Luisa de Marillac Animadora de las Cofradías de la Caridad
Dones del espíritu santo
1. Los dones del Espíritu
Santo son disposiciones
permanentes que hacen
al hombre dócil para
seguir las inspiraciones
divinas.
Son siete: sabiduría,
entendimiento, consejo,
ciencia, fortaleza, piedad
y temor de Dios.
2. El don de Sabiduría nos permite
“saborear” el amor de Dios que
entregó a su Hijo en la Cruz por
cada uno de nosotros.
Está íntimamente unido a la
virtud de la fe.
Mediante este don participamos de
los mismos sentimientos de
Jesucristo.
Nos enseña a ver los acontecimientos
dentro del plan providencial de Dios:
para el cristiano todo es gracia.
3.
4. Mediante el don de Entendimiento
llegamos a tener un conocimiento
más profundo de los misterios de
la fe.
El Espíritu Santo ilumina la inteli-
gencia con una luz poderosísima,
dando la capacidad de captar el
verdadero sentido de la Palabra de Dios
que se nos ha revelado en las Escrituras,
pues según el Apocalipsis la Biblia es un
libro sellado con siete sellos, que no
cualquiera puede entender.
5.
6. El don de Ciencia nos da a conocer el
verdadero valor de las criaturas en su
relación con el Creador.
Facilita al hombre comprender las
cosas creadas como señales que llevan
a Dios.
Nos hace distinguir lo que viene de
Dios (que nos acerca a Él) y lo que
viene del maligno (que nos aparta de
Dios).
7.
8. El Espíritu Santo mediante el
don de Consejo perfecciona los
actos de la virtud de la pruden-
cia, que se refiere a los medios
que se deben emplear en cada
situación.
Con mucha frecuencia debemos
tomar decisiones. En todas ellas
tenemos comprometida nuestra
santidad. Dios concede el
don de Consejo para decidir con
rectitud y rapidez.
9.
10. El Espíritu Santo proporciona
al alma la Fortaleza necesaria
para vencer los obstáculos y
practicar las virtudes.
Nada parece entonces demasiado
difícil; no ponemos la confianza
de modo absoluto en los
medios humanos a utilizar sino
en la gracia del Señor.
El don de fortaleza crece en las
dificultades.
11.
12. El don de Piedad tiene como efec-
to propio el sentido de la filiación
divina.
Nos mueve a tratar a Dios con la
ternura y el afecto de un buen
hijo hacia su Padre y a los demás
hombres como a hermanos que
pertenecen a la misma familia.
13.
14. Santo Temor de Dios es el
temor del hijo que ama
al Padre con todo su ser y
que no quiere separarse de
Él por nada en el mundo.
Como lo único que lo puede
separar del Padre es el peca-
do tiene gran horror de éste
y si lo comete, una vivísima
contrición.
15.
16. Los Frutos del Espíritu Santo son
perfecciones plasmadas en nosotros como
primicias de la vida eterna.
La tradición de la Iglesia enumera doce:
Amor, alegría, paz, paciencia, bondad,
longanimidad, benignidad, mansedumbre,
fidelidad, modestia, continencia y
castidad.