El documento describe las experiencias del autor con grupos políticos y la policía secreta durante la dictadura franquista en España en los años 70. Fue reclutado por un grupo marxista pero se negó a unirse debido a la desconfianza hacia los comunistas. Más tarde, la policía dejó propaganda comunista en su apartamento para incriminarlo. Logró escapar llevándose las cajas a Las Palmas, donde enfrentó a agentes armados que querían detenerlo.
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(Vii) de las bastardas conductas de las taifas políticas y financieras que someten al pueblo canario
1. (VII) - DE LAS BASTARDAS CONDUCTAS DE LAS TAIFAS POLÍTICAS
Y FINANCIERAS QUE SOMETEN AL PUEBLO CANARIO
(Nacionales y Nacionalistas)
Como bien se verá, este escrito es continuación del anterior, además de otras aclaraciones.
En alguna ocasión he comentado como desde un principio (2004) se me ha tratado peor que a un terrorista, algo que
es posible deducir por el posterior desprecio o ninguneo público a la nueva tecnología y correspondientes nuevas
leyes físicas, demostrado por la casta política y sus taifas desde finales del 2012 hasta ahora. Fue en el 2012 cuando
a través de las redes sociales (Linkedin, Facebook, Twitter) ya decido hacer pública dicha nueva tecnología de la
elasticidad de las estructuras que de paso demostraban a las dos nuevas leyes físicas. Dicho trato recibido se puede
fundamentar por lo que voy a contar a continuación omitiendo detalles. Este cuento se podrá demostrar palabra por
palabra a través de los archivos de la represiva Policía Armada del Régimen Franquista conocida como los “grises”;
archivos que hoy en día estarán en manos de la actual Policía Nacional. También al día de hoy existen compañeros
de estudios que fueron testigos y espectadores de primera fila de lo que cuento.
Empiezo contando que durante el curso 1972-1973 penúltimo año de los estudios de Ingeniería Técnica Naval en
Estructuras que cursaba en Cádiz, viviendo en una pensión, se me intenta captar por parte de la OMLE
(Organización Marxista Leninista de España) cuyo brazo armado era el GRAPO (Grupos de Resistencia Antifascista
Primero de Octubre), aunque también había quienes ligaban a la OMLE con el FRAP (Frente Revolucionario
Antifascista y Patriota). El siguiente enlace de la Fundación March da idea en qué consistía esta organización según
visión del régimen franquista.
Dicho intento de captación seguramente fue debido a que mi padre semanalmente me enviaba a la pensión un
ejemplar de la Revista Sansofé, lo cual hubo un momento que alarmó sobremanera a la dueña de dicha pensión y
familia, hasta que les convencí, no sin trabajo, que era una publicación legal. Por otro lado, a quien me intentaba
captar, con la excusa de haber vuelto hace poco de Suramérica, le digo que me dejara unas copias de muestras para
entregárselas a unas personas simpatizantes del PCE (Partido Comunista de España) que trabajaban y/o
colaboraban en dicha revista (puesto que según mi captor ambas organizaciones tenían contactos entre ellas) para
que de esa forma se pusieran de acuerdo entre ellos y me dejaran tranquilo. Sin embargo, terminó el curso sin que
me dieran ningún panfleto o escrito. Por aquel entonces ya mi padre me había contado de la llamada de un hermano
para decirle, de como con la excusa de guardar dos o tres archivos y una mesa por cuestiones de mudanza, pues le
habían llenado toda una habitación con cajas de propaganda y documentos del PCE. Era una habitación de las
grandes toda llena, por lo que mi padre una vez la vio, con monumental enfado llamó a un sobrino dándole diez
minutos para que empezaran a sacar todo. Hay que tener en cuenta que cuando se produce el golpe de estado de
Franco, salvo a mi padre que los escondieron en una cómoda, al resto de los hermanos los detuvieron llevándolos a
un cuartel de La Isleta, llamando posteriormente a los familiares para que se despidieran de ellos, puesto que al día
siguiente por la mañana los iban a fusilar (algo que al final no hicieron); por lo que el enfado de mi padre rayaba en la
ira. Comentar de paso, que a mi padre que era el más joven de los hermanos, una vez regresó de la cumbre a donde
escapó le obligaron a luchar del lado del bando de los insurrectos (nacionalistas). Sin embargo, mi padre al llegar a la
Península (Sevilla), se conchaba con un médico para que le quitaran toda la dentadura, a pesar que le advertía que
podría no escapar de tal operación. Estuvo a punto de no hacerlo soportando unos tremendos dolores a pesar de la
morfina. Estuvo más de mes y medio internado en el hospital. Se casó con mi madre sin dentadura. Cuando chico por
castigarme y por culpa de mi abuelo le escondí la dentadura alguna vez.
Se entenderá que por lo que se decía del asesinato de mis dos tíos por lo del traslado del oro a México, el intento de
secuestro de mi padre, lo de la habitación llena de propaganda y documentos del PCE y demás circunstancias por
determinados tratos y chismorreos, era lógico el tremendo cabreo de mi padre, y por otro lado, estaba el buen
mosqueo por mi parte (desconfianza), acompañado de un curioso interés de saber que terreno pisaba, ante el intento
de captación de dicha organización OMLE. No sabía si aquella captación era una encerrona del régimen o era cierta,
y en el caso de que fuese cierta no me fiaba un pelo de los “camaradas” comunistas, tal como posteriormente se
demostró según contaré más adelante.
Siguiendo con el hilo anterior, a comienzos del siguiente y último curso (1973-1974) en Diciembre, días antes de las
vacaciones, se produce una serie de detenciones en los astilleros y ciudad de Cádiz, de tal forma que durante dos
días y noches estuvieron las sirenas sonando por toda la ciudad y bahía; por las señaladas fechas en la que se
produjo, aquello parecía una intencionada exhibición de la represión del régimen. Por otra parte, durante este curso
ya me había mudado con tres personas más a un piso amueblado al final de la calle Santa Teresa de Jesús (Puerta
de Tierra) a escasos metros de la hoy Avda. Juan Carlos I, por lo que me gocé dicha exhibición en primera fila. Sin
embargo, esa semana me quedé dos día en una pensión con dos amigos canarios compañeros de estudios, por lo
que día 19 de diciembre (1973) regreso al piso por la tarde para al siguiente día 20 coger el ferry de los Jueves
(Trasmediterránea) que salía de Cádiz a Las Palmas. Cuando llego por la tarde del miércoles (día 19), me encuentro
con los tres compañeros de piso que me estaban esperando para decirme que me habían dejado dos cajas. Nada
más enseñármelas los tres se marchan en rápida despedida sin apenas tomarnos una copa, lo que me da a entender
lo que seguramente había pasado. Y lo que pasó fue que los condenados grises de la policía secreta que me
controlaban, al ver que me quedaba en la pensión, aprovechan para dejarme en el piso las dos cajas prensadas de
2. propaganda que por el peso parecían estar llenas de arena. Lo cierto es que dejé las cajas sin abrir, las metí en el
ropero, me bañé y fui a despedirme con dos buenos amigos vascos al piso de uno de ellos casado y con un hijo.
Al día siguiente 20 de diciembre, otros dos amigos canarios y un sevillano que vivían en un piso cercano, vienen a mi
piso a despertarme (habíamos quedado que lo harían), y nada más abrirles la puerta me dicen que habían asesinado
a Carrero Blanco. En vista de lo sucedido y después de pensarlo decido llevarme las dos cajas a Las Palmas. Al
llegar al puerto en taxi para coger el ferry, con el rabillo del ojo o haciendo como quien no mira, veo como algunos
grises se delatan con mi llegada por su mal disimulo, lo cual me dio una gran tranquilidad por lo acertada de mi
decisión de llevarme las dos cajas como “salvoconducto”. Al no poder entrar el taxi al recinto portuario, cojo una
maleta y un bolso debajo de los brazos y las dos cajas una en cada mano, y como puedo me dirijo a la oficina de
Trasmediterránea. En la entrada había dos grises, y dado que las cajas pesaban lo suyo, para disimular, les pido
amablemente por dos ocasiones si podía dejarles las cajas hasta sellar el pasaje, hasta que a la tercera vez uno se
pone en plan bruto mandón y me increpa ¡que no!, ¡que se las lleve! A la salida de la oficina, para seguir disimulando,
me despido amablemente diciéndoles que no era para tanto. Lo cuento así porque había amigos canarios que
miraban desde el ferry esperándome. Al llegar a la estrecha pasarela de embarque, allí ya no había más remedio, por
lo que amablemente les dejé las dos cajas a los tres grises que estaban al inicio de la pasarela mientras subía la
maleta y el bolso al salón; pero como habían muchos pasajeros, decido bajarlas al camarote tardando más de la
cuenta. Al bajar a recoger las dos cajas, en vez de 3 había 5 grises. Entre ellos y justo en el medio de los 5, había
uno con cara de desquiciado y ojos lacrimosos, con una metralleta lista en las manos y los brazos que le temblaban
sin parar. Siempre amablemente les pido disculpas por el retraso despidiéndome de todos ellos. Sin embargo,
cuando cojo las cajas y me encaro con la pasarela y le doy la espalda, se me mete en la cabeza que aquel
condenado gris no se aguantaría las ganas, por lo que me entra una corriente de gélido frío justo por el medio de la
espalda que no se me quitó hasta que pasé la mitad de la pasarela, a la cual, encima, le dio por crecer el doble justo
cuando empezaba subir.
A los pocos días de llegar a Las Palmas decido cumplir con la palabra dada a mi captor, entregándoles unos
paquetes a algunas personas de afiliación comunista, para que se los entregaran a los por entonces jóvenes líderes
del PCE, tan carcas rencorosos por aquel entonces como hoy en día. Dicho lo anterior, solo queda comentar, que la
encerrona que se les hizo a mis padres y al hijo en las oficinas de GRAFICAN (Editora de la Revista Sansofé) con
motivo del agasajo a Marcelino Camacho por su puesta en libertad, fue en 1975, año de los últimos fusilamientos del
régimen franquista. De haber aparecido los grises, no sé qué les habría sucedido a mi madre y padre por mi culpa.
Fueron a por los tres si las cosas se torcían.
Miguel Cabral Martín