Resumen componentes de la estructura productiva de la industria venezolana
1. REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
INSTITUTO UNIVERSITARIO DE TECNOLOGIA
“ANTONIO JOSE DE SUCRE”
TECNOLOGIA DE LA CONSTRUCION CIVIL
Componentes de la estructura productiva de la industria venezolana
Nombre: narayana liscano
Cedula: 19262810
Barquisimeto, Edo Lara
2. Resumen
La industrialización ha estado siempre vinculada a la evolución del
desarrollo por lo que estos dos conceptos casi siempre van dela mano. Este
fenómeno dio lugar al crecimiento económico moderno, que es un crecimiento
sostenido a largo plazo tanto del Producto Interno Bruto per cápita como de la
productividad del trabajo. También se dieron cambios estructurales significativos
tanto económicos como sociales. El sector agrario fue perdiendo peso en la
actividad productiva y ganó el sector industrial y el de servicios.
Las particularidades del desarrollo y de la industrialización le otorgan al
Estado una doble función, las cuales van a depender exclusivamente de los
recursos públicos, de la atención a las necesidades sociales, y de la promoción y
sostén del crecimiento económico. También están las alternativas que emergen
para tratar de hacer menos difícil el desarrollo de la economía, tales como la
reconversión industrial, la sustitución de importaciones y la informalidad, temas
que trataremos en la presente investigación.
Dos interpretaciones sobre el funcionamiento de la economía venezolana
cuentan con mayoritaria opinión favorable o han conseguido un cierto consenso en
diversas esferas políticas, académicas y hasta de opinión pública general. O, para
decirlo de otra forma, han logrado acuñar conceptos y expresiones que están
presentes o ciertamente dominan el común de los análisis sobre la economía
venezolana y sus implicaciones sociológicas, políticas y hasta culturales.
Por estas vías otras empresas se comportan en algún sentido, y con
diverso nivel, como si fueran parte integral de la estructura productiva dominada
por la actividad de los hidrocarburos. Nos referimos a las grandes empresas
petroquímicas, de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, las
grandes empresas metalúrgicas de Guayana y también de otros servicios
públicos, como aguas blancas o servidas u otros que se sostienen con fuertes
subsidios, a la producción y al consumo, y que tienen acceso directo a grandes
volúmenes de inversión proveniente de esos ingresos petroleros, o de esa “renta”,
si así aceptamos llamarla.
3. Es importante acotar que esta primera estructura productiva está conformada
exclusivamente por industrias de procesos. Así que es importante, para mayor
claridad del texto, precisar las características principales de las industrias de
procesos:
Grandes economías de escala.
Intensivas en capital, tecnología e información.
Altísimos niveles y potenciales de automatización.
La escala, alcance y complejidad de la planificación y ejecución de los
proyectos representan grandes problemas logísticos, económicos y
prácticos para gerentes e ingenieros.
La experiencia que se acumula en cada proyecto es un activo clave para el
desarrollo de ventajas competitivas estables.
Muchos de los insumos, tanto bienes como servicios, y el conocimiento,
ingeniería y gerencia son prácticamente intercambiables entre las distinta
industrias de procesos.
En conclusión, el corazón de la economía venezolana es esa estructura
productiva conformada casi totalmente por industrias de procesos, vinculadas
directamente a los hidrocarburos o a los servicios públicos y casi totalmente en
manos del Estado.
La otra estructura productiva, mayoritariamente en manos de privados,
conformada tanto por industrias de productos como de procesos, esencialmente
fue creada con el respaldo indirecto del ingreso petrolero, en espacios de inversión
que podríamos calificar como tradicionales, que por lo general no demandan
grandes volúmenes de inversión, muchos de ellos dirigidos al consumo final y
masivo (alimentos, bebidas, textiles, confección y calzado; o de metalmecánica,
particularmente automotriz y autopartes, y los insumos para la industria de la
construcción.
Es bueno señalar que este sector siempre se ha visto a si mismo, también
así se ha expresado con claridad en la política industrial del Estado durante casi
4. todo el siglo XX, como el sustituto deseable o inexorable de la industria petrolera,
para cuando está última dejase de aportar al ingreso nacional o sufriera los
avatares y cambios de los mercados internacionales. Todo lo podemos resumir en
la secular política o filosofía de la “siembra del petróleo”. Dentro de la cual siempre
se ha identifico a esta estructura productiva como el objeto predilecto y casi único
de la política pública de desarrollo industrial. Cuando se ha hablado de
diversificación productiva, es hacia estos sectores que se voltea la mirada. Ese ha
sido el argumento central para que la política industrial, el Ministerio de Fomento o
el de Industria y Comercio, sólo considerara a estos sectores como objetos del la
política industrial del Estado.
Se trata de esa estructura productiva que está “filosóficamente” divorciada
de la economía petrolera, pues se concibe como la alternativa a ella. Pero además
es producto de una política industrial y de desarrollo productivo que sólo toma el
ingreso que el sector petrolero produce para generar un “funcionarato” y una
estructura institucional de promoción de esta industria, de esta estructura
productiva no petrolera. Pero que se crea y promueve para no acompañar al
llamado sector petrolero, porque no se prevé y hasta se considera indeseable, que
se teja en sus procesos productivos. Por otra parte, este sector no ha logrado, y
todo indica que nunca lograra por esa vía, niveles de productividad lo
suficientemente altos como para compensar la sobre valuación del bolívar. Ello en
la medida que no puede crecer y ha dependido para su subsistencia de espurias
formas de contratación con el Estado, el único mercado local suficientemente
grande con que cuenta el país.
No obstante es bueno acotar que por diversas vías hemos identificado un
número no determinado de empresas, algunas pertenecientes a los grupos
económicos más modernos de la estructura productiva venezolana, otras son
organizaciones independientes o incluso empresas de carácter familiar, de tamaño
diverso (grandes, medianas y pequeñas); en los sectores de autopartes,
electrónica, alimentos y bebidas, servicios tecnológicos, software y servicios
informáticos y otros; que han logrado altos niveles de competitividad, manifiesta en
5. su capacidad innovadora, en sentido amplio: en lo tecnológico, organizativo,
económico, etc. Empresas competitivas también por su capacidad de exportar
altas proporciones de su producción a mercados muy exigentes y altamente
competidos de América del Norte, Europa y Asía.
En conclusión, la estructura productiva venezolana podríamos calificarla como
dual y no integrada. Y, en muchos sentidos, estamos hablando de dos estructuras
productivas en contraposición, filosóficamente hablando y desde el punto de vista
de los objetivos de política de desarrollo productivo que han dominado en el
Estado.
n concreto estos hechos determinan una disminución significativa en las
compras locales de PDVSA, sin que las llamadas “empresas de la Apertura
Petrolera” lograran compensar tal reducción de la demanda. Para entender mejor
la circunstancia, es bueno recordar que estas reducciones en la actividad petrolera
se inician después de un intenso período en que PDVSA y los más altos jerarcas
del gobierno de Caldera crearon grandes expectativas acerca de un largo proceso
de crecimiento, montado sobre las inversiones previstas en los planes de la
Apertura Petrolera, cuando la política fue poner grandes volúmenes de producción
en los mercados internacionales en lugar de intentar controlar los precios.
En ese período (1995-1997 e inicios de 1998) muchas empresas se
prepararon para el crecimiento de la demanda: hicieron inversiones, en alguna
medida de endeudaron, ampliaron su capacidad y potencial de operaciones, para
al final, después de un breve y no muy importante repunte de la demanda durante
el 97 y primera mitad del 98, tuvieron que enfrentar una agudización en la caída de
la demanda y la recesión generalizada.
Por supuesto que esto es obviamente válido también para el resto del
sector productivo indirectamente vinculado a la actividad petrolera y para todo
aquel que confió en la prédica de PDVSA y del gobierno de turno, acerca de “la
Apertura Petrolera como locomotora del nuevo desarrollo industrial de Venezuela”.