufrido menor salario
por igual trabajo?
55%NO 45%SI
DISCRIMINACION SALARIALMEDIOS
¿Los medios de comunicación
son machistas?
21%NO 79%SI
6564
Adriana Lestido
Una de las más reconocidas fotógrafas de Argentina. Desde comienzos de los ’90 sus trabajos, pro-
ducto de su atenta y sigilosa mirada, no pierden de vista la perspectiva de género. Entre 1982 y 1995
se desempeñó como reportera gráfica para el diario La Voz, la agencia DyN y el diario Página 12. Rea-
lizó trabajos fotográficos como El amor (1992-2005), Madres e hijas (1995/98), Mujeres presas
(1991/93), Madres adolescentes (1988-90), Hospital Infanto-Juvenil (1986-88). Desde 1995 comple-
menta su producción artística con la docencia, coordinando talleres y clínicas fotográficas. A partir de
2005 colabora en la edición de la revista Dulce Equis Negra y de los libros de la Colección Fotógrafos
Argentinos. Ha expuesto su trabajo en forma individual y colectiva en el país y en exterior. Entre otros
premios y distinciones obtuvo la beca Hasselblad (Goteborg, Suecia) en 1991, el Premio Mother Jones
Internacional Fund (San Francisco, USA) en 1997, el premio Leonardo (Museo Nacional de Bellas Artes,
Buenos Aires) en 1998, el premio Konex en 2002, la beca Gugegenheim (USA) en 1995, otorgada por
primera vez en Argentina en fotografía. Sus obras forman parte de las siguientes colecciones: Museo
Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, Argentina; Museo de Arte Moderno, Buenos Aires, Argentina;
Museo de Arte Contemporáneo Castagnino Macro, Rosario, Argentina; Museum of Fine Arts, Houston,
USA; Museo de Bellas Artes, Caracas, Venezuela; Bibliothèque Nationale, París, Francia; Chateau d’eau,
Toulouse, Francia; Hasselblad Center, Göteborg, Suecia; Centre Régional de la Photographie Nord Pas-
de-Calais, Francia; Colecciones privadas de Argentina, Estados Unidos y Francia.
Es representada por la agencia Vu (París, Francia). Vive y trabaja en Buenos Aires.
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  • 2. 2 Secretaria General: Lidia Fagale Producción: Leticia Amato Sebastian Bramante Beatriz Chisleanschi Patricia D´auria Emiliano Etrea Mariela Lobo Anahí Más Sergio Torres Diseño: Julio Albornoz Agradecemos a Gus, Maicas, Pati y Pipi Spósito por su colaboración. Despenalización del aborto 4 Entrevista a Ana María Ramb 12 Maternidad 20 Entrevista a Cristina Caiati 24 Mujer objeto 30 Entrevista a Luisa Valenzuela 36 Salarios 40 Violencia de género 44 Entrevista Luisa Valmaggia 54 Encuesta de género: Análisis de los resultados 61 S U M A R I O E Q U I P O Introducción 3 La perspectiva de género para mirar, reflexionar y comprender nuestras realidades ha sido sustancial en el último período tanto en nuestro país, Argentina, como en el resto de América Latina y el Caribe. Este modo de pensarnos no ha dejado de aportar nuevas categorías de análisis, logrando visibilizar relaciones de poder, estereotipos varios, el entramado, en definitiva, de una cultura que se presenta como “natural”. Mucho hemos aportado en el plano jurídico, pero desplazar el entramado cultural sigue siendo una batalla diaria. En este dossier, se compilan las preguntas que aún están pendientes de ser respondidas en la práctica concreta de la vida; se reflejan, también, experiencias de quiénes en la órbita laboral han atravesado por obstáculos aún vigentes. Avances y retrocesos, ambivalencias y confirmaciones. En definitiva relaciones de poder que generan un en- tramado que no escapará ya a la visión crítica de esta perspectiva, la de género y que hoy nos reúne en este material a manera de dialogo y en la búsqueda irrenunciable de consolidar y buscar nuevas y renova- das alternativas. Lidia Fagale Secretaria General de la Utpba Mayo de 2013
  • 3. 4 Mientras niñas, adolescentes y mujeres mueren o quedan con se- cuelas psicológicas y/o físicas producto de abortos hechos a la sombra de un sistema de salud que prevenga que éste no pase y de un Estado que se responsabilice de ser el eslabón fundamental para evitar que esto continúe sucediendo, hay leyes que se siguen ignorando. No hay educación sexual en las aulas ni se hace exten- sivo el uso de la ley de ligadura de trompas y vasectomía; tampoco se cumple con la ley de protección integral de las mujeres, donde uno de sus artículos clama: “El derecho de las mujeres a vivir una vida sin violencia”. Vivir sin violencia debería ser: educación para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir. Como bien lo definió la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. La misma Ley, en otro de sus artículos, clama que se garanticen los derechos de las mujeres a la salud, la educación, la integridad física, psicológica, sexual, decidir sobre la vida reproductiva, nú- mero de embarazos y cuándo tenerlos; todos derechos que se ven vulnerados y negados, y su incumplimiento recae en los sectores más desprotegidos de la sociedad. Los mismos sectores que son estigmatizados por tener muchxs hijxs o, en su defecto, por decidir no tenerlos. Aunque el hecho punitivo que implica un aborto no sirve para evi- tar su ejecución y en los hechos hay muy pocos casos judicializa- dos, esto no excluye que se encuentre penalizado y que se realice en la clandestinidad. El proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, supone no sólo la legalización -que el aborto voluntario sea atendido en hospitales públicos y obras sociales- sino también su despenalización, que implica la eliminación de los artículos que penalizan el aborto. Es fundamental entender el rol que juegan los centros de salud, hospitales, ginecólogxs y demás encargadxs de la salud en hacer llegar los métodos anticonceptivos a toda la población. Nunca hay Si la interrupción voluntaria del embarazo fuera legal... 5 Adriana Vega Estoy totalmente de acuerdo, por varias razones, una por la libertad original de la mujer o por no estar preparada para ser madre y dos, abandono del varón que es ineludi- ble para la crianza y porque la prohibición afecta la vida de la madre humilde sin médico confiable. Bettina Castro Es imperiosa la legalización del aborto, una razón macro es porque cualquier sociedad que se considere moderna, inclusiva y de vanguardia en un nuevo siglo donde se van consolidando derechos inimaginables debe respetar los derechos de todos y todas. Es triste que se mantengan en este tema discusiones de- cimonónicas, hipócritas, machistas y opresivas. Usar el cuerpo de la mujer como campo de batalla donde li- brar cruzadas religiosas o pujas de intereses ajenos que no contemplen el derecho de ser mujeres li- bres para tomar las decisiones que creamos que podamos sostener ante nosotras, es realmente in- comprensible. Por Analía Daniela López (*) AbortoLegal
  • 4. 6 que perder de vista la pata económica que significa la realización de un aborto; hay que preguntarse por qué estos sectores implica- dos son los que fervientemente en lo público rechazan el aborto a través de la objeción de conciencia y en lo privado lo realizan. Ade- más, de repensar que estas áreas son las encargadas de la distri- bución de los insumos como el DIU, pastillas anticonceptivas o preservativos, recursos fundamentales para prevenir un embarazo. En una entrevista brindada a Página 12 el ex ministro de Salud Ginés González García decía sobre el aborto: “representa la princi- pal causa de mortalidad materna. Existiendo una cantidad tre- menda de abortos, de los cuales cerca de 85 mil por año terminan internándose en hospitales públicos”. Las mujeres siguen pade- ciendo el maltrato público y privado, hecho que se refleja cuando se acude a un hospital público con signos de haberse realizado un aborto. El trato que se les dispensa y la humillación son parte del engranaje del sistema que las culpabiliza por haber llegado a ese estado y no haberse “hecho cargo” de esa maternidad: son atendi- das por residentes de primer año, los anestesistas se demoran en llegar, se les realiza legrados sin anestesia... El sistema de salud como juez y parte del castigo. Hasta el presente ni la condena moral, religiosa o punitiva han evi- tado que una mujer que este decidida a realizar una interrupción voluntaria de su embarazo, no se la realice. A pesar de esto, existe un pensamiento muy anclado en el sistema patriarcal que asume que a una mujer se le despiertan los mal llamados “instintos ma- ternales” una vez que queda embarazada, vinculación que se hace de lo femenino con lo animal-natural. Entender que esto no es así, implica una deconstrucción del sistema androcéntrico, patriarcal, económico, cultural y religioso que nos subyuga. Porque si la interrupción voluntaria del embarazo fuera legal se terminaría con un negocio impune que beneficia a unxs y que mata a niñas, adolescentes y mujeres, y a su vez se respetaría el libre derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo. Por eso, que el aborto sea legal sigue siendo una deuda pendiente que nos debemos como sociedad. Hay tres casos donde el aborto se encuentra contemplado en nuestra legislación, Art. 86 del Código Penal: Si existe peligro para la vida, la salud y en casos de violación. La corte Suprema de Justicia se vió obligada a dictaminar sobre este artículo para poner fin a una seguidilla de judicializaciones que obstaculizaban la concreción de los Abortos No Punibles (ANP) y dejaban un amplio margen de acción a grupos que se au- todenominan “pro vida”. Sin embargo, ni el Código Penal ni lo re- suelto por la Corte Suprema parecen ser suficientes para hacer cumplir la Ley. (*) Coordinadora de Revista Furias. 7 Emilia Mariam En la Argentina mueren por año 400 mujeres por aborto clandestino. Esto es un problema de salud pública, que además atenta contra el derecho de todas las mujeres a decidir sobre nuestros cuerpos. Por eso es necesario que mantengamos en agenda la urgencia de que el Congreso trate el proyecto presentado por la Campaña Nacional por el Aborto Legal seguro y gratuito, que permanece ca- joneado. En nuestras coberturas recuperaremos la idea que se haga afectivo el lema educación sexual para deci- dir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal, seguro y gratuito para no morir. Gabriela Carlson El aborto inseguro y clandestino se lleva la vida de más de cien mujeres al año en nuestro país. Guiadas por la desesperación soportan prácticas terribles y muchas mueren por infecciones avanzadas. La mayoría son mal- tratadas, desvalorizadas, violentadas y juzgadas. Y como en tantos otros temas, el rol histórico de los me- dios ha sido fundamental en la producción -y desplaza- miento- de sentidos y en la construcción de un imaginario social que aún hoy sigue sosteniendo el orden patriarcal. Es necesario entonces, informar seriamente, dejando el miedo y la hipocresía de lado, y aportar verdaderos datos científicos que pongan luz a este tema para que por fin se promulgue una ley que contemple la realidad vigente y así se salde una de las grandes deudas pendientes de nuestra democracia en materia de Derechos Humanos, salud y autodeterminación. En este contexto, el debate sobre la despenalización ¿es moral o debiera pensarse en políticas de salud pública serias y honestas con lo que acontece? Graciela Greco Cuando una música clerical da asueto en las Escuelas Pú- blicas laicas en mi Buenos Aires, voy a hablar sobre el aborto,teniendo en cuenta mis pasos primarios y secun- darios por la educación católica. La adolescencia, el trabajo en las villas, los fogones, gui- tarreada, novio y relación sexual oculta desembocó en un embarazo no deseado y no sabiendo qué hacer, ni a quién recurrir. Hablo del miedo a morir al realizarme un aborto a los 16 años cuando asistí con mi novio a un sucucho sin ningún tipo de seguridad sanitaria, ni profesional. Estoy a favor del aborto legal, seguro y gratuito en todas las instituciones hospitalarias públicas del país. Pues desde mi aborto en 1966 hasta la fecha miles de mujeres murieron. Solo en el año 2012 más 500.000 mujeres se realizaron abortos clandestinos mientras que diputados y senadores dilatan desde el año 2010 el tratamiento y la aprobación de una ley. Canjean muerte por costo polí- tico, vaya saber ante quien. Ante las mujeres y sobre todo más pobres, seguro que no.
  • 5. 8 9 Las mujeres no estamos detrás de un gran hombre, caminamos a la par El rol de las religiones y los derechos de la mujer, una pugna que lleva más de dos mil años. Por Mónica Papaianni (*) Ya los sacerdotes hebreos en El Antiguo Testamento plas- maron leyes para obtener el dominio sobre el género feme- nino a través de “un dios invisi- ble” que hasta podía quitar la vida de no ser acatadas las reglas allí enumeradas. Pasa- ron dos milenios y un poco más y aún seguimos luchando por ejercer nuestros derechos natura- les. En este contexto, podemos disparar un tema con- trovertido y ríspido a la vez, como lo es, sin lugar a dudas, el aborto. De este surgen dos posicio- nes antagónicas para el debate: No punible o clandestino, olvidando la principal posición y de la que nadie habla: el rol de los varones en esta cuestión que es el derecho a la vida y que no puede ser gestada de otra manera que en comu- nión. Por lo tanto, deslindar la responsabilidad solamente al género femenino en cuanto a tomar decisiones nos vuelve a las reglas del Antiguo Testamento. Una posición protagonista amerita a que se ela- boren campañas dirigidas a los hombres, de nivel anticonceptivo y que acompañen al cuidado de la mujer y a su salud física, porque convengamos que, no punible o clandestino, legal o ilegal, el cuerpo lo pone la mujer para una acción quirúr- gica que pude dejar huellas psicofísicas. Estas campañas deben contemplar también educar para un cambio real de cultura, que eche por tie- rra el ancestral predominio machista y de carác- ter de igualdad en todos los órdenes a la mujer con respecto al hombre. (*) Periodista Nadia Mansilla Inequidad salarial y laboral; mandatos morales; sobre- carga de responsabilidades en el cuidado de niños, ancia- nos y enfermos; cultura machocrática; proxenetismo. De todas las deudas que restan hacia una real igualdad de género, la más fácil de saldar es la de la salud. La mayor, en un contexto que así lo permite, sería, sin lugar a dudas, la despenalización del aborto. Urgente y necesa- ria, marcaría el fin de una era hipócrita y desigual, no sólo en cuanto al género sino también en términos socia- les. María José Colombo Antes no se podía hablar del aborto, era mala palabra. Hoy es un debate necesario en nuestra sociedad y cuanto más esté en boca de las mujeres, más personas van a co- nocer y poder formar una opinión. Si se calla la sociedad miles de mujeres pobres morirán a causa de abortos mal practicados. Cuidemos nuestra salud hablando y discu- tiendo para así poder salvar vidas. Nora Trumper (*) En principio adhiero plenamente a la consigna de los or- ganismos y las personas que estamos a favor de la legali- zación del aborto: "Educación sexual para decidir. Anticonceptivos para no abortar. Aborto legal para no morir." Condenar y penalizar el aborto es violar un derecho hu- mano y ético de las mujeres. Hoy el tema está instalado en la sociedad y movilizado en forma "clandestina", por- que los legisladores no asumen la responsabilidad polí- tica y social que significa debatir el tema en el Congreso de la Nación y sancionar la ley. Hay que bregar por un Es- tado laico, por el desapego de los prejuicios y el no ejerci- cio de una falsa moral de los dirigentes. Su responsabilidad política es no darle la espalda a las miles de mujeres que mueren anualmente por abortos clandes- tinos. (*) Productora Periodística (Programas de A24, Canal Telemax y radio Argentina)
  • 6. 10 11 Patricia Cirigliano Por confesión respeto la vida humana desde la concepción. Siempre tra- bajé con Matronatación (el método que he creado) con futuras madres y niños muy pequeños, es un tema muy sensible para mí. Comprendo la problemática adulta, tantas veces dolorosa pero abogo por el pequeño inocente que duerme confiado en el nido uterino de la madre. Adela Pereyra De poder elegir nadie lo elegiría. Nadie decide porque sí pasar por una operación de riñón o de páncreas, nadie. Pero si una mujer decide termi- nar con un embarazo es porque, de seguro con mucha angustia, no ve otra opción: porque es muy joven o porque no es el momento indicado… Hoy sucede que miles de mujeres abortan por determinación propia, el problema no está en el aborto en sí, sino en que quienes tienen plata lo hacen sin poner en riesgo su vida y quienes carecen de recursos sí. Por eso es imprescindible “educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”. Graciela Ríos La legalización del aborto es un tema pendiente y sumamente necesario en nuestro país. Los sectores que históricamente se han opuesto a que haya una ley donde el aborto sea legal son quienes, con hipocresía, plantean un falso debate sobre la concepción de la vida. Ellos siempre cuentan con los recursos económicos para abortar en clínicas con alta tecnología y atención profesional que, aun en un marco de total ilegali- dad, confirman que tal práctica médica es segura. Resulta necesario que las compañeras, en especial las mujeres pobres, cuenten con todas las garantías legales y la seguridad en la atención médica, en los casos de embarazos no deseados. La situación actual que penaliza el aborto no terapéutico lo clandestiniza y explica en gran medida las cifras de muertes maternas evitables, que se cuentan por miles como consecuencia directa de las complicaciones del aborto reali- zado en condiciones de riesgo e inseguridad. Como también el caso de las niñas madres muchas de ellas abusadas, a veces, en su mismo en- torno familiar. Cecilia Serna A pesar de lo controvertido del tema he decidido dar mi humilde opinión al respecto, si bien considero sagrada la vida, hay que pensar que tam- bién es sagrada la vida de la mujer, psíquica y físicamente. Quien no haya pasado por la experiencia de una violación no entenderá lo que significa obligar a una mujer a llevar en el vientre durante nueve meses el recuerdo de tan dolorosa experiencia con la premisa de que pueda darlo en adopción. Es complejo que otra persona decida por nosotras, llámese juez, médico o clero cuales serían las justificaciones para eliminar una vida. Creo que la tarea es sembrar conciencia, educación, información y métodos anti- conceptivos al alcance de todos, por el embarazo no deseado y las enfer- medades que nos acosan hoy. El resto debe quedar en la decisión sagrada de cada mujer. PATI
  • 7. 12 Desmitificando esa frase histórica “detrás de cada gran hom- bre hay una gran mujer”, en estos días da vuelta otra “detrás de cada revolucionario no hay nadie, pues su compañera ca- mina a su lado, nunca atrás”. Esa es Ana María Ramb, mili- tante, revolucionaria, luchadora, una gran mujer de esas que siempre están –y estuvieron- al lado en la pelea por la dignidad de la vida. Ana María, escritora, periodista, editora, docente, traductora, ganadora de importantes distinciones por su carrera literaria, despertó a edad muy temprana al mundo de las reivindicacio- nes y de la solidaridad de clase. Hoy participa en el “Comité Ar- gentino por la Libertad de los Cinco” y sigue tan activa como ayer, como siempre. ¿Cuándo y cómo empezaste a sentir que eras una militante? La militancia tanto como trabajadora como por la equidad de género la comencé cuando era una adolescente. A los 17 años por razones familiares tuve que dejar la escuela normal y em- pezar a trabajar, perdí la calificación de 10 absoluto que tenía, pero para mi fue la apertura más soñada de otro mundo, del mundo del trabajo, de las reivindicaciones, de la solidaridad y ahí forjé mi identidad como trabajadora y por consiguiente, mi elección de clase. Si bien algunas pautas heredadas familiar- 13 “Supe de las enormes capacidades que tiene el ser humano aún en los peores momentos de su vida” Entrevista a Ana María Ramb utpba A.M.R.
  • 8. 14 mente no me servían en esa nueva etapa, en cuestión de gé- nero mi madre fue una adelantada y una maestra porque me inculcó la necesidad de que la mujer fuera autónoma económi- camente y que no renunciara a su trabajo ni a su carrera. Tam- bién me enseñó a respetar todas las ideologías y religiones, pero no me inculcó ninguna, y me transfirió un modelo de mujer que no está basado en la maternidad sino un modelo in- tegral de persona, de ser humano. Ingresar al mundo del trabajo no te impidió continuar con tus es- tudios. Si, y una vez que me recibí empecé a trabajar como maestra y en esas escalas de interinatos y suplencias, recalé en la Secre- taría del Menor. Fui maestra durante 10 años en una Escuela Hogar donde asistían chicos que, o no tenían familia, o la so- ciedad los había puesto en la calle. Allí aprendí de mis alumnos unas pautas de vida y de lealtad muy valiosas y supe de las enormes capacidades que tiene el ser humano aún en los peo- res momentos de su vida. Como docente, a los 26 años era secretaria de Relaciones La- borales de ADOMI (Asociación Docentes de la Minoridad) con- ducida generalmente por gente de origen socialista. Ahí conocí a Edmundo Guibourg, pero también a docentes comunistas como Tito Armas o Adriana Viola y trabajé con ellos mucho tiempo. A fines de los años 60, principios de los 70 empecé a desempeñarme en el turno opuesto, como traductora de edito- rial Temporada. Ahí me di cuenta que había una contradicción, todos los empleados estaban bajo el régimen de empleados de comercio. Era una patronal pionera en la instalación del trabajo por contrato o basura. Algunas compañeras me informaron que existía la APBA (Asociación de Prensa de Buenos Aires) que en ese momento estaba dirigida por Enrique Tortosa, Sergio Pe- ralta y Antonio Tarsitani, y bajo su consejo hice una labor muy minuciosa y semi-secreta en el seno de la empresa. Fui afi- liando a todos los compañeros a la APBA, nos presentamos 15 ante el Ministerio de Trabajo y tuvieron que reconocer el encua- dre, pasamos entonces de ser empleados de comercio a la APBA. Comenzaban tiempos difíciles para la militancia Eran tiempos de la Triple A. En el año 1975 entraron a mi de- partamento en el que no había nadie. Se llevaron todo lo poco valioso que tenía, evidentemente buscaban algún papel pero yo no tenía nada de nada, ni del sindicato, ni nada. Esa misma tarde y en el mismo piso entraron en la casa de una amiga mía cuyo hijo militaba en la JUP (Juventud Universitaria Peronista). Mi amiga no quiso hacer la denuncia, yo fui a hacerla –cuenta con cara de ilusa- El comisario me dijo “por su bien no le voy a tomar la denuncia y le voy a dar un consejo, no vaya a su casa por mucho tiempo”. Les pedí a mi madre y mi hijo que no vol- vieran y yo estuve durmiendo en muchas casas durante ese ve- rano. El 25 de marzo de 1976 me llama quien yo había dejado a cargo para que reciba mi correspondencia y me dice que llegó un telegrama cuyo texto era “queda exonerada por reali- zar actividades subversivas y pro-cubanas en la empresa (Tem- porada)”. No volví al trabajo nunca más pero con las indicaciones de los compañeros respondo el telegrama y les inicio juicio por despido. A la par intento ir a ver a los compa- ñeros delegados de otros medios, el primero fue el Negro (Héc- tor) Demarchi de El Cronista, cuando pregunto por él un compañero en voz baja me dice, “se lo chuparon”, era la pri- mera vez que yo oía ese término. Pero en ese momento pensé que lo habían detenido, todos pensamos eso inicialmente. Voy a La Razón y el delegado se había tomado un avión a España y así todos. En marzo de ese año la Liga de los Derechos del Hombre asume mi defensa. En mayo abro el diario y me en- cuentro que habían allanado el estudio del abogado que llevaba mi causa acusado de preparar documentación falsa para sacar subversivos al exterior. Pero quien en ese momento era dele- gado de La Prensa había conseguido dos testigos a mi favor utpba A.M.R. utpba A.M.R. Eran tiempos de la Triple A. En el año 1975 entraron a mi departamento en el que no había nadie. Se llevaron todo lo poco valioso que tenía, evidentemente buscaban algún papel pero yo no tenía nada de nada, ni del sindicato, ni nada.
  • 9. La época de Alfonsín (Raúl), fue un reverdecer del feminismo pero acotado a un grupo restringido, era la lucha por la patria potestad que fue durísima. 16 (ninguno de mis compañeros podía serlo porque los compro- metía) y pude llegar a un arreglo que me permitió poder vivir. Se me acusaba de agente cubana. Y mientras tanto continuabas en tu tarea docente... Efectivamente, continúo con el trabajo en el Hogar y organizo la Cooperadora con los comerciantes de la localidad de Lomas de Mirador (*”). Quien me ayudó fue mi compañero, la pareja real, auténtica de mi vida. Él militaba en el Partido Comunista y fue quien me enseñó formas de seguridad y cómo moverme. Yo abría y cerraba la escuelita, cerré un día a las 21 hs. La ave- nida Provincias Unidas (Ruta 3) estaba totalmente sin luz, es- peré durante una hora el colectivo 55 que no venía y de pronto aparece un jeep y se sube a la vereda para atropellarme. Yo no fui siempre gorda, en es época era flaca y veloz, hago una espe- cie de vertiginoso zigzag y me tiro en un ligustro, arrastrán- dome llego hasta la escuelita y entro sin encender la luz. Allí no había teléfono y no tenía como avisarle a mi marido. Me tiré sobre una colchoneta de gimnasia, me relajé, pero no dormí. A la mañana siguiente mi marido haciéndose pasar por un vendedor de libros me viene a buscar y con la excusa del al- muerzo salí de la escuela y nunca más volví, ni siquiera a bus- car mi guardapolvo. Mandé renuncia por telegrama colacionado. En el momento en que me tiré por el ligustro se me produce un esguince, fue un dolor muy fuerte, cuando lle- gué a casa no quise recibir ayuda ni ver a un médico porque es- taba aterrada, con el tiempo se me jodió el tobillo este (hoy Ana requiere de un bastón para caminar). Habías perdido los dos trabajos Estaba sin trabajo y con la necesidad de pasarle dinero a mi mamá y mi marido, que había tenido otro matrimonio, a sus hijos. La hija de mi marido que trabajaba en Editorial Abril, me presenta allí diciendo que no tenía experiencia laboral. Hice 17 una prueba e ingresé directamente. Después de un tiempo pasé a Revista Claudia cuyo director era de la Fede (Federación Juve- nil Comunista) y el clima era más tranquilo. Claudia siempre fue diferente de las demás revistas femeninas y tuve que hacer notas por ejemplo sobre violencia familiar y demostrar que no estaba restringida a las clases menos pudientes sino que se daba en todas las clases o sobre la patria potestad, ahí tuvimos problemas con la iglesia que mandaban cartas. También con los compañeros tomamos tres días Editorial Abril en Paseo Colón. Como castigo me pasaron a la revista de noticias 7 Días y ahí hice la primera nota sobre Palestina y nos echaron al jefe y a mi. ¿De qué año estamos hablando? Era el año 1987, año en que también fallece mi marido. Había tenido problemas en el trabajo y cuando llega a casa se me cae en los brazos con un ACV y muere –relata con los ojos llenos de lágrimas. Era muy duro volver a casa y no tener a mi compa- ñero. Fue una época muy difícil. Trabajé tres días en Editorial Perfil pero era una máquina de picar carne. Hacía colaboracio- nes y notas para mis compañeras cuando se iban de vacacio- nes. Paralelamente también participaba y llegué a dirigir Aquí Nosotras, la revista de la UMA (Unión de Mujeres de la Argen- tina), colaboré en el Periódico Barrial Afiche, di talleres que me salvaron bastante económicamente hasta que salió la pensión de mi marido y me pude jubilar en la Caja de Periodistas a los 55 años. La facultad me ayudó mucho, yo estudié para editora pero tam- bién hice las tres cuarta partes de la Carrera de Letras. ¿Cómo eran las luchas por la equidad de género cuando vos em- pezaste y ahora? ¿Notás cambios? La época de Alfonsín (Raúl), fue un reverdecer del feminismo pero acotado a un grupo restringido, era la lucha por la patria utpba A.M.R. utpba A.M.R. utpba A.M.R. utpba A.M.R.
  • 10. Por mi condición de mujer tuve un jefe en Claudia que siempre tropezaba con mis partes curvilí- neas. Yo en esa época usaba tacos finos y cuando él cometía esos acosos casualmente le daba un pisotón, pero no había posibili- dad de hacer una denuncia 18 potestad que fue durísima. En cambio ahora la conciencia de género ha entrado en la subjetividad de la mujer y sabe de las conquistas logradas y de las que aún faltan por conquistar. Por ejemplo tengo entendido que la figura de femicidio no se ins- taló en la letra de la ley, la Trata también es otro de los temas candentes si bien hay avances en la legislación. Y en la situa- ción laboral lo que preocupa muchísimo es el empleo joven. Creo que los jóvenes son más explotados que cuando yo inicié mi carrera laboral. En la época de la dictadura hubo una pérdida de derechos para todos los trabajadores pero aún más para la mujer. ¿Pasaste situaciones de acoso? Por mi condición de mujer tuve un jefe en Claudia que siempre tropezaba con mis partes curvilíneas. Yo en esa época usaba tacos finos y cuando él cometía esos acosos casualmente le daba un pisotón, pero no había posibilidad de hacer una de- nuncia en ese momento porque la desestimaban los jefes, no había amparo legal y siempre estaba la velada sospecha de que una lo hubiese promovido. ¿Sufriste la presencia machista en el gremio? En el gremio fui una de las primeras delegadas mujeres y me tocó cuando estaba en Temporada participar como invitada en una de las reuniones de paritarias, no como Nora Lafon, por quien me saco el sombrero, que tuvo que prepararse mucho para discutir con la inescrupulosidad de los empresarios. La mayoría éramos mujeres y a la lucha que le siguió al tema del encuadre fue por la guardería o ley de jardines maternales -mal llamados maternales porque los hijos también lo son de un padre- que aún está sin reglamentar. Respecto a tu pregunta te diría que no, siempre que había algún despido yo estaba ahí, por eso no llegué a ser promovida 19 como Secretaria de Redacción. Inclusive algunos compañeros de Editorial Abril me habían invitado a estar en la nueva comi- sión interna pero mi marido me dijo saliste de dos, y no me metí. ¿Te arrepentís de algo en tu historia de militancia? No, las elecciones que hice fueron a conciencia y con pleno co- nocimiento. (**) Partido de la Matanza. Zona Oeste del Gran Buenos Aires (*) Periodistautpba A.M.R. utpba A.M.R. utpba A.M.R. GUS
  • 11. 20 El pedido es que escriba sobre “mujer y maternidad”. Llevo un libro escrito sobre el tema y cada día se van escri- biendo nuevas páginas invisibles en el cotidiano con mis dos hijos, con mi pareja, con los mandatos de los que todavía, -y a pesar que para muchas mujeres soy casi revolucionaria por tra- bajar, viajar, tener un compañero que está muy presente en la crianza- están vigentes. Demasiado para mi gusto. El “mes de la mujer” es también el de comienzo de clases, vuelta de las vacaciones, comienzo de año. ¿Cómo hacer para no olvidarte de comprar el libro de matemáticas o las hojas cuadriculadas tamaño A4? El día previo a comenzar las clases, siempre es un estrés. A la noche, me di cuenta que me había olvidado de comprar un cuaderno. Mi hijo mayor se puso a llo- rar porque lo iban a retar por no llevar cosas. Yo, a pesar de que ya está en sexto grado, y de que me desgañité tratando de llegar con todo lo necesario, mientras trabajaba, organizaba ac- tividades en torno al 8 de marzo, mientras soy feminista, me cuestioné el no haber podido, el haberme olvidado, el haberme dejado estar para a último momento repasar si estaba todo en orden. Por eso es que digo que los mandatos de la maternidad natural y divina -estado que supuestamente todas las mujeres desea- mos naturalmente-, siguen teniendo sus músculos tensos, lis- tos para reaccionar cuando menos lo imaginamos; sobre todo ahí, en el mundo privado, íntimo, pero tan político, cuando to- davía nos preguntamos en silencio (si es que tenemos la suerte de no tener a alguien que nos lo recuerde) si estamos haciendo las cosas bien. Mis hijos saben que su mamá es una defensora de los derechos de las mujeres y este tópico es casi un punto de chiste en la fa- milia. -Ya está la feminista- me dicen cuando empiezo hablar sobre el tema. Y entonces me pregunto, esta vez en el sentido que sí me importa, si estaré haciendo las cosas bien. También cuando es- 21 cucho que el mayor le dice al más chico: -Marica, dejá de llorar. Dudas. La maternidad es una serie de incógnitas todavía. ¿Cómo serán esos hijos varones que estoy criando cuando sean adultos? ¿Querrán una mujer abnegada esperándolos con la comidita en casa? O habré logrado (con la ayuda de los avances del colectivo de mujeres y feminista, cómo obviarlo) que consideren a sus parejas como pares. Hay algo que me ilumina. Mientas escribo, mi hijo está co- miendo brownies. Es un fanático de los cuadraditos de choco- late. Pero no solo le gusta comerlos. Le encanta prepararlos él solo. Los últimos días, tarde por medio, agarra la caja que ya me hizo comprar en el supermercado y sigue las instruccio- nes hasta lograr los tan deseados brownies. Ese gesto me enorgullece. Es un nene, será un varón adulto dentro de poco, y es muy natural para él ponerse a cocinar cuando tiene ganas de comer algo. Lo personal es político ¿se acuerdan? (*) Periodista, escritora. Autora del libro “Y un día me convertí en esa madre que aborrecía” (Capital Intelectual). Actualmente es directora de la Comisión de Mujer, Infancia, Adolescencia y Juventud de la Legislatura porteña. María Marta Susperregui (*) ¿Cuál es la edad para hacer lo que nos gusta? ¿Por qué nos posterga- mos? ¿Adónde esta el secreto? Lo importante es darnos la oportunidad para tras- cender, Sí. Mi vida encontró mo- tivo fue cantar, el cantar me ar- monizó. Espero que cada uno de ustedes encuentren algo para ¡vivir felices! (*) Productora Periodística (Programas de A24, Canal Telemax y radio Argentina) “Mujer y maternidad” Por Sonia Santoro*Sermadre
  • 12. • Reconocer en padres e hijos a los verdaderos protagonistas. • No intervenir o interferir rutinariamente en este proceso natural, no habiendo una si- tuación de riesgo evidente. • Reconocer y respetar las necesidades individuales de cada mujer/pareja y el modo en que desean transcurrir esta experiencia (en una institución o en su domicilio). • Respetar la intimidad del entorno durante el parto y el nacimiento. • Favorecer la libertad de posición y movimiento de la mujer durante todo el trabajo de parto (parto en cuclillas, en el agua, semisentada, o como desee). • Promover el vínculo personalizado entre la pareja y el equipo de asistencia profesional. • Respetar la necesidad de elección de la mujer de las personas que la acompañarán en el parto (familia, pareja, amigos, etc.) • Cuidar el vínculo inmediato de la madre con el recién nacido, evitando someter al niño a cualquier maniobra de resucitación o exámenes innecesarios. Ley de Parto Humanizado. Nro 25.929 “Derechos de Padres e Hijos durante el Proceso de Nacimiento” ARTICULO 1 Garantiza • Su vigencia en el ámbito público como privado de la atención de la salud en el país. • Las obras sociales regidas por leyes nacionales y las entidades de medicina prepaga deberán brindar obligatoriamente las prestaciones establecidas en esta ley, las que que- dan incorporadas al Programa Médico Obligatorio. ARTICULO 2 Toda mujer, en relación con el embarazo, el trabajo de parto, el parto y el pos- tparto, tiene derecho: • A ser informada sobre las distintas intervenciones médicas, de manera que pueda optar libremente. • A ser tratada con respeto, de modo personalizado y que se garantice su intimidad. • A ser considerada, como una persona sana, de modo que sea protagonista de su pro- pio parto. • Al parto natural, respetuoso de los tiempos biológico y psicológico, evitando prácticas invasivas. • A ser informada sobre la evolución de su parto, el estado de su hijo o hija. • A no ser sometida a ningún examen o intervención cuyo propósito sea de investigación, salvo consentimiento por escrito. • A estar acompañada por una persona de su confianza y elección. • A tener a su lado a su hijo o hija durante la permanencia en el establecimiento sanita- rio. •A ser informada, desde el embarazo, sobre los beneficios de la lactancia materna y re- cibir apoyo para amamantar. ARTICULO 3 Toda persona recién nacida tiene derecho: ¿QUÉ SIGNIFICA PARTO HUMANIZADO? • A ser tratada en forma respetuosa y digna. • A su inequívoca identificación. • A no ser objeto de investigación o docencia, salvo consentimiento escrito de sus representantes legales. • A la internación conjunta con su madre en sala. • A que sus padres reciban asesoramiento e sobre los cuidados para su desarrollo y su plan de vacunación. ARTÍCULO 4 El padre y la madre de la persona recién na- cida en situación de riesgo tienen derecho: • A recibir información comprensible y suficiente sobre la evolución de la salud de su hijo o hija. • A tener acceso continuado a su hijo o hija mientras la situación clínica lo permita. • A prestar su consentimiento por escrito para cuantos exáme- nes o intervenciones se quiera someter al niño o niña con fines de investigación, bajo protocolo del Comité de Bioé- tica. • A que se facilite la lactancia materna de la persona recién nacida. • A recibir asesoramiento sobre los cuidados especiales del niño o niña. ARTICULO 5 • El incumplimiento de las obligaciones emergentes de la presente ley por parte de las obras sociales y entidades de medicina prepaga, como así también el incumplimiento por parte de los profesionales de la salud y sus colaboradores, y de las instituciones en que estos presten servicios, será con- siderado falta grave a los fines san- cionatorios, sin perjuicio de la responsabilidad civil o penal que pu- diere corresponder. 22 23
  • 13. 24 25 Sencilla, simple, consecuente y fiel a sus ideas e ideales. Así es Cristina Caiati. Trabajó en el Informativo de Radio Belgrano desde que comenzó en los años ochenta hasta el año pasado que se tomó como ella dice “su primer año sabático”, antesala de la jubilación que la encontró desprevenida el año pasado. También el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales) la re- tuvo en su staff durante muchos años. En un bar de Avenida de Mayo, Cristina nos cuenta sus comien- zos en el periodismo y opina acerca de cómo las mujeres fui- mos ganando terreno en un lugar esencialmente cooptado por los varones. ¿Cuándo empezaste a trabajar en prensa? Soy egresada de la Escuela Superior de Periodismo de la Uni- versidad Nacional de la Plata (después fue universidad) y me recibí el 30 de marzo de 1976, seis días después del Golpe de Estado, pero con anterioridad había hecho algunas cosas suel- tas en la ciudad de Miramar. Apenas finalicé los estudios, hice los trámites para obtener el título y me corrí de ese ámbito. A esa altura algunos profesores y compañeros míos ya estaban desaparecidos y me quedé en el molde hasta el ´77 que me fui a Bolivia con mi compañero de ese momento que estudiaba ar- quitectura. Mi primer trabajo allí fue en “Radio Continental” de la ciudad de La Paz cuyo slogan era: “La voz de los trabajado- “El hecho de que tengamos una secretaria General en prensa habla de un gran avance” Entrevista a Cristina Caiati utpba M.C.C.
  • 14. La mujer tiene bastante para dar y además hemos sido más persistentes y más consecuentes. Nos plantamos en un lugar, decimos no nos sacan y no nos sacan. 27 peñó tareas allí. Esto fue en diciembre de 1980, cuatro años más tarde tuve la posibilidad de ingresar en Radio Belgrano donde trabajé hasta que me jubilé. ¿Observás que se produjeron cambios respecto a las condicio- nes laborales de la mujer en prensa, desde tus inicios a la actua- lidad? A mí me parece que se ha avanzado muchísimo en ese sentido. El hecho de que tengamos una secretaria General en prensa habla de ese gran avance. Yo viví la época en que la UTPBA (Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires) era la Aso- ciación de Prensa de Buenos Aires (APBA), cuando se formó UTPBA, después de una lucha muy interesante, se fueron mar- cando pautas también en torno a las condiciones laborales de las mujeres. También por fuera del gremio, las mujeres hemos hecho avan- ces significativos en todas las áreas laborales y prensa no podía quedar atrás, por el nivel de compromiso social y político que tiene la profesión, por lo menos la que yo conocía. ¿Y en el ámbito laboral puntual? Tal vez alguna resistencia de los compañeros de radio, pero no tanto tampoco. La mujer tiene bastante para dar y además hemos sido más persistentes y más consecuentes. Nos planta- mos en un lugar, decimos no nos sacan y no nos sacan. ¿Respecto a Bolivia, notaste diferencias con Buenos Aires? En el informativo de Radio Continental de La Paz éramos bas- tante mujeres, si no recuerdo mal éramos mayoría. Y las muje- res salíamos a la calle. Yo no he vivido esa diferencia, tal vez porque me he movido en un ámbito de clase media pues si bien a la radio la mantenían los trabajadores fabriles, el infor- mativo era muy intelectual y muy preparado, tenías que saber mucho para estar allí. 26 res fabriles en Bolivia”, la segunda radio de los trabajadores en ese momento, la primera era la de los mineros. Comencé tra- bajando gratis el primer mes donde mis compañeros juntaron plata y me la dieron para que yo pueda sobrevivir y estuve en el informativo hasta que ingresé a trabajar en el Congreso de la Nación de Bolivia. Era un desafío muy grande para mí porque me tenía que poner a estudiar toda la historia de Bolivia que era bastante dinámica. Me quedé allí con ellos y a la par tra- bajé también en “Radio Chiclana” y como correctora en el dia- rio “Hoy” de la Paz hasta que se produjo el golpe de estado de García Meza (Luis) y comenzó una persecución. Éramos mu- chos los argentinos que estábamos allí y se estaba organizando el Comité de Apoyo Solidario a los Argentinos, el cual integré. Viví algunas cosas duras como la caída de Lidia Gueiler Tejada (presidenta constitucional interina, prima de Luis García Meza) hasta el golpe de estado de García Meza en el que decidí volver, ya separada de mi compañero. Cuando llegué a Buenos Aires, me presenté a Familiares (de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas) recomen- dada por un periodista muy amigo de los hijos de Cata Guag- nini. Me refiero a Andrés Solís Rada, que fue el primer Ministro de Hidrocarburo en la presidencia de Evo Morales. Fui a verla a Cata para ver si podía trabajar en alguna parte y ella me respondió: “si querés hacer prensa, nena, yo te recomiendo que hagas espectáculo o moda porque si hacés lo que hacías con él, seguramente no vas a poder.” Si bien me fui medio mo- lesta, no con ella sino con la realidad, volví a verla y en un mo- mento que estábamos charlando sonó el teléfono y era Emilio Mignone (fundador del CELS) quien le pedía si sabía de alguien que escribiera rápido en la máquina de escribir, pues había que redactar informes de Derechos Humanos. Cata me miró, tapó el teléfono y me preguntó “¿sabés escribir a máquina?”. Yo era egresada de (Academias) Pitman por lo que me presenté y allí empecé haciendo un hábeas corpus por detenidos presos polí- ticos. Mignone me preguntó si me interesaba trabajar en el CELS y quedé, siendo la primer persona rentada que desem- utpba M.C.C. utpba M.C.C. utpba M.C.C.
  • 15. 2928 ¿Fuiste delegada en Radio Belgrano durante muchos años, para un gremio machista ¿cómo resultó esa tarea siendo mujer? Me eligieron mis compañeros y en nuestro gremio se respeta la elección. Durante un tiempo dejé de ser delegada por elección mía, pero cuando decidí retomar esa función, me volvieron a elegir. Creo que mis compañeros vieron en mi una actitud con- secuente, nunca negocié con ninguna patronal que pasó por Belgrano por detrás de ellos. ¿Cómo es para una mujer tan activa como vos, estar jubilada? Yo trato de convencerme que no estoy jubilada, sino que estoy en un año sabático. Para mi es muy dura la jubilación porque pasé de una actividad intensiva a no hacer nada. Pero no es una cuestión de planes, es otra etapa. Hay tiempos que antes no había, tiempo para salir, tomar un helado, para leer, para es- cribir y hay que encaminarse. La clave está en saber como admnistrarlo, y en eso estoy. (*) Periodista utpba M.C.C. utpba M.C.C. Me eligieron mis compañeros y en nuestro gremio se respeta la elección. Durante un tiempo dejé de ser delegada por elección mía, pero cuando decidí retomar esa función, me volvieron a elegir. MAICAS + SPÓSITO
  • 16. Por Cristina Rodríguez (*) 3130 En la publicidad mediática, la ima- gen de la mujer expresa claramente dos vertientes que la muestran, por un lado, en la función exclusiva de amas de casa-madres y por el otro, se vende un feminismo que la con- vierte en objeto sexual, reprodu- ciendo estereotipos de género que logran despersonalizarla. En ambos roles se valora como principal carac- terística su cuerpo, se crea una ima- gen de mujer que no es real, estereotipada en el solo objetivo de vender. Las consecuencias de esta falacia publicitaria son muchas, donde pre- valece el deseo subliminal de la eterna juventud y belleza, que lleva a la mujer a infravalorarse en la lucha con su propio cuerpo, al no verse identificada con la imagen que la pu- blicidad le vende. Hay una violencia comunicacional vinculante con la mujer perfecta que todo lo puede y que a la vez debe ser símbolo sexual, que ter- mina siendo una agresividad a la dignidad femenina. La creatividad publicitaria de los medios se basa en técnicas psi- cológicas que generan una dependencia con lo que ofrecen y en este contexto la mujer es vulnerable porque con esa imagen de La mujer como objeto en los medios masivos de comunicación Yolanda Gómez La mujer ha sido desvalorizada durante siglos. Los medios de comuni- cación, quienes en general son machistas, contribuyen a forjar ciertos estereotipos que no coinciden plenamente con la realidad. Así como también históricamente se han atribuido características al género mas- culino consideradas como superiores o sobrevaloradas en comparación a las asignadas al género femenino. Objetadas
  • 17. Francia Fernández A pesar de que en las últimas décadas las mujeres han conquistado es- pacios como nunca antes, sus cuerpos son blancos de la mirada frívola que la sociedad les impone. En los medios se las exhibe de forma gro- tesca, casi como parte del decorado, mientras que en la publicidad sue- len figuran por "partes”. El mercado plantea el cuerpo como un producto de consumo, y en este marco siniestro, la mujer se desvive por estar delgada, eternamente joven y adscrita a modelos estereotipados de belleza. El cuerpo femenino está diseñado para muchas cosas boni- tas, como albergar y dar una nueva vida. Equiparar el valor de una mujer a su imagen es privarla de las cualidades que la hacen completa como ser humano. Y, probablemente, también de su alegría. 3332 salud-belleza-éxito, consume y financia su propia discrimina- ción. Dentro de la discriminación de género que transmiten los me- dios, también está presente la de raza y condición social ya que la mujer perfecta que se muestra corresponde al tipo de fí- sico exuberante, alta, delgada, blanca, rubia, con aptitud de se- guridad y éxito, siempre vinculada a los espacios socioeconómicos altos, situando la imagen de la mujer de es- tratos socioeconómicos bajos, generalmente vinculada al rol del hogar y de menos valor. Esa imagen de perfección que nos muestra la publicidad me- diática crea necesidades a veces inalcanzables, para las que el mercado siempre tiene la solución, sin mediar el interés por evitar los desordenes en la salud, como es el caso de la bulimia y la anorexia, resultantes de una pérdida de identidad. Las mujeres no queremos estar en el imaginario social como objeto y mercancía, nuestro cuerpo no es un producto o una propiedad con la consecuencia de los atributos de uso, goce y usufructo. Pedimos no ser incluidas en la transculturización, arma ideológica utilizada para imponer un modelo de vida. No somos un envase de productos rentables que sojuzgan nuestra condición de género que además, conllevan al impacto repro- ductor de la violencia. La revolución política se nutre de la revolución cultural. (*) Escritora-Periodista-Directora de Memoriafertil Periódico Digital.
  • 18. BRINDO POR LAS ELLAS… Por Karina Solano (*) Comencé a trabajar en radio a fines de los ’80, con 18 años. La frase de bienvenida de mis compañeros fue: las buenas productoras, tienen buen culo y saben cebar mate. ¡Ok! Yo regresaba de un curso de pro- ducción radial en Ecuador orientado a la perspectiva de género, pero en los medios locales, nadie decía argentinas y argentinos y mis jefes creían que el feminismo espantaba audiencias. Años más tarde entré a la televisión, con jefas sin pareja adictas al tra- bajo. Señoras con poder que lo que menos defendían eran los derechos de la mujer y gastaban gran parte de la energía en sostenerse en sus cargos. Contra el modelo visible, fui madre durante mi carrera de productora. Con la panza ya deshinchada y las tetas llenas de leche, comprobé que compañeros varones, luego de operarse los meniscos por ejemplo, re- cuperaban su puesto sin chistar. Yo volví de parir y -como en el juego de la oca- las dos veces perdí mi función y regresé al punto de partida. Con niños en edad escolar volví a la radio. Entraba a las 7 de la mañana y en partes iguales compartía el sueldo con Mirta, la niñera. Las reuniones de producción empe- zaban temprano, menos martes y jueves. Esos días, mi jefe –separado- llevaba a la nena a la escuela. La producción: un caos. La frase: “qué buen padre este tipo”. Cuando este tipo cambió de trabajo, me propusieron reemplazarlo por un poquito más de sueldo. “¿Cómo un poquito más? Lo mismo que él o nada”. No les quedó otra. Yo compartía mis broncas de género con una colega que ejercía una gerencia de facto en otra radio. Como era mina, le ba- jaron el cargo (y el sueldo, claro). Sin ge- rente formal, ella tenía el puesto más alto como coordinadora de noticias. La vida creyó compensarme años atrás como productora general de otra emisora. En los medios ya se hablaba de la perspec- tiva de género y propuse una hora diaria con ese enfoque. Un compañero se rió: ¿una hora por día? No la llenás. Yo me preguntaba en qué tupper vivía el flaco, si sabía de la Dillon, de las 12 o de la Carbajal. Pero mi jefe –víctima de muchas hermanas mujeres, o permeable a las necesidades sociales, o cabeza abierta, no sé- entendió de qué iba la idea. El programa lleva un año en el aire, premiado junto a otros tantos y buenos que se ocupan del tema; y con- ducido por esa clase de minas tan claras y responsables en la misión de des- armar este juego de poder que envuelve a hombres y mujeres, que nadie se hubiera animado a decirles lo del mate y el culo, 25 años atrás. ¡Salud! (*) Productora de radio y televisión, investigadora periodística, guionista y docente de televisión y comunicación audiovisual. 3534 Marcela Cardozo Increíblemente estamos en el Siglo XXI y algunas mujeres seguimos luchando por la reivindicación de nuestros de- rechos. En éste caso me refiero específicamente al punto de vista mediático, solemos observar cotidianamente en publicidades donde se la humilla con una liviandad como si estaría naturalizado que no "es inteligente", por ejem- plo publicidades como de agua mineral donde ella suele gritar un texto determinado sobre el tema pero sin sen- tido, o se las relaciona como un objeto de decoración li- vianas de ropa en avisos de autos. Lo grave del bombardeo con estos avisos que llegan a los hogares a través de la televisión o por internet, es que son las mis- mas mujeres que asimilan con naturalidad y fomentan esta imagen lamentable de ellas mismas, en este mundo machista, en lugar de reflexionar y cortar con esta injusti- cia permitida todavía hoy en día. Mariana San Román En los últimos tiempos la imagen de la mujer se ha des- valorizado, debido al uso indebido del cuerpo femenino, como objeto sexual u objeto llamador de las miradas para canalizar la venta de productos diversos. Muchas veces este uso lo hace la misma mujer y otras por los me- dios de prensa o publicidad. Esto es, sin dudas, un paradigma generador de una inusi- tada violencia hacia la mujer y su imagen que debemos revertir en favor de nuestro género. Somos nosotras las que debemos dejar de exponernos de manera indiscrimi- nada, las que debemos cuidar nuestra imagen, nuestra esencia y de esa manera resaltar nuestros valores. Soraya Mangia La cosificación de la mujer está marcada a fuego por la mirada patriarcal hegemónica que difunden los medios masivos de comunicación. Generar conciencia a través del debate, visibilizar, en la diversidad, nuestras necesida- des y derechos promoviendo la igualdad de género, es la gran tarea a llevar a cabo como trabajadoras de prensa para derribar los estereotipos femeninos impuestos y le- gitimar los lugares conquistados. Mabel Traberg Estamos incluidas en el contexto socio-económico, político y cultural creando imágenes preeminentes y afectando los procesos de cambio. Los mensajes publicitarios en su mecanismo de persua- sión, utilizan a las mujeres como objetos sexuales y decora- tivos. Las argentinas, frente al prejuicio y una tradición heredada continuamos luchando para ser reconocidas y obtener dig- nidad. Se lograron avances en lo profesional y público pero nos preguntamos: ¿la sociedad tiene verdadera conciencia del cambio de rol de la mujer?
  • 19. 3736 “Las mujeres quedamos entonces relegadas a la cara desconocida del hito, la aún sin nombre, como la cara que nunca vemos de la luna. El hombre se atribuyó el lado seguro, la cara ‘civilizada’, donde cada cosa y cada sentimiento y cada comportamiento tiene su propio y preciso vocablo que lo define”. SOCIOS | 15 DE SEPTIEMBRE DE 2006 Este párrafo, tomado del libro Peligrosas Palabras, presenta a la escritora argentina Luisa Valenzuela, que también ejerció el periodismo en el diario La Nación y en la revista Crisis. Con una vasta producción literaria, el Observatorio de Medios- UTPBA intentó ingresar a su pequeño-gran mundo a través de esta entrevista. - Si partimos de la idea de que el sistema se ha encargado de ro- barnos las palabras, las cuales debemos resignificar y reinventar permanentemente, ¿cómo considera que participa esta situación en la apropiación femenina del propio lenguaje? ¿Podemos ha- blar de una doble apropiación, como explotadas y como muje- res? Podemos, perfectamente, por eso es tan fascinante la aventura de partir de semejante convicción para escribir nuestros textos. Creo que más que inventar las palabras, o hasta resignificarlas -dos propuestas valiosas, sin duda- lo que personalmente “Todo, por desgracia, tiene que ver con las relaciones de poder” Entrevista a Luisa Valenzuela (*) utpba M.C.C.
  • 20. 39 cia de lenguaje sino una distinta aproximación a la lengua, aun- que muchas de mis colegas responden a la diferencia aun sin reconocerlo. Pienso en Carmen Boullosa, la autora mexicana, por ejemplo. - ¿La censura está presente en la producción literaria, siempre es consciente o por represiones internas o existe una censura de otro orden? Creo sí en una forma del decir que no sea directa, burdamente explícita. No hay nada peor en literatura que la intencionalidad a ultranza. Ahora bien, existe la censura externa que condena los textos o se niega a publicarlos, y esa otra cara de la misma moneda que sería la autocensura; en ambos casos creo que se trata de situaciones nefastas que hay que evitar. - ¿Las diferencias de género tienen que ver con las relaciones de poder? ¿Y el lenguaje? Todo, por desgracia, tiene que ver con las relaciones de poder. Pero se trata sobre todo del uso que se le da, tanto a las dife- rencias de género como al lenguaje. No son intrínsecas al hecho en sí, son construcciones que desde la cultura domi- nante -masculina, de raza blanca, de buen poder adquisitivo- fueron impuestas a lo largo de los siglos para conservar la ma- nija. - Desde el campo comunicacional hablamos de comunicación al- ternativa o contrahegemónica, en tanto construcción de una co- municación que responda a los intereses del campo social y rompa con el discurso único, ¿existe una literatura de estas ca- racterísticas? Por supuesto. De una forma u otra, escrita por hombres o mu- jeres, la buena literatura siempre se ha enfrentado con los po- deres dominantes y hegemónicos, aun en autores como Ezra Pound o Louis Ferdinand Celine que acataron la ideología fas- cista, dominante y hegemónica a ultranza. (*) Entrevista realizada por el Observatorio de Medios Político, Social y Cultural-UTPBA en el marco del Seminario “Objetadas”. 38 busco es, de alguna manera, tomar las palabras por el rabo, ponerlas a trabajar desde sus connotaciones menos obvias, ex- primirlas hasta arrancarles el jugo más oculto. Pero claro, éstas son ideas teóricas. Después, al escribir, dicho mecanismo se va afilando de a poco y se hace lo que se puede, dejando, eso sí, que las palabras se expresen a través del filtro de nuestra propia ubicación dentro de ese territorio común que es el lenguaje. - Si según su definición y experiencia, el lenguaje es sexo y la pa- labra cuerpo, ¿nos encontramos frente a la presencia de pala- bras gordas, flacas, anoréxicas o bulímicas? Me gusta como lo planteás. Son entes vivos, las palabras, ¿no es cierto? Por eso, muchas veces se nos escurren entre los dedos y acaban significando algo distinto de lo que esperamos de ellas. Cosa que yo, en general, agradezco, porque el texto entonces cobra dimensiones que me sorprenden y me llevan a zonas desconocidas por mí. Y muchas veces las palabras gordas muestran su perfil más delgado y nada podemos hacer para volver a engrosarlas, so pena de falsear el texto. - ¿El pasaje del lenguaje falócrata a un lenguaje según nuestras propias necesidades, tiene que ver con una ruptura de una lógica y un orden impuesto? ¿Es un proceso consciente y masivo o in- consciente e individual? Es un proceso, sin duda. A la vez, según creo, individual y ma- sivo, consciente e inconsciente. La crítica feminista, por su- puesto, lo ha encarado en forma bien específica desde distintos ángulos. En lo que a autoras se refiere muchas como yo lo ha- cemos de manera espontánea y después nos ponemos a refle- xionar al respecto. Otras se niegan a reconocer eso que yo no llamaría una diferen- Todo, por desgracia, tiene que ver con las relaciones de poder. Pero se trata sobre todo del uso que se le da, tanto a las diferencias de género como al lenguaje. No son intrínsecas al hecho en sí, son construcciones que desde la cultura dominante -masculina, de raza blanca, de buen poder adquisitivo-fueron impuestas a lo largo de los siglos para conservar la manija. utpba M.C.C. utpba M.C.C. utpba M.C.C. utpba M.C.C. utpba M.C.C.
  • 21. 4140 Pese a los avances indiscutibles en nuestro país de reformas le- gales que intentan reparar la discriminación cultural y econó- mica –laboral de las mujeres, persisten claras desventajas cuando revisamos algunas prácticas de las empresas periodís- ticas que – a veces más visibles, otras no tanto- limitan el des- arrollo profesional de muchas compañeras o el acceso a determinadas calificaciones laborales, a pesar de constatarse en los últimos años el creciente número de mujeres ejerciendo el periodismo con niveles de formación por encima de la media de los varones que desarrollan idénticas tareas. Así como es verificable cotidianamente, conductas discriminato- rias de lxs colegas quiénes reproducen lógicas de exclusión en su ámbito laboral. Estas viejas injusticias- que se reproducen en el conjunto de la sociedad - alcanzan niveles importantes de exclusión cuando hacemos referencia a realidades no heterosexuales, sujeta al lí- mite que intenta imponer la lógica de la heteronorma, es decir, como si lo “heterosexual” fuera una obligación natural y esta suerte de imperativo cultural deviene en la creación de persis- tentes zonas de exclusión y discriminación dentro del mercado laboral en general y, en particular en el interior de las empre- sas periodísticas como dentro de los grupos de trabajo. Incluso, la propia Organización Internacional del Trabajo, la OIT, se refiere a nuevas formas de discriminación basadas en la identidad sexual y ratifica la discriminación por orientación se- xual e identidad de género, verificando que la igualdad en el trabajo es un objetivo pendiente que aún debe cumplirse. En su artículo 157, la OIT expresa que los empleados y las emplea- das pueden sufrir discriminación en el lugar de trabajo si consta o se sospecha que son parte de la comunidad LGTTBIQ (Lesbianas, Gay, Travestis, Transexuales, Bisexuales, Intersex y Queer) En el gremio de prensa, las periodistas no escapan a estas for- mas de exclusión. En ese sentido, la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires, más allá de las prácticas no discri- minatorias y de la inclusión que ha fomentado a lo largo de los años, protegiendo los derechos de las trabajadoras mujeres y de aquellas que lo hacen desde distintas identi- dades sexuales, ha conside- rado pertinente incluir la perspectiva de género en la discusión paritaria actual por- que si bien se trata de con- templar los derechos salariales y condiciones de trabajo del conjunto de los trabajadores y trabajadoras de prensa, estas nuevas y re- novadas formas de exclusión persisten a veces en formas más visibles y otras no tanto. Nuestro gremio de prensa refleja los avances y retrocesos del conjunto social y es tarea nuestra reforzar las políticas labora- les y culturales que pulvericen de una vez por todas estas for- mas de discriminación que limitan el acceso pleno a derechos laborales y, por ende, a la calidad de vida de decenas de com- pañeras y compañeros. Hay mucho por recorrer y no debe quedar apenas esta inicia- tiva como una propuesta “de moda”. Nuestras afiliadas y afilia- dos merecen ser nombrados en cada discusión donde se juega la vida misma. Para viejas injusticias, nuevas alternativas Por una discusión con perspectiva de género en cada paritaria Por Lidia Fagale Secretaria General de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires. Nuestro gremio de prensa refleja los avances y retrocesos del conjunto social y es tarea nuestra reforzar las políticas laborales y culturales que pulvericen de una vez por todas estas formas de discriminación que limitan el acceso pleno a derechos laborales y, por ende, a la calidad de vida de de- cenas de compañeras y compañeros. Salarios
  • 22. 4342 Diana Malizia Desigualdades Sería necio de mi parte desconocer que tenemos como presi- denta a una mujer y que lentamente se abren más espacios para nosotras. Igual hablo desde mi experiencia personal. Em- pecé a trabajar en redacciones a la edad de 19 años y pasé por diferentes revistas femeninas. Lo curioso es que en todas siempre el director era un hombre. Luego estuve en diarios y editoriales donde en el mismo puesto, el salario de la mujer siempre era menor que el del hombre. Creo que hoy, en el siglo XXI las diferencias salariales entre sexos continúan y que es necesario tener en cuenta cuestiones ligadas al género a la hora de negociar los convenios colectivos de trabajo. Diana Malizia, Editora en Sol90 y autora de libros infantiles en Cuentos de Seis Patas. Patricia Cirigliano Discriminación Desde 1959 trabajé en periodismo y aún ahora lo hago. Cola- boré con medios gráficos y televisivos y luego por Internet. Es- cribí sobre educación en distintos niveles, familia, salud, psicología, comunicación y vida cotidiana. Siempre fui bien considerada. Me he sentido absolutamente res- petada en la libertad de mis ideas y en mi condición de mujer aunque compartí con mayoría de colegas varones, grandes maestros del periodismo que me enseñaron delicada y amable- mente. Desde los editores a los compañeros, el camino fue exigente pero igual para todos. Se discutía sin censura. Las opiniones opuestas se consideraban. Hice amigas y amigos duraderos. Tiempos diferentes La periodista Nora Lafon fue la primera mujer en integrar una Comisión Paritaria. En la foto sacada el Día del Periodista del 2012, se la observa sa- ludando a Lidia Fagale, secretaria General de UTPBA quien le en- tregó una distinción en nombre de la organización. María del Carmen Menéndez Ante los efectos de la globalización, la reestructuración en la economía y el empleo femenino, es preciso reconocer que las políticas globales marcan aún más las diferencias entre hom- bres y mujeres. Esta "flexibilidad" en la ley de contratos desfa- vorece mucho a las mujeres, ya que cuando consiguen una tarea remunerativa, generalmente es a través de consultoras eventuales, y entonces, a la incertidumbre laboral se le suma el hecho que debe ocuparse también del rol de madre. La falta de apoyo moral del sistema laboral genera una pérdida de confianza en sí misma, que se manifiesta en una "bajo au- toestima" la cual repercute en la salud. GUS
  • 23. 45 propusieron un sistema de retiro voluntario, la mujer no aceptó y fue éste el desencadenante para que sus superiores adopta- ran una actitud de acoso laboral, presiones para que renun- ciara, trabas para ascender y hasta descalificaciones a través de diferentes apodos. En el año 2009, producto de estas presiones la demandante sufrió un ataque de pánico seguido de un cuadro de estrés que la obligó a una licencia psiquiátrica. A su regreso la empresa le comunicó la decisión del despido sin causa. 44 La semana pasada dos fallos han puesto en escena, una vez más, situaciones de violencia de la que somos víctimas las mujeres, física en un caso, laboral en el otro. La primera de ellas refiere a las “hermanas Jara”, donde des- pués de dos años de prisión, el Tribunal Oral en lo Criminal 2 de Mercedes condenó a Ailén y Marina Jara por homicidio sim- ple en grado de tentativa y solicitó un pena de 5 años y 6 meses de prisión. Si bien Ailén y Marina Jara fueron liberadas por haber cum- plido la pena en la cárcel de Los Hornos, donde estuvieron de- tenidas desde febrero de 2011 cuando hirieron en la localidad bonaerense de Paso del Rey a un hombre que quiso abusar de una de ellas, estamos en presencia de un fallo inaudito y de neto corte sexista que culpabiliza a la víctima y deja libre a quien fue acusado por abuso y acoso sexual. La otra sentencia, promovida por la Sala I de la Cámara Labo- ral y amparada en la Ley nacional 26.485 y en las convenciones y pactos internacionales con rango constitucional, condena al diario La Nación a indemnizar con $ 583.821,18 a una emple- ada del área contable por haber sido sometida a “violencia de género y acoso moral padecido en el trabajo” según consta en el fallo de primera instancia. La damnificada ingresó en el año 1995 a la empresa y desde el 2005 hasta el año 2009, en que fue despedida, se desempeñó como ejecutiva de cuentas en el Sector Comercial del Suple- mento Campo. Cuando en el año 2008, los directivos del diario Tres mujeres. Dos fallos. Por Beatriz Chisleanschi (*) ViolenciadeGénero
  • 24. 47 255 mujeres fueron asesinadas en Argentina por la violencia o la justi- cia había dictaminado la exclusión del hogar. Los datos corresponden al relevamiento de los feminicidios 46 Mabel Bianco presidenta de FEIM (Fundación para Estudio e In- vestigación de la Mujer) señaló apenas conocido el fallo sobre las hermanas Jara que: “a quienes trabajamos en temas de vio- lencia nos cuesta entender que la justicia siga actuando bajo el prejuicio de que las mujeres somos las responsables de las vio- laciones o abusos. Para esta justicia los hombres son víctimas inocentes, como si fueran animales que no pueden reprimirse ante una mujer bonita”. En tanto, la jueza Gabriela Alejandra Vázquez que intervino en el caso de la ex empleada del diario La Nación, declaró al pe- riódico Tiempo Argentino: “Uno habla de violencia de género y tiende a pensar en su expresión física, pero nuestro derecho tiene una concepción amplia del fenómeno. En estos casos ade- más rige el principio de la prueba dinámica: basta que la ac- tora proporcione indicios serios de haber sufrido discriminación, para que el empleador deba demostrar que actuó con legitimidad”. Ambos casos, si bien de distinta raigambre y con diferente re- sultado, remite a otros muchos donde no sólo se juega la con- dición de mujer, sino también la clase social a la que esa mujer pertenece. Lo que evidencia, una vez más, que la desigualdad de género que aún persiste a pesar de la profunda lucha que llevan adelante las mujeres en el mundo, se imbrica en los pro- blemas de injusticia e inequidad que atraviesa la humanidad en su conjunto. Observar la realidad desde una perspectiva de género no es algo que debe quedar librada a la suerte del o la camarista o del juez o jueza de turno, sino que deberían implementarse po- líticas para que esta perspectiva se universalice a la hora de dictaminar justicia. *Secretaria de Asuntos Profesionales-UTPBA. Periodista Las cifras de la violencia machista Por Sandra Chaher
  • 25. 49 de vincular el caso a menos que se haga una investigación sobre el mismo. Las mujeres que integran el Observatorio Mari- sel Zambrano detallan cuántas de estas muertes aún no son re- levadas como violencia de género: las que ingresaron a los hospitales con evidencias de violencia sexista pero en el parte de defunción figura, entre otras causales posibles, “paro car- diorrespiratorio”; las que se suicidan luego de padecer durante años situaciones de violencia; las que están desaparecidas por razones posiblemente vinculadas a la violencia, entre otras. En el informe Femicide: a global problem -publicado en el 2011- que relevó todas las muertes de mujeres ocurridas en un país como feminicidios –una estadística incorrecta pero la más aproximada que poseemos para unificar los datos mundiales sobre el tema-, Argentina no aparece mencionada entre 25 paí- ses considerados. Sin embargo, en el informe realizado en el 2010 por el Centro Reina Sofía de España, antecesor de Femi- cide: a global problem en la tarea de recopilación de estas es- tadísticas, nuestro país ocupaba el puesto 17 entre 45 países relevados: por debajo de todos los de nuestro continente. Lo cual significa que si bien el problema del feminicidio en Argen- tina no es tan acuciante como en El Salvador, Colombia, Hon- duras o Guatemala –los países de la región que en ambos informes ocupan los primeros puestos-, debería ser tomado en cuenta sobre todo porque se trata de muertes evitables si se trabaja en el contexto social y cultural de prevención. ¿Cómo somos asesinadas las mujeres? El relevamiento del Observatorio Marisel Zambrano evidencia en Argentina los patrones que se repiten en el resto del mundo: las mujeres somos asesinadas mayormente a manos de nues- tras parejas o ex parejas en el marco de viviendas. Es decir, la seguridad de las mujeres no está puesta en juego sobre todo en la calle –donde si bien somos víctimas de violaciones, la mayor parte de los incidentes delictivos tienen que ver con ata- ques a la propiedad privada y pueden, en principio, ser perpe- 48 aparecidos en los medios de comunicación durante el año 2012, que realiza cada año el Observatorio Marisel Zambrano de la Asociación Civil la Casa del Encuentro, y que acaban de ser difundidos. COMUNICAR IGUALDAD- Desde hace cuatro años, las únicas estadísticas de feminicidios que poseemos en Argentina –basa- das en medios de comunicación y provenientes de una organi- zación de la sociedad civil- hablan de aproximadamente 260 mujeres y niñas asesinadas en el marco de la violencia ma- chista, directamente a manos de varones o por cruzarse en la línea de fuego. Se trata, como la mortalidad de mujeres gestantes (mortalidad materna), de muertes evitables, que podrían no suceder si no hubiera una cultura que apaña el derecho de propiedad del varón sobre la mujer a tal punto de sentirse dueño de su vida. Estas muertes no suceden porque a un hombre se le fue la mano en una escena de celos, estaba exageradamente alcoholi- zado o había tenido en su trabajo los disgustos suficientes como para explotar en un ataque de cólera. Suceden porque en esas situaciones límites, que todas las personas atravesamos, esos varones sintieron que tenían derecho a descargar su furia con esas mujeres. Que la vida de ellas les pertenecía, y que la sociedad en cierta forma sería condescendiente con esa con- ducta. Que hay canciones que hablan del deseo de asesinar a una mujer cuando dejar de ser dócil; películas que relatan en tono de comedia estos asesinatos; artículos periodísticos que parecen instructivos sobre cómo cometer los crímenes; una jus- ticia que puede llegar a ser particularmente ciega frente a estos casos; un vecindario y una familia que justificarán la bar- barie. Esta indolencia frente a la violencia de género se llevó en Ar- gentina 231 mujeres y niñas en el 2009; 260, en el 2010; 282 en el 2011; y acaba de llevarse 255 el año pasado. Y sólo ha- blamos de quienes aparecen en los medios de comunicación. Es probable que haya muchos más casos que no llegan a los medios y muchas muertes cuyo origen es la violencia de género pero por la forma en que se produce la muerte no hay forma 255 feminicidos en argentina en 2012 17 En 2010 nuestro país ocupaba el puesto 17 entre 45 países relevados: por debajo de todos los de nuestro continente.
  • 26. 5150 trados tanto sobre mujeres como sobre varones- sino dentro de los hogares y, al revés que los robos donde solemos no conocer a quie- nes nos atacan, a nosotras nos matan las personas más cercanas. Según el Observatorio, el 63% de los varones feminicidas durante el año 2012 fueron esposos, parejas, novios o amantes o ex-esposos, ex-parejas, ex-novios o ex-amantes. Y un 58% de los feminicidios se produjo dentro de la casa de la víctima o de la que compartía con el feminicida. Esto amerita repensar las políticas públicas de seguri- dad con enfoque de género. Si bien el Estado avanza en algunos aspectos en este tema, aún los medios siguen pensando la inseguri- dad de la población como un tema vinculado principalmente a los ataques a la propiedad privada, y mucho menos al riesgo en el que estamos por compartir la vida con varones quizá violentos. La forma del feminicidio también se mantiene constante en los últi- mos años. Si bien las armas de fuego son la principal herramienta que se usa, siguen las armas blancas y las propias manos, que son los recursos con los que un posible femincida suele contar dentro del hogar. La incineración, que se había disparado como método durante el 2011 -luego del feminicidio de Wanda Taddei, Fátima Catán y otros similares en el 2010-, ascendiendo casi un 6% du- rante ese año, volvió a descender en el 2012, aunque no a los valo- res que tenía antes del caso Taddei. Políticas públicas Otro dato relevante es que en el 13% de los casos, las mujeres ase- sinadas habían realizado denuncias previas por maltrato y en otro 6% la justicia había dictaminado la exclusión del hogar. O sea, que casi en el 20% de los feminicidios, el Estado había sido alertado de la existencia de una situación de riesgo para las mujeres. Sin em- bargo, los feminicidios ocurrieron. Entre los reclamos del informe, el diseño de políticas públicas y la necesidad de un rol más destacado del Estado tienen un papel fun- damental. Si bien Argentina tiene una nueva Ley de Violencia de Gé- nero desde el año 2009 –La Ley 26485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los Ambitos en que Desarrollen sus Relaciones Interpersonales- , aún no fue aprobado por el Consejo Nacional de las Mujeres el Plan correspondiente de implementación de la misma y los recursos con 63% de los varones feminicidas durante el año 2012 fueron esposos, parejas, novios o amantes o ex-esposos, ex-parejas, ex-novios o ex-amantes. que cuenta ese organismo son muy limitados. Durante el año 2012, organizaciones de mujeres de todo el país se declararon en alerta frente a la violencia de género frente a la inacción del Estado –tanto del Poder Ejecutivo como el Judicial-. La res- puesta del Poder Ejecutivo fue anunciar hacia fines de año algu- nas medidas como un registro nacional de denuncias, la creación de una línea telefónica de tres dígitos para atención de casos y la apertura de una oficina pública de patrocinio gratuito en la Ciu- dad de Buenos Aires. La oficina ya está en funcionamiento y las otras dos disposiciones están aún en proceso. A su vez, el Minis- terio Público Fiscal – a partir de una iniciativa de la nueva procu- radora Alejandra Gils Carbó- creó el Programa de Políticas de Género. Si bien son avances, aún queda mucho por hacer. Niñas y niños víctimasde la violencia machista Un aspecto de la violencia de género sobre el que las organiza- ciones de mujeres vienen alertando en los últimos años es qué sucede con las niñas y niños que presencian estas situaciones y que, por tanto, también son víctimas de esta problemática. En el caso de los feminicidios está situación empeora porque pasan a ser huérfanos/as. De acuerdo al relevamiento 2012, 248 niñas y niños perdieron a sus madres. Y lo mismo sucedió con 64 muje- res y varones ya adultos. A la vez, otras 45 personas –de las cuales por el reporte periodís- tico no podía identificarse ni el sexo ni la edad- también queda- ron huérfanas. En total, suman 357 personas que perdieron a sus madres, lo que da un pro- medio de 1,4 personas huérfa- nas por cada feminicidio. -Fuente: http://www.comunicarigualdad.com.ar 13% de los casos, las mujeresasesinadas habían realizado denuncias previas por maltrato y en otro 6% la justicia había dictaminado la exclusión del hogar.
  • 27. Cuando se aborda el tema de la violencia de género la mayoría lo circunscribe al ámbito familiar o social más cercano, sin em- bargo es indudable que las violaciones al respecto también se ejercen desde el poder o el Estado. Por esa razón quiero mencionar particularmente las vejaciones sufridas por las mujeres palestinas, discriminadas religiosas, políticas y culturalmente por el Estado de Israel, ocupante de los territorios palestinos. Las mujeres enfrentan allí una situación singular con respecto a la violencia a que son sometidas, tanto en la vida cotidiana como las que, por razones políticas, están recluidas en cárceles israelíes. Según los especialistas "La situación, condición y violaciones que enfrentan las mujeres en las cárceles de Israel debe ser abordado desde una perspectiva de género" considerando los problemas físicos y psicológicos que enfrentan, la negligencia en la asistencia médica y la falta de servicios médicos especia- lizados en prevención y tratamiento de enfermedades propias del género. Las presas se encuentran encarceladas en presidios situados fuera de los territorios ocupados (Cisjordania y Franja de Gaza), en celdas infestadas de insectos, roedores, y olores nauseabun- dos por el desborde de aguas residuales. Son decenas las mu- jeres sin juicio, con el único pretexto de proteger la seguridad del estado de Israel. Las prisioneras políticas palestinas recluidas en Neve Terza a la espera de juicio comparten la sección de mujeres asignada a personas que cometieron delitos penales, en clara violación de la Regla 85 del estándar mínimo de Naciones Unidas para el tratamiento de prisioneros, que dice: "Los acusados serán man- tenidos separados de los reclusos condenados". Esta situación permite agresiones físicas y verbales de parte de los presos is- raelíes. (*) Periodista y escritora La violencia ejercida por un estado opresor Por Elisa Mata (*) 52 53
  • 28. 5554 Llegó al encuentro atareada. La entrevista que pretendía ser distendida, y lo fue gracias a la enorme generosidad de Luisa Valmaggia que dejó su propia tensión de lado por unos minu- tos, se encontró atravesada por la situación de violencia laboral que atravesaba en esos momentos. El programa radial “¿Qué pretende usted de mí?” que conducía todas las mañanas por Radio América junto a Jorge Halperín y que había sido pre- miado meses antes por ASFCA se quedaba sin espacio y ella se encontraba a la espera de una respuesta por parte de la radio, respuesta que, quince días después sabemos que no llegó y el programa fue levantado. Con una carrera de 36 años donde suma experiencia en radio y televisión, Valmaggia se destaca por su enorme calidez y por su compromiso con la profesión y sus ideas. Los miércoles con- duce por CN23 “Juego de Damas" un programa con perspectiva de género para analizar la actualidad nacional con y desde la voz y la mirada de las mujeres. Y mientras tanto, ella y sus fie- les oyentes esperan volver a escucharla por algún dial. ¿Cómo se te ocurrió ser periodista, cuántos años llevas de profe- sión? Estoy convencida de que las casualidades no existen, existen las causalidades. Tengo un antepasado que fue jefe de editores y de redacción y presidente de ADEPA, Juan Valmaggia que si bien era un pariente lejano, evidentemente algo andaba dando vueltas por ahí. Mi padre también ejerció el periodismo y yo “La opinión de la mujer sigue estando devaluada” Entrevista a Luisa Valmaggia utpba M.C.C.
  • 29. 57 taba claro que eran peligrosos, que habían destituido un go- bierno elegido democráticamente, eso sí, pero no era conciente de las atrocidades que estaban cometiendo. Fue la profesión que me fui abriendo la cabeza. ¿Sufriste algún tipo de acoso por tu condición de mujer? En ese momento yo cubría la información, la conferencia de prensa. Eso sí, la radio me cubrió mucho. Siempre cuento como salí espantada el día que fui a entrevistar al General Lla- mas. En la radio me pidieron que le haga una entrevista para hacer un cuadro de situación, y la verdad que cuando salí de ahí lejos de llevarme un cuadro de situación, me llevé a un tipo que quería tocarme las piernas. Cuando llegué a la radio y conté lo sucedido, los directivos me dijeron “no vuelvas nunca más a ese despacho”, tuvieron una actitud de cuidado y protec- ción. Pero a la par por ahí te decían: no te damos viáticos total te van a invitar a comer, cosas de ese estilo. A un hombre jamás le dirían una cosa así. Son cosas muy terribles que me quedaron grabadas. ¿Notás que en ese sentido la situación se ha ido modificando? No sé porque yo hace mucho que me independicé en el trabajo. Pero sí te puedo comentar lo que me pasa cuando voy a nego- ciar algún espacio. En general la tendencia es que me ofrecen o menor caché o precios más altos para comprar un espacio. En eso sí tengo claridad porque veo después lo que pasa con mis colegas hombres. Es por esto que a las negociaciones voy con mi marido, entonces ahí evitan hacerme un ofrecimiento menor e impide que se me diga cualquier ganzada. De todas maneras como hay un largo camino y trayectoria encontré espacios para conducir yo misma, pero creo que siempre hay un poquito menos que si fuese un varón. Y en cuanto a la incursión de la mujer en prensa ¿percibís dife- 56 que tenía vocación para ser bióloga, pero serias dificultades con las matemáticas, reprobé Análisis I y Análisis II y entonces para no perder el año decidí hacer una carrera corta y me en- ganché en el Círculo de la Prensa. Yo siempre escribí, cosa que ahora he perdido, pues una vez que egresé del Círculo todo mi trabajo lo desarrollé en radio y televisión. En mis genes había mucho de escritura, de lectura, mi madre nos leía a mi her- mana y a mi muchísimo. Todo me fue llevando, y una vez que arranqué nunca paré. Tuve la suerte de comenzar a trabajar en Radio Rivadavia cursando el segundo año de la carrera. Radio Rivadavia en esa época, estoy hablando del año 1978, era “la” radio y para mí fue como la universidad de la calle del perio- dismo. Una vez que ingresé mi apasionamiento por ese mundo fue creciendo, porque todos los lugares donde estuve acredi- tada eran lugares de centralidad: la Casa de Gobierno, la Can- cillería. Fue un camino de ida. Cuando me preguntan, siempre digo que no podría haber hecho otra cosa que no sea esta. Para mí el periodismo es vital, es como el oxígeno, tiene que ver con quién soy. Tengo muy mezclado quién soy y la profe- sión. ¿Cómo fue para una mujer trabajar en prensa durante esos años? Rivadavia era una radio muy machista, con mucho deporte, era la época de José María Muñoz 1 . Había mujeres trabajando como secretarias pero no haciendo periodismo. Yo tuve suerte porque venía con un apellido de trayectoria, pero no resultó nada sencillo. Por un lado había que protegerme porque era mujer y además joven, pero al mismo tiempo había que sa- carme de la redacción y mandarme a un ministerio. Al primero que me mandaron fue al Ministerio de Educación que era “un lugar para la mujer”. Después como vieron que era muy res- ponsable me mandaron a Casa de Gobierno. En ese momento, la verdad, yo no tenía dimensión de lo que pasaba. Vivía bas- tante en una burbuja. A medida que se acercaba la democracia ahí tomé verdadera cuenta de lo que realmente sucedía. Es- utpba M.C.C. utpba M.C.C. utpba M.C.C. Rivadavia era una radio muy ma- chista, con mucho deporte, era la época de José María Muñoz . Había mujeres trabajando como secretarias pero no haciendo perio- dismo. Yo tuve suerte porque venía con un apellido de trayectoria, pero no resultó nada sencillo. 1. José María Muñoz: relator de fútbol, conductor durante cuarenta años del clásico programa “La Oral Deportiva”.
  • 30. 59 Sí, sigue pesando mucho, inclusive cuando les marcás límites no les gusta, pero es un trabajo que hay que hacer y no hay que abandonar. Hay una estructura que ya está armada y que cuesta mucho desarmar. ¿Con lo cual, pareciera que estamos a años luz de lograr instalar una comunicación no sexista? No, desde que arranqué hace 35 años la verdad es que se ha avanzado muchísimo, era impensado hablar de “las” y “los” o intentar transmitir una imagen de mujer no estereotipada. Por lo menos ahora sabemos que se puede hacer de otra manera, que hay que hacerlo de otra manera. Antes ni nos planteába- mos eso. Igual falta, falta que pongan mujeres que no se fijen tanto en lo estético, porque la verdad es que los varones no se fijan en lo estético, eso hay que erradicarlo. Lo importante es el contenido, la sustancia. ¿Sufriste actos de violencia a lo largo de tu carrera profesional? Siento violencia cuando voy a negociar un espacio, por eso voy con mi marido. Cuando te desplazan de un programa exitoso y sentís que no importa si lo haces bien o mal, es violencia. Si te sacan del aire sin explicaciones, es violencia. Si llamas a la ge- rencia del medio en la que trabajas y no te atienden, eso es vio- lencia. A la hora de conseguir auspicios para sostener los programas también ahí hay una clara discriminación. La pala- bra de los conductores varones tiene mayor peso, por tanto tie- nen mayor acompañamiento y pueden sostener mejor sus espacios. Eso también es discriminación y violencia. Sí creo que sigue existiendo todavía mucha violencia. Incrementada cuando se trata de una mujer Sí, si. Claramente Te dicen que la mujer reclama pelear de igual a igual y lo hace- 58 rencias respecto a tus comienzos? Si porque hay muchas más mujeres, no sé si hay más proporción de mujeres trabajando pero ves más firmas de mujeres, hay más movileras, más redactoras. Sí creo que hay una diferencia. Estoy pensando en un diario como La Nación, que le dan mucha impor- tancia a las columnistas femeninas, se observa una valoración mayor y tienen un lugar más destacado. Las mujeres somos muy buenas trabajadoras y responsables pero difícilmente vamos a llegar a cargos de dirección, creo que ese es un camino que nos resta recorrer. Algo de esto se observa en la conducción de programas en los hora- rios centrales En mi caso, conduzco mi programa que es un proyecto que banco yo, pero en mi equipo todos son hombres, la única mujer soy yo y no está hecho adrede porque he trabajado con mujeres y nos lleva- mos muy bien. Pero cuesta, la verdad es que somos pocas muje- res en esos lugares de conducción, yo pienso que la opinión de la mujer, a juicio de algunos sigue estando devaluada. Siempre que hay que buscar una opinión de economía, política, ciencia, etc., se buscan tipos, hay algunas mujeres, pero la mayoría son ellos, su palabra tienen mayor fuerza. Si uno piensa en la vida universita- ria, hay más mujeres que se reciben que varones, sin embargo en las especificidades hay mayoría de hombres opinando. Un fenómeno actual es la incursión de la mujer periodista en el ám- bito deportivo. Hay más sí, pero cuesta mucho. Me parece que a la mujer toda- vía se la sigue poniendo como soporte del hombre y a los hom- bres les cuesta bastante complementar el trabajo con una mujer, no así al revés. La tradición machista del gremio sigue pesando utpba M.C.C. utpba M.C.C. utpba M.C.C. utpba M.C.C. utpba M.C.C. utpba M.C.C. utpba Las mujeres somos muy buenas trabajadoras y responsables pero difícilmente vamos a llegar a car- gos de dirección, creo que ese es un camino que nos resta recorrer.
  • 31. 6160 mos, pero la reacciones de quienes están encima no son de igual a igual cuando se trata de una mujer. Es una lucha des- igual. ¿Te parece que incluir la perspectiva de género en la discusión paritaria colaboraría? Me parece que sería sumamente interesante porque seguro que ayuda a visibilizar mucho más. UTPBA tiene un slogan, que es mucho más que eso, que dice “En la lucha de ideas, las ideas que no se conocen no luchan”, por eso me parece muy impor- tante incluir la perspectiva de género a la hora de discutir pari- tarias. Porque una cosa es hablarlo y hacerlo visible y otra es llevarlo a la práctica y eso es lo que más cuesta. M.C.C. utpba M.C.C. UTPBA tiene un slogan, que es mucho más que eso, que dice “En la lucha de ideas,las ideas que no se conocen no luchan”, por eso me parece muy importante incluir la perspectiva de género a la hora de discutir paritarias. La Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA) realizó una encuesta que permitió indagar en torno a las condi- ciones laborales de las mujeres, si han sufrido algún tipo de violencia y si consideran que los medios de comunicación están atravesados por una concepción machista. Quinientas mujeres, periodistas, comunicadoras sociales y tra- bajadoras de prensa, respondieron a esta encuesta que arroja resultados altamente preocupantes. Un 51% de las encuestadas afirmó haber tenido experiencias violentas en su vida, siendo la psicológica -con un 53%- la más sufrida, seguida por la sexual con un 19%, la simbólica con un 16% y la económica con un 12%. La discriminación en el ámbito laboral parece que no es algo que la mayoría de las mujeres vivan, pero eso no quita que ac- tualmente continúe siendo una problemática presente ya que un 42% se ha sentido excluida por ser mujer (*) y un 45% han manifestado cobrar menor salario por igual trabajo que sus compañeros varones. Con un sí rotundo el 79% contestó que los medios masivos de comunicación son machistas, tanto por su vocabulario sexista y misóginos, como por la exposición que hacen de los cuerpos de las mujeres y la subestimación permanente a sus capacidades intelectuales y laborales. Una encuesta que arroja datos y números, pero que son mucho más que eso, son mujeres de carne y hueso víctimas de una disputa de poder que aún hoy, y a pesar de los avances en esta materia, se juega en el seno de la sociedad. (*) Recomendamos sobre este punto leer en este mismo dos- sier la nota “Tres mujeres. Dos fallos” Encuesta sobre violencia de género y comunicación sexista VIOLENCIA 1 ¿Has sufrido algún tipo de violencia? 49%NO 51%SI
  • 32. 6362 VIOLENCIA 2 DISCRIMINACION LABORAL VIOLENCIA 2 Tipos de violencia 53%Psicológica 19%Sexual 19%Simbólica 16%Económica 0%física ¿Te has sentido discriminada en el ámbito laboral? 58%NO 42%SI DISCRIMINACION SALARIAL ¿Has sufrido menor salario por igual trabajo? 55%NO 45%SI DISCRIMINACION SALARIALMEDIOS ¿Los medios de comunicación son machistas? 21%NO 79%SI
  • 33. 6564 Adriana Lestido Una de las más reconocidas fotógrafas de Argentina. Desde comienzos de los ’90 sus trabajos, pro- ducto de su atenta y sigilosa mirada, no pierden de vista la perspectiva de género. Entre 1982 y 1995 se desempeñó como reportera gráfica para el diario La Voz, la agencia DyN y el diario Página 12. Rea- lizó trabajos fotográficos como El amor (1992-2005), Madres e hijas (1995/98), Mujeres presas (1991/93), Madres adolescentes (1988-90), Hospital Infanto-Juvenil (1986-88). Desde 1995 comple- menta su producción artística con la docencia, coordinando talleres y clínicas fotográficas. A partir de 2005 colabora en la edición de la revista Dulce Equis Negra y de los libros de la Colección Fotógrafos Argentinos. Ha expuesto su trabajo en forma individual y colectiva en el país y en exterior. Entre otros premios y distinciones obtuvo la beca Hasselblad (Goteborg, Suecia) en 1991, el Premio Mother Jones Internacional Fund (San Francisco, USA) en 1997, el premio Leonardo (Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires) en 1998, el premio Konex en 2002, la beca Gugegenheim (USA) en 1995, otorgada por primera vez en Argentina en fotografía. Sus obras forman parte de las siguientes colecciones: Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires, Argentina; Museo de Arte Moderno, Buenos Aires, Argentina; Museo de Arte Contemporáneo Castagnino Macro, Rosario, Argentina; Museum of Fine Arts, Houston, USA; Museo de Bellas Artes, Caracas, Venezuela; Bibliothèque Nationale, París, Francia; Chateau d’eau, Toulouse, Francia; Hasselblad Center, Göteborg, Suecia; Centre Régional de la Photographie Nord Pas- de-Calais, Francia; Colecciones privadas de Argentina, Estados Unidos y Francia. Es representada por la agencia Vu (París, Francia). Vive y trabaja en Buenos Aires.