Este documento discute la creencia en la resurrección de los muertos. Señala que algunas encuestas sugieren que un porcentaje de católicos no creen en la resurrección, lo que el autor considera grave. Argumenta que creer en la resurrección es confiar en la promesa de Jesús de resucitarnos, y que Dios tiene el poder de reconstruir lo que parece imposible para los humanos.
Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptx
06-11-16
1. Estamos inmersos en una
semana donde, todavía aún
hoy, en muchas parroquias
t e n e m o s d i v e r s a s
celebraciones con un fondo
confiado y esperanzado por
aquellos seres queridos
nuestros que se durmieron
con la certeza de que un
día habrían de resucitar.
Llama la atención como en
ciertas encuestas, tal vez
maquilladas e interesadas,
un porcentaje de católicos
manifiestan no creer en la
resurrección. Es grave la
c o n c l u s i ó n d e e s t a
encuesta. Grave porque no
dejamos a Dios ni esa
opción de resucitarnos y
que es consecuencia de su
fi d e l i d a d p a r a c o n
nosotros: ¿Creéis? Yo os
resucitaré.
Grave porque esa encuesta
no está sensatamente
respondida por cristianos.
Un cristiano cree, espera y
se mueve por el valor de la
Resurrección. Estamos
ante los saduceos de los
nuevos tiempos: personas
religiosas pero que no
creen en la Resurrección.
Sólo Dios es capaz de
r e c o n s t r u i r l o
aparentemente imposible
para el hombre por muchas
encuestas que a pie de calle
s e h a g a n s o b r e l a s
ver dade s e ter n as. Si
pudiera ser, esa cuestión
habría que planteársela en
todo caso al mismo Dios:
¿estás seguro que Tú
podrás un día levantarnos
del silencio y del absurdo al
que la muerte nos sometió?
Creer en la resurrección es
fiarse hasta la última coma
de lo que Jesús nos dijo. No
creer en ella es poner en
t e l a d e j u i c i o t a n t o s
testimonios de aquellos
hombres y mujeres que
vivieron e incluso lucharon
porque creyeron a pies
j u n t i l l a s e n e l
acontecimiento de la
Resurrección de Cristo
como preámbulo y anuncio
de la de ellos y de la
nuestra también.
Creer en la resurrección,
además de preocuparnos,
nos debe de ocupar de lleno
el corazón: la intuición de
saber que Jesús cumplirá
lo que el prometió. Siempre
recuerdo un texto de aquel
autor donde decía; “qué
injusto sería que las obras
del hombre permaneciesen
en el espacio y en el tiempo
mientras, su mentor y
autor que es el hombre, se
esfumase para siempre”. Y
es así. ¿O acaso no es más
importante el hombre que
construye que las obras
que él levanta?
Al final del abismo Dios,
q u e n o p e r m i t e q u e
ninguno ni nada de lo suyo
se pierda, nos revela que su
p o d e r e s g r a n d e ,
determinante y fulminante
s o b r e l a m u e r t e . A
nosotros no nos queda sino
esperar y creer en ello.
¿Tanto sacrificio y esfuerzo
supone el abrir un poco el
corazón a esa realidad
misteriosa hacia la cual
nos encaminamos guiados
por la fe de los hijos de
Dios?
¿Tan difícil nos resulta
pensar que hay un SER que
lo trasciende todo y que es
capaz de restaurarlo todo
( c e n i z a s h u m a n a s
incluidas) y de recuperar
lo que ni el mundo ni la
ciencia por sí mismos
pueden llegar hacerlo?
¿Tan cerrados estamos a lo
que a nuestros sentidos o
puro pragmatismo escapa?
Desde el momento en que
nacemos comenzamos a
vivir y a morir. Contamos
l o s d í a s v i v i d o s y
d e s c o n t a m o s l o s qu e
quedan por disfrutar. Pero,
en medio de todo ello, qué
bueno sería que fuésemos
cayendo en la cuenta que
nuestra vida, por tener un
valor divino y sagrado, no
puede ir para siempre al
fondo de una fosa sino al
surco de la tierra para,
después de un tiempo, salir
y amanecer a la voz de
D i o s d i s f r u t a n d o
e t e r n a m e n t e e n s u
p r e s e n c i a s i n m á s
necesidades para ser
felices que el contemplar su
rostro.
¡Qué grande es cerrar los
ojos soñando con Dios y
qu é g r a n d e d e b e s e r
abrirlos contemplando su
semblante!
¿No es gratificante pensar
que, si somos el cuerpo de
Cristo en la tierra estamos
llamados a su misma
suerte? ¿Crees esto?
Y va a merecer la pena que
os lea lo siguiente:
DIOS DE LA VIDA
Se ha roto la noche.
Ha gritado el ángel la
noticia: “No está aquí, ha
resucitado”.
Y renace en todos la
esperanza.
Quien se agarra a Ti no irá
al abismo.
Q u i e n p o n e e n T i s u
confianza no quedará
defraudado.
Tú has saltado la barrera
del silencio y has devuelto
la promesa cumplida a los
que habíamos puesto
nuestros ojos en Ti.
Contigo no se va a la
muerte. Contigo sólo es
posible la vida.
Contigo no se va a la nada.
Contigo se acaba siempre
en un encuentro.
Tú eres el Dios de la Vida.
Tú eres el Dios de la
resurrección.
El que crea en Ti no morirá
jamás.
Javier Leoz, sacerdote
Año 12, nº 626 - 06 de noviembre de 2016
“No es Dios de muertos, sino de vivos”
EL PÚLPITO
PARROQUIA DE NTRA. SRA. DE LA MEDALLA MILAGROSA
EL PUERTO DE SANTA MARÍA (CÁDIZ)
San Severo
Domingo 32º del tiempo ordinario
El Dios que da al hombre
la vida
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2. PRIMERA LECTURA
(2Mac 7, 1-2.9-14)
“Tú, en cambio, no resucitarás
para la vida”
En aquellos días, arrestaron a siete
hermanos con su madre. El rey los
hizo azotar con látigos y nervios
para forzarlos a comer carne de
cerdo, prohibida por la Ley. Uno de
ellos habló en nombre de los demás:
“¿Qué pretendes sacar de nosotros?
Estamos dispuestos a morir antes
que quebrantar la ley de nuestros
padres”. El segundo, estando para
morir, dijo: “Tú, malvado, nos
arrancas la vida presente; pero,
cuando hayamos muerto por su ley,
el rey del universo nos resucitará
para una vida eterna”. Después se
divertían con el tercero. Invitado a
sacar la lengua, lo hizo en seguida, y
alargó las manos con gran valor. Y
habló dignamente: “De Dios las
recibí, y por sus leyes las desprecio;
espero recobrarlas del mismo Dios”.
El rey y su corte se asombraron del
valor con que el joven despreciaba
los tormentos. Cuando murió este,
torturaron de modo semejante al
cuarto. Y, cuando estaba para morir,
dijo: “Vale la pena morir a manos de
los hombres, cuando se espera que
Dios mismo nos resucitará. Tú, en
cambio, no resucitarás para la vida”.
SALMO RESPONSORIAL
(Sal 16, 1.5-6.8.15)
R: Al despertar me saciaré de tu
semblante, Señor.
Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi suplica,
que en mis labios no hay engaño. R.
Mis pies estuvieron firmes
en tus caminos,
y no vacilaron mis pasos.
Yo te invoco
porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído
y escucha mis palabras. R.
Guárdame como a las niñas
de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme.
Yo con mi apelación
vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré
de tu semblante. R.
SEGUNDA LECTURA
(2Ts 2, 16-3, 5)
“El Señor, que es fiel, os dará
fuerzas y os librará del Maligno”
Hermanos: Que Jesucristo, nuestro
Señor, y Dios, nuestro Padre, que nos
ha amado tanto y nos ha regalado un
consuelo permanente y una gran
e s p e r a n z a , o s c o n s u e l e
internamente y os dé fuerza para
toda clase de palabras y de obras
buenas. Por lo demás, hermanos,
rezad por nosotros, para que la
palabra de Dios siga el avance
glorioso que comenzó entre vosotros,
y para que nos libre de los hombres
perversos y malvados, porque la fe
no es de todos. El Señor, que es fiel,
os dará fuerzas y os librará del
Maligno. Por el Señor, estamos
seguros de que ya cumplís y
seguiréis cumpliendo todo lo que os
hemos enseñado. Que el Señor dirija
vuestro corazón, para que améis a
Dios y tengáis la constancia de
Cristo.
SANTO EVANGELIO
(Lc 20, 27-38)
“Cuando llegue la resurrección,
¿de cuál de ellos será la mujer?”
En aquel tiempo, se acercaron a
Jesús unos saduceos, que niegan la
resurrección, y le preguntaron:
“Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si
a uno se le muere su hermano,
dejando mujer, pero sin hijos, cásese
con la viuda y dé descendencia a su
hermano. Pues bien, había siete
hermanos: el primero se casó y
murió sin hijos. Y el segundo y el
tercero se casaron con ella, y así los
siete murieron sin dejar hijos. Por
último murió la mujer. Cuando llegue
la resurrección, ¿de cuál de ellos
será la mujer? Porque los siete han
estado casados con ella”. Jesús les
contestó: “En esta vida, hombres y
mujeres se casan; pero los que sean
juzgados dignos de la vida futura y
de la resurrección de entre los
muertos no se casarán. Pues ya no
pueden morir, son como ángeles; son
hijos de Dios, porque participan en la
resurrección. Y que resucitan los
muertos, el mismo Moisés lo indica
en el episodio de la zarza, cuando
llama al Señor “Dios de Abrahán,
Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es
Dios de muertos, sino de vivos;
porque para él todos están vivos”.
“No es Dios de muertos, sino de vivos”
Parroquia de Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa. C/Federico García Lorca, s/n. Apdo. de correos, 164. 11.500 El Puerto de Santa María. Tlfno: 956 85 65 61.
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Tiempo de oración
Lecturas de la próxima semana
(4ª semana del salterio)
Lunes 7: San Lázaro
Tit 1, 1-9; Sal 23, 1-6; Lc 17, 1-6
Martes 8: San Godofredo
Tit 2, 1-8.11-14; Sal 36, 3-4.18.23.27.29; Lc 17, 7-10
Miércoles 9: FIESTA DE LA DEDICACIÓN
DE LA BASÍLICA DE LETRÁN
Ez 47, 1-2.8-9.12; Sal 45, 2-9; Jn 2, 13-22
Jueves 10: San León Magno
Flm 7-20; Sal 145, 7-10; Lc 17, 20-25
Viernes11: San Martín de Tours
2Jn 4-9; Sal 118, 1-2.10-11.17-18; Lc 17, 26-37
Sábado 12: San Milán de la Cogolla
3Jn 5-8; Sal 111, 1-6; Lc 18, 1-8
Domingo 13: San Leandro
DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA
Mal 3, 19-20a; Sal 97, 5-9;
2Ts 3, 7-12; Lc 21, 5-19
ENCUENTROS DE LA ESPERANZA
para jóvenes
Del 25 al 27 de noviembre de 2016
Lugar de celebración:
Casa Nazaret
Avda. Medina Sidonia,33. Urb. La Cartuja.
Jerez de la Frontera. (Cádiz)
APÚNTATE EN:
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