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GRACIELA BORGES
“Nunca fui un modelo para nadie. Déjenme en paz”
Graciela Noemí Zabala nació en San Telmo en 1941, aunque en realidad el público la
conoció como Graciela Borges a partir de UNA CITA CON LA VIDA (Hugo del
Carril-1958). Había entrado al cine por la puerta grande, en un momento en que se
buscaban caras nuevas, y del Carril se vio obligado a realizar un casting para cubrir los
roles de la película. Desde siempre había estudiado arte dramático, en el Lavardén
cuando niña y más tarde con Antonio Cunill Cabanillas. Como la joven que delata a su
amiga -Gilda Lousek- y que va cerrando la puerta de su casa mientras la cámara le
dedica un primer plano, resultó una presencia inquietante.
Del Carril reconoció años más tarde que la adolescente le pedía primeros planos de
manera un tanto compulsiva. Su imagen comenzó a circular por las revistas aquellas del
viejo circuito, en especial luego que interviniera en EL JEFE (Fernando Ayala-1958),
donde también se quejó al director porque el protagonista -Alberto de Mendoza- recibía
demasiada cámara y esto la menoscababa. Ayala no tenía dudas “de que fue una estrella
desde que empezó. A mí siempre me venían a la memoria los viejos nombres de
LUMITON cuando estaba en su presencia. Era caprichosa, arbitraria, muy profesional
cuando trabajaba y también competitiva al máximo”.
Es una buena radiografía de aquella adolescente. Sin embargo, la inestabilidad del país
podría haberla obligado a tomar otros rumbos. De hecho, transitó con Duilio Marzio por
fotonovelas y sus compañeros se quejaron de la pedantería de ambos, que intentaban
hablar francés. Mientras tanto, se inventaban los romances de turno. Había muchas
compañeras de generación: María Vaner, Elsa Daniel, la ya mencionada Lousek,
Virginia Lago, Norma Aleandro, Bárbara Mugica, Beatriz Matar et al. Ella es menor
que casi todas -la excepción es Bárbara Mugica- y, a fines de los años 50 y comienzos
de los 60, la más popular resultaba Elsa Daniel en cuanto a centimil, no sólo por los
films de Leopoldo Torre Nilsson, sino también por sus películas en la SONO.
Podría haberse perdido como casi todas ellas o bien haberse convertido en un nombre
ilustre, con poco cine y mucho teatro y TV, tal el caso de Norma Aleandro. Si la vida en
el negocio del espectáculo siempre había sido difícil, lo fue aún más después del cierre
de las fábricas y sin contratos que otorgaran seguridad. Quizás el secreto de Borges
resida en poseer un sexto sentido para la supervivencia. Ni siquiera ella misma recuerda
qué pensaba y sentía hacia fines de los años 50, aunque se avizoraban algunos
problemas. Cuando se estrenó GRINGALET (Rubén Cavallotti-1959) y en una
entrevista radial, se refirió a Beatriz Taibo diciendo:
- Ella estuvo maravillosa.
Su comentario mereció un cortante y seco
- Gracias
de parte de Taibo, quien iba en cartel francés en la secuencia cero.
En ese mismo año, 1959, se había disfrazado de coya, junto con Alfredo Alcón, para un
desatino que se llamó ZAFRA (Lucas Demare), una película poco vista y destrozada por
los críticos. GRINGALET corrió mejor suerte, debido a un tema intrascendente y poco
ambicioso.
2
DOS
Como la muchacha de barrio a la que Walter Vidarte idealiza, su papel pudo haber sido
desempeñado por cualquier otra dama joven del momento. Sin embargo, su plasticidad,
servida en bandeja por Alberto Etchebehere, logró que la audiencia histórica pasara por
alto sus problemas de dicción y cierta molesta nasalidad ya adquirida.
En 1960 y tercera en el reparto -luego de Arturo García Buhr y Lautaro Murúa pero
antes del título-, su nombre se asoció por primera vez con Leopoldo Torre Nilsson.
Había llegado, porque el sueño de toda joven de aquella generación era filmar con el
hombre faro e inspirador y maestro de la generación del 60. El investigador encuentra
hoy que, como Mariana Aguirre Braceras, poco es lo que tuvo que hacer. FIN DE
FIESTA ha ganado mucho con los años y resulta muy sólida, pero en materia
interpretativa pertenece al caudillo Braceras -García Buhr- y al rufián Guastavino –
Lautaro Murúa en una creación memorable-. Ella jugó sus escenas con Adolfo Peña
Braceras –Leonardo Favio- de manera profesional, pero ambos son elementos de la
escenografía. Para colmo, y en esto se había retrocedido, había que soportar la voz over
de Favio, en tono monocorde y aburrido. No era este un rol para Elsa Daniel, aunque su
iconografía -rubia y con peinado entre Juana Sujo y Alfonsina Storni- la asemejan a las
criaturas de Daniel. Ocurre que Mariana es mucho más suelta, sexualmente hablando.
De las damas cuyo texto-estrella se encuentra relacionado con el sexo, ninguna ha
llegado tan lejos como Borges. Esto se comprobaría en PIEL DE VERANO (Leopoldo
Torre Nilsson-1961), un pésimo y afectado guión con idea de Beatriz Guido –el cuento
se llama Convalecencia-. Hay que observar a esta Marcela desde el comienzo mismo de
la película -es un film y también un producto a la vieja usanza-. La cámara panea por el
dormitorio hasta que la descubrimos en la cama. Sus movimientos resultan los de una
muchacha extraviada y perversa, ensimismada y hedonista, que alertan al espectador. Es
indudable que se ama y que no hay nada en esta tierra más relevante que ella misma. A
pesar del desastre generalizado, se plantó muy bien con respecto al moribundo Martín
de Alfredo Alcón -que descansa en exceso en el poderío de su voz, una de las mejores
del cine argentino-. No nos sorprende cuando provoca el suicidio del enfermo. Lo que
resulta falso es el plano final de este personaje encerrado en el ascensor. Nadie se lo
cree, sencillamente porque su imagen ya anhelaba el año en París o la colección
Christian Dior. En cine no es fácil mentir y la cámara registra miradas, expresiones, un
tipo físico que en teatro puede pasar desapercibido. Por esta razón, ese momento final,
al menos a través de lo que nos ha indicado Borges, es inverosímil.
Se inició fuera campo detrás de la cámara, una relación curiosa y compleja con Alfredo
Alcón, que llega hasta nuestros días. Ella dice de manera adorable: “Lo admiro hasta
cuando está mal”. No sabemos si él retribuye el ambiguo halago. Para compensar el
módico éxito de PIEL DE VERANO, se hundió con PROPIEDAD (Mario Soffici-1962)
y dio muestras de no poder animar a criaturas simples. En cuanto a LOS VICIOSOS
(Enrique Carreras-1962), no se la puede culpar. Como Irene, una muchacha de alta
burguesía, cae en el mundo de la droga y luego también se precipita desde una ventana.
En realidad se trata de una de las manufacturas testimoniales de Carreras, con un buen
elenco y que, en su época, tuvo gran cantidad de público. A revisar las cifras.
3

TRES
Hubo luego dos películas que no existieron para el público de la época y reapareció en
LA TERRAZA (Leopoldo Torre Nilsson-1963), encabezando el elenco. Cuando hoy día
se revisa el film, llegan las carcajadas en los cines. Por aquellos años no se podía ir a las
salas un sábado por la noche, debido a un público que no era sofisticado. Pero, según
Lita Stantic y Marta Speroni, en el cine club Núcleo tampoco tuvieron piedad para este
grupo de jovenzuelos. Su Claudia abre esta obra fallida. Es el amanecer de un día de
verano y llega borracha luego de una juerga nocturna. La imagen tiene las
características de una juventud de celuloide a la europea: disolución, vacuidad,
nihilismo. El investigador cree que Borges se prestó al juego de hacerle creer al público
que poseía no pocas de las características de esta Claudia, porque ya sabía de los réditos
de la publicidad.
De aquel grupo de jóvenes sólo Enrique Liporace se mantiene adherido al nuevo cine
del siglo XXI. El resto fue tragado por el tiempo, la muerte o la locura. Ella ya era una
figura importante: había conseguido el premio a la Mejor Actriz en el Festival de San
Sebastián por LOS VICIOSOS y esto implicaba mayor circulación. Fue, sin duda, esta
recompensa la que le valió intervenir en una coproducción con España dirigida por
Lucas Demare: LA BODA (1964), en la que no es poco mérito el haberse encontrado a
la altura de José Suárez. El guión de Augusto Roa Bastos y el propio director alcanzó
una violencia ríspida que gustó al público. Pero trabajar con directores de la vieja
escuela, aunque implicara premios, no significaba que ella estuviera dispuesta a
descuidar a los nuevos.
Asomó en CIRCE (Manuel Antín-1964), un film que se estudió mucho a posteriori,
debido al cuento de Julio Cortázar sobre esta Delia que, según se desprende de las
imágenes, posee un alto grado de frigidez narcisista. En exceso literaria, no le interesó a
la audiencia histórica y los que fueron a verla lo hicieron por el módico desnudo de
Borges hacia el final. Nunca antes le habían regalado tantos primeros planos ni había
sido la protagonista absoluta. Habían encontrado una cara y un cuerpo que proyectaban
la perversión sexual como no se había dado antes en el discurso cinematográfico
argentino. Asimismo, no tenía contrapartida masculina y esto se comprueba tanto en las
breves apariciones de Walter Vidarte y Sergio Renán, como en el mayor metraje que se
le concede a Alberto Argibay. Son para ella simples muchachos de barrio a los que
puede manejar a su antojo -los bombones no eran digestivos-.
Estuvo luego acompañando a muchas caras de la vieja escuela en CONVENCIÓN DE
VAGABUNDOS (Rubén Cavallotti-1965) y se perdió en un reparto en el que figuraban
desde Ubaldo Martínez a Mario Fortuna, pasando por Juan Carlos Thorry y Beto
Gianola o Julio de Grazia. Si aceptó el papel fue porque era el único femenino de
relevancia y esto tenía sus ventajas. La maquinaria de la publicidad le hizo vivir un
romance con Palito Ortega, quien también andaba en esta película. Se había
acostumbrado a los dardos de cierta clase de periodismo, que la mencionaba como a la
heroína de LA TERRAZA, con pretensiones de alta burguesía y tono de muchacha del
por entonces elegante Barrio Norte. Su contrapartida, tomada a broma, era en ese
momento la inefable Marcela López Rey.
En el desordenado panorama de los años 60, con hilachas de lo que luego sería el
postmodernismo, había un grupo de actores a los que no se les otorgaba seriedad y ella
4

CUATRO
estaba dentro de ese núcleo. María Vaner, en cambio, se había convertido en la
intelectual por excelencia y, además, era la mujer del realizador y actor Leonardo Favio.
Borges, por su parte, como casi todos sus colegas, jamás mencionaba al cine anterior y
se cuidaba muy bien de establecer cualquier semejanza entre las figuras vendedoras de
antaño y su propia imagen. Sólo una personalidad fuerte, como la de Cipe Lincovsky, se
atrevía a declarar que “no entiendo por qué no se hacen películas dedicadas a una actriz,
tal como en los tiempos de Mecha Ortiz o Amelia Bence”. Para ella, nacida en 1941,
sólo existían el cine francés y los íconos del momento, sin olvidar a una porción de
films italianos con Michelangelo Antonioni a la cabeza. Su sueño era convertirse en una
especie de Jeanne Moreau o de Monica Vitti, y ver a las dos juntas en LA NOCHE
(Michelangelo Antonioni-1961) le había provocado un considerable mareo.
Fue Georgina en ORDEN DE MATAR (Román Viñoly Barreto-1965) y se encontró en
medio de la juventud descarriada de aquella Argentina, en compañía de viejos
conocidos como Gilda Lousek, Walter Vidarte, Sergio Renán y Norberto Suárez. El
elenco lo encabezaba Jorge Salcedo, como el inspector de policía. Fotografió de
maravillas gracias a Ricardo Aronovich. Luego sobrevino la debacle. Y no es curioso:
su imagen había encarnado el desparpajo de cierta juventud con respecto al sexo en la
primera mitad de los años 60. En un país convulsionado y sin rumbo, tal imagen bien
pudo ser un emergente de esa situación particular.
Después del golpe de Estado de 1966, se vio obligada a transitar por productos que
estuvieron a punto de terminar con su carrera. Ella reconoce que “hice películas que no
debí y me metí en proyectos que eran inaceptables”. Desde DE PROFESIÓN
SOSPECHOSOS (Enrique Carreras-1966), donde tiene que sonreír observando a
Antonio Prieto cuando canta o tener paciencia con José Marrone, hasta MARTÍN
FIERRO (Leopoldo Torre Nilsson-1968), en la que nos incitó a abandonar el cine
cuando apareció como la cautiva, hubo varios y repetidos fiascos.
Tomemos las aventuras de Torre Nilsson con su productor norteamericano André Du
Rona. “Mi padre quería rodar el MARTÍN FIERRO pero necesitaba dinero. Aquí no iba
a conseguirlo. Por lo tanto, tuvo que aceptar lo que venía de Du Rona, pero primero se
vio obligado a rodar esas dos películas en América Central”, admitió años más tarde
Javier Torre. En LA CHICA DEL LUNES (1966), tuvo que encarnar a una muchacha
que dialoga con el excelente Arthur Kennedy -en busca de la dichosa muñeca-. Habló
en inglés macarrónico e hizo lo que pudo. En LOS TRAIDORES DE SAN ÁNGEL
(1966) dio vida a una prostituta, Marina, con cierto esfuerzo pero discreción excesiva.
Le corresponde buena parte del metraje, junto con Ian Hendry, y su agonía y muerte son
pilares que intentan sostener este producto. Pero ahí tenemos a Lautaro Murúa, más
sobreactuado que Guillermo Battaglia y Héctor Alterio juntos, mientras abofetea hasta a
las cámaras. No se puede tomar nada de esto en serio y el público así lo entendió. En
cuanto a UNA MÁSCARA PARA ANA (Rubén W. Cavallotti-1966), no la hemos visto
completa, al igual que al MARTÍN FIERRO de Torre Nilsson. Seguramente, habría
leído en alguna parte que capitalizar los fracasos puede conducir al éxito.
5

CINCO
Se hubiera apagado luego de esta serie de fiascos, si Leonardo Favio no la rescata para
EL DEPENDIENTE (1969). Olga Zubarry, quien no se encuentra entre sus amigas,
admite que “es una interpretación sobresaliente”. La señorita Plasini sigue asociada con
el sexo y es capaz de tener un orgasmo en cámara mientras está de pie, delante de la
puerta de su casa. Todo un esfuerzo y bastante cruel de parte de Favio. El personaje era
tal como este realizador la veía: una rata, un animal al que desesperan las apariencias,
con un problema de poder en el que resultará víctima y victimaria. Su interpretación
merece figurar en una antología, ya que por vez primera su voz obtuvo el tono justo de
histeria apenas reprimida. Pudo situarse a la altura de Walter Vidarte, Nora Cullen y
Fernando Iglesias, “Tacholas”. Nunca antes los críticos y los investigadores estuvieron
en un todo de acuerdo como en este caso: se había convertido por fin en una excelente
actriz, obedeciendo las órdenes de uno de los más sobresalientes directores que tuvo
Argentina. La fealdad con que viste a esta criatura demuestra que había adquirido
experiencia delante de la cámara. Por desgracia, pocos vieron este film en cine y las
nuevas generaciones lo están revisando ahora en video. Borges recibió, merecidamente,
el premio de la Asociación de Cronistas.
A todo esto, la prensa se hacía eco de su noviazgo y posterior casamiento con Juan
Manuel Bordeu, por entonces famoso corredor de autos y perteneciente a una familia
tradicional de Argentina. Hubo también buena cantidad de fotografías que atestiguaban
su dicha conyugal. Había alcanzado el objetivo soñado desde que iniciara su carrera:
integrarse al sector privilegiado. Años más tarde y en una audición en la que oficiaba de
animadora -Radio Nacional- diría que su modelo era Delia Garcés. No es extraño, desde
el momento en que la segunda se había incorporado también a la élite partiendo de la
nada. A comienzos de los años 70 y en reportaje televisivo, el investigador tuvo
oportunidad de observarlas a ella y a Amelia Bence. Las revistas hablaban de su
conflictuado matrimonio. Prefirió poner buena cara y desmentir la especie. La señora
Bence dijo, sabiamente:
-

Estando en México dijeron que Closas y yo nos habíamos separado. Mirá que
después resulto cierto.

La anécdota no quiere ser graciosa. Es que el investigador encuentra que los avatares
sentimentales de estas damas, cuyas imágenes están ligadas al sexo, se parecen. En
realidad, ella se había convertido en una Amelia Bence que había llegado donde se
proponía.
Borges no tenía en cuenta que vivía en otra Argentina y que el viejo patriciado había
dejado de existir En 1970 nació su hijo Juan Cruz, quien se ha convertido no sólo en un
actor maleable sino que es, además, un muchacho de calidez poco frecuente. Es
innegable que Borges debe haber sido una madre singular, a juzgar por el desprejuicio y
la capacidad del joven.
El problema que se le planteaba era difícil. Luego de EL DEPENDIENTE, ¿qué? Ya
había intentado teatro y también radio –cuando Belgrano competía con la TV y se
autodenominaba el canal de la mañana- sin que esos medios de expresión significaran
demasiado. Además, existían cambios en su vida privada. En 1970, al conocer al
6

SEIS
flamante realizador Raúl de la Torre, se convirtió en su pareja. Sobrevino el divorcio de
Bordeu y de la Torre manufacturó un producto para lucirla. María Luisa Bemberg coescribió un guión, junto con el director, para la camaleónica Borges. Lo titularon
CRÓNICA DE UNA SEÑORA (1971) y marcó un hito y una época.
No hubo acuerdo -ni lo hay- con respecto a esta película. A Luis Saslavsky y a Estela
Canto CRÓNICA DE UNA SEÑORA les merecía un juicio favorable. “Es una de las
radiografías más certeras que he visto”, diría el realizador. Por su parte, Canto admitió
que el film le recordaba diversos casos vistos dentro de un grupo que desconocemos. El
hecho es que fue un éxito inesperado. La productora Lita Stantic admite que “a la gente
le gusta espiar cómo viven los ricos”. Tal vez, pero a Bemberg, que militaba ya en el
feminismo, le interesó, en especial, poner de relieve el caso de Fina. Desde el comienzo
notamos que no hay demasiada sutileza: la madre de la protagonista –una parodia de la
aristocracia- revisa las necrológicas de LA NACIÓN. Concluye que si la amiga de Fina
se hubiera suicidado, no hubiesen publicado el aviso correspondiente.
Ese suicidio es el que desencadena la crisis en esta mujer confundida, que termina
tomando conciencia de que su marido –un excelente Lautaro Murúa- es un estafador en
todo el sentido de la palabra. Termina desentendiéndose de sus hijos y, venganza
mortal, lee El segundo sexo de Simone de Beauvoir. Al menos y en nuestro caso,
cuando la vimos en cine, la gente se reía del conflicto de la señora Fina. Terminará con
el amante que su amiga tuvo justo antes de suicidarse. El problema con el relato de de la
Torre es que resulta técnicamente impecable, pero vacío. Hay ornamentos preciosistas,
como la música de Roberto Lahr, a la que no hemos olvidado, y la actuación de los
actores centrales. Nadie iba a pensar que, tras de EL DEPENDIENTE, Borges sería
capaz de entregar una señora como Fina. Pero a esta dama le gusta sorprender y pegar
primero. CRÓNICA DE UNA SEÑORA le significó el segundo galardón en el Festival
de San Sebastián y fue la primera argentina en conseguir dicho premio dos veces.
Como actriz bien pudo estar satisfecha. Sin embargo y a partir de CRÓNICA DE UNA
SEÑORA, comenzó a encerrarse en un pathos propio y evidenció signos de realizar
verdaderas catarsis personales, ayudada por de la Torre. Una novela de Emilio Rodrigué
sirvió de base para HEROÍNA (1972), la historia de una traductora simultánea que pega
un grito que se hizo famoso, para asombro de los asistentes a un congreso. También
aquí, como en PIEL DE VERANO, la cámara la sorprende por la mañana, cuando se
levanta. Pero, y hay que reconocerle el mérito, hay una distancia sideral entre los dos
personajes. Esta mujer, que prende la radio -escuchamos las voces de Jorge Fontana,
Rina Morán y Beba Vignola- y se dispone a iniciar un día de trabajo, está vista por el
espectador como alguien con una carga de angustia considerable.
Con un Pepe Soriano de alto vuelo, nos iremos enterando de la ausencia del padre y de
la búsqueda de su figura en un hombre. En verdad, se evidencian no pocos elementos de
la persona Borges y ella, en ocasiones, se ha referido a semejante carencia en su propia
infancia. Por lo demás, HEROÍNA puso sobre el tapete aquellos grupos de análisis tan
frecuentados hasta marzo de 1976. A Borges-de la Torre, la situación que atravesaba el
país parecía no interesarles en lo más mínimo. No se los puede culpar, porque era
propio de quienes vivían en el nirvana que otorga el poderío económico. Pero en un
7
SIETE
momento en que gran parte de la intelectualidad asistía a exhibiciones clandestinas del
Cine Liberación, tanto CRÓNICA DE UNA SEÑORA como HEROÍNA demostraron
una frivolidad considerable.
Luego de un cameo en VENÍ CONMIGO (Luis Saslavsky-1972), se produjo un
entuerto. Si en un primer momento había aceptado el rol que más tarde desempeñara
Norma Aleandro en LA TREGUA (Sergio Renán-1974), la actriz se echó atrás poco
antes de comenzado el rodaje. Había permitido que su nombre figurara en los afiches de
la película, donde el elenco iba por orden alfabético. Posteriormente, rechazaría el
papel que Torre Nilsson le ofreció en BOQUITAS PINTADAS (1974) y fue suplantada
por Marta González, que compuso una muy justa Nené. En un momento como el de la
primavera de 1973, a Borges no la convencía hacer lo que otros: integrar los repartos
desempeñando roles opuestos, tal como ocurría con Ana María Picchio, por ejemplo.
Consideraba que su nombre era demasiado valioso.
Y tal vez por esta razón, el dúo de la Torre-Borges se metió en un disparate como el de
LA REVOLUCIÓN (1973), donde ella aparece disfrazada con vestuario imperio y
haciendo gala de una afectación extrema, con un tono más nasal que nunca y a
destiempo de la época en que transcurre la historia. En su descargo puede decirse que la
dirección es tan mala que sus compañeros de reparto –Federico Luppi, Lautaro Murúa,
Oscar Ferrigno- nada pueden hacer. De la Torre quiso ponerse a la orden del día en lo
que al país se refiere. Ofreció su visión de la violencia, pero en el siglo XIX y en épocas
que lo pusieran al resguardo de cualquier posible objeción. Al fin de cuentas, era sabido
que se iba hacia una catástrofe y ni él ni Borges querían un excesivo compromiso.
Luego de semejante fiasco necesitaba cambiar de director y ARIES la llamó para
TRIÀNGULO DE CUATRO (Fernando Ayala-1975), donde encabezó el elenco junto
con Federico Luppi, Thelma Biral y Juan José Camero. Es otro guión de María Luisa
Bemberg. “Yo ya no estaba en la misma actitud ante la vida que cuando rodé AYER
FUE PRIMAVERA y el libro de María Luisa me interesaba. Me pareció que a Graciela
le iba el rol de la muchacha independiente”, señaló el realizador. A su vez, Olga
Zubarry reconoce que “su trabajo es muy bueno en esa película”. En el guión de
Bemberg, siempre ubicada dentro del feminismo, Thelma Biral es una reprimida ama de
casa. Su amante, Camero, le señala sus problemas con el cuerpo. Lo curioso es que lo
hace mientras él se cubre con la sábana hasta el cuello. Es indudable que las escenas
entre Luppi y ella son superiores y, dentro del texto-estrella, siguió funcionando con
pathos propio.
A continuación regresó a de la Torre para estar SOLA (1976), algo que a esta dama le
resulta difícil. El hecho es que decide, luego de una crisis y posterior separación,
regresar con su marido –un aséptico Luis Brandoni-. Lo curioso es que enviaron esta
película a San Sebastián y ella recibió el premio a la Peor Actriz en la edición de ese
año. Se supone que la situación del país guarda relación con los obsequios recibidos,
porque LA REVOLUCIÓN es bastante peor que SOLA. No tuvo público alguno, como
casi todos los productos que intentaban una cierta calidad en 1976. Luego se apartó de
su pareja. Habían convocado a Luisina Brando para el rol de Susana en SAVERIO, EL
CRUEL (Ricardo Wullicher-1977), pero Borges se ofreció por la mitad de lo acordado
con Brando. Esta es una jugada habitual en el ambiente pero, dado su profesionalismo,
8
OCHO
no se esperaba que diera semejante traspié, muy comentado en aquella siniestra época
de Argentina.
El proyecto comenzó mal, ya que en la conferencia de prensa donde se anunciaba el
principio del rodaje hizo una observación inadecuada con respecto a la ropa de Alcón.
Éste lanzó los exabruptos correspondientes –conocía la jugada hecha a Brando- y los
ánimos se calmaron delante de las cámaras. Diana Ingro –que se hizo cargo de Juliaasegura que “a veces uno trabaja con compañeros que no dan nada. Es decir, se espera
que reaccionen y no lo hacen. Graciela tiene un modo curioso de atrapar y es su mirada.
Todos y cada uno de mis movimientos histéricos eran captados por esa mirada y yo
llegué a sentirla como a una enemiga, como lo que era en la ficción Fue un placer
trabajar con ella”. Por su parte, la por entonces jefa de producción Lita Stantic, admitió
que “en el momento en que escucha la ópera y aguarda a Saverio, el equipo creyó que se
había vuelto loca de remate. A tanto llegaba su poder de concentración. Es una absoluta
profesional”. Ni Ingro ni Stantic son dadas a regalar elogios, de manera que hay que
creerles.
SAVERIO EL CRUEL tenía, cuando la vimos en cine, una muy lograda fotografía de
Miguel Rodríguez que no se ha conservado en video. Por otra parte, la estupenda
partitura musical de José Perla se difundió por radio durante un lapso considerable. El
guión de Ricardo Monti y el propio Wullicher, en base a la obra breve de Roberto Arlt,
falló porque la acción se trasladó a época contemporánea y, además, se insertaron
secuencias donde intentaba ofrecerse la locura de una sociedad que la padecía en serio.
No se los puede acusar de sutileza, sin embargo. Los momentos finales, antes de que
Susana termine asesinando a Saverio, dieron como resultado imágenes poderosas que se
apreciaban en cine, pero no en video. Dentro de su texto-estrella, prosiguió en su senda
de mujer altamente conflictuada, hasta llegar a un peligroso delirio.
Lugo de una pausa –tres años-, de la Torre la sumió en EL INFIERNO TAN TEMIDO
(1980), basándose en un cuento de Juan Carlos Onetti. Hubo serias polémicas por la
adaptación y por el punto de vista del realizador con respecto a “esas yeguas del
escenario”, según dice uno de los compañeros del suicida Alberto de Mendoza. Alcanzó
aquí el punto culminante de la perversión sexual dentro de su texto. Como Gracia, la
mujer que comienza a enviar fotografías pornográficas al ingenuo especialista en
deportes, tuvo momentos brillantes. Juega con naturalidad sus escenas con Alberto de
Mendoza, aunque su representación shakespeareana deja mucho que desear. La película
ya no se sostiene y tuvieron razón los que hablaron de excesiva literatura. Eso sí,
consiguió un serio oponente en Alberto de Mendoza, a quien pudimos, finalmente,
tomar en serio como actor.
Daba municiones a las revistas del corazón que la emprendían contra ella –nunca se vio
favorecida por el periodismo-. En aquellos momentos difíciles del país y ubicada en su
texto-estrella se había convertido en lo que amenazara ser desde PIEL DE VERANO:
una mujer realmente peligrosa, con tendencia a tomarse venganzas inesperadas contra el
macho de la especie o bien, tal como ocurre en CRÓNICA DE UNA SEÑORA y
SOLA, se empeñaba en una batalla de la cual, tal vez, saliera herida. En ambos casos, la
imagen resultaba dueña de contradicciones nada fáciles de resolver. Mientras tanto, sus
contemporáneas –Elsa Daniel, Gilda Lousek- descendían vertiginosamente o se
9
NUEVE
exiliaban –una larga lista-. Algunas más jóvenes –Luisina Brando, Marta González- no
conseguían una carrera en cine o debían ir a participaciones especiales, mientras que
otras elegían la TV o el teatro –Ana María Picchio, Leonor Manso-. EL INFIERNO
TAN TEMIDO, con el desparejo relato de de la Torre, sirvió para que el público, aún en
módica cuota, volviera a verla. Siempre atenta a los vaivenes de la política, integraba
asimismo delegaciones varias en la que compartía aviones con los militares –y no es
sólo su caso sino el de no pocos de los que trabajaron bajo el terrorismo de Estado-.
Alegarían después que no podían negarse.
Estrenada en el momento de la guerra de Malvinas, LOS PASAJEROS DEL JARDÍN
(Alejandro Doria-1982) la estaba aguardando. “No creí que fuera a caminar con tanta
suerte”, confió al investigador Alejandro Doria. La novela de Silvina Bullrich , una
bestsellerista que ya nadie recuerda, narra una historia propia de Corín Tellado. El muy
poco débil Rodolfo Ranni va a morir de cáncer, hay exteriores en París y ella aparece
con la iconografía propia de una vieja estrella de los años 40, vestuario incluido. Desde
su estética televisiva, Doria manufacturó un producto con elenco de lujo –Olga Zubarry
y Julio de Grazia aparecen en participaciones especiales-. Por supuesto, su relación con
Ranni es la de concubinato, resquicio por donde se cuela la irregularidad propia de su
texto: muy enamorada, esta vez el compañero se le va al otro mundo, y ella renuncia a
todos los bienes que le pertenecen en un gesto que prueba su nobleza. Esta LOVE
STORY invertida no resiste un análisis serio, excepto en lo que se refiere a las frases
puestas en boca tanto de Borges como de Olga Zubarry, cuando hablan a /y de los
obreros. Es un artefacto digno del momento en que se filmó y, como toda historia de
amor, obtuvo un nutrido público de matronas lagrimeantes.
Para equilibrar el taquillazo se hundió con PUBIS ANGELICAL (Raúl de la Torre1982), según la novela de Manuel Puig adaptada por este y por el realizador. De la
Torre, con la astucia propia de estos segundones, comprendía que era necesaria una
novela un tanto más comprometida, si quería sobrevivir tras la dictadura. Pero con
excepción de la partitura musical de Charly García, a nadie le importó que Ana se
muriera de cáncer, en especial porque Ana era además, en las otras historias dentro de la
central, Ella, W218 y Dorita. Alfredo Alcón, que encabezó el reparto –nunca le permitió
a Borges que fuera en primer lugar-, también se hizo cargo de varios papeles. Algunos
se salvaron: la mexicana Silvia Pinal fue nada más que la amiga de Ana y el ilustre
Arturo García Buhr, su padre. Una resplandeciente fotografía de Juan Carlos Desanzo
ofreció en edición de lujo un dislate que no le interesó a nadie. Debería revisarse, sin
embargo, para avivar polémicas, el papel del guerrillero Pozzi y su muerte a manos del
ejército. Borges volvió a hacer catarsis y se desnudó, otra vez, todo lo que pudo. El
proyecto de PUBIS ANGELICAL se concretó luego que la actriz almorzara con el
productor Hugo Lamónica. No hay motivos para el asombro. Cuando Dick Bogarde
habla de la financiación de EL SIRVIENTE (Joseph Losey-1961) debe, por fuerza,
recurrir a los encantos de Sarah Miles.
Sin cobrar un centavo, o por lo mínimo, se puso a las órdenes de Javier Torre para
FIEBRE AMARILLA (1983) donde, para no perder la costumbre, encarnó a la peor y
más pérfida de las hermanas –las otras dos fueron Dora Baret y Sandra Mihanovich-.
Nadie quiere hoy recordar este fiasco y menos ella, que vivió para arrepentirse. Se
generó una discusión nada agradable. cuando Olga Zubarry le dijo:
10
DIEZ
-

Nadie te amenazó con un revólver para que firmaras el contrato.

Instalada en el radicalismo alfonsinista, De la Torre-Borges -pareja o ex pareja, para
estos momentos nadie sabía a ciencia cierta si habían terminado o no-, requería un guión
que tardaba en llegar. Aída Bortnik tuvo la poco feliz idea de confeccionar en su taller
POBRE MARIPOSA (Raúl de la Torre-1986), protagonizada por Clarita, una locutora
con padre judío que trabaja en Radio El Mundo allá por octubre de 1945. A esta fiesta
del revisionismo teleteatral no faltó nadie: ni Lautaro Murúa, ni Víctor Laplace, ni una
muy correcta y medida Ana María Picchio, ni invitados de honor como el hispano
Fernando Fernán Gómez o la sueca Bibi Anderson. Borges anda angustiada hasta en el
plano final que le dedica de la Torre. Dentro de ese pathos que la envuelve, esta locutora
avanza hacia un espantado Murúa y sufre un ataque de angustia del que ni la audiencia
histórica pudo recuperarse. El oro nazi, el radioteatro, el peronismo, el funcionamiento
de una emisora –allí están Jorge Fontana y el Nene Bonardo- se convierten en un cóctel
explosivo del que nadie salió indemne. Había mucha plata en juego y todo el mundo
aceptó, encantado, colaborar en el proyecto. Pero como afirmara Nina Nino: “Esta gente
no tenía la más mínima idea de cómo funcionaba Radio El Mundo hacia 1945, año en
que yo entré a trabajar en esa emisora. Una locutora del turno mañana, vestida de tal
manera para trabajar, hubiera provocado la risa de sus compañeros”. Esto es
precisamente lo que ocurrió con el público. A la falsedad de una anécdota que se ofrece
como real –no existió una locutora baleada por razones políticas-, se añade la impostada
solemnidad de una puesta en escena jocosa, comenzando por los actores. Y, sin
embargo, el plano final de esta mujer la sigue presentando como una imagen de
potencia cinematográfica inusual. Que ella quería mucho al personaje. lo demuestran
sus palabras: “Es una de esas mujeres que hoy están y mañana desaparecen”. La crítica
destrozó el producto y su carrera comercial fue nula. Sin embargo, la película figura
entre sus favoritas.
Para estos momentos hubo un reacomodamiento de la imagen, que ya se preanunciaba
en LOS PASAJEROS DEL JARDÍN. No podía seguir ofreciendo perversiones sexuales
varias, porque había llegado el módico destape. Esto es: por primera vez en Argentina
podía filmarse sin censura. Por este motivo, tal vez, KINDERGARTEN (Jorge Polaco1989) fue prohibida de manera terminante. Poco es lo que ella, Arturo Puig y Luisa
Vehil -en silla de ruedas y con un bastón- pueden hacer, en una difícil película que sigue
con la estética del singular realizador. El hecho es que, dentro de una misma escena y
mientras los niños corretean, la cámara se aparta y nos lleva hacia un lugar donde una
pareja copula deliciosamente. Se inició un juicio bastante idiota por corrupción de
menores y hubo un escandalete que, a la postre, la benefició. La desdicha es que la
manufactura pasó a video años más tarde y no se puede apreciar como es debido. Habla
en su favor el que se haya arriesgado en esta aventura, cobrando poco y nada. En
verdad, Borges no tiene las necesidades que acucian a sus compañeros de tareas, ya que
ha sido siempre muy cuidadosa con el dinero.
Para estos momentos, su relación con de la Torre era ya, al menos para la prensa, una
historia del pasado y a ella se la seguía puntillosamente en sus aventuras ocasionales. Al
público le interesaban más sus andanzas en ese terreno que su tarea profesional. Es
comprensible que se haya hartado de un acoso que no se justifica. Parecía una figura
11
ONCE
destinada al olvido cuando tuvo su programa en Radio Nacional, aunque ella aclaraba
desde el micrófono que “es una audición que realizamos sin cobrar porque amamos la
radio”. Esto ocurría bajo la gestión Maharbiz y el menemismo. Intentó también el teatro,
allternando la sempiterna Cartas de amor con muchas figuras -algo que prosiguió largo
tiempo-. Anteriormente había trabajado en Arroró mi hombre, en Mar del Plata con
Juan José Camero y Rosa Rosen. Los entredichos entre ella y Camero llegaron a la
prensa. También anduvo por el teatro de revistas, demostrando que podía lucir su
hermoso cuerpo. En fin, lo intentó todo para seguir en circulación y pudo continuar
siendo respetada desde una perspectiva profesional.
Para estos momentos, tanto María Vaner como Elsa Daniel había perdido contacto con
la realidad y Gilda Lousek iba a morir prematuramente. Norma Aleandro se dedicaba al
teatro y aparecía en cine, pero en roles sin interés alguno, y había una fuerte
competencia de parte de Susú Pecoraro y Cecilia Roth. Al parecer, ella poco tenía que
hacer en la pantalla. Sin embargo, a de la Torre se le ocurrió filmar FUNES, UN GRAN
AMOR (1998) y Borges regresó al cine luego de una más que prolongada ausencia.
Durante la misma, le habían hecho constantes reportajes en su casa de Figueroa Alcorta
y solía deslumbrar a cuantos la entrevistaban. No le resulta difícil seducir. Se había
convertido en una figura mediática y, de algún modo, en el ícono cinematográfico por
excelencia luego de la muerte de las fábricas. Donde no había tenido tanta suerte era en
la TV –a pesar de haber obtenido sus premios en este medio-. En primer término, la TV
es altamente peligrosa, ya que pone en evidencia cualquier limitación y ella, en cuanto a
registro interpretativo, no es muy amplia. Además, la improvisación no es su fuerte y,
por si fuera poco, el público televisivo exige una frontalidad directa, una conexión
inmediata que Borges no brinda. En síntesis: nadie se poner a mirar TV para estudiar
matices. También en esto se parece a las antiguas damas de la pantalla argentina, a
quienes rara vez menciona.
.
FUNES, UN GRAN AMOR se planeó como un negocio caro, con un elenco esotérico
en donde se pueden rescatar los tangos Naranjo en flor y Yuyo verde, cantados por Jairo
-una de las mejores voces del país-. Como Azucena Funes, ella demostró haber
recorrido un camino en el que había aprendido bastante. Hay que verla rechazando con
clase al hombre que se le aproxima con intenciones evidentes –es un músico-, o
riéndose del pudor del elemento masculino de la orquesta. El inconveniente es que su
imagen estuvo más asociada al sexo que nunca, exprimiendo a un adolescente en la
cama de una pensión barata. El joven es nada menos que su sobrino. Del mismo modo,
el diálogo que sostiene con Gian María Volonté, en el patio nocturno del tugurio, la
muestran con un sentido del humor que no había frecuentado.
-

¿Por qué se vino acá?
A lo mejor porque hacían demasiadas preguntas.

El cuento de Humberto Constantini -Háblenme de Funes- poco tenía que ver con el
catálogo de perversiones, que cualquier espectador puede observar en este desfile
deshilvanado y paupérrimo. Ni siquiera la partitura musical de Charly García es de las
mejores. Hay que reconocer, no obstante, que ella estuvo muy por sobre el material que
se le brindó. ¿Quién mató a Azucena Funes? ¿El rengo, la sodomizada o el matón?
Hacia el final, nadie tiene ganas de responder a la pregunta.
12

DOCE
Luego de otro fiasco -MATAR LA TIERRA (Nicolás Sarquís-1998), una película como
tantas en las postrimerías del menemismo- su carrera parecía terminada. La productora
Lita Stantic la rescató para LA CIÉNAGA (Lucrecia Martel-1998) por la que cosechó
varios premios y no pocos elogios. Stantic la conocía desde mucho antes de SAVERIO
EL CRUEL, donde habían trabajado juntas, pero fue a partir de la película de Wullicher
cuando empezó a respetarla como profesional. Ella no podía cuajar en el cine postulado
por María Luisa Bemberg, antigua socia de Stantic, por razones obvias. Siendo una
imagen asociada al sexo, la dama había sido descartada. Debido a sus personajes se
había ganado las iras del feminismo argentino. Bemberg bien pudo haber escrito
guiones para ella, pero no iba a convocarla como actriz en ninguno de sus films. Para
LA CIÉNAGA, se necesitaba una presencia potente y depravada, al mismo tiempo que
sometida por un sistema patriarcal.
En este aspecto Borges, en el rol de Mecha, cumple y muy bien lo que le encargaron. La
otra sojuzgada es Tali -Mercedes Morán-. En la fase de preproducción y cuando no
había contratos, ella se mostró muy cauta, afirmando que esperaba que se filmara la
película, aunque todavía nada era seguro. El investigador la notó vacilante y no por un
problema de dinero. No estaba dispuesta a perder cartel, de manera que el asunto entre
las dos vestales y Stantic se solucionó colocando a Morán a la izquierda y abajo, y a
Borges a la derecha y arriba.
Graciela Borges
Mercedes Morán
De todas maneras, la señora Morán no puede aún atemorizar a nadie. Su estilo es
efectivo, pero teatral. No vamos a juzgar aquí la película, ya que nuestra intención no es
esa. Además, ya hemos hablado de ella. Algunos consideran a Lucrecia Martel como la
sucesora de Torre Nilsson. ¿Por qué no? Cada uno tiene derecho a opinar lo que le
venga en gana. El problema es que el film -no se hacen más películas en Argentina sino
films- no conectó con el público, aunque tuvo una brillante carrera en el exterior.
Borges encarnó, por vez primera, a una alcohólica e incestuosa madre -con su hijo en la
vida real, Juan Cruz Bordeu, que resulta un excelente y desaprovechado actor-. El joven
mantiene, además, actitudes equívocas también con su hermana. Borges es de veras una
dama gótica en este film. Asusta su imagen decadente e iconografiada con anteojos
oscuros y copas de vino en la mano. Lo que dice carece de importancia, porque Mecha
está definitivamente encerrada en un mundito en el que sólo interesa el dinero, para
seguir ostentando la posición social que ha conseguido. Se las ingenia, no obstante, para
que el espectador advierta que, a través de su estupor alcohólico o de la charla
insustancial. hay una buena dosis de inseguridad. Resulta más que evidente que ha
aprendido a crear un personaje. Es probable que la fotografía y el montaje la ayuden a
otorgarle continuidad al mismo, pero es ella la que lo construye.
Según el Buenos Aires Herald, el film de Martel sirvió para revivir la alicaída
trayectoria de la actriz y tal vez, sólo tal vez, LA CIÉNAGA se recuerde gracias a su
imagen y más allá de lo arbitrario del querer decir algo a toda costa de parte de la
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TRECE
dirección. Obtuvo su premio a la Mejor Actriz de parte de la Asociación de Cronistas.
En reportajes posteriores y como si se hubieran puesto de acuerdo, ni ella menciona a
Morán ni esta a Borges, cuando se habla de esta manufactura, muy bien vendida en
Europa. Su carrera volvió a primer plano y, es indudable, cuando sus compañeras de
generación ya se han transformado en recuerdo, su nombre es conocido por todos.
Luis Ortega la convocó para MONOBLOC (2006) y según declaraciones del director,
tanto Borges como Evangelina Salazar no se mostraron muy contentas al figurar en el
mismo proyecto. Luego de la sorpresa, sobrevino el profesionalismo. Por su parte
Alejandro Doria estrenó LAS MANOS (2006), en el momento en que esto se escribe y
se aguarda que los nuevos realizadores la tengan en cuenta. Su destino es incierto pero
ella no está dispuesta a abandonar la lucha. Se ha prestado a cameos -¿SABÉS
NADAR? (Diego Kaplan-1997 pero estrenada en 2002), acompañando a su hijo-, a
entrevistas sobre aquel extraordinario actor que fuera su compañero en EL
DEPENDIENTE, Fernando Iglesias –TACHOLAS, UN ACTOR GALAICO
PORTEÑO (José Santiso-2003) y hasta su voz se escuchó en la banda sonora de
MERCANO, EL MARCIANO (Juan Antín-2002). No es que los productos del así
llamado nuevo cine argentino -otro más y van...- sean vistos por la gente, pero Borges
está allí, en la pantalla, o en la banda de sonidos. Su participación en la controvertida
MONOBLOC puso al descubierto, otra vez, que es ante todo una estrella sumida en un
pathos propio y siguiendo el calvario cinematográfico habitual. Salta de la moribunda
de PUBIS ANGELICAL a esta Perla que también muere de cáncer. Hay algo de
negativo en su personaje y es que no ofrece sorpresa alguna.
La creciente inseguridad de esta imagen está relacionada con nuevas formas del
entretenimiento. El cine es hoy día en Argentina un producto hecho por jóvenes para
consumo de sus coetáneos, en el mejor de los casos, o de aquellos que estudian cine, o
de quienes intentamos desentrañarlo. Borges ha demostrado que puede plegarse a los
requerimientos de las nuevas generaciones. No obstante, y fuera de los circuitos
especializados, muy poca es la gente que ve, en la actualidad, cine argentino. Se
estrenan demasiadas óperas primas y los salarios de las viejas estrellas son ya un
recuerdo que ha pasado a mejor vida. En este aspecto, la actriz no tiene problema
alguno: su hígado está considerablemente calmado debido a su solvente posición
económica. Asimismo, lo que alcanzó en popularidad es irrecuperable. Es sencillo:
nadie conoce ya a los actores de cine, con la excepción de los muy publicitados íconos
del mainstream de Hollywood. A su vez, los hacedores del nuevo cine argentino no
logran conectar, salvo excepciones, con los espectadores de manera masiva. Las revistas
en papel o las online, las escuelas donde se forman todos aquellos que habitan el mundo
de la imagen postmoderna, conocen la existencia del emblema Borges. El grupo
Clarín, a través de Canal 13, la propuso en julio de 2005 para un unitario del ciclo
titulado Mujeres asesinas y ella mostró que continuaba siendo efectivamente peligrosa,
sin descuidar la aureola de belleza que sigue rodeándola.
La productora Lita Stantic, como se ha dicho, la rescató para LA CIÉNAGA. Lo que
no se sabe es si esta especie de Elías Querejeta en Argentina estaría dispuesta a usarla
en nuevos productos que se vendan a Europa. En todo caso y a partir de 1957, es
imposible hablar de imagen fílmica sin referirse a su persona. Pasó del modernismo
final –el de FIN DE FIESTA, para dar un ejemplo- al postmodernismo desatado de
14

CATORCE
KINDERGARTEN. No puede decirse que esta dama relacionada con el sexo sin frenos
le tenga miedo al riesgo. Para la gente que consume imágenes mediáticamente es una
mujer que vive de manera hedonista. Ella ha dicho con respecto a su vida personal:
-

Déjenme en paz. Yo nunca fui un modelo para nadie

Se la tiene presente por una iconografía, que la ofrece en esta feria del todo-a-la-venta
como alguien dispuesta a seguir en los titulares. Su relación con el periodismo ha
cambiado radicalmente, debido a que ella finge ignorar la pullas. Invita a embobados
aprendices a su casa y desciende la escalera vestida como las damas de antaño. Sabe
cuál es su impacto visual. ¿A quién le importa todo esto? Es evidente que a más
personas de las que el investigador supone. De lo contrario, nadie se molestaría en
llegarse hasta su casa de Figueroa Alcorta. Ella tira el anzuelo de CRÓNICA DE UNA
SEÑORA y los incautos pican. Lo que interesa aquí es averiguar por qué, luego de
tantos fiascos, él escaso público que ve cine argentino no se ha cansado de ella. Se trata
de una incógnita no muy fácil de develar. Porque en el balance, resulta una imagen que
sorprende: no es sólo EL DEPENDIENTE, sino que su historia se remonta a CIRCE o a
PIEL DE VERANO. Se trata de una imagen altamente malévola. Hablamos aquí de lo
que se ve en pantalla únicamente. Porque la relación entre ella y el sexo es
considerablemente enferma. Y al público masculino –y a una buena porción de mujeresles interesa el erotismo peligroso.
Desde la desprejuiciada y trepadora Mima de EL JEFE y hasta la Azucena de FUNES
UN GRAN AMOR se ha mostrado patológicamente perseverante en cuanto al goce.
Hasta ha llegado borracha, luego de una de esas noches en LA TERRAZA. Se ha
encargado de enredar al macho de la especie para liquidarlo –ESE INFIERNO TAN
TEMIDO, SAVERIO, EL CRUEL-. Y al público le gusta pensar que Borges tiene algo
que ver con su imagen cinematográfica. Antes de ella, hubo damas bravías que no
llegaron a tanto, porque la modernidad de un país periférico no lo permitía. Tal el caso
de Amelia Bence, a quien se le parece en más de un sentido. Sus intervenciones en
películas de puro entretenimiento han sido poco felices, aunque no por su desempeño
sino por la pobreza del material. –llegó a formar pareja con Palito Ortega en UN REY
EN LONDRES (1965)-.
En este aspecto nada puede reprochársele. Sus compañeros de generación tuvieron que
adaptarse o ir a parar al tubo para sobrevivir. Que es una persona de cuidado puede
demostrarlo Luisina Brando y su fallida intervención en SAVERIO, EL CRUEL, debido
a la oferta de Borges que se regaló a los productores. Tampoco estas jugadas son nuevas
en el ambiente, aunque ella no tenía necesidad de mostrarse tan codiciosa.
Detestada por las feministas -es una mujer a la que le gustan los hombres y esto no tiene
nada de malo, a juicio del investigador-, encarna a una mujer que gira siempre alrededor
de uno o varios componentes del mundo masculino. En sus mejores filmes se muestra
ansiosa por adueñarse de una presa y se mantiene ajena a todo lo que no sea ese
pequeño universo que se ha fabricado. Como persona, atravesó las difíciles etapas de
una Argentina convulsionada, acomodándose con astucia a cada una de ellas. Tampoco
en esto es la única. Aunque ya no tanto, Graciela Noemí Zabala ha sido objeto de
15
QUINCE
numerosos brulotes debido al extremo cuidado que puso en fabricar a Graciela Borges.
Porque se inventó a si misma, no la manufacturó nadie.
El cine es su medio. Hemos visto uno solo de sus trabajos televisivos y lo lamentamos –
también existe una miniserie española-. Pero la TV no la ha admitido por las razones
que se expusieron. No sabemos si sería capaz de burlarse de si misma, como Amelia
Bence, en uno de esos programas de entretenimiento y consumo rápido que brindan los
canales de aire. Es una manera de masacrar a la imagen tan conocida por el público. Al
fin de cuentas, ya ha desfilado por la pasarela de las revistas, aunque con menos talento
que Fanny Navarro. De todos modos, puede estar orgullosa: CIRCE continúa viéndose,
así como también FIN DE FIESTA y EL DEPENDIENTE. A su vez, CRÓNICA DE
UNA SEÑORA es un must para ciertas habitantes de círculos dorados. Por fin, LA
CIÉNAGA le brindó la popularidad que necesitaba, algo que no ocurrió con la ambigua
y excelente MONOBLOC. Al momento de cerrarse este capítulo ha obtenido el premio
en categoría Mejor Actriz de la Academia de Artes y Ciencias por LAS MANOS. Tal
vez continúe. A lo mejor, no. Argentina es un país muy inestable y con poca memoria.
Sin embargo y dentro del imaginario colectivo, luego de la desaparición de los viejos
estudios, la actriz se ocupó de mantener el viejo glamour de las antiguas damas. Su
vida no ha sido fácil, sencillamente porque para nadie lo es y menos para todas ellas.
Lo que se percibe detrás de la imagen vendedora es una cuestión que le pertenece al
espacio entre Graciela Noemí Zabala y Graciela Borges. Ese es coto privado y nadie
tiene por qué ocuparse de él.
.
FILMOGRAFÍA EN ARGENTINA
1958
Una cita con la vida – Producción CINEMATOGRÁFICA LEO – D: Hugo del Carril. G: Eduardo
Borrás según novela de Bernardo Verbitsky Calles de tango. F: Américo Hoss. M: Tito Ribero. E: Gori
Muñoz. Mtj: Gerardo Rinaldi y Antonio Ripoll.
Intérpretes: Gilda Lousek, Enzo Viena, Pedro Laxalt, Tito Alonso, Silvia Nolasco, Graciela Borges,
Javier Portales, Rodolfo Ranni, Osvaldo Pacheco.
El jefe – Producción ARIES CINEMATOGRÁFICA – D: Fernando Ayala. G: Ayala y David Viñas
según cuento homónimo de este último. F: Ricardo Younis. M: Lalo Schifrin. E: Mario Vanarelli. Mtj:
Atilio Rinaldi y Ricardo Rodríguez Nistal.
Intérpretes: Alberto de Mendoza, Duilio Marzio, Leonardo Favio, Orestes Caviglia, Luis Tasca, Graciela
Borges, Ignacio Quirós, Ana Casares, Héctor Rivera, Emilio Alfaro.
1959
Zafra – Producción Lucas Demare y Sixto Pondal Ríos para SELECCIONES HUINCUL – D: Lucas
Demare. G: Sixto Pondal Ríos. F: Antonio Merayo (EC y AS). M: Lucio Demare y Atahualpa Yupanqui.
E: Gori Muñoz. Mtj: Jorge Garate.
Intérpretes: Alfredo Alcón, Graciela Borges, Atahualpa Yupanqui, Pedro Laxalt, Luis Medina Castro, Iris
Portillo, Romualdo Quiroga, Rafael Salvatore, Marta Roldán.
Gringalet – Producción Enrique Faustín para ARGENTINA SONO FILM – D: Rubén W. Cavallotti. G:
Rodolfo M. Tabeada sobre obra teatral de Paul Vandenberghe. F: Alberto Etchebehere. M: Tito Ribero.
E: Juan José Saavedra y Emilio Rodríguez Mentasti. Mtj: Jorge Garate.
Intérpretes: Walter Vidarte, Graciela Borges, Raúl Rossi, Juan Carlos Barbieri, Maruja Gil Quesada,
Alberto Olmedo y la actuación especial de Beatriz Taibo.
16

1960
Fin de fiesta – Producción ÁNGEL CINEMATOGRÁFICA – D: Leopoldo Torre Nilsson. G: Torre
Nilsson, Ricardo Luna y Beatriz Guido según novela homónima de esta última. F: Ricardo Younis. M:
Juan Carlos Paz. E: Juan José Saavedra. Mtj: José Serra.
Intérpretes: Arturo García Buhr, Lautaro Murúa, Graciela Borges, Osvaldo Terranova, Lydia Lamaison,
Elena Tritek, Leda Zanda y la actuación especial de Leonardo Favio.
1961
Piel de verano - Producción Néstor Gaffet para PRODUCCIONES ÁNGEL – D y G: Leopoldo Torre
Nilsson sobre cuento Convalecencia de Beatriz Guido. F: Oscar Melli. M: (no figura responsable). E:
Oscar Lagomarsino. Mtj: Jacinto Cascales.
Intérpretes: Alfredo Alcón, Graciela Borges, Franca Boni, Pedro Laxalt.
1962
Propiedad – Producción GSL –el Dr. Juan Carlos Garate, Mario Soffici y Alberto Larrán - D: Mario
Soffici. G: Jaime Potenze, Dalmiro Sáenz y Soffici según cuento homónimo de Sáenz. F: Antonio
Merayo (Vista Visión). M: Tito Ribero. E: Emilio Rodríguez Mentasti. Mtj: Jorge Garate.
Intérpretes: Graciela Borges, Mario Soffici, Nathán Pinzón, Nelly Beltrán, Maurice Jouvet, Tato Bores,
Horacio Nicolai.
Los viciosos – Producción Vicente Marco para ARGENTINA SONO FILM – D: Enrique Carreras. G:
Sixto Pondal Ríos. F: Antonio Merayo. M: Lucio Milena. E: Gori Muñoz. Mtj: Jorge Garate.
Intérpretes: Jorge Salcedo, Graciela Borges, Eduardo Cuitiño, Myriam de Urquijo, Inés Moreno, Augusto
Bonardo, Irma Roy, Franca Boni, Carlos Rivas, Rodolfo Onetto.
1963
La terraza – Producción Germán Szulem para PELÍCULAS ARGENTINAS – D: Leopoldo Torre
Nilsson. G: Beatriz Guido, Torre Nilsson, Ricardo Luna y Ricardo Becher según argumento de Guido. F:
Ignacio Souto. M: Jorge López Ruiz. E: Oscar Lagomarsino. Mtj: Jacinto Cascales.
Intérpretes: Graciela Borges, Leonardo Favio, Héctor Pellegrini, Marcela López Rey, Pedro Laxalt, Dora
Baret, Norberto Suárez, Enrique Liporace, Susana Bruneti.
Racconto (no exhibida en cines) – PRODUCCIONES CINEMATOGRÁFICAS JOSÉ LEÒN ALDAO –
D: Ricardo Becher. G: Becher y Dalmiro Sáenz según idea de Anita Larronde. F: Alberto Etchebehere.
M: Jorge López Ruiz. E: Oscar Lagomarsino. Mtj: Oscar Esparza.
Intérpretes: Anita Larronde, Jardel Filho, Beatriz Matar, Marta Bianchi, Sergio Mulet y cameos de
Graciela Borges, Lautaro Murúa, María Vaner, Leonardo Favio.
1964
Circe – PRODUCCIÓN MANUEL ANTÍN. D: Manuel Antín. G: Antín y Héctor Grossi según cuento
homónimo de Julio Cortázar. F: Américo Hoss. M: Adolfo Morpurgo. E: Ponchi Morpurgo. Mtj: José
Serra.
Intérpretes: Graciela Borges, Alberto Argibay, Walter Vidarte, Sergio Renán, Lydia Lamaison, Beatriz
Matar, Claudia Sánchez, Raúl Aubel.
1965
Orden de matar – ORINOCO-LUTECIA FILMS – D: Román Viñoly Barreto. G: Rubén Deugenio. F:
Ricardo Aronovich. M: Lucio Milena. E: Oscar Lagomarsino. Mtj: Alberto Pereira y Oscar Vitale.
Intérpretes: Jorge Salcedo, Nelly Meden, José María Langlais, Walter Vidarte, Sergio Renán, Gilda
Lousek, Darío Vittori y la actuación especial de Graciela Borges.
Convención de vagabundos – OCA PRODUCCIONES – D: Rubén W. Cavallotti. G: Hugo Moser. F:
Aníbal González Paz. M: Lucio Milena. E: Oscar Lagomarsino. Mtj: José Serra.
17
Intérpretes: Ubaldo Martínez, Graciela Borges, Osvaldo Miranda, Mario Fortuna, Palito Ortega, Atilio
Marinelli, Juan Carlos Thorry, Marcos Zucker, Beto Gianola, Vicente Rubino.
1966
De profesión sospechosos – Coproducción hispano-argentina entre PC. BRÍO y PRODUCCIONES J.R.
D: Enrique Carreras. G: Julio Porter según obra teatral de Alfonso Paso. F: Antonio Merayo. M: Tito
Ribero. E: Gori Muñoz. Mtj: Jorge Garate.
Intérpretes: José Marrone, Antonio Prieto, Graciela Borges, Nathán Pinzón, Teresa Serrador, Darío
Vittori, Ernesto Raquén.
El Rey en Londres-Crónica espectacular y rítmica de una visita real – Producción Montoto para
BAIRES – D: Aníbal Uset. G: (no hay responsable). F: Aníbal González Paz (EC y CC). E: Oscar
Lagomarsino. Mtj: Jacinto Cascales.
Intérpretes: Palito Ortega, Graciela Borges, Matt Monro, The Animals, The Beatles, The Money Combs,
The Tour Pennies, Peter Sellers, Dirk Bogarde.
Una mascara para Ana – Producción PROTÓN – D: Rubén W. Cavallotti. G: Roberto Rial según
argumento de Alberto Jorge Cabado. F: Víctor Hugo Caula. M: Horacio Malvicinio. E: Oscar
Lagomarsino. Mtj: Atilio Rinaldi.
Intérpretes: Graciela Borges, Lautaro Murúa, Walter Vidarte, Amalia Bernabé, Graciela Dufau,
Guillermo Battaglia, Celia Geraldy, Ernesto Raquén, Rolo Puente.
1968
Martín Fierro – Producción Leopoldo Torre Nilsson y André Du Rona – G: Torre Nilsson, Ulyses Petit
de Murat, Beatriz Guido, Edmundo Eichelbaum, Luis Pico Estrada, Héctor Grossi según poema
homónimo de José Hernández. F: Aníbal Di Salvo (EC). M: Ariel Ramírez. E: Ponchi Morpurgo. Mtj:
Antonio Ripoll.
Intérpretes: Alfredo Alcón, Lautaro Murúa, Fernando Vegal, Graciela Borges, Leonardo Favio, Walter
Vidarte, María Aurelia Bisutti, Sergio Renán, Julia Von Grolman, Rafael Carret.
1969
El dependiente – Producción Leopoldo Torre Nilsson – D: Leonardo Favio. G: Favio y Jorge Zuhair Jury
sobre cuento original de Jury. F: Aníbal Di Salvo. M: Vico Berti. E: Teresa Millán. Mtj: Antonio Ripoll.
Intérpretes: Graciela Borges, Walter Vidarte, Nora Cullen, Fernando Iglesias (Tacholas).
1971
Crónica de una señora – RAUL DE LA TORRE PRODUCCIONES – D: Raúl de la Torre. G: María
Luisa Bemberg y de la Torre. F: Juan Carlos Desanzo (EC). M: Roberto Lar. E: Rosa Zemborain y Tita
Tamames. Mtj: Oscar Souto.
Intérpretes: Graciela Borges, Lautaro Murúa, Federico Luppi, Mercedes Sombra, Blanca Isabel García
Uriburu, Fernando Iglesias (Tacholas).
1972
Heroína – RAUL DE LA TORRE PRODUCCIONES – D: Raúl de la Torre. G: de la Torre y Emilio
Rodrigué según novela homónima de este último. F: Juan Carlos Desanzo (EC). M: Roberto Lar. E: Tita
Tamames y Rosa Zemborain. Mtj: Oscar Souto.
Intérpretes: Graciela Borges, Lautaro Murúa, Pepe Soriano, María Vaner, Eduardo Pavlovsky, China
Zorrilla, Adrián Ghio, Sergio Renán.
1973
La revolución – Producción Enrique Faustín – D y G: Raúl de la Torre. F: Juan Carlos Desanzo (EC). M:
Ariel Ramírez. E: Rosa Zemborain y Tita Tamames. Mtj: Oscar Souto.
Intérpretes: Graciela Borges, Federico Luppi, Lautaro Murúa, Oscar Ferrigno, Adrián Ghio, Luis Corradi,
Osvaldo Terranova, Leal Rey.
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Vení conmigo – Producción SAGITARIO – D: Luis Saslavsky. G: Saslavsky y Eduardo Gudiño Kieffer.
F: Leonardo Rodríguez Solís (EC). M: Pocho Gatti. E: Tita Tamames y Rosa Zemborain. Mtj: Gerardo
Rinaldi.
Intérpretes: Susana Giménez, Alberto Martín, Víctor Laplace, Juan Carlos Dual, Ignacio Quirós, Antonia
Herrero, Hilda Bernard y cameos de Hugo Fregonese y Graciela Borges (faltan en algunas copias).
1975
Triángulo de cuatro – Producción ARIES CINEMATOGRÁFICA – D: Fernando Ayala. G: María Luisa
Bemberg. F: Víctor Hugo Caula (EC). M: Sergio Mihanovich. E: Emilio Basaldúa. Mtj: Oscar Montauti.
Intérpretes: Graciela Borges, Federico Luppi, Thelma Biral, Juan José Camero, China Zorrilla, Jorge
Rivera López, Perla Santalla, Enrique Pinti.
1976
Sola – Producción RAÚL DE LA TORRE Y ASOC. SRL. D: Raúl de la Torre. G: Luis Brandoni y de la
Torre. F: Ricardo Younis (EC). M: Roberto Lar. E: Saulo Benavente. Mtj: Oscar Souto y Sergio Zóttola.
Intérpretes: Graciela Borges, Luis Brandoni, Mabel Manzotti, Lautaro Murúa, Héctor Pellegrini, Marta
Bianchi, Susy Kent, Claudio Levrino, Fernando Iglesias (Tacholas).
1977
Saverio el cruel – CAÑAS-FLORES PRODUCCIONES – D: Ricardo Wullicher. G: Ricardo Monti y
Wullicher según obra teatral homónima de Roberto Arlt. F: Miguel Rodríguez (EC). M: José Perla. E:
Graciela Galán. Mtj: Juan Carlos Macías.
Intérpretes: Alfredo Alcón, Graciela Borges, Diana Ingro, Héctor Pellegrini, Chela Ruiz, Fernando Vegal,
Nathán Pinzón, Juana Hidalgo, Luisa Kuliok y la actuación especial de Milagros de la Vega.
1980
El infierno tan temido – PINO FARINA PRODUCCIONES – D: Raúl de la Torre. G: Oscar Viale según
cuento de Juan Carlos Onetti Ese infierno tan temido. F: Juan Carlos Desanzo (EC). M: Astor Piazzolla.
E: Graciela Galán. Mtj: Juan Carlos Macías.
Intérpretes: Graciela Borges, Alberto de Mendoza, Nora Cullen, Aníbal Morixe, Cacho Espíndola,
Fernando Iglesias (Tacholas) y la actuación especial de Arturo García Buhr.
1982
Pubis angelical – Hugo Lamónica para ARTEDIEZ PRODUCCIONES S.A. – D: Raúl de la Torre. G:
de la Torre y Manuel Puig según novela homónima de este último. F: Juan Carlos Desanzo (EC). M:
Charly García. E: Jorge Sarudiansky. Mtj: Juan Carlos Macías.
Intérpretes: Alfredo Alcón, Graciela Borges, Pepe Soriano, China Zorrilla, Nora Cullen, Arturo García
Buhr y la actuación especial de Silvia Pinal.
Fiebre amarilla – Producción MARÍA ELENA TORRE-JAVIER TORRE – D: Javier Torre. G:
Leopoldo Torre Nilsson, Beatriz Guido adaptado por M. A. Torre y J. Torre. F: Miguel Rodríguez (EC).
M: Luis María Serra. E: Guillermo Palacios. Mtj: Jorge Firdman.
Intérpretes: Graciela Borges, José Wilker, Dora Baret, Carlos Muñoz, Nathán Pinzón, Fernando Iglesias
(Tacholas) y la actuación especial de Mónica Mihanovich.
NOTA: El investigador tuvo oportunidad de leer el guión original y es testigo de que las modificaciones
fueron mínimas.
Los pasajeros del jardín – Producción Fernando Marín para MD. MARÍN, DE LORENZO Y
ASOCIADOS. D: Alejandro Doria. G: Juan Carlos Cernadas Lamadrid y Doria sobre novela homónima
de Silvina Bullrich. F: Juan Carlos Desanzo (EC). M: Alejandro Lerner. E: Eugenio Zanetti. Mtj: Silvia
Ripoll.
Intérpretes: Graciela Borges, Rodolfo Ranni, Julio de Gracia, Arturo Bonín, María Leal y las
participaciones especiales de Olga Zubarry y Luisa Vehil.
19

1986
Pobre mariposa – BENSIL PRODUCCIONES – D: Raúl de la Torre. G: de la Torre y Aída Bortnik. F:
Marcelo Camerino. M: Roberto Lar. E: Jorge Sarudiansky y Daniel Mora. Mtj: Juan Carlos Macías y
Jorge Firdman.
Intérpretes: Graciela Borges, Lautaro Murúa, Pepe Soriano, Víctor Laplace, Ana María Picchio, China
Zorrilla, Cipe Lincovsky, Augusto Bonardo, Jorge Cacho Fontana.
1989
Kindergarten (no estrenada en cines en Argentina ni exhibida por TV) – Producción Salvador D
´Antonio, Carlos Luis Mentasti y Víctor Bo para ARGENTINA SONO FILM – D: Jorge Polaco. G:
Polaco y Daniel González Valenzuela. F: Esteban Courtalón. M: Héctor Magni. E: Santiago Elder. Mtj:
Oscar Gómez.
Intérpretes: Graciela Borges, Arturo Puig, Alejandro Urdapilleta y la actuación especial de Luisa Vehil.
1993
Funes, un gran amor – Producción PIEDRA DE AGUA CINEMATOGRÁFICA S.A. – D: Raúl de la
Torre. G: de la Torre y Ugo Pirro según cuento de Humberto Constantini Háblenme de Funes. F: Juan
Carlos Desanzo ( C ) M: Charly García. E: Silvana de la Torre. Mtj: Marcela Sáenz y Norberto Rapado.
Intérpretes: Gian Maria Volonté, Graciela Borges, Pepe Soriano, Moria Casán, Andrea del Boca, Rodolfo
Ranni, Nacha Guevara, Dora Baret, Beba Bidart, Jairo, Juan Cruz Bordeu, Matías Gandolfo, Dora Baret
1997
¿Sabés nadar? – Producción OYE CONEJO – Bordeu – Etchegoyen – Ferrari – Kaplan. D: Diego
Kaplan. G: Kaplan según una idea de Juan Cruz Bordeu. F: Ramiro Aisenson. E y D.A: Alejandra Tomas.
Mtj: Diego Kaplan, Javier Puebla.
Intérpretes: Juan Cruz Bordeu, Leticia Bredice, Mariana Briski, Antonio Birabent, Iván González,
Graciela Borges, Rita Cortese, Rolo Puente
1998
Sobre la tierra – Producción NICOLÁS SARQUÍS – D y G: Nicolás Sarquís según relatos de Diego
Angelino. F: Luis Vecchione (C). E: Gabriela Chistik. Mtj: Nicolás Sarquís.
Intérpretes: Graciela Borges, Germán Palacios, Lito Cruz, Víctor Manso, Peter Gavajda, Jerónimo
Espeche.
2001
La ciénaga – Producción Lita Stantic – Coproducción Diego Guebel, Ana Aizenberg, Mario Pergolini
con el apoyo del INCAA por Argentina y Sundance Institute, Montecinema Verité, Fonds Sud, Programa
Ibermedia. D y G: Lucrecia Martel. F: Hugo Colace (C. K). E y D.A: Graciela Oderigo. Mtj: Santiago
Ricci.
Intérpretes: Graciela Borges, Mercedes Morán, Martín Adjemián, Juan Cruz Bordeu, Silvia Bayle, Diego
Baenas.
2002
Mecano, el marciano – Producción Mario Santos y Carolina Cordero. D: Juan Antín. G: Antín y Lautaro
Núñez de Arco. M: “Jaime sin tierra” y Leandro Fresco.
Voces: Graciela Borges, Roberto Carnaghi, Fabio Alberti, Damián Dreizik, Alejandro Nagy.
2003
Tacholas, un actor galaico-porteño – Producción Gonzalo Santiso. D y G: José Santiso. F: Mauricio
Carmona. Mtj: Gonzalo Santiso.
20
Entrevistados: Antonio Pérez Prado, Graciela Borges, José Martínez Suárez, Pepe Soriano, Clotilde
Iglesias, Rodolfo Alonso, Chon Gómez, Rosa Puente, Héctor Olivera, Osvaldo Bonet.
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Monobloc – Producción Mariano Héctor Nicolás “Chino” Fernández. D: Luis Ortega. G: Ortega y
Carolina Fal. F: Jorge Pastorino. M: Leandro Chiappe. E: Matías Martínez. Mtj: Mariano Turek.
Intérpretes: Graciela Borges, Rita Cortese, Carolina Fal y Evangelina Salazar.
2006
Las manos – Producción Daniel Viterman Ludueña. D: Alejandro Doria. G: Doria y Juan Bautista
Stagnaro. F: Guillermo Behnisch. E y D.A.: Margarita Jusid. Mtj: Marcela Sáenz.
Intérpretes: Graciela Borges, Jorge Marrale, Duilio Marzio, Belén Blanco, Carlos Portaluppi, María
Socas, Carlos Weber.

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GRACIELA BORGES - DAMAS PARA LA HOGUERA

  • 1. 1 GRACIELA BORGES “Nunca fui un modelo para nadie. Déjenme en paz” Graciela Noemí Zabala nació en San Telmo en 1941, aunque en realidad el público la conoció como Graciela Borges a partir de UNA CITA CON LA VIDA (Hugo del Carril-1958). Había entrado al cine por la puerta grande, en un momento en que se buscaban caras nuevas, y del Carril se vio obligado a realizar un casting para cubrir los roles de la película. Desde siempre había estudiado arte dramático, en el Lavardén cuando niña y más tarde con Antonio Cunill Cabanillas. Como la joven que delata a su amiga -Gilda Lousek- y que va cerrando la puerta de su casa mientras la cámara le dedica un primer plano, resultó una presencia inquietante. Del Carril reconoció años más tarde que la adolescente le pedía primeros planos de manera un tanto compulsiva. Su imagen comenzó a circular por las revistas aquellas del viejo circuito, en especial luego que interviniera en EL JEFE (Fernando Ayala-1958), donde también se quejó al director porque el protagonista -Alberto de Mendoza- recibía demasiada cámara y esto la menoscababa. Ayala no tenía dudas “de que fue una estrella desde que empezó. A mí siempre me venían a la memoria los viejos nombres de LUMITON cuando estaba en su presencia. Era caprichosa, arbitraria, muy profesional cuando trabajaba y también competitiva al máximo”. Es una buena radiografía de aquella adolescente. Sin embargo, la inestabilidad del país podría haberla obligado a tomar otros rumbos. De hecho, transitó con Duilio Marzio por fotonovelas y sus compañeros se quejaron de la pedantería de ambos, que intentaban hablar francés. Mientras tanto, se inventaban los romances de turno. Había muchas compañeras de generación: María Vaner, Elsa Daniel, la ya mencionada Lousek, Virginia Lago, Norma Aleandro, Bárbara Mugica, Beatriz Matar et al. Ella es menor que casi todas -la excepción es Bárbara Mugica- y, a fines de los años 50 y comienzos de los 60, la más popular resultaba Elsa Daniel en cuanto a centimil, no sólo por los films de Leopoldo Torre Nilsson, sino también por sus películas en la SONO. Podría haberse perdido como casi todas ellas o bien haberse convertido en un nombre ilustre, con poco cine y mucho teatro y TV, tal el caso de Norma Aleandro. Si la vida en el negocio del espectáculo siempre había sido difícil, lo fue aún más después del cierre de las fábricas y sin contratos que otorgaran seguridad. Quizás el secreto de Borges resida en poseer un sexto sentido para la supervivencia. Ni siquiera ella misma recuerda qué pensaba y sentía hacia fines de los años 50, aunque se avizoraban algunos problemas. Cuando se estrenó GRINGALET (Rubén Cavallotti-1959) y en una entrevista radial, se refirió a Beatriz Taibo diciendo: - Ella estuvo maravillosa. Su comentario mereció un cortante y seco - Gracias de parte de Taibo, quien iba en cartel francés en la secuencia cero. En ese mismo año, 1959, se había disfrazado de coya, junto con Alfredo Alcón, para un desatino que se llamó ZAFRA (Lucas Demare), una película poco vista y destrozada por los críticos. GRINGALET corrió mejor suerte, debido a un tema intrascendente y poco ambicioso.
  • 2. 2 DOS Como la muchacha de barrio a la que Walter Vidarte idealiza, su papel pudo haber sido desempeñado por cualquier otra dama joven del momento. Sin embargo, su plasticidad, servida en bandeja por Alberto Etchebehere, logró que la audiencia histórica pasara por alto sus problemas de dicción y cierta molesta nasalidad ya adquirida. En 1960 y tercera en el reparto -luego de Arturo García Buhr y Lautaro Murúa pero antes del título-, su nombre se asoció por primera vez con Leopoldo Torre Nilsson. Había llegado, porque el sueño de toda joven de aquella generación era filmar con el hombre faro e inspirador y maestro de la generación del 60. El investigador encuentra hoy que, como Mariana Aguirre Braceras, poco es lo que tuvo que hacer. FIN DE FIESTA ha ganado mucho con los años y resulta muy sólida, pero en materia interpretativa pertenece al caudillo Braceras -García Buhr- y al rufián Guastavino – Lautaro Murúa en una creación memorable-. Ella jugó sus escenas con Adolfo Peña Braceras –Leonardo Favio- de manera profesional, pero ambos son elementos de la escenografía. Para colmo, y en esto se había retrocedido, había que soportar la voz over de Favio, en tono monocorde y aburrido. No era este un rol para Elsa Daniel, aunque su iconografía -rubia y con peinado entre Juana Sujo y Alfonsina Storni- la asemejan a las criaturas de Daniel. Ocurre que Mariana es mucho más suelta, sexualmente hablando. De las damas cuyo texto-estrella se encuentra relacionado con el sexo, ninguna ha llegado tan lejos como Borges. Esto se comprobaría en PIEL DE VERANO (Leopoldo Torre Nilsson-1961), un pésimo y afectado guión con idea de Beatriz Guido –el cuento se llama Convalecencia-. Hay que observar a esta Marcela desde el comienzo mismo de la película -es un film y también un producto a la vieja usanza-. La cámara panea por el dormitorio hasta que la descubrimos en la cama. Sus movimientos resultan los de una muchacha extraviada y perversa, ensimismada y hedonista, que alertan al espectador. Es indudable que se ama y que no hay nada en esta tierra más relevante que ella misma. A pesar del desastre generalizado, se plantó muy bien con respecto al moribundo Martín de Alfredo Alcón -que descansa en exceso en el poderío de su voz, una de las mejores del cine argentino-. No nos sorprende cuando provoca el suicidio del enfermo. Lo que resulta falso es el plano final de este personaje encerrado en el ascensor. Nadie se lo cree, sencillamente porque su imagen ya anhelaba el año en París o la colección Christian Dior. En cine no es fácil mentir y la cámara registra miradas, expresiones, un tipo físico que en teatro puede pasar desapercibido. Por esta razón, ese momento final, al menos a través de lo que nos ha indicado Borges, es inverosímil. Se inició fuera campo detrás de la cámara, una relación curiosa y compleja con Alfredo Alcón, que llega hasta nuestros días. Ella dice de manera adorable: “Lo admiro hasta cuando está mal”. No sabemos si él retribuye el ambiguo halago. Para compensar el módico éxito de PIEL DE VERANO, se hundió con PROPIEDAD (Mario Soffici-1962) y dio muestras de no poder animar a criaturas simples. En cuanto a LOS VICIOSOS (Enrique Carreras-1962), no se la puede culpar. Como Irene, una muchacha de alta burguesía, cae en el mundo de la droga y luego también se precipita desde una ventana. En realidad se trata de una de las manufacturas testimoniales de Carreras, con un buen elenco y que, en su época, tuvo gran cantidad de público. A revisar las cifras.
  • 3. 3 TRES Hubo luego dos películas que no existieron para el público de la época y reapareció en LA TERRAZA (Leopoldo Torre Nilsson-1963), encabezando el elenco. Cuando hoy día se revisa el film, llegan las carcajadas en los cines. Por aquellos años no se podía ir a las salas un sábado por la noche, debido a un público que no era sofisticado. Pero, según Lita Stantic y Marta Speroni, en el cine club Núcleo tampoco tuvieron piedad para este grupo de jovenzuelos. Su Claudia abre esta obra fallida. Es el amanecer de un día de verano y llega borracha luego de una juerga nocturna. La imagen tiene las características de una juventud de celuloide a la europea: disolución, vacuidad, nihilismo. El investigador cree que Borges se prestó al juego de hacerle creer al público que poseía no pocas de las características de esta Claudia, porque ya sabía de los réditos de la publicidad. De aquel grupo de jóvenes sólo Enrique Liporace se mantiene adherido al nuevo cine del siglo XXI. El resto fue tragado por el tiempo, la muerte o la locura. Ella ya era una figura importante: había conseguido el premio a la Mejor Actriz en el Festival de San Sebastián por LOS VICIOSOS y esto implicaba mayor circulación. Fue, sin duda, esta recompensa la que le valió intervenir en una coproducción con España dirigida por Lucas Demare: LA BODA (1964), en la que no es poco mérito el haberse encontrado a la altura de José Suárez. El guión de Augusto Roa Bastos y el propio director alcanzó una violencia ríspida que gustó al público. Pero trabajar con directores de la vieja escuela, aunque implicara premios, no significaba que ella estuviera dispuesta a descuidar a los nuevos. Asomó en CIRCE (Manuel Antín-1964), un film que se estudió mucho a posteriori, debido al cuento de Julio Cortázar sobre esta Delia que, según se desprende de las imágenes, posee un alto grado de frigidez narcisista. En exceso literaria, no le interesó a la audiencia histórica y los que fueron a verla lo hicieron por el módico desnudo de Borges hacia el final. Nunca antes le habían regalado tantos primeros planos ni había sido la protagonista absoluta. Habían encontrado una cara y un cuerpo que proyectaban la perversión sexual como no se había dado antes en el discurso cinematográfico argentino. Asimismo, no tenía contrapartida masculina y esto se comprueba tanto en las breves apariciones de Walter Vidarte y Sergio Renán, como en el mayor metraje que se le concede a Alberto Argibay. Son para ella simples muchachos de barrio a los que puede manejar a su antojo -los bombones no eran digestivos-. Estuvo luego acompañando a muchas caras de la vieja escuela en CONVENCIÓN DE VAGABUNDOS (Rubén Cavallotti-1965) y se perdió en un reparto en el que figuraban desde Ubaldo Martínez a Mario Fortuna, pasando por Juan Carlos Thorry y Beto Gianola o Julio de Grazia. Si aceptó el papel fue porque era el único femenino de relevancia y esto tenía sus ventajas. La maquinaria de la publicidad le hizo vivir un romance con Palito Ortega, quien también andaba en esta película. Se había acostumbrado a los dardos de cierta clase de periodismo, que la mencionaba como a la heroína de LA TERRAZA, con pretensiones de alta burguesía y tono de muchacha del por entonces elegante Barrio Norte. Su contrapartida, tomada a broma, era en ese momento la inefable Marcela López Rey. En el desordenado panorama de los años 60, con hilachas de lo que luego sería el postmodernismo, había un grupo de actores a los que no se les otorgaba seriedad y ella
  • 4. 4 CUATRO estaba dentro de ese núcleo. María Vaner, en cambio, se había convertido en la intelectual por excelencia y, además, era la mujer del realizador y actor Leonardo Favio. Borges, por su parte, como casi todos sus colegas, jamás mencionaba al cine anterior y se cuidaba muy bien de establecer cualquier semejanza entre las figuras vendedoras de antaño y su propia imagen. Sólo una personalidad fuerte, como la de Cipe Lincovsky, se atrevía a declarar que “no entiendo por qué no se hacen películas dedicadas a una actriz, tal como en los tiempos de Mecha Ortiz o Amelia Bence”. Para ella, nacida en 1941, sólo existían el cine francés y los íconos del momento, sin olvidar a una porción de films italianos con Michelangelo Antonioni a la cabeza. Su sueño era convertirse en una especie de Jeanne Moreau o de Monica Vitti, y ver a las dos juntas en LA NOCHE (Michelangelo Antonioni-1961) le había provocado un considerable mareo. Fue Georgina en ORDEN DE MATAR (Román Viñoly Barreto-1965) y se encontró en medio de la juventud descarriada de aquella Argentina, en compañía de viejos conocidos como Gilda Lousek, Walter Vidarte, Sergio Renán y Norberto Suárez. El elenco lo encabezaba Jorge Salcedo, como el inspector de policía. Fotografió de maravillas gracias a Ricardo Aronovich. Luego sobrevino la debacle. Y no es curioso: su imagen había encarnado el desparpajo de cierta juventud con respecto al sexo en la primera mitad de los años 60. En un país convulsionado y sin rumbo, tal imagen bien pudo ser un emergente de esa situación particular. Después del golpe de Estado de 1966, se vio obligada a transitar por productos que estuvieron a punto de terminar con su carrera. Ella reconoce que “hice películas que no debí y me metí en proyectos que eran inaceptables”. Desde DE PROFESIÓN SOSPECHOSOS (Enrique Carreras-1966), donde tiene que sonreír observando a Antonio Prieto cuando canta o tener paciencia con José Marrone, hasta MARTÍN FIERRO (Leopoldo Torre Nilsson-1968), en la que nos incitó a abandonar el cine cuando apareció como la cautiva, hubo varios y repetidos fiascos. Tomemos las aventuras de Torre Nilsson con su productor norteamericano André Du Rona. “Mi padre quería rodar el MARTÍN FIERRO pero necesitaba dinero. Aquí no iba a conseguirlo. Por lo tanto, tuvo que aceptar lo que venía de Du Rona, pero primero se vio obligado a rodar esas dos películas en América Central”, admitió años más tarde Javier Torre. En LA CHICA DEL LUNES (1966), tuvo que encarnar a una muchacha que dialoga con el excelente Arthur Kennedy -en busca de la dichosa muñeca-. Habló en inglés macarrónico e hizo lo que pudo. En LOS TRAIDORES DE SAN ÁNGEL (1966) dio vida a una prostituta, Marina, con cierto esfuerzo pero discreción excesiva. Le corresponde buena parte del metraje, junto con Ian Hendry, y su agonía y muerte son pilares que intentan sostener este producto. Pero ahí tenemos a Lautaro Murúa, más sobreactuado que Guillermo Battaglia y Héctor Alterio juntos, mientras abofetea hasta a las cámaras. No se puede tomar nada de esto en serio y el público así lo entendió. En cuanto a UNA MÁSCARA PARA ANA (Rubén W. Cavallotti-1966), no la hemos visto completa, al igual que al MARTÍN FIERRO de Torre Nilsson. Seguramente, habría leído en alguna parte que capitalizar los fracasos puede conducir al éxito.
  • 5. 5 CINCO Se hubiera apagado luego de esta serie de fiascos, si Leonardo Favio no la rescata para EL DEPENDIENTE (1969). Olga Zubarry, quien no se encuentra entre sus amigas, admite que “es una interpretación sobresaliente”. La señorita Plasini sigue asociada con el sexo y es capaz de tener un orgasmo en cámara mientras está de pie, delante de la puerta de su casa. Todo un esfuerzo y bastante cruel de parte de Favio. El personaje era tal como este realizador la veía: una rata, un animal al que desesperan las apariencias, con un problema de poder en el que resultará víctima y victimaria. Su interpretación merece figurar en una antología, ya que por vez primera su voz obtuvo el tono justo de histeria apenas reprimida. Pudo situarse a la altura de Walter Vidarte, Nora Cullen y Fernando Iglesias, “Tacholas”. Nunca antes los críticos y los investigadores estuvieron en un todo de acuerdo como en este caso: se había convertido por fin en una excelente actriz, obedeciendo las órdenes de uno de los más sobresalientes directores que tuvo Argentina. La fealdad con que viste a esta criatura demuestra que había adquirido experiencia delante de la cámara. Por desgracia, pocos vieron este film en cine y las nuevas generaciones lo están revisando ahora en video. Borges recibió, merecidamente, el premio de la Asociación de Cronistas. A todo esto, la prensa se hacía eco de su noviazgo y posterior casamiento con Juan Manuel Bordeu, por entonces famoso corredor de autos y perteneciente a una familia tradicional de Argentina. Hubo también buena cantidad de fotografías que atestiguaban su dicha conyugal. Había alcanzado el objetivo soñado desde que iniciara su carrera: integrarse al sector privilegiado. Años más tarde y en una audición en la que oficiaba de animadora -Radio Nacional- diría que su modelo era Delia Garcés. No es extraño, desde el momento en que la segunda se había incorporado también a la élite partiendo de la nada. A comienzos de los años 70 y en reportaje televisivo, el investigador tuvo oportunidad de observarlas a ella y a Amelia Bence. Las revistas hablaban de su conflictuado matrimonio. Prefirió poner buena cara y desmentir la especie. La señora Bence dijo, sabiamente: - Estando en México dijeron que Closas y yo nos habíamos separado. Mirá que después resulto cierto. La anécdota no quiere ser graciosa. Es que el investigador encuentra que los avatares sentimentales de estas damas, cuyas imágenes están ligadas al sexo, se parecen. En realidad, ella se había convertido en una Amelia Bence que había llegado donde se proponía. Borges no tenía en cuenta que vivía en otra Argentina y que el viejo patriciado había dejado de existir En 1970 nació su hijo Juan Cruz, quien se ha convertido no sólo en un actor maleable sino que es, además, un muchacho de calidez poco frecuente. Es innegable que Borges debe haber sido una madre singular, a juzgar por el desprejuicio y la capacidad del joven. El problema que se le planteaba era difícil. Luego de EL DEPENDIENTE, ¿qué? Ya había intentado teatro y también radio –cuando Belgrano competía con la TV y se autodenominaba el canal de la mañana- sin que esos medios de expresión significaran demasiado. Además, existían cambios en su vida privada. En 1970, al conocer al
  • 6. 6 SEIS flamante realizador Raúl de la Torre, se convirtió en su pareja. Sobrevino el divorcio de Bordeu y de la Torre manufacturó un producto para lucirla. María Luisa Bemberg coescribió un guión, junto con el director, para la camaleónica Borges. Lo titularon CRÓNICA DE UNA SEÑORA (1971) y marcó un hito y una época. No hubo acuerdo -ni lo hay- con respecto a esta película. A Luis Saslavsky y a Estela Canto CRÓNICA DE UNA SEÑORA les merecía un juicio favorable. “Es una de las radiografías más certeras que he visto”, diría el realizador. Por su parte, Canto admitió que el film le recordaba diversos casos vistos dentro de un grupo que desconocemos. El hecho es que fue un éxito inesperado. La productora Lita Stantic admite que “a la gente le gusta espiar cómo viven los ricos”. Tal vez, pero a Bemberg, que militaba ya en el feminismo, le interesó, en especial, poner de relieve el caso de Fina. Desde el comienzo notamos que no hay demasiada sutileza: la madre de la protagonista –una parodia de la aristocracia- revisa las necrológicas de LA NACIÓN. Concluye que si la amiga de Fina se hubiera suicidado, no hubiesen publicado el aviso correspondiente. Ese suicidio es el que desencadena la crisis en esta mujer confundida, que termina tomando conciencia de que su marido –un excelente Lautaro Murúa- es un estafador en todo el sentido de la palabra. Termina desentendiéndose de sus hijos y, venganza mortal, lee El segundo sexo de Simone de Beauvoir. Al menos y en nuestro caso, cuando la vimos en cine, la gente se reía del conflicto de la señora Fina. Terminará con el amante que su amiga tuvo justo antes de suicidarse. El problema con el relato de de la Torre es que resulta técnicamente impecable, pero vacío. Hay ornamentos preciosistas, como la música de Roberto Lahr, a la que no hemos olvidado, y la actuación de los actores centrales. Nadie iba a pensar que, tras de EL DEPENDIENTE, Borges sería capaz de entregar una señora como Fina. Pero a esta dama le gusta sorprender y pegar primero. CRÓNICA DE UNA SEÑORA le significó el segundo galardón en el Festival de San Sebastián y fue la primera argentina en conseguir dicho premio dos veces. Como actriz bien pudo estar satisfecha. Sin embargo y a partir de CRÓNICA DE UNA SEÑORA, comenzó a encerrarse en un pathos propio y evidenció signos de realizar verdaderas catarsis personales, ayudada por de la Torre. Una novela de Emilio Rodrigué sirvió de base para HEROÍNA (1972), la historia de una traductora simultánea que pega un grito que se hizo famoso, para asombro de los asistentes a un congreso. También aquí, como en PIEL DE VERANO, la cámara la sorprende por la mañana, cuando se levanta. Pero, y hay que reconocerle el mérito, hay una distancia sideral entre los dos personajes. Esta mujer, que prende la radio -escuchamos las voces de Jorge Fontana, Rina Morán y Beba Vignola- y se dispone a iniciar un día de trabajo, está vista por el espectador como alguien con una carga de angustia considerable. Con un Pepe Soriano de alto vuelo, nos iremos enterando de la ausencia del padre y de la búsqueda de su figura en un hombre. En verdad, se evidencian no pocos elementos de la persona Borges y ella, en ocasiones, se ha referido a semejante carencia en su propia infancia. Por lo demás, HEROÍNA puso sobre el tapete aquellos grupos de análisis tan frecuentados hasta marzo de 1976. A Borges-de la Torre, la situación que atravesaba el país parecía no interesarles en lo más mínimo. No se los puede culpar, porque era propio de quienes vivían en el nirvana que otorga el poderío económico. Pero en un
  • 7. 7 SIETE momento en que gran parte de la intelectualidad asistía a exhibiciones clandestinas del Cine Liberación, tanto CRÓNICA DE UNA SEÑORA como HEROÍNA demostraron una frivolidad considerable. Luego de un cameo en VENÍ CONMIGO (Luis Saslavsky-1972), se produjo un entuerto. Si en un primer momento había aceptado el rol que más tarde desempeñara Norma Aleandro en LA TREGUA (Sergio Renán-1974), la actriz se echó atrás poco antes de comenzado el rodaje. Había permitido que su nombre figurara en los afiches de la película, donde el elenco iba por orden alfabético. Posteriormente, rechazaría el papel que Torre Nilsson le ofreció en BOQUITAS PINTADAS (1974) y fue suplantada por Marta González, que compuso una muy justa Nené. En un momento como el de la primavera de 1973, a Borges no la convencía hacer lo que otros: integrar los repartos desempeñando roles opuestos, tal como ocurría con Ana María Picchio, por ejemplo. Consideraba que su nombre era demasiado valioso. Y tal vez por esta razón, el dúo de la Torre-Borges se metió en un disparate como el de LA REVOLUCIÓN (1973), donde ella aparece disfrazada con vestuario imperio y haciendo gala de una afectación extrema, con un tono más nasal que nunca y a destiempo de la época en que transcurre la historia. En su descargo puede decirse que la dirección es tan mala que sus compañeros de reparto –Federico Luppi, Lautaro Murúa, Oscar Ferrigno- nada pueden hacer. De la Torre quiso ponerse a la orden del día en lo que al país se refiere. Ofreció su visión de la violencia, pero en el siglo XIX y en épocas que lo pusieran al resguardo de cualquier posible objeción. Al fin de cuentas, era sabido que se iba hacia una catástrofe y ni él ni Borges querían un excesivo compromiso. Luego de semejante fiasco necesitaba cambiar de director y ARIES la llamó para TRIÀNGULO DE CUATRO (Fernando Ayala-1975), donde encabezó el elenco junto con Federico Luppi, Thelma Biral y Juan José Camero. Es otro guión de María Luisa Bemberg. “Yo ya no estaba en la misma actitud ante la vida que cuando rodé AYER FUE PRIMAVERA y el libro de María Luisa me interesaba. Me pareció que a Graciela le iba el rol de la muchacha independiente”, señaló el realizador. A su vez, Olga Zubarry reconoce que “su trabajo es muy bueno en esa película”. En el guión de Bemberg, siempre ubicada dentro del feminismo, Thelma Biral es una reprimida ama de casa. Su amante, Camero, le señala sus problemas con el cuerpo. Lo curioso es que lo hace mientras él se cubre con la sábana hasta el cuello. Es indudable que las escenas entre Luppi y ella son superiores y, dentro del texto-estrella, siguió funcionando con pathos propio. A continuación regresó a de la Torre para estar SOLA (1976), algo que a esta dama le resulta difícil. El hecho es que decide, luego de una crisis y posterior separación, regresar con su marido –un aséptico Luis Brandoni-. Lo curioso es que enviaron esta película a San Sebastián y ella recibió el premio a la Peor Actriz en la edición de ese año. Se supone que la situación del país guarda relación con los obsequios recibidos, porque LA REVOLUCIÓN es bastante peor que SOLA. No tuvo público alguno, como casi todos los productos que intentaban una cierta calidad en 1976. Luego se apartó de su pareja. Habían convocado a Luisina Brando para el rol de Susana en SAVERIO, EL CRUEL (Ricardo Wullicher-1977), pero Borges se ofreció por la mitad de lo acordado con Brando. Esta es una jugada habitual en el ambiente pero, dado su profesionalismo,
  • 8. 8 OCHO no se esperaba que diera semejante traspié, muy comentado en aquella siniestra época de Argentina. El proyecto comenzó mal, ya que en la conferencia de prensa donde se anunciaba el principio del rodaje hizo una observación inadecuada con respecto a la ropa de Alcón. Éste lanzó los exabruptos correspondientes –conocía la jugada hecha a Brando- y los ánimos se calmaron delante de las cámaras. Diana Ingro –que se hizo cargo de Juliaasegura que “a veces uno trabaja con compañeros que no dan nada. Es decir, se espera que reaccionen y no lo hacen. Graciela tiene un modo curioso de atrapar y es su mirada. Todos y cada uno de mis movimientos histéricos eran captados por esa mirada y yo llegué a sentirla como a una enemiga, como lo que era en la ficción Fue un placer trabajar con ella”. Por su parte, la por entonces jefa de producción Lita Stantic, admitió que “en el momento en que escucha la ópera y aguarda a Saverio, el equipo creyó que se había vuelto loca de remate. A tanto llegaba su poder de concentración. Es una absoluta profesional”. Ni Ingro ni Stantic son dadas a regalar elogios, de manera que hay que creerles. SAVERIO EL CRUEL tenía, cuando la vimos en cine, una muy lograda fotografía de Miguel Rodríguez que no se ha conservado en video. Por otra parte, la estupenda partitura musical de José Perla se difundió por radio durante un lapso considerable. El guión de Ricardo Monti y el propio Wullicher, en base a la obra breve de Roberto Arlt, falló porque la acción se trasladó a época contemporánea y, además, se insertaron secuencias donde intentaba ofrecerse la locura de una sociedad que la padecía en serio. No se los puede acusar de sutileza, sin embargo. Los momentos finales, antes de que Susana termine asesinando a Saverio, dieron como resultado imágenes poderosas que se apreciaban en cine, pero no en video. Dentro de su texto-estrella, prosiguió en su senda de mujer altamente conflictuada, hasta llegar a un peligroso delirio. Lugo de una pausa –tres años-, de la Torre la sumió en EL INFIERNO TAN TEMIDO (1980), basándose en un cuento de Juan Carlos Onetti. Hubo serias polémicas por la adaptación y por el punto de vista del realizador con respecto a “esas yeguas del escenario”, según dice uno de los compañeros del suicida Alberto de Mendoza. Alcanzó aquí el punto culminante de la perversión sexual dentro de su texto. Como Gracia, la mujer que comienza a enviar fotografías pornográficas al ingenuo especialista en deportes, tuvo momentos brillantes. Juega con naturalidad sus escenas con Alberto de Mendoza, aunque su representación shakespeareana deja mucho que desear. La película ya no se sostiene y tuvieron razón los que hablaron de excesiva literatura. Eso sí, consiguió un serio oponente en Alberto de Mendoza, a quien pudimos, finalmente, tomar en serio como actor. Daba municiones a las revistas del corazón que la emprendían contra ella –nunca se vio favorecida por el periodismo-. En aquellos momentos difíciles del país y ubicada en su texto-estrella se había convertido en lo que amenazara ser desde PIEL DE VERANO: una mujer realmente peligrosa, con tendencia a tomarse venganzas inesperadas contra el macho de la especie o bien, tal como ocurre en CRÓNICA DE UNA SEÑORA y SOLA, se empeñaba en una batalla de la cual, tal vez, saliera herida. En ambos casos, la imagen resultaba dueña de contradicciones nada fáciles de resolver. Mientras tanto, sus contemporáneas –Elsa Daniel, Gilda Lousek- descendían vertiginosamente o se
  • 9. 9 NUEVE exiliaban –una larga lista-. Algunas más jóvenes –Luisina Brando, Marta González- no conseguían una carrera en cine o debían ir a participaciones especiales, mientras que otras elegían la TV o el teatro –Ana María Picchio, Leonor Manso-. EL INFIERNO TAN TEMIDO, con el desparejo relato de de la Torre, sirvió para que el público, aún en módica cuota, volviera a verla. Siempre atenta a los vaivenes de la política, integraba asimismo delegaciones varias en la que compartía aviones con los militares –y no es sólo su caso sino el de no pocos de los que trabajaron bajo el terrorismo de Estado-. Alegarían después que no podían negarse. Estrenada en el momento de la guerra de Malvinas, LOS PASAJEROS DEL JARDÍN (Alejandro Doria-1982) la estaba aguardando. “No creí que fuera a caminar con tanta suerte”, confió al investigador Alejandro Doria. La novela de Silvina Bullrich , una bestsellerista que ya nadie recuerda, narra una historia propia de Corín Tellado. El muy poco débil Rodolfo Ranni va a morir de cáncer, hay exteriores en París y ella aparece con la iconografía propia de una vieja estrella de los años 40, vestuario incluido. Desde su estética televisiva, Doria manufacturó un producto con elenco de lujo –Olga Zubarry y Julio de Grazia aparecen en participaciones especiales-. Por supuesto, su relación con Ranni es la de concubinato, resquicio por donde se cuela la irregularidad propia de su texto: muy enamorada, esta vez el compañero se le va al otro mundo, y ella renuncia a todos los bienes que le pertenecen en un gesto que prueba su nobleza. Esta LOVE STORY invertida no resiste un análisis serio, excepto en lo que se refiere a las frases puestas en boca tanto de Borges como de Olga Zubarry, cuando hablan a /y de los obreros. Es un artefacto digno del momento en que se filmó y, como toda historia de amor, obtuvo un nutrido público de matronas lagrimeantes. Para equilibrar el taquillazo se hundió con PUBIS ANGELICAL (Raúl de la Torre1982), según la novela de Manuel Puig adaptada por este y por el realizador. De la Torre, con la astucia propia de estos segundones, comprendía que era necesaria una novela un tanto más comprometida, si quería sobrevivir tras la dictadura. Pero con excepción de la partitura musical de Charly García, a nadie le importó que Ana se muriera de cáncer, en especial porque Ana era además, en las otras historias dentro de la central, Ella, W218 y Dorita. Alfredo Alcón, que encabezó el reparto –nunca le permitió a Borges que fuera en primer lugar-, también se hizo cargo de varios papeles. Algunos se salvaron: la mexicana Silvia Pinal fue nada más que la amiga de Ana y el ilustre Arturo García Buhr, su padre. Una resplandeciente fotografía de Juan Carlos Desanzo ofreció en edición de lujo un dislate que no le interesó a nadie. Debería revisarse, sin embargo, para avivar polémicas, el papel del guerrillero Pozzi y su muerte a manos del ejército. Borges volvió a hacer catarsis y se desnudó, otra vez, todo lo que pudo. El proyecto de PUBIS ANGELICAL se concretó luego que la actriz almorzara con el productor Hugo Lamónica. No hay motivos para el asombro. Cuando Dick Bogarde habla de la financiación de EL SIRVIENTE (Joseph Losey-1961) debe, por fuerza, recurrir a los encantos de Sarah Miles. Sin cobrar un centavo, o por lo mínimo, se puso a las órdenes de Javier Torre para FIEBRE AMARILLA (1983) donde, para no perder la costumbre, encarnó a la peor y más pérfida de las hermanas –las otras dos fueron Dora Baret y Sandra Mihanovich-. Nadie quiere hoy recordar este fiasco y menos ella, que vivió para arrepentirse. Se generó una discusión nada agradable. cuando Olga Zubarry le dijo:
  • 10. 10 DIEZ - Nadie te amenazó con un revólver para que firmaras el contrato. Instalada en el radicalismo alfonsinista, De la Torre-Borges -pareja o ex pareja, para estos momentos nadie sabía a ciencia cierta si habían terminado o no-, requería un guión que tardaba en llegar. Aída Bortnik tuvo la poco feliz idea de confeccionar en su taller POBRE MARIPOSA (Raúl de la Torre-1986), protagonizada por Clarita, una locutora con padre judío que trabaja en Radio El Mundo allá por octubre de 1945. A esta fiesta del revisionismo teleteatral no faltó nadie: ni Lautaro Murúa, ni Víctor Laplace, ni una muy correcta y medida Ana María Picchio, ni invitados de honor como el hispano Fernando Fernán Gómez o la sueca Bibi Anderson. Borges anda angustiada hasta en el plano final que le dedica de la Torre. Dentro de ese pathos que la envuelve, esta locutora avanza hacia un espantado Murúa y sufre un ataque de angustia del que ni la audiencia histórica pudo recuperarse. El oro nazi, el radioteatro, el peronismo, el funcionamiento de una emisora –allí están Jorge Fontana y el Nene Bonardo- se convierten en un cóctel explosivo del que nadie salió indemne. Había mucha plata en juego y todo el mundo aceptó, encantado, colaborar en el proyecto. Pero como afirmara Nina Nino: “Esta gente no tenía la más mínima idea de cómo funcionaba Radio El Mundo hacia 1945, año en que yo entré a trabajar en esa emisora. Una locutora del turno mañana, vestida de tal manera para trabajar, hubiera provocado la risa de sus compañeros”. Esto es precisamente lo que ocurrió con el público. A la falsedad de una anécdota que se ofrece como real –no existió una locutora baleada por razones políticas-, se añade la impostada solemnidad de una puesta en escena jocosa, comenzando por los actores. Y, sin embargo, el plano final de esta mujer la sigue presentando como una imagen de potencia cinematográfica inusual. Que ella quería mucho al personaje. lo demuestran sus palabras: “Es una de esas mujeres que hoy están y mañana desaparecen”. La crítica destrozó el producto y su carrera comercial fue nula. Sin embargo, la película figura entre sus favoritas. Para estos momentos hubo un reacomodamiento de la imagen, que ya se preanunciaba en LOS PASAJEROS DEL JARDÍN. No podía seguir ofreciendo perversiones sexuales varias, porque había llegado el módico destape. Esto es: por primera vez en Argentina podía filmarse sin censura. Por este motivo, tal vez, KINDERGARTEN (Jorge Polaco1989) fue prohibida de manera terminante. Poco es lo que ella, Arturo Puig y Luisa Vehil -en silla de ruedas y con un bastón- pueden hacer, en una difícil película que sigue con la estética del singular realizador. El hecho es que, dentro de una misma escena y mientras los niños corretean, la cámara se aparta y nos lleva hacia un lugar donde una pareja copula deliciosamente. Se inició un juicio bastante idiota por corrupción de menores y hubo un escandalete que, a la postre, la benefició. La desdicha es que la manufactura pasó a video años más tarde y no se puede apreciar como es debido. Habla en su favor el que se haya arriesgado en esta aventura, cobrando poco y nada. En verdad, Borges no tiene las necesidades que acucian a sus compañeros de tareas, ya que ha sido siempre muy cuidadosa con el dinero. Para estos momentos, su relación con de la Torre era ya, al menos para la prensa, una historia del pasado y a ella se la seguía puntillosamente en sus aventuras ocasionales. Al público le interesaban más sus andanzas en ese terreno que su tarea profesional. Es comprensible que se haya hartado de un acoso que no se justifica. Parecía una figura
  • 11. 11 ONCE destinada al olvido cuando tuvo su programa en Radio Nacional, aunque ella aclaraba desde el micrófono que “es una audición que realizamos sin cobrar porque amamos la radio”. Esto ocurría bajo la gestión Maharbiz y el menemismo. Intentó también el teatro, allternando la sempiterna Cartas de amor con muchas figuras -algo que prosiguió largo tiempo-. Anteriormente había trabajado en Arroró mi hombre, en Mar del Plata con Juan José Camero y Rosa Rosen. Los entredichos entre ella y Camero llegaron a la prensa. También anduvo por el teatro de revistas, demostrando que podía lucir su hermoso cuerpo. En fin, lo intentó todo para seguir en circulación y pudo continuar siendo respetada desde una perspectiva profesional. Para estos momentos, tanto María Vaner como Elsa Daniel había perdido contacto con la realidad y Gilda Lousek iba a morir prematuramente. Norma Aleandro se dedicaba al teatro y aparecía en cine, pero en roles sin interés alguno, y había una fuerte competencia de parte de Susú Pecoraro y Cecilia Roth. Al parecer, ella poco tenía que hacer en la pantalla. Sin embargo, a de la Torre se le ocurrió filmar FUNES, UN GRAN AMOR (1998) y Borges regresó al cine luego de una más que prolongada ausencia. Durante la misma, le habían hecho constantes reportajes en su casa de Figueroa Alcorta y solía deslumbrar a cuantos la entrevistaban. No le resulta difícil seducir. Se había convertido en una figura mediática y, de algún modo, en el ícono cinematográfico por excelencia luego de la muerte de las fábricas. Donde no había tenido tanta suerte era en la TV –a pesar de haber obtenido sus premios en este medio-. En primer término, la TV es altamente peligrosa, ya que pone en evidencia cualquier limitación y ella, en cuanto a registro interpretativo, no es muy amplia. Además, la improvisación no es su fuerte y, por si fuera poco, el público televisivo exige una frontalidad directa, una conexión inmediata que Borges no brinda. En síntesis: nadie se poner a mirar TV para estudiar matices. También en esto se parece a las antiguas damas de la pantalla argentina, a quienes rara vez menciona. . FUNES, UN GRAN AMOR se planeó como un negocio caro, con un elenco esotérico en donde se pueden rescatar los tangos Naranjo en flor y Yuyo verde, cantados por Jairo -una de las mejores voces del país-. Como Azucena Funes, ella demostró haber recorrido un camino en el que había aprendido bastante. Hay que verla rechazando con clase al hombre que se le aproxima con intenciones evidentes –es un músico-, o riéndose del pudor del elemento masculino de la orquesta. El inconveniente es que su imagen estuvo más asociada al sexo que nunca, exprimiendo a un adolescente en la cama de una pensión barata. El joven es nada menos que su sobrino. Del mismo modo, el diálogo que sostiene con Gian María Volonté, en el patio nocturno del tugurio, la muestran con un sentido del humor que no había frecuentado. - ¿Por qué se vino acá? A lo mejor porque hacían demasiadas preguntas. El cuento de Humberto Constantini -Háblenme de Funes- poco tenía que ver con el catálogo de perversiones, que cualquier espectador puede observar en este desfile deshilvanado y paupérrimo. Ni siquiera la partitura musical de Charly García es de las mejores. Hay que reconocer, no obstante, que ella estuvo muy por sobre el material que se le brindó. ¿Quién mató a Azucena Funes? ¿El rengo, la sodomizada o el matón? Hacia el final, nadie tiene ganas de responder a la pregunta.
  • 12. 12 DOCE Luego de otro fiasco -MATAR LA TIERRA (Nicolás Sarquís-1998), una película como tantas en las postrimerías del menemismo- su carrera parecía terminada. La productora Lita Stantic la rescató para LA CIÉNAGA (Lucrecia Martel-1998) por la que cosechó varios premios y no pocos elogios. Stantic la conocía desde mucho antes de SAVERIO EL CRUEL, donde habían trabajado juntas, pero fue a partir de la película de Wullicher cuando empezó a respetarla como profesional. Ella no podía cuajar en el cine postulado por María Luisa Bemberg, antigua socia de Stantic, por razones obvias. Siendo una imagen asociada al sexo, la dama había sido descartada. Debido a sus personajes se había ganado las iras del feminismo argentino. Bemberg bien pudo haber escrito guiones para ella, pero no iba a convocarla como actriz en ninguno de sus films. Para LA CIÉNAGA, se necesitaba una presencia potente y depravada, al mismo tiempo que sometida por un sistema patriarcal. En este aspecto Borges, en el rol de Mecha, cumple y muy bien lo que le encargaron. La otra sojuzgada es Tali -Mercedes Morán-. En la fase de preproducción y cuando no había contratos, ella se mostró muy cauta, afirmando que esperaba que se filmara la película, aunque todavía nada era seguro. El investigador la notó vacilante y no por un problema de dinero. No estaba dispuesta a perder cartel, de manera que el asunto entre las dos vestales y Stantic se solucionó colocando a Morán a la izquierda y abajo, y a Borges a la derecha y arriba. Graciela Borges Mercedes Morán De todas maneras, la señora Morán no puede aún atemorizar a nadie. Su estilo es efectivo, pero teatral. No vamos a juzgar aquí la película, ya que nuestra intención no es esa. Además, ya hemos hablado de ella. Algunos consideran a Lucrecia Martel como la sucesora de Torre Nilsson. ¿Por qué no? Cada uno tiene derecho a opinar lo que le venga en gana. El problema es que el film -no se hacen más películas en Argentina sino films- no conectó con el público, aunque tuvo una brillante carrera en el exterior. Borges encarnó, por vez primera, a una alcohólica e incestuosa madre -con su hijo en la vida real, Juan Cruz Bordeu, que resulta un excelente y desaprovechado actor-. El joven mantiene, además, actitudes equívocas también con su hermana. Borges es de veras una dama gótica en este film. Asusta su imagen decadente e iconografiada con anteojos oscuros y copas de vino en la mano. Lo que dice carece de importancia, porque Mecha está definitivamente encerrada en un mundito en el que sólo interesa el dinero, para seguir ostentando la posición social que ha conseguido. Se las ingenia, no obstante, para que el espectador advierta que, a través de su estupor alcohólico o de la charla insustancial. hay una buena dosis de inseguridad. Resulta más que evidente que ha aprendido a crear un personaje. Es probable que la fotografía y el montaje la ayuden a otorgarle continuidad al mismo, pero es ella la que lo construye. Según el Buenos Aires Herald, el film de Martel sirvió para revivir la alicaída trayectoria de la actriz y tal vez, sólo tal vez, LA CIÉNAGA se recuerde gracias a su imagen y más allá de lo arbitrario del querer decir algo a toda costa de parte de la
  • 13. 13 TRECE dirección. Obtuvo su premio a la Mejor Actriz de parte de la Asociación de Cronistas. En reportajes posteriores y como si se hubieran puesto de acuerdo, ni ella menciona a Morán ni esta a Borges, cuando se habla de esta manufactura, muy bien vendida en Europa. Su carrera volvió a primer plano y, es indudable, cuando sus compañeras de generación ya se han transformado en recuerdo, su nombre es conocido por todos. Luis Ortega la convocó para MONOBLOC (2006) y según declaraciones del director, tanto Borges como Evangelina Salazar no se mostraron muy contentas al figurar en el mismo proyecto. Luego de la sorpresa, sobrevino el profesionalismo. Por su parte Alejandro Doria estrenó LAS MANOS (2006), en el momento en que esto se escribe y se aguarda que los nuevos realizadores la tengan en cuenta. Su destino es incierto pero ella no está dispuesta a abandonar la lucha. Se ha prestado a cameos -¿SABÉS NADAR? (Diego Kaplan-1997 pero estrenada en 2002), acompañando a su hijo-, a entrevistas sobre aquel extraordinario actor que fuera su compañero en EL DEPENDIENTE, Fernando Iglesias –TACHOLAS, UN ACTOR GALAICO PORTEÑO (José Santiso-2003) y hasta su voz se escuchó en la banda sonora de MERCANO, EL MARCIANO (Juan Antín-2002). No es que los productos del así llamado nuevo cine argentino -otro más y van...- sean vistos por la gente, pero Borges está allí, en la pantalla, o en la banda de sonidos. Su participación en la controvertida MONOBLOC puso al descubierto, otra vez, que es ante todo una estrella sumida en un pathos propio y siguiendo el calvario cinematográfico habitual. Salta de la moribunda de PUBIS ANGELICAL a esta Perla que también muere de cáncer. Hay algo de negativo en su personaje y es que no ofrece sorpresa alguna. La creciente inseguridad de esta imagen está relacionada con nuevas formas del entretenimiento. El cine es hoy día en Argentina un producto hecho por jóvenes para consumo de sus coetáneos, en el mejor de los casos, o de aquellos que estudian cine, o de quienes intentamos desentrañarlo. Borges ha demostrado que puede plegarse a los requerimientos de las nuevas generaciones. No obstante, y fuera de los circuitos especializados, muy poca es la gente que ve, en la actualidad, cine argentino. Se estrenan demasiadas óperas primas y los salarios de las viejas estrellas son ya un recuerdo que ha pasado a mejor vida. En este aspecto, la actriz no tiene problema alguno: su hígado está considerablemente calmado debido a su solvente posición económica. Asimismo, lo que alcanzó en popularidad es irrecuperable. Es sencillo: nadie conoce ya a los actores de cine, con la excepción de los muy publicitados íconos del mainstream de Hollywood. A su vez, los hacedores del nuevo cine argentino no logran conectar, salvo excepciones, con los espectadores de manera masiva. Las revistas en papel o las online, las escuelas donde se forman todos aquellos que habitan el mundo de la imagen postmoderna, conocen la existencia del emblema Borges. El grupo Clarín, a través de Canal 13, la propuso en julio de 2005 para un unitario del ciclo titulado Mujeres asesinas y ella mostró que continuaba siendo efectivamente peligrosa, sin descuidar la aureola de belleza que sigue rodeándola. La productora Lita Stantic, como se ha dicho, la rescató para LA CIÉNAGA. Lo que no se sabe es si esta especie de Elías Querejeta en Argentina estaría dispuesta a usarla en nuevos productos que se vendan a Europa. En todo caso y a partir de 1957, es imposible hablar de imagen fílmica sin referirse a su persona. Pasó del modernismo final –el de FIN DE FIESTA, para dar un ejemplo- al postmodernismo desatado de
  • 14. 14 CATORCE KINDERGARTEN. No puede decirse que esta dama relacionada con el sexo sin frenos le tenga miedo al riesgo. Para la gente que consume imágenes mediáticamente es una mujer que vive de manera hedonista. Ella ha dicho con respecto a su vida personal: - Déjenme en paz. Yo nunca fui un modelo para nadie Se la tiene presente por una iconografía, que la ofrece en esta feria del todo-a-la-venta como alguien dispuesta a seguir en los titulares. Su relación con el periodismo ha cambiado radicalmente, debido a que ella finge ignorar la pullas. Invita a embobados aprendices a su casa y desciende la escalera vestida como las damas de antaño. Sabe cuál es su impacto visual. ¿A quién le importa todo esto? Es evidente que a más personas de las que el investigador supone. De lo contrario, nadie se molestaría en llegarse hasta su casa de Figueroa Alcorta. Ella tira el anzuelo de CRÓNICA DE UNA SEÑORA y los incautos pican. Lo que interesa aquí es averiguar por qué, luego de tantos fiascos, él escaso público que ve cine argentino no se ha cansado de ella. Se trata de una incógnita no muy fácil de develar. Porque en el balance, resulta una imagen que sorprende: no es sólo EL DEPENDIENTE, sino que su historia se remonta a CIRCE o a PIEL DE VERANO. Se trata de una imagen altamente malévola. Hablamos aquí de lo que se ve en pantalla únicamente. Porque la relación entre ella y el sexo es considerablemente enferma. Y al público masculino –y a una buena porción de mujeresles interesa el erotismo peligroso. Desde la desprejuiciada y trepadora Mima de EL JEFE y hasta la Azucena de FUNES UN GRAN AMOR se ha mostrado patológicamente perseverante en cuanto al goce. Hasta ha llegado borracha, luego de una de esas noches en LA TERRAZA. Se ha encargado de enredar al macho de la especie para liquidarlo –ESE INFIERNO TAN TEMIDO, SAVERIO, EL CRUEL-. Y al público le gusta pensar que Borges tiene algo que ver con su imagen cinematográfica. Antes de ella, hubo damas bravías que no llegaron a tanto, porque la modernidad de un país periférico no lo permitía. Tal el caso de Amelia Bence, a quien se le parece en más de un sentido. Sus intervenciones en películas de puro entretenimiento han sido poco felices, aunque no por su desempeño sino por la pobreza del material. –llegó a formar pareja con Palito Ortega en UN REY EN LONDRES (1965)-. En este aspecto nada puede reprochársele. Sus compañeros de generación tuvieron que adaptarse o ir a parar al tubo para sobrevivir. Que es una persona de cuidado puede demostrarlo Luisina Brando y su fallida intervención en SAVERIO, EL CRUEL, debido a la oferta de Borges que se regaló a los productores. Tampoco estas jugadas son nuevas en el ambiente, aunque ella no tenía necesidad de mostrarse tan codiciosa. Detestada por las feministas -es una mujer a la que le gustan los hombres y esto no tiene nada de malo, a juicio del investigador-, encarna a una mujer que gira siempre alrededor de uno o varios componentes del mundo masculino. En sus mejores filmes se muestra ansiosa por adueñarse de una presa y se mantiene ajena a todo lo que no sea ese pequeño universo que se ha fabricado. Como persona, atravesó las difíciles etapas de una Argentina convulsionada, acomodándose con astucia a cada una de ellas. Tampoco en esto es la única. Aunque ya no tanto, Graciela Noemí Zabala ha sido objeto de
  • 15. 15 QUINCE numerosos brulotes debido al extremo cuidado que puso en fabricar a Graciela Borges. Porque se inventó a si misma, no la manufacturó nadie. El cine es su medio. Hemos visto uno solo de sus trabajos televisivos y lo lamentamos – también existe una miniserie española-. Pero la TV no la ha admitido por las razones que se expusieron. No sabemos si sería capaz de burlarse de si misma, como Amelia Bence, en uno de esos programas de entretenimiento y consumo rápido que brindan los canales de aire. Es una manera de masacrar a la imagen tan conocida por el público. Al fin de cuentas, ya ha desfilado por la pasarela de las revistas, aunque con menos talento que Fanny Navarro. De todos modos, puede estar orgullosa: CIRCE continúa viéndose, así como también FIN DE FIESTA y EL DEPENDIENTE. A su vez, CRÓNICA DE UNA SEÑORA es un must para ciertas habitantes de círculos dorados. Por fin, LA CIÉNAGA le brindó la popularidad que necesitaba, algo que no ocurrió con la ambigua y excelente MONOBLOC. Al momento de cerrarse este capítulo ha obtenido el premio en categoría Mejor Actriz de la Academia de Artes y Ciencias por LAS MANOS. Tal vez continúe. A lo mejor, no. Argentina es un país muy inestable y con poca memoria. Sin embargo y dentro del imaginario colectivo, luego de la desaparición de los viejos estudios, la actriz se ocupó de mantener el viejo glamour de las antiguas damas. Su vida no ha sido fácil, sencillamente porque para nadie lo es y menos para todas ellas. Lo que se percibe detrás de la imagen vendedora es una cuestión que le pertenece al espacio entre Graciela Noemí Zabala y Graciela Borges. Ese es coto privado y nadie tiene por qué ocuparse de él. . FILMOGRAFÍA EN ARGENTINA 1958 Una cita con la vida – Producción CINEMATOGRÁFICA LEO – D: Hugo del Carril. G: Eduardo Borrás según novela de Bernardo Verbitsky Calles de tango. F: Américo Hoss. M: Tito Ribero. E: Gori Muñoz. Mtj: Gerardo Rinaldi y Antonio Ripoll. Intérpretes: Gilda Lousek, Enzo Viena, Pedro Laxalt, Tito Alonso, Silvia Nolasco, Graciela Borges, Javier Portales, Rodolfo Ranni, Osvaldo Pacheco. El jefe – Producción ARIES CINEMATOGRÁFICA – D: Fernando Ayala. G: Ayala y David Viñas según cuento homónimo de este último. F: Ricardo Younis. M: Lalo Schifrin. E: Mario Vanarelli. Mtj: Atilio Rinaldi y Ricardo Rodríguez Nistal. Intérpretes: Alberto de Mendoza, Duilio Marzio, Leonardo Favio, Orestes Caviglia, Luis Tasca, Graciela Borges, Ignacio Quirós, Ana Casares, Héctor Rivera, Emilio Alfaro. 1959 Zafra – Producción Lucas Demare y Sixto Pondal Ríos para SELECCIONES HUINCUL – D: Lucas Demare. G: Sixto Pondal Ríos. F: Antonio Merayo (EC y AS). M: Lucio Demare y Atahualpa Yupanqui. E: Gori Muñoz. Mtj: Jorge Garate. Intérpretes: Alfredo Alcón, Graciela Borges, Atahualpa Yupanqui, Pedro Laxalt, Luis Medina Castro, Iris Portillo, Romualdo Quiroga, Rafael Salvatore, Marta Roldán. Gringalet – Producción Enrique Faustín para ARGENTINA SONO FILM – D: Rubén W. Cavallotti. G: Rodolfo M. Tabeada sobre obra teatral de Paul Vandenberghe. F: Alberto Etchebehere. M: Tito Ribero. E: Juan José Saavedra y Emilio Rodríguez Mentasti. Mtj: Jorge Garate. Intérpretes: Walter Vidarte, Graciela Borges, Raúl Rossi, Juan Carlos Barbieri, Maruja Gil Quesada, Alberto Olmedo y la actuación especial de Beatriz Taibo.
  • 16. 16 1960 Fin de fiesta – Producción ÁNGEL CINEMATOGRÁFICA – D: Leopoldo Torre Nilsson. G: Torre Nilsson, Ricardo Luna y Beatriz Guido según novela homónima de esta última. F: Ricardo Younis. M: Juan Carlos Paz. E: Juan José Saavedra. Mtj: José Serra. Intérpretes: Arturo García Buhr, Lautaro Murúa, Graciela Borges, Osvaldo Terranova, Lydia Lamaison, Elena Tritek, Leda Zanda y la actuación especial de Leonardo Favio. 1961 Piel de verano - Producción Néstor Gaffet para PRODUCCIONES ÁNGEL – D y G: Leopoldo Torre Nilsson sobre cuento Convalecencia de Beatriz Guido. F: Oscar Melli. M: (no figura responsable). E: Oscar Lagomarsino. Mtj: Jacinto Cascales. Intérpretes: Alfredo Alcón, Graciela Borges, Franca Boni, Pedro Laxalt. 1962 Propiedad – Producción GSL –el Dr. Juan Carlos Garate, Mario Soffici y Alberto Larrán - D: Mario Soffici. G: Jaime Potenze, Dalmiro Sáenz y Soffici según cuento homónimo de Sáenz. F: Antonio Merayo (Vista Visión). M: Tito Ribero. E: Emilio Rodríguez Mentasti. Mtj: Jorge Garate. Intérpretes: Graciela Borges, Mario Soffici, Nathán Pinzón, Nelly Beltrán, Maurice Jouvet, Tato Bores, Horacio Nicolai. Los viciosos – Producción Vicente Marco para ARGENTINA SONO FILM – D: Enrique Carreras. G: Sixto Pondal Ríos. F: Antonio Merayo. M: Lucio Milena. E: Gori Muñoz. Mtj: Jorge Garate. Intérpretes: Jorge Salcedo, Graciela Borges, Eduardo Cuitiño, Myriam de Urquijo, Inés Moreno, Augusto Bonardo, Irma Roy, Franca Boni, Carlos Rivas, Rodolfo Onetto. 1963 La terraza – Producción Germán Szulem para PELÍCULAS ARGENTINAS – D: Leopoldo Torre Nilsson. G: Beatriz Guido, Torre Nilsson, Ricardo Luna y Ricardo Becher según argumento de Guido. F: Ignacio Souto. M: Jorge López Ruiz. E: Oscar Lagomarsino. Mtj: Jacinto Cascales. Intérpretes: Graciela Borges, Leonardo Favio, Héctor Pellegrini, Marcela López Rey, Pedro Laxalt, Dora Baret, Norberto Suárez, Enrique Liporace, Susana Bruneti. Racconto (no exhibida en cines) – PRODUCCIONES CINEMATOGRÁFICAS JOSÉ LEÒN ALDAO – D: Ricardo Becher. G: Becher y Dalmiro Sáenz según idea de Anita Larronde. F: Alberto Etchebehere. M: Jorge López Ruiz. E: Oscar Lagomarsino. Mtj: Oscar Esparza. Intérpretes: Anita Larronde, Jardel Filho, Beatriz Matar, Marta Bianchi, Sergio Mulet y cameos de Graciela Borges, Lautaro Murúa, María Vaner, Leonardo Favio. 1964 Circe – PRODUCCIÓN MANUEL ANTÍN. D: Manuel Antín. G: Antín y Héctor Grossi según cuento homónimo de Julio Cortázar. F: Américo Hoss. M: Adolfo Morpurgo. E: Ponchi Morpurgo. Mtj: José Serra. Intérpretes: Graciela Borges, Alberto Argibay, Walter Vidarte, Sergio Renán, Lydia Lamaison, Beatriz Matar, Claudia Sánchez, Raúl Aubel. 1965 Orden de matar – ORINOCO-LUTECIA FILMS – D: Román Viñoly Barreto. G: Rubén Deugenio. F: Ricardo Aronovich. M: Lucio Milena. E: Oscar Lagomarsino. Mtj: Alberto Pereira y Oscar Vitale. Intérpretes: Jorge Salcedo, Nelly Meden, José María Langlais, Walter Vidarte, Sergio Renán, Gilda Lousek, Darío Vittori y la actuación especial de Graciela Borges. Convención de vagabundos – OCA PRODUCCIONES – D: Rubén W. Cavallotti. G: Hugo Moser. F: Aníbal González Paz. M: Lucio Milena. E: Oscar Lagomarsino. Mtj: José Serra.
  • 17. 17 Intérpretes: Ubaldo Martínez, Graciela Borges, Osvaldo Miranda, Mario Fortuna, Palito Ortega, Atilio Marinelli, Juan Carlos Thorry, Marcos Zucker, Beto Gianola, Vicente Rubino. 1966 De profesión sospechosos – Coproducción hispano-argentina entre PC. BRÍO y PRODUCCIONES J.R. D: Enrique Carreras. G: Julio Porter según obra teatral de Alfonso Paso. F: Antonio Merayo. M: Tito Ribero. E: Gori Muñoz. Mtj: Jorge Garate. Intérpretes: José Marrone, Antonio Prieto, Graciela Borges, Nathán Pinzón, Teresa Serrador, Darío Vittori, Ernesto Raquén. El Rey en Londres-Crónica espectacular y rítmica de una visita real – Producción Montoto para BAIRES – D: Aníbal Uset. G: (no hay responsable). F: Aníbal González Paz (EC y CC). E: Oscar Lagomarsino. Mtj: Jacinto Cascales. Intérpretes: Palito Ortega, Graciela Borges, Matt Monro, The Animals, The Beatles, The Money Combs, The Tour Pennies, Peter Sellers, Dirk Bogarde. Una mascara para Ana – Producción PROTÓN – D: Rubén W. Cavallotti. G: Roberto Rial según argumento de Alberto Jorge Cabado. F: Víctor Hugo Caula. M: Horacio Malvicinio. E: Oscar Lagomarsino. Mtj: Atilio Rinaldi. Intérpretes: Graciela Borges, Lautaro Murúa, Walter Vidarte, Amalia Bernabé, Graciela Dufau, Guillermo Battaglia, Celia Geraldy, Ernesto Raquén, Rolo Puente. 1968 Martín Fierro – Producción Leopoldo Torre Nilsson y André Du Rona – G: Torre Nilsson, Ulyses Petit de Murat, Beatriz Guido, Edmundo Eichelbaum, Luis Pico Estrada, Héctor Grossi según poema homónimo de José Hernández. F: Aníbal Di Salvo (EC). M: Ariel Ramírez. E: Ponchi Morpurgo. Mtj: Antonio Ripoll. Intérpretes: Alfredo Alcón, Lautaro Murúa, Fernando Vegal, Graciela Borges, Leonardo Favio, Walter Vidarte, María Aurelia Bisutti, Sergio Renán, Julia Von Grolman, Rafael Carret. 1969 El dependiente – Producción Leopoldo Torre Nilsson – D: Leonardo Favio. G: Favio y Jorge Zuhair Jury sobre cuento original de Jury. F: Aníbal Di Salvo. M: Vico Berti. E: Teresa Millán. Mtj: Antonio Ripoll. Intérpretes: Graciela Borges, Walter Vidarte, Nora Cullen, Fernando Iglesias (Tacholas). 1971 Crónica de una señora – RAUL DE LA TORRE PRODUCCIONES – D: Raúl de la Torre. G: María Luisa Bemberg y de la Torre. F: Juan Carlos Desanzo (EC). M: Roberto Lar. E: Rosa Zemborain y Tita Tamames. Mtj: Oscar Souto. Intérpretes: Graciela Borges, Lautaro Murúa, Federico Luppi, Mercedes Sombra, Blanca Isabel García Uriburu, Fernando Iglesias (Tacholas). 1972 Heroína – RAUL DE LA TORRE PRODUCCIONES – D: Raúl de la Torre. G: de la Torre y Emilio Rodrigué según novela homónima de este último. F: Juan Carlos Desanzo (EC). M: Roberto Lar. E: Tita Tamames y Rosa Zemborain. Mtj: Oscar Souto. Intérpretes: Graciela Borges, Lautaro Murúa, Pepe Soriano, María Vaner, Eduardo Pavlovsky, China Zorrilla, Adrián Ghio, Sergio Renán. 1973 La revolución – Producción Enrique Faustín – D y G: Raúl de la Torre. F: Juan Carlos Desanzo (EC). M: Ariel Ramírez. E: Rosa Zemborain y Tita Tamames. Mtj: Oscar Souto. Intérpretes: Graciela Borges, Federico Luppi, Lautaro Murúa, Oscar Ferrigno, Adrián Ghio, Luis Corradi, Osvaldo Terranova, Leal Rey.
  • 18. 18 Vení conmigo – Producción SAGITARIO – D: Luis Saslavsky. G: Saslavsky y Eduardo Gudiño Kieffer. F: Leonardo Rodríguez Solís (EC). M: Pocho Gatti. E: Tita Tamames y Rosa Zemborain. Mtj: Gerardo Rinaldi. Intérpretes: Susana Giménez, Alberto Martín, Víctor Laplace, Juan Carlos Dual, Ignacio Quirós, Antonia Herrero, Hilda Bernard y cameos de Hugo Fregonese y Graciela Borges (faltan en algunas copias). 1975 Triángulo de cuatro – Producción ARIES CINEMATOGRÁFICA – D: Fernando Ayala. G: María Luisa Bemberg. F: Víctor Hugo Caula (EC). M: Sergio Mihanovich. E: Emilio Basaldúa. Mtj: Oscar Montauti. Intérpretes: Graciela Borges, Federico Luppi, Thelma Biral, Juan José Camero, China Zorrilla, Jorge Rivera López, Perla Santalla, Enrique Pinti. 1976 Sola – Producción RAÚL DE LA TORRE Y ASOC. SRL. D: Raúl de la Torre. G: Luis Brandoni y de la Torre. F: Ricardo Younis (EC). M: Roberto Lar. E: Saulo Benavente. Mtj: Oscar Souto y Sergio Zóttola. Intérpretes: Graciela Borges, Luis Brandoni, Mabel Manzotti, Lautaro Murúa, Héctor Pellegrini, Marta Bianchi, Susy Kent, Claudio Levrino, Fernando Iglesias (Tacholas). 1977 Saverio el cruel – CAÑAS-FLORES PRODUCCIONES – D: Ricardo Wullicher. G: Ricardo Monti y Wullicher según obra teatral homónima de Roberto Arlt. F: Miguel Rodríguez (EC). M: José Perla. E: Graciela Galán. Mtj: Juan Carlos Macías. Intérpretes: Alfredo Alcón, Graciela Borges, Diana Ingro, Héctor Pellegrini, Chela Ruiz, Fernando Vegal, Nathán Pinzón, Juana Hidalgo, Luisa Kuliok y la actuación especial de Milagros de la Vega. 1980 El infierno tan temido – PINO FARINA PRODUCCIONES – D: Raúl de la Torre. G: Oscar Viale según cuento de Juan Carlos Onetti Ese infierno tan temido. F: Juan Carlos Desanzo (EC). M: Astor Piazzolla. E: Graciela Galán. Mtj: Juan Carlos Macías. Intérpretes: Graciela Borges, Alberto de Mendoza, Nora Cullen, Aníbal Morixe, Cacho Espíndola, Fernando Iglesias (Tacholas) y la actuación especial de Arturo García Buhr. 1982 Pubis angelical – Hugo Lamónica para ARTEDIEZ PRODUCCIONES S.A. – D: Raúl de la Torre. G: de la Torre y Manuel Puig según novela homónima de este último. F: Juan Carlos Desanzo (EC). M: Charly García. E: Jorge Sarudiansky. Mtj: Juan Carlos Macías. Intérpretes: Alfredo Alcón, Graciela Borges, Pepe Soriano, China Zorrilla, Nora Cullen, Arturo García Buhr y la actuación especial de Silvia Pinal. Fiebre amarilla – Producción MARÍA ELENA TORRE-JAVIER TORRE – D: Javier Torre. G: Leopoldo Torre Nilsson, Beatriz Guido adaptado por M. A. Torre y J. Torre. F: Miguel Rodríguez (EC). M: Luis María Serra. E: Guillermo Palacios. Mtj: Jorge Firdman. Intérpretes: Graciela Borges, José Wilker, Dora Baret, Carlos Muñoz, Nathán Pinzón, Fernando Iglesias (Tacholas) y la actuación especial de Mónica Mihanovich. NOTA: El investigador tuvo oportunidad de leer el guión original y es testigo de que las modificaciones fueron mínimas. Los pasajeros del jardín – Producción Fernando Marín para MD. MARÍN, DE LORENZO Y ASOCIADOS. D: Alejandro Doria. G: Juan Carlos Cernadas Lamadrid y Doria sobre novela homónima de Silvina Bullrich. F: Juan Carlos Desanzo (EC). M: Alejandro Lerner. E: Eugenio Zanetti. Mtj: Silvia Ripoll. Intérpretes: Graciela Borges, Rodolfo Ranni, Julio de Gracia, Arturo Bonín, María Leal y las participaciones especiales de Olga Zubarry y Luisa Vehil.
  • 19. 19 1986 Pobre mariposa – BENSIL PRODUCCIONES – D: Raúl de la Torre. G: de la Torre y Aída Bortnik. F: Marcelo Camerino. M: Roberto Lar. E: Jorge Sarudiansky y Daniel Mora. Mtj: Juan Carlos Macías y Jorge Firdman. Intérpretes: Graciela Borges, Lautaro Murúa, Pepe Soriano, Víctor Laplace, Ana María Picchio, China Zorrilla, Cipe Lincovsky, Augusto Bonardo, Jorge Cacho Fontana. 1989 Kindergarten (no estrenada en cines en Argentina ni exhibida por TV) – Producción Salvador D ´Antonio, Carlos Luis Mentasti y Víctor Bo para ARGENTINA SONO FILM – D: Jorge Polaco. G: Polaco y Daniel González Valenzuela. F: Esteban Courtalón. M: Héctor Magni. E: Santiago Elder. Mtj: Oscar Gómez. Intérpretes: Graciela Borges, Arturo Puig, Alejandro Urdapilleta y la actuación especial de Luisa Vehil. 1993 Funes, un gran amor – Producción PIEDRA DE AGUA CINEMATOGRÁFICA S.A. – D: Raúl de la Torre. G: de la Torre y Ugo Pirro según cuento de Humberto Constantini Háblenme de Funes. F: Juan Carlos Desanzo ( C ) M: Charly García. E: Silvana de la Torre. Mtj: Marcela Sáenz y Norberto Rapado. Intérpretes: Gian Maria Volonté, Graciela Borges, Pepe Soriano, Moria Casán, Andrea del Boca, Rodolfo Ranni, Nacha Guevara, Dora Baret, Beba Bidart, Jairo, Juan Cruz Bordeu, Matías Gandolfo, Dora Baret 1997 ¿Sabés nadar? – Producción OYE CONEJO – Bordeu – Etchegoyen – Ferrari – Kaplan. D: Diego Kaplan. G: Kaplan según una idea de Juan Cruz Bordeu. F: Ramiro Aisenson. E y D.A: Alejandra Tomas. Mtj: Diego Kaplan, Javier Puebla. Intérpretes: Juan Cruz Bordeu, Leticia Bredice, Mariana Briski, Antonio Birabent, Iván González, Graciela Borges, Rita Cortese, Rolo Puente 1998 Sobre la tierra – Producción NICOLÁS SARQUÍS – D y G: Nicolás Sarquís según relatos de Diego Angelino. F: Luis Vecchione (C). E: Gabriela Chistik. Mtj: Nicolás Sarquís. Intérpretes: Graciela Borges, Germán Palacios, Lito Cruz, Víctor Manso, Peter Gavajda, Jerónimo Espeche. 2001 La ciénaga – Producción Lita Stantic – Coproducción Diego Guebel, Ana Aizenberg, Mario Pergolini con el apoyo del INCAA por Argentina y Sundance Institute, Montecinema Verité, Fonds Sud, Programa Ibermedia. D y G: Lucrecia Martel. F: Hugo Colace (C. K). E y D.A: Graciela Oderigo. Mtj: Santiago Ricci. Intérpretes: Graciela Borges, Mercedes Morán, Martín Adjemián, Juan Cruz Bordeu, Silvia Bayle, Diego Baenas. 2002 Mecano, el marciano – Producción Mario Santos y Carolina Cordero. D: Juan Antín. G: Antín y Lautaro Núñez de Arco. M: “Jaime sin tierra” y Leandro Fresco. Voces: Graciela Borges, Roberto Carnaghi, Fabio Alberti, Damián Dreizik, Alejandro Nagy. 2003 Tacholas, un actor galaico-porteño – Producción Gonzalo Santiso. D y G: José Santiso. F: Mauricio Carmona. Mtj: Gonzalo Santiso.
  • 20. 20 Entrevistados: Antonio Pérez Prado, Graciela Borges, José Martínez Suárez, Pepe Soriano, Clotilde Iglesias, Rodolfo Alonso, Chon Gómez, Rosa Puente, Héctor Olivera, Osvaldo Bonet. 2004 Monobloc – Producción Mariano Héctor Nicolás “Chino” Fernández. D: Luis Ortega. G: Ortega y Carolina Fal. F: Jorge Pastorino. M: Leandro Chiappe. E: Matías Martínez. Mtj: Mariano Turek. Intérpretes: Graciela Borges, Rita Cortese, Carolina Fal y Evangelina Salazar. 2006 Las manos – Producción Daniel Viterman Ludueña. D: Alejandro Doria. G: Doria y Juan Bautista Stagnaro. F: Guillermo Behnisch. E y D.A.: Margarita Jusid. Mtj: Marcela Sáenz. Intérpretes: Graciela Borges, Jorge Marrale, Duilio Marzio, Belén Blanco, Carlos Portaluppi, María Socas, Carlos Weber.