Aunque en su publicación original en 1932, Crohn informó sobre la presencia de fístulas, no mencionó nada en relación a la enfermedad perianal. No fue hasta unos años después, cuando Bissel describió la relación existente entre la presencia de fístulas perianales y la enteritis regional. Desde entonces, la existencia de alteraciones patológicas en la región anal en pacientes con enfermedad de Crohn se ha considerado poco menos que una constante de esta enfermedad. Sin embargo, existe todavía cierta confusión sobre la forma o diferentes formas de presentación, así como sobre las lesiones perianales realmente asociadas a esta enfermedad.