1. TIEMPO DE ADVIENTO
Amigo, con el pudor de quien
sabe que hay momentos difíciles en la
vida y que por mucho que uno desee
que se resuelvan las circunstancias
adversas, todo parece que se oscurece
y que se cierran las puertas, me atrevo
a compartir algunos pensamientos que
a mí mismo me digo.
Si tienes razones para la tristeza,
si estás marcado por el despojo de los
que amas, si no encuentras lo que
buscas, si el temor te acosa por la sospecha de que te pueda suceder lo peor, si has probado a
confiar y has salido defraudado, no quiero decirte palabra barata, ni animarte con expresiones
vacías. No tengo poder para convertir las piedras en pan. Sin embargo, si te abres a la
promesa del Señor, a la certeza de su venida y de su presencia oculta aun en lo que parece
desgracia; si te atreves a dar crédito a la fidelidad de Dios, no sucumbirás en tus
razonamientos lógicos, sino que percibirás una brisa, hecha caricia, aunque sea en pequeños
destellos de luz.
No quieras sucumbir en la inercia desesperante, no pactes con el “no hay remedio”, no
te hundas en el tedio introvertido, no te instales en el decaimiento ni des paso a la
conversación vacía. No te afilies al escepticismo, ni te domicilies en la negatividad.
Un tiempo nuevo llama a tu puerta, un rayo de luz brilla en el horizonte, la promesa se
cumple, la espera no es estéril, quienes se han fiado de la Palabra de Dios han acertado, los
que confían en el Señor no son confundidos, es momento propicio para la expectación.
Si pones tus ojos en el sol naciente, si escuchas los augurios de los profetas, si te
alimentas en la mesa de la Palabra de Dios, si pones tus manos en el ejercicio del bien hacer,
si te riges por el suave olor de la santidad, tu corazón se llenará de serenidad, te alcanzará la
paz, podrás vivir cada momento abierto a la mayor posibilidad, te convertirás en testigo de la
Providencia, llegarás a cantar la misericordia del Señor, tu historia se convertirá en historia
concreta de salvación, te sumarás a quienes desbordan de alegría interior, por la certeza
creyente de la opción de Dios de hacerse humano.
Levántate de tu obstinada postración.
Espera paciente la llegada de quien viene a salvarnos.
Mira al horizonte de la historia sagrada.
Confía en la promesa, avalada por Dios.
Reza, como actitud vigilante.
Ama y haz el bien siempre.
Cree en Dios, fíate de Él.
Adviento es tiempo permanente, porque aún no hemos visto lo que seremos.
Adviento es tiempo de esperanza, porque Dios cumple su Palabra.
Adviento es tiempo de sorpresa, porque a cada paso cabe encontrarse con huellas que
confirman el camino de la fe.
Adviento es el don de saber descubrir en todo motivos esperanzadores.
Adviento es el tiempo de celebrar que Dios quiere hacerse compañero nuestro.
Adviento es la razón por la que todo se transforma al contemplar a la Madre que
está punto de dar a luz al Hijo de Dios.
Adviento es la clave para subsistir en el desierto.