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Marzo - Abril de 1940.
MEMORIAL
DEL
EJERCITO DE CHILE
Publicación bimestral
Se publica bajo la Dirección del Estado Mayor del Ejército
Oficinas: Moneda 1356-Teléf. Auto 85193
Año XXXIII. N.º 167 ler. Semestre.
SUMARIO:
SECCION EDITORIAL.
1.—La Embajada Extraordinaria de Méjico.—La Dirección ... .
2.—El Teniente Coronel don Luis Giessen Davis.—La Dirección
SECCION GENERAL.
Pág.
129
131
3.—Manuel Rodríguez.—Un obsequio del Ejército con motivo de la Cele-
bración del IV. Centenario de la Fundación de Santiago.—Por el Tte.
Coronel Sr. Carlos Meirelles G 133
4.—Mentalidad de Montaña.—Por el Coronel Sr. Aniceto Muñoz 137
5.—Tratado chileno de Montaña.—Por el Capitán Sr. Guillermo Toledo
Ortiz.—(Continuará). 139
6.—Necesidad de fijar nuevas fechas para la conscripción, especialmente
de la IV. D. E. y Destacamentos Australes.—Por el Mayor Sr. Ger-
mán Portales L 155
7.—Municiones "PP" en el armamento menor.—Por el Mayor Sr. Abdón
Parra . 163
8.—El dominio del mar.—Por el Capitán de Navio Sr. Jorge Videla, Pro-
fesor de Guerra Marítima en la Academia de Guerra. — (Conti-
nuará) ... 165
9.—Los combustibles líquidos. Ideas para la solución del problema en Chi-
le.—Por el Mayor Sr. Carlos Guiraldes M 183
VISITACION
MAY 9 1940
DEPOSITO LEGAL
(a la vuelta)
SUMARIO:
(de la vuelta)
Pág.
10.—Nuestro problema orgánico. La Ley de Planta.—Por el Coronel Sr.
Guillermo Barrios Tirado ... 205
11.—A propósito de una polémica.—Por el Tte. Coronel Sr. Alfredo de
Amesti Z. 213
12.—La escritura secreta. Criptografía.—Por el Coronel en retiro Sr.
Arturo Fuentes Rabe 217
13.—Un decreto de importancia para el deporte hípico argentino.—Por el
Tte. Coronel Sr. Edgardo Portales M. ... 235
SECCION LITERATURA MILITAR EXTRANJERA.
14.—El curso de repetición de invierno de la 11.º Brigada de Montaña.—
Por el Tte. Coronel Fritz Erb.—Traducido de Allgemeine Schweize-
rische Militarzeitung.—Por el Tte. en retiro Sr. Enrique Gutié-
rrez S ... .. 239
15.—Hoffman. El hombre que desde la sombra hizo la fama de los demás.—
Por el Comandante A. von Weerd.—(Traducción de RAPH) 259
16.—El Ejército como instrumento de educación. Discurso pronunciado por
el Sr. Francisco Castillo 1, Embajador de Méjico en los EE.
UU., ante un grupo de miembros de la Legión Americana, en Was-
hington, D. C, el 28 de Noviembre de 1939 271
17.—Medios de defensa de los países pequeños atacados por grandes po-
tencias. Lucha contra las unidades blindadas.—Traducido de "Po-
litika" de Belgrado por el Sr. Estéban Ivovich 277
SECCION INFORMATIVA.
18.—Sobre aprovechamiento de los Suboficiales y Sargentos en retiro de
las tropas armadas en el Brasil .. 283
19.—Carros de Combate. Automóviles blindados de exploración. Armas anti-
blindaje.—Traducido para el "Memorial del Ejército", de "Die Pan-
zertruppé" 285
20.—Alas de Francia. Extracto de una Conferencia del General Pierre
Weis—Por el Mayor Sr. Santiago Robles R. .. 297
SECCION BIBLIOGRAFICA.
21.—La obra "Filosofía del mando", del Capitán Sr. Julio Campo Sepúlve-
da.—La Dirección .. .. 299
22.—La obra "Disciplina" del Teniente Alcorta, del Ejército Cubano, juz-
por Eduardo Zamacois 303
MEMORIAL DEL EJERCITO
CONDICIONES PARA LA SUSCRIPCION.
INTERIOR DEL PAIS.
Por un año $ 24.00
Por un semestre 12- 00
Por un año (Para Alféreces y Suboficiales de Ejército) 12.00
Número suelto del año 4.00
Número suelto atrasado .. 5.00
EXTRANJERO.
Por un año $ 50.00
Por un semestre ... 25.00
Número suelto del año 5.00
Número suelto atrasado 6.00
Los pagos pueden hacerse en sellos chilenos de correo de
$ 0.20 o mayores, por giro postal, letra o giro internacional, etc.
a la DIRECCION DEL MEMORIAL DEL EJERCITO en el Es-
tado Mayor del Ejército.
ADVERTENCIAS.
Los colaboradores deben remitir sus trabajos a más tardar
hasta el día 20 de cada mes. En general estos serán publicados
por orden de llegada, pero la Dirección se reserva el derecho de
seleccionarlos según su actualidad y clase de materias.
Los trabajos deberán ser escritos a máquina con dos espa-
cios por lo menos, y con un ancho margen al costado izquierdo.
Al final, el autor colocará su firma. El Memorial no se hace
responsable por las ideas emitidas. Los originales no serán de-
vueltos.
La Dirección del Memorial publicará, además, semestralmente
una obra para la "Biblioteca del Oficial", a la cual tendrán de-
recho gratuito los suscriptores de ese semestre.
A fin de evitar entorpecimientos en la remisión de la revista
y volúmenes de la Biblioteca, es de interés para los suscriptores,
avisar oportunamente sobre su verdadera residencia, unidad o
guarnición en el caso que la dirección puesta por la Dirección del
Memorial, no fuera la correcta.
Las nuevas suscripciones semestrales deben ser renovadas en
enero y junio de cada año, de acuerdo con la Orden del Comando
en Jefe del Ejército (Sec. I. N.º 8, del 3. I. 934., B|O. N.º 2, pág.
62). Junto con la remisión de la cuota, se enviará una lista de los
suscriptores..
La Embajada Extraordinaria de Méjico.
Algo más que ecos entusiastas y cariñosos han quedado prendi-
dos en el recuerdo de los chilenos.
Siempre existió en la tierra de Caupolicán, O 'Higgins y Prat una
sincera admiración y cariño por los hermanos de América más ale-
gados geográficamente, pero, en realidad, tan cerca por una mútua
comprensión espiritual. Esta comprensión, es fuerza que atraviesa las
interminables selvas, los caudalosos ríos, se eleva por sobre los em-
pinados picachos y, pasando por desiertos y feraces campos, siem-
pre perdurará en, América estrechando a los hermanos de las tie-
rras del Porvenir.
La gallarda muchachada de la Escuela Militar Mejicana, ha
dejado un imborrable recuerdo. Su presentación impecable y disci-
plinada, junto a la caballerosidad, viveza intelectual y precoz cul-
tura de la juventud militar del país del Aguila Azteca, han impre-
sionado profundamente nuestro ambiente profesional.
La apostura, espíritu y preparación de los jóvenes y futuros Ofi-
ciales de la Marina de Guerra Mejicana, son ya toda una auspicio-
sa promesa.
Una selecta delegación de intelectuales nos trajo/también, una
prueba palpable de lo exacta y justa que es nuestra admiración por
las letras y arte mejicanos.
La pujanza y virilidad de la raza, ha sido presentada por un
cuadro de atletas que ha dejado bien en alto el pabellón oliva blan-
co y rojo.
Soldados, Marinos, Intelectuales y Deportistas, surcan nueva-
mente las aguas del Pacífico en demanda de su hermoso país.
130 MEMORIAL DEL. EJERCITO
El Coronel Beteta y su brillante Embajada regresan a su Pa-
tria después de haber palpado el sincero cariño que todo el pueblo
chileno les demostró tanto en la apoteósica recepción, como duran-
te los brillantes y merecidos festejos con que les brindó, alborozado,
el pueblo entero de Chile.
La Dirección.
El Teniente Coronel don Luis Giessen Davis.
Junto al yunque simbólico del trabajo ha caído el Sub-Director
de la Fábrica de Material de Guerra del Ejército.
En la plenitud de la vida, a los 39 años, cuando recién sus
triunfos y experiencias se transformaban en hechos positivos para
nuestra Institución, muere el Sub-Director del plantel creador de
Material de Guerra.
Su vida militar fué una lógica prosecución de éxitos. Su bri-
llante inteligencia, su caballerosidad y cariño por la noble carrera
de las armas, queda grabada en todos los que fueron sus Jefes, sus
compañeros y sus subalternos.
A la edad de 18 años egresó de la Escuela Militar y adquirió
sus primeras experiencias profesionales en el Grupo Maturana, Uni-
dad por la que tuvo siempre un romántico cariño.
132 MEMORIAL DEL EJERCITO
Sus condiciones intelectuales lo hicieron pronto dedicarse al es-
tudio y es así como, después de brillantes éxitos, como una recom-
pensa y aliciente se le comisionó en misión a Europa, en su calidad
de Oficial Técnico en Material de Guerra.
A su regreso fué destinado a la Dirección de la Academia Téc-
nica Militar, plantel de selección, donde supo captarse la admiración
y cariño de sus alumnos.
La muerte lo sorprendió en la Sub. Dirección de la Fábrica de
Material de Guerra, cuando con dedicación ejemplar cooperaba en
los constantes éxitos que en sus innumerables actividades, obtiene
este plantel.
El Ejército pierde un elemento valiosísimo y en plena produc-
ción; sus familiares, un esposo y padre ejemplar; sus amigos y com-
pañeros, un modelo de caballerosidad y de soldado.
Desde hoy, para todos, en el mundo de los recuerdos será un
símbolo de virtudes personales y profesionales.
..
Manuel Rodríguez.
Un obsequio del Ejército con motivo de la celebración
del IV. Centenario de la Fundación de Santiago.
Por el Tte. Crl. Sr. Carlos Meirelles G.
Las luchas por nuestra emancipación nacional destacaron en el
escenario de las actividades militares y políticas a muchas figuras
que adquieren en la historia los relieves magníficos del héroe o la
admirable prestancia intelectual del organizador del nuevo Estado.
Pero ninguna aparece con los contornos de un personaje múltiple
que lograra infiltrarse hondamente en el alma popular, perpetuán-
dose a través de la tradición con la aureola mágica del caudillo, co-
mo Manuel Rodríguez. Ninguno tiene la elocuencia encendida del tri-
buno, las audacias increíbles del guerrillero, ni los gestos arrogan-
tes del Húsar de la Muerte.
Sin embargo, la Capital de la República, que ya ha inmortali-
zado en el bronce a nuestros proceres, no tiene un monumento que
recuerde sus hazañas, que lo muestre al pueblo en cuyo espíritu rea-
lizó el prodigio, asombroso para la época y el medio social en que
actuaba, de despertar rebeldías en las aldeas y en los campos, don-
de la palabra libertad carecía del sentido social a que él aspiraba;
donde la lucha por nuestra independencia sólo encontraba un eco
lejano y temeroso, porque las violencias del régimen realista y las
vacilaciones de muchos criollos se encargaban de ahogarla.
No se ha inmortalizado sobre un pedestal granítico ninguno de
los gestos habituales del caudillo. Su figura romántica, que vistió
134 MEMORIAL DEL EJERCITO
con gallardía única el uniforme glorioso de Húsar de la Muerte;
que supo llevar con beatitud ejemplar el hábito de fraile franciscano
cuando sus propósitos así lo requerían; que cubrió con el "pon-
cho" criollo los andrajos del desgreñado peón de "ojota" y de "chu-
palla"; que realizó cabalgatas fantásticas desde Santiago a Curicó
a través de senderos que pocos conocían, y que escaló Los Andes in-
finitas veces bordeando los abismos y venciendo las cimas, las nie-
ves y las persecuciones realistas, no ha sido ofrecida al. pueblo como
una lección permanente de lo que pueden el valor, la audacia, la ab-
negación y el talento cuando se lucha por los ideales supremos de
la libertad. El pueblo, con el cual él se identificó en sus campañas
tribunicias y de guerrillero incomparable; el pueblo, en el cual en-
contró los cooperadores más leales y dignos de la grandeza de su al-
ma y de la habilidad inagotable de sus recursos para combatir y
burlar a los dominadores, no tiene ante sus ojos al primer soldado
de Chile que supiera comprender sus noblezas, su valor, su lealtad
y su abnegación.
Una feliz iniciativa del Comando en Jefe del Ejército, una jus-
ticia reparadora que encuentra su realización en el seno de la Ins-
titución, permitirá mostrar a la actual y a las generaciones venide-
ras de nuestro pueblo la figura excelsa de su "héroe", al hombre
múltiple que vistió desde la toga severa del abogado hasta los hara-
pos del peón caminero para conducirlo hasta el momento definitivo
de Maipú, hora que señala el crepúsculo definitivo de la reconquis-
ta española.
Una erogación voluntaria, a la cual concurrirán proporcional-
mente todos los miembros del Ejército, desde el más antiguo de los
Generales de la República hasta el más joven de los soldados con-
tratados, permitirá realizar este anhelo, esta justicia reparadora, es-
ta consagración definitiva del Teniente Coronel de Milicias don Ma-
nuel Rodríguez Ardoiza, Comandante del Regimiento de Húsares
de la Muerte, el caudillo popular de una época, el Jefe militar de un
momento de nuestra historia, el primero que comprendió que cuan-
do se lucha por los destinos de la nacionalidad, es el pueblo el que
determina, con todas sus virtudes y defectos, la personalidad del
organismo armado nacional.
El Ejército de hoy, la más democrática de nuestras instituciones
republicanas, puesto que en él se funden, en la personalidad maci-
za y férrea del soldado, todos los sectores de la sociedad que cum-
plen con el sagrado deber nacional de adiestrarse bajo la bandera
de Chile, tendrá el honor de ofrecer un monumento a su memoria en
ocasión de la celebración del IV. Centenario de la fundación de San-
tiago, Capital de la República. El bronce de la estatua lo darán los
cañones que nuestro héroe conquistara en sus días de victoria, lo
darán los cañones que celebraron sus triunfos en la época gloriosa.
MANUEL RODRIGUEZ 135
que vivió para la Libertad, lo ofrecerán los cañones conquista-
dos en las batallas victoriosas que él, con sus esfuerzos y sus sacri-
ficios, contribuyera a preparar.
Obra de nuestra Institución, en el momento de su entrega a la
Ilustre Municipalidad de Santiago estarán presente delegaciones
de todas las Unidades del Ejército de Chile que deberán reunirse
en la Capital de la República para asistir a la ceremonia solemne
de su inauguración.
Mentalidad de montaña.
Por el Coronel Sr. Aniceto Muñoz.
En un corto trabajo anterior, propiciamos la idea de crear una
Escuela de Montaña como el medio más viable de enderezar nues-
tros hábitos de guerra hacia lo que exigen los diversos teatros de
operaciones.
Hasta el presente, estamos educados en las acciones de llanura
y esto puede durar algo todavía. No se escapará a nuestros lectores
los peligros que podemos correr, si no variamos, en amplio margen,
estos hábitos. La conducción en llanura difiere totalmente de la con-
ducción en montaña y aun cuando se dice que los principios son co-
munes a cualquier clase de guerra, la aplicación de los procedimien-
tos de combate, obedece a un criterio muy distinto.
En llanura, la articulación de las tropas se efectúa en disposi-
tivos limitados en ancho y en profundidad (concentración de las
fuerzas). El comandante conduce el combate bajo su influencia per-
sonal; las armas actúan en una combinación sincronizada en tiem-
po y lugar; los comandantes subalternos guían sus tropas de con-
cierto con un objetivo concreto y preciso; los abastecimientos y eva-
cuaciones, funcionan bajo un movimiento uniforme y previsto ma-
temáticamente; los refuerzos llegan y se emplean en el momento
cercano a la más perfecta exactitud. En una palabra, los planes-
elaborados tienen amplia realización.
En la montaña, las cosas pasan de manera distinta. Las fuer-
zas se dividen; el comandante, por lo general, pierde su influencia
personal en el combate, las armas se dislocan irregularmente en un
terreno fuertemente accidentado y la sincronización se pierde total-
mente; los objetivos por conquistar se resuelven en una infinidad
de puntos elevados y los comandantes subalternos quedan entrega-
dos a una incontrolable libertad. La zona de combate ofrece el as-
pecto de gran desorden; previsiones y refuerzos corren el albur de
no obtenerse. De aquí que las órdenes tomen modalidades más bien
cercanas a las directivas, pero en todo caso bien concretas y calcu-
ladas.
138 MEMORIAL DEL EJERCITO
La impresionante irregularidad de las regiones montañosas,
con su cortejo de compartimentos estrechos y profundos, limitan
las maniobras hasta reducirlas a combates de desfiladeros, exigien-
do esta forma tan poco explotada y raras veces practicadas en toda
su intensidad: Para nosotros, la cordillera de los Andes, es un ma-
cizo aparentemente difícil de dominar; las murallas que Separan
los vallas, se nos ofrecen casi insalvables; faltan las comunicaciones
trasversales y los puntos dominantes se resuelven en una serie in-
determinada de picachos, cuyo dominio visual queda cortado por
los que siguen.
Semejante manera de considerar las servidumbres que crea el
terreno, implica modalidades especiales en el empleo de las tropas.
Los conceptos de combate en llanura sirven de muy poco en los com-
bates de montaña, hay que formar una mentalidad especial como ori-
gen de una preceptuación, también especial, para la conducción en
montaña.
La amplia dispersión de la tropa en estos terrenos fuertemen-
te accidentados, exige un sentimiento mucho más fuerte de la res-
ponsabilidad que en la llanura; si comunmente en la guerra por
terreno plano las órdenes suelen llegar tarde, mal y nunca, calcúle-
se lo que sucederá en montaña por la escasez de caminos y la len-
titud odiosa de las marchas. Los comandantes subalternos se encon-
trarán ante disyuntivas poco menos que imposibles de solucionar;
en montaña, marchar al ruido del cañón o en consonancia con el
interés de conjunto, puede conducir a los más funestos resultados;
sólo la energía, el empuje y el coraje individual guiarán a jefes y
tropa. El objetivo del combate se obtendrá cuando la decisión más
audaz y terminante guíe el espíritu de cada uno y de todos.
LAS MARCHAS.
1.º—Principios generales.
18). El más sencillo planeamiento operativo y la más pequeña
acción, exigen desplazamientos de tropas, los que se verán tanto más
dificultados en su ejecución, cuanto más inconvenientes de orden
orográfico y climatérico ofrezca la montaña. Para vencerlos, debe-
mos conocer a grandes rasgos las posibilidades de las diversas re-
giones de nuestra zona montañosa, las cuales se pueden enunciar
de la siguiente manera:
a) La región norte acepta columna de grandes efectivos, exige
vestuario ligero durante el día y con aumento en la noche; las tro-,
pas, el ganado y los motores necesitan un constante abastecimiento
de agua, elemento que a menudo escasea; y los fuertes calores im-
perantes en casi todas las estaciones del año, obligan con frecuen-
cia a realizar marchas nocturnas.
b) La región central restringe los efectivos de las columnas, las
que deben multiplicarse para aprovechar tácticamente los compar-
timentos del terreno; el mando, por esta causa, se diluye considera-
blemente, lo que exige enlaces seguros. Las grandes pendientes, con
sus senderos casi inaccesibles, dificultan las marchas nocturnas y
exigen una minuciosa preparación de los itinerarios.
c) La región sur impone vestuario especial en las épocas llu-
viosas : exige reconocimientos prolijos de los senderos que no figu-
ran en las cartas y hay ciertos sectores del terreno que sólo permi-
ten el paso de pequeñas columnas de tropas adiestradas en el tra-
bajo en zonas boscosas.
19). En el orden táctico, consideraremos una sola marcha: la
de guerra. Su disposición obedecerá al mejor empleo que el Coman-
do quiera dar a sus tropas en el momento del combate. La organi-
Tratado chileno de montaña.
(2)
Por el Capitán Sr. Guillermo Toledo Ortiz.
CAPITULO II.
140 MEMORIAL DEL EJERCITO
zación de la columna, cuando ella deba marchar por senderos, esta-
rá regida por principios que no pueden sufrir alteraciones. En efec-
to, los puestos de los diferentes Comandantes estarán adelantados,
para obtener con oportunidad las informaciones y al mismo tiem-
po impartir sus instrucciones.
Se cuidará la distribución de las armas, en la inteligencia que
cada fracción considerable de infantería irá precedida por artillería
y que los zapadores irán adelantados al resto de las tropas técnicas,
a fin de utilizar sus innumerables servicios en bien de la marcha.
Cada unidad llevará consigo sus propios bagajes a fin de ase-
gurar sus abastecimientos, pues las dificultades para sobrepasarse
en un sendero, son infinitas.
Toda comunicación que se transmita sobre la marcha, se hará
aprovechando la propia columna.
Los enfermos recibirán una primera atención inmediata al sen-
dero, para echarlos sobre las mulas y conducirlos. Los rezagados se
incorporarán en cualquier parte de la columna y en los grandes
descansos buscarán sus unidades.
20). La marcha normal de montaña es aquella que se desarrolla
con los esfuerzos propios en esta clase de terrenos y se caracteriza
por su duración, que no debe exceder de las diez horas de marcha
diaria. Su rendimiento dependerá de las condiciones del terreno.
21). La marcha forzada de montaña es aquella que se realiza
en cumplimiento de misiones especiales. Para desarrollarla, se ten-
drá en cuenta el estado físico de la tropa. Su duración puede exce-
der hasta cubrir totalmente el día, si la situación lo exige, siempre
que se cuiden con esmero los descansos; la alimentación, el abrigo
y se haya elaborado un itinerario que coordine los esfuerzos necesa-
rios para franquear las pendientes, con los descansos previstos.
22). Tres preocupaciones fundamentales tendrá el Comando al
realizar una marcha en la montaña; la seguridad, el dispositivo y
las comunicaciones.
a) La seguridad,—Toda columna debe ser protegida par una
vanguardia, teniendo mientras sea posible un cañón y marchará en
una formación que le permita empeñarse en todo momento.
La protección de los flancos debe estar asegurada por la ocu-.
pación de las cumbres que separan el espacio por donde debe mar-
char la columna. Esta protección se anticipará a la propia partida
de la columna.
b) El dispositivo.—-Si se marcha hacia el enemigo, es necesario
distribuir las columnas en el mejor dispositivo de combate. Abrir-
se para progresar y juntarse para combatir.
Sólo se marchará en una columna cuando la fracción que la
compone sea pequeña; y en este caso se adoptará un dispositivo
profundo.
TRATADO CHILENO DE MONTAÑA. 141
El ejército u otra gran unidad no deben marchar jamás por
Un sólo camino. Si no los hay, se construyen rutas paralelas por
las cumbres, o por el fondo de las quebradas. En tal, caso, se harán
ocupar con antelación y por Destacamentos fuertes, las principa-
les rutas, hasta el paso de las columnas. En todo momento se debe
multiplicar la salida de las tropas, tanto por el bajo de los valles,
como por las pendientes o más grandes alturas. En esta forma, el
dispositivo de aproximación se efectúa sin grandes entorpecimien-
tos. Debemos recordar que hoy día, la base de partida para el ata-
que en la montaña, es más esquemático que en las guerras pasadas,
pues las últimas experiencias así lo han demostrado.
c) Las comunicaciones.—La marcha en la montaña se hace por
escalones y por saltos, de cajón en cajón, entre los cuales el enlace
ofrece serias dificultades.
Oficiales especialistas deben estudiar y reconocer a fondo los
cajones transversales que interesan a la marcha de las tropas.
Los oficiales de graduación superior, cuyo lugar está a la ca-
heza de las columnas, deben estar informados del valor de estos
cajones transversales y, de sus posibilidades pata efectuar los en-
laces entre las columnas.
Los Comandantes de columnas deben dar las facilidades del
caso para que los oficiales especialistas utilicen estas comunicacio-
nes transversales, a fin de realizar personalmente el enlace entre
ellas. Este quedará reforzado por la ocupación de las cumbres que
dominan las vías de comunicaciones por donde marchan las tro-
pas. Se ve, entonces, que la marcha par los valles, por las alturas
y la ocupación de las cumbres, además del tránsito por los cajones
transversales, constituyen toda una intensa red de ojos que ob-
servan en todas direcciones y se comunican.
23). Las columnas deben converger al mismo tiempo sobre las
posiciones asignadas: los cálculos de duración de las marchas de-
ben ser minuciosamente establecidos y verificados.
Si se puede ocupar una posición principal antes que el ene-
migo, es preciso que la vanguardia se empeñe a fondo. En conse-
cuencia es aconsejable la adopción de vanguardias fuertes. Si, por
el contrario, el enemigo ha ganado una apreciable delantera y ame-
naza con ocuparnos una posición principal, la vanguardia debe tra-
tar de retardar el itinerario del adversario hasta la intervención
del grueso de fas tropas.
24). Las marchas paira alejarse del enemigo obligan previamen-
te a la mudanza hacia atrás de los convoyes y de la artillería. Ellos
deben estar dispuestos para la entrada de la noche. Los fuegos per-
manecerán mantenidos por las retaguardias.
25). Es condición esencial en la montaña, que Comando que
inicia la marcha con una columna, llegue al término de la jornada
con el total de su tropa en aptitud de entrar en combate.
142 MEMORIAL DEL EJERCITO
2.º—La preparación de las marchas.
26). La preparación de las marchas en la montaña es tino de
los trabajos más delicados que tiene que hacer el Gomando. La elec-
ción del itinerario a seguir requiere seguridad y su estudio, expe-
riencia.
No es aceptable un error en la elección de la ruta, porque aca-
rrea fatigas a las tropas; máxime si por equivocación se la con-
duce a un camino sin salida.
27). La velocidad de marcha no se cuenta por el número de ki-
lómetros que se pueda recorrer en una hora, sino por la diferencia
de nivel que se ha franqueado en dicho tiempo.
28). En sendero de mula, o camino de herradura de 20 a 25%
de pendiente un hombre con equipo completo asciende 300 metros
en una hora y baja 500 metros en dicho tiempo.
Un hombre sin equipo asciende 400 metros en una hora y baja
600 metros en este tiempo.
29). Una columna de todas las armas, sube o baja, en esta clase
de pendientes, 300 metros por hora.
30). El ganado tiene diferencia en su marcha, con respecto al
hombre. Así:
a) Una mula cargada asciende 400 metros en una hora y baja
300 metros en este tiempo. Luego sube más rápidamente qué el
hombre, pero baja más lento que él.
b) Una tropilla de mulas descargadas puede bajar, desde la
alta montaña, a razón de 400 a 500 metros por hora.
c) El conductor de mulas sube o baja de acuerdo con la velo-
cidad de marcha de su animal.
31). Si aumentan las pendientes, para hacer los cálculos previos
de la duración de la marcha, habrá que disminuir proporcionalmen-
te las cifras que se han dado.
32). Cuando haya que hacer cálculos de columnas combinadas
de todas las armas se tendrá prestente que el ganado asciende más
rápido que el hombre y baja más lento. Se puede establecer que
para la marcha de columnas combinadas de infantería con artille-
ría a lomo, si la situación táctica no permite separarlas, debe la
columna someterse al menor rendimiento, o sea:
—en subida: hombre cargado asciende 300 metros (mula car-
gada 400 metros).
—en bajada: mula cargada desciende 300 metros (hombre
cargado baja 500 metros).
También se puede ganar en velocidad adoptando el siguiente
procedimiento:
—en las subidas: colocar las tropas montadas a la cabeza de
la columna.
TRATADO CHILENO DE MONTAÑA. 143
—en las bajadas: colocar las tropas montadas a la cola de la
columna.
Se pueden evitar grandes detenciones, tomando grandes dis-
tancias entre dichos elementos combinados.
33). En las planicies cordilleranas el rendimiento de marcha
debe considerarse igual que en el plano: a razón de 4 kilómetros
por hora, para columnas de tropas de todas las armas, y de 5 kiló,-
metros por hora para fracciones que marchen independientemente.
34). Si por un mismo sendero marchan dos unidades tácticas,
sean por ejemplo infantería o artillería, formando una sola colum-
na, conviene dejar un intervalo de unos diez minutos de marcha
entré ambas unidades.
35). La longitud de la columna varía con la formación que se
tome. Si se marcha en columna de a uno, por un sendero, habrá
que considerar las siguientes profundidades entre los diversos com-
ponentes de la columna:
Por hombre .. 1.50 m. de profundidad.
Por mula o caballo 5 " "
Entre Sec. y Sec. fus 10 " "
Entre Comp. y Comp. fus. ... 25 " " "
Entre elementos a lomo 100 " " "
De acuerdo con las profundidades de marcha anteriores, po-
demos decir que, en un sendero de" mula, un batallón de montaña tie-
ne 2,900 m. de profundidad y un grupo de artillería de montaña
2,000 metros.
36). Un problema que debe considerarse siempre al estudiar la
preparación de la marcha, es la capacidad de un sendero para con-
tener, en un momento dado, Una columna de tropas. Llamaremos
"duración del desfile", el tiempo que demora una columna en re-
correr un espacio determinado. Esta duración no sólo dependerá
del largo de la columna, sino también de la velocidad de marcha;
la que a su vez varía con el grado de pendiente a subir.
Vimos que en un sendero de 25% de pendiente, una columna de
todas las armas, ascendía 300 metros por hora.
Veamos ahora cuánto recorre esa misma columna en una hora.
El 25% que tiene la pendiente, significa que en 1,000 m. recorri-
dos horizontales, se habrá subido 250 m.; pero como nuestra colum-
na asciende 300 metros, hay que buscar la diferencia de 50 m. y
verla en qué relación está con respecto a 1,000 m., o sea que corres-
ponde a la 5.ª parte, lo que es igual a 200 m. En consecuencia, se
habrá recorrido en una hora, ascendiendo 300 metros, una distan-
cia horizontal de 1,200 metros.
O también, siguiendo este sencillo procedimiento se llega a
igual resultado. Para ascender 25 metros, se necesitan 100 metros
144 MEMORIAL DEL EJERCITO
de longitud. Para ascender 300 metros ¿cuántos de longitud se ne-
cesitan?
25
300
100 100 . 900
= 1,200 metros
Y como vimos que un hombre ocupaba una profundidad de
1.50 m. y una mula o caballo 5 metros, podremos decir que "la ol-
titud de 300 metros, corresponde a una longitud de 1,200 metros,
o sea a una columna de 1800 hombres o a una de 240 mulas o ca-
ballos".
37). En terreno horizontal, la profundidad del batallón de
montaña representa una duración de desfile de 45 minutos. En un
sendero cuya pendiente uniforme sea de 25% esta duración tendrá
un equivalente en diferencia de nivel, que por el siguiente razonar
miento se puede deducir:
Si a 1,000 m. horizontales corresponden 250 de altura
a 2,900 m. horizontales corresponden X de altura
250 . 2,900
1,000
= 725 mts, de diferencia de nivel,
o sea que: ..
Si para recorrer una diferencia de altura de 300 m. se demora
una hora, para recorrer una diferencia de 725 m. se demorará X
horas.
300 m 60 minutos 60 . 725
300
= 2 horas, 26'
En consecuencia, el batallón recorre, por un sendero de 25%
de pendiente, su propia profundidad en 2 horas 25 minutos. Por,
este procedimiento se pueden hacer todos los cálculos necesarios pa-
ra saber cuanto demora una columna de todas las armas en fran-
quear una pendiente, en recorrer un camino, en pasar por un pun-
to, etc.
3.º—El itinerario de marcha.
38). En nuestros terrenos montañosos se pueden seguir dos
procedimientos para fijar el itinerario de marcha:
a) Cuando no se cuenta con carta topográfica de la región; y
b) Cuando se cuenta con ella.
TRATADO CHILENO DE MONTAÑA 145
En el primer caso a) y con el conocimiento general que se tie-
de la conformación geográfica de nuestra cordillera, se puede
deducir, con ayuda de los reconocimientos de los principales cami-
nos y senderos hechos desde la paz, como también por las informa-
ciones proporcionadas por los regionalistas, los siguientes impor-
tantes datos:
—Dirección, altitud, grandes pendientes y longitud del sendero.
—Principales accidentes, valorización de ellos y obras que se
pueden construir para salvarlos.
—Cubierta, si es firme o suelta, piedra rocosa, nevada, etc.
—Recursos en agua, forraje y leña. Elementos de subsistencias.
—Principales cajones que convergen hacia él.
Una vez reunidos estos antecedentes, se enviará una patrulla de
Oficial a reconocerlo y jalonarlo.
Esta patrulla deberá tener aproximadamente la siguiente com-
posición:
1 Oficial jefe de patrulla.
1 Oficial de Ingenieros.
2 Baqueanos.
—Cuando es para la región norte: mineros.
—Cuando es parar la región central: excursionistas.
—Cuandc es para la región sur: cargueros.
En general, tienen valor como baqueanos, los regionales que
viajan constantemente hacia el interior de la cordillera y año a año
hayan renovado el conocimiento de nuevos senderos y rutas.
1 patrulla de F. A.
1 mula con herramientas y explosivos.
6 jaloneros.
6 obreros.
1 bagaje.
Estas patrullas deberán adelantarse a la columna, por lo me-
nos con 24 horas de anticipación.
Con los resultados obtenidos, el Comando hará el correspondien-
te itinerario de marcha.
39). Para el caso b) o sea, cuando se tenga carta de la región,
entonces se procederá conforme a las siguientes prescripciones:
a) Dijimos que "la duración de la marcha dependía de la dife-
rencia de nivel entre el punto inicial y el fin de la etapa y no de la
distancia horizontal entre ambos puntos".
b) Para calcular esta duración, teniendo carta topográfica, es
indispensable sacar el perfil del sendero a seguir: para lo cual se
puedan emplear escalas aumentadas a fin de obtener claridad en el
M. del E. 2.
MEMORIAL DEL EJERCITO
c) ¿Los tiempos de duración de los recorridos, antes y después
de franquear las pendientes se consiguen aplicando los procedimien-
tos indicados anteriormente.
d) Un ejemplo nos ilustrará mejor:
Sea un sendero de 25% de pendiente, que debe ser recorrido por
una columna de todas las armas, desde la zona de descanso A al
objetivo B. según los siguientes datos:
De A. a C camino horizontal de 5 km.
De C. a D. en subida, dif. niv. 750 mts.
De D. a E. en bajada, dif. niv. 450 mts.
De E. a F. en subida, dif. niv. 500 mts.
De F. a G. en bajada, dif. niv. 300 mts.
De G. al objetivo B. camino horizontal de 2 km.
e) Con el perfil anterior se procede a llenar el siguiente cuadro:
Fracciones de
itinerario
De A. a C.
De C. a D.
De D. a E.
De E. a F.
De F. a G.
De G. a B.
Diferencia de
nivel a
franquear
Horizontal.
750
450
500
300
Horizontal.
Longitudes
horizontales
5,000 m.
2,000 m.
Más un gran alto para almorzar.
Tiempos
necesarios
1 h. 15'
2 h. 30'
1 h. 30'
1 h. 40'
1 h. —
— 30'
3 h. 25'
1 h. 30'
9 h. 55'
Distancia
real por
recorrer
5,000 m.
3,000 "
1,800 ''
2,000 "
1,200 "
2,000 "
15,000 xn.
Obs.
4 km./h.
4 km/h.
146
Por el cuadro anterior se puede deducir que la columna hará,
una marcha de 9 horas 55 minutos y recorrerá una distancia de 15
Kms. incluyendo el gran alto para almorzar.
40). Aun cuando el itinerario se haya hecho con la mejor carta
de la región, es indispensable reconocer previamente el camino que
se va a recorrer.
Y si esto no fuera posible y sólo se dispusiera de antecedente
que no arrojaran mucha luz sobre las condiciones del sendero, un
oficial de experiencia debe marchar con las primeras fracciones de
la vanguardia, aparte de la patrulla que previamente debe haberse
TRATADOCHILENO DE MONTAÑA 147
¡enviado adelante, acompañado de baqueanos y de elementos para
arreglos inmediatos del camino, a fin de evitar entorpecimientos en
la marcha.
4.º—La ejecución de las marchas.
41). El aire de marcha deberá circunscribirse, en la montaña,
únicamente al paso. Este seca largo, lento y flexible. A medida que
una pendiente se haga más fuerte, la cadencia será más lenta y el
paso más corto. En las bajadas se mantiene la longitud del paso,
pero se acelera la cadencia.
El forzamiento del paso o la aceleración anormal de una co-
lumna, provoca agotamientos, exige mayores esfuerzos y no se ob-
tiene el rendimiento deseado.
42). La tropa que deba franquear una pendiente sin senderos
deberá marcha en direcciones oblicuas, buscando los lomajes más
suaves, o, en otros términos, zigzagueando hacia la cumbre. En esta
forma se evita la fatiga del corazón y los pulmones.
En las bajadas es necesario buscar las caídas de los lomajes o
las medias-laderas, y si la pendiente no tiene senderos se procederá
como a la subida. Así se evita el cansancio muscular. Si se acelera
el paso, el golpe del saco andino repercutirá sobre los músculos de
las piernas, sobre el vientre y la columna vertebral.
43) Una vez franqueadas las pendientes que han exigido esfuer-
zos superiores a los normales, se seguirá la marcha con la cadencia
del paso de montaña.
Si la tropa demuestra estar cansada después de estos esfuerzos,
el 'Comando no esperará otra ocasión para darle descanso. Si el es-
fuerzo ha sido sumamente fatigoso y la tropa denota agotamiento,
sele dará un largo descanso, y si es necesario, se le hará dormir.
44). En la región norte no se exigirá a tropas que no estén lar-
gamente entrenadas, esfuerzos muy considerables y sólo se emplea-
rán aquellas que hayan recibido una acabada instrucción regional,
además de haber permanecido más de un año en dicha región. Debe
considerarse que los esfuerzos de subida son violentos y que la rare-
facción del aire ataca prontamente los pulmones, el corazón y además
quebranta el sistema nervioso.
45). En la región central, donde son frecuentes las subidas vio-
lentas, se cuidará especialmente el corazón del soldado. Si del respec-
tivo examen resultare que éste no está apto para resistir un esfuer-
zo prolongado, se le eliminará del servicio de la montaña.
46). En la región sur los esfuerzos son menores, debido a que
las alturas no son tan considerables, pero siempre habrá que ins-
truir al soldado para actuar en buena forma en la humedad, en te-
148 MEMORIAL DEL EJERCITO
rrenos mojados, sombríos, etc., terrenos que a menudo son causa de
enfermedades pulmonares.
47) Todo entrenamiento en la montaña, para considerarse ade-
cuado, debe tener como mínimum la duración de un año, entendién-
dose por tal: permanencia, ejercicios, adiestramientos, etc.
48). Si la situación exige el inmediato empleo de una fracción
aún no largamente entrenada, será arte del Comando saberla emplear.
Si el vestuario es adecuado, la alimentación abundante, y los cuadros
permanentes poseen la instrucción reglamentaria, siempre se tendrá
éxito, aún con poco entrenamiento.
49'). Se cuidará que después del gran alto, no tenga la tropa
que efectuar grandes subidas. Dentro de la jornada es conveniente
ubicar el gran alto en la segunda mitad de la marcha, a fin de apro-
vechar éste en el almuerzo y atención al ganado.
50). Si el camino permite en toda su extensión que las tropas
marchen en conlumnas de a 3 para la Inf. y de a 2 para la Caballe-
ría, se procederá en esa forma; pero si el camino se transforma en
sendero, es preferible desde la partida salir en columna de a 1, pues
en esta manera el hombre tiene más libertad, más aire para mante-
ner su vigor por más tiempo y se evita la confusión, al pasar en un
sector estrecho, de una formación apretada a una holgada.
5l) Las variaciones del terreno, las pendientes, las formaciones
en columna de a 1, dan a las unidades una profundidad 5 ó 6 veces
mayor que lo normal, por lo que la Compañía, Escuadrón y Batería,
pasan a ser la unidad de marcha en la montaña, recayendo en el
Capitán el absoluto control de su tropa.
En senderos, cada Comando ocupa su puesto reglamentario.
52). Todo oficial de fila marchará a pie y con saco andino. Un
oficial subalterno, acompañado de un suboficial resistente, regula-
rán constantemente la marcha de la Columna. Irán a la cabeza
de ella.
5.º.—Marcha en condiciones especiales.
53). La variedad con que se nos presenta nuestra montaña:
partes nevadas, otras boscosas, pasos de ventisqueros, campos de
penitentes, etc., hacen que a la marcha en terrenos montañosos, de-
ban agregarse algunas indicaciones, para que ella se realice sin tro-
piezos.
En efecto, tenemos:
a) Marcha sobre la nieve.
Es muy frecuente en nuestra cordillera, aún en estaciones de
calor, encontrar pedazos del camino cubiertos de nieve. Antes de
iniciar su paso hay conveniencia de hacer un análisis de la nieve
TRATADO CHILENO DE MONTAÑA 149
y evidenciar si es dura o blanda. Si es dura, cuadrillas de obreros
con picotas irán marcando la huella y luego se enviará una frac-
ción de Infantería para afianzar y agrandar la huella mediante su
paso.
Si, por el contrario, la nieve es blanda, se estudiará su espesor.
Si ésta resulta ser una delgada capa, se hará formar la huella por
el paso de una fracción de infantería con raquetas. Si la nieve tie-
ne un gran espesor y los hombres y animales se hunden hasta 0.50 m.
de profundidad, es el caso de cubrir la huella con carpas, mantas
o frazadas peleros. .
Si el espacio nevado por cruzar es demasiado largo, se toma-
rán algunas medidas más de detalle, como ser:
—Evitar que el personal se siente sobre la nieve en los des-
cansos.
—Aumentar los descansos, pero reducirles su duración.
—Impedir que los hombres coman nieve, para evitar enfer-
medades.
—Los hombres que van abriendo o agrandando la huella, de-
ben ser relevados continuamente.
—La cadencia de marcha se disminuirá notablemente, a fin de
evitar el cansancio.
—Las distancias entre los hombres y entre los animales car-
gados, se aumentarán al doble.
—Al término de la marcha sobre la nieve, es conveniente darle
al personal una porción de te o café caliente.
b) Marchaconneblina.
Los principios que rigen las marchas de noche, deben aplicarse
a la marcha dentro de la neblina.
Si la neblina es poco densa y no hay viento, la marcha se puede
continuar en forma normal; pero se darán todas las instrucciones
pertinentes como una acertada previsión.
Si la neblina es densa, que impida ver más allá del hombre que
se lleva a su frente, se procederá a estrechar las distancias hasta
mantenerse un estrecho contacto visual.
La orientación se dificulta enormemente y si la neblina se es-
pesa y cubre el sendero, es el momento de emplear los mejores y más
inteligentes baqueanos, a fin de que guíen a la columna.
El jalonamiento de la marcha y las señales acústicas adquieren
una importancia especial.
Si la marcha dentro de la neblina se hace próxima al enemigo,
constantemente se cuidará cuando aparezca hacia el cielo un ojo de
luz, lo que indica que pronto el tiempo se despejará y desde ese mo-
150 MEMORIAL DEL EJERCITO.
mento se vuelve a las distancias normales, para que el enemigo, al
desaparecer la neblina, no encuentre un compacto objetivo que batir.
c) Marcha con tiempo frío.
Antes de iniciar la marcha con tiempo frío es necesario dar a,
la tropa una bebida caliente. Durante la marcha, el calor natural
del cuerpo hace que el individuo no necesite mucho abrigo: pero
cuando se llegue al final de jornada, o en el gran descanso, habrá
que aumentarlo considerablemente.
Si el frío es intenso, se cuidará de suministrar a la tropa bebi-
das calientes y alimentación más a menudo, pero no en gran cantidad.
La duración de los descansos se disminuye, a fin de no tener mu-
cho tiempo inactivo el organismo.
d) Marchas con calor.
La estructura general de los cajones cordilleranos hace que el
calor se encierre en el fondo de los valles; en cambio, en las alturas:
crestas, cuellos, gargantas, sillas, etc., los vientos helados contrastan
con el calor de la parte encajonada.
Pero como los caminos y senderos, nunca corren por las altas
cumbres, sino por las laderas y valles, el calor los toma con toda su
intensidad.
Para este caso se recomienda:
—Iniciar la marcha lo más temprano posible, a fin de evitar
las horas de mayor calor.
—Fijar el rancho para el término de la jornada, y evitar así
el gran descanso que sería a todo sol.
—Dar comodidades en el abrigo de la tropa.
—Aumentar los descansos para evitar la fatiga.
—Descansar antes de franquear cualquier pendiente.
—Impedir los altos en las gargantas de los cerros, para evitar
los vientos helados y por consecuencia los enfriamientos.
—Darle una mayor atención al abastecimiento del agua, para
lo cual enviar con las primeras fracciones de la vanguardia
una patrulla sanitaria, para examinar las aguas de los arro-
yos que cruzan el camino.
e) Marchas dentro de túneles.
'Es frecuente que los caminos de nuestra cordillera pasen por
túneles (Trasandino por Bermejo; Lonquimay, etc.) o que para evi-
tar rodados se construyan corredores en forma de túneles, cuyo paso
requiere de disposiciones especiales.
TRATADOCHILENODEMONTAÑA 151
En invierno, las estalactitas constituyen pequeños obstáculos en
el interior de los túneles, aparte que el suelo húmedo forma escarcha
resbaladiza.
Para el. paso de la columna, en túneles de más de 300 mts. de
longitud, que no cuenten con luz eléctrica, se encenderán lámparas
a carburo, llevando una por Sección. Además, se tenderán cuerdas a
¡o largo de la columna para mantener la distancia.
Para el paso de columnas a lomo, se harán marchar a la cabeza
los mulares más mañosos y se colocarán lámparas fijas cada cierto
número de metros.
f)Marchasensenderosboscosos.
Nuestra región sur cuenta con senderos hechos a través de los
bosque. Para la marcha por ellos se adelantarán con la vanguardia
patrullas de obreros premunidos de hachas, serruchos, etc., a fin de
ir despejando el camino.
Es frecuente que en medio de estos bosques permanentes hayan
zonas pantanosas, las que se reconocerán previamente a fin de evi-
tar los peligros, y luego se les hará un tapizado de troncos de ár-
boles, ramas, etc., para el paso de las tropas.
Cuando el sendero no esté bien marcado, es necesario un gran
jalonamiento, a fin de mantener la orientación de la columna.
Para evitar sorpresas del enemigo, las vanguardias estarán cons-
tituidas particularmente por tropas de infantería, las que, previo un
reconocimiento del adversario, pasarán violentamente al asalto.
Grandes dificultades tienen para su acción las flanco-guardias,
por lo que raras veces se podrán organizar. En su reemplazo, la van-
guardia enviará observadores laterales cada cierto tiempo, para que
se internen un tanto en el bosque y escuchen y observen movimientos
enemigos.
g)Marchassobrerodadosyventisqueros.
Los rodados están constituidos por talwegs estrechos de terreno
flojo, casi verticales, cuyas líneas siguen los derrumbamientos al
precipitarse en la llanura o al fondo de los valles".
Estos se podrán cruzar siempre que más bajo que ellos no haya
otras tropas. Si una columna no puede evitarlo — que es lo que
siempre debe hacerse, buscando las partes más altas del rodado — se
pasará por grupos, abriendo huella entre las piedras sueltas, rocas,
etc. Esto hace que la columna pierda un gran tiempo.
"Los ventisqueros son lugares donde se amontona la nieve por
acción del viento".
Pasar los ventisqueros es un ejercicio demoroso, que requiere
cuidados especiales y gente entrenada.
152 MEMORIAL DEL EJERCITO .
Los primeros soldados pasarán en grupos reducidos para for-
mar la huella, dejando en las partes más peligrosas, oficiales encar-
gados de dirigir el movimiento.
Por medio de cuerdas, se puede afianzar el pasaje de los ven-
tisqueros y los grupos deben darse a conocer unos a otros los peli-
gros que tiene el ventisquero y sus partes más difíciles, a fin de ase-
gurar la vida a los que vienen atrás.
h)Escalamientoderocas.
Solamente pequeñas fracciones, premunidas de equipo espe-
cial, podrán escalar rocas, ayudadas de cuerdas, picotas, etc., y lo
harán con el objeto de establecer puestos de observación, colocación
de armas automáticas o para tender andariveles de campaña
Los escaladores no deben mirar hacia abajo, para evitar los
vértigos.
Si una fracción mayor debe escalar una roca, entonces las tropas
de zapadores procederán a construir una pista que permita a la
columna evitar la pasada por ella.
i) Marchaporcamposdepenitentes.
Algunas regiones de nuestra cordillera central tienen campos
de penitentes, que son restos de derretimientos de nieve socavados
por el viento, frente a los cuales las tropas pueden mimetizarse y
avanzar en formaciones abiertas. No ofrecen peligros a la marcha.
j)Variacionesatmosféricas.
Para prevenir oportunamente las medidas tendientes a evitar
temporales, nevazones, cambios bruscos de temperaturas, etc., se
pueden considerar las siguientes variaciones barométricas, como da-
tos probables:
—Variaciones lentas y continuas del barómetro, con un brusco
cambio de tiempo, indica que este cambio es de corta du-
ración.
—Después de la variación, si hay un tiempo largo sin cambios
en la atmósfera para producir un fenómeno de tiempo, quie-
re decir que éste será largo.
—Variaciones bruscas del barómetro quiere decir que habrá
cambios de temperatura, de no mucha duración; pero si las
variaciones son acentuadas, se puede prever un temporal de
2 ó 3 días.
TRATADOCHILENO DE MONTAÑA 153
—Un descenso del barómetro que sea de más de 5 mm. en la
noche y de un centímetro desde la víspera, quiere decir que
el mal tiempo se avecina.
—Neblinas sobre picachos conocidos indican lluvias.
—Neblinas bajas en los cajones no indican cambios atmosféri-
cos. Con el sol se disipan.
(Continuará).
Necesidad de fijar nuevas fechas para la cons-
cripción, especialmente en la IV. D. E. y Des-
tacamentos Australes.
Por el Mayor Sr. Germán Portales L.
ESQUEMA.
1.—Introducción.
2.—Desventajas del período con una convocatoria simultánea.
3.—Nuevo plazo de conscripción para la Zona Sur y Austral
de Chile.
4.—Ventajas de un nuevo período, con plazos escalonados.
5.—Inconvenientes que presentaría.
6.—Conclusión.
D E S A R R O L L O .
1.—Introducción.
En Chile, desde hace algunos años a esta parte, hay contingen-
te en las filas del Ejército sólo durante un plazo próximo a los
nueve meses. Anteriormente habíamos tenido hasta un servicio de
18 meses y una Convocatoria de 12; pero los factores económicos
han impedido llevar a la práctica permanentemente estas leyes vi-
tales para la defensa nacional.
En las naciones cuyo servicio militar dura 2 ó 3 años, el ejér-
cito permanece en constante alistamiento, ya que el licenciamiento
de los contingentes antiguos coincide con el acuartelamiento de los
reclutas y así se mantiene sobre las armas un número suficiente de
ciudadanos aptos.
Si consideramos el problema desde un punto de vista netamente
nacional podríamos, por lo menos, resolverlo en forma de que —sin
que irrogue al Erario un mayor desembolso— se pueda alcanzar, den-
tro del plazo actual del servicio militar, los fines que éste persigue,
en una forma más efectiva.
En el curso del presente artículo intentaré dilucidar algunos
puntos de carácter general que pudieran servir para estudiar una
Solución práctica susceptible de ser realizada ya en el presente año.
156 MEMORIAL DEL EJERCITO
El clima del país, que varía desde caluroso de la Zona Norte
al. frío y lluvioso de la Zona Austral, no puede presentar —aten-
diendo sólo a su influencia— iguales y uniformes condiciones para
el aprovechamiento del plazo de la convocatoria anual, la cual fija
igual fecha para toda la República, tanto para el acuartelamiento
como para el licenciamiento del contingente. Hasta la Zona Central
del país, o sea, prácticamente hasta el paralelo 36 (Linares-Cauque-
nes) no influyen mayormente las condiciones climatológicas en la
instrucción de las tropas.
Dentro del territorio de la IV. D. E. las persistentes lluvias
del invierno impiden casi por completo la instrucción en el terre-
no, especialmente dentro del Período de Reclutas (Abril a Agosto)
y se llega al de Compañía (Batería) sin que los conscriptos hayan
adquirido una clara visión de su cometido como tirador en el com-
bate o en el servicio de campaña. En esas condiciones tan preca-
rias se llega, a veces, hasta fines del período de unidades, pues,
la humedad del suelo no ha permitido hacer una continua y sis-
temática instrucción lejos de los cuarteles. Cuando llega el buen
tiempo, nos encontramos ya en el período de Grandes Ejercicios y
Maniobras —el tínico efectivamente aprovechable en el Sur— para
alejarnos de la instrucción "bajo techo" y hacer "vida de campa-
ña"... y entonces hay que preparar el licenciamiento y pasar No-
chebuena con el Ejército en el esqueleto de sus exiguos cuadros de
carrera y a contrata. La tragedia provocada por el terremoto que
asoló el 24. I. 939. la zona de Chillán y Concepcióín, nos puede dar
una idea de las dificultades que deben confrontarse cuando no hay,
en un momento dado, ninguna fuerza suficientemente organizada
para hacer frente a las contingencias de lo inesperado. Por desgra-
cia, el terremoto ocurrió precisamente cuando correspondía al Ejér-
cito la "época de receso" y la máquina —sin sus ejecutantes— en-
tró a esa lucha con desventaja. Los profesionales comprenden que,
si bien es cierto, un ejército no debe su razón de existir a los terre-
motos o a fenómenos parecidos, cualquiera otro de carácter interno
—social o político—o internacional, debiera encontrarlo en condi-
ciones más ventajosas que las de Enero de 1939. Ellas pueden con-
seguirse en parte no pequeña, con un simple cambio de las fechas
de convocatoria para las Grandes Unidades distribuidas a lo largo
del territorio nacional. Esta necesidad es urgente para todas las uni-
dades de la IV. D.-E. y para los Destacamentos Australes, conside-
rando la totalidad de ellos como ya existentes.
2.—Desventajas del período con una convocatoria simultánea.
En la IV. D. E., las estadísticas presentadas en las Revistas de
Reclutas acusan un elevado promedio de días lluviosos, los. cuales
dejan en claro que en la, época, los días aprovechables para
NECESIDADES DE FIJAR NUEVAS...
ción en el terreno fueron contados. Para citar cifras, pueden servir
muy bien los datos tomados en la Guarnición de Osorno durante el
período de Reclutas de 1939. Ellos van a continuación:
La instrucción comenzó el 4 de Mayo y la Revista se realizó; el
11 y 12 de Septiembre de 1939. Hay, que hacer notar que la ins-
trucción fué iniciada algo tarde, debido al acuartelamiento de con-
tingente para el "Regimiento Mixto Ñuble", pero está compensado
con el período de la Infantería-Artillería, ya que el de Ingenieros
había sido prolongado hasta Septiembre.
Días de instrucción (incluidos los de Revista) ... 106
Días de lluvia y nublados . 83
Tanto por ciento de días lluviosos en el período .. 48,1%
El tiempo en el período que nos ocupa fué el siguiente:
Mes de Mayo.
Días de lluvias 20
Días nublados 3
Días de sol —
Días hábiles 23
Mes de Junio.
Días de lluvia 13
Días nublados ... 10
Días de sol (1 mañana y 1 tarde) 1
Días hábiles 24
Mes de Julio (mes inicial del nuevo plazo).
Días de lluvia 3
Días nublados 9
Días de sol . 11
Días hábiles 23
Mes de Agosto.
Días de lluvia 13
Días nublados ... ... 7
Días de sol 6
Días hábiles ... ...... ...... 26
158 MEMORIAL DEL EJERCITO
Mes de Septiembre.
Días de lluvia . 11
/2
Días nublados 5
Días de sol 31
/2
Días hábiles 10
RESUMEN.
Días de lluvia 51
Días nublados 32
Días de sol 23
106
Estos datos prueban que en una guarnición menos lluviosa que
Valdivia y Puerto Montt, los días hábiles para la instrucción al
aire libre fueron sólo 55, lo que es bastante precario en un período
tan corto, que no sobrepasa de 9 meses. La crudeza del clima ha
obligado al personal —por decirlo así— a guarecerse en Cuarteles
de Invierno para cubrirse de las inclemencias del tiempo, pero en
ellos la falta de locales adecuados impide el buen desenvolvimiento
de todas las actividades militares dejándose en segundo término —
como bien se comprende— la principal, o sea, la instrucción en el
terreno.
Esta necesidad es la que ha inspirado las ideas del presente ar-
tículo y cuya solución podría alcanzarse casi por completo con un
plazo diferente para la convocatoria del contingente de la IV. D. E.
y de las unidades australes. Casi podría asegurar que la situación
que les depara el clima a las unidades de la IV. D. E. también la
sufren las de Concepción, Angol y otras ciudades. Por esa razón,
bien podría ser válido este estudio para el territorio de la III. D. E.
y unidades que en él se encuentren.
3.—Nuevo plazo de conscripción para la Zona Sur
y Austral de Chile.
En el cuadro que sigue se considera todo el Ejército, ya que
sólo así puede verse claramente la trascendencia que tendría un es-
calonamiento de la Convocatoria anual, no sólo en el caso de la IV,
D. E. y Destacamentos Australes.
ConvocatoriaAnualdelEjército.
MEMORIAL DEL EJERCITO.
Con el cambio de fechas en una futura Convocatoria Anual po-
drían presentarse, según esto, dos situaciones:
1.º) Se llama contingente el 1.º de Abril para la I., II., III.,
D. E. y D.C. (incluso Escuelas); se posterga el llamado hasta el
1.º de Julio para los conscriptos de la IV. D. E. y Destacamentos
Australes.
2.°) Se llama contingente el 1.º de Abril sólo para la I., II. D.
E. y D. C. (excepto III. Brig. Cab.); posterga III. y IV. D. E.
Para lograr un escalonamiento progresivo no parece aconse-
jable incluir a la III. D. E. en la reforma dentro del primer año,
en que pudiera ponerse en práctica esta sugerencia. Si fuera acep-
table para el presente, se incluiría la III. D. E. el año 1941, en igual
período de conscripción que la IV. D. E. y Destacamentos Aus-
trales.
4.—Ventajas de un período de instrucción con plazos escalonados.
Si se resumen las principales ventajas que se consiguen con el
cambio que aparece en el Cuadro de la Convocatoria anual del Ejér-
cito, en orden de importancia se obtienen las siguientes:
1.º) El Ejército mantiene siempre dos Divisiones sobre las
armas.
2.º) La I., II. D. E., D. C. y Escuelas de Aplicación de las ar-
mas mantienen un período que satisface la instrucción del personal,
dentro del plazo "práctico" de conscripción.
3.º) La (III. D. E.), IV. D. E. y Destacamentos Australes, cam-
bian su actual período de conscripción postergándolo para el mes
de Julio adelante. En un plazo así, la instrucción se puede hacer en
época más favorable y el período de Instrucción de Unidades se em-
pieza y termina con ejercicios en el terreno.
4.º) El período que comienza en Julio, termina en una fecha
oportuna para el año escolar (Escuelas e Institutos) tanto militar
como civil (Colegios secundarios, Universidades). El Plan de desti-
naciones sería realizable sin entorpecimiento en Marzo-Abril.
5.°) Se puede mantener la tradición de la Jura de la Bandera,
dejando la fecha de aniversario del Combate de la Concepción (9
de Julio) —para la IV. D. E. y Unidades Australes— como una
fiesta de recepción del Contingente y la de Juramento a la Bandera
se realizaría el 18 de Septiembre, fecha del aniversario patrio.
6.º) Se pueden realizar anualmente Grandes Ejercicios, en que
puedan participar varias Divisiones, p. ej. II. D. E. con Escuelas
o D. C.; III. y IV. D. E., etc.
7.º) La Instrucción de Cuadros, en la IV. D. E. y Destacamen-
tos Australes —que comprenden academias de repaso e instrucción
en el terreno hasta la Escuadra (Pieza) —es susceptible de. efec-,
tuarse en Junio con personal antiguo,
160
NECESIDADES DE FIJAR NUEVAS... 161
¡8.º) Cursos para Oficiales de Reserva pueden continuarse por in-
tercambio de personal entre las Divisiones —sin interrumpir la ins-
trucción de acuerdo con el orden de sucesión de las fechas propues-
tas (véase cuadro). Por ej., de la II. se puede destinar, para que
continúe prestando sus servicios en la IV. D. E., a un Aspirante a
Oficial que haya alcanzado en la División citada, hasta el grado de
Sargento 2.°; éste podría continuarlo en una unidad del arma de la
otra División, hasta alcanzar el grado de Oficial de Reserva. A la
inversa, uno de la IV. D. E. podría continuarlo en la II. D. E., pues
así lo permiten las nuevas fechas.
9.º) Parte del material de una División, por ej. las Columnas
Automóviles, pueden ser puestas a disposición de otra unidad, que
trabaja dentro de un plazo distinto, para realizar Grandes Ejerci-
cios o Maniobras.
5.—Inconvenientes del período propuesto para la IV. D. E.
Después de apuntar una serie de ventajas, se hace necesario
dejar también constancia de los inconvenientes que envuelve un cam-
bio como el propuesto. Los principales inconvenientes que se deri-
van, son los siguientes:
1.º) Las diversas Unidades del Ejército (Divs. Ejto., D. C.)
no alcanzarían en un momento dado un grado uniforme de instruc-
ción, pues, v. gr., mientras en algunas unidades se ha terminado el
período de instrucción, en otras se ha pasado sólo la Revista de Re-
clutas. Este inconveniente no es tan grave, ya que en caso de movi-
lización, pasada la Revista de Reclutas, se considera al personal con
valer militar.
2.º) Las comisiones que en la actualidad se realizan en épocas
de receso (Reconocimientos de verano en la IV. D. E.) distraerían
personal de la instrucción, en igual forma como los requieren los de
invierno, por ej. en la misma IV. D. E.
3.º) La permanencia —en los cuarteles— de campesinos, duran-
te las cosechas disminuye el número de brazos en esta clase de fae-
nas. Este inconveniente no tiene tampoco gran valor, si considera-
mos la exigua cantidad de braceros agrícolas que llama el Ejército,
en comparación del número de habitantes. En países densamente
poblados y que además tienen el Servicio del Trabajo, se pide has-
ta el concurso de las Unidades del Ejército en la recolección de las
cosechas, pero es un caso diferente al de Chile.
4.º) El personal contratado y el de Oficiales no puede hacer
uso de feriado en época de verano, sino que en Abril y Mayo en la
IV. D. E. y Destacamentos Australes. Este inconveniente tiene su
inmediata explicación en el hecho que se han dejado precisamente
estos meses favorables para los ejercicios de campaña y llenar así
M. delE.3.
162 MEMORIAL DEL EJERCITO
debidamente un fin del servicio; este tiempo se quita entonces al
bienestar privado del personal y de sus familiares.
De una justa valorización de estos inconvenientes, en compara-
ción con los beneficios que aconsejarían modificar lo que existe, po-
dría desprenderse la aceptación inmediata de las fechas de Convo-
catoria consignadas en el Cuadro respectivo; pero como los trámites
legales del Decreto de Convocatoria Anual deben estar a la fecha
bastante avanzados (24. II.) y no se estima del caso modificarlo el
presente año; su nueva aplicación servirá para corroborar las ideas
ya consignadas.
6.—Conclusión.
La ejecución del plan propuesto, en el presente año, significa-
ría postergar la Convocatoria —para los ciudadanos que deben hacer
su servicio en la IV. D. E. y Destacamentos Australes (Destaca-
mento Magallanes, etc.)— para el 1.º dé Julio de 1940. Desde el
año próximo, este mismo período (Julio-Marzo) se podría hacer ex-
tensivo a la III. D. E.
Como una ventaja accesoria imediata, se obtendría la economía
de alimentación correspondiente al personal que posterga tres meses
su acuartelamiento, fondos que podrían invertirse en completar las
necesidades de vestuario y equipo o bien en mejoramiento de ins-
talaciones en los Cuarteles de las Unidades de la IV. D. E.
El tiempo en que se posterga la conscripción se utilizaría, con
el personal a contrata, ampliando debidamente la Instrucción de
Cuadros y organizando un Curso Regimentarlo de Oficios Manuales
como prescribe el D|S. S. 3. N.º 976 bis., de 15. VI. 939. (B|O. 27,
pág. 826).
Finalmente se puede asegurar que, salvo razones poderosas que
obren en contrario, un cambio de plazo de conscripción para la IV.
D. E. y Unidades de la Zona Austral de Chile, sería altamente be-
neficioso para alcanzar mejores fines en la instrucción de las tro-
pas. Su estudio reclama una solución urgente la que, por lo demás,
no implica nuevos desembolsos al Erario Nacional.
Munición "PP" en armamento menor.
Por el Mayor Sr. Abdón Parra.
Las Tablas de Tiro, confeccionadas recientemente para el F. A.
Madsen de 7 mm., con municiones P y PP, dan los datos siguientes:
a) Velocidad inicial de P = 835 m|seg. y PP = 735 m|seg.
ib) Velocidad restante, a 600 m. de P = 485 m|seg. y PP =
480 m seg.
Velocidad restante, a 2500 m., de P = 150 m|seg. y PP
215 m seg.
c) Duración del trayecto, a 900 m., de P = 1,68 seg. y PP =
1,70 seg.
Duración del trayecto, a 2500 m., de P = 11,62 seg. y PP =
7,81 seg.
d) Rasancia de la trayectoria, a 800 m., de P = 2,51 m. y PP
= 2,56 m.
Rasancia de la trayectoria, a 2500 m., de P = 173 m. y PP
= 85 m.
e) Alcance eficaz, de 15 kgm., de P = 2150 m. y PP = 3600 m.
f) La bala P tiene forma puntiaguda, pesa 9 grs., y su camisa
es de acero. La bala PP tiene forma puntiaguda y tronco
de cono contrapuesto a la punta, pesa 10,45 grs. y su camisa
es de tombac.
Esta diferencia de bondades balísticas en estas municiones, de
distintas características técnicas, nos demuestra que la bala P es
superior para las distancias de tiro medias y cortas; para las gran-
des distancias de tiro es más ventajosa la bala PP. Esto nos dice que
la munición PP debe ser empleada en ametralladoras, que tienen
por misión principal apoyar con su fuego el avance de los fusileros,
a las grandes distancias de combate; la munición P debe ser usada
en fusiles, cuyo fuego adquiere toda su eficacia sólo a las distancias
cortas.
Esta forma de empleo de las municiones está de acuerdo, tam-
bién, con la Táctica, que hoy exige que las ametralladoras tengan
un alcance eficaz mínimo de 3000 metros; dicha condición la cum-
ple solamente la munición PP.
164 MEMORIAL DEL EJERCITO
Sin embargo, se podría pensar que es más conveniente, por ra-
zones de simplicidad, de uniformidad, etc., emplear en el armamen-
to menor un solo tipo de munición; pero, hay razones técnicas que
han obligado a los Ejércitos a transportar la munición P para fu-
siles y la munición PP para ametralladoras. Al respecto, la Técnica
dice:
1.—Si se quiere obtener gran Velocidad inicial, condición pri-
mordial del tiro muy rasante a las pequeñas distancias, es necesa-
rio tirar con balas livianas.
2.—La bala alemana S (P) ha sido la primera bala liviana, y
siguiendo a Alemania, la mayoría de las potencias han realizado las
balas livianas destinadas al fusil individual.
3.—Para las armas que deben tirar a distancias cortas la con-
dición que importa es la gran velocidad inicial.
4.—La bala liviana P tiene una trayectoria más rasante que la
bala pesada PP, a las distancias cortas.
5.—Tratándose de tocar objetivos visibles, la forma de la tra-
yectoria es tanto más favorable cuanto más rasante sea.
6.—El combate de fuego con el fusil es decisivo a las distan-
cias cortas.
7.—La bala P conviene mejor para el tiro del fusil; la bala
PP conviene mejor para el tiro de ametralladora.
Se puede observar que dicha teoría concuerda con los valores
prácticos obtenidos con nuestras municiones P y PP, liviana y pe-
sada, respectivamente.
En la actualidad, la mayoría de los Ejército extranjeros cuen-
ta con estos dos tipos de municiones, en su armamento menor. Así
podemos citar:
Alemania, en calibre 7,9 mm., emplea en fusiles la ¿bala P de
10 grs. y en ametralladoras, la bala PP de 12,5 grs.
Francia, en calibre 7,5 mm., emplea en fusiles la bala C (P)
de 9 grs. y, en calibre 8 mm., emplea en ametralladoras la bala D
(PP) de 12,85 grs.
Dinamarca, en calibre 8 mm., emplea en fusiles la bala P de
12 grs. y en ametralladoras la bala PP de 14 grs.
Argentina, en calibre 7,65 mm., emplea en fusiles la bala P de
10 grs. y en ametralladoras la bala PP de 12 grs., etc.
La obligación de tener que transportar varias clases de muni-
ciones para armas de un mismo calibre, pero de diferente empleo
táctico, es un inconveniente muy insignificante comparado con la
ventaja de poder usar las armas con toda eficacia. Los ejércitos
modernos tienen dotado su armamento menor, además de las muni-
ciones corrientes P y PP, de balas especiales: luminosas, perforan-
tes, incendiarias, etc.
El dominio del mar.
Por el Capitán de Navio Sr. Jorge Videla
Profesor de Guerra Marítima en la Academia de Guerra.
I.—Concepto del dominio del mar.
Una condición esencial para coordinar un plan de conjunto
entre el Ejército; la Marina y la Aviación, es el conocimiento exac-
to de lo que compete exclusivamente a cada una de las institu-
ciones.
La misión común del Ejército, de la Marina y de la Aviación,
es tratar de conseguir, por todos los medios, doblegar la voluntad
combativa del enemigo. Pero para llegar a obtener este fin, cada
rama de la defensa nacional opera dentro de una modalidad dis-
tinta, impuesta por el teatro de operaciones en que actúan y los
medios que cada una emplea.
Mientras el Ejército cumple su misión aniquilando las fuer-
zas adversarias y ocupando su territorio, la Marina no puede al-
canzar su objetivo tan directamente, porque las costas limitan la
acción de los buques y porque los barcos enemigos pueden refugiar-
se en puertos fortificados, que los pongan a salvo de toda agre-
sión.
En la guera terrestre, el teatro de operaciones se encuentra
casi siempre en el territorio del beligerante más débil. Las opera-
ciones del Ejército están limitadlas por las características del te-
rreno en que actúa y por la resistencia que le oponga el adversa-
rio. En el mar, en cambio, la actividad bélica dé, los buques puede
llegar tan lejos como el mar mismo, y la libertad de movimientos
de las fuerzas navales es tan amplia que no admite comparación
con la de las fuerzas terrestres.
Esta diferencia entre los teatros terrestres y marítimos, da
a la guerra en el mar su característica particular. El mar no per-
tenece a nadie exclusivamente, es un bien sin dueño. Toda nación
puede surcarlo y recorrerlo a su albedrío.
El mar es un camino. Poseer el dominio de este camino es el
objetivo principal de la guerra marítima. Impedir el tráfico de los
buques que llevan al enemigo sus medios de vida y de guerra, y
166 MEMORIAL DEL EJERCITO
proteger el tráfico de nuestros buques es, en esencia, el objeto de
la guerra en el mar. El dominio del mar es el dominio de las ru-
tas marítimas.
A primera vista, el objeto de la guerra marítima parece poco
importante. No tiene un carácter espectacular, porque sus efec-
tos no son inmediatos y rotundos, sino que lentos y progresivos.
La presión económica y política que se deriva del dominio
del mar, se hace sentir antes de haberse efectuado ninguna tope-
ración bélica. Mientras que con la guerra terrestre se. ejerce pre-
sión económica mediante la victoria o por medió de conquistas te-
rritoriales.
Con la guerra marítima esa presión comienza a ejercerse con
la simple declaración del estado de guerra.
La gran disparidad que existe entre la naturaleza y las po-
sibilidades de la guerra terrestre y de la marítima estriba, por
lo tanto, en la ilimitada extensión del teatro en que esta última
actúa y en la rapidez con que en él pueden desplanarse las fuerzas.
Un pequeño Estado que acierte a concentrar en lugar y mo-
mento oportuno una flota que posea la preparación suficiente, pue-
de imponerse a otra nación, aunque sea cien veces superior terri-
torialmente. La superioridad de Atenas sobre Persia residía en
una superior voluntad combativa, y en la mayor pericia para em-
plear las fuerzas navales.
El triunfo de Holanda e Inglaterra sobre España, Portugal
y Francia, naciones aparentemente más poderosas, se debió al opor-
tuno incremento del poder naval de esos dos estados, más peque-
ños, pero animados por la energía de la juventud. El Moqueo de la
costa alemana en 1848 y la anulación del comercio marítimo ale-
mán por la pequeña Dinamarca, advirtieron a los alemanes que era
de urgente necesidad volver a ser fuertes en el mar.
Del hecho que la guerra marítima se desarrolle en un lugar
sin dueño sobre el que nadie tiene derechos de soberanía y al que
todas las naciones quieren utilizar en "beneficio propio, resulta que
la guerra marítima tiene un carácter político mucho más marca-
do que la guerra terrestre.
Las operaciones más naturales y de menor importancia de la
guerra naval están expuestas a sufrir impedimentos políticos ba-
jo la forma de reclamaciones de neutrales. Por eso que al delinear
los planes de operaciones de la guerra naval debe considerarse es-
pecialmente la repercusión que ellos tendrán sobre los neutrales.
El uso demasiado absoluto del dominio del mar puede con-
ducir a resultados opuestos a los que se persiguen: en vez de de-
bilitar al enemigo, fortificarlo, por el hecho de que los neutrales,
al sentir vulnerados sus derechos, intervengan en contra nuestra.
En la última guerra, Inglaterra fué estrechando sólo gradual-
mente el bloqueo contra Alemania para no herir demasiado los in-
EL DOMINIO DEL MAR 167
tereses norteamericanos, pues temía que a consecuencia de los per-
juicios que pudieran derivarse de ello, ese país le suspendiera el
abastecimiento de municiones.
El estadista deberá estar posesionado perfectamente de los pro-
blemas que plantea la guerra marítima y del valor que pava el
país significa obtener o perder el dominio del mar.
El valor de este dominio no es igual para todas las naciones
y depende esencialmente de la estructura política, militar, econó-
mica y geográfica de cada una de ellas. En algunos casos, el mante-
nimiento de las comunicaciones marítimas militares será de impor-
tancia decisiva para la posesión o la pérdida de colonias o de terri-
torios separados o alejados de la metrópoli, en otros casos, el valor
de una nación como aliada estribará en su capacidad para enviar
tropas y municiones a través del mar; y, finalmente, hay otros ca-
sos en que la obtención, conservación o pérdida de las comunicacio-
nes marítimas comerciales constituye para ellas el valor principal
del dominio del mar.
La importancia de esta dependencia puede ser de tal magnitud
que la pérdida del dominio del mar baste para decidir la guerra,
corno aconteció en las guerras anglo-española y anglo-holandesa. En
otros casos, la decisión de la guerra puede retardarse notablemen-
te, y la pérdida de las comunicaciones marítimas se compensa con
la obtención de otras comunicaciones terrestres.
El afán de neutralizar el dominio del mar ejercido por los in-
gleses fué lo que urgió a Napoleón a extender extraordinariamen-
te sus conquistas en el continente; fenómeno que se repitió en la
pasada guerra mundial por las potencias centrales con la, inusitada
extensión de las líneas hasta Oriente. La guerra languideció paula-
tinamente en una inmensa línea de trincheras, para terminar Ale-
mania por ser vencida por los efectos del dominio del mar, ejercido
por sus rivales.
Pero cuando un país como Estados Unidos, no depende de sus
importaciones marítimas, la presión económica ejercida por el
dominio del mar se reduce a mínimas proporciones. En ese caso, el
dominio del mar sólo servira para invasiones de islas o territorios
Aislados, dándole a la guerra un carácter de objetivo limitado.
Los Estados continentales europeos, sin excepción, son muy sen-
sibles a la presión económica, ejercida por el dominio del mar, de-
bido a la interdependencia de sus intereses comerciales, económicos
y financieros con los mercados mundiales.
Esos Estados dependen del tráfico marítimo, casi en la mis-
ma proporción que Inglaterra. Y a esto se debe que desde la época
napoleónica haya ido en aumento constante la importancia del po-
der naval, llegando a significar un factor decisivo en las guerras
entre naciones del continente europeo.
168 MEMORIAL DEL EJERCITO
Pero es preciso dejar establecido, que ninguna guerra podrá
ganarse por el exclusivo ejercicio del dominio del mar, o bien, sólo
con las fuerzas navales, salvo que se tratará de una guerra entre
dos naciones insulares. Inglaterra ha tenido casi siempre en sus
guerras, a una potencia continental por aliada, que le ayudara a
obtener el objetivo propuesto.
Las guerras no se deciden solamente por medio de las fuerzas
militares terrestres, marítimas y aéreas sino que también por efec-
tos de la presión económica y financiera. Por lo tanto, todo lo que
sea debilitar o destruir el poder económico y financiero de una na-
ción contribuirá a la derrota del enemigo; y el medio de mayor efi-
cacia para combatir a una nación que tenga intereses marítimos es,
sin duda, atacarla en esos intereses.
Si dejamos sentado que la posesión de las comunicaciones es la
que constituye el dominio del mar, resulta evidente que dicho do-
minio puede tener diversos grados: puede ser total o parcial; ex-
tenderse a todos los acéanos o limitarse a mares aislados. Cuando
se combate por la conquista de posiciones marítimas, forzosamente
se establecerán focos de lucha en los sitios en que convergen las
rutas del tráfico propio o del enemigo, o en los lugares desde donde
se puede alcanzar éstos más fácilmente.
La noción del dominio del mar debe eonsiderarse siempre como
algo relativo. Para mantenerlo en todos los mares, no bastarán to-
das las flotas del mundo. En la guerra del 14, por ejemplo, los cru-
ceros alemanes le disputaron a los aliados el dominio del mar por
cierto tiempo. Alemania dominó en el mar Báltico y Turquía en
el Mármara, y aconteció el caso, grotesco si se quiere, de que In-
glaterra, que dominaba en todos los océanos después del desapá-
recimiento de los cruceros alemanes tenía que luchar ardientemen-
te para mantenerlo en sus aguas territoriales, donde le era disputado
por los submarinos de Alemania.
Para Inglaterra el dominio del mar existía en la guerra mun-
dial sólo con respecto a la superficie.
Al hablar hoy en día del dominio del mar, es necesario con-
siderar las restricciones que imponen a su ejercicio los submarinos
y aviones. Aun en el caso de una batalla naval decisiva, nunca
terminará con el aniquilamiento de todos los buques del enemigo y
mientras esto no ocurra nuestro adversario nos disputará este do-
minio.
La historia naval nos demuestra que, en casi todas las guerras,.
el mar no ha sido dominado en absoluto por ninguna de las partes
combatientes.
La situación normal es más bien un mar no dominado. Ambos
beligerantes tratan de impedir que el contrario obtenga ese do-
minio.
EL DOMINIO DEL MAR 169
La superioridad de uno de los bandos no es nunca tan grande,
que el bando contrario no pueda oponerse en cierta medida a la
pretensión del primero de dominar en forma absoluta, mientras dis-
ponga de algunas fuerzas combatientes aunque éstas sean escua-
dras aisladas, o aun escuadras auxiliares. Pero, aunque teóricamen-
te no se concibe un dominio absoluto del mar, en el terreno de la
práctica podremos considerarnos poseedores de ese dominio si lo-
gramos impedir que sean perturbadas aquellas de nuestras comuni-
caciones y operaciones que consideremos de importancia decisiva pa-
ra el resultado de la guerra y logramos al mismo tiempo impedir
al enemigo que utilice las rutas marítimas para su comercio y sus
operaciones. Es decir, disfrutaremos del dominio del mar, práctica-
mente, cuando el enemigo no pueda atacar eficazmente nuestras co-
municaciones por mar, y defender eficazmente las propias.
Cuando se estudia un plan de operaciones, debe establecerse
primeramente hasta qué punto se posee el dominio del mar en el
sentido que hemos dado a la expresión, y en qué lugar conviene con-
quistarlo temporaria o permanentemente y en cuáles renunciar a su
conquista.
La aspiración del más fuerte debe ser la de no contentarse
con mantener el dominio relativo y temporal, sino la de hacerlo
indiscutible y permanente. En cambio, el más débil nunca debe-
rá renunciar a combatir por la posesión de un dominio del mar,
atraque sea local y transitorio, si éste es de vital importancia para
la guerra.
En las guerras de la independencia sudamericana, España pudo
ser derrotada sólo cuando los patriotas obtuvieron el dominio del
mar y pudieron sin peligro mover libremente sus tropas a través
de esta vía, mientras para España esto era imposible.
Igualmente en la guerra del Pacífico, no fué hasta después del
combate de Angarrios, en que Chile obtuvo definitivamente el domi-
nio del mar, que se pudo enviar las expediciones desde Antofagas-
ta a Pisagua, desde Pisagua a Pacocha y de Arica a Curayaco.
En la guerra civil de 1891, nuevamente quedó demostrada la
importancia vital de la libertad de movimientos en el mar.
Y es así como nos ha demostrado la historia patria que para
Chile el dominio del mar. ha sido un factor decisivo en todas las
guerras en que se ha visto comprometido.
II.—Factores estratégicos de que depende el dominio del mar.
Hay cinco factores o elementos estratégicos determinantes del
dominio del mar.
La pérdida de cualquiera de ellos significa para los beligerantes
quedar impotentes.
Estos cinco factores son: PODER — POSICION — MOVL-
LIDAD — BASES y LINEAS DE COMUNICACIONES.
170 MEMORIAL DEL EJERCITO
Cada uno de estos factores depende uno de otro, por eso que
si logramos despojar al enemigo de uno de ellos en forma perma-
nente podremos conseguir nuestro fin.
a) PODER.—El poder naval no sólo está constituido por el
número de buques que forman una flota, sino por el poder comba-
tivo de esas fuerzas, derivadas de la preparación de sus oficiales
y del entrenamiento de sus tripulaciones.
Naturalmente que debe suponerse que aquel país que posee
una escuadra constituida por cierto número y categoría de buques,
ha preparado debidamente a sus hombres para el empl(eo correcto
de esas fuerzas.
El poder inicial en la guerra depende de la estrategia de paz
y de una política naval inteligente y resuelta.
Para los países que no cuentan con astilleros propios, este po-
der inicial tiene un valor de vida o muerte, pues, de acuerdo con el
Derecho Internacional, no es posible adquirir buques una vez! de-
clarada la guerra, porque la Convención XIII de La Haya lo pro-
hibe expresamente, en sus artículos 6.º y 8.º.
El poder naval de una nación puede incrementarse con la
alianza de otra nación marítima. Este incremento sería el produc-
to de una política exterior inteligente, que debe considerarse tanto
como un factor positivo o negativo en los posibles planes de ope-
raciones.
El incremento del poder naval desde tiempo de paz está ínti-
mamente relacionado con el poder económico y financiero de la na-
ción. Los buques son elementos muy caras que comprometen seria-
mente las finanzas nacionales, y por el hecho de ser escasos en nú-
mero, relativamente vulnerables, de subido costo y que su reempla-
zo y construcción demanda mucho tiempo y variadas complicaciones,
cada unidad tiene una importancia considerable.
Paralelamente a las complicaciones del material corren las di-
ficultades inherentes a la instrucción especializada del personal, que
para llenar su cometido debe poseer conocimientos técnicos y ma-
rineros, sometiéndose a un adiestramiento largo y cuidadoso.
Fácilmente se deducirá de esto que las pérdidas materiales y
de personal en la guerra naval se suplen con mucha dificultad, y
bien podemos afirmar que los grandes buques de combate, con sus
dotaciones bien instruidas y adiestradas, no pueden ser substituidas
en el curso de una guerra aun para las naciones que poseen medios
de construcción y reemplazo. Así fué como en la pasada guerra de
1914-1918 Alemania no pudo construir ningún acorazado, a pesar
de la prolongada duración del conflicto, y escasamente pudo com-
pletar el alistamiento de los ya comenzados antes de iniciarse la
guerra.
La batalla naval compromete íntegramente el poder marítimo
de las naciones contendientes, casi sin exclusión de reservas.
EL DOMINIO DEL MAR 171
Por eso es que con justa razón decía el Almirante Jellicoe, des-
és de la batalla de Jutlandia; que durante la misma, no dejó nin-
gún momento de pesar en su espíritu el pensamiento que en la flota
de su mando reposaba exclusivamente la existencia del Imperio Bri-
tánico y el éxito de la causa de los aliados. Si la flota de combate
hubiera sufrido un contraste, aunque sólo fuera la pérdida de ]a
superioridad numérica, no existían reservas ni medio alguno de re-
emplazarla.
Estando el poder de una nación constituido por buques de di-
ferentes tipos, la elección de los tipos más adecuados es el producto
de los estudios profundos y prácticos, que responderán a las verda-
deras necesidades estratégicas de la nación, considerando el aspecto
geográfico del país y los posibles adversarios; pero dentro de todas
estas consideraciones debe primar aquella que sólo con la ofensiva
y con buques capaces de emprenderla se puede alcanzar la victoria.
Es así como no se concibe que el poder naval de un Estado
marítimo esté constituido exclusivamente por buques incapaces de
alejarse de sus bases, pues con tales buques ni se podría defender
la costa propia ni podría atacarse la del enemigo.
Hemos dicho que la esencia de la guerra marítima consiste en
•el dominio del mar. Alrededor de este principio se desarrolla la
estrategia naval y, por lo tanto, cuando estudiamos un plan de ad-
quisiciones navales o de incremento del poder naval, tenemos que ver
primero cuáles son nuestras posibilidades para alcanzarlo con las
unidades actuales, y cuáles debemos adquirir para disputarle a nues-
tros posibles enemigos algo que ellos también querrán alcanzar.
b) POSICION.—Pero no basta para conquistar o conservar el
dominio del mar poseer un mayor número de buques, o tenerlos
más poderosos que el adversario. No menos importante para este
objeto es la situación geográfica del punto desde donde parten las
fuerzas para operar; y muchas veces, la situación: de las bases con
respecto a los puntos terminales y a los puntos de convergencia de
las rutas comerciales puede ser de una influencia decisiva para el
ejercicio del dominio del mar.
A este respecto, la posición estratégica que al estallar la guerra
mundial de 1914 ocupaba Ingla-terra era excelente por la situación
de Scapa Flow (islas Oreadas). Desde este punto su flota domi-
naba no sólo las líneas británicas de comunicación, desde el océa-
no y desde el Skagerrak, cortando al mismo tiempo las alemanas
con el Atlántico, sino que protegía también las Islas Británicas del
riesgo de invasión.
Con su sola situación geográfica Inglaterra bloqueaba virtual-
mente a Alemania; podía cortar las rutas comerciales que se diri-
gían a Alemania y suspender la navegación germánica.
En cambio, la única base de operaciones de la flota alemana
que lo era la bahía de Heligoland, quedaba con sus comunicaciones
172 MEMORIAL DEL EJERCITO
de ultramar cortadas, y en consecuencia en un punto muerto respec-
to a las rutas comerciales de importancia. La corriente del tráfico-
universal afluía a la costa occidental británica; en cambio, desde
que estalló la guerra ninguna línea comercial llegaba al mar del
Norte al alcance de la flota alemana.
La lucha por la mejor posición estratégica no comienza con el
estallido de la guerra, sino en un período anterior en plena paz.
Esta tarea no incumbe solamente a la Marina, sino que también
al Gobierno, al estadista: "Sin bases no hay dominio del mar y sin
política naval no hay bases".
Cuando un país depende económicamente de sus importaciones
y exportaciones marítimas, necesita desarrollar una política que le
asegure la mantención de este comercio.
La situación estratégica tiene tal importancia que puede suce-
der que, aun teniendo una superioridad de fuerzas de combate, de-
bido a una mala posición no pueda lograrse el dominio sobre las
rutas marítimas vitales; y ala inversa, puede ocurrir que la situa-
ción sea tan buena, que a pesar de la inferioridad de fuerzas, pueda
disputársele al adversario el dominio del mar.
Los ingleses, en la guerra mundial, dominaban en el mar me-
diante la excelencia de su posición estratégica y no mediante la su-
perioridad de su flota que también la poseían.
Con la posición estratégica solamente, no es posible ganar una
guerra, pero con la flota únicamente, tampoco. Las dos cosas se com-
plementan. Cuando la flota existe y la posición no, la misión más
importante que debe contener el plan de operaciones será la con-
quista de la posición estratégica, y por el contrario, cuando la flota
es inferior a la del adversario, pero en cambio la posición se tiene,
la misión principal es conservar la situación privilegiada que cons-
tituye una gran ventaja en la lucha por el dominio del mar.
La conquista de la posición no implica la ocupación misma de
esa posición. Puede lograrse con la batalla, ya que ésta no sólo pone-
en juego el poder naval en sí mismo, sino que también las posicio-
nes estratégicas de importancia.
c) MOVILIDAD.—La movilidad de una flota implica princi-
pálmente la facilidad de moverse libremente, teniendo los buques el
agua necesaria bajo sus quillas no sufren otras limitaciones en su
movimiento que su propia capacidad de combustibles.
Si los buques no cuentan con el combustible necesario en el
momento y en lugar oportuno, han perdido un factor tan princi-
pal que puedo decirse que con la pérdida de la movilidad han
perdido la posibilidad de conquistar o disputar el dominio del
mar.
La movilidad depende:
a) del radio de acción de los buques;
b) de las facilidades de abastecimiento con que se cuente.
Lo primero constituye un problema eminentemente técnico. Su
soluación es objeto de constantes estudios e innovaciones de los me-
dios de propulsión.
Lo segundo, es casi un corolario de lo anterior, y además depen-
de de la extensión del teatro de operaciones, del número y ubicación
de las bases y de las líneas de comunicaciones de las mismas.
Para una potencia naval que no produce su propio combustible
para mover la flota, el abastecimiento de este elemento vital cons-
tituye un serio problema estratégico, ya que cualquier entorpeci-
miento en el aprovisionamiento puede tener fatales consecuencias
para la consecusión de las operaciones.
En este caso el problema del abastecimiento del combustible en-
cierra tres aspectos:
a) Su adquisición;
b) Su transporte;
c) Su almacenamiento.
Respecto a la adquisición puede decirse que habiendo divi-
saso crédito este aspecto es subsanable, pues nunca ha sucedido que
un país en guerra haya tenido dificultades en este sentido. El de-
recho internacional permite a los particulares neutrales comerciar
por su cuenta y riesgo con los beligerantes, sin que para ello com-
prometan la neutralidad del Estado a que pertenecen. Las fuentes
de producción están en poder actualmente en la mayor parte de
los países en poder de particulares o sociedades anónimas. Este he-
cho simplifica la adquisición.
Respecto a su transporte, hay que considerar dos situaciones:
a) Si el combustible va consignado a un particular;
b) Si el combustible va destinado directamente al abastecimien-
to de una flota beligerante.
Según el derecho internacional, en el primer caso, en el evento
de apresamiento del buque, la carga es confiscable, pero no así el
barco que lo transporta.
En el segundo caso, el apresamiento del buque y su carga, sig-
nificaría la confiscación de ambos, por constituir este hecho, un
auxilio hostil, penado expresamente por el derecho internacional.
En este segundo caso, sería necesario contar con medios pro-
pios de abastecimiento, porque seguramente los neutrales no se
expondrían a estos riesgos, salvo subidas indemnizaciones.
El problema de su almacenamiento es resuelto ya sea por la
construcción de estanques o bien de depósitos móviles. Los estan-
ques, para que presten los servicios indispensables, deben estar dis-
tribuidos convenientemente y dar las seguridades contra bombar-
deos aéreos o navales, para lo cual deben construirse subterráneos a
prueba de bombardeos.
d) BASES.—Nelson vigiló a la flota francesa refugiada en el
puerto de Tolón durante dos años y rara vez entró a un puerto.
EL DOMINIO DEL MAR. 173
174 MEMORIAL DEL EJERCITO
Pero aquellos tiempos eran los de la propulsión a vela, cuando los
buques no tenían otras necesidades que el agua y los víveres, que
bien podían recibir en alta mar.
Pero hoy en día, que los buques necesitan limpiar sus cascos,
reparar sus máquinas y proveerse de combustible periódicamente,
se encuentran más ligados a las bases. La aparición del submari-
no ha producido una disminución del radio de acción de los buques,
pues los obliga generalmente a desarrollar una mayor velocidad y
navegar en zig-zag.
No hay mejor ejemplo de la debilidad de una flota despro-
vista de bases adecuadas que el caso de Alemania en la guerra mun-
dial de 1914.
Los cruceros alemanes, desprovistos de puntos de apoyo, vaga-
ron por los mares, por un corto tiempo, acosados por la falta de
bases, y obligados a entrar a puertos neutrales a buscar provisiones
donde sólo podían permanecer 24 horas, dando así a sus enemigos
informaciones precisas de sus movimientos.
Las bases pueden estar constituidas por puertos preparados ex-
presamente para el objeto, o bien improvisados para llenar su co-
metido, pero en todo caso deben reunir tres requisitos fundamen-
tales :
a) Situación;
b) Recursos;
c) Seguridad (Poder).
De estas tres necesidades fundamentales Mahan considera que
la "situación" es la más importante, porque podrán obtenerse "re-
cursos" y "seguridad" por medios artificiales, pero no se puede
decir lo mismo tratándose de "situación geográfica".
La situación de una base tiene un doble aspecto; primero su
posición en relación con el teatro de operaciones; y segunda su si-
tuación en relación con las fuentes de aprovisionamiento, o sea, con
sus líneas de comunicaciones.
Cuando la elección de la situación está al alcance nuestro, la
base debe quedar lo más cerca posible del probable objetivo del ene-
migo o bien cerca del camino que tenga que seguir para conse-
guirlo.
En lo que se relaciona a las líneas de abastecimiento de la
base debe tenerse en cuenta que no conviene avanzar la base a tal
posición que la flota, en vez de preocuparse de las operaciones con-
tra el enemigo, tenga que tener una vigilancia constante sobre las
comunicaciones de la base.
Cuando una base no cuenta con recursos propios, las líneas de
abastecimiento de la base toman importancia extraordinaria.
Al hablar de recursos de una base, involucramos muchas de
sus necesidades: Diques, maestranzas, combustible, alimentos, muni-
ciones, repuestos, lugares de descanso para las tripulaciones, etc.
EL DOMINIO DEL MAR 175
. Aparte de las diques, todo lo demás puede improvisarse, ya sea
llevando en buques depósitos, o bien, almacenándolo u obteniéndolo
la región.
Cuando se instala una base avanzada en lugar apartado, los
elementos de la base pueden llevarse en buques. Una base así íns-
talada adquiere una ventaja por su movilidad, cuando las operacio-
nes que debemos realizar ganan con esta posibilidad de poder mo-
ver la base. Naturalmente que esta posibilidad está ligada a la de
poder encontrar un lugar estratégicamente colocado y que reúna
la seguridad suficiente.
El Imperio Británico ha cimentado su poder naval en una ade-
cuadadistribucióndesusbases.
La seguridad o poder de una base tiene una estrecha relación
con el uso que de tal base se proponga hacer en tiempo de guerra.
No tiene que ser defendida como a menudo se supone en proporción
recta con el poder de la flota que va a usar la base; en reali-
dad, la defensa se relaciona principalmente con el período de tiem-
po durante el cual deba defenderse contra los ataques del enemigo
sin la ayuda de la propia flota. Scapa Flow, base de la flota bri-
tánica, no tenía grandes defensas, puesto que la misma flota cons-
tituía su mejor defensa.
Muchas veces se dice que una base domina tal o cual posición.
Por ejemplo, se dice que Gibraltar domina el Estrecho de su nom-
bre. Ninguna base domina nada más allá del alcance de sus caño-
nes; sólo domina el espacio de aguas navegables que quedan bajo
el fuego de sus fortificaciones. Una base como Gibraltar es algo
así como una garita de centinela. Es el centinela el que ejercita el
dominio y nó las tablas en que ocasionalmente descansa o busca
abrigo.
Aparte de lo que hemos dicho, una base requiere otras con-
diciones :
a) Espacio suficiente que permita a los buques fondear den-
tro de ella a la gira;
b) Fácil recalada con todo tiempo y marea;
c) Una entrada que pueda ser defendida. contra los ataques
de toda clase de buques;
d) Debe quedar, en lo posible, alejada de poblaciones;
e) Deba tener a lo menos, abastecimiento propio de agua;
f) Debe ser suficientemente amplia que permita ejercicios de
artillería, torpedos, etc., o estar cerca de un lugar donde estos pue-
dan efectuarse.
La necesidad imprescindible que tiene una flota de poseer ba-
ses apropiadas, haca que la construcción o preparación de esas ba-
ses sea un asunto de importancia como la decisión de cualquier
tipo de buque. Aunque esta importancia común los acerque tanto,
se diferencian las básete y los buques en una característica funda-
176 MEMORIAL DEL EJERCITO
mental, esto es, que los buques poseen la movilidad que les permite
trasladarse de una región a otra, y las bases no pueden hacerlo tan
fácilmente. En consecuencia, las bases se levantan en los puntos
que se les necesita para permitir a la flota el desarrollo de sus
operaciones.
Una base es una posición desde la cual una flota puede atacar
y a la cual puede volver para proveerse de combustible, municio-
nes y consumos, y para las reparaciones de sus cascos; y maqui-
narias.
Estas últimas necesidades son todas, de importancia vital para
una flota, y en realidad su importancia crece cada día con la me-
nor autonomía de los barcos modernos, pero la característica prin-
cipal de una base es que constituye una posición desde la cual la
flota puede atacar. Existe una tendencia exagerada a mirar las ba-
ses desde el punto de vista defensivo. Para la marina mercante una
base es puerto de refugio, para la Armada es un puerto desde el
cual puede atacar.
e) LINEAS DE COMUNICACIONES.—Aunque el camino más
rápido y seguro de llegar a la victoria es la destrucción del, poder
del enemigo, este fin también puede obtenerse indirectamente con
la destrucción de sus bases o por la destrucción de sus líneas de
comunicaciones.
Los ejércitos dependen casi completamente de sus líneas de co-
municaciones y se requieren tropas para resguardarlas. Mientras
más se alejan los ejércitos de sus bases, menos es su fuerza efec-
tiva y- se debilita al mismo tiempo el golpe que pueda descargar.
Por otra parte, para un ejército es extremadamente difícil desviar
sus líneas de comunicaciones para evitar que puedan ser atacadas
por el enemigo.
Las flotas, siendo en gran parte completas en sí mismas, no su-
fren tanto las consecuencias de estas desventajas; resultan menos
afectadas por los ataques contra sus líneas de comunicación, las que
no dependen de ninguna vía artificial continua y pueden ser des-
viadas, excepto cuando atraviesan algún canal angosto.
Podemos decir, por lo tanto, que las líneas de comunicaciones
navales están menos expuestas a ataques que las de un ejército; pero,
por otra parte, mientras un ejército puede proteger sus Kneas de
comunicaciones contra ataques, siempre que no provengan del ai-
re, una flota no puede hacer lo mismo debido a la gran facilidad
de las fuerzas navales enemigas para atacar nuestras fuerzas y evi-
tar ser atacadas.
Las líneas de comunicaciones de una base están íntimamente
ligadas a los recursos de la base. Pero no pueden ser cortadas
por el hecho de instalarse sobre ellas con determinadas fuerzas. Para
producir efectos se necesita detener o paralizar el paso de aprovi—
sionamientos.
Manuel Rodríguez y el Ejército de Chile
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Manuel Rodríguez y el Ejército de Chile

  • 1. Marzo - Abril de 1940. MEMORIAL DEL EJERCITO DE CHILE Publicación bimestral Se publica bajo la Dirección del Estado Mayor del Ejército Oficinas: Moneda 1356-Teléf. Auto 85193 Año XXXIII. N.º 167 ler. Semestre. SUMARIO: SECCION EDITORIAL. 1.—La Embajada Extraordinaria de Méjico.—La Dirección ... . 2.—El Teniente Coronel don Luis Giessen Davis.—La Dirección SECCION GENERAL. Pág. 129 131 3.—Manuel Rodríguez.—Un obsequio del Ejército con motivo de la Cele- bración del IV. Centenario de la Fundación de Santiago.—Por el Tte. Coronel Sr. Carlos Meirelles G 133 4.—Mentalidad de Montaña.—Por el Coronel Sr. Aniceto Muñoz 137 5.—Tratado chileno de Montaña.—Por el Capitán Sr. Guillermo Toledo Ortiz.—(Continuará). 139 6.—Necesidad de fijar nuevas fechas para la conscripción, especialmente de la IV. D. E. y Destacamentos Australes.—Por el Mayor Sr. Ger- mán Portales L 155 7.—Municiones "PP" en el armamento menor.—Por el Mayor Sr. Abdón Parra . 163 8.—El dominio del mar.—Por el Capitán de Navio Sr. Jorge Videla, Pro- fesor de Guerra Marítima en la Academia de Guerra. — (Conti- nuará) ... 165 9.—Los combustibles líquidos. Ideas para la solución del problema en Chi- le.—Por el Mayor Sr. Carlos Guiraldes M 183 VISITACION MAY 9 1940 DEPOSITO LEGAL (a la vuelta)
  • 2. SUMARIO: (de la vuelta) Pág. 10.—Nuestro problema orgánico. La Ley de Planta.—Por el Coronel Sr. Guillermo Barrios Tirado ... 205 11.—A propósito de una polémica.—Por el Tte. Coronel Sr. Alfredo de Amesti Z. 213 12.—La escritura secreta. Criptografía.—Por el Coronel en retiro Sr. Arturo Fuentes Rabe 217 13.—Un decreto de importancia para el deporte hípico argentino.—Por el Tte. Coronel Sr. Edgardo Portales M. ... 235 SECCION LITERATURA MILITAR EXTRANJERA. 14.—El curso de repetición de invierno de la 11.º Brigada de Montaña.— Por el Tte. Coronel Fritz Erb.—Traducido de Allgemeine Schweize- rische Militarzeitung.—Por el Tte. en retiro Sr. Enrique Gutié- rrez S ... .. 239 15.—Hoffman. El hombre que desde la sombra hizo la fama de los demás.— Por el Comandante A. von Weerd.—(Traducción de RAPH) 259 16.—El Ejército como instrumento de educación. Discurso pronunciado por el Sr. Francisco Castillo 1, Embajador de Méjico en los EE. UU., ante un grupo de miembros de la Legión Americana, en Was- hington, D. C, el 28 de Noviembre de 1939 271 17.—Medios de defensa de los países pequeños atacados por grandes po- tencias. Lucha contra las unidades blindadas.—Traducido de "Po- litika" de Belgrado por el Sr. Estéban Ivovich 277 SECCION INFORMATIVA. 18.—Sobre aprovechamiento de los Suboficiales y Sargentos en retiro de las tropas armadas en el Brasil .. 283 19.—Carros de Combate. Automóviles blindados de exploración. Armas anti- blindaje.—Traducido para el "Memorial del Ejército", de "Die Pan- zertruppé" 285 20.—Alas de Francia. Extracto de una Conferencia del General Pierre Weis—Por el Mayor Sr. Santiago Robles R. .. 297 SECCION BIBLIOGRAFICA. 21.—La obra "Filosofía del mando", del Capitán Sr. Julio Campo Sepúlve- da.—La Dirección .. .. 299 22.—La obra "Disciplina" del Teniente Alcorta, del Ejército Cubano, juz- por Eduardo Zamacois 303
  • 3. MEMORIAL DEL EJERCITO CONDICIONES PARA LA SUSCRIPCION. INTERIOR DEL PAIS. Por un año $ 24.00 Por un semestre 12- 00 Por un año (Para Alféreces y Suboficiales de Ejército) 12.00 Número suelto del año 4.00 Número suelto atrasado .. 5.00 EXTRANJERO. Por un año $ 50.00 Por un semestre ... 25.00 Número suelto del año 5.00 Número suelto atrasado 6.00 Los pagos pueden hacerse en sellos chilenos de correo de $ 0.20 o mayores, por giro postal, letra o giro internacional, etc. a la DIRECCION DEL MEMORIAL DEL EJERCITO en el Es- tado Mayor del Ejército. ADVERTENCIAS. Los colaboradores deben remitir sus trabajos a más tardar hasta el día 20 de cada mes. En general estos serán publicados por orden de llegada, pero la Dirección se reserva el derecho de seleccionarlos según su actualidad y clase de materias. Los trabajos deberán ser escritos a máquina con dos espa- cios por lo menos, y con un ancho margen al costado izquierdo. Al final, el autor colocará su firma. El Memorial no se hace responsable por las ideas emitidas. Los originales no serán de- vueltos. La Dirección del Memorial publicará, además, semestralmente una obra para la "Biblioteca del Oficial", a la cual tendrán de- recho gratuito los suscriptores de ese semestre. A fin de evitar entorpecimientos en la remisión de la revista y volúmenes de la Biblioteca, es de interés para los suscriptores, avisar oportunamente sobre su verdadera residencia, unidad o guarnición en el caso que la dirección puesta por la Dirección del Memorial, no fuera la correcta. Las nuevas suscripciones semestrales deben ser renovadas en enero y junio de cada año, de acuerdo con la Orden del Comando en Jefe del Ejército (Sec. I. N.º 8, del 3. I. 934., B|O. N.º 2, pág. 62). Junto con la remisión de la cuota, se enviará una lista de los suscriptores..
  • 4.
  • 5. La Embajada Extraordinaria de Méjico. Algo más que ecos entusiastas y cariñosos han quedado prendi- dos en el recuerdo de los chilenos. Siempre existió en la tierra de Caupolicán, O 'Higgins y Prat una sincera admiración y cariño por los hermanos de América más ale- gados geográficamente, pero, en realidad, tan cerca por una mútua comprensión espiritual. Esta comprensión, es fuerza que atraviesa las interminables selvas, los caudalosos ríos, se eleva por sobre los em- pinados picachos y, pasando por desiertos y feraces campos, siem- pre perdurará en, América estrechando a los hermanos de las tie- rras del Porvenir. La gallarda muchachada de la Escuela Militar Mejicana, ha dejado un imborrable recuerdo. Su presentación impecable y disci- plinada, junto a la caballerosidad, viveza intelectual y precoz cul- tura de la juventud militar del país del Aguila Azteca, han impre- sionado profundamente nuestro ambiente profesional. La apostura, espíritu y preparación de los jóvenes y futuros Ofi- ciales de la Marina de Guerra Mejicana, son ya toda una auspicio- sa promesa. Una selecta delegación de intelectuales nos trajo/también, una prueba palpable de lo exacta y justa que es nuestra admiración por las letras y arte mejicanos. La pujanza y virilidad de la raza, ha sido presentada por un cuadro de atletas que ha dejado bien en alto el pabellón oliva blan- co y rojo. Soldados, Marinos, Intelectuales y Deportistas, surcan nueva- mente las aguas del Pacífico en demanda de su hermoso país.
  • 6. 130 MEMORIAL DEL. EJERCITO El Coronel Beteta y su brillante Embajada regresan a su Pa- tria después de haber palpado el sincero cariño que todo el pueblo chileno les demostró tanto en la apoteósica recepción, como duran- te los brillantes y merecidos festejos con que les brindó, alborozado, el pueblo entero de Chile. La Dirección.
  • 7. El Teniente Coronel don Luis Giessen Davis. Junto al yunque simbólico del trabajo ha caído el Sub-Director de la Fábrica de Material de Guerra del Ejército. En la plenitud de la vida, a los 39 años, cuando recién sus triunfos y experiencias se transformaban en hechos positivos para nuestra Institución, muere el Sub-Director del plantel creador de Material de Guerra. Su vida militar fué una lógica prosecución de éxitos. Su bri- llante inteligencia, su caballerosidad y cariño por la noble carrera de las armas, queda grabada en todos los que fueron sus Jefes, sus compañeros y sus subalternos. A la edad de 18 años egresó de la Escuela Militar y adquirió sus primeras experiencias profesionales en el Grupo Maturana, Uni- dad por la que tuvo siempre un romántico cariño.
  • 8. 132 MEMORIAL DEL EJERCITO Sus condiciones intelectuales lo hicieron pronto dedicarse al es- tudio y es así como, después de brillantes éxitos, como una recom- pensa y aliciente se le comisionó en misión a Europa, en su calidad de Oficial Técnico en Material de Guerra. A su regreso fué destinado a la Dirección de la Academia Téc- nica Militar, plantel de selección, donde supo captarse la admiración y cariño de sus alumnos. La muerte lo sorprendió en la Sub. Dirección de la Fábrica de Material de Guerra, cuando con dedicación ejemplar cooperaba en los constantes éxitos que en sus innumerables actividades, obtiene este plantel. El Ejército pierde un elemento valiosísimo y en plena produc- ción; sus familiares, un esposo y padre ejemplar; sus amigos y com- pañeros, un modelo de caballerosidad y de soldado. Desde hoy, para todos, en el mundo de los recuerdos será un símbolo de virtudes personales y profesionales. ..
  • 9. Manuel Rodríguez. Un obsequio del Ejército con motivo de la celebración del IV. Centenario de la Fundación de Santiago. Por el Tte. Crl. Sr. Carlos Meirelles G. Las luchas por nuestra emancipación nacional destacaron en el escenario de las actividades militares y políticas a muchas figuras que adquieren en la historia los relieves magníficos del héroe o la admirable prestancia intelectual del organizador del nuevo Estado. Pero ninguna aparece con los contornos de un personaje múltiple que lograra infiltrarse hondamente en el alma popular, perpetuán- dose a través de la tradición con la aureola mágica del caudillo, co- mo Manuel Rodríguez. Ninguno tiene la elocuencia encendida del tri- buno, las audacias increíbles del guerrillero, ni los gestos arrogan- tes del Húsar de la Muerte. Sin embargo, la Capital de la República, que ya ha inmortali- zado en el bronce a nuestros proceres, no tiene un monumento que recuerde sus hazañas, que lo muestre al pueblo en cuyo espíritu rea- lizó el prodigio, asombroso para la época y el medio social en que actuaba, de despertar rebeldías en las aldeas y en los campos, don- de la palabra libertad carecía del sentido social a que él aspiraba; donde la lucha por nuestra independencia sólo encontraba un eco lejano y temeroso, porque las violencias del régimen realista y las vacilaciones de muchos criollos se encargaban de ahogarla. No se ha inmortalizado sobre un pedestal granítico ninguno de los gestos habituales del caudillo. Su figura romántica, que vistió
  • 10. 134 MEMORIAL DEL EJERCITO con gallardía única el uniforme glorioso de Húsar de la Muerte; que supo llevar con beatitud ejemplar el hábito de fraile franciscano cuando sus propósitos así lo requerían; que cubrió con el "pon- cho" criollo los andrajos del desgreñado peón de "ojota" y de "chu- palla"; que realizó cabalgatas fantásticas desde Santiago a Curicó a través de senderos que pocos conocían, y que escaló Los Andes in- finitas veces bordeando los abismos y venciendo las cimas, las nie- ves y las persecuciones realistas, no ha sido ofrecida al. pueblo como una lección permanente de lo que pueden el valor, la audacia, la ab- negación y el talento cuando se lucha por los ideales supremos de la libertad. El pueblo, con el cual él se identificó en sus campañas tribunicias y de guerrillero incomparable; el pueblo, en el cual en- contró los cooperadores más leales y dignos de la grandeza de su al- ma y de la habilidad inagotable de sus recursos para combatir y burlar a los dominadores, no tiene ante sus ojos al primer soldado de Chile que supiera comprender sus noblezas, su valor, su lealtad y su abnegación. Una feliz iniciativa del Comando en Jefe del Ejército, una jus- ticia reparadora que encuentra su realización en el seno de la Ins- titución, permitirá mostrar a la actual y a las generaciones venide- ras de nuestro pueblo la figura excelsa de su "héroe", al hombre múltiple que vistió desde la toga severa del abogado hasta los hara- pos del peón caminero para conducirlo hasta el momento definitivo de Maipú, hora que señala el crepúsculo definitivo de la reconquis- ta española. Una erogación voluntaria, a la cual concurrirán proporcional- mente todos los miembros del Ejército, desde el más antiguo de los Generales de la República hasta el más joven de los soldados con- tratados, permitirá realizar este anhelo, esta justicia reparadora, es- ta consagración definitiva del Teniente Coronel de Milicias don Ma- nuel Rodríguez Ardoiza, Comandante del Regimiento de Húsares de la Muerte, el caudillo popular de una época, el Jefe militar de un momento de nuestra historia, el primero que comprendió que cuan- do se lucha por los destinos de la nacionalidad, es el pueblo el que determina, con todas sus virtudes y defectos, la personalidad del organismo armado nacional. El Ejército de hoy, la más democrática de nuestras instituciones republicanas, puesto que en él se funden, en la personalidad maci- za y férrea del soldado, todos los sectores de la sociedad que cum- plen con el sagrado deber nacional de adiestrarse bajo la bandera de Chile, tendrá el honor de ofrecer un monumento a su memoria en ocasión de la celebración del IV. Centenario de la fundación de San- tiago, Capital de la República. El bronce de la estatua lo darán los cañones que nuestro héroe conquistara en sus días de victoria, lo darán los cañones que celebraron sus triunfos en la época gloriosa.
  • 11. MANUEL RODRIGUEZ 135 que vivió para la Libertad, lo ofrecerán los cañones conquista- dos en las batallas victoriosas que él, con sus esfuerzos y sus sacri- ficios, contribuyera a preparar. Obra de nuestra Institución, en el momento de su entrega a la Ilustre Municipalidad de Santiago estarán presente delegaciones de todas las Unidades del Ejército de Chile que deberán reunirse en la Capital de la República para asistir a la ceremonia solemne de su inauguración.
  • 12. Mentalidad de montaña. Por el Coronel Sr. Aniceto Muñoz. En un corto trabajo anterior, propiciamos la idea de crear una Escuela de Montaña como el medio más viable de enderezar nues- tros hábitos de guerra hacia lo que exigen los diversos teatros de operaciones. Hasta el presente, estamos educados en las acciones de llanura y esto puede durar algo todavía. No se escapará a nuestros lectores los peligros que podemos correr, si no variamos, en amplio margen, estos hábitos. La conducción en llanura difiere totalmente de la con- ducción en montaña y aun cuando se dice que los principios son co- munes a cualquier clase de guerra, la aplicación de los procedimien- tos de combate, obedece a un criterio muy distinto. En llanura, la articulación de las tropas se efectúa en disposi- tivos limitados en ancho y en profundidad (concentración de las fuerzas). El comandante conduce el combate bajo su influencia per- sonal; las armas actúan en una combinación sincronizada en tiem- po y lugar; los comandantes subalternos guían sus tropas de con- cierto con un objetivo concreto y preciso; los abastecimientos y eva- cuaciones, funcionan bajo un movimiento uniforme y previsto ma- temáticamente; los refuerzos llegan y se emplean en el momento cercano a la más perfecta exactitud. En una palabra, los planes- elaborados tienen amplia realización. En la montaña, las cosas pasan de manera distinta. Las fuer- zas se dividen; el comandante, por lo general, pierde su influencia personal en el combate, las armas se dislocan irregularmente en un terreno fuertemente accidentado y la sincronización se pierde total- mente; los objetivos por conquistar se resuelven en una infinidad de puntos elevados y los comandantes subalternos quedan entrega- dos a una incontrolable libertad. La zona de combate ofrece el as- pecto de gran desorden; previsiones y refuerzos corren el albur de no obtenerse. De aquí que las órdenes tomen modalidades más bien cercanas a las directivas, pero en todo caso bien concretas y calcu- ladas.
  • 13. 138 MEMORIAL DEL EJERCITO La impresionante irregularidad de las regiones montañosas, con su cortejo de compartimentos estrechos y profundos, limitan las maniobras hasta reducirlas a combates de desfiladeros, exigien- do esta forma tan poco explotada y raras veces practicadas en toda su intensidad: Para nosotros, la cordillera de los Andes, es un ma- cizo aparentemente difícil de dominar; las murallas que Separan los vallas, se nos ofrecen casi insalvables; faltan las comunicaciones trasversales y los puntos dominantes se resuelven en una serie in- determinada de picachos, cuyo dominio visual queda cortado por los que siguen. Semejante manera de considerar las servidumbres que crea el terreno, implica modalidades especiales en el empleo de las tropas. Los conceptos de combate en llanura sirven de muy poco en los com- bates de montaña, hay que formar una mentalidad especial como ori- gen de una preceptuación, también especial, para la conducción en montaña. La amplia dispersión de la tropa en estos terrenos fuertemen- te accidentados, exige un sentimiento mucho más fuerte de la res- ponsabilidad que en la llanura; si comunmente en la guerra por terreno plano las órdenes suelen llegar tarde, mal y nunca, calcúle- se lo que sucederá en montaña por la escasez de caminos y la len- titud odiosa de las marchas. Los comandantes subalternos se encon- trarán ante disyuntivas poco menos que imposibles de solucionar; en montaña, marchar al ruido del cañón o en consonancia con el interés de conjunto, puede conducir a los más funestos resultados; sólo la energía, el empuje y el coraje individual guiarán a jefes y tropa. El objetivo del combate se obtendrá cuando la decisión más audaz y terminante guíe el espíritu de cada uno y de todos.
  • 14. LAS MARCHAS. 1.º—Principios generales. 18). El más sencillo planeamiento operativo y la más pequeña acción, exigen desplazamientos de tropas, los que se verán tanto más dificultados en su ejecución, cuanto más inconvenientes de orden orográfico y climatérico ofrezca la montaña. Para vencerlos, debe- mos conocer a grandes rasgos las posibilidades de las diversas re- giones de nuestra zona montañosa, las cuales se pueden enunciar de la siguiente manera: a) La región norte acepta columna de grandes efectivos, exige vestuario ligero durante el día y con aumento en la noche; las tro-, pas, el ganado y los motores necesitan un constante abastecimiento de agua, elemento que a menudo escasea; y los fuertes calores im- perantes en casi todas las estaciones del año, obligan con frecuen- cia a realizar marchas nocturnas. b) La región central restringe los efectivos de las columnas, las que deben multiplicarse para aprovechar tácticamente los compar- timentos del terreno; el mando, por esta causa, se diluye considera- blemente, lo que exige enlaces seguros. Las grandes pendientes, con sus senderos casi inaccesibles, dificultan las marchas nocturnas y exigen una minuciosa preparación de los itinerarios. c) La región sur impone vestuario especial en las épocas llu- viosas : exige reconocimientos prolijos de los senderos que no figu- ran en las cartas y hay ciertos sectores del terreno que sólo permi- ten el paso de pequeñas columnas de tropas adiestradas en el tra- bajo en zonas boscosas. 19). En el orden táctico, consideraremos una sola marcha: la de guerra. Su disposición obedecerá al mejor empleo que el Coman- do quiera dar a sus tropas en el momento del combate. La organi- Tratado chileno de montaña. (2) Por el Capitán Sr. Guillermo Toledo Ortiz. CAPITULO II.
  • 15. 140 MEMORIAL DEL EJERCITO zación de la columna, cuando ella deba marchar por senderos, esta- rá regida por principios que no pueden sufrir alteraciones. En efec- to, los puestos de los diferentes Comandantes estarán adelantados, para obtener con oportunidad las informaciones y al mismo tiem- po impartir sus instrucciones. Se cuidará la distribución de las armas, en la inteligencia que cada fracción considerable de infantería irá precedida por artillería y que los zapadores irán adelantados al resto de las tropas técnicas, a fin de utilizar sus innumerables servicios en bien de la marcha. Cada unidad llevará consigo sus propios bagajes a fin de ase- gurar sus abastecimientos, pues las dificultades para sobrepasarse en un sendero, son infinitas. Toda comunicación que se transmita sobre la marcha, se hará aprovechando la propia columna. Los enfermos recibirán una primera atención inmediata al sen- dero, para echarlos sobre las mulas y conducirlos. Los rezagados se incorporarán en cualquier parte de la columna y en los grandes descansos buscarán sus unidades. 20). La marcha normal de montaña es aquella que se desarrolla con los esfuerzos propios en esta clase de terrenos y se caracteriza por su duración, que no debe exceder de las diez horas de marcha diaria. Su rendimiento dependerá de las condiciones del terreno. 21). La marcha forzada de montaña es aquella que se realiza en cumplimiento de misiones especiales. Para desarrollarla, se ten- drá en cuenta el estado físico de la tropa. Su duración puede exce- der hasta cubrir totalmente el día, si la situación lo exige, siempre que se cuiden con esmero los descansos; la alimentación, el abrigo y se haya elaborado un itinerario que coordine los esfuerzos necesa- rios para franquear las pendientes, con los descansos previstos. 22). Tres preocupaciones fundamentales tendrá el Comando al realizar una marcha en la montaña; la seguridad, el dispositivo y las comunicaciones. a) La seguridad,—Toda columna debe ser protegida par una vanguardia, teniendo mientras sea posible un cañón y marchará en una formación que le permita empeñarse en todo momento. La protección de los flancos debe estar asegurada por la ocu-. pación de las cumbres que separan el espacio por donde debe mar- char la columna. Esta protección se anticipará a la propia partida de la columna. b) El dispositivo.—-Si se marcha hacia el enemigo, es necesario distribuir las columnas en el mejor dispositivo de combate. Abrir- se para progresar y juntarse para combatir. Sólo se marchará en una columna cuando la fracción que la compone sea pequeña; y en este caso se adoptará un dispositivo profundo.
  • 16. TRATADO CHILENO DE MONTAÑA. 141 El ejército u otra gran unidad no deben marchar jamás por Un sólo camino. Si no los hay, se construyen rutas paralelas por las cumbres, o por el fondo de las quebradas. En tal, caso, se harán ocupar con antelación y por Destacamentos fuertes, las principa- les rutas, hasta el paso de las columnas. En todo momento se debe multiplicar la salida de las tropas, tanto por el bajo de los valles, como por las pendientes o más grandes alturas. En esta forma, el dispositivo de aproximación se efectúa sin grandes entorpecimien- tos. Debemos recordar que hoy día, la base de partida para el ata- que en la montaña, es más esquemático que en las guerras pasadas, pues las últimas experiencias así lo han demostrado. c) Las comunicaciones.—La marcha en la montaña se hace por escalones y por saltos, de cajón en cajón, entre los cuales el enlace ofrece serias dificultades. Oficiales especialistas deben estudiar y reconocer a fondo los cajones transversales que interesan a la marcha de las tropas. Los oficiales de graduación superior, cuyo lugar está a la ca- heza de las columnas, deben estar informados del valor de estos cajones transversales y, de sus posibilidades pata efectuar los en- laces entre las columnas. Los Comandantes de columnas deben dar las facilidades del caso para que los oficiales especialistas utilicen estas comunicacio- nes transversales, a fin de realizar personalmente el enlace entre ellas. Este quedará reforzado por la ocupación de las cumbres que dominan las vías de comunicaciones por donde marchan las tro- pas. Se ve, entonces, que la marcha par los valles, por las alturas y la ocupación de las cumbres, además del tránsito por los cajones transversales, constituyen toda una intensa red de ojos que ob- servan en todas direcciones y se comunican. 23). Las columnas deben converger al mismo tiempo sobre las posiciones asignadas: los cálculos de duración de las marchas de- ben ser minuciosamente establecidos y verificados. Si se puede ocupar una posición principal antes que el ene- migo, es preciso que la vanguardia se empeñe a fondo. En conse- cuencia es aconsejable la adopción de vanguardias fuertes. Si, por el contrario, el enemigo ha ganado una apreciable delantera y ame- naza con ocuparnos una posición principal, la vanguardia debe tra- tar de retardar el itinerario del adversario hasta la intervención del grueso de fas tropas. 24). Las marchas paira alejarse del enemigo obligan previamen- te a la mudanza hacia atrás de los convoyes y de la artillería. Ellos deben estar dispuestos para la entrada de la noche. Los fuegos per- manecerán mantenidos por las retaguardias. 25). Es condición esencial en la montaña, que Comando que inicia la marcha con una columna, llegue al término de la jornada con el total de su tropa en aptitud de entrar en combate.
  • 17. 142 MEMORIAL DEL EJERCITO 2.º—La preparación de las marchas. 26). La preparación de las marchas en la montaña es tino de los trabajos más delicados que tiene que hacer el Gomando. La elec- ción del itinerario a seguir requiere seguridad y su estudio, expe- riencia. No es aceptable un error en la elección de la ruta, porque aca- rrea fatigas a las tropas; máxime si por equivocación se la con- duce a un camino sin salida. 27). La velocidad de marcha no se cuenta por el número de ki- lómetros que se pueda recorrer en una hora, sino por la diferencia de nivel que se ha franqueado en dicho tiempo. 28). En sendero de mula, o camino de herradura de 20 a 25% de pendiente un hombre con equipo completo asciende 300 metros en una hora y baja 500 metros en dicho tiempo. Un hombre sin equipo asciende 400 metros en una hora y baja 600 metros en este tiempo. 29). Una columna de todas las armas, sube o baja, en esta clase de pendientes, 300 metros por hora. 30). El ganado tiene diferencia en su marcha, con respecto al hombre. Así: a) Una mula cargada asciende 400 metros en una hora y baja 300 metros en este tiempo. Luego sube más rápidamente qué el hombre, pero baja más lento que él. b) Una tropilla de mulas descargadas puede bajar, desde la alta montaña, a razón de 400 a 500 metros por hora. c) El conductor de mulas sube o baja de acuerdo con la velo- cidad de marcha de su animal. 31). Si aumentan las pendientes, para hacer los cálculos previos de la duración de la marcha, habrá que disminuir proporcionalmen- te las cifras que se han dado. 32). Cuando haya que hacer cálculos de columnas combinadas de todas las armas se tendrá prestente que el ganado asciende más rápido que el hombre y baja más lento. Se puede establecer que para la marcha de columnas combinadas de infantería con artille- ría a lomo, si la situación táctica no permite separarlas, debe la columna someterse al menor rendimiento, o sea: —en subida: hombre cargado asciende 300 metros (mula car- gada 400 metros). —en bajada: mula cargada desciende 300 metros (hombre cargado baja 500 metros). También se puede ganar en velocidad adoptando el siguiente procedimiento: —en las subidas: colocar las tropas montadas a la cabeza de la columna.
  • 18. TRATADO CHILENO DE MONTAÑA. 143 —en las bajadas: colocar las tropas montadas a la cola de la columna. Se pueden evitar grandes detenciones, tomando grandes dis- tancias entre dichos elementos combinados. 33). En las planicies cordilleranas el rendimiento de marcha debe considerarse igual que en el plano: a razón de 4 kilómetros por hora, para columnas de tropas de todas las armas, y de 5 kiló,- metros por hora para fracciones que marchen independientemente. 34). Si por un mismo sendero marchan dos unidades tácticas, sean por ejemplo infantería o artillería, formando una sola colum- na, conviene dejar un intervalo de unos diez minutos de marcha entré ambas unidades. 35). La longitud de la columna varía con la formación que se tome. Si se marcha en columna de a uno, por un sendero, habrá que considerar las siguientes profundidades entre los diversos com- ponentes de la columna: Por hombre .. 1.50 m. de profundidad. Por mula o caballo 5 " " Entre Sec. y Sec. fus 10 " " Entre Comp. y Comp. fus. ... 25 " " " Entre elementos a lomo 100 " " " De acuerdo con las profundidades de marcha anteriores, po- demos decir que, en un sendero de" mula, un batallón de montaña tie- ne 2,900 m. de profundidad y un grupo de artillería de montaña 2,000 metros. 36). Un problema que debe considerarse siempre al estudiar la preparación de la marcha, es la capacidad de un sendero para con- tener, en un momento dado, Una columna de tropas. Llamaremos "duración del desfile", el tiempo que demora una columna en re- correr un espacio determinado. Esta duración no sólo dependerá del largo de la columna, sino también de la velocidad de marcha; la que a su vez varía con el grado de pendiente a subir. Vimos que en un sendero de 25% de pendiente, una columna de todas las armas, ascendía 300 metros por hora. Veamos ahora cuánto recorre esa misma columna en una hora. El 25% que tiene la pendiente, significa que en 1,000 m. recorri- dos horizontales, se habrá subido 250 m.; pero como nuestra colum- na asciende 300 metros, hay que buscar la diferencia de 50 m. y verla en qué relación está con respecto a 1,000 m., o sea que corres- ponde a la 5.ª parte, lo que es igual a 200 m. En consecuencia, se habrá recorrido en una hora, ascendiendo 300 metros, una distan- cia horizontal de 1,200 metros. O también, siguiendo este sencillo procedimiento se llega a igual resultado. Para ascender 25 metros, se necesitan 100 metros
  • 19. 144 MEMORIAL DEL EJERCITO de longitud. Para ascender 300 metros ¿cuántos de longitud se ne- cesitan? 25 300 100 100 . 900 = 1,200 metros Y como vimos que un hombre ocupaba una profundidad de 1.50 m. y una mula o caballo 5 metros, podremos decir que "la ol- titud de 300 metros, corresponde a una longitud de 1,200 metros, o sea a una columna de 1800 hombres o a una de 240 mulas o ca- ballos". 37). En terreno horizontal, la profundidad del batallón de montaña representa una duración de desfile de 45 minutos. En un sendero cuya pendiente uniforme sea de 25% esta duración tendrá un equivalente en diferencia de nivel, que por el siguiente razonar miento se puede deducir: Si a 1,000 m. horizontales corresponden 250 de altura a 2,900 m. horizontales corresponden X de altura 250 . 2,900 1,000 = 725 mts, de diferencia de nivel, o sea que: .. Si para recorrer una diferencia de altura de 300 m. se demora una hora, para recorrer una diferencia de 725 m. se demorará X horas. 300 m 60 minutos 60 . 725 300 = 2 horas, 26' En consecuencia, el batallón recorre, por un sendero de 25% de pendiente, su propia profundidad en 2 horas 25 minutos. Por, este procedimiento se pueden hacer todos los cálculos necesarios pa- ra saber cuanto demora una columna de todas las armas en fran- quear una pendiente, en recorrer un camino, en pasar por un pun- to, etc. 3.º—El itinerario de marcha. 38). En nuestros terrenos montañosos se pueden seguir dos procedimientos para fijar el itinerario de marcha: a) Cuando no se cuenta con carta topográfica de la región; y b) Cuando se cuenta con ella.
  • 20. TRATADO CHILENO DE MONTAÑA 145 En el primer caso a) y con el conocimiento general que se tie- de la conformación geográfica de nuestra cordillera, se puede deducir, con ayuda de los reconocimientos de los principales cami- nos y senderos hechos desde la paz, como también por las informa- ciones proporcionadas por los regionalistas, los siguientes impor- tantes datos: —Dirección, altitud, grandes pendientes y longitud del sendero. —Principales accidentes, valorización de ellos y obras que se pueden construir para salvarlos. —Cubierta, si es firme o suelta, piedra rocosa, nevada, etc. —Recursos en agua, forraje y leña. Elementos de subsistencias. —Principales cajones que convergen hacia él. Una vez reunidos estos antecedentes, se enviará una patrulla de Oficial a reconocerlo y jalonarlo. Esta patrulla deberá tener aproximadamente la siguiente com- posición: 1 Oficial jefe de patrulla. 1 Oficial de Ingenieros. 2 Baqueanos. —Cuando es para la región norte: mineros. —Cuando es parar la región central: excursionistas. —Cuandc es para la región sur: cargueros. En general, tienen valor como baqueanos, los regionales que viajan constantemente hacia el interior de la cordillera y año a año hayan renovado el conocimiento de nuevos senderos y rutas. 1 patrulla de F. A. 1 mula con herramientas y explosivos. 6 jaloneros. 6 obreros. 1 bagaje. Estas patrullas deberán adelantarse a la columna, por lo me- nos con 24 horas de anticipación. Con los resultados obtenidos, el Comando hará el correspondien- te itinerario de marcha. 39). Para el caso b) o sea, cuando se tenga carta de la región, entonces se procederá conforme a las siguientes prescripciones: a) Dijimos que "la duración de la marcha dependía de la dife- rencia de nivel entre el punto inicial y el fin de la etapa y no de la distancia horizontal entre ambos puntos". b) Para calcular esta duración, teniendo carta topográfica, es indispensable sacar el perfil del sendero a seguir: para lo cual se puedan emplear escalas aumentadas a fin de obtener claridad en el M. del E. 2.
  • 21. MEMORIAL DEL EJERCITO c) ¿Los tiempos de duración de los recorridos, antes y después de franquear las pendientes se consiguen aplicando los procedimien- tos indicados anteriormente. d) Un ejemplo nos ilustrará mejor: Sea un sendero de 25% de pendiente, que debe ser recorrido por una columna de todas las armas, desde la zona de descanso A al objetivo B. según los siguientes datos: De A. a C camino horizontal de 5 km. De C. a D. en subida, dif. niv. 750 mts. De D. a E. en bajada, dif. niv. 450 mts. De E. a F. en subida, dif. niv. 500 mts. De F. a G. en bajada, dif. niv. 300 mts. De G. al objetivo B. camino horizontal de 2 km. e) Con el perfil anterior se procede a llenar el siguiente cuadro: Fracciones de itinerario De A. a C. De C. a D. De D. a E. De E. a F. De F. a G. De G. a B. Diferencia de nivel a franquear Horizontal. 750 450 500 300 Horizontal. Longitudes horizontales 5,000 m. 2,000 m. Más un gran alto para almorzar. Tiempos necesarios 1 h. 15' 2 h. 30' 1 h. 30' 1 h. 40' 1 h. — — 30' 3 h. 25' 1 h. 30' 9 h. 55' Distancia real por recorrer 5,000 m. 3,000 " 1,800 '' 2,000 " 1,200 " 2,000 " 15,000 xn. Obs. 4 km./h. 4 km/h. 146 Por el cuadro anterior se puede deducir que la columna hará, una marcha de 9 horas 55 minutos y recorrerá una distancia de 15 Kms. incluyendo el gran alto para almorzar. 40). Aun cuando el itinerario se haya hecho con la mejor carta de la región, es indispensable reconocer previamente el camino que se va a recorrer. Y si esto no fuera posible y sólo se dispusiera de antecedente que no arrojaran mucha luz sobre las condiciones del sendero, un oficial de experiencia debe marchar con las primeras fracciones de la vanguardia, aparte de la patrulla que previamente debe haberse
  • 22. TRATADOCHILENO DE MONTAÑA 147 ¡enviado adelante, acompañado de baqueanos y de elementos para arreglos inmediatos del camino, a fin de evitar entorpecimientos en la marcha. 4.º—La ejecución de las marchas. 41). El aire de marcha deberá circunscribirse, en la montaña, únicamente al paso. Este seca largo, lento y flexible. A medida que una pendiente se haga más fuerte, la cadencia será más lenta y el paso más corto. En las bajadas se mantiene la longitud del paso, pero se acelera la cadencia. El forzamiento del paso o la aceleración anormal de una co- lumna, provoca agotamientos, exige mayores esfuerzos y no se ob- tiene el rendimiento deseado. 42). La tropa que deba franquear una pendiente sin senderos deberá marcha en direcciones oblicuas, buscando los lomajes más suaves, o, en otros términos, zigzagueando hacia la cumbre. En esta forma se evita la fatiga del corazón y los pulmones. En las bajadas es necesario buscar las caídas de los lomajes o las medias-laderas, y si la pendiente no tiene senderos se procederá como a la subida. Así se evita el cansancio muscular. Si se acelera el paso, el golpe del saco andino repercutirá sobre los músculos de las piernas, sobre el vientre y la columna vertebral. 43) Una vez franqueadas las pendientes que han exigido esfuer- zos superiores a los normales, se seguirá la marcha con la cadencia del paso de montaña. Si la tropa demuestra estar cansada después de estos esfuerzos, el 'Comando no esperará otra ocasión para darle descanso. Si el es- fuerzo ha sido sumamente fatigoso y la tropa denota agotamiento, sele dará un largo descanso, y si es necesario, se le hará dormir. 44). En la región norte no se exigirá a tropas que no estén lar- gamente entrenadas, esfuerzos muy considerables y sólo se emplea- rán aquellas que hayan recibido una acabada instrucción regional, además de haber permanecido más de un año en dicha región. Debe considerarse que los esfuerzos de subida son violentos y que la rare- facción del aire ataca prontamente los pulmones, el corazón y además quebranta el sistema nervioso. 45). En la región central, donde son frecuentes las subidas vio- lentas, se cuidará especialmente el corazón del soldado. Si del respec- tivo examen resultare que éste no está apto para resistir un esfuer- zo prolongado, se le eliminará del servicio de la montaña. 46). En la región sur los esfuerzos son menores, debido a que las alturas no son tan considerables, pero siempre habrá que ins- truir al soldado para actuar en buena forma en la humedad, en te-
  • 23. 148 MEMORIAL DEL EJERCITO rrenos mojados, sombríos, etc., terrenos que a menudo son causa de enfermedades pulmonares. 47) Todo entrenamiento en la montaña, para considerarse ade- cuado, debe tener como mínimum la duración de un año, entendién- dose por tal: permanencia, ejercicios, adiestramientos, etc. 48). Si la situación exige el inmediato empleo de una fracción aún no largamente entrenada, será arte del Comando saberla emplear. Si el vestuario es adecuado, la alimentación abundante, y los cuadros permanentes poseen la instrucción reglamentaria, siempre se tendrá éxito, aún con poco entrenamiento. 49'). Se cuidará que después del gran alto, no tenga la tropa que efectuar grandes subidas. Dentro de la jornada es conveniente ubicar el gran alto en la segunda mitad de la marcha, a fin de apro- vechar éste en el almuerzo y atención al ganado. 50). Si el camino permite en toda su extensión que las tropas marchen en conlumnas de a 3 para la Inf. y de a 2 para la Caballe- ría, se procederá en esa forma; pero si el camino se transforma en sendero, es preferible desde la partida salir en columna de a 1, pues en esta manera el hombre tiene más libertad, más aire para mante- ner su vigor por más tiempo y se evita la confusión, al pasar en un sector estrecho, de una formación apretada a una holgada. 5l) Las variaciones del terreno, las pendientes, las formaciones en columna de a 1, dan a las unidades una profundidad 5 ó 6 veces mayor que lo normal, por lo que la Compañía, Escuadrón y Batería, pasan a ser la unidad de marcha en la montaña, recayendo en el Capitán el absoluto control de su tropa. En senderos, cada Comando ocupa su puesto reglamentario. 52). Todo oficial de fila marchará a pie y con saco andino. Un oficial subalterno, acompañado de un suboficial resistente, regula- rán constantemente la marcha de la Columna. Irán a la cabeza de ella. 5.º.—Marcha en condiciones especiales. 53). La variedad con que se nos presenta nuestra montaña: partes nevadas, otras boscosas, pasos de ventisqueros, campos de penitentes, etc., hacen que a la marcha en terrenos montañosos, de- ban agregarse algunas indicaciones, para que ella se realice sin tro- piezos. En efecto, tenemos: a) Marcha sobre la nieve. Es muy frecuente en nuestra cordillera, aún en estaciones de calor, encontrar pedazos del camino cubiertos de nieve. Antes de iniciar su paso hay conveniencia de hacer un análisis de la nieve
  • 24. TRATADO CHILENO DE MONTAÑA 149 y evidenciar si es dura o blanda. Si es dura, cuadrillas de obreros con picotas irán marcando la huella y luego se enviará una frac- ción de Infantería para afianzar y agrandar la huella mediante su paso. Si, por el contrario, la nieve es blanda, se estudiará su espesor. Si ésta resulta ser una delgada capa, se hará formar la huella por el paso de una fracción de infantería con raquetas. Si la nieve tie- ne un gran espesor y los hombres y animales se hunden hasta 0.50 m. de profundidad, es el caso de cubrir la huella con carpas, mantas o frazadas peleros. . Si el espacio nevado por cruzar es demasiado largo, se toma- rán algunas medidas más de detalle, como ser: —Evitar que el personal se siente sobre la nieve en los des- cansos. —Aumentar los descansos, pero reducirles su duración. —Impedir que los hombres coman nieve, para evitar enfer- medades. —Los hombres que van abriendo o agrandando la huella, de- ben ser relevados continuamente. —La cadencia de marcha se disminuirá notablemente, a fin de evitar el cansancio. —Las distancias entre los hombres y entre los animales car- gados, se aumentarán al doble. —Al término de la marcha sobre la nieve, es conveniente darle al personal una porción de te o café caliente. b) Marchaconneblina. Los principios que rigen las marchas de noche, deben aplicarse a la marcha dentro de la neblina. Si la neblina es poco densa y no hay viento, la marcha se puede continuar en forma normal; pero se darán todas las instrucciones pertinentes como una acertada previsión. Si la neblina es densa, que impida ver más allá del hombre que se lleva a su frente, se procederá a estrechar las distancias hasta mantenerse un estrecho contacto visual. La orientación se dificulta enormemente y si la neblina se es- pesa y cubre el sendero, es el momento de emplear los mejores y más inteligentes baqueanos, a fin de que guíen a la columna. El jalonamiento de la marcha y las señales acústicas adquieren una importancia especial. Si la marcha dentro de la neblina se hace próxima al enemigo, constantemente se cuidará cuando aparezca hacia el cielo un ojo de luz, lo que indica que pronto el tiempo se despejará y desde ese mo-
  • 25. 150 MEMORIAL DEL EJERCITO. mento se vuelve a las distancias normales, para que el enemigo, al desaparecer la neblina, no encuentre un compacto objetivo que batir. c) Marcha con tiempo frío. Antes de iniciar la marcha con tiempo frío es necesario dar a, la tropa una bebida caliente. Durante la marcha, el calor natural del cuerpo hace que el individuo no necesite mucho abrigo: pero cuando se llegue al final de jornada, o en el gran descanso, habrá que aumentarlo considerablemente. Si el frío es intenso, se cuidará de suministrar a la tropa bebi- das calientes y alimentación más a menudo, pero no en gran cantidad. La duración de los descansos se disminuye, a fin de no tener mu- cho tiempo inactivo el organismo. d) Marchas con calor. La estructura general de los cajones cordilleranos hace que el calor se encierre en el fondo de los valles; en cambio, en las alturas: crestas, cuellos, gargantas, sillas, etc., los vientos helados contrastan con el calor de la parte encajonada. Pero como los caminos y senderos, nunca corren por las altas cumbres, sino por las laderas y valles, el calor los toma con toda su intensidad. Para este caso se recomienda: —Iniciar la marcha lo más temprano posible, a fin de evitar las horas de mayor calor. —Fijar el rancho para el término de la jornada, y evitar así el gran descanso que sería a todo sol. —Dar comodidades en el abrigo de la tropa. —Aumentar los descansos para evitar la fatiga. —Descansar antes de franquear cualquier pendiente. —Impedir los altos en las gargantas de los cerros, para evitar los vientos helados y por consecuencia los enfriamientos. —Darle una mayor atención al abastecimiento del agua, para lo cual enviar con las primeras fracciones de la vanguardia una patrulla sanitaria, para examinar las aguas de los arro- yos que cruzan el camino. e) Marchas dentro de túneles. 'Es frecuente que los caminos de nuestra cordillera pasen por túneles (Trasandino por Bermejo; Lonquimay, etc.) o que para evi- tar rodados se construyan corredores en forma de túneles, cuyo paso requiere de disposiciones especiales.
  • 26. TRATADOCHILENODEMONTAÑA 151 En invierno, las estalactitas constituyen pequeños obstáculos en el interior de los túneles, aparte que el suelo húmedo forma escarcha resbaladiza. Para el. paso de la columna, en túneles de más de 300 mts. de longitud, que no cuenten con luz eléctrica, se encenderán lámparas a carburo, llevando una por Sección. Además, se tenderán cuerdas a ¡o largo de la columna para mantener la distancia. Para el paso de columnas a lomo, se harán marchar a la cabeza los mulares más mañosos y se colocarán lámparas fijas cada cierto número de metros. f)Marchasensenderosboscosos. Nuestra región sur cuenta con senderos hechos a través de los bosque. Para la marcha por ellos se adelantarán con la vanguardia patrullas de obreros premunidos de hachas, serruchos, etc., a fin de ir despejando el camino. Es frecuente que en medio de estos bosques permanentes hayan zonas pantanosas, las que se reconocerán previamente a fin de evi- tar los peligros, y luego se les hará un tapizado de troncos de ár- boles, ramas, etc., para el paso de las tropas. Cuando el sendero no esté bien marcado, es necesario un gran jalonamiento, a fin de mantener la orientación de la columna. Para evitar sorpresas del enemigo, las vanguardias estarán cons- tituidas particularmente por tropas de infantería, las que, previo un reconocimiento del adversario, pasarán violentamente al asalto. Grandes dificultades tienen para su acción las flanco-guardias, por lo que raras veces se podrán organizar. En su reemplazo, la van- guardia enviará observadores laterales cada cierto tiempo, para que se internen un tanto en el bosque y escuchen y observen movimientos enemigos. g)Marchassobrerodadosyventisqueros. Los rodados están constituidos por talwegs estrechos de terreno flojo, casi verticales, cuyas líneas siguen los derrumbamientos al precipitarse en la llanura o al fondo de los valles". Estos se podrán cruzar siempre que más bajo que ellos no haya otras tropas. Si una columna no puede evitarlo — que es lo que siempre debe hacerse, buscando las partes más altas del rodado — se pasará por grupos, abriendo huella entre las piedras sueltas, rocas, etc. Esto hace que la columna pierda un gran tiempo. "Los ventisqueros son lugares donde se amontona la nieve por acción del viento". Pasar los ventisqueros es un ejercicio demoroso, que requiere cuidados especiales y gente entrenada.
  • 27. 152 MEMORIAL DEL EJERCITO . Los primeros soldados pasarán en grupos reducidos para for- mar la huella, dejando en las partes más peligrosas, oficiales encar- gados de dirigir el movimiento. Por medio de cuerdas, se puede afianzar el pasaje de los ven- tisqueros y los grupos deben darse a conocer unos a otros los peli- gros que tiene el ventisquero y sus partes más difíciles, a fin de ase- gurar la vida a los que vienen atrás. h)Escalamientoderocas. Solamente pequeñas fracciones, premunidas de equipo espe- cial, podrán escalar rocas, ayudadas de cuerdas, picotas, etc., y lo harán con el objeto de establecer puestos de observación, colocación de armas automáticas o para tender andariveles de campaña Los escaladores no deben mirar hacia abajo, para evitar los vértigos. Si una fracción mayor debe escalar una roca, entonces las tropas de zapadores procederán a construir una pista que permita a la columna evitar la pasada por ella. i) Marchaporcamposdepenitentes. Algunas regiones de nuestra cordillera central tienen campos de penitentes, que son restos de derretimientos de nieve socavados por el viento, frente a los cuales las tropas pueden mimetizarse y avanzar en formaciones abiertas. No ofrecen peligros a la marcha. j)Variacionesatmosféricas. Para prevenir oportunamente las medidas tendientes a evitar temporales, nevazones, cambios bruscos de temperaturas, etc., se pueden considerar las siguientes variaciones barométricas, como da- tos probables: —Variaciones lentas y continuas del barómetro, con un brusco cambio de tiempo, indica que este cambio es de corta du- ración. —Después de la variación, si hay un tiempo largo sin cambios en la atmósfera para producir un fenómeno de tiempo, quie- re decir que éste será largo. —Variaciones bruscas del barómetro quiere decir que habrá cambios de temperatura, de no mucha duración; pero si las variaciones son acentuadas, se puede prever un temporal de 2 ó 3 días.
  • 28. TRATADOCHILENO DE MONTAÑA 153 —Un descenso del barómetro que sea de más de 5 mm. en la noche y de un centímetro desde la víspera, quiere decir que el mal tiempo se avecina. —Neblinas sobre picachos conocidos indican lluvias. —Neblinas bajas en los cajones no indican cambios atmosféri- cos. Con el sol se disipan. (Continuará).
  • 29. Necesidad de fijar nuevas fechas para la cons- cripción, especialmente en la IV. D. E. y Des- tacamentos Australes. Por el Mayor Sr. Germán Portales L. ESQUEMA. 1.—Introducción. 2.—Desventajas del período con una convocatoria simultánea. 3.—Nuevo plazo de conscripción para la Zona Sur y Austral de Chile. 4.—Ventajas de un nuevo período, con plazos escalonados. 5.—Inconvenientes que presentaría. 6.—Conclusión. D E S A R R O L L O . 1.—Introducción. En Chile, desde hace algunos años a esta parte, hay contingen- te en las filas del Ejército sólo durante un plazo próximo a los nueve meses. Anteriormente habíamos tenido hasta un servicio de 18 meses y una Convocatoria de 12; pero los factores económicos han impedido llevar a la práctica permanentemente estas leyes vi- tales para la defensa nacional. En las naciones cuyo servicio militar dura 2 ó 3 años, el ejér- cito permanece en constante alistamiento, ya que el licenciamiento de los contingentes antiguos coincide con el acuartelamiento de los reclutas y así se mantiene sobre las armas un número suficiente de ciudadanos aptos. Si consideramos el problema desde un punto de vista netamente nacional podríamos, por lo menos, resolverlo en forma de que —sin que irrogue al Erario un mayor desembolso— se pueda alcanzar, den- tro del plazo actual del servicio militar, los fines que éste persigue, en una forma más efectiva. En el curso del presente artículo intentaré dilucidar algunos puntos de carácter general que pudieran servir para estudiar una Solución práctica susceptible de ser realizada ya en el presente año.
  • 30. 156 MEMORIAL DEL EJERCITO El clima del país, que varía desde caluroso de la Zona Norte al. frío y lluvioso de la Zona Austral, no puede presentar —aten- diendo sólo a su influencia— iguales y uniformes condiciones para el aprovechamiento del plazo de la convocatoria anual, la cual fija igual fecha para toda la República, tanto para el acuartelamiento como para el licenciamiento del contingente. Hasta la Zona Central del país, o sea, prácticamente hasta el paralelo 36 (Linares-Cauque- nes) no influyen mayormente las condiciones climatológicas en la instrucción de las tropas. Dentro del territorio de la IV. D. E. las persistentes lluvias del invierno impiden casi por completo la instrucción en el terre- no, especialmente dentro del Período de Reclutas (Abril a Agosto) y se llega al de Compañía (Batería) sin que los conscriptos hayan adquirido una clara visión de su cometido como tirador en el com- bate o en el servicio de campaña. En esas condiciones tan preca- rias se llega, a veces, hasta fines del período de unidades, pues, la humedad del suelo no ha permitido hacer una continua y sis- temática instrucción lejos de los cuarteles. Cuando llega el buen tiempo, nos encontramos ya en el período de Grandes Ejercicios y Maniobras —el tínico efectivamente aprovechable en el Sur— para alejarnos de la instrucción "bajo techo" y hacer "vida de campa- ña"... y entonces hay que preparar el licenciamiento y pasar No- chebuena con el Ejército en el esqueleto de sus exiguos cuadros de carrera y a contrata. La tragedia provocada por el terremoto que asoló el 24. I. 939. la zona de Chillán y Concepcióín, nos puede dar una idea de las dificultades que deben confrontarse cuando no hay, en un momento dado, ninguna fuerza suficientemente organizada para hacer frente a las contingencias de lo inesperado. Por desgra- cia, el terremoto ocurrió precisamente cuando correspondía al Ejér- cito la "época de receso" y la máquina —sin sus ejecutantes— en- tró a esa lucha con desventaja. Los profesionales comprenden que, si bien es cierto, un ejército no debe su razón de existir a los terre- motos o a fenómenos parecidos, cualquiera otro de carácter interno —social o político—o internacional, debiera encontrarlo en condi- ciones más ventajosas que las de Enero de 1939. Ellas pueden con- seguirse en parte no pequeña, con un simple cambio de las fechas de convocatoria para las Grandes Unidades distribuidas a lo largo del territorio nacional. Esta necesidad es urgente para todas las uni- dades de la IV. D.-E. y para los Destacamentos Australes, conside- rando la totalidad de ellos como ya existentes. 2.—Desventajas del período con una convocatoria simultánea. En la IV. D. E., las estadísticas presentadas en las Revistas de Reclutas acusan un elevado promedio de días lluviosos, los. cuales dejan en claro que en la, época, los días aprovechables para
  • 31. NECESIDADES DE FIJAR NUEVAS... ción en el terreno fueron contados. Para citar cifras, pueden servir muy bien los datos tomados en la Guarnición de Osorno durante el período de Reclutas de 1939. Ellos van a continuación: La instrucción comenzó el 4 de Mayo y la Revista se realizó; el 11 y 12 de Septiembre de 1939. Hay, que hacer notar que la ins- trucción fué iniciada algo tarde, debido al acuartelamiento de con- tingente para el "Regimiento Mixto Ñuble", pero está compensado con el período de la Infantería-Artillería, ya que el de Ingenieros había sido prolongado hasta Septiembre. Días de instrucción (incluidos los de Revista) ... 106 Días de lluvia y nublados . 83 Tanto por ciento de días lluviosos en el período .. 48,1% El tiempo en el período que nos ocupa fué el siguiente: Mes de Mayo. Días de lluvias 20 Días nublados 3 Días de sol — Días hábiles 23 Mes de Junio. Días de lluvia 13 Días nublados ... 10 Días de sol (1 mañana y 1 tarde) 1 Días hábiles 24 Mes de Julio (mes inicial del nuevo plazo). Días de lluvia 3 Días nublados 9 Días de sol . 11 Días hábiles 23 Mes de Agosto. Días de lluvia 13 Días nublados ... ... 7 Días de sol 6 Días hábiles ... ...... ...... 26
  • 32. 158 MEMORIAL DEL EJERCITO Mes de Septiembre. Días de lluvia . 11 /2 Días nublados 5 Días de sol 31 /2 Días hábiles 10 RESUMEN. Días de lluvia 51 Días nublados 32 Días de sol 23 106 Estos datos prueban que en una guarnición menos lluviosa que Valdivia y Puerto Montt, los días hábiles para la instrucción al aire libre fueron sólo 55, lo que es bastante precario en un período tan corto, que no sobrepasa de 9 meses. La crudeza del clima ha obligado al personal —por decirlo así— a guarecerse en Cuarteles de Invierno para cubrirse de las inclemencias del tiempo, pero en ellos la falta de locales adecuados impide el buen desenvolvimiento de todas las actividades militares dejándose en segundo término — como bien se comprende— la principal, o sea, la instrucción en el terreno. Esta necesidad es la que ha inspirado las ideas del presente ar- tículo y cuya solución podría alcanzarse casi por completo con un plazo diferente para la convocatoria del contingente de la IV. D. E. y de las unidades australes. Casi podría asegurar que la situación que les depara el clima a las unidades de la IV. D. E. también la sufren las de Concepción, Angol y otras ciudades. Por esa razón, bien podría ser válido este estudio para el territorio de la III. D. E. y unidades que en él se encuentren. 3.—Nuevo plazo de conscripción para la Zona Sur y Austral de Chile. En el cuadro que sigue se considera todo el Ejército, ya que sólo así puede verse claramente la trascendencia que tendría un es- calonamiento de la Convocatoria anual, no sólo en el caso de la IV, D. E. y Destacamentos Australes.
  • 34. MEMORIAL DEL EJERCITO. Con el cambio de fechas en una futura Convocatoria Anual po- drían presentarse, según esto, dos situaciones: 1.º) Se llama contingente el 1.º de Abril para la I., II., III., D. E. y D.C. (incluso Escuelas); se posterga el llamado hasta el 1.º de Julio para los conscriptos de la IV. D. E. y Destacamentos Australes. 2.°) Se llama contingente el 1.º de Abril sólo para la I., II. D. E. y D. C. (excepto III. Brig. Cab.); posterga III. y IV. D. E. Para lograr un escalonamiento progresivo no parece aconse- jable incluir a la III. D. E. en la reforma dentro del primer año, en que pudiera ponerse en práctica esta sugerencia. Si fuera acep- table para el presente, se incluiría la III. D. E. el año 1941, en igual período de conscripción que la IV. D. E. y Destacamentos Aus- trales. 4.—Ventajas de un período de instrucción con plazos escalonados. Si se resumen las principales ventajas que se consiguen con el cambio que aparece en el Cuadro de la Convocatoria anual del Ejér- cito, en orden de importancia se obtienen las siguientes: 1.º) El Ejército mantiene siempre dos Divisiones sobre las armas. 2.º) La I., II. D. E., D. C. y Escuelas de Aplicación de las ar- mas mantienen un período que satisface la instrucción del personal, dentro del plazo "práctico" de conscripción. 3.º) La (III. D. E.), IV. D. E. y Destacamentos Australes, cam- bian su actual período de conscripción postergándolo para el mes de Julio adelante. En un plazo así, la instrucción se puede hacer en época más favorable y el período de Instrucción de Unidades se em- pieza y termina con ejercicios en el terreno. 4.º) El período que comienza en Julio, termina en una fecha oportuna para el año escolar (Escuelas e Institutos) tanto militar como civil (Colegios secundarios, Universidades). El Plan de desti- naciones sería realizable sin entorpecimiento en Marzo-Abril. 5.°) Se puede mantener la tradición de la Jura de la Bandera, dejando la fecha de aniversario del Combate de la Concepción (9 de Julio) —para la IV. D. E. y Unidades Australes— como una fiesta de recepción del Contingente y la de Juramento a la Bandera se realizaría el 18 de Septiembre, fecha del aniversario patrio. 6.º) Se pueden realizar anualmente Grandes Ejercicios, en que puedan participar varias Divisiones, p. ej. II. D. E. con Escuelas o D. C.; III. y IV. D. E., etc. 7.º) La Instrucción de Cuadros, en la IV. D. E. y Destacamen- tos Australes —que comprenden academias de repaso e instrucción en el terreno hasta la Escuadra (Pieza) —es susceptible de. efec-, tuarse en Junio con personal antiguo, 160
  • 35. NECESIDADES DE FIJAR NUEVAS... 161 ¡8.º) Cursos para Oficiales de Reserva pueden continuarse por in- tercambio de personal entre las Divisiones —sin interrumpir la ins- trucción de acuerdo con el orden de sucesión de las fechas propues- tas (véase cuadro). Por ej., de la II. se puede destinar, para que continúe prestando sus servicios en la IV. D. E., a un Aspirante a Oficial que haya alcanzado en la División citada, hasta el grado de Sargento 2.°; éste podría continuarlo en una unidad del arma de la otra División, hasta alcanzar el grado de Oficial de Reserva. A la inversa, uno de la IV. D. E. podría continuarlo en la II. D. E., pues así lo permiten las nuevas fechas. 9.º) Parte del material de una División, por ej. las Columnas Automóviles, pueden ser puestas a disposición de otra unidad, que trabaja dentro de un plazo distinto, para realizar Grandes Ejerci- cios o Maniobras. 5.—Inconvenientes del período propuesto para la IV. D. E. Después de apuntar una serie de ventajas, se hace necesario dejar también constancia de los inconvenientes que envuelve un cam- bio como el propuesto. Los principales inconvenientes que se deri- van, son los siguientes: 1.º) Las diversas Unidades del Ejército (Divs. Ejto., D. C.) no alcanzarían en un momento dado un grado uniforme de instruc- ción, pues, v. gr., mientras en algunas unidades se ha terminado el período de instrucción, en otras se ha pasado sólo la Revista de Re- clutas. Este inconveniente no es tan grave, ya que en caso de movi- lización, pasada la Revista de Reclutas, se considera al personal con valer militar. 2.º) Las comisiones que en la actualidad se realizan en épocas de receso (Reconocimientos de verano en la IV. D. E.) distraerían personal de la instrucción, en igual forma como los requieren los de invierno, por ej. en la misma IV. D. E. 3.º) La permanencia —en los cuarteles— de campesinos, duran- te las cosechas disminuye el número de brazos en esta clase de fae- nas. Este inconveniente no tiene tampoco gran valor, si considera- mos la exigua cantidad de braceros agrícolas que llama el Ejército, en comparación del número de habitantes. En países densamente poblados y que además tienen el Servicio del Trabajo, se pide has- ta el concurso de las Unidades del Ejército en la recolección de las cosechas, pero es un caso diferente al de Chile. 4.º) El personal contratado y el de Oficiales no puede hacer uso de feriado en época de verano, sino que en Abril y Mayo en la IV. D. E. y Destacamentos Australes. Este inconveniente tiene su inmediata explicación en el hecho que se han dejado precisamente estos meses favorables para los ejercicios de campaña y llenar así M. delE.3.
  • 36. 162 MEMORIAL DEL EJERCITO debidamente un fin del servicio; este tiempo se quita entonces al bienestar privado del personal y de sus familiares. De una justa valorización de estos inconvenientes, en compara- ción con los beneficios que aconsejarían modificar lo que existe, po- dría desprenderse la aceptación inmediata de las fechas de Convo- catoria consignadas en el Cuadro respectivo; pero como los trámites legales del Decreto de Convocatoria Anual deben estar a la fecha bastante avanzados (24. II.) y no se estima del caso modificarlo el presente año; su nueva aplicación servirá para corroborar las ideas ya consignadas. 6.—Conclusión. La ejecución del plan propuesto, en el presente año, significa- ría postergar la Convocatoria —para los ciudadanos que deben hacer su servicio en la IV. D. E. y Destacamentos Australes (Destaca- mento Magallanes, etc.)— para el 1.º dé Julio de 1940. Desde el año próximo, este mismo período (Julio-Marzo) se podría hacer ex- tensivo a la III. D. E. Como una ventaja accesoria imediata, se obtendría la economía de alimentación correspondiente al personal que posterga tres meses su acuartelamiento, fondos que podrían invertirse en completar las necesidades de vestuario y equipo o bien en mejoramiento de ins- talaciones en los Cuarteles de las Unidades de la IV. D. E. El tiempo en que se posterga la conscripción se utilizaría, con el personal a contrata, ampliando debidamente la Instrucción de Cuadros y organizando un Curso Regimentarlo de Oficios Manuales como prescribe el D|S. S. 3. N.º 976 bis., de 15. VI. 939. (B|O. 27, pág. 826). Finalmente se puede asegurar que, salvo razones poderosas que obren en contrario, un cambio de plazo de conscripción para la IV. D. E. y Unidades de la Zona Austral de Chile, sería altamente be- neficioso para alcanzar mejores fines en la instrucción de las tro- pas. Su estudio reclama una solución urgente la que, por lo demás, no implica nuevos desembolsos al Erario Nacional.
  • 37. Munición "PP" en armamento menor. Por el Mayor Sr. Abdón Parra. Las Tablas de Tiro, confeccionadas recientemente para el F. A. Madsen de 7 mm., con municiones P y PP, dan los datos siguientes: a) Velocidad inicial de P = 835 m|seg. y PP = 735 m|seg. ib) Velocidad restante, a 600 m. de P = 485 m|seg. y PP = 480 m seg. Velocidad restante, a 2500 m., de P = 150 m|seg. y PP 215 m seg. c) Duración del trayecto, a 900 m., de P = 1,68 seg. y PP = 1,70 seg. Duración del trayecto, a 2500 m., de P = 11,62 seg. y PP = 7,81 seg. d) Rasancia de la trayectoria, a 800 m., de P = 2,51 m. y PP = 2,56 m. Rasancia de la trayectoria, a 2500 m., de P = 173 m. y PP = 85 m. e) Alcance eficaz, de 15 kgm., de P = 2150 m. y PP = 3600 m. f) La bala P tiene forma puntiaguda, pesa 9 grs., y su camisa es de acero. La bala PP tiene forma puntiaguda y tronco de cono contrapuesto a la punta, pesa 10,45 grs. y su camisa es de tombac. Esta diferencia de bondades balísticas en estas municiones, de distintas características técnicas, nos demuestra que la bala P es superior para las distancias de tiro medias y cortas; para las gran- des distancias de tiro es más ventajosa la bala PP. Esto nos dice que la munición PP debe ser empleada en ametralladoras, que tienen por misión principal apoyar con su fuego el avance de los fusileros, a las grandes distancias de combate; la munición P debe ser usada en fusiles, cuyo fuego adquiere toda su eficacia sólo a las distancias cortas. Esta forma de empleo de las municiones está de acuerdo, tam- bién, con la Táctica, que hoy exige que las ametralladoras tengan un alcance eficaz mínimo de 3000 metros; dicha condición la cum- ple solamente la munición PP.
  • 38. 164 MEMORIAL DEL EJERCITO Sin embargo, se podría pensar que es más conveniente, por ra- zones de simplicidad, de uniformidad, etc., emplear en el armamen- to menor un solo tipo de munición; pero, hay razones técnicas que han obligado a los Ejércitos a transportar la munición P para fu- siles y la munición PP para ametralladoras. Al respecto, la Técnica dice: 1.—Si se quiere obtener gran Velocidad inicial, condición pri- mordial del tiro muy rasante a las pequeñas distancias, es necesa- rio tirar con balas livianas. 2.—La bala alemana S (P) ha sido la primera bala liviana, y siguiendo a Alemania, la mayoría de las potencias han realizado las balas livianas destinadas al fusil individual. 3.—Para las armas que deben tirar a distancias cortas la con- dición que importa es la gran velocidad inicial. 4.—La bala liviana P tiene una trayectoria más rasante que la bala pesada PP, a las distancias cortas. 5.—Tratándose de tocar objetivos visibles, la forma de la tra- yectoria es tanto más favorable cuanto más rasante sea. 6.—El combate de fuego con el fusil es decisivo a las distan- cias cortas. 7.—La bala P conviene mejor para el tiro del fusil; la bala PP conviene mejor para el tiro de ametralladora. Se puede observar que dicha teoría concuerda con los valores prácticos obtenidos con nuestras municiones P y PP, liviana y pe- sada, respectivamente. En la actualidad, la mayoría de los Ejército extranjeros cuen- ta con estos dos tipos de municiones, en su armamento menor. Así podemos citar: Alemania, en calibre 7,9 mm., emplea en fusiles la ¿bala P de 10 grs. y en ametralladoras, la bala PP de 12,5 grs. Francia, en calibre 7,5 mm., emplea en fusiles la bala C (P) de 9 grs. y, en calibre 8 mm., emplea en ametralladoras la bala D (PP) de 12,85 grs. Dinamarca, en calibre 8 mm., emplea en fusiles la bala P de 12 grs. y en ametralladoras la bala PP de 14 grs. Argentina, en calibre 7,65 mm., emplea en fusiles la bala P de 10 grs. y en ametralladoras la bala PP de 12 grs., etc. La obligación de tener que transportar varias clases de muni- ciones para armas de un mismo calibre, pero de diferente empleo táctico, es un inconveniente muy insignificante comparado con la ventaja de poder usar las armas con toda eficacia. Los ejércitos modernos tienen dotado su armamento menor, además de las muni- ciones corrientes P y PP, de balas especiales: luminosas, perforan- tes, incendiarias, etc.
  • 39. El dominio del mar. Por el Capitán de Navio Sr. Jorge Videla Profesor de Guerra Marítima en la Academia de Guerra. I.—Concepto del dominio del mar. Una condición esencial para coordinar un plan de conjunto entre el Ejército; la Marina y la Aviación, es el conocimiento exac- to de lo que compete exclusivamente a cada una de las institu- ciones. La misión común del Ejército, de la Marina y de la Aviación, es tratar de conseguir, por todos los medios, doblegar la voluntad combativa del enemigo. Pero para llegar a obtener este fin, cada rama de la defensa nacional opera dentro de una modalidad dis- tinta, impuesta por el teatro de operaciones en que actúan y los medios que cada una emplea. Mientras el Ejército cumple su misión aniquilando las fuer- zas adversarias y ocupando su territorio, la Marina no puede al- canzar su objetivo tan directamente, porque las costas limitan la acción de los buques y porque los barcos enemigos pueden refugiar- se en puertos fortificados, que los pongan a salvo de toda agre- sión. En la guera terrestre, el teatro de operaciones se encuentra casi siempre en el territorio del beligerante más débil. Las opera- ciones del Ejército están limitadlas por las características del te- rreno en que actúa y por la resistencia que le oponga el adversa- rio. En el mar, en cambio, la actividad bélica dé, los buques puede llegar tan lejos como el mar mismo, y la libertad de movimientos de las fuerzas navales es tan amplia que no admite comparación con la de las fuerzas terrestres. Esta diferencia entre los teatros terrestres y marítimos, da a la guerra en el mar su característica particular. El mar no per- tenece a nadie exclusivamente, es un bien sin dueño. Toda nación puede surcarlo y recorrerlo a su albedrío. El mar es un camino. Poseer el dominio de este camino es el objetivo principal de la guerra marítima. Impedir el tráfico de los buques que llevan al enemigo sus medios de vida y de guerra, y
  • 40. 166 MEMORIAL DEL EJERCITO proteger el tráfico de nuestros buques es, en esencia, el objeto de la guerra en el mar. El dominio del mar es el dominio de las ru- tas marítimas. A primera vista, el objeto de la guerra marítima parece poco importante. No tiene un carácter espectacular, porque sus efec- tos no son inmediatos y rotundos, sino que lentos y progresivos. La presión económica y política que se deriva del dominio del mar, se hace sentir antes de haberse efectuado ninguna tope- ración bélica. Mientras que con la guerra terrestre se. ejerce pre- sión económica mediante la victoria o por medió de conquistas te- rritoriales. Con la guerra marítima esa presión comienza a ejercerse con la simple declaración del estado de guerra. La gran disparidad que existe entre la naturaleza y las po- sibilidades de la guerra terrestre y de la marítima estriba, por lo tanto, en la ilimitada extensión del teatro en que esta última actúa y en la rapidez con que en él pueden desplanarse las fuerzas. Un pequeño Estado que acierte a concentrar en lugar y mo- mento oportuno una flota que posea la preparación suficiente, pue- de imponerse a otra nación, aunque sea cien veces superior terri- torialmente. La superioridad de Atenas sobre Persia residía en una superior voluntad combativa, y en la mayor pericia para em- plear las fuerzas navales. El triunfo de Holanda e Inglaterra sobre España, Portugal y Francia, naciones aparentemente más poderosas, se debió al opor- tuno incremento del poder naval de esos dos estados, más peque- ños, pero animados por la energía de la juventud. El Moqueo de la costa alemana en 1848 y la anulación del comercio marítimo ale- mán por la pequeña Dinamarca, advirtieron a los alemanes que era de urgente necesidad volver a ser fuertes en el mar. Del hecho que la guerra marítima se desarrolle en un lugar sin dueño sobre el que nadie tiene derechos de soberanía y al que todas las naciones quieren utilizar en "beneficio propio, resulta que la guerra marítima tiene un carácter político mucho más marca- do que la guerra terrestre. Las operaciones más naturales y de menor importancia de la guerra naval están expuestas a sufrir impedimentos políticos ba- jo la forma de reclamaciones de neutrales. Por eso que al delinear los planes de operaciones de la guerra naval debe considerarse es- pecialmente la repercusión que ellos tendrán sobre los neutrales. El uso demasiado absoluto del dominio del mar puede con- ducir a resultados opuestos a los que se persiguen: en vez de de- bilitar al enemigo, fortificarlo, por el hecho de que los neutrales, al sentir vulnerados sus derechos, intervengan en contra nuestra. En la última guerra, Inglaterra fué estrechando sólo gradual- mente el bloqueo contra Alemania para no herir demasiado los in-
  • 41. EL DOMINIO DEL MAR 167 tereses norteamericanos, pues temía que a consecuencia de los per- juicios que pudieran derivarse de ello, ese país le suspendiera el abastecimiento de municiones. El estadista deberá estar posesionado perfectamente de los pro- blemas que plantea la guerra marítima y del valor que pava el país significa obtener o perder el dominio del mar. El valor de este dominio no es igual para todas las naciones y depende esencialmente de la estructura política, militar, econó- mica y geográfica de cada una de ellas. En algunos casos, el mante- nimiento de las comunicaciones marítimas militares será de impor- tancia decisiva para la posesión o la pérdida de colonias o de terri- torios separados o alejados de la metrópoli, en otros casos, el valor de una nación como aliada estribará en su capacidad para enviar tropas y municiones a través del mar; y, finalmente, hay otros ca- sos en que la obtención, conservación o pérdida de las comunicacio- nes marítimas comerciales constituye para ellas el valor principal del dominio del mar. La importancia de esta dependencia puede ser de tal magnitud que la pérdida del dominio del mar baste para decidir la guerra, corno aconteció en las guerras anglo-española y anglo-holandesa. En otros casos, la decisión de la guerra puede retardarse notablemen- te, y la pérdida de las comunicaciones marítimas se compensa con la obtención de otras comunicaciones terrestres. El afán de neutralizar el dominio del mar ejercido por los in- gleses fué lo que urgió a Napoleón a extender extraordinariamen- te sus conquistas en el continente; fenómeno que se repitió en la pasada guerra mundial por las potencias centrales con la, inusitada extensión de las líneas hasta Oriente. La guerra languideció paula- tinamente en una inmensa línea de trincheras, para terminar Ale- mania por ser vencida por los efectos del dominio del mar, ejercido por sus rivales. Pero cuando un país como Estados Unidos, no depende de sus importaciones marítimas, la presión económica ejercida por el dominio del mar se reduce a mínimas proporciones. En ese caso, el dominio del mar sólo servira para invasiones de islas o territorios Aislados, dándole a la guerra un carácter de objetivo limitado. Los Estados continentales europeos, sin excepción, son muy sen- sibles a la presión económica, ejercida por el dominio del mar, de- bido a la interdependencia de sus intereses comerciales, económicos y financieros con los mercados mundiales. Esos Estados dependen del tráfico marítimo, casi en la mis- ma proporción que Inglaterra. Y a esto se debe que desde la época napoleónica haya ido en aumento constante la importancia del po- der naval, llegando a significar un factor decisivo en las guerras entre naciones del continente europeo.
  • 42. 168 MEMORIAL DEL EJERCITO Pero es preciso dejar establecido, que ninguna guerra podrá ganarse por el exclusivo ejercicio del dominio del mar, o bien, sólo con las fuerzas navales, salvo que se tratará de una guerra entre dos naciones insulares. Inglaterra ha tenido casi siempre en sus guerras, a una potencia continental por aliada, que le ayudara a obtener el objetivo propuesto. Las guerras no se deciden solamente por medio de las fuerzas militares terrestres, marítimas y aéreas sino que también por efec- tos de la presión económica y financiera. Por lo tanto, todo lo que sea debilitar o destruir el poder económico y financiero de una na- ción contribuirá a la derrota del enemigo; y el medio de mayor efi- cacia para combatir a una nación que tenga intereses marítimos es, sin duda, atacarla en esos intereses. Si dejamos sentado que la posesión de las comunicaciones es la que constituye el dominio del mar, resulta evidente que dicho do- minio puede tener diversos grados: puede ser total o parcial; ex- tenderse a todos los acéanos o limitarse a mares aislados. Cuando se combate por la conquista de posiciones marítimas, forzosamente se establecerán focos de lucha en los sitios en que convergen las rutas del tráfico propio o del enemigo, o en los lugares desde donde se puede alcanzar éstos más fácilmente. La noción del dominio del mar debe eonsiderarse siempre como algo relativo. Para mantenerlo en todos los mares, no bastarán to- das las flotas del mundo. En la guerra del 14, por ejemplo, los cru- ceros alemanes le disputaron a los aliados el dominio del mar por cierto tiempo. Alemania dominó en el mar Báltico y Turquía en el Mármara, y aconteció el caso, grotesco si se quiere, de que In- glaterra, que dominaba en todos los océanos después del desapá- recimiento de los cruceros alemanes tenía que luchar ardientemen- te para mantenerlo en sus aguas territoriales, donde le era disputado por los submarinos de Alemania. Para Inglaterra el dominio del mar existía en la guerra mun- dial sólo con respecto a la superficie. Al hablar hoy en día del dominio del mar, es necesario con- siderar las restricciones que imponen a su ejercicio los submarinos y aviones. Aun en el caso de una batalla naval decisiva, nunca terminará con el aniquilamiento de todos los buques del enemigo y mientras esto no ocurra nuestro adversario nos disputará este do- minio. La historia naval nos demuestra que, en casi todas las guerras,. el mar no ha sido dominado en absoluto por ninguna de las partes combatientes. La situación normal es más bien un mar no dominado. Ambos beligerantes tratan de impedir que el contrario obtenga ese do- minio.
  • 43. EL DOMINIO DEL MAR 169 La superioridad de uno de los bandos no es nunca tan grande, que el bando contrario no pueda oponerse en cierta medida a la pretensión del primero de dominar en forma absoluta, mientras dis- ponga de algunas fuerzas combatientes aunque éstas sean escua- dras aisladas, o aun escuadras auxiliares. Pero, aunque teóricamen- te no se concibe un dominio absoluto del mar, en el terreno de la práctica podremos considerarnos poseedores de ese dominio si lo- gramos impedir que sean perturbadas aquellas de nuestras comuni- caciones y operaciones que consideremos de importancia decisiva pa- ra el resultado de la guerra y logramos al mismo tiempo impedir al enemigo que utilice las rutas marítimas para su comercio y sus operaciones. Es decir, disfrutaremos del dominio del mar, práctica- mente, cuando el enemigo no pueda atacar eficazmente nuestras co- municaciones por mar, y defender eficazmente las propias. Cuando se estudia un plan de operaciones, debe establecerse primeramente hasta qué punto se posee el dominio del mar en el sentido que hemos dado a la expresión, y en qué lugar conviene con- quistarlo temporaria o permanentemente y en cuáles renunciar a su conquista. La aspiración del más fuerte debe ser la de no contentarse con mantener el dominio relativo y temporal, sino la de hacerlo indiscutible y permanente. En cambio, el más débil nunca debe- rá renunciar a combatir por la posesión de un dominio del mar, atraque sea local y transitorio, si éste es de vital importancia para la guerra. En las guerras de la independencia sudamericana, España pudo ser derrotada sólo cuando los patriotas obtuvieron el dominio del mar y pudieron sin peligro mover libremente sus tropas a través de esta vía, mientras para España esto era imposible. Igualmente en la guerra del Pacífico, no fué hasta después del combate de Angarrios, en que Chile obtuvo definitivamente el domi- nio del mar, que se pudo enviar las expediciones desde Antofagas- ta a Pisagua, desde Pisagua a Pacocha y de Arica a Curayaco. En la guerra civil de 1891, nuevamente quedó demostrada la importancia vital de la libertad de movimientos en el mar. Y es así como nos ha demostrado la historia patria que para Chile el dominio del mar. ha sido un factor decisivo en todas las guerras en que se ha visto comprometido. II.—Factores estratégicos de que depende el dominio del mar. Hay cinco factores o elementos estratégicos determinantes del dominio del mar. La pérdida de cualquiera de ellos significa para los beligerantes quedar impotentes. Estos cinco factores son: PODER — POSICION — MOVL- LIDAD — BASES y LINEAS DE COMUNICACIONES.
  • 44. 170 MEMORIAL DEL EJERCITO Cada uno de estos factores depende uno de otro, por eso que si logramos despojar al enemigo de uno de ellos en forma perma- nente podremos conseguir nuestro fin. a) PODER.—El poder naval no sólo está constituido por el número de buques que forman una flota, sino por el poder comba- tivo de esas fuerzas, derivadas de la preparación de sus oficiales y del entrenamiento de sus tripulaciones. Naturalmente que debe suponerse que aquel país que posee una escuadra constituida por cierto número y categoría de buques, ha preparado debidamente a sus hombres para el empl(eo correcto de esas fuerzas. El poder inicial en la guerra depende de la estrategia de paz y de una política naval inteligente y resuelta. Para los países que no cuentan con astilleros propios, este po- der inicial tiene un valor de vida o muerte, pues, de acuerdo con el Derecho Internacional, no es posible adquirir buques una vez! de- clarada la guerra, porque la Convención XIII de La Haya lo pro- hibe expresamente, en sus artículos 6.º y 8.º. El poder naval de una nación puede incrementarse con la alianza de otra nación marítima. Este incremento sería el produc- to de una política exterior inteligente, que debe considerarse tanto como un factor positivo o negativo en los posibles planes de ope- raciones. El incremento del poder naval desde tiempo de paz está ínti- mamente relacionado con el poder económico y financiero de la na- ción. Los buques son elementos muy caras que comprometen seria- mente las finanzas nacionales, y por el hecho de ser escasos en nú- mero, relativamente vulnerables, de subido costo y que su reempla- zo y construcción demanda mucho tiempo y variadas complicaciones, cada unidad tiene una importancia considerable. Paralelamente a las complicaciones del material corren las di- ficultades inherentes a la instrucción especializada del personal, que para llenar su cometido debe poseer conocimientos técnicos y ma- rineros, sometiéndose a un adiestramiento largo y cuidadoso. Fácilmente se deducirá de esto que las pérdidas materiales y de personal en la guerra naval se suplen con mucha dificultad, y bien podemos afirmar que los grandes buques de combate, con sus dotaciones bien instruidas y adiestradas, no pueden ser substituidas en el curso de una guerra aun para las naciones que poseen medios de construcción y reemplazo. Así fué como en la pasada guerra de 1914-1918 Alemania no pudo construir ningún acorazado, a pesar de la prolongada duración del conflicto, y escasamente pudo com- pletar el alistamiento de los ya comenzados antes de iniciarse la guerra. La batalla naval compromete íntegramente el poder marítimo de las naciones contendientes, casi sin exclusión de reservas.
  • 45. EL DOMINIO DEL MAR 171 Por eso es que con justa razón decía el Almirante Jellicoe, des- és de la batalla de Jutlandia; que durante la misma, no dejó nin- gún momento de pesar en su espíritu el pensamiento que en la flota de su mando reposaba exclusivamente la existencia del Imperio Bri- tánico y el éxito de la causa de los aliados. Si la flota de combate hubiera sufrido un contraste, aunque sólo fuera la pérdida de ]a superioridad numérica, no existían reservas ni medio alguno de re- emplazarla. Estando el poder de una nación constituido por buques de di- ferentes tipos, la elección de los tipos más adecuados es el producto de los estudios profundos y prácticos, que responderán a las verda- deras necesidades estratégicas de la nación, considerando el aspecto geográfico del país y los posibles adversarios; pero dentro de todas estas consideraciones debe primar aquella que sólo con la ofensiva y con buques capaces de emprenderla se puede alcanzar la victoria. Es así como no se concibe que el poder naval de un Estado marítimo esté constituido exclusivamente por buques incapaces de alejarse de sus bases, pues con tales buques ni se podría defender la costa propia ni podría atacarse la del enemigo. Hemos dicho que la esencia de la guerra marítima consiste en •el dominio del mar. Alrededor de este principio se desarrolla la estrategia naval y, por lo tanto, cuando estudiamos un plan de ad- quisiciones navales o de incremento del poder naval, tenemos que ver primero cuáles son nuestras posibilidades para alcanzarlo con las unidades actuales, y cuáles debemos adquirir para disputarle a nues- tros posibles enemigos algo que ellos también querrán alcanzar. b) POSICION.—Pero no basta para conquistar o conservar el dominio del mar poseer un mayor número de buques, o tenerlos más poderosos que el adversario. No menos importante para este objeto es la situación geográfica del punto desde donde parten las fuerzas para operar; y muchas veces, la situación: de las bases con respecto a los puntos terminales y a los puntos de convergencia de las rutas comerciales puede ser de una influencia decisiva para el ejercicio del dominio del mar. A este respecto, la posición estratégica que al estallar la guerra mundial de 1914 ocupaba Ingla-terra era excelente por la situación de Scapa Flow (islas Oreadas). Desde este punto su flota domi- naba no sólo las líneas británicas de comunicación, desde el océa- no y desde el Skagerrak, cortando al mismo tiempo las alemanas con el Atlántico, sino que protegía también las Islas Británicas del riesgo de invasión. Con su sola situación geográfica Inglaterra bloqueaba virtual- mente a Alemania; podía cortar las rutas comerciales que se diri- gían a Alemania y suspender la navegación germánica. En cambio, la única base de operaciones de la flota alemana que lo era la bahía de Heligoland, quedaba con sus comunicaciones
  • 46. 172 MEMORIAL DEL EJERCITO de ultramar cortadas, y en consecuencia en un punto muerto respec- to a las rutas comerciales de importancia. La corriente del tráfico- universal afluía a la costa occidental británica; en cambio, desde que estalló la guerra ninguna línea comercial llegaba al mar del Norte al alcance de la flota alemana. La lucha por la mejor posición estratégica no comienza con el estallido de la guerra, sino en un período anterior en plena paz. Esta tarea no incumbe solamente a la Marina, sino que también al Gobierno, al estadista: "Sin bases no hay dominio del mar y sin política naval no hay bases". Cuando un país depende económicamente de sus importaciones y exportaciones marítimas, necesita desarrollar una política que le asegure la mantención de este comercio. La situación estratégica tiene tal importancia que puede suce- der que, aun teniendo una superioridad de fuerzas de combate, de- bido a una mala posición no pueda lograrse el dominio sobre las rutas marítimas vitales; y ala inversa, puede ocurrir que la situa- ción sea tan buena, que a pesar de la inferioridad de fuerzas, pueda disputársele al adversario el dominio del mar. Los ingleses, en la guerra mundial, dominaban en el mar me- diante la excelencia de su posición estratégica y no mediante la su- perioridad de su flota que también la poseían. Con la posición estratégica solamente, no es posible ganar una guerra, pero con la flota únicamente, tampoco. Las dos cosas se com- plementan. Cuando la flota existe y la posición no, la misión más importante que debe contener el plan de operaciones será la con- quista de la posición estratégica, y por el contrario, cuando la flota es inferior a la del adversario, pero en cambio la posición se tiene, la misión principal es conservar la situación privilegiada que cons- tituye una gran ventaja en la lucha por el dominio del mar. La conquista de la posición no implica la ocupación misma de esa posición. Puede lograrse con la batalla, ya que ésta no sólo pone- en juego el poder naval en sí mismo, sino que también las posicio- nes estratégicas de importancia. c) MOVILIDAD.—La movilidad de una flota implica princi- pálmente la facilidad de moverse libremente, teniendo los buques el agua necesaria bajo sus quillas no sufren otras limitaciones en su movimiento que su propia capacidad de combustibles. Si los buques no cuentan con el combustible necesario en el momento y en lugar oportuno, han perdido un factor tan princi- pal que puedo decirse que con la pérdida de la movilidad han perdido la posibilidad de conquistar o disputar el dominio del mar. La movilidad depende: a) del radio de acción de los buques; b) de las facilidades de abastecimiento con que se cuente.
  • 47. Lo primero constituye un problema eminentemente técnico. Su soluación es objeto de constantes estudios e innovaciones de los me- dios de propulsión. Lo segundo, es casi un corolario de lo anterior, y además depen- de de la extensión del teatro de operaciones, del número y ubicación de las bases y de las líneas de comunicaciones de las mismas. Para una potencia naval que no produce su propio combustible para mover la flota, el abastecimiento de este elemento vital cons- tituye un serio problema estratégico, ya que cualquier entorpeci- miento en el aprovisionamiento puede tener fatales consecuencias para la consecusión de las operaciones. En este caso el problema del abastecimiento del combustible en- cierra tres aspectos: a) Su adquisición; b) Su transporte; c) Su almacenamiento. Respecto a la adquisición puede decirse que habiendo divi- saso crédito este aspecto es subsanable, pues nunca ha sucedido que un país en guerra haya tenido dificultades en este sentido. El de- recho internacional permite a los particulares neutrales comerciar por su cuenta y riesgo con los beligerantes, sin que para ello com- prometan la neutralidad del Estado a que pertenecen. Las fuentes de producción están en poder actualmente en la mayor parte de los países en poder de particulares o sociedades anónimas. Este he- cho simplifica la adquisición. Respecto a su transporte, hay que considerar dos situaciones: a) Si el combustible va consignado a un particular; b) Si el combustible va destinado directamente al abastecimien- to de una flota beligerante. Según el derecho internacional, en el primer caso, en el evento de apresamiento del buque, la carga es confiscable, pero no así el barco que lo transporta. En el segundo caso, el apresamiento del buque y su carga, sig- nificaría la confiscación de ambos, por constituir este hecho, un auxilio hostil, penado expresamente por el derecho internacional. En este segundo caso, sería necesario contar con medios pro- pios de abastecimiento, porque seguramente los neutrales no se expondrían a estos riesgos, salvo subidas indemnizaciones. El problema de su almacenamiento es resuelto ya sea por la construcción de estanques o bien de depósitos móviles. Los estan- ques, para que presten los servicios indispensables, deben estar dis- tribuidos convenientemente y dar las seguridades contra bombar- deos aéreos o navales, para lo cual deben construirse subterráneos a prueba de bombardeos. d) BASES.—Nelson vigiló a la flota francesa refugiada en el puerto de Tolón durante dos años y rara vez entró a un puerto. EL DOMINIO DEL MAR. 173
  • 48. 174 MEMORIAL DEL EJERCITO Pero aquellos tiempos eran los de la propulsión a vela, cuando los buques no tenían otras necesidades que el agua y los víveres, que bien podían recibir en alta mar. Pero hoy en día, que los buques necesitan limpiar sus cascos, reparar sus máquinas y proveerse de combustible periódicamente, se encuentran más ligados a las bases. La aparición del submari- no ha producido una disminución del radio de acción de los buques, pues los obliga generalmente a desarrollar una mayor velocidad y navegar en zig-zag. No hay mejor ejemplo de la debilidad de una flota despro- vista de bases adecuadas que el caso de Alemania en la guerra mun- dial de 1914. Los cruceros alemanes, desprovistos de puntos de apoyo, vaga- ron por los mares, por un corto tiempo, acosados por la falta de bases, y obligados a entrar a puertos neutrales a buscar provisiones donde sólo podían permanecer 24 horas, dando así a sus enemigos informaciones precisas de sus movimientos. Las bases pueden estar constituidas por puertos preparados ex- presamente para el objeto, o bien improvisados para llenar su co- metido, pero en todo caso deben reunir tres requisitos fundamen- tales : a) Situación; b) Recursos; c) Seguridad (Poder). De estas tres necesidades fundamentales Mahan considera que la "situación" es la más importante, porque podrán obtenerse "re- cursos" y "seguridad" por medios artificiales, pero no se puede decir lo mismo tratándose de "situación geográfica". La situación de una base tiene un doble aspecto; primero su posición en relación con el teatro de operaciones; y segunda su si- tuación en relación con las fuentes de aprovisionamiento, o sea, con sus líneas de comunicaciones. Cuando la elección de la situación está al alcance nuestro, la base debe quedar lo más cerca posible del probable objetivo del ene- migo o bien cerca del camino que tenga que seguir para conse- guirlo. En lo que se relaciona a las líneas de abastecimiento de la base debe tenerse en cuenta que no conviene avanzar la base a tal posición que la flota, en vez de preocuparse de las operaciones con- tra el enemigo, tenga que tener una vigilancia constante sobre las comunicaciones de la base. Cuando una base no cuenta con recursos propios, las líneas de abastecimiento de la base toman importancia extraordinaria. Al hablar de recursos de una base, involucramos muchas de sus necesidades: Diques, maestranzas, combustible, alimentos, muni- ciones, repuestos, lugares de descanso para las tripulaciones, etc.
  • 49. EL DOMINIO DEL MAR 175 . Aparte de las diques, todo lo demás puede improvisarse, ya sea llevando en buques depósitos, o bien, almacenándolo u obteniéndolo la región. Cuando se instala una base avanzada en lugar apartado, los elementos de la base pueden llevarse en buques. Una base así íns- talada adquiere una ventaja por su movilidad, cuando las operacio- nes que debemos realizar ganan con esta posibilidad de poder mo- ver la base. Naturalmente que esta posibilidad está ligada a la de poder encontrar un lugar estratégicamente colocado y que reúna la seguridad suficiente. El Imperio Británico ha cimentado su poder naval en una ade- cuadadistribucióndesusbases. La seguridad o poder de una base tiene una estrecha relación con el uso que de tal base se proponga hacer en tiempo de guerra. No tiene que ser defendida como a menudo se supone en proporción recta con el poder de la flota que va a usar la base; en reali- dad, la defensa se relaciona principalmente con el período de tiem- po durante el cual deba defenderse contra los ataques del enemigo sin la ayuda de la propia flota. Scapa Flow, base de la flota bri- tánica, no tenía grandes defensas, puesto que la misma flota cons- tituía su mejor defensa. Muchas veces se dice que una base domina tal o cual posición. Por ejemplo, se dice que Gibraltar domina el Estrecho de su nom- bre. Ninguna base domina nada más allá del alcance de sus caño- nes; sólo domina el espacio de aguas navegables que quedan bajo el fuego de sus fortificaciones. Una base como Gibraltar es algo así como una garita de centinela. Es el centinela el que ejercita el dominio y nó las tablas en que ocasionalmente descansa o busca abrigo. Aparte de lo que hemos dicho, una base requiere otras con- diciones : a) Espacio suficiente que permita a los buques fondear den- tro de ella a la gira; b) Fácil recalada con todo tiempo y marea; c) Una entrada que pueda ser defendida. contra los ataques de toda clase de buques; d) Debe quedar, en lo posible, alejada de poblaciones; e) Deba tener a lo menos, abastecimiento propio de agua; f) Debe ser suficientemente amplia que permita ejercicios de artillería, torpedos, etc., o estar cerca de un lugar donde estos pue- dan efectuarse. La necesidad imprescindible que tiene una flota de poseer ba- ses apropiadas, haca que la construcción o preparación de esas ba- ses sea un asunto de importancia como la decisión de cualquier tipo de buque. Aunque esta importancia común los acerque tanto, se diferencian las básete y los buques en una característica funda-
  • 50. 176 MEMORIAL DEL EJERCITO mental, esto es, que los buques poseen la movilidad que les permite trasladarse de una región a otra, y las bases no pueden hacerlo tan fácilmente. En consecuencia, las bases se levantan en los puntos que se les necesita para permitir a la flota el desarrollo de sus operaciones. Una base es una posición desde la cual una flota puede atacar y a la cual puede volver para proveerse de combustible, municio- nes y consumos, y para las reparaciones de sus cascos; y maqui- narias. Estas últimas necesidades son todas, de importancia vital para una flota, y en realidad su importancia crece cada día con la me- nor autonomía de los barcos modernos, pero la característica prin- cipal de una base es que constituye una posición desde la cual la flota puede atacar. Existe una tendencia exagerada a mirar las ba- ses desde el punto de vista defensivo. Para la marina mercante una base es puerto de refugio, para la Armada es un puerto desde el cual puede atacar. e) LINEAS DE COMUNICACIONES.—Aunque el camino más rápido y seguro de llegar a la victoria es la destrucción del, poder del enemigo, este fin también puede obtenerse indirectamente con la destrucción de sus bases o por la destrucción de sus líneas de comunicaciones. Los ejércitos dependen casi completamente de sus líneas de co- municaciones y se requieren tropas para resguardarlas. Mientras más se alejan los ejércitos de sus bases, menos es su fuerza efec- tiva y- se debilita al mismo tiempo el golpe que pueda descargar. Por otra parte, para un ejército es extremadamente difícil desviar sus líneas de comunicaciones para evitar que puedan ser atacadas por el enemigo. Las flotas, siendo en gran parte completas en sí mismas, no su- fren tanto las consecuencias de estas desventajas; resultan menos afectadas por los ataques contra sus líneas de comunicación, las que no dependen de ninguna vía artificial continua y pueden ser des- viadas, excepto cuando atraviesan algún canal angosto. Podemos decir, por lo tanto, que las líneas de comunicaciones navales están menos expuestas a ataques que las de un ejército; pero, por otra parte, mientras un ejército puede proteger sus Kneas de comunicaciones contra ataques, siempre que no provengan del ai- re, una flota no puede hacer lo mismo debido a la gran facilidad de las fuerzas navales enemigas para atacar nuestras fuerzas y evi- tar ser atacadas. Las líneas de comunicaciones de una base están íntimamente ligadas a los recursos de la base. Pero no pueden ser cortadas por el hecho de instalarse sobre ellas con determinadas fuerzas. Para producir efectos se necesita detener o paralizar el paso de aprovi— sionamientos.