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AUTO-ETICA. PRINCIPIO DE CIVILIDAD
Olga Lucía Fernández Arbeláez
Samuel Patiño Agudelo
ABSTRACT
La circunstancia de que la ética se construye para orientar los destinos humanos,
exige que ésta sea repensada permanentemente, de tal manera que se incorporen
dimensiones no estructuradas, flexibles y diferenciadas, como aquello que
emerge de la indagación constante y que no necesariamente se reproduce con
certeza.
La ética establece el vínculo formal conocimiento, que relaciona la cultura 1 y la
sociedad 2 ; el individuo y la especie humana, con los diversos ámbitos del
científico; implica, para ésta conservar el carácter esencial de hacer brotar los
principios de reorganización y orientación de la experiencia cotidiana como cifra de
posibilidad auto-organizada de una política de civilización, de una política de la
amistad, de la fraternidad y del encuentro.
En la década de los ochenta, cuando algunos agoreros anunciaban el
fin de la historia, la caída de las utopías, el colapso de la razón, el final
de las certezas; quienes, de alguna manera introdujeron el concepto
de lo “Post”: postmodernidad, postproducción, postcultura,
postindustria, postburocracia; son quienes en la década de los noventa
acuñaron los términos que entraban nuevamente al escenario de
todos los debates políticos y educativos, y esto con el fin de conjurar
los males que trajo consigo el concepto de civilización moderna... que
bajo la idea de progreso, un progreso que no sólo era material sino
moral, garantizaba el desarrollo ilimitado de las gentes. Se asienta así
la idea de recomponer los valores que se habían olvidado, valores que
más que perdidos, resultan ser valores cambiantes a medida que el
llamado progreso material se acercaba más a unas sociedades que a
otras.
Así mismo se plantea la idea de recomponer las sociedades a partir de
otorgar a las gentes mas derechos y libertades en aquellos lugares
1
Entendida como el conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grados de
desarrollo artístico, científico, industrial, en una època o grupo social.
2
Reunión mayor o menor de personas, familias, pueblos o naciones.
2
donde no sólo es posible su realización sino también y peor aún su
mera formulación; de suyo se rescata una idea de ciudadano
universal, como presunción de una realizada esfera de civilidad.
Así, se multiplican tanto las teorías de la ética como también los
procesos de redemocratización de las sociedades en períodos
relativamente cortos, hasta el punto de pasar de un manual de civismo
de Carreño, una carta constitucional, hasta la polución y explosión de
códigos de ética que se confunden con las prácticas específicamente
profesionales; más que el ser ciudadano, se prepara para el hacer
técnico y el saber hacer.
De igual manera ocurre con el concepto de ciudadanía, éstos
abundan, sobre todo, en los discursos morales, el deber ser de las
colectividades; en los discursos cargados de falsas relaciones,
teleologías acuñadas en el descrédito de los dirigentes, en la
incertidumbre social y política, en la inseguridad de futuro y sobre todo
en las globalidades antropológicas, donde se pierde el individuo y con
ello la subjetividad.
Así se habla de una ciudadanía política de los miembros de un Estado
nacional, ciudadanía transnacional, ciudadanía cosmopolita para una
república mundial.
¿QUE RAZONES SE LE ABONAN A TANTA PREOCUPACIÓN POR
ESTOS TEMAS?
De entre las múltiples razones que podrían aducirse, una parece
constituir el cimiento sobre el que las restantes toman asiento:
La necesidad, en las sociedades contemporáneas, de generar entre
sus miembros un tipo de relaciones, un tipo de vínculo, un tipo de
identidad, en la que se reconozcan y les haga sentirse pertenecientes
a ellas; en razón fundamental, a que éste tipo de sociedades adolece
claramente un déficit de adhesión por parte de los ciudadanos al
conjunto de la comunidad, del individuo y de la especie. Sin esa
adhesión, sin estos vínculos, resulta imposible afrontar conjunta y
propositivamente los retos que a todos se nos plantea.
Atrás quedaron las formas (clásicas) 3 de significación espiritual desde
las cuales se constituye la polis; configuraciones humanas, cuya
3
Segùn los griegos el hombre no puede realizarse como tal sino a través del conocimiento de sí
mismo y de su mundo y en la vida de la comunidad de la polis.
3
fuerza formadora actúa en la vida cotidiana en la medida en que las
cuestiones de lo público se fundamentan en la conexión
problematizadora entre lo humano y lo político. Cuestiones que
expresan la máxima voluntad de representación y plenitud de la
condición humana.
Así entonces, la civilidad 4 tendrá que pensarse desde una dimensión
no solamente arquitectónica, sino desde las cuestiones más intimas de
sus ciudadanos: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Hacia
dónde vamos nosotros los seres humanos?. Hombres y mujeres
que se preocupan por el sentido de su ciudad como lugares para vivir,
como memoria organizada de nuestro tiempo, como realidad que nos
pone en contacto con la naturaleza y la cultura; al mismo tiempo con
grandes desafíos para asumir la drástica transición que está
ocurriendo.
A partir del estudio y análisis del discurso ético podrá comprenderse
que ésta es una ciencia de las costumbres 5 , de las formas de ser de
los pueblos, de sus criterios de reflexión y de realización de sus
objetivos; de las políticas y los valores que definen el conjunto de los
constituyentes materiales, técnicos, cognitivos, científicos, sus
carencias y perversiones, sus pasados y utopías; pero que en el fondo
solo se comprenden desde sus ambigüedades y contradicciones, para
muchos logros y conquistas: las comodidades, el bienestar, la
elevación de la calidad de vida, el aumento de la duración de la vida,
las protecciones sociales, los progresos de la higiene, las libertades y
placeres de la vida... Conquistas de unas formas de ser, de una
civilización a la cual “aspiramos”, de alguna manera, aquellos que
estamos desprovistos de ellas.
Ello para señalar que, también, cada civilización comporta sus zonas
marginales: excluidos, alrededores subnormales, ghettos, barrios y
zonas extremadamente pobres, zonas de gran inseguridad en las
ciudades que se dicen resueltamente modernas. Zonas de anomia con
4
Morin, Edgar. “De la incertidumbre democrática a la ética política”. Textos de Filosofía Política.
Revista. Ensayo y Error.
5
No esta demàs recordar, que al amparo del deber moral, se han instaurado muchas tiranías; las
artimañas o engaños que parecen justificados con fines sublimes de ideales políticos, religiosos,
sociales, compromisos asumidos; o deberes reforzados por los diferentes medios de comunicaciòn
y algunos escritores que se llaman intelectuales; son actos de oscurantismo, que limitan con la
bajeza y el absurdo. Excesos que quiebran la racionalidad y la moralidad de la consciencia; con
dogmas ideológicos y la asfixia moral.
4
subsuelos de violencia, delincuencia o crimen; problemas y fenómenos
que tienen su arraigo en la dinámica sociológica en general, y cuya
problemática no se resuelve meramente desde las acomodaciones
policivas de lo urbano.
La visión compleja no puede ocultar la gravedad de los problemas y
amenazas nacidas en nuestra civilización, que al mismo tiempo que
expresa sus logros, también expresa sus ambivalencias.
Megalópolis e industrialización que no pueden ser ilimitadas, procesos
de crecimiento que deben ser modificados.
Fenómenos que han alterado: el equilibrio del mundo, el mapa de los
conflictos y las necesidades, la clase y la distribución de las
innovaciones, las tasa de crimen y terrorismo. El género humano se
convierte en género urbano. Instalarse en la ciudad actual conlleva
afrontar problemas de empleo y alojamiento, residir en condiciones
precarias, exponerse a enfermedades, quebrantar los lazos familiares,
arriesgarse en proporción mayor al crimen.
Es un fenómeno que combina la esperanza de un futuro mejor, por el
desamparo, las plagas, la hambruna, las guerras entre pandillas y
grupos, etc.
De allí la importancia por valorar la calidad por la cantidad vida. El
tanto cuanto de crecimiento espiritual de una sociedad que busca su
pervivencia y su equilibrio, a la altura quizá de un ascetismo
medieval. 6
Se destruyen así numerosos tejidos de convivencia, el todo de la vida
se convierte en mercancía, incluso el lugar donde reinaban las ayudas
mutuas, se reduce cada vez más el servicio gratuito, las donaciones,
las solidaridades y los bienes comunes. El mercado privilegia el
6
La gran pregunta no es ya: “ ¿ Cómo funciona una sociedad?” , sino más bien: “ ¿ Còmo pueden
un individuo o un grupo crear, mantener y transformar su singularidad conservando al mismo
tiempo unos valores universalistas?”. Hoy ya no se trata de identificarse con el progreso o con una
clase social, sino de preguntarse: ¿ Què puedo hacer para no perder el hilo de mi propia vida,
individual y colectivamente?
En los procesos de socializaciòn, en la configuraciòn de la identidad individual, la persona se
enfrenta a mundos construidos por otros, objetivados en un orden – cultural que ha adquirido
legitimidad y que se torna extraño al propio sujeto; frente al cual tiene las opciones de internalizar
ese mundo adhiriéndose a el y ganando aceptaciòn social, o tener una posición de autorreflexión y
crítica sobre la legitimidad de dicho mundo, soñando mundos posibles y orientando mundos
posibles y orientando su historia, en un proceso constructivo, a la configuración de una moralidad
autónoma basada en principios universales y referida a criterios éticos.
5
cálculo y el interés, es decir se pierde a pasos agigantados las
políticas de la amistad 7 y de la fraternidad.
La individuación, es a la vez causa y efecto de las autonomías,
libertades y responsabilidades personales, pero la otra cara es la
degradación de las antiguas solidaridades, la atomización de las
personas, el debilitamiento del sentido de responsabilidad hacia los
otros, el egocentrismo; “la metástasis del ego”.
Desligación de la familia y la escuela, desligación de padres e hijos,
desligación entre los saberes, la pérdida del dialogo consigo mismo;
hay crisis en la relación fundamental entre el individuo y su sociedad,
el individuo y su familia, el individuo y su sí mismo.
La fragilidad en las relaciones de pareja, del matrimonio, la
inestabilidad de los amores 8 , se acrecientan las soledades en todas
las clases sociales, especialmente allí donde hay pobreza; así mismo
las solidaridades de ciudad o vecindad se han agotado, las
solidaridades regionales están muy debilitadas, la solidaridad nacional
se ha adormecido y la protección mutua es dejada en manos de una
tecno-burocracia, impersonal y tardía.
La expresión de malestar es percibida, su comprensión es difusa e
intermitente, vivida de muchas maneras y a destiempo, pero la
juventud es la malla en la que las debilidades del conjunto de la
cadena social, alcanzan su punto de ruptura. Y los jóvenes de “hoy”
son los que llevan en sí, de manera intensificada, los problemas de
aquello que denominamos como civilización.
Es muy difícil tomar conciencia del problema de la civilidad y más aún
de plantearlo en términos ético-políticos. Dificultad que deriva en
comprender que la asfixia física y la asfixia psíquica, de la que hemos
hablado, se percibe, especialmente, de manera individual y privada, ya
que en un pensamiento compartimentado y parcelario, los problemas
se ven desunidos, y es casi imposible ver la figura de conjunto, cuando
se considera sólo el aspecto cuantitativo y no el cualitativo a la vez.
Así, la complejidad de los problemas gordianos y mundializados, hace
7
Derrida Jacques. “Políticas de la Amistad”. Ed, Trotta, Madrid 1998
8
Ya no se dice: “ Hasta que la muerte los separe “ , sino “ Hasta que el amor les dure”.
6
muy difícil la toma de conciencia. Y tal vez la dificultad de concebir la
complejidad de nuestro mundo se vuelve en incapacidad de pensar
una política compleja de una nueva forma de civilidad.
Pensar lo político, como el arte de lo posible, del “aún no”, de la
utopía 9 es pensar en que nuestra actuación conduce a la posibilidad
de hacer real lo deseable; no es una opción de partidos, se trata de
asumir una actitud definida y en medio de la urgencia se requiere
desnudarse de prefiguraciones para ponerse en el escenario concreto
de la vida.
En el escenario cada uno tiene un libreto que desarrolla en su
profesión y/o en su vida cotidiana. Nosotros nos subimos como
educadores, cada uno con su pasado, con su presente y con su futuro.
Fundamentalmente con el ánimo de responder a la pregunta:
¿Cómo vamos a sobre-vivir juntos 10 ? ¿Qué nos une? Respuesta que
lleva a preguntarnos acerca de aquello que amenaza la supervivencia
como especie y como persona; desde allí se retoma la aspiración de
comunidad, fraternidad y libertad. Como aquellos valores que dan
origen a la democracia moderna. Puede ser que estos valores no sean
del beneplácito de muchos tecnoburócratas, pero, siguen siendo
deseables; así que la unanimidad en valores no existe, y sin embargo
quien aprecia determinados valores, sobre todo los que tienen que ver
con la humanidad, estamos convencidos de que valen, aún sí el valor
más extendido y deseado sean los meramente materiales: educar en
valores consistiría en cultivar esas condiciones, predisposiciones, que
nos preparan para degustar ciertas aspiraciones, precisamente, en
nuestro caso, aquellas que componen una ciudadanía política, una
ética cívica, el respeto activo 11 , la disposición a resolver los problemas
comunes a través del diálogo, la lealtad, la honradez y la
responsabilidad 12 .
9
Botero U, Darío. El poder de la filosofía y la filosofía del poder. Tomo II. Universidad Nacional de
Colombia, Ciencias Políticas y Sociales. Bogotá 1998
10
Touraine, Alain. ¿Podremos Vivir Juntos?. La Sociedad Multicultural. Ed, Fondo de Cultura
Económica. Bogotá 2000
11
Cortina Adela.
12
Se necesita saber, no sólo del dinero que tienen o del que carecen, sino también que tan
capaces son de conducir sus vidas; debemos saber acerca de su expectativa de vida. Necesitamos
saber de su salud y los servicios médicos. Conocer su educación y no sólo de la disponibilidad de
èsta, sino de su naturaleza y calidad. Saber acerca de su trabajo, si es satisfactorio o tediosamente
monótono, si los trabajadores disfrutan de alguna medida de dignidad y control y si las relaciones
entre los patrones y la mano de obra es humana o denigrante. Es necesario saber que privilegios
7
Pensar en una ética ciudadana, es pensar en una política de
civilización en tanto urgencia y necesidad de lo político, configura lo
sustantivo del aliar, en el aquí y en el ahora, el hacer y el pensar
educativo y social.
Saber situarse ante la realidad hoy día, es una tarea imperativa no
sólo del conocimiento en sí mismo; si no también por las exigencias de
pensamiento que presupone la realidad.
La circunstancia gnoseológica de que la realidad se construye
cotidianamente exige que ésta sea repensada desde una racionalidad
crítica y se reconozca el movimiento problémico de las dimensiones
que se incorporan permanentemente 13 .
De hecho, la posibilidad ética cultiva un interés por el presente que
“invoque” la idea creciente de sujeto que logre combinar acción
instrumental e identidad cultural.
A través de las relaciones entre auto-ética y civilidad, educación y
democracia, se aspira a mejorar las posibilidades de pensarse y
dirigirse a sí mismos, propiciar el asentamiento de la cultura que
habilita a las personas a participar en la construcción social a través
de la constitución de su individuación.
La civilidad entonces se define por el sujeto, el logro de su
individuación * , en una perspectiva bio-social.
La vida y lo humano, nos hablan en términos de fuerzas, de lazos y de
interacciones, lo que es suficiente para hacer un contrato, natural y
social ”, para que cada uno de los miembros otorgue al otro, su
legales y políticos disfrutan los ciudadanos, que libertades tienen para conducir sus relaciones
sociales y personales. Es necesario saber cómo están estructuradas las relaciones familiares y las
relaciones entre los géneros y la forma en que estas estructuras promueven o dificultan otros
aspectos de la actividad humana. Se requiere saber la forma en que la sociedad de que se trata
permite a las personas imaginar, maravillarse, sentir emociones como el amor y la gratitud, que
presuponen que la vida es más que un conjunto de relaciones comerciales y que el ser humano a
diferencia de las máquinas es un “ misterio insondable “ , que no puede expresarse completamente
en una forma tabular. Requerimos de una descripción rica y compleja de lo que las personas
pueden hacer y ser. Amartya Sen y Martha c. Nussbaum . La Calidad de Vida. 2.000. Fondo de
Cultura Económica.
13
Módulo. Educación y Democracia. Maestría en Educación. Universidad Católica de Manizales,
2002
*
Ver en este sentido los planteamientos hechos por Alain Touraine, en la segunda parte del texto.
Vivir Juntos, contenidos en el módulo, educación y desarrollo local, de abril 2002.
8
máxima condición de humanidad, humanidad que se expande en el
derecho a la vida, al trabajo, a la salud, y a las “seguridades”
cotidianas.
Relación que propicia la re-alfabetización para la convivencia, para el
trabajo organizado, para el surgimiento de la intervención ciudadana y
el aumento de sus capacidades políticas. La educación y la
democracia, se convierten, en las sociedades contemporáneas, en
instrumentos altamente potenciales del desarrollo económico y social.
El consenso, es que una buena educación constituye la mejor garantía
de adaptación a un entorno cultural, político y social de carácter
cambiante, móvil y dinámico como el actual.
La “dimensión temporal” de la complejidad, la multiplicidad, la
heterogeneidad, el pluralismo, hace que la flexibilidad se convierta en
atributo de las sociedades del conocimiento y una competencia
ciudadana para dimensionar los nuevos ordenes globales, compatible
con algunos principios y valores individuales y culturales que se
desean potenciar desde la formación universitaria.
Sin embargo, mas allá de señalar que, a través de un currículo, se
“instruya”, se “dicte” y se “ilustre” a los estudiantes mediante la
educación cívica sobre lo que representa la democracia y vivir como
ciudadano, en el mismo sistema social abierto que estimula las
diversas formas de violencia, es una tarea inacabada y muchas de las
veces inconclusa; pareciera ser que dichos esfuerzos estarían
sacados de contexto; pero ello sirve para develar que el déficit
educativo, va en relación directa con el aumento de los conflictos
internos de nuestro país.
Vale decir entonces que la educación no sólo tiene que ver con el
mercado 14 , tiene que ver precisamente con la configuración de una
Nación y con la consolidación de la democracia misma; así, la ética y
la ciudadanía no son un conjunto vacío, sus contenidos no se reducen
al cómo funcionan los sistemas, sino al grado de satisfacción de los
ciudadanos; es decir, saber en qué medida las subjetividades se
implican y se identifican en proyectos culturales que les comprometa
un acometido político. La relación entre educación y democracia es
14
Terren, Eduardo. Educación y Modernidad. Ed. Anthropos, Barcelona 1999.
9
básicamente esa voluntad práctica, esa inteligencia en movimiento de
hacer de la política una estrategia de sobrevivencia, aún en una
sociedad de riesgo y desbordada como la nuestra.
En nuestros días, es necesario distinguir entonces, el deber ético
externo que dicta una serie de normas, comportamientos y
obligaciones rígidas hacia lo que cada persona y sociedad deben
tender o deben hacer como formas de autoridad expresadas en los
mitos y las ideologías 15 ;
Por esto, es necesario estar alerta en el proceso de domesticación que
excluye e incluye en un lenguaje binario entre lo ético o lo que no es
ético, lo moral o lo inmoral, las características de los intereses creados
de una sociedad o de un individuo que busca el establecimiento de su
poder-verdad.
Hacer referencia a la auto–ética es hacer referencia a la ética interna
que rompe con estas formas de participar en la mentira colectiva o
individual y que genera de por sí una profunda soledad y orfandad; es
de alguna manera romper con la tiranía socrática del “conócete a ti
mismo”, por la idea necesaria y apremiante de la “soberanía del mi
mismo”.
La ética interna o auto–ética es una elección personal no colectiva;
que se impone dentro de cada persona como una llama, una fuerza
sin más fundamento que ella misma 16 ; es un camino hacia sí mismo;
es algo oculto e imperioso que deja ver las debilidades y pequeñeces
ante sí mismo y ante los demás a riesgo de ser señalado.
La auto–ética significa creer en aspectos como la compasión, la
comprensión, la fe, las propias verdades y la moral.
La compasión entendida como la capacidad de sentir el sufrimiento de
las personas sea en la miseria material o la miseria moral.
La comprensión por su parte, es hacer propias las verdades de otros;
sin excusar ni acusar; es comprender el sentido de las opiniones y
creencias que se consideran inmorales, absurdas o innobles. Es
comprender las raíces de tipo ideológico, cultural, social que enmarcan
15
Morín, Edgar. 1.999. Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. UNESCO. El
autor hace referencia a los mitos y las ideas como formas de domesticación de las sociedades para
los individuos las cuales estos a su vez, domestican a las sociedades.
16
Morín, Edgar. 1.995. Mis demonios. Barcelona, editorial kairos.
10
las sociedades y los individuos. La comprensión exige argumentar y
refutar, en lugar de juzgar y excomulgar.
Tener fe es creer en la fraternidad, el perdón y el arrepentimiento de
cada persona.
Una ética, que devele la urgencia y necesidad de la coherencia entre
las decisiones tomadas cotidianamente, la vida que se lleva y las ideas
o palabras que se pronuncian; coherencia entre lo que se piensa, lo
que se dice y lo que se hace; es decir, procura en todo tiempo y lugar,
la conservación a la fidelidad y el honor así mismo. Esta autocrítica
permanente, este estado de “yo vigilante“ 17 que se asume, permite un
acercamiento a las verdades internas, que se opone a las mentiras,
auto-justificaciones, y auto-engaños, como trampas personales de las
que la razón absuelve y justifica.
Sin embargo, en la moral, siempre hay una parte amoral que es
necesaria para el ejercicio de la moral y el desarrollo de las
sociedades. Cierta anómia es el motor de toda sociedad 18 , que señala
la alegría de lo natural. Ciertas extralimitaciones han permitido la ética
interna; por ello, es necesario ser consciente de las propias zonas
ciegas y de las carencias personales.
Esta es la libertad que desarrolla una apuesta por la civilidad, ahí es
donde tiene lugar el verdadero aprendizaje. Cualquier ser consciente,
es responsable, al cien por cien de las consecuencias de lo que hace,
dice o escribe, incluidas las interpretaciones de lo que hace, dice o
escribe.
En cada una de nuestras intenciones, en cada uno de nuestros actos,
nuestra auto-ética se ve sometida a la incertidumbre, a la opacidad, al
desgarro, al enfrentamiento. 19 Se debe salvar siempre la comprensión
para mantener la posibilidad del perdón; esta es una ética sin
promesa, con incertidumbre y contradicciones; es una ética de la
apuesta, que exige indulgencia con los demás y no a la inversa. La
auto-ética enuncia el enfrentamiento con la dificultad de pensar por sí
mismo y de vivir con los otros, es decir del vivir civilizadamente la
experiencia conjunta de nuestra propia humanidad.
17
Idem...
18
Maffesoli, Michel. 1.996. De la orgía una aproximación sociológica. Barcelona. Editorial Ariel.
19
Idem.
11
Lo importante de ello es reconocer que las personas podemos
sobrevivir sin ayuda o no, lo importante no es sólo que queremos vivir;
si no vivir bien y ello no puede hacerse desde la indiferencia ante lo
que les sucede a los otros. La solidaridad es un valor universal que
riñe con el individualismo de hoy, por ello es el más extendido y al que
más se invoca a la hora de hablar de la ética. Etica de nuestro tiempo
que supone una política del sí mismo, una política de la fraternidad,
política del encuentro y una política de la amistad.
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
Botero U, Darío. El poder de la filosofía y la filosofía del poder. Tomo II.
Universidad Nacional de Colombia, Ciencias Políticas y Sociales. Bogotá 1998
Derrida Jacques. “Políticas de la Amistad”. Ed, Trotta, Madrid 1998
Maffesoli, Michel. 1.996. De la orgía una aproximación sociológica. Barcelona.
Editorial Ariel.
Módulo. Educación y Democracia. Maestría en Educación. Universidad Católica de
Manizales, 2002
Morin, Edgar. “De la incertidumbre democrática a la ética política”. Textos de
Filosofía Política. Revista. Ensayo y Error.
_______Mis demonios. Barcelona, editorial kairos. 1.995.
_______Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. 1.999.
Terren, Eduardo. Educación y Modernidad. Ed. Anthropos, Barcelona 1999.
Touraine, Alain. ¿Podremos Vivir Juntos?. La Sociedad Multicultural. Ed, Fondo de
Cultura Económica. Bogotá 2.000.
---------- A la búsqueda de sí mismo. Diàlogo sobre el sujeto. Editorial Paidós Estado y
sociedad . 2.002.