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Kilima 80 - Marzo 2009
1. KILIMA 80 Marzo 2009
Queridos amigos:
He faltado un mes del país y parece que la pregunta obligada es “Cómo lo has
encontrado a tu vuelta?” Eso no se pregunta a nadie cuando se vive en el Primer Mundo
y se marcha de vacaciones. Se supone que todo lo va a encontrar como cuando se
marchó, pero aquí, donde no hay una estabilidad social ni política, la situación puede
cambiar de un momento a otro debido a una devaluación de la moneda, a una revuelta
que surge inopinadamente, a una huelga provocada por el impago de los salarios y que
afecta directa o indirectamente a toda la población, etc.
A la vuelta de mis 30 días de ausencia no he podido descubrir ninguna luz en el
fondo del túnel, ni un aire más puro para respirar en el entorno a la fábrica de productos
químicos, ni la gente mejor vestida, ni más alegría en las caras de los niños y de las
personas mayores. Algún día todo esto empezará a cambiar, la enseñanza será gratuita,
se normalizará el nivel de la misma, habrá trabajo para todos, el servicio de Obras
Públicas hará que mejoren las carreteras, los hospitales dispondrán de medicinas, la
policía detendrá sólo a los infractores y todos gozarán de una estabilidad que
repercutirá en la tranquilidad de los hogares, en los que la gente podrá comer dos veces
al día y pensar en el futuro de sus hijos.
Todo esto, algún día será realidad, pero ¿cuándo? Hará falta que Obama se de
una vuelta por África y se le encoja el corazón contemplando las camisas de los
hombres que cuelgan de sus hombros sin poder ocultar la osamenta de sus cuerpos, o
ver a los niños de semblante risueño pero con los pies descalzos, y oler las aguas fecales
que discurren por las calles, caminando con la mirada clavada en el suelo para evitar
poner el pie donde se puede manchar, y sentir la tristeza de las mujeres llevando sobre
sus cabezas bidones de agua de 20 litros teniendo que recorrer con ellos 4, 5 o más
kilómetros para tener con qué preparar la comida y lavar a sus hijos… Algún día todo
será mejor, pero mientras tanto…
Katanga dispone de un suelo muy rico en toda clase de minerales y ante el
derrumbamiento de la gran empresa minera que gestionaba todo su subsuelo, su
concesión se ha repartido entre todos los que han querido disfrutar de la riqueza de esta
provincia que es tan grande como España. La subida del precio del cobre en el mercado
internacional ha despertado la codicia de todo tipo de empresarios que han aterrizado en
estas tierras con un ánimo de lucro rápido bien desarrollado y han abierto pequeños
hornos en los que fundir el cobre y el cobalto que los particulares les acercaban hasta las
mismas puertas de sus empresas.
Esto ha provocado un boom que ha repercutido en todo el Congo. Había trabajo
para todos. En general los medios de explotación eran totalmente artesanales. Solamente
hacía falta un pico, una pala y sacos para ir metiendo en ellos la tierra que excavaban en
las concesiones mineras. Unas veces eran canteras a cielo abierto, otras, galerías en las
que sin ningún tipo de protección iban adentrándose bajo tierra hasta que un
derrumbamiento de la bóveda dejaba sepultados a un grupo de ellos donde
permanecerán en ese lugar hasta el final de los tiempos porque nadie se arriesga en
sacarlos por el peligro que encierra.
El trabajo duro lo realizaban los hombres y los jóvenes. Sin embargo, las
mujeres y los niños esperaban fuera a que les sacaran los sacos porque tenían que
llevarlos a un río o pozo para lavar el mineral y poder venderlo en las empresas. Todas
las autoridades conocían sobradamente la forma de trabajar en estas instalaciones pero
2. hacían la vista gorda porque quien más y quien menos, todos sacaban algún provecho de
los mineros o de las empresas explotadores.
Esta permisividad ha sido la causa de una afluencia extraordinaria de “mineros”
que llegaban de todas partes, apremiados por la necesidad de tener un euro en el bolsillo
o disponer de unos medios que les permitieran comprar el alimento diario para la
familia.. Muchos jóvenes, viendo la dificultad de sus padres para pagarles los estudios,
desertaron de la escuela y se fueron a la búsqueda de un medio de vida. Bastantes
agricultores, encontraron más fácil utilizar este medio que continuar con las campañas
agrícolas en las que hay que esperar hasta el momento de la cosecha para disponer de un
poco de dinero. Otro tanto ocurrió a muchas mujeres y niños que olvidaron sus deberes
y compromisos familiares para ganar un dinero que les hacía falta en sus hogares. Todo
ello repercutió de forma negativa en muchos hogares porque las mujeres adquirieron la
independencia económica y ya no se sentían tan unidas por el vínculo matrimonial. La
pérdida de mano de obra en la agricultura fue la causa que originó un descenso
considerable de las cosechas y con ello el encarecimiento del alimento de base.
También tuvo su efecto positivo, ya que antes había poca gente asalariada,
porque muchas empresas habían cerrado sus puertas y los salarios que empezaron a
circular en este momento hicieron que se dejaran ver las bicicletas y motos como signo
de progreso gracias al nuevo trabajo. Desgraciadamente, lo que antes se cotizaba alto en
Bolsa, luego dejó de hacerlo y los empresarios vieron que no les era rentable continuar
explotando el cobre cuando a duras penas podían mantener sus empresas con el precio
de su venta. Cerraron las puertas y se marcharon.
Todavía quedan algunas de ellas, las más grandes, pero la ausencia masiva de
muchos empresarios ha originado un desempleo enorme y la gente no acierta a salir del
paso. Algunos se han dado a la agricultura porque todavía se puede sembrar algo
aunque las lluvias están tocando a su fin, otros se contentan con pasear desde la mañana
hasta la noche porque no tienen dónde ir, pero siempre hay gente decidida a sacar
provecho de la vida aún a costa del trabajo y del sacrificio de los demás y se han
dedicado al robo, utilizando la intimidación, la fuerza bruta o las armas, en complicidad
con policías y militares.
La gente había cogido miedo. En Lubumbashi, en poco tiempo habían tenido
lugar varios atracos que provocaron la muerte de al menos cinco o seis personas. La
reacción de la policía fue brutal. El primer domingo, después de que ocurrieron estos
hechos, -esto ocurría a primeros de enero-, cuando la gente, a primera hora de la
mañana, se encaminaba hacia sus iglesias o lugares de culto, ocho cadáveres yacían en
ocho cruces de calles de la ciudad con un tiro en la nuca. Algunos se dirigieron a la
policía para protestar por el espectáculo, porque cada cadáver era objeto de curiosidad
de un grupo de gente que hacía los comentarios más dispares o intentaba reconocer al
difunto. La respuesta de la policía fue contundente: “Les hemos matado nosotros y los
hemos dejado en la calle para aviso y escarmiento de los que quisieran seguir sus pasos.
Son los atracadores que han causado las víctimas de estos días”. A media mañana los
retiraron y los llevaron al cementerio.
Por aquel entonces, también ocurrió un hecho raro en nuestra casa. Sería
alrededor de la una de la madrugada cuando se oyeron, delante de la puerta de mi casa,
dos ráfagas de armas automáticas. Los autores del hecho no robaron nada, ni forzaron
ninguna puerta. Desaparecieron. ¿Serían bandidos borrachos? ¿Buscaban a alguien?
¿Fue un aviso? Con tantos años de guerra en el Este hay muchas armas entre la gente y
eso mantiene la sensación de inseguridad.
No es que vivamos en un ambiente de temor, pero la gente vive con un poco más
de precaución y se retira a sus casas antes de lo acostumbrado. Siguen los robos y los
3. que habían levantado pequeños tenderetes junto a sus casas como puestos de venta con
la ilusión de sacar un poco de dinero para disminuir los agobios de cada día., duermen
en su interior para proteger mejor las pocas mercancías que exponen en ellos.
En el barrio más poblado de Likasi, que tendrá casi unos 200.000 habitantes, hay
un pequeño riachuelo que lo divide en dos. Su caudal es insignificante pero como forma
una especie de vaguada, la gente ha adquirido la mala costumbre de echar en ella todas
las inmundicias de la casa con la esperanza de que el agua las lleva más abajo, al final
termina formándose una especie de muro o presa infranqueable que ya ha dado varios
sustos a los que viven en sus orillas, pero este año, en el que ha llovido más que en años
anteriores, el agua no pudo arrastrar toda la porquería que habían echado en su cauce y
subió inesperadamente de nivel, provocando el derrumbamiento de muchas casas
construidas junto a sus orillas, y ocasionando la muerte de 8 personas. Las autoridades
pasan todos los días por la zona y a nadie se le ocurrió que no se podía construir junto a
un riachuelo y ahora, como escarmiento, han multado a todos los demás que han
construido en zona peligrosa. Lo importante es multar, sacar un dinero, que nunca irá a
para a las arcas del estado sino a sus necesitados bolsillos.
La ruptura con las costumbres ancestrales y con las normas de moralidad
produce un desconcierto en el que mucha gente se deja llevar por la corriente de hacer
como los demás y actúan sin reflexionar Las autoridades son los primeros responsables
porque todo lo que no sea político, lo cual lo vigilan de cerca, queda al libre albedrío de
la gente. Una costumbre que ha surgido en Tanzania en una zona vecina al Este de
nuestro país, que bastante tiene con las guerras que no terminan, y que ha afectado
también a esta zona, es que han organizado una persecución sin piedad contra los
albinos y al que lo atrapan, lo matan, porque dicen que su sangre mezclada a la tierras
pone al descubierto el oro, que tan ansiadamente lo buscan. No sé lo que pasa en nuestro
país, pero las autoridades de Tanzania están persiguiendo a los que practican esta nueva
costumbre.
Tenemos en Likasi una cárcel de alta seguridad en la que están encerrados
presos de todo el país, presos comunes y políticos. Me acabo de enterar que el director
de la misma recibe 3.000 $ mensuales para el mantenimiento de los reclusos, pero el
pobre hombre se olvida de lo que tiene que hacer con tanto dinero y se lo mete en el
bolsillo. Pero como es muy ferviente practicante de algunas de las muchas sectas que
adornan la geografía de la ciudad, invita incansablemente a las diversas comunidades
cristianas para que tengan presente la situación de los detenidos y les visiten con
frecuencia aportándoles una ayuda espiritual, material y algún saco de harina de maíz
para paliar las necesidades corrientes. Quien ha dado a conocer esta noticia es el mismo
alcalde, que dice no tener autoridad para poner término a esta situación porque el
director está protegido por algún ministro de Kinshasa.
También cuentan que de vez en cuando mandan algunos “inquilinos”
considerados peligrosos para el poder actual y cierto tiempo más tarde, envían un grupo
de magistrados, jueces, etc., a la misma cárcel para juzgar en la misma a los que habían
sido enviados con anterioridad. Normalmente suele ser un juicio sumarísimo en la que
el reo es condenado a muerte sin posibilidad de defensa real, porque ponen un abogado
de oficio que no está interesado en complicarse la vida, y generalmente la sentencia
dictada es de muerte. Los que llegaron de Kinshasa vuelven de nuevo a sus casas y el
reo es ejecutado directamente sin mayores miramientos.
Dicen que estamos disfrutando de un régimen democrático pero poco a poco
vamos cayendo en lo que vivimos en tiempos de Mobutu. La única radio, aparentemente
libre, de Likasi ha sido clausurada por decreto ministerial. Hace unos días hubo unos
enfrentamientos muy duros entre los trabajadores de la compañía de ferrocarriles, que
4. llevan 38 meses impagados, con la policía. Con motivo de estos hechos perece ser que
la radio dio alguna noticia que no era cierta del todo y en lugar de pedir explicaciones o
que se retrajera de la información, ha mandado cerrarla y llevamos diez días con la
emisora bloqueada. Es la única radio, subvencionada por los canadienses, que habla
algo de lo que ocurre en el pueblo y toda la gente la oye porque les da confianza.
La sede central de la compañía de ferrocarriles está en Kinshasa y sus
directivos, incluso el ministro de transportes, exigen que todas las recetas sean enviadas
cuanto antes a la capital, lo cual provoca que luego les falte liquidez para pagar al
personal. Por mucho que se denuncie esta situación, no pasa nada. Los trabajadores se
han decidido ir a la huelga y llevan casi un mes en esta situación sin que haya ningún
interés en encontrar una solución, con la repercusión que eso tiene para los productos
alimenticios que suelen venir de las provincias del norte y abaratan los costos. Ahora, al
no tener el tren como medio de transporte, no llega el maíz, las alubias, el aceite de
palma, plátanos, etc., y los precios han alcanzado cotas nunca vistas. A pesar del
trastorno que todo ello origina, nadie va a la cárcel por corrupción, robo, malversación
de fondos, etc., con lo cual se invita a que todo el mundo actúe de la misma forma para
seguir viviendo.
Algo parecido nos ocurre con el servicio de telefonía. Hace tiempo, cayó un rayo
por las inmediaciones y se cortó el teléfono. Avisamos al servicio correspondiente y nos
prometieron venir para arreglarlo, pero como no lo hicieron en aquel momento, dos días
más tarde comenzaron una huelga por la misma razón: impagos. Ni siquiera existe un
grupo de mantenimiento. Llevo más de un mes sin teléfono y sin conexión a Internet.
Menos mal que instalé Internet en la escuela, que está cerca de casa, y ésta no funciona
por hilo telefónico sino por satélite. Me veo en la obligación de desplazarme todos los
días para estar en contacto con el exterior, pero eso no supone ningún incordio. Nadie
se molesta en arreglar lo estropeado, en aclarar las cosas, en hacer que los servicios
funcionen. Cada cual busca su propio provecho y que cada cual saque las castañas del
fuego como pueda.
En unos de los contenedores que me llegó el año pasado, alguna persona
sensible a los gustos o necesidades de los demás, además de las máquinas pa ra el
taller, azadas, medicinas, ropa, etc., se acordó que nos podría venir bien un poco de
comida y nos metió unos cartones con macarrones, latas de sardinas, atún, alubias, etc.,
y también unas cuantas botellas de vino Rioja que los guardaba como el mejor botín que
se ponía custodiar en mi casa. No es que uno fuera un ferviente admirador de Baco, pero
abrir una botella con motivo de la Navidad, Pascua, cumpleaños, o alguna otra razón
especial, da un toque especial al día y como dentro de muy poco voy a comenzar una
nueva década, las tenía destinadas a celebrar ese día.
Al regresar de Bilbao, cuando por otras razones tuve que entrar en el almacén en
el que guardo todos los restos de las cosas que llegaron en los contenedores, noté como
que había un vacío, me daba la impresión de que había más aire que otras veces, pero no
supe a qué atribuirlo. Pasaron unos días en los que yo estaba inquieto, con una especie
de desazón, porque allí faltaban cosas y no sabía qué. Al final, gracias a la colaboración
de algunos trabajadores me pude enterar de lo que había ocurrido durante mi ausencia.
Entre el grupo de niños que viven conmigo, hay dos chavales jóvenes de 19 y 17
años. Fuertes, trabajadores, buenos colaboradores para llevar a cabo todos los trabajos
de mantenimiento de la casa, fieles acompañantes para mis desplazamientos en coche
durante este tiempo de lluvias, para ayudarme a sacar el coche del barro en caso de
quedarnos atrapados en algún barrizal y en los que confiaba totalmente ya que no tenía
razones para pensar lo contrario.
5. Durante estas Navidades, también ellos se animaron a preparar un festejo por su
cuenta, al que invitaron a un grupo de chicos y chicas para divertirse una tarde. No
podían entrar en el Nuevo Año como si se tratara de un día normal del calendario. Cada
uno debía colaborar en los gastos de recepción y mis chicos aprovecharon esta
circunstancia para descorchar mis apreciadas botellas, con cuyo vino se llenaron
copiosamente sus vasos mientras se inflaban de macarrones y las alubias que les
prepararon las chicas del grupo y que yo las guardaba tan celosamente. ¿Cómo
consiguieron entrar en el almacén?. No consigo saberlo pero no quiero llevar las cosas
por la tremenda porque si les pongo en manos de la policía van a tener el cuerpo
caliente durante varias semanas. Celebraremos mi “cumple” con cerveza, que tampoco
está mal.
Yo creo que con estas pinceladas uno puede darse cuenta de cómo encontré el
país a mi vuelta.
Un abrazo.
Xabier