David Hume fue un filósofo escocés del siglo XVIII que vivió durante la Ilustración. Propuso que todas las ideas provienen de impresiones sensoriales y que no existe una conexión necesaria entre causa y efecto, sino solo una costumbre o hábito. Fue escéptico y aplicó el método empírico al estudio de la naturaleza humana para establecer las bases de la psicología como ciencia experimental.
2. DAVID HUME
Nace en Edimburgo, Escocia, en 1711.
Hume vive en el corazón de la
ilustración (es el representante
británico más importante del
empirismo).
4. Origen de nuestras ideas
Todos los contenidos mentales son
percepciones. Y todas las percepciones
provienen de la experiencia, ya que no existen
ideas que sean previas a la experiencia.
Hume no quiere dar por hecho que nuestras
percepciones sean representaciones del
mundo. Por este motivo las clasifica según el
grado de vivacidad, en dos tipos:
impresiones e ideas
5. Impresiones e Ideas
Las impresiones: son las sensaciones
inmediatas de la experiencia: imágenes,
pasiones y emociones.
Las ideas: son imágenes o copias difusas de
las impresiones. Son productos de la
imaginación y de la memoria que no
consiguen imitar el grado de intensidad de
las impresiones. Una cosa es sentir un frío
intenso (impresión) y otra muy diferente
recordar aquel frío que pase un día (idea).
6. Nuestras percepciones, además de
distinguirse en impresiones e ideas, pueden
ser clasificadas siguiendo otros criterios. Así
según su procedencia las percepciones
pueden ser:
Percepción de sensación: provienen de
los sentidos: la visión del color rojo.
Percepción de reflexión: estados
mentales, como la satisfacción que nos
proporciona aprender cosas nuevas.
7. También se clasifican las percepciones
según su composición:
Percepciones Simples: no pueden dividirse en
otras menores: el tacto de la piel.
Percepciones complejas: pueden dividirse en
otras más simples: la percepción de una rosa, la
podemos dividir en su color, olor, tacto, etc.
8. ASOCIACIÓN DE IDEAS
¿De dónde provienen las ideas simples?
Todas las Ideas simples provienen de sus
correspondientes impresiones simples. Las
representaciones mentales con que
argumentamos o razonamos son copia de
nuestras impresiones o sensaciones más vivas. Si
no existe una impresión que se corresponda con
una idea, entonces la idea es considerada ficticia,
porque carece de fundamentos, el que está dado
por la impresión.
9. ¿Las Ideas complejas son también
copia de nuestras impresiones
complejas?
Así ocurre en algunos casos: la idea de manzana
proviene de la impresión compleja de manzana.
Sin embargo existen otras ideas que no son
copias de nuestras impresiones complejas. Por
ejemplo si pensamos en un unicornio ¿de qué
impresión diríamos que proviene? En este caso ,
las ideas complejas son fruto de la combinación
de una unión fantasiosa con las impresiones
simples. Esto se da en la imaginación.
10. Pero ciertamente la imaginación, en la mayoría de los
casos, crea ideas complejas siguiendo ciertas leyes y
regularidades. Y es que determinadas ideas parecen
conducir de modo natural a otras ideas. Por ejemplo
el humo nos hace pensar en el fuego, o el retrato de
una persona, en la persona misma. A ello Hume les
llamó Leyes de asociación de Ideas. Consisten en lo
siguiente:
Semejanza: hay algo en nuestra mente que impulsa
a asociar ideas entre las cuales hay algún grado de
similitud. Por ejemplo el frío que hubo en este
invierno, lo asocio con épocas en las que ocurrieron
temperaturas similares.
11. Contigüidad en el espacio y el tiempo:
una idea nos conduce naturalmente a otra
cuando entre ellas existe una relación de
proximidad, ya sea espacial o temporal. De este
modo, si vemos el arco de un violín, nos
preguntaremos dónde esta el violín.
Relación causa efecto: ante los fenómenos
que se acostumbran a suceder temporalmente,
nuestro entendimiento crea una expectativa del
futuro: espera que ciertos hechos sigan a otros
al igual como ha sucedido en el pasado: pro
ejemplo: las nubes a la lluvia.
12. RELACIONES
DE IDEAS Y CUESTIONES DE HECHO
Ya sabemos que nuestros contenidos
mentales se reducen a impresiones o ideas.
Con estos pensamos o razonamos, es
decir construimos juicios y afirmaciones, y
establecemos relaciones entre nuestras
percepciones. Todos estos juicios que
constituyen el edificio del conocimiento
pueden clasificarse en dos tipos: relaciones
de ideas y cuestiones de hecho.
13. Relaciones de ideas
Son afirmaciones como las siguientes: “la
suma de los ángulos de un triángulo es siempre
180º” o “todos los solteros no son casados”.
En estos juicios se establecen relaciones entre
ideas y conceptos, por tanto no describen
como es el mundo y no surgen de la
experiencia, sino del razonamiento. Son
afirmaciones necesarias y universales, es decir,
válidas en cualquier circunstancia. Negarlas
implica una contradicción y un absurdo.
14. Cuestiones de hecho
Son afirmaciones del tipo: “María hace
gimnasia” o “las nubes traen lluvia”. Es
decir, afirmaciones en que se establecen
relaciones entre hechos que hemos de
comprobar mediante la observación y la
experiencia. Son contingentes y probables;
lo que afirman es así ahora, pero
ciertamente podría no serlo; de hecho nadie
asegura que en el futuro sean como ahora
son. Su negación es posible, no implica
ningún absurdo.
15. Problema de la causalidad
La conexión causa-efecto, además de una ley de
asociación de ideas es una relación que
atribuimos a los acontecimientos que suceden en
el mundo.
La validez de esta relación ha sido aceptada
durante mucho tiempo. Pero Hume necesita
examinar la legitimidad de esta idea. Lo hace
aplicando el principio empirista: para toda idea o
creencia se ha de comprobar de que impresión es copia; en
el caso que no se halle el original esta tendrá que ser
rechazada.
16. Pero ¿ qué entendemos por relación causal?
Por ejemplo si nos fijamos en el afirmación
“el fuego calienta el agua”. Pensamos que
entre el fuego y el calentamiento del agua hay
una relación causal: el fuego sería el
responsable del calentamiento del agua.
Hume se da cuenta de que esta relación se
concibe como una conexión necesaria, es
decir como si ambos fenómenos se hallarán
inevitablemnte unidos, ya que la aparición de
uno impondría la aparición del otro.
17. Hume recurre a la experiencia para dar
validez a este supuesto conocimiento,
y no encuentra ninguna impresión de
necesidad entre el fenómenos A, que
llamamos causa, y el fenómeno B, al
que llamamos efecto. Lo único que
observamos en este proceso es que un
hecho va seguido de otro fenómeno,
pero no observamos una conexión
necesaria entre ambos.
18. Hume concluye que la idea de conexión
necesaria es fruto de la imaginación. Al
observar en innumerables casos cómo un
fenómeno ve seguido de otro, tendemos a
considerar, llevados por la costumbre o
hábito, que siempre sucederá así. Esta
proyección resulta muy útil para vivir, ya
que, sin ella, el mundo se volvería caótico e
imprevisible. Ahora bien, a pesar de la
utilidad Hume constata que una costumbre
sólo puede proporcionar creencias, pero
nunca un conocimiento universal y
necesario.
19. LA NATURALEZA HUMANA
En su introducción al Tratado de la
Naturaleza Humana, Hume señala que
todas las ciencias guardan alguna relación
con la naturaleza humana (la Lógica, la
Moral, la Crítica, la Política), son ciencias en
que esto se aprecia claramente.
La Filosofía natural y la Religión natural, parecen
ocuparse de dos temas muy diferentes, pero son
conocidos por los hombres y son éstos los que juzgan
acerca de la verdad o falsedad de lo que constituye el
objeto de estas ramas del conocimiento.
20. LA NATURALEZA HUMANA
La naturaleza humana es el centro capital
de las ciencias y es fundamental
desarrollar una ciencia del hombre. Esto se
ha de hacer aplicando el método
experimental, el único fundamento sólido
que podemos dar a esta ciencia, ha de
radicar en la experiencia y la observación.
La tesis de Hume se basa en la aplicación
del método experimental, que con tanto
éxito se ha aplicado en el campo de las
ciencias naturales, al estudio del hombre.
21. LA NATURALEZA HUMANA
“Debemos comenzar por una rigurosa investigación
de los procesos psicológicos humanos y de su
comportamiento moral e intentar a continuación
averiguar sus principios y causas. Debemos partir
de datos empíricos y no de una pretendida
intuición de la esencia de la mente humana, que
es algo que se escapa a nuestra comprensión.
Nuestro método debe ser inductivo, más que
deductivo, y si los experimentos de este tipo son
juiciosamente reunidos y comparados, podemos
esperar establecer una ciencia, no inferior en
certeza, aunque superior en utilidad a cualquier
otra”
22. LA NATURALEZA HUMANA
Así pues la intención de Hume, es extender los
métodos de la ciencia Newtoniana, tanto cuanto
sea posible, a la misma naturaleza humana.
En la investigación sobre el entendimiento
humano, Hume, dice que la ciencia de la
naturaleza humana puede tratarse de dos modos
distintos.
Habla igualmente de dos clases de filósofos: los
que son claros y obvios y los exactos y
complicados. La mayoría prefiere a los primeros,
pero los segundos son necesarios para que los
primeros posean algún fundamento seguro.
Para, Hume, es necesario una previa
investigación en temas criticados, para poder
cultivar después la verdadera metafísica.
23. ESCEPTICISMO
La pasión por la filosofía, como la pasión
por la religión, puede llevar al hombre a la
contradicción de que aunque lo que quiere
es buscar la corrección en el
comportamiento, extirpar los vicios, lo que
acarrea es construir tan solo un sistema
más refinado de egoísmo.
Indica que sin embargo hay una filosofía
en la que no existe el peligro dicho, pues
no es compatible con ninguna pasión
observada de la mente humana.
24. ESCEPTICISMO
En la filosofía escéptica o de Academia,
para los escépticos toda pasión, salvo la
pasión por la verdad, no debe exagerarse.
Ha sido criticada injustamente, y lo ha
sido, pues no adula ninguna pasión
irregular; se le ha tachado de libertina,
profana e irreligiosa.
A través del escepticismo se puede
estudiar el problema planteado entre
ficción y esencia y establecer la diferencia
25. ESCEPTICISMO
Toda creencia es una cuestión de
hecho que deriva primeramente de
algún objeto presente a la memoria o
a los sentidos, y de alguna conjunción
habitual entre este y algún objeto.
Pasando luego a investigar sobre la
naturaleza de esta creencia y de la
conjunción habitual
26. ESCEPTICISMO
Dadas las facultades imaginativas de la mente
humana, es necesario establecer la diferencia entre
ficción y esencia.
Esta diferencia reside en algún sentimiento o
sensación que se añade a la creencia, no a la ficción,
y que no puede depender de la voluntad ni
manipularse a placer. No es fácil definir este
sentimiento, podría decirse que, la creencia es una
imagen más vivida, intensa, vigorosa de un objeto
que aquélla que la imaginación por sí sola es capaz
de alcanzar.
Así pues la creencia no existe en el orden de las
ideas, sino en el inicio de su concepción o en la
experiencia que de ellos tiene la mente
27. ESCEPTICISMO
A partir de esta doctrina: el sentimiento de
creencia es una representación más
intensa y firme que la que acompaña las
meras ficciones de la imaginación y que de
esta forma de la representación surge el
hábito de conjunción de un objeto con algo
presente a la memoria y a los sentidos. Así
los principios de la conexión de ideas son:
Semejanza, Contigüidad y Causalidad; a
través de la causalidad, de la relación
causa-efecto surge la creencia como
representación más firma y vigorosa.
28. ESCEPTICISMO
Termina indicando que la operación de la
mente por medio de la cual ingerimos los
mismos efectos de causas iguales y
viceversa, es tan esencial para la
subsistencia de todas las criaturas
humanas que no es probable que pudiera
confiarse a las engañosas deducciones de
nuestra razón, que es lenta en sus
operaciones, que no aparece en los
primeros años de vida y que en el mejor de
los casos, durante toda su vida está
expuesta al error o a la equivocación
29. ESCEPTICISMO
Concuerda mejor con la sabiduría de la
naturaleza, asegurar un acto tan
necesario de la mente, con algún instinto
o tendencia mecánico que sea infalible y
que pueda ser independiente de todas las
deducciones laboriosas del entendimiento.
La naturaleza nos ha dotado de un
instinto que conduce al pensamiento por
un curso que corresponde al que ha
establecido entre objetos extremos,
aunque ignoramos los poderes de los que
este curso y sucesión regular de objetos
dependa en su totalidad.