1. La cultura del cazabe
La yuca o mandioca, originaria de América fue, es y sigue siendo básica en la
alimentación diaria de nuestra comunidad latinoamericana en sus diferentes
procedimientos y usos. Desde hace siglos, nuestros aborígenes se ingeniaron en el
caso de los llanos Orientales la manera de extraerle el veneno a la yuca brava y
poder así consumirla. Los Chimilas y los demás grupos indígenas de nuestra
región también hicieron lo propio, con la diferencia, que les tocó elaborar la yuca
dulce. Es así como encontramos el mañoco y la torta de yuca (cazabe), los
productos más representativos a nivel indígena. Antes de la llegada de los
españoles a nuestro continente, las actividades principales de los indígenas eran:
la caza, la pesca y la agricultura. La sociedad se encontraba organizada, en el
caso de Colombia por cacicazgos y núcleos familiares llamados Clanes; el jefe de
cada Clan era el responsable de alimentar a su familia. Es así como los hombres
salían a cazar y las mujeres se dedicaban a fabricar grandes cantidades de tortas
de cazabe, algunas tan inmensas que las tiraban sobre el techo de sus casas de
palma, para que se secaran al sol y después las guardaban para el consumo
diario, estas tortas de yuca podían durar hasta un mes, de acuerdo con la
necesidad alimentaria del Clan.
Elaboración y comercialización del cazabe
El asentamiento humano donde se empezó la fabricación artesanal del cazabe en
la región Caribe fue al Norte del departamento del Atlántico, en las poblaciones
de Malambo, Sabana Larga y Sabana Grande.En esa época el transporte fluvial
se hacía a través de Champanes o balsas construidas con bambú o madera que
podía flotar. Estos champanes provenientes de Malambo Atlántico llegaban hasta
los pueblos del Sur del río Magdalena transportando bultos de cazabe envueltos
en hojas de bijao o piñón, denominados “adorotes”. Para luego devolverse
cargados con leña, la cual era el combustible natural para asar el producto. En
un principio las poblaciones del Brazo de Mompós sólo eran consumidoras, pero
debido a las relaciones comerciales y sociales con las personas que traían el
producto, se averiguó cómo fabricaban el cazabe. A finales del siglo XIX, se
empezó a procesar el cazabe en Peñoncito y en la región. Desde el mismo
momento en que el colonizador europeo llega a nuestras tierras asimila también
algunos aspectos de la alimentación aborigen, es así como se sabe del consumo
del cazabe por parte de los europeos, que lo comían con mantequilla y
mermeladas, ya que estos en los largos viajes marítimos que hacían lo
transportaban para la alimentación de la tripulación por su consistencia y la
duración del mismo. El proceso de fabricación artesanal del cazabe es el
siguiente: con un cuchillo se le quita la concha o corteza a la yuca (materia
prima); luego se ralla la yuca descortezada (se pasa por un “rallo”),
convirtiéndose en una masa; posteriormente, la masa se introduce en un
2. “torcedor” para exprimirla, es decir, extraerle el líquido; finalizado este
procedimiento, se toma el material que resulta de la deshidratación de la masa y
se mete en un “pilón” para convertirlo en harina; este producto se pasa por un
“cernidor”, una especie de cedazo o tamiz, el cual cumple la función de selección y
purificación de la harina; finalmente este producto se riega en forma circular
sobre la plancha del “budel” para efectuar el proceso de asado. Si lo que se quiere
obtener es el producto llamado “cazabito”, entonces a la harina seleccionada se le
agregan otros ingredientes, como anís en grano, azúcar, queso rallado y corteza
de limón rallada. El casabe se acostumbraba a portarlo a través de “catabres” y
“aguaderas” de bejuco, y la vendedora o vendedor se transportaba en burros a los
pueblos circunvecinos, donde se vendía con gran facilidad y rapidez. Otra forma
de comercializarlo fue en canoas, maniobradas por los “bogas”; estas partían de
Peñoncito a Mompós, transportando también otros productos. Dicha
comercialización sólo la hacían los jueves y domingos de cada semana. Tiempo
después aparecieron las canoas con motores fuera de borda, las cuales las
llamaron “Johnsons”, tal vez por la marca del motor. Para esa misma época
existían varias lanchas: la “Compañía”, la “Graciela”, la “Nena”, la “Gitana” y
otras, que hacían el recorrido Mompós_ Magangué, transportando pasajeros y
carga, entre ella, cazabe. Estas embarcaciones pitaban antes de llegar a cada
población, para avisarles a los pasajeros y comerciantes que esperaban ansiosos
en el puerto de cada pueblo. En la actualidad se porta el cazabe en cajas de
cartón, en poncheras de aluminio o plástico bien cubiertas. Las vendedoras se
transportan en mototaxis haciendo el antiguo recorrido peñoncito-Mompós. Otra
forma de comercialización, aunque muy fortuita, es cuando hacen encargos para
ciudades nacionales y extranjeras; en este caso se empaca el cazabe en cajas de
cartón muy resistentes y resguardadas con cintas adhesivas, que garanticen la
pulcritud y calidad del producto. Las primeras cazaberas que existieron en
Peñoncito, fueron: Tomasa Navarro Rodríguez, Catalina Rubio, Eustacia
Hernández, Eufemia Quiñones, María Dolores Ortega, Juliana Pacheco, Zenith
Caballero, Cristina Pacheco, Juana Valentina Navarro, Basilisa Jiménez, entre
otras. En la actualidad se encuentran: María Ignacia Oliveros, Ester
María de Castilla, Denis Delgado, Nereida Rojas, María de la Cruz
Paternina, Nuris Romero, Reyes Navarro, Judith Navarro, Berena
Borré, entre otras.
Elementos utilizados en el proceso de elaboración artesanal del casabe y sus usos
Rayo:
Utensilio artesanal hecho con un trozo de zinc liso, el cual se le hacen unos
orificios con un clavo, lo que permite formar una superficie áspera, con pequeños
filos que sirven para cortar en forma minúscula la yuca (rallar). Como la lámina
de zinc es muy endeble es necesario colocarle un pedazo de madera cóncava para
3. darle sostenibilidad y consistencia al proceso de rallado de la yuca. Torcedor:
Utensilio en forma de hamaca elaborado con costales de arroz (anteriormente se
hacía de majagua de ceiba). Se sujetan sus extremos entre dos árboles o dos
postes, y en uno de los cuales se le entremete un madero que funciona como
torniquete. Al accionar el mecanismo, la masa producto de la yuca rallada, se
introduce en el fondo del torcedor, y se va exprimiendo a medida que se maniobra
el torniquete. El líquido que se extrae de ese proceso es utilizado como alimento
para los cerdos.
Pilón y mano de pilón:
Instrumento de madera construido a partir de un tronco de árbol robusto, que es
moldeado en forma romboidal por el artesano, de tal manera que la mitad del
tronco o cintura se abre hacia abajo para servir de base y la otra parte se abre
hacia arriba y se convierte en recipiente donde se echa la masa que ha salido del
torcedor o cualquier otro producto que se vaya a triturar o pilar. Este utensilio es
acompañado por un madero labrado (mano de pilón) que sirve para pisar la
harina de yuca y hacerla más fina.
Cedazo o cernidor:
El cuadrante es construido en madera y forrado en angeo. En su superficie se
vierte la harina que ha pasado por el pilón; y se cierne de tal manera que no
queden brumos, dejando la harina lista para fabricar y ornear la torta en la
plancha del budel.
Bongo:
Es un recipiente grande y profundo, labrado en madera en forma artesanal,
utilizado para echar la harina de yuca cuando está cernida.
Plancha o budel:
Es una lámina de acero o hierro insertada en una hornilla semicircular
construida con ladrillos y forrada del mismo material con que se construyen las
casas de bahareque. Encima de esta plancha caliente se riega la harina de yuca
lista para que se forme y se dore la torta de cazabe, la cual antes de voltearla se le
agrega una mezcla de queso, anís, azúcar y corteza de limón rayada, con el fin de
hacerla más apetitosa.
La pala:
Es un utensilio plano y redondo, en forma de raqueta de tenis de mesa, fabricado
4. en madera, utilizada para voltear la torta de cazabe.
El muzengue:
Es un instrumento artesanal fabricado con el vástago del racimo de palma de
vino, que se construye golpeando con un mazo uno de sus extremos, hasta
convertirlo en hilos fuertes en forma de cabellera o cola de caballo, sirve para
sacudir los residuos de harina que impiden obtener una buena torta de cazabe.
Festival nacional del cazabe en peñoncito magdalena
Con el nacimiento del Colegio Cooperativo y Ecológico “Tomás Herrera Cantillo”,
con el patrocinio oficial de Colcultura, organizan sus profesores; encabezados por
Juan Herrera Cantillo, Hernán Corrales Caro y Máximo Alemán Padilla el
Primer festival nacional del cazabe, el 1º, 2 y 3 de diciembre de 1989 con el
propósito de estudiar, conocer y valorar nuestras raíces auténticas, manifiestas
en las expresiones populares, que llegan a nosotros por la tradición oral. Otro de
sus objetivos era reconocer el valor cultural del cazabe y resaltar a las señoras
que durante toda su vida la han dedicado a fabricar este producto alimenticio,
denominado el “Pan de América” por el maestro Enrique Pérez Arbeláez; quien
considera que su historia data desde hace muchos años, siglos antes del presente,
ya que anteriormente en la América primitiva no existían panificadoras. El
Festival Nacional del cazabe llevó a muchos compositores e interpretes de Chandé
de Peñoncito a componerle canciones al cazabe en ritmo de Chandé. Tal fue el
caso de Eligio Castilla Rodríguez, quien compuso la canción del cazabe, este hecho
inspiró al profesor Hugo Pabón Lobato para componer otro Chandé y la
coreografía de la Danza del Cazabe, que hoy en día es reconocida a nivel local,
municipal, regional y nacional; apoyada por el Fondo Mixto de Cultura del
Magdalena, con el propósito de darla a conocer en el exterior. El profesor Hugo
Pabón, opina que encuentra una estrecha relación triangular entre la danza del
cazabe, el ritmo del Chandé como canto popular y el proceso de elaboración
artesanal del “Pan de América” en cuanto a la similitud de los movimientos que
ejecutan tanto danzantes, el ritmo del canto del Chandé y los movimientos y
gestos ágiles que ejecutan las personas que intervienen en el proceso de
fabricación del cazabe. Esta fusión se transforma en un hibrido cultural, si
tenemos en cuenta que el baile del Chandé es de ágiles movimientos, y los gestos
que se hacen es de acuerdo al canto, lógicamente, la Danza del Cazabe que es de
laboreo y se baila en ritmo de Chandé van entrelazadas.
Francisco de Jesús Navarro Fonseca.